Capítulo 4

Pasaban de la una de la madrugada, Jimin y Taehyung permanecían sentados en las camas, recargados de la pared mientras revisaban algunas revistas. Estaban cansados de esperar a Jungkook, que hacía más de tres horas había terminado su partido.

—¿Acá los meeting después del partido demoran tanto tiempo?

—No seas idiota, eso es imposible. Quizás hicieron alguna celebración por ser subcampeones. O, quién sabe, podría estar siendo consolado por alguna chica hermosa.

—Jungkookie no haría eso —tartamudeó Park, sonrojado.

—¡Jaja! ¿Eso crees? Acá las costumbres son diferentes. Jungkook tiene buena cara y un gran cuerpo, de seguro hay muchas interesadas. —Una mirada pícara apareció en el rostro de Tae—. Llámalo, así salimos de duda y le arruinamos el ligue, por habernos dejado de lado.

—Estás hablando como si fuera seguro, verás que no. —Jimin sacó su celular y comenzó a marcar en altavoz, quería demostrar a Taehyung, y a sí mismo, que Jungkook no haría eso... ¿Cierto?

El celular dio un timbre tras otro, pero no hubo respuesta. Intentaron una segunda vez y cuando estaban a punto de rendirse, la llamada se conectó.

—Buenas noches —contestó una voz femenina, en inglés y algo agitada, con gran ruido de fondo.

—Buenas noches, ¿es este el celular de Jungkook Jeon? —El inglés de Jimin no era el mejor, pero logró formular la pregunta lo mejor posible. Estaba en shock, por más de un motivo.

—Sí, este es. ¿Son familiares?

—Somos sus amigos, Taehyung y Jimin, vinimos desde Corea —añadió Kim, al ver que su compañero lo miró suplicante.

—Necesito que se mantenga calmado y me escuche, por favor. Le habla la doctora Smith. El señor Jeon ha sufrido una agresión y ha sido traído a nuestro hospital. Ha recibido el tratamiento de emergencia y ahora se encuentra en cirugía.

—¡¿Cómo ha dicho?!

Ambos, a duras penas, escucharon los pormenores que les estaban siendo explicados, solo fijaron en su mente el nombre del hospital y la dirección. En cuanto colgaron la llamada, ya iban corriendo rumbo al ascensor, llamando a un taxi.

El hospital estaba lleno de periodistas, policías y el resto de miembros del equipo, acompañados de personal de seguridad. A lo lejos, Taehyung pudo reconocer al manager de los Yankees, conversando con un par de médicos. Ambos coreanos corrieron hacia allí, buscando empaparse con la información.

—Buenas noches —intentó en inglés Jimin—. Somos amigos de Jungkook.

Se presentaron brevemente y los pusieron al día. Al parecer, Jungkook había sido golpeado cuando iba rumbo al hotel. Presentaba varias lesiones internas y hematomas, pero lo más grave era la perforación de un pulmón por una costilla fracturada y una fractura en su hombro, que tendría que ser operada más adelante, cuando terminara el control de daños y lo estabilizaran.

—¿Hay algún familiar al que podamos avisar? —preguntó el manager—. No había nombres en los contactos de emergencia.

—No hay nadie, él está solo. —Taehyung dio un paso al frente—. Yo era su contacto de emergencia en Corea. Puedo comunicarlos con el hospital de allá, para que lo comprueben. ¿Eso serviría? ¿Hay algo... grave, que requiera consentimiento? —Su voz se volvió temerosa.

—Es solo el protocolo —añadió la doctora—. Logramos estabilizarlo antes de entrar a cirugía, una vez que salga del quirófano, se tomará conducta según su evolución.

Las horas parecían interminables en aquel salón de espera. Había mucho revuelo por lo sucedido, parecía que podría convertirse en un escándalo internacional del mundo del deporte. Sin embargo, más allá del hecho de saber que el culpable había sido capturado, Jimin no tenía oídos para más, solo quería saber que Jungkook estaba a salvo, era toda la información que necesitaba.

Alrededor de Jeon, todo era oscuridad, solo un «beep» constante era escuchado desde el fondo de su subconsciente. Quería abrir los ojos, pero se sentían demasiado pesados. Por más que su voluntad fuera férrea, su cuerpo no le respondía. Incluso pensar era agotador. Poco a poco, su mente también se fue quedando en la oscuridad.

...

Sin saber cuánto tiempo había pasado desde que su mente estuvo lúcida, Jungkook estaba nuevamente al pendiente de su alrededor. Esta vez, sentía que sería capaz de abrir los ojos. A diferencia de antes, ahora podía escuchar una conversación aledaña a él. Comprendía lo que era hablado, pero no podía retener las palabras y analizarlas, hasta el punto de darles sentido y comprender su situación.

—Los parámetros están estables, parece fuera de peligro. Ahora solo queda esperar a que despierte. —Una voz femenina explicaba tecnicismos con seguridad y conocimiento.

—Muchas gracias, estaremos pendientes de su evolución. Nos iremos encargando de los asuntos legales, mientras tanto. Quien hizo esto merece pagar. —Ese parecía su representante, se escuchaba bastante enojado—. Volveré en un rato.

—En caso de que despertara, no estuviera usted presente y necesitáramos examinarlo, teniendo a alguien que corrobore sus respuestas, ¿lo llamamos, o podemos permitir la entrada a sus compañeros de Corea? Ese chico, Jimin, no ha dejado de preguntar por él.

«Jimin». Ese nombre se repitió una y otra vez en la mente de Jungkook, convirtiéndose en el detonante para su despertar.

Comenzó a revolverse en las sábanas, intentando llamar a alguien, pero algo enorme ocupaba su garganta y le impedía pronunciar palabra. Cada intento de comunicación se escuchaba como graznidos ininteligibles. Sus ojos entreabiertos no conseguían enfocar nada, todo era blanco y borroso.

—Tranquilo. Estás en el hospital, a salvo. Estabas intubado para poder respirar, no hagas resistencia, ahora lo sacaré —tranquilizó la voz femenina—. Soy la doctora Smith, me he encargado de tu tratamiento. Puedes preguntar lo que necesites, estoy aquí para ayudarte.

No tardó en sentir su garganta libre y comenzar a toser. Su campo de visión se comenzó a aclarar y distinguió a una mujer de bata blanca, acompañada de su representante. La doctora le ofreció un poco de agua con un absorbente y Jungkook la bebió como si llevara semanas en el desierto, su garganta quemaba.

—¿Mejor?

Asintió. Se aclaró la garganta y pronunció las palabras que tanto deseaba, desde que su mente se había aclarado:

—Jimin... Quiero verlo. —Todavía se escuchaba rasposo.

—¿Jimin?

—Mi amigo. Necesito que... sepa que estoy bien.

Todos sus miedos e inseguridades respecto a su reencuentro, desaparecieron en ese instante. Sus pensamientos se redujeron a la necesidad de ver a Jimin.

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¡Holiwis! Me distraje en otras cosas y se me hizo tarde. Hoy no tengo mucho que divagar jajajaja. Espero hayan disfrutado el capítulo. 💜

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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