Capítulo 22.
Atención, en este capítulo hay una escena un poco subida de tono que no es necesario leer si no les gusta este tipo de contenido. Avisaré con tres XXX cuando esté esa escena, si quieren saltarla no hay problema, no afecta la trama.
En cuanto llegó a la iglesia, recordó al taxista que lo esperara a la vuelta y bajó con velocidad. Se asomó en la entrada y suspiró con alivio al ver que la novia todavía no llegaba al altar. De repente vio que Katia y Gina se acercaban a la puerta, así que volteó el rostro para que no lo reconocieran; una vez que pasaron por su lado, entró al templo y se acercó a un monaguillo.
—Oye, me mandaron a preguntar dónde está la novia, ya quieren que vaya al altar.
—Su papá ya fue por ella.
—¿Sabes dónde están?
El chiquillo asintió y le indicó el camino hacia la habitación donde se encontraba su amada. Caminó hasta ahí con paso veloz y cuando estuvo frente a la puerta, decidido a abrirla, alguien movió la perilla del otro lado; se acobardó, así que se recargó en la pared, sacó su celular y le echó un vistazo. Fue una suerte que solo saliera un hombre que no le prestó mucha atención. <<De seguro es el padre de Ciara>> pensó.
Abrió la puerta del cuarto muy despacio y contuvo la respiración al ver a Ciara de espaldas con el vestido de novia. Se quedó embelesado, sin hacer ningún movimiento, hasta que la chica dio la media vuelta y dio un pequeño brinco por el susto al verlo.
—¡Ah! —Exclamó y dio un paso hacia atrás—. Álvaro, ¿qué haces aquí?
—¿Es verdad que el bebé es mío? —Preguntó sin rodeos. Ciara abrió los ojos con impresión.
—¿Qué? ¿Cómo...?
—Solo responde con la verdad, por favor. —Se acercó a ella. La rubia retrocedió tanto que al final su espalda chocó contra la pared. Álvaro se colocó frente a ella y puso las manos en su cintura—. Por favor, dímelo.
—Yo... yo... —Se sentía en una encrucijada, una parte de ella quería decirle la verdad pero no sabía qué esperaba Álvaro de esa situación, ¿solo quería hacerse cargo de su hijo? ¿O todavía la amaba?
—¿Sabes qué? No me importa —dijo finalmente. Ciara hizo una mueca de confusión y alzó el rostro para mirarlo a los ojos.
—¿No te importo? —Preguntó con voz quedita.
—Tú me importas —afirmó—. Lo que no me interesa es de quién es el bebé, pues sea mío o no yo te amo. —Ciara se quedó boquiabierta al escucharlo decir eso—. Quiero que permanezcas a mi lado y quiero formar una familia contigo. Si el bebé no es mío por mí no habría problema porque lo criaría como propio, solo necesito que tú estés conmigo.
—Álvaro... —murmuró enternecida—. El bebé es tuyo —afirmó—. Jamás he estado con otro hombre que no seas tú, yo también te amo.
Álvaro se inclinó para besarla pero la chica le dio un golpe en el brazo.
—¿Y eso por qué?
—Por dejarme, por haberme hecho sufrir. —Frunció el ceño—. Por esperar a decirme esto hasta el último momento.
—¡Quise buscarte antes pero no tuve oportunidad! Me tienes bloqueado y nadie me pasaba la dirección de la iglesia —se justificó. La chica rodó los ojos.
—Bonita excusa.
—¡Es verdad! Incluso tuve que... —Antes de que siguiera hablando, la chica lo tomó del mentón y lo acercó a ella para que compartieran un apasionado beso. Luego de unos segundos, se separaron y se miraron con afecto hasta que recordaron la situación en la que se encontraban.
—Bueno, Sebastián me está esperando junto con sus padres y los míos allá afuera —dijo mortificada.
—No te preocupes por ellos, vámonos.
—¿Qué? —Lo miró como si estuviera loco.
—Escapa conmigo. —Tomó sus manos entre las suyas—. Seremos felices, te lo prometo.
—Bien —murmuró luego de pensarlo unos segundos—. Solo déjame hacer algo. —Fue una suerte que Madison hubiera dejado su libreta y su lapicero sobre la mesita. Escribió una breve nota para sus padres.
Queridos mamá y papá:
Lamento haberles causado tantos disgustos, no era mi intención. Estoy bien, me fui con el verdadero padre de mi bebé. Ahora no tengo ganas de lidiar con preguntas y explicaciones largas. Por favor, no me busquen, estaré en buenas manos. Yo los llamaré cuando esté lista. Les mando un fuerte abrazo, los amo.
