PRIMERA PARTE
𝑩𝑹𝑶𝑲𝑬𝑵
𝑴𝑨𝑹𝑹𝑰𝑨𝑮𝑬 !
Jungkook conducía atento al camino escuchando la música que pasaban, mientras que en el asiento del acompañante se encontraba Carrie, teniendo su cabeza apoyada en la ventanilla al haberse dormido. Este había creído por un momento que realmente cumpliría su palabra de quedarse despierta durante el viaje, ya que eran casi once horas y dijo que no quería que se aburriera, pero ahora llevaba más de dos horas dormida.
Este sólo quería dar la vuelta y regresar a Virginia, pero sabía que su esposa había planeado aquel viaje con buena intención, porque quería que ambos volvieran a ser lo de antes. Quería también poder tener esperanzas que un viaje juntos a Boston y estar relajados, sin que nada les recordara a lo que sucedió, podría ser la solución. Pero estaba el hecho de que no era un viaje para estar solos, sino que se quedarían en la casa de la prima de Carrie, lo cual hizo que Jungkook sintiese algo de molestia, porque creía que eso no solucionaría absolutamente nada.
En cuanto se lo dijo, claro que discutieron, por más que se mordió la lengua para que lo que pensaba no saliera por su boca, no pudo evitarlo por mucho tiempo. Quizás sus palabras habían sido hirientes, él no las había sentido así en un principio, pero cuando vio cómo el dolor se reflejaba en su rostro, en sus orbes oscuros cristalinos, sintió cómo su corazón se encogía.
Él no quería lastimarla para nada, siempre había buscado evitar eso, pero, últimamente, parecía que todo le estaba haciendo perder la paciencia y que ya no se preocupara tanto por eso. Parecía que ambos cambiaron demasiado con lo sucedido, por más que no quisieran.
Ahora eran tan distintos el uno con el otro, el cariño que se demostraban era como si hubiese disminuido, hasta parecían empatizar menos, como también preocuparse menos y centrarse más en sus cosas. Antes buscaban momentos para estar juntos, pero ahora ya siquiera parecía importarles el horario, lo cual en los últimos días, Carrie comenzó a darse cuenta que eso sólo estaba distanciándolos más. Por ese motivo, la fémina planeó aquel viaje, ya que sabía de las vacaciones de Jungkook.
Jungkook esperaba unas vacaciones completamente diferente para ellos, quizás viajar fuera del país, lo cual llamaba demasiado su atención. O simplemente, quedarse allí donde estaban y sentirse aún más miserable, pero ahora estaba allí, llegando al estado de Massachusetts. Se preguntaba si valía realmente la pena viajar allí aunque no quisiera, porque su cabeza no dejaba de gritarle que todo estaba siendo en vano. Pero luego giraba a verla, observando cómo su cabello ondulado caía sobre sus hombros, cómo tenía sus ojos cerrados permitiéndole notar sus largas pestañas, sus labios rosados pomposos que estaban entreabiertos, y su respiración pausada. Abundaba tanta tranquilidad en ella, aunque al ver su rostro pálido, sus grandes ojeras, notaba que aún durmiendo podía notarse que algo se había quebrado en ella, lo que hacía su corazón encogerse.
No era capaz de dejarla. No cuando su corazón aún seguía aferrado a su amor.
Carrie Byrne era su primer amor. Y quería que fuese el último, porque por algo prometió amarla hasta que la muerte los separe.
Al escucharla soltar un quejido, giró a verla preocupado, pero al ver cómo ella refregaba sus ojos acomodándose en el asiento, suspiró aliviado, volviendo su vista al camino.
—¿Me dormí? —preguntó antes de bostezar.
—¿Tú qué crees? —la diversión podía verse en su rostro y en su pequeña sonrisa, por lo que ella soltó una risilla inocente.
—Lo siento. No dormí bien antes de viajar.
—Lo sé. Tranquila —habló con suavidad, por lo que ella sonrió algo aliviada de que la comprendiera, por más que haya roto su promesa.
—¿Estás cansado?
—Creo que un poco.
—¿Quieres dejarme conducir?
—Oh, no. Ya estamos por llegar —le regaló una sonrisa tranquilizadora.
—Gracias —murmuró llamando su atención, por lo que él la observó por un momento, permitiendo que notase su frente ligeramente arrugada por el desconcierto—. Por permitirme dormir, a pesar de que te prometí quedarme despierta para que no te diera sueño —soltó una risilla.
—Creo que debía hacerlo. Estabas demasiado inquieta anoche, creo que por eso también se me dificultó dormir —hizo una mueca—. Volviste a dejar las pastillas, ¿no es así?
—¡Oh, mira! Esa es la casa de Jolie —apuntó asombrada—. Vaya, tiene razón sobre que el hombre con el que está, tiene demasiado dinero. Es preciosa.
—Sí. Es linda —murmuró observándola a la vez que aparcaba el coche a un lado de Porsche Panamera GTS—. Y ese es su coche, ¿no?
—Jolie es inteligente —bromeó bajándose, mientras Jungkook la miraba desconcertado.
Este no podía creerse sus palabras, y no sabía si estaba hablando realmente en serio, por lo que soltó un suspiro. Pasó las manos por su rostro, diciéndose que debía mantener la calma, además, de que acababan de llegar.
Al bajarse del coche, se dirigió a la cajuela donde ya estaba Carrie, y la abrió para pasarle el bolso, así él se encargaba de bajar las dos maletas. Pero de un momento a otro, ella dejó caer el bolso, soltando un chillido de emoción.
Cerró los ojos intentando nuevamente volver a mantener la calma, y al ver Carrie correr hacia las escaleras para abrazar a una castaña, presionó los labios por un momento, mientras no podía evitar tensarse.
—¿Te ayudo? —al escuchar esa voz masculina, levantó la cabeza encontrándose con un hombre de cabello rubio y corto que caía por su frente. Este se acercaba con una sonrisa en su rostro—. Park Jimin. El prometido de Jolie.
—Jeon Jungkook. Esposo de Carrie —dijo algo divertido haciéndole reír, y estrecharon sus manos.
