Capítulo 18.


El sábado en la tarde Katia se encontraba en la sala viendo televisión —cambiando de canal porque no encontraba nada interesante— y comiendo una paleta de hielo, cuando sus padres, que estaban conversando entre ellos, se sentaron en el sillón contiguo.

—Aún no puedo creerlo... —Escuchó decir a su mamá y como su curiosidad era muy grande, oprimió el botón de "mudo" y los enfocó.

—¿Qué pasó?

Sus padres le tenían mucha confianza, sobre todo su mamá, así que no dudó en contarle.

—Hace días le estuve llamando a Hilda y nunca me contestó... —Empezó diciendo; la chica tragó grueso. <<Creo saber por qué>> pensó para sí misma—. Estaba preocupada porque no sabía nada de ellos, así que le llamé a Rodrigo para preguntar si algo pasaba y justo cuando terminé mi pregunta, se soltó en llanto y me dijo que va a divorciarse de Hilda porque descubrió que le es infiel con el director de tu universidad.

—¡¿Qué?! —Preguntó sorprendida. No es que la noticia fuera algo nuevo pero sí le impresionó saber que Rodrigo conocía la verdad y que pensaba separarse de su mujer.

—¡Lo sé, yo igual quedé impactada!

—Es una noticia difícil de asimilar —opinó su padre.

Katia seguía en shock.

—Pe-pero... ¿Quién le dijo eso a él?

—Una sirvienta escuchó una discusión entre Hilda y Gina y le contó. Al principio no le creyó pero notó que ambas estaban muy raras, así que las encaró y Gina terminó confesando que todo era verdad.

—Oh, vaya.

—Sí, me pone muy triste saber que van a separarse. ¡Y pobre Gina! Debió ser muy duro para ella enterarse de la noticia.

—Emmm, sí, eso creo. —Mordió su labio inferior, sintiéndose como una malhechora. No le importaba que Gina sufriera, lo merecía, pero no creyó que el matrimonio de los Leal se fuera a arruinar por su causa. <<Pero no fue tu culpa, Katia>> se dijo en la mente. <<Hilda y Joaquín son los infieles, tarde o temprano su secreto saldría a la luz>>. Se tranquilizó y siguió comiendo su paleta sin ninguna culpa.


***


No solo el sábado fue arruinado para Sebastián sino también el domingo, pues su madre lo llevó al centro comercial para ir a una joyería y escoger el anillo de compromiso que le daría a Ciara.

La dependienta encargada de atenderlos se acercó con su mejor sonrisa y estuvo enseñándole varios modelos.

—Tiene que ser de oro —afirmó Francesca—. ¡Y con un diamante!

—Oh, claro, iré a buscar algún modelo con esas características. —La joven se dio la media vuelta y se alejó para cumplir su tarea.

—Mamá, no tiene que ser tan exagerado —masculló Sebastián.

—¡No es exageración! —Lo reprimió—. Ciara será tu esposa, merece lo mejor.

El joven rodó los ojos y lanzó un suspiro mientras su madre empezó a contarle que entre ella y Mirna estaban preparando su fiesta de compromiso.

—¿Es necesaria? —La interrumpió—. Yo creo que con la boda es más que suficiente.

—¡Claro que no! Ay, Sebastián, hasta parece que no quieres casarte. —Lo vio directo a los ojos con el entrecejo fruncido.

—¡Claro que sí quiero! —Expresó con rapidez—. Pero me gustaría algo sencillo, sin tanta gente y además no quiero una boda religiosa, solo por lo civil. —En cuanto más sencillo pudiera ser el divorcio, mejor para él.

—¡¿Cómo te atreves?! —Exclamó—. Mirna y yo nos encargaremos de todo, incluyendo los invitados, ¡y por supuesto que tendrás boda religiosa!

—Pero...

—¡Pero nada! —Lo interrumpió—. Nosotras nos encargaremos.

—Está bien. —Se cruzó de brazos.

La dependienta llegó con varios anillos de diamantes y Francesca los vio con embeleso. Después de escoger el más ostentoso, salió de la joyería junto a su hijo.

—Ya todos sabemos que se van a casar pero no has hecho la propuesta formal. Mirna y yo pensamos que sería romántico que hoy en la noche llevaras a Ciara a cenar a un restaurante bonito, le propusieras matrimonio y le dieras el anillo, además...