Su hija Ciara.
Decidió escribirle a Sebastián, después de todo lo dejaría plantado en el altar, mínimo debía disculparse.
Sebastián:
Para este punto creo que debes odiarme y la verdad no te culpo, yo en tu lugar haría lo mismo. Agradezco de corazón todo el apoyo que me has brindado pero creo que nuestra unión a la larga nos traería más desgracias que beneficios. Solo espero que seas feliz junto a la persona que en verdad amas.
Ten en cuenta que el dinero no lo es todo.
Tu amiga Ciara.
—Listo —dijo en cuanto terminó de firmar la última cartita.
Álvaro notó una ventana por donde cabían perfectamente, era mejor escapar por ahí para que nadie los viera. La abrió y dio un brinco para salir con rapidez. Ciara se sentó en el borde, pasó las piernas con dificultad y saltó a los brazos de su amado para que la atrapara.
Ambos se tomaron de la mano y corrieron hasta el vehículo que los esperaba. Cuando subieron, el taxista iba a reclamar su tardanza pero al ver a la chica con el vestido y el velo, abrió los ojos con impresión.
—¿Qué rayos? Me dijiste que vendrías a recoger a alguien pero no creí que te fueras a robar a la novia.
—¡Sí, sí, acelera! —Profirió.
—Claro. —Comenzó a andar.
Luego de unos segundos, la chica se recargó en su hombro y tomó su mano; entrelazaron los dedos y él se inclinó para darle un beso fugaz.
—Te amo.
—Y yo a ti.
—Me alegra que no te hayas casado con Sebastián.
—Créeme que a mí me alegra más.
El taxista, que estaba divertido por la situación, los miró por el retrovisor con la ceja alzada, tratando de aguantarse la risa. Álvaro chasqueó la lengua.
—Regrese su atención al camino —farfulló.
—Ya, ya... Es que ya tengo qué contar en mi casa cuando llegue. —Álvaro frunció el entrecejo y Ciara soltó una risita.
El doctor Villegas vio con atención a la mujer que se encontraba a su lado y sonrió. <<Al final todo salió bien>> pensó con alivio. Sus actos traerían consecuencias pero valdría la pena enfrentarlas con tal de estar con la mujer que amaba.
***
Katia salió del baño enojadísima, con el vestido mojado y el cabello húmedo y enmarañado, al menos se había quitado la mayor parte de los huevos embarrados. Notó que Ray la esperaba afuera y se acercó a él.
—Katia, me acaba de mandar un mensaje el papá de Sebastián, Cianuro todavía no se aparece en la entrada.
—¿Y si se sintió mal? —Preguntó la morena con preocupación.
—Vamos a verla.
Ambos se dirigieron a la habitación donde aguardaba la novia.
—Ciara... —Katia tocó la puerta—. ¿Te sientes bien? —Al no recibir una respuesta, se preocupó más—. Voy a entrar junto con Ray.
Abrió la puerta y no vio a nadie en la habitación. <<¡Qué raro!>> pensó. Ambos ingresaron para inspeccionar el lugar. De repente sintió una ráfaga de aire y volteó hacia la ventana, que estaba abierta, así que se acercó para cerrarla pero casi se le sale el alma al visualizar a la rubia vestida de novia corriendo al lado de un hombre. <<No puede ser, ¡es Álvaro!>> pensó al reconocerlo. Vio a ambos entrar a un taxi y cerrar la puerta con rapidez. Segundos después, el vehículo comenzó a alejarse.
—Katia... —La voz de Ray atrajo su atención. Volteó y vio al rubio, que tenía dos papelitos en la mano.
—¿Qué es eso?
—Son unas notas que dejó Ciara, dice que se fue con el verdadero padre de su hijo. Al parecer Sebastián no se casará el día de hoy.
Ambos se miraron con preocupación, ¿ahora qué harían? Ambos salieron de la habitación y se encontraron con los padres de Ciara, que decidieron buscar su hija al ver que no llegaba a la entrada de la iglesia.
—Chicos, ¿Ciara está adentro? —Preguntó Omar.
—¿Se sintió mal? —Preguntó Mirna con preocupación, lamentándose por haber presionado tanto a su hija.
—Emm, no está aquí, es que... —Iba a seguir hablando pero el padre de su amiga la tomó por los hombros.
—¡¿Cómo que no?! —Exclamó Omar—. ¡¿Dónde está mi hija?! —La sacudió.