Jimin tomó el bolso y una de las maletas, para dirigirse hacia las escaleras, pero Carrie y Jolie se separaron, por lo que la pelinegra decidió saludarlo.
—Carrie Byrne. Es un placer —dijo estirando su mano.
—Oh, Park Jimin. El placer es mío —soltó la maleta, para así tomar su mano e inclinarse hacia adelante para dejar un beso sobre el dorso, lo que hizo que ella observara asombrada a su esposo, el cual tenía el semblante serio.
Este suspiró acercándose, pero una castaña se le colocó en frente, sorprendiéndole. Se trataba de Jolie, la cual llevaba su cabello algo ondulado, largo hasta su cintura, cejas perfiladas, sus ojos eran verdes y grandes con largas pestañas, nariz respingada y labios gruesos, carmesí.
Estaba realmente asombrado por cómo parecía haber cambiado, ya que la última vez que la había visto, ella aún era una adolescente.
Pero ahora podía notar que se había convertido en toda una mujer. Hasta su cuerpo parecía haber cambiado, dejando resaltar sus curvas con aquella camiseta blanca corta y su short negro que enseñaba sus largas piernas bronceadas. Al ver su perfecta dentadura blanca, aquella sonrisa tan seductora que conocía tan bien, no pudo evitar tragar con dificultad.
—Es un gusto volver a verte luego de tanto tiempo, Jeon Jungkook —habló aún con una sonrisa, estirando su mano.
—Hola, Jolie —dijo tomando su mano, pero al contrario de Jimin, no besó su dorso lo que hizo que ella lo mire alzando una ceja—. Espero que no sea una molestia nuestra visita.
—Cariño, ¿qué cosas dices? —intervino Carrie, acercándose una vez que acabó de hablar con el rubio.
—Es que podríamos alquilar alguna cabaña. Quizás, la más cercana...
—¿Cómo crees? —se acercó Jimin, pasando su brazo por la cintura de su prometida—. Nuestra casa es grande, así que no podríamos permitir que gasten dinero en pagar una cabaña. Aquí estaremos bien los cuatro, ¿no es así, mi amor?
—Claro que sí. Además, mi prima está feliz de quedarse aquí.
Jungkook observó frustrado a su esposa, la cual asintió repetidamente con una gran sonrisa en su rostro, por lo que este cerró los ojos por un momento, pasando los dedos por su cabello echándolo hacia atrás.
—Vengan. Les enseñaré dónde está su habitación —dijo el rubio para empezar a subir las escaleras, llevando una maleta y el bolso.
Carrie rápidamente lo siguió, subiendo las escaleras junto a él, mientras Jungkook los escuchaba conversar, pensando que no quería estar allí. Apenas había llegado y ya se sentía demasiado incomodo, pues hasta sentía que su cuerpo estaba siendo invadido por una gran inquietud.
Este volvió a tomar la maleta y empezó a dirigirse hacia las escaleras, las cuales acababan de terminar de subir Carrie y Jimin para entrar a la casa. Al sentir cómo mientras subía, Jolie lo observaba, giró su cabeza para verla con la frente arrugada.
—¿Sucede algo?
—No pareces estar feliz de estar aquí, Jungkook —comentó con una media sonrisa, pero este decidió ignorarla completamente.
Carrie se encontraba sacando la ropa de Jungkook de la maleta, ordenándola por pantalones, camisetas, camisas, y chaquetas, mientras que él salía del baño, sacudiendo su cabello corto con la mano. Esta al verlo con su ropa colocada que era una camiseta negra, pantalón y zapatillas, dejando su cabello liso desordenado del que aún caían algunas gotas, no pudo evitar sonreír.
—Necesitaba este baño —comentó acercándose a ella—. ¿Qué haces, cariño?
—Acomodo tu ropa —contestó sonriendo al sentir cómo este pasaba los brazos por su cintura, escondiendo su rostro en el hueco de su cuello—. La mía ya está en el armario. Lo dividí para ambos.
—¿Deberíamos ordenar tanto?
—¿Por qué lo preguntas? —frunce el ceño, doblando una de las camisetas de su marido.
—Serán unos días...
—Jungkook, yo no vine aquí por tres o cuatro días —recalcó con el semblante serio, provocando que este se separe suspirando—. No veo a Jolie hace años y a mi madre tampoco.
—Cariño, estar aquí...
—¿Qué? —preguntó alzando una ceja, ya que este se calló.
—No quiero discutir contigo y menos aquí, ¿está bien?
—Callarte tampoco lo evitará, Jungkook.
—Ese es el maldito problema —apuntó molesto—. Hable o me calle jamás evita esta mierda. No podemos estar nunca bien, Carrie.
—¡Por eso mismo fue este viaje!
—¡Un maldito viaje...!
—¡Toc, toc! —exclama una voz masculina, dándole unos toques a la puerta que se encontraba abierta.
Cuando ambos voltearon a ver cómo un cabello rubio se asomaba, no pudieron evitar tensarse. Carrie rápidamente le sonrió al notar cómo este también lo estaba haciendo, mientras que Jungkook pasó la lengua por el interior de su mejilla, intentando mantener la calma, ya que con cada segundo que pasaba estando en esa casa, parecía desagradarle un poco más. No quería seguir confirmando que ese viaje podría llegar a terminar por destruirlos, porque no podía imaginarse una vida sin la mujer que era su primer amor y llevaba amándola por tantos años.
—Disculpen, ¿interrumpo algo? —preguntó algo nervioso.
—Sí —respondió en seco, Jungkook.
—¡No! —soltó una risilla nerviosa, golpeando levemente el brazo de su marido, el cual endureció sus facciones—. Claro que no.
—¿Segura?
—Simplemente, mi marido es algo enojón —explicó mirando amenazante por un momento al pelinegro, el cual decidió desviar la mirada, ignorándola—. ¿Qué sucede, Jimin? Puedo decirte así, ¿verdad?
—Claro que sí. Eres parte de la familia de mi prometida, así que podemos hablarnos con total confianza —aclaró con una sonrisa—. Quería informarles que la comida ya está lista.
—Oh, perfecto porque muero de hambre.
—Probarás mi deliciosa comida.
—Ahora mismo bajaremos. Gracias, Jimin.
