🧚🏻‍♂️ Lágrimas de Hada✨

Mimado por las hadas; quizá, pero aquí en la tierra. Vivo en la angustia del «más allá» incierto. Quisiera creer en la inmortalidad de nuestro espíritu consciente a través de las etapas sucesivas de la eternidad… Y no lo logro. La duda impera fatal e indomable. - Federico García Lorca.

Sunoo

Sentado en el umbral de mi casa sin entrar aún, lloraba mientras me abrazaba a mi mismo. Dicen que el primer amor nunca dura pero eso no hacía que doliera menos «¿Será cierto que Riki no me amaba en verdad?» me preguntaba; porque si era así yo me sentía usado de alguna forma.

Antes de que las hadas volvieran a mi vida podría decirse que era un poco feliz, aunque mis poderes eran un completo desastre, ahora tengo dudas sobre lo que es correcto o incorrecto sobre mi.

Soy un hada que creció como humano y ya no se a donde pertenezco en la realidad, quizá solo deba aceptar lo que cualquier dios eligió para mí y no seguir huyendo de la realidad. No sé si mis padres biológicos aún viven, pero si lo hicieran yo les reprocharia por abandonarme a la deriva en este mundo.

Se escucha el trueno de un rayo y pronto comienza a llover, mientras yo sigo afuera de la casa reprochandome el significado de mi existencia, preguntándome «¿Porque yo?» «No soy alguien especial y ni siquiera sé nada sobre gobernar un reino»

Escucho la puerta abrirse detrás de mí y alguien me pone en los hombros una chamarra, ya no siento las gotas de lluvia mojarme y al alzar la vista me encuentro con mi madre quien sostiene un paraguas.

— Llevas un buen rato aquí afuera ¿Puedo sentarme?

Asiento y le hago un espacio a mi lado, ella toma una de mis manos y luego me volteo para mirarla de frente.

—¿Puedes decirme que sucede? —pregunta ella con su dulce voz al ver que yo no pretendo comenzar una conversación.

— Alguien que creía que me amaba en realidad no lo hacía —respondo con la voz quebrada.

Mi madre deja el paraguas a un lado y me abraza, puedo oler su perfume y no le importa que yo esté todo mojado.

— Siento que yo no estoy hecho para que me quieran, mis padres biológicos me abandonaron, mis primeros padres adoptivos también lo hicieron y ahora mi primer amor también me abandonó.

—Shh, cariño no digas esas cosas tu papá y yo te queremos —dijo mi madre mientras besaba mis cabellos mojados.

—Ma, hay cosas sobre mi que tú y mi padre no saben, cosas que todavía ni yo entiendo pero que me aterra que lo descubran porque no quiero volver a ser abandonado de nuevo.

La hermosa señora de cabellos negros me tomó de las mejillas y me miró a los ojos, esbozó una sonrisa y luego exclamó:

—Has pasado por mucho Sunoo y te aseguro que cualquier cosa que sea lo entenderé, no pienso decepcionarte como madre también.

Dudoso de contar o no mi secreto me levanté y me quité la chamarra, mi madre veía todo con confusión y yo en mi mente pensaba que si en todo caso volvía a ser echado entonces lo mejor sería aceptar ir a la tierra de las hadas con el príncipe, quizá en ese paraíso por fin podría ser feliz.

Hice aparecer mis alas y luego me volví a sentar al lado de mi madre.

—¿E-eres una especie de ángel? —preguntó claramente asustada.

Yo negué con la cabeza

— Soy un hada, la razón por la que mis primeros padres adoptivos me abandonaron fue por mis poderes —expliqué mientras arrancaba una mala hierba del césped y ante los ojos de mi madre la escarché.

Ella tomó en sus manos aquella hierba escarchada, y luego volvió a verme, quiso volver a ponerme la chamarra pero yo le dije.

— No hace falta, no me voy a enfermar, se supone que soy un hada del invierno así que el frío no es un problema para mí.

Mi madre asintió con la cabeza, preguntó si podía tocar mis alas y yo le dije que sí.

Ella pasó su dedos por las brillantes alas y yo sentí cosquillas, luego hice que de nuevo se ocultaran y me recosté en las piernas de mi madre.