—Hey, señor, no puede hacerme esto —se quejó Katia. Omar la soltó pero su esposa ocupó su lugar.
—¡¿Dónde está mi hija?! —Esta vez la agitó Mirna.
—Con el verdadero padre de su bebé —comentó Ray. Mirna soltó a Katia y lo enfocó.
—¿Cómo?
—¿Con el verdadero padre? —Cuestionó Omar sin poder creerse lo que había escuchado.
Raymundo les extendió la nota que Ciara escribió para ellos. Cuando terminaron de leerla, se sintieron muy contrariados.
—No puede ser —murmuró Mirna—. ¿Sabes con quién se fue?
—No, señora.
—¿Y tú? —Señaló a Katia. La chica dio un brinco y bajó el rostro.
—Emmm, no...
—¡Mientes! —Exclamó con molestia.
—¡Pero no lo sé!
—¡Claro que sí sabes!
—No... Miren, mejor hay que avisarle a Sebastián para que no siga esperando. —Tomó la mano de Ray y lo incitó a correr junto a ella.
Ambos se dirigieron hacia Sebastián, que veía los adornos sin mucho interés. Cuando estuvieron frente a él, los enfocó.
—¿Qué sucede? ¿Le pasó algo a Ciara?
—Pasó que se fue —dijo Ray sin ningún tacto. Sebastián lo miró estupefacto.
—¿Cómo?
—Se fue con el verdadero padre de su bebé —explicó Katia.
—Ay, no me jodas. —Se apretó el puente de la nariz con furia—. No puede ser, ¿por qué me hace esto? ¿Por qué no me dijo antes?
—Pues...
—¡Todo es tu culpa! —La interrumpió Sebastián. Katia colocó una mano en su pecho.
—¿Mi culpa?
—Sí, fue tu idea después de todo. Ahora ve y diles a todos que no habrá boda.
—¿Yo?
—Sí, tú.
Katia tragó grueso, tomó el micrófono que el sacerdote utilizaría, ganándose una mirada dura por parte del anciano, y volteó hacia los invitados.
—Emm... —Empezó diciendo, atrayendo la atención de los demás—. Disculpen el inconveniente pero no habrá boda, Ciara se fugó con el verdadero padre de su bebé. —Sebastián se dio una palmada en la frente, esperaba que dijera que la novia se sintió mal o de plano que decidió no casarse, no que les contara la verdad a todos.
Los invitados soltaron una exclamación general. Francesca, que había dejado a Gina hablando sola, se acercó a ella al igual que Ignacio.
—¡¿Cómo que se fugó con el verdadero padre de su bebé?! —Exclamaron los señores Roiz.
—Emm, sí, así fue.
Mirna y Omar aparecieron en ese momento y se enfrentaron a la ira de Ignacio y Francesca.
—¿Dónde está tu hija? —Francesca exigió saber.
—¡No lo sé! —Exclamó Mirna preocupada.
—¡Se atrevió a engañar a mi Sebastián! ¡Tan enamorado que está de ella!
—¡No me importa, yo solo quiero saber dónde está mi niña!
Ignacio se acercó a Omar.
—Tú hija se largó con otro hombre.
—¡Yo que iba a saber que tenía un amante! —Se exasperó.
—Por su culpa perdimos la alianza con los Leal y ahora me salen con esto —recriminó.
—¡Así es la vida! —Expresó. Ignacio empezó a gritonearle un montón de insultos y Omar le respondió con palabras soeces.
Por su parte, Sebastián estaba más que colérico por la humillación de haber sido plantado en el altar. Raymundo, que se encontraba a su lado, palmeó su espalda a modo de consuelo.
—Para que no se desperdicie todo lo que gastaron, si quieres nos casamos nosotros.
—No estoy para tus bromas, Ray —Masculló
—Pero no era broma... Por cierto, Ciara te dejó esta nota. —Se la extendió.
—¡Agh! — Le arrebató el papel, se dio la media vuelta y se alejó.
—Ay, sí está muy enojado —dijo el rubio a Katia.
Mientras los padres de Ciara y Sebastián seguían peleándose, cada vez con más ímpetu, Gina, a pesar de estar toda embarrada de huevo, veía esa escena con una sonrisa de oreja a oreja.
—¡Todo es culpa de la puta de tu hija! —Exclamó Ignacio. Mirna se enfureció al oír eso.
—¡No insultes a mi hija! —Le dio una cachetada.
—¡No golpees a mi marido! —Francesca se lanzó a los golpes.