—De nada, Carrie —sonríe provocando también la de ella.
Cuando el rubio salió de la habitación, Carrie volteó a ver a su marido que tenía sus manos empuñadas, y apretaba tanto su mandíbula que parecía que podría rompérsela en cualquier momento. Pero de todas maneras, eso no provocaba que Carrie quisiera acabar con la discusión, porque seguía estando demasiado molesta con el comportamiento de su marido.
—¡¿Qué rayos pasa contigo?! —preguntó alzando la voz por el enfado.
—¿No has escuchado? —inquirió cínico, dirigiéndose hacia la puerta—. La deliciosa comida de Jimin, ya está lista.
—Jungkook, vuelve aquí —ordenó pero este seguía pasando de sus palabras—. ¡Jungkook!
—No quiero pelear contigo, carajo —habló volteando a verla—. No tengo ganas.
—Pues, entonces, no deberías comportarte como un idiota con mi familia.
—Entonces, por una vez en tu vida, deberías preguntarme qué es lo que yo quiero —apuntó entre dientes—. ¿Acaso alguna vez te detienes a preguntártelo?
—Tú siempre aceptas...
—¡Siempre cedo porque se trata de ti, pero eso no significa que no quiera algo más, Carrie! —exclamó agotado—. Carajo, me conoces hace años.
—Jungkook...—habló por lo bajo, acercándose arrepentida.
—Olvídalo. Bajemos a comer de una vez.
—¡Jungkook!
Al ver cómo este se marchaba, soltó un suspiro de frustración, pasando las manos por su rostro. No lograba comprender para nada su comportamiento, y eso llegaba a frustrarla demasiado, ya que lo menos que quería era volver a discutir, cuando antes era algo que no sucedía entre ellos.
Aún así, salió de la habitación, caminando por el pasillo para dirigirse a las escaleras. Podía escucharlos conversar, como reír, por lo que entró al comedor observando cómo Jolie servía la comida, mientras que Jimin se encargaba de servir el vino.
—Oh, toma asiento, Carrie —señaló la silla que estaba a un lado de Jungkook, el cual se encontraba con el semblante serio.
—A ella no le sirvas vino —habló rápidamente, antes de que Jimin sirviese en su copa.
―Oh, ¿no eres de beber? —preguntó asombrado.
—¿Ya se acomodaron? —Jolie observó a ambos, mientras dejaba el plato de comida frente a su prima, la cual sonrió aliviada de que cambiara el tema de conversación.
—Gracias. Sí, estaba encargándome de eso —respondió con una sonrisa.
Carrie notó cómo Jimin observaba a Jungkook, y luego a su prometida, la cual hizo una mueca, por lo que la pelinegra giró un poco la cabeza para ver a su marido. Este se encontraba con el semblante serio, pareciendo perdido en sus pensamientos mientras comía.
No parecía notarlos en lo absoluto o quizás sólo estaba ignorándolos, lo cual el saber que su prima, tanto como Jimin, podían notar con gran facilidad que las cosas no estaban nada bien entre ellos, provocaba que sintiese su estómago revolverse, como también algo de vergüenza.
—¿Está rico? —preguntó Jimin, llamando su atención, mientras ella se llevaba un trozo de carne a la boca.
—Delicioso —confirmó luego de tragar, provocando que este sonriese triunfante.
—Siempre cocinas delicioso, mi amor —comentó Jolie, inclinándose al igual que él para que juntasen sus labios en un pequeño beso. Ambos se sonrieron, y este llevó la copa de vino a sus labios.
—Tiene muy buenas manos —opinó Carrie, llevando otro trozo de carne a su boca.
—Oh, y no sólo para eso —dijo Jolie, antes de darle un sorbo a su copa de vino, provocando su carcajada y que Jimin sintiese su rostro enrojecer.
—¡Cariño, aquí no, por favor! —pidió riendo avergonzado—. Lo lamento demasiado.
—Oh, está bien. La conozco demasiado bien, y siempre hace esos comentarios desubicados —le regaló una sonrisa tranquilizadora.
—Jungkook, ¿está todo bien? —decidió preguntar el rubio, al notarlo en completo silencio.
Este tenía la barbilla apoyada en sus manos, parecía que intentaba mantener la calma, pero es que no toleraba la felicidad y la intensidad que derrochaban Jolie tanto como Jimin. Podría considerarse envidia de que fuesen una pareja feliz, pero lo que menos toleraba era el hecho de que su esposa pareciese contagiarse, cuando minutos atrás habían discutido porque él no se sentía bien al estar allí.
No soportaba que su esposa actuase como si nada, como si estuviese feliz allí, cuando no parecía preocuparse por lo que él quería.
—Estoy agotado. Necesito dormir si no es molestia —dijo levantándose, ganándose la atención de los tres, pero principalmente la de su esposa.
—Acabamos de llegar...
—Oh, no te preocupes, Carrie —intervino Jolie—. Descansa, Jungkook.
—Sí, no te preocupes. Entendemos.
Jungkook observó a su esposa, la cual tenía el semblante serio, haciéndole saber que estaba molesta por su comportamiento, pero este decidió ignorarla por completo.
—Disculpen, ya vuelvo —dijo por lo bajo levantándose, Carrie.
Ambos la miraron confundidos, pero esta caminó rápidamente hacia su esposo que estaba por salir del comedor. Lo tomó del brazo, sorprendiéndolo, y cuando este giró a verla, mordió el interior de su mejilla por un momento, intentando mantener la calma.
—¿Qué quieres?
—¿Por qué rayos actúas así? —preguntó frustrada por lo bajo para que no pudiesen escucharlos, aunque se encontraran a unos metros—. Acabamos de llegar y te levantas así de la mesa sin comer. ¿A ti te parece bien?
—No soy un maldito niño al que debes reprochar porque no termina de comer. Sé perfectamente lo que hago, Carrie —recalcó entre dientes—. A pesar de no poder dormir bien, yo conduje las malditas diez horas para llegar aquí, así que discúlpame si estoy agotado.
Sin más, este comenzó a caminar hacia las escaleras, dejándola con la palabra en la boca, lo que provocó que sintiese su sangre hervir. Por más que quería seguirlo para acabar con aquella discusión, recordó la cena que había preparado Jimin para ellos, por lo que volteó para volver.