Sebastián hizo una mueca de fastidio pero de repente una pareja del mismo sexo llamó su atención. Eran dos hombres jóvenes que se encontraban en una banca cercana, dándose piquitos y compartiendo un helado; no pudo evitar sonreír, pensó que algún día él podría mostrarse de esa manera con Ray sin ningún impedimento o complejo, pero la voz de su madre lo sacó de sus cavilaciones.

—¡Mira a esos sinvergüenzas! ¿Qué no tienen otro lugar donde hacer sus depravaciones? ¡Estas generaciones de hoy! —Se quejó. Él se limitó a aplanar los labios.

<<Algún día haré lo mismo, madre, y no me importará no tener tu apoyo>> pensó decidido.


***


El lunes, Katia vio llegar a Gina cabizbaja. Era extraño verla de esa manera, siempre se mostraba altiva y decidida, pero sabía que no estaba pasando por su mejor momento. Al final todas las verdades le exploraron juntas pero el colmo fue enterarse de la traición de su madre. Raymundo estaba junto a ella y cuando la castaña pasó a su lado, no pudo evitar mofarse de ella.

—Y que te tocó novio y mamá infiel.

Gina alzó el rostro y estuvo a punto de golpearlo pero él se hizo hacia atrás.

—¡Cállate, imbécil!

—Ya, ya, no es para tanto —rio.

—¡Idiota! —Se alejó con paso rápido.

Raymundo y Katia rieron pero Ciara, que acababa de colocarse junto a ellos, negó con la cabeza.

—¡Qué crueles son!

—Nah, se lo merece. —Ray le rodeó el hombro con su brazo izquierdo—. Por cierto, ¿cómo vas con tu embarazo?

—Bien, ahí la llevo —suspiró—. Algunos días me siento peor que otros pero es normal. —Colocó la mano en su rostro y Katia pudo notar un bonito anillo con un diamante brilloso en el centro.

—¡Eh! —Exclamó—. ¡Ya te dio el anillo! ¿Cómo fue?

Raymundo y ella la observaron con atención y Ciara sonrió son ironía.

—Nuestras madres nos obligaron a ir a Le Confit —mencionó un restaurante francés muy conocido en la ciudad—, querían que Sebastián me pidiera matrimonio de manera romántica pero solo me extendió el anillo y me dijo: "ten, lo escogió mi madre". —Soltó una risita—. Cenamos en silencio hasta que la comida me cayó mal, así que tuve que ir a vomitar.

—Oh... —Katia puso una expresión afligida—. En verdad lamento oír eso. —Su gesto se compuso en seguida.

—No te preocupes, eso no me importa, solo que...

—¿Qué sucede? —Preguntó Ray.

—Siempre pensé que el día de mi boda sería el momento más feliz de mi vida pero... Las cosas no siempre salen como las planeamos. —Suspiró con pesadez.

—Le diré a Sebastián que se comporte mejor contigo —comentó Ray.

—¡No! —Exclamó con velocidad—. ¡Sebastián se porta muy bien! Además no quiero causarte problemas con él.

—Fue muy insensible contigo. —La vio con inquietud. Era interesante ver esa faceta en él, siempre lucía indiferente pero en verdad se preocupaba por sus amigos.

—¡No, no! Él no tiene la culpa de nada, yo soy la que anda pensando de más.

—¿Segura?

—Segurísima, Ray. —Le mostró una gran sonrisa.

—Cianuro, no me sonrías así que me enamoro.

—¡Ay, Raymundo! —Se quejó—. ¡Contigo no se puede!

Después de conversar un rato más, Ciara y Katia se dirigieron al aula donde les daban Seguridad Industrial. Como siempre, el ingeniero llegó tarde con un bonche de hojas en la mano.

—Alumnos, ¿qué creen? Hoy hay examen sorpresa. —La mayoría de los compañeros soltaron quejidos de inconformidad—. No se pongan así, si pusieron atención en clase el examen será pan comido, además solo valdrá el diez por ciento de su calificación final.

Les repartió las hojas a cada uno, eso le pareció curioso a Katia, pues casi siempre se las daban al compañero de enfrente para que las fuera pasando a los demás. No tuvo un buen presentimiento cuando la miró con una sonrisita al darle su examen correspondiente.