Mientras ambas peleaban, Ignacio siguió insultando a Ciara, así que Omar le dio un puñetazo. Ellos también se agarraron a porrazos mientras el sacerdote trataba, en vano, de sacarlos a todos.
—¡Esta es la casa de Dios! ¡Fuera de aquí! —Exclamaba pero nadie le hacía caso.
Katia, al igual que otros invitados, veía la riña horrorizada. Al final esa boda resultó ser un enorme desastre.
***
Ciara se encontraba más que feliz al lado del hombre que amaba. Álvaro le indicó al taxista la dirección del hogar de su madre y una vez que estuvieron ahí, tocó el timbre. Mientras esperaban, recordó los años felices que vivió en esa casa; le habría gustado que su padre conociera a Ciara pero lamentablemente murió hacía bastante tiempo.
La madre de Álvaro, cuyo nombre era Gema, era una amable señora de sesenta y cinco años que adoraba a su único hijo; abrió la puerta y lo vio al lado de la joven rubia.
—¡Hijo, te casaste y no me invitaste! —Exclamó.
—No, mamá —rio un poco—. Todavía no me caso. Ella es Ciara, mi novia. —La presentó—. Está embarazada.
—¡Ah! —Exclamó—. Y yo que creí que jamás tendría nietos... No se queden ahí, pasen. —Los invitó—. ¿No quieren comer?
Álvaro iba a responder que estaban bien pero Ciara se adelantó a responder con voz tímida.
—Amm, si no es molestia. —No ingirió nada en la mañana por culpa de los nervios, así que su hambre era tan grande que prefería comer antes que sacarse el molesto vestido.
Gema les sirvió un plato de su famoso caldo y un guisado de pollo. Mientras comían, Álvaro le explicó a su madre la situación que pasaron para llegar hasta ese punto, omitiendo muchos detalles.
—Entonces te ibas a casar por conveniencia y Álvaro lo impidió. —Miró a la rubia.
—Así es.
—Oh, bueno, me alegra que estés con mi hijo, creí que nadie podría separarlo de su adorada soltería. —Ambos soltaron una risa.
—Me gustaba mi soltería pero amo más a Ciara. —Le dio un beso en la mejilla.
Después de comer y platicar otro rato, Álvaro le preguntó a su madre si podían quedarse unos días.
—Claro que sí. Vayan a tu antigua habitación. —Se dirigieron ahí sin dudarlo.
El cuarto estaba ligeramente polvoso pero fuera de eso, se encontraba en buenas condiciones. Cerró la puerta tras de sí mientras Ciara se quitaba el velo; como no llegaba al cierre del vestido, Álvaro se acercó y lo bajó con lentitud mientras besaba sus hombros y espalda. Le quitó el vestido y el forro, dejándola en ropa interior.
XXX
Sin perder más el tiempo, desabrochó su sostén y le bajó las bragas. Una vez que la tuvo desnuda frente a él, la contempló maravillado, sobre todo su abdomen abultado.
—Papi está aquí y te ama mucho —susurró besando el vientre de Ciara, logrando que ella pusiera una expresión llena de ternura.
Se quitó sus prendas para quedar desnudo, al igual que ella, y la sentó en la cama. Posó sus labios en sus pies y fue subiendo, repartiendo besos hasta llegar a sus muslos.
—Eres hermosa. —Sin decir más, procedió a deleitarse con el sabor de su novia.
Mientras Sebastián estaba encolerizado y sus padres muy preocupados, todo por su causa, Ciara disfrutaba sentir la lengua de su amado recorriéndola.
—Ah... Álvaro —gimió su nombre, logrando que él le pusiera más entusiasmo a la actividad que estaba realizando.
Mordió su pulgar para reprimir sus gemidos, no quería causar una mala impresión con Gema, mientras que con la otra mano apretaba la sábana.
Una vez que culminó, Álvaro se sentó en la cama, la colocó encima de él y se adentró en ella; en seguida comenzó a dirigir los movimientos con los que ambos deliraron de placer. Álvaro introdujo su lengua en la boca de Ciara y la recorrió con habilidad hasta que la entrelazó con la suya. Después de varios minutos, alcanzaron el clímax. Se miraron con atención, estaban jadeantes, con el rostro enrojecido y los labios hinchados.
Álvaro juntó su frente con la de Ciara.
—Te amo.
—Yo te amo más.
Ay, qué bonis, pero Sebastián se está retorciendo de la ira xD Ni modo, que soporte.
Espero que les haya gustado el capítulo :3 Todavía hay cosas qué resolver, así que no se vayan, faltan pocos capítulos para que esta historia finalice.
Nos vemos pronto.
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