Al verlos murmurar entre ellos, hasta que notaron que se acercaba, sonrió falsamente como si no hubiese pasado nada con su marido.
—Lo lamento —volvió a decir tomando asiento.
—No te preocupes —dijo restándole importancia, Jolie—. ¿Está todo bien? Parecían discutir.
—Ya, es sólo que no me gusta que no haya terminado de comer y se haya levantado así de la mesa, cuando Jimin nos preparó...
—Hey...—este apoyó la mano sobre su brazo por un momento, ganándose su atención—, en verdad comprendo. Es un viaje agotador.
—Sí. Ya no te preocupes tanto, además, soy tu familia —habló riendo—. No somos nadie importante con quienes deberían dar una buena impresión.
Observó a su prima que le restaba importancia a la situación, volviendo a beber un sorbo de vino, y luego giró su cabeza a ver a Jimin, el cual le sonreía de manera tranquilizadora. Eso provocó que dejase de darle tanta importancia al comportamiento de su marido, por lo que sonrió.
—Sigue comiendo.
Esta asintió ante las palabras de Jimin, volviendo a concentrarse en comer la deliciosa comida que este había preparado. Rápidamente la tensión se esfumó, más que nada cuando la pareja comenzó a conversar, contándole alguna que otra anécdota a Carrie, la cual reía por momentos al escucharlos.
Así los minutos fueron pasando, siendo un momento realmente agradable para la fémina, hasta que acabaron de comer. Ella se encargó de levantar la mesa junto a Jolie, mientras que Jimin se encargó de lavar los trastes, lo cual sorprendió a Carrie, ya que ella quería hacerlo. Este se negó completamente, haciéndole saber que, además, de que era la invitada, debía estar agotada también por el viaje, lo cual era cierto.
Jolie y Jimin le dijeron que podía irse a dormir junto a Jungkook, lo que Carrie lo dudó un poco, pero acabó aceptando, ya que no podía fingir demasiado lo agotada que estaba.
Sin más, subió las escaleras dirigiéndose al que ahora era su cuarto. Al entrar, pudo escuchar los ronquidos de su marido, el cual dormía boca abajo dándole la espalda al lugar donde ella dormiría.
En ese momento, sentía su corazón encogerse, porque se daba cuenta que quizás podía ser cierto sobre que estaba demasiado cansado. Sabía perfectamente que cuando a ella se le dificultaba dormir, también le sucedía a él, porque estaba atento siempre a lo que sea que le pasara.
La culpa estaba golpeándola y se arrepentía demasiado por cómo había provocado la discusión. Ahora no sabía cómo enmendar aquel error, lo cual hacía que quisiera llorar.
Se acercó de manera cautelosa a la cama, quitándose las zapatillas, para luego recostarse a su lado. Lo envolvió con sus brazos de manera lenta, pero detestaba el hecho de que estuviese dándole la espalda.
Podía sentir su calidez, como también su aroma inundar sus fosas nasales, pero en ese momento necesitaba más que nada poder sentir sus fuertes brazos rodearla, porque la culpa era demasiada y temía estar rompiendo más su matrimonio. No quería para nada eso, porque la razón del viaje era lo contrario, pero últimamente todo la hacía molestar y no pensaba en lo absoluto.
Esta se aferró más a él, escuchando cómo sus ronquidos paraban y este se removía en su lugar, llevando sobresaltado las manos sobre las suyas.
—Soy yo —habló con suavidad, provocando que se relajase.
Este rápidamente volteó algo entredormido aún, observando cómo ella lo miraba arrepentida y con vergüenza.
—¿Qué sucede? —preguntó con voz profunda al recién despertar.
—Lo siento.
—¿Por qué?
—No debí enfadarme contigo. Sé que estabas realmente agotado —suspiró bajando la mirada—. No quiero seguir haciendo las cosas mal. Tengo miedo de...
Jungkook no la dejó terminar al envolverla con fuerza con sus brazos, provocando que ella rápidamente se aferrara a él, escondiendo su rostro en su pecho. En ese momento, sabía que no había nada mejor que el poder sentir los latidos tranquilos de su corazón, el embriagarse con el aroma a su colonia y sentir su calor corporal.
—Te amo, Jungkook. Te voy a amar siempre —aseguró en un murmuro casi inaudible.
—Quiero estar bien contigo —murmuró él separándose unos centímetros para ver su rostro, por lo que ella levantó su cabeza—. Tenemos que intentarlo.
Ella rápidamente asintió, y juntó sus labios en un pequeño beso que Jungkook hubiese deseado que fuese más que eso, pero ella volvió a aferrarse a él, escondiendo el rostro en su pecho.
Este volvió a envolverla con fuerza, sintiéndola tan pequeña y frágil, mientras deseaba que realmente pudiera funcionar aquellas vacaciones, aunque detestara el lugar y no tuviera tantas esperanzas.
Aquel día tuvieron que levantarse temprano, y Carrie lo hizo radiante, colocándose un vestido blanco que le llegaba por encima de las rodillas, maquillándose al natural. Mientras tanto, Jungkook se encontraba aún recostado, sin dejar de observarla.
Carrie lo había observado a través del espejo, cómo estaba medio sentado, con las sábanas cubriéndolo hasta la cintura, permitiéndole ver su torso desnudo. Ella no pudo evitar reír al verlo mirándola de manera intensa, por lo que rápidamente supo que estaba desnudándola con la mirada.
Ella al acabar de colocarse el brillo labial rosado, volteó a verlo, pidiéndole que se levantase, pero comenzó a hacer comentarios respecto a que quería que se acercase a él. La pelinegra se tensó al saber cuales eran sus intenciones, por lo que insistió en que debía levantarse y salió de la habitación, provocando que este suspirara frustrado.
Carrie al bajar y encontrarse a su madre, Grace, la cual acababa de llegar y era recibida por Jolie, no pudo evitar chillar emocionada, apresurándose a abrazarla. Llevaba más de un año sin verla, pues la mujer había estado al comienzo cuando perdió el embarazo, pero al volver a Massachusetts, Carrie se había hundido en la depresión.