A pesar de que no era una materia difícil, las preguntas eran abiertas y pedían explicar varios puntos. Suspiró con pesadez, mentalizándose para escribir mucho. Por pura curiosidad volteó hacia Ciara y su mandíbula casi se desencajó al ver que su prueba era de opción múltiple.

Se levantó con la excusa de ir al bote de basura para sacarle punta a su lápiz y de reojo vio los exámenes de sus demás compañeros, ¡todos eran iguales excepto el suyo! Con molestia se dirigió a su asiento y alzó la mano.

—¿Sí? —El ingeniero Mayorga la miró con atención.

—Emm, ingeniero, ¿por qué mi examen es diferente?

—¿Querías copiarte de tus compañeros? —Alzó una ceja.

—¡No! Solo vi que los exámenes de los demás son de opción múltiple y el mío es de preguntas abiertas —explicó tratando de mantener la calma—. ¿Se puede saber el motivo?

—Oh, como eres una de las mejores alumnas de esta honorable universidad, el director pidió que tus pruebas sean un poco más... —Se detuvo para encontrar la palabra adecuada—. Específicas —dijo finalmente—. Creo que planea mandarte a un concurso o algo así, por eso desea que te preparemos bien —sonrió—. ¿No es genial?

Una expresión de estupefacción se colocó en su rostro.

—¡Pero a mí no me dijo nada! —Se quejó.

—Es probable que pronto te dé la información, mientras continúa con tu examen y no distraigas a los demás.

Una vez que terminó la prueba, se dirigió a la oficina de Joaquín tratando de contener su ira. <<¡Maldito viejo! ¡Se está vengando!>>. Cuando estuvo en la dirección, ignoró a la secretaria y tocó la puerta con fuerza.

—¡Eh, Katia! —Se quejó la mujer pero la voz del director atrajo su atención.

—¡Adelante! —Sin esperar más, entró y lo vio con atención, colocando las manos en la cintura—. Oh, Katia —una sonrisita maliciosa se formó en su rostro—, ¿cómo estás? ¿Estudiando mucho?

—Dejémonos de saludos banales, ¿por qué le pidió al ingeniero Mayorga ponerme un examen más difícil? —Apretó los puños.

—Me ofendes, yo no le pedí eso, yo fui muy específico con todos los ingenieros que te dan clase.

—¿To-todos? —Se quedó pasmada—. ¡¿Qué hizo?! —Exclamó finalmente.

—Les dije a tus profesores que te mandaremos a un concurso especial para representar a la universidad y que sean más estrictos contigo, ¡pero todo es para que mejores y aprendas!

—¿Por qué hizo eso? —Mordió su labio inferior.

—Ya que este semestre liberaste tus horas de servicio, ahora tendrás que ocuparte de estudiar muchísimo para poder sacar buenas calificaciones... Tienes que recordar que si tu promedio baja, perderás tu preciada beca y tendrías que pagar la colegiatura completa, ¡eso sería un inconveniente para tus padres!, pero no creo que sea un problema para ti, solo tendrás que estudiar duro y lo lograrás.

<<No puede ser... ¡Maldito!>>.

—Pero no habrá ningún concurso. —Se cruzó de brazos—. ¿Cómo les explicará eso a los profesores?

—Solo les diré que se canceló y ya, no sería la primera vez que sucede. —Le restó importancia, moviendo su mano.

—Pe-pero... ¡No puede hacer eso! —Exclamó finalmente a punto de echarse a llorar.

—Sí puedo, no hay nada en el reglamento que impida ser estricto con los alumnos para darles una mejor preparación. —La vio con un gesto retador y una sonrisa diabólica.

—¡Lo odio! —Limpió las lágrimas que se formaron en las esquinas de sus ojos—. ¡Lo odio muchísimo!

—Es una lástima pero no voy a dejar de comer. —Entrelazó sus manos y colocó su barbilla sobre ellas.

Ganó la batalla pero perdió la guerra. Se dio la media vuelta y salió corriendo para alejarse de ahí.



Hola, espero que estén bien.

A Katia ya le está pasando factura ser el haber sido tan bocona xD Pobre, pero no la está pasando peor que Sebastián y Ciara.

Solo diré que todos están muy tranquilos pero esa boda se acerca cada vez más.

Gracias por leer, nos vemos pronto :3




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