— Cuando era un niño de diez años mis poderes aparecieron por primera vez, escarché todo el jardín y al ver eso los padres que tenía en ese entonces dijeron que era un monstruo y me llevaron al orfanato, un día llegó alguien de la tierra de las hadas dispuesto a llevarme a ese lugar pero yo me aferre al deseo de vivir como humano y me negué. Cuando llegaste junto a papá y me adoptaron, me dije a mi mismo que no iba a cometer los mismos errores, así que esos guantes y la bufanda no eran para cubrirme del frío, eran para aplacar mis poderes. Recientemente las hadas volvieron a aparecer en mi vida, sabes aquel chico que vive al lado también lo es, él me hizo hacer un ritual para controlar mis poderes, ingenuamente pensé que eso haría que siguiera viviendo como humano pero eso hizo que el príncipe del reino del invierno vinera por mi.

Mi madre escuchó atentamente toda mi historia, por supuesto que para un humano aquello sonaba como una completa locura y como no pretendía hablar más, tomé la chamarra y me levanté para por fin entrar a la casa.

— Sunoo, no importa lo que seas, tú no eres un monstruo eres mi hijo y si tal vez tu padre no llega a entenderlo no importa porque en estos ocho años que te he cuidado y visto crecer, solo puedo pensar que eres una persona radiante y amable, más brillante que aquellas alas, da igual si puedes congelar cosas yo sé que tú nunca le harías daño a nadie.

Con lágrimas en los ojos ella me abrazó, yo terminé llorando en su regazo y luego me preguntó.

— ¿No quieres un chocolate caliente con malvaviscos para endulzar las penas?

— Si, eso me vendría bien —respondí mientras me limpiaba las lágrimas y entraba a casa.

A la mañana siguiente, cuando desperté y bajé a desayunar me encontré una nota sobre una rebanada de tarta de chocolate que decía: "Te queremos: Papá y mamá"

Luego revisé mi celular y había un mensaje de mi padre que decía que luego del trabajo jugaría videojuegos conmigo toda la tarde y que también me había conseguido boletos para el nuevo concierto de PIXY.

De nuevo las lágrimas aparecieron y terminaron cayendo en el celular porque al final del mensaje decía:

💕Te quiero, mi pequeño hada.

Por fin tenía a personas en mi vida que me querían tal y como era.

❄️❄️❄️

Cuando salí rumbo a la escuela, pasé por la casa de Riki y vi una escena algo graciosa; el joven hada no quería separarse del felino quien insistía en que no podía ir con él, Jungwon le decía de muchas maneras que tenía que ir a la escuela, así que yo terminé acercándome y tomando del brazo a Riki.

—Hey enamorado, es hora de irnos tienes examen de inglés hoy, no le va a pasar nada a Jungwon, nadie te lo va a quitar.

—Así es Riki, no me va a pasar nada puedo defenderme yo solo, anda ve a la escuela y si apruebas ese examen entonces te daré una recompensa —exclamó Jungwon mientras besaba la mejilla del contrario.

Riki quedó convencido y entonces caminó a mi lado para ir a la escuela.

— ¿Podemos hablar más tarde Sunoo? —preguntó Jungwon quien corrió para alcanzarme.

—No hay problema —respondí con una sonrisa.

Algo en mi corazón estaba en calma y ya no me sentía triste o molesto con la vida, con Jungwon o incluso con Riki.

— Sun, ¿Me perdonas por amar a Jungwon? —se disculpó de repente el hada de cabellos azabache.

—Te perdono, tonto hada —respondí mientras desordenaba su cabello.

— Nunca te lo dije pero también soy de la raza felina.

— ¿También eres un gato? —pregunté sorprendido.

—No, soy un leopardo —respondió seguido de un rugido y yo me reí.

— Bueno leopardo enamorado suerte en tu examen — dije cuando nuestros caminos en la escuela se separaron y yo suspiré aliviado cuando entré al salón.

Esa paz y alegría que sentía en el momento me mantenían positivo para pensar que solo cosas buenas vendrían próximamente.


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