No sentía ánimo alguno para comunicarse, como tampoco para visitarla, aunque Jungkook atendía todas las llamadas de la mujer, hasta intentaba convencer a la pelinegra acerca de que hablar con su madre le haría bien. En cuanto su ánimo fue mejorando, volvió a comunicarse con su madre, la cual todo el tiempo sabía de su hija por medio de Jungkook. Ahora el volver a verla y tenerla en sus brazos, provocó que la mujer sintiese brotar algunas lágrimas por la alegría.
Mientras ellas salían al jardín trasero a conversar, sentándose en las reposeras de madera blanca con la vista hacia la piscina, Jolie se encargó de servirles vino para así tomar también asiento.
Era un ambiente bastante cálido y agradable, conversaban contándose acerca de lo que habían pasado aquellos meses, y Jolie las escuchaba con atención, haciendo algunos comentarios por momentos.
Adentro de la casa se encontraba Jungkook, bajando las escaleras mientras pasaba los dedos por su cabello húmedo al recién salir de bañarse. Lo echo hacia atrás, para luego sacudir su cabeza desordenándolo, observando a través de las puertas de vidrio que se deslizaban, como en aquel jardín trasero se encontraba su esposa, junto a su madre y Jolie.
Presionó sus labios por un momento, debatiéndose sobre si debería salir en ese momento.
—Hey, hasta que despiertas —escuchó una voz masculina a sus espaldas, lo que le hizo voltear encontrándose con Jimin, el cual lo miraba sonriente—. No dejan de conversar.
—Oh, puedo imaginarlo. Ya las conozco demasiado —respondió rodando los ojos.
—Bueno, a veces tu suegra suele venir a visitar a Jolie —comentó dirigiéndose a la cocina, por lo que este lo siguió—. Es agradable.
—Demasiado.
—Jolie en verdad la ve como una madre.
—Supongo —murmuró observando la isla de la cocina, en la cual había verduras.
—Estoy encargándome de asar la carne —informó mientras este lo escuchaba con atención—. ¿Tú podrías encargarte de la verdura? Así te ahorras de salir ahora —bromeó, por lo que Jungkook lo observó confundido—. Oh, noté que no pareces querer salir a saludar. Debes necesitar otros minutos de paz.
—Está bien —suspiró acercándose a la isla para tomar el cuchillo.
—Iré a controlar cómo va todo.
Jungkook asintió estando de acuerdo, mientras agarraba una zanahoria para empezar a cortarla. Por momentos observaba hacia las puertas corredizas de vidrio, observando a su mujer, como también a Grace y Jolie.
Podía escucharlas conversar aunque no lograba hacerlo con claridad como para entender, pero escuchaba a la perfección sus risas, como también al rubio hablarles.
Tal parecía que Jimin le agradaba demasiado a Grace, pues podía escucharlos bromear. En ese momento, se preguntaba cómo todos podían sentirse tan cómodos, a excepción de él.
No comprendía cómo pasó de ser un Jimin que siempre buscaba formar parte de la familia de su esposa, a tan sólo querer un poco de tranquilidad porque ya tenía suficiente con estar en esa casa.
Se sentía demasiado frustrado, con un torbellino de pensamientos que quería poder eliminar, porque sabía que ahora no era un buen momento para que acabase teniendo otra discusión con su esposa. Además, habían quedado en que harían las cosas bien, por lo que el día anterior fue una demostración de que podían hacerlo.
Estuvieron juntos todo el día sin discutir, aunque había sido demasiado notable cómo intentaban ignorar las cosas que le molestaban al otro, y Jungkook, no podía evitar sentir que seguía faltando algo muy importante que se volvía cada vez más difícil de ignorar.
—Oh, ¿tú también cocinas?
Al escuchar esa voz femenina, cerró los ojos por un momento, diciéndose que siguiese manteniendo la calma. Luego giró a ver cómo Jolie se acercaba con una copa de vino en su mano.
Intentaba negar el hecho de que llevaba un short que enseñaba sus largas piernas, como también aquella camiseta blanca que no dejaba mucho por imaginar, porque podía ver sus grandes pechos sobresalir.
—A veces. Ahora sólo estoy encargándome de lo que me pidió Jimin
—responde intentando ignorarla.
—Oh, siendo así, algún día deberías encargarte tú de cocinar —opinó llevando la copa de vino a sus labios, para así darle un sorbo—. Deberías salir a saludar.
—En cuanto acabe, salgo a hacerlo —dijo en seco, pero su mirada se desvió afuera a ver cómo su mujer acomodaba su cabello, mientras reía. En ese momento, se perdió en sus pensamientos por un momento, sin escuchar a Jolie, la cual le hablaba—. ¿Carrie también está bebiendo?
—Sí. Ya va por su segunda copa —soltó una risilla, mientras este se tensaba—. Tiene el control, ¿tú no lo crees? —este no respondió—¿Quieres una? —preguntó animada para dirigirse a buscar las copas.
—No...
Jungkook no fue capaz de terminar de hablar cuando chocó contra su cuerpo, sintiendo cómo parte de su pecho y abdomen se humedecía por aquel vino, manchando la camiseta blanca que llevaba.
—Carajo...—murmuró observando la gran mancha.
—Oh, lo siento tanto —dijo tomando la servilleta para empezar a pasarla por su camiseta, mientras que Jungkook no pudo evitar observar en ese momento los pechos de Jolie, ya que la cercanía era bastante—. ¡En verdad, lo lamento!
Este sentía cómo se le dificultaba respirar, y al reaccionar a lo que estaba haciendo, sintió cómo su estómago se revolvía, por lo que apartó rápidamente sus manos a la vez que desviaba la mirada.
—Iré a cambiarme —informó por lo bajo, volteando para salir de la cocina.
Mientras tanto, Carrie entraba a la cocina, frunciendo el ceño al no ver a su esposo, ya que había escuchado a su prima hablar con alguien. Rápidamente supo que se trataba de su esposo, ya que Jimin estaba afuera ocupándose de la carne.
—¿Y mi esposo? —preguntó llamando rápidamente la atención de su prima, la cual giró abriendo los ojos a la par por un momento.
—Oh, ahora vuelve a bajar —respondió con una sonrisa, mientras pasaba por su lado para salir al jardín trasero nuevamente—. ¡¿Cómo vas, cariño?!
Carrie seguía algo extrañada por eso, más al ver la copa de vino en la isla al igual que una servilleta manchada, pero decidió no darle importancia y volver a salir.
Los minutos fueron pasando y Jolie como Carrie se encargaron de colocar la mesa, mientras que Grace se encargaba de las verduras. La pelinegra por momentos no podía evitar pensar en su marido, pero cuando el almuerzo ya estaba listo, quiso subir a buscarlo, hasta lo vio bajar.
Rápidamente se acercó a este, el cual parecía demasiado tenso, pero aún así, juntó sus labios en un pequeño beso, para luego acercarse a Grace a saludarla. La mujer rápidamente le dio un pequeño abrazo, el cual Jungkook correspondió por un momento.
Luego de eso, tomaron asiento para comenzar a comer, mientras conversaban animadamente. Todos estaban sintiéndose bien, disfrutando de aquel almuerzo, riendo por momentos, pero Jungkook seguía tenso, evitando en todo momento la mirada de Jolie.
—¿Cuánto piensan quedarse? —preguntó Grace, observando a su hija y a Jungkook.
—Dos semanas —respondió la fémina, antes de darle un sorbo a la copa de vino, bajo la intensa mirada de su esposo.
—Contrólate —lo escuchó decir en un murmuro casi inaudible, el cual decidió ignorar.
—Es poco tiempo, ¿no creen?
—Es lo que duran mis vacaciones —intervino Jungkook.
—En realidad, un poco más, cariño —recalcó con una sonrisa.
—Pero debo poner todo en orden antes de volver al trabajo.
—Ya, está bien. Cómo sea.
—¿En verdad no pueden quedarse más tiempo? —preguntó angustiada la mujer.
—No. Pero no te preocupes, que aprovecháremos estos días al máximo, mamá —dijo con una sonrisa, sintiendo cómo su marido la miraba interrogante.
—Está bien —asintió devolviéndole la sonrisa.
—Ojalá pudieran quedarse más tiempo —comentó Jolie, haciendo un pequeño puchero.
—No queremos molestar...
—¿Molestar? ¡Me encanta tenerlos aquí!
—A mí también me gusta que estén aquí —confesó Jimin con una sonrisa, provocando que Carrie también sonriera.
—Se siente bien saberlo, ¿no es así, cariño? —giró a ver a su esposo que asintió con sus labios presionados, sin ser capaz de verlos.
Carrie alzó una ceja, intentando mantener la calma e ignorar el comportamiento extraño de su marido, ya que recordaba que seguían trabajando en no discutir. Pero el hecho de fuese tan seco con su familia, le costaba demasiado aceptarlo, porque él jamás había sido así, al contrario, siempre buscaba ser incluido.
Sentía que él antes adoraba a su familia, y ahora, sólo intentaba mantenerse lo más distanciado posible.
Las horas fueron pasando y ya había empezado a anochecer. Todos se encontraban en el jardín trasero, aún bebiendo, mientras conversaban animadamente.
Carrie ya había logrado ponerse al día con su madre, la cual hacía pocos minutos que se despidió de todos para marcharse, ya que se encontraba agotada y debía trabajar al día siguiente.
Eso hizo que Carrie se desanimara un poco, ya que la había extrañado demasiado, pero el recordar que podría verla cualquier día, había hecho que volviese a sentirse bien.
La pelinegra no pudo evitar soltar una carcajada al escuchar el accidente que tuvo Jimin en el lago cuando intentaba pescar, lo cual hizo que al estar ebria, casi cayera de la reposera. Jolie y Jimin al notarlo, no pudieron evitar reír también.
—Deja de beber —ordenó Jungkook, quitándole la copa que llevaba en la mano, logrando que Carrie dejase de reír de inmediato.
—Ya, no empieces —dijo molesta, arrebatándole nuevamente la copa.
—Entonces, contrólate.
—Bien...—Jimin carraspeó la garganta, conectando la mirada con su prometida por un momento. Ambos pensaban alguna manera de evitar que pudieran discutir—. Tengo hambre, ¿ustedes no?
—Siempre tengo hambre cuando se trata de ti —respondió con picardía su prometida, inclinándose hacia él, mientras este no podía evitar reír.
—Me refiero a la comida de verdad, muñeca —aclaró divertido.
—Oh, puede que también.
—¿Ustedes? —preguntó Jimin, observando a Jungkook que tenía sus facciones endurecidas, y Carrie los miraba con una sonrisa.
—¿Tú tienes hambre? —miró a su esposo con una sonrisa, acercando la copa a sus labios.
Jungkook al notar que intentaba imitar a Jolie, sintió que su mandíbula se rompería si seguía apretándola de esa manera, por lo que se levantó rápidamente. No podía soportar otro segundo más allí, mucho menos observando a su esposa beber sin parar, y tratando de imitar a su prima.
—Iré a descansar —informó para todos, sorprendiéndolos—. Eviten que siga bebiendo, por favor.
—¡Cariño! —exclama al verlo caminar hacia la puerta—. ¡Vuelve aquí! ¡No me dejes con estos lujuriosos!
—¡¿Puedes dejar de beber, Carrie?! —preguntó exhausto, volteando a verla, ya sin ser capaz de mantener la calma. Esta al notar la sorpresa en la pareja, no pudo evitar reír—. ¡Hablo en serio, carajo!
—Oh, no te enfades —pidió levantándose—. Estoy bien...
Carrie quiso seguir caminando hacia él, pero al caminar de manera torpe acabó doblándose el tobillo, provocando que casi cayera, si no fuese porque Jungkook se acercó rápidamente a ella para tomarla. Al ver eso, Jolie al estar también ebria, soltó una carcajada, mientras Jimin reprimía la suya, acercándose a su prometida para acariciar su hombro.
Al notar cómo Jungkook parecía realmente molesto, le murmuró que se calmase porque no era una situación de la que pudiesen reírse. Pues, podía notar con mucha facilidad que eso podría empeorar aún más las cosas para Carrie, tanto cómo para ellos.
—¡¿Qué Diablos estuve diciéndote todo el tiempo?!
—Yo...—Carrie quiso seguir hablando, pero sintió una arcada—. Creo...creo que voy a vomitar.
Jungkook cerró los ojos por un momento intentando mantener la calma y no explotar allí mismo, ya que no quería que Jimin y Jolie lo vieran.
Rápidamente la tomó del brazo, llevándola casi a rastras hacia adentro, sin importarle que ella perdiese el equilibrio.
—¡Te lo repetí mil veces, carajo!
—¡Y-Ya, déjame! —lloriqueó con su mirada nublada por las lágrimas.
Jungkook subió las escaleras con cuidado por ella, la cual intentaba controlar las arcadas lo que le hacía enfadar más al pelinegro. Al llegar al baño, abrió la puerta, mientras ella corría hacia el retrete colocándose de rodillas para empezar a vomitar.
Este soltó un suspiro de frustración, acercándose, inclinándose hacia adelante para recoger su cabello, ya que le incomodaba.
Por más que estuviese enfadado, Jungkook comenzó a acariciar su espalda al escucharla vomitar, como también llorar. Esa situación llegaba a ser dolorosa para él, ya que le traía recuerdo de los primeros meses.
Carrie para intentar sobrellevar el dolor, había comenzado a beber, a veces, hasta perder la consciencia. Era demasiado difícil para él llegar a su casa, encontrarse a su esposa casi inconsciente por tanto beber o tenerla que ayudar para que pudiese vomitar, escuchándola llorar.
El miedo a perderla por esa razón había comenzado a crecer, por lo que intentó hablar con ella muchísimas veces, pero hacía oídos sordos. Al no saber qué más hacer al respecto para que comprendiese que no podía seguir con ella así, porque llegaba a desesperarlo demasiado, pues no había momento en el que tuviese tranquilo, siquiera en su trabajo. No le quedó más que amenazarla con el divorcio, aquello fue como si Carrie hubiese reaccionado al respecto.
Jungkook fue realmente paciente con ella que decidió empezar a ir a Alcohólicos anónimos, aunque sólo fue por dos meses. Carrie había decidido dejarlo, lo cual llegó a molestar demasiado a Jungkook, pero ella se sentía bien, aunque cada vez que veía el alcohol no podía evitar tensarse y desear volver a beber.
A pesar de eso, intentó mantenerse fuerte, ya que recordaba las palabras de su esposo sobre el divorcio. Creyó que con el tiempo ya tenía el control, pero ahora se daba cuenta que no era así.
—Ya, estarás bien —murmuró acariciando su espalda.
Carrie sollozó una vez que acabó de vomitar, y Jungkook se inclinó para tirar la cadena, mientras ella volteaba a verlo pasando la mano por su barbilla para limpiarse. Este observaba cómo su maquillaje se encontraba corrido, cómo su rostro estaba empapado por sus lágrimas.
—Tranquila. Vamos a descansar —dejó un beso en su frente, ayudándola a levantarse.
Al notar que ella no era capaz de caminar y sólo lloraba, decidió cargarla en sus brazos, sintiendo cómo ella pasaba uno de sus brazos por sus hombros, aferrándose a él.
Jungkook caminó con algo de dificultad hacia la habitación, escuchándola sollozar por lo bajo, apoyando la cabeza en su hombro. Al entrar a la habitación, cerró la puerta con uno de sus pies, para así caminar hacia la cama, depositándola allí.
Este le quitó el vestido con facilidad pasándolo por su cabeza, observando su cuerpo desnudo a excepción de las bragas blancas. Tragó con dificultad al pensar en el hecho de que llevaba demasiado tiempo sin quitarle la ropa, como también sin verla así de desnuda, pero aún así, se dirigió al armario.
Buscó uno de sus camisones de seda, para volver a acercarse a ella que alzó sus brazos para que pudiese colocárselo.
En cuanto acabó, ella se echó hacia atrás recostándose, soltando un quejido, por lo que este suspiró porque tuvo que acomodarla, para así cubrirla con la sábana.
—C-Cariño...
—Descansa, Carrie —habló apagando la luz.
En ese momento, Jungkook no sabía cuánto tiempo más podría seguir así, porque estaba sintiendo cómo su matrimonio sólo estaba rompiéndose más.
A la mañana siguiente, Carrie se despertó sintiendo que su cabeza explotaría, por lo que soltó quejidos llevando su mano a su frente. Al girar observó cómo su esposo se encontraba durmiendo plácidamente, dándole la espalda.
Esta bajó la mirada arrugando la frente al verse con un camisón, pues no recordaba para nada el momento en que se recostó. No recordaba siquiera nada de lo que sucedió durante la noche.
Con dificultad salió de la cama para buscar ropa y dirigirse hacia el baño, porque sentía que necesitaba más que nunca una ducha, así le ayudaría a despejarse. Hacía meses que no recordaba lo que era despertar con una gran resaca, por lo que sentía una presión en su pecho.
Mientras se daba una ducha, rogaba que no hubiese hecho nada que pudiera hacer enfadar a su esposo, ya que sabía perfectamente lo doloroso que era para él recordar los tiempos cuando no podía dejar de beber. Rogaba que todo pudiese seguir bien entre ellos porque recordaba su advertencia respecto al alcohol, siquiera podía recordar porqué bebió de la manera que lo hizo.
Una vez que salió vestida, con su cabello húmedo ondulado, sintiéndose un poco mejor aunque seguía con un gran dolor de cabeza, se dirigió a las escaleras para bajar. Antes de entrar a la cocina, escuchó unos sonidos, por lo que asomó su cabeza observando cómo el rubio bebía café.
Este al verla, alzó las cejas bajando la taza mientras una gran sonrisa se dibujaba en sus labios.
—Hey, despertaste temprano.
—Quizás —sonrió tímida decidiendo entrar.
—¿Resaca? —preguntó divertido.
—Sí —hizo una mueca, sentándose en el taburete mientras llevaba la mano a su cabeza.
—Déjame buscarte una pastilla.
Ella quiso negarse ya que no quería molestarlo para nada, pero Jimin se dirigió a uno de los muebles, abriendo la puerta para tomar uno de los frascos y sacar una. Sonrió enseñándosela a Carrie, para luego depositarla en su mano y acercarse a la nevera para sacar una botella de agua.
—Aquí tienes. Vas a sentirte mejor.
—Gracias, en verdad —dijo sintiendo su rostro arder por la vergüenza.
—Oh, no te preocupes. Ya he pasado por eso varias veces.
Carrie se sintió más cómoda al escucharlo y llevó la pastilla a su boca, para luego darle un gran sorbo a la botella de agua para tragarla. Este había vuelto a beber su café, sintiéndose cómodo con el silencio, pero luego la observó llamando su atención.
—Oye, ¿te gusta ir al mercado? —preguntó ilusionado, por lo que ella soltó una risotada por su pregunta inesperada.
—Sí.
—¿Quieres acompañarme? —sonrió.
—Supongo —contestó encogiéndose de hombros.
—Perfecto. Vamos.
Carrie se levantó rápidamente para seguirlo, notando cómo este parecía emocionado, lo cual no comprendía para nada. Aún así, se subió a su coche y este comenzó a conducir hacia el mercado.
No fue para nada necesario que el rubio colocara música para esfumar un poco la tensión, porque esta jamás apareció, ya que comenzaron a conversar animadamente conociéndose más.
Carrie por momentos miraba por la ventanilla, ya que hacía demasiado tiempo no visitaba Massachusetts, específicamente, desde que se había casado con Jungkook.
Una vez que llegaron al mercado, Jimin tomó un carro para que pudieran ir más cómodos cargando. Mientras se fijaban en lo que podrían necesitar y cargar, seguían conversando animadamente.
Carrie sentía que por primera vez se le hacía divertido ir al mercado, ya que siempre solía encargarse de comprar sola porque Jungkook trabajaba, y además, no era algo que le gustase.
—Oh, no debo olvidarme del café. Jolie me mataría si no lo cargo —comentó riendo.
—¿Sigue adicta a eso? —preguntó asombrada.
—Una de sus tantas adicciones —dijo por lo bajo.
—Oh...—al no saber qué decir, desvió la mirada.
—¡No me refería a eso! —soltó una carcajada, mientras que Carrie sentía su rostro arder—. Hace un año comenzó a fumar.
—Oh, comprendo.
—Ese hábito es el único que detesto, y tiene varios —hizo una mueca—. ¿Tú detestas alguno de Jungkook?
Carrie comenzó a pensar, mientras caminaba lentamente, observando a sus lados. Llevaba demasiado tiempo junto a Jungkook, pero no lograba pensar en alguno que no le gustara, lo que podría ser porque ya se había acostumbrado a él.
—No.
—¡¿En verdad?! —preguntó asombrado, girando su cabeza para verla por un momento.
—En un principio, odiaba sus ronquidos, pero ahora no puedo dormir sin escucharlo —confesó riendo, provocando que este también lo hiciera.
—Eso es hasta tierno.
—No lo sé —soltó una risilla sintiendo cómo sus mejillas ardían.
—Ahora no sé cómo sentirme porque algunos hábitos de ella siguen disgustándome —hizo una mueca—. ¿Debería casarme? —bromeó provocando su risa—. Supongo que en algún momento también me gustarán, así como me gusta que huela a café todo el tiempo.
—Seguramente —se encogió de hombros, riendo.
Así siguieron hablando sobre sus parejas, mientras terminaban de cargar lo necesario en el carro, para luego dirigirse a que le cobrasen. Jimin quiso encargarse de pagar todo, pero Carrie no se lo permitió, ya que ellos también estaban quedándose allí y comerían.
El rubio por más que quiso insistir en que no era necesario, terminó cediendo a que pagase una parte.
Una vez que cargaron todas las bolsas del mercado en la cajuela, se subieron al coche, y Jimin comenzó a conducir hacia la casa.
—Me alegra que haya podido conocerlos y se queden con nosotros —confesó con su mirada puesta en la carretera.
—¿En verdad?
—Claro, más que nada porque ahora tengo compañera de mercado —por un momento giró su cabeza para verla con una sonrisa.
—¿Siempre vas solo? —arrugó levemente la frente.
—Sí. Me gusta hacerlo durante mi tiempo libre a la mañana, y es cuando Jolie aún duerme —hizo una mueca de decepción—. A ella no le gusta demasiado.
—Oh, comprendo.
—¿Te sucede lo mismo con Jungkook?
—Él trabaja la mayoría del tiempo, así que en sus pocos tiempos libres sólo quiere descansar —soltó una risa amarga—. Mientras que a mí me gusta encargarme de eso.
—Bueno, la semana que viene volverás a acompañarme —sonrió, pero luego hizo una mueca—. Es una pena que se vayan tan pronto.
—Lo sé. Me gustaría quedarme más.
—Espero que eso sea posible.
Ella sonrió a medias, sabiendo que no lo sería porque si se quedase más tiempo, a pesar de que Jungkook debía volver, eso lo enfadaría de gran manera. Jimin al darse cuenta de que ella no contestaría y que parecía pensativa, decidió colocar música.
Jungkook soltando un gruñido, estiró su brazo buscando el cálido cuerpo de su esposa, pero al no sentirlo, comenzó a palmear el colchón sintiendo aquel lugar frío. Rápidamente abrió sus ojos con dificultad por el sueño, pestañeando hasta que pudo ver con claridad, dándose cuenta que no había nadie a su lado, lo que le hizo fruncir el ceño.
Se sentó en la cama mirando a su alrededor, preguntándose dónde se encontraba su esposa. En ese momento, él sueño había comenzado a esfumarse, por lo que decidió levantarse.
Al estar en el pasillo, tampoco la vio, por lo que volvió a la habitación para pasar al baño que estaba a un lado.
Jungkook no podía evitar sentirse incómodo al despertar sin ella en aquella casa, por lo que al acabar de secar su rostro con la toalla, soltó un suspiro de frustración. Esperaba poder encontrarla abajo, que estuviese desayunando sola, y así, poder hablar de lo sucedido durante la noche.
Era demasiado necesario y quería asegurarse de que no volