CAPÍTULO DOS

Canción en multimedia-Ur so f**king cool de Rones and I

-Dayra-

Vueltas por todo el pueblo es lo que estaba haciendo, sé que suena muy poco prudente de mi parte haberme ido de esa forma, pero la verdad el hecho de haber vuelto diez años después es algo difícil de asimilar tanto para mí, como para mí familia.

Supongo que mi hermano tenía razón con el hecho de que es mi culpa, mi culpa por no haber estado en contacto por todos estos diez años como debí haberlo hecho.

Paso por la cafetería a la que llegué hace unas horas y noto que la camioneta de mi hermano se encuentra fuera de esta, muy bien, es hora de enfrentar a mis demonios.

Bajo de la camioneta con cuidado, estaba cojeando, y tomo un respiro antes de entrar a la cafetería, donde la chica de antes, Samantha, creo que así se llamaba, me ve con gran notable sorpresa en la cara.

Veo a mis padres, hermano y a su querida novia, o más bien, prometida, sentados en una mesa.

Voy hacia ellos jugando con los dedos de mis manos nerviosas, mi hermano agarra una silla para ponerla delante de la mesa a su lado.

-Vamos a hablar como gente civilizada, y tomando en cuenta que estarás aquí por más de un mes...

-Sólo un mes-interrumpo a mi hermano y me ve mal.

-Por un mes, será mejor que resolvamos esto, porque enserio quiero que asistas a nuestra boda hermana-él y Linda se toman de las manos y sonrío.

-Claro que voy a asistir, eso no lo duden ambos-digo y ambos sonríen, se levantan al igual que yo y nos abrazamos.

-El doctor que te atenderá tuvo que hacer un viaje de imprevisto hija, así que nos dijo que te verá mañana temprano en su consultorio ¿Estás... De acuerdo?

-Claro papá-contesto y los cinco nos levantamos de la mesa.

-Lamentamos haber usado esta mesa y no haber consumido nada Sam, pero ten-mi madre le extiende a la pelirroja un dólar.

-No tiene porque señora Jones-ella trata de rechazar el billete pero mi madre insiste hasta que no tiene más opción que aceptar.

Acepta, sonríe y me ve, sólo suspiro y salgo de la cafetería con mi familia detrás de mí.

Cada quién va en su vehículo, yo me ofrezco para llevarlos a su casa, quedamos en ir todos para beber algo y hablar de todo lo que hemos hecho todos estos años.

Pasaron las horas y el ambiente entre la familia conmigo y yo con ellos había estado más relajada y me sentía en casa, estaba en casa y eso me alegra.

[...]

No había recordado lo que más odiaba del pueblo, hasta ahora ¿Saben qué era eso?

El canto del gallo que se escuchaba todas las mañanas sin falta a las 7 de la mañana, era como un despertador personal pero muy, muy molesto.

Pensé que después de tantos años ya había muerto, o tal vez si lo hizo y este es uno nuevo, pero mucho más molesto. Odio esto.

- ¿Puedo pasar?-la voz de mi madre detrás de la puerta hace que suspire y me levante de la cama para poder abrirle-Buenos días hija.

-No tan buenos-digo haciendo una mueca y ella sonríe.

-Déjame adivinar... ¿El gallo?-asiento a su pregunta y suelta una gran risa provocando que ponga los ojos en blanco-Muy bien, tienes una cita con el doctor del que te hablamos ayer a las nueve en punto, te esperamos abajo para desayunar e irnos.

Sale del cuarto no sin antes darme un beso en la frente, voy hacia el armario para sacar el atuendo que me pondría hoy.

Después de una refrescante y necesaria ducha, me pongo la toalla alrededor de mi cuerpo dejando caer mi cabello escurriendo en el piso, me lavo los dientes, y al terminar de hacerlo, ahora sí salgo del baño y me empiezo a poner mi ropa.

Consiste en un top corto tejido de canalé de hombros caídos con shorts de cintura ancha. Ambos eran de color verde menta. Al final me pongo mis calcetas y tenis blancos.

Hidrato de mi cara y cuerpo antes de ponerme todo mi atuendo, después me seco el cabello y estoy entre peinarme o dejarlo suelto, pero prefiero lo segundo, me echo de mi perfume olor a vainilla.

Salgo de mi cuarto al terminar de guardar en mi bolso lo necesario, como mi dinero, audífonos y celular.

Salgo de mi cuarto, piso con cuidado el suelo y cada escalón en el momento que bajo. Mi tobillo duele mucho, debí haber aceptado las muletas que el doctor me recomendó utilizar, ojalá el doctor del pueblo tenga y me pueda dar unos.

Al llegar al comedor mis padres se encontraban comiendo huevo con tocino y jugo de naranja.

-Buenos días-les doy a ambos un beso en la frente y me siento a desayunar.

-Notamos que cojeas mucho... ¿Quieres que le digamos al doctor si te puede dar muletas?

-Me encantaría eso mamá-le contesto y ambos sonríen.

Cuando los tres terminamos de desayunar fuimos hacia mi auto, mi padre me pidió que él condujera ya que por mi tobillo del pie derecho está mal que yo estuviera manejando, ya que según ellos:

"Eso va a hacer que mi recuperación sea más lenta y que me lastime aún más"

Decidí no pelear y le dije que sí, yo me encontraba en los asientos traseros sola y ellos adelante hablando sobre un festival que el pueblo organiza cuando... Bla, Bla, Bla.

Me pongo los audífonos y pongo play a la primera canción que me sale en la lista de reproducción. Ur so f**king cool de Rones and I.

Adoro esta canción, la bailé hace un año en un concurso de ballet, a muchos les gustaron pero a otros no ya que dijeron que era muy "ruda" para ser puesta en algo de ballet.

Movía mi pie izquierdo al ritmo de la canción y con las palmas de mis manos tocaba suavemente mis piernas también siguiendo el ritmo con los ojos cerrados dejándome llevar, el pie derecho me dolía. Tenían razón, no debí conducir.

Seguía inmersa en la canción que no me di cuenta del hecho de que ya habíamos llegado al consultorio o más bien casa.

Quito la otra canción que se había puesto y enredo mis audífonos en el celular para guardarlo en la bolsa.

- ¿Es aquí? ¿Y tan rápido llegamos?-pregunto sin dejar de ver la casa.

-Vivimos cerca del doctor hija, y sí, es aquí, Christian prefirió hacer su consultorio en una casa, tiene varios cuartos que sirven para varios tipos de revisiones-explica mi madre y asiento comprendiendo lo que dice.

Los tres bajamos del auto y mi padre entrelaza su brazo con el mío dejando que me recargue algo de mi peso en él y pueda caminar, mi tobillo en serio me está doliendo demasiado.

Mi madre toca el timbre, esperamos un momento hasta que la puerta es abierta por un chico, el chico de la cafetería el que vi ayer en la tarde. Mierda.

- ¡Christian!-mi mamá lo abraza y él a ella sin dejar de verme.

Así que él es el doctor que me va a revisar en este mes.

-Christian, amigo, te presento a nuestra hija, Dayra, es de la que te hablamos-mi padre me pone delante de él y Christian extiende su mano delante de mí y me apresuro a tomarla.

-Un placer.

-El placer es mío, te ves muy diferente a las fotos que tu madre me había mostrado-ladea la cabeza mirándome con curiosidad y frunzo el ceño.

- ¿Fotos? ¿Qué fotos?-veo a mi madre y ella carraspea, ve hacia todos lados menos a mí-Mamá...

Esta vez sí me ve y la veo con una ceja alzada.

-Hablamos de eso más tarde en casa, Christian, cuídala bien-mis padres le dan un abrazo y a mi igual antes de irse y llevarse mi camioneta.

Suspiro y volteo a ver al querido doctor el cual, ya me miraba con una sonrisa.

- ¿Crees poder ayudarme?-pregunto lo más amable que puedo y él frunce el ceño-Es que me está doliendo demasiado mi tobillo-explico y él asiente mientras pone uno de mis brazos alrededor de su cuello y caminamos hasta llegar a un cuarto.

El cuarto se parecía un poco al consultorio de mi otro doctor.

Me deja sentada sobre la camilla y le doy una sonrisa tensa y el hace lo mismo.

- ¿Estuviste haciendo actividades que hayan requerido el movimiento de tu tobillo derecho?-pregunta y asiento lentamente- ¿Por qué no traes muletas?-pregunta y me encojo de hombros.

-No quería aceptar el hecho de que estoy lastimada-digo mientras veo cada rincón de este cuarto hasta que mi vista cae en una ficha que dice:

Dr. Christian Anderson

¿Anderson? Ese apellido me suena...

Iba a preguntarle si ya nos conocíamos pero el sonido de mi celular interrumpe.

El nombre de Luke aparece en mi pantalla y suspiro.

-Lo siento debo atender-digo señalando mi celular y él asiente con una sonrisa mientras va a su escritorio.

-Tranquila, pero sí debo revisar tu tobillo-asiento de acuerdo y contesto la llamada.

- ¿A qué se debe que me llames amor?-le digo en tono de broma, ya que de esa forma nos llevamos Luke y yo. Él es mi mejor amigo desde hace 10 años.

-Pues que extrañaba tu hermosa voz querida-pongo los ojos en blanco por lo que dice.

Decido poner en altavoz el celular ya que mi brazo estaba doliendo, así que lo hago y lo recargo en la camilla.

-No ya enserio Luke... ¿Para qué me llamaste?

- ¿No puedo llamar a mi hermosa, preciosa, excelente, maravillosa, amazona, perfecta y loca mejor amiga?-bufo y el suelta una risa-Bueno sí, tienes razón, no llamé sólo porque sí.... Hay un problema.

Me pongo seria y frunzo el ceño, en el momento que iba a hablar siento una presión muy fuerte en mi tobillo y me quejo viendo a Anderson.

- ¿Eso te dolió?

- ¿Mi cara de dolor no fue suficiente para saber una respuesta?-digo en tono brusco.

No me responde así que yo lo ignoro.

- ¿Con quién estás picarona?-hago una mueca de asco al escuchar que dice eso.

-Con el doctor que me revisará todo el mes que estaré en este pueblucho-muerdo mi labio inferior cuando digo eso, veo por unos segundos a Christian pero él sigue anotando algo en su libreta.

- ¿Es guapo?

-Luke... Me estabas por decir algo-le recuerdo y en ese momento me pongo nerviosa y sé que el querido doctor lo nota ya que veo por el rabillo de mi ojo como sonríe un poco.

-Cierto... Rayos, es que sé que esta noticia te va a romper más que tu tobillo.

- ¿De qué hablas?-ahora sí estaba más que confundida.

- ¿Recuerdas el baile de primavera?

-Sí ¿Qué con él?-pregunto, pero claro que lo recuerdo, en una de las prácticas fue donde me lastimé. Yo era la protagonista junto a mi querido novio, Mark.

-Tamara tomará tu lugar-esto debe ser un mal chiste-. Y desde que te fuiste los he visto demasiado juntos, tanto en el escenario... Como fuera de él, Maddison me llamó ayer, se encontraba en el restaurante, Special's y los vio... Se estaban besando Dayra-no podía moverme, ya no sentía el toque de Christian en mi tobillo.

- ¡Ese hijo de pu... -me levanto tan rápido con un movimiento demasiado brusco que ya ni recordaba lo de mi tobillo.

Mi pie al tocar el suelo de esa forma duele horrible, me duele, entonces, sin pensarlo suelto un quejido, parecido a un grito de dolor y casi cuando pensé que iba caer al suelo, ese momento no llega ya que unos grandes brazos me sostenían con fuerza rodeando mi cuerpo.

Mis ojos estaban cerrados con fuerza, no quería abrirlos.

- ¡¿Dayra estás bien?!-la pregunta de mi mejor amigo llega a mis oídos y es ahí cuando abro los ojos.

Esos ojos azules estaban demasiado cerca, nuestras respiraciones estaban agitadas.

Christian me había agarrado.
















Perdón por no haber actualizado el sábado, tuve problemas familiares, si les gustó el capítulo no olviden votar y comentar. Nos leemos el próximo sábado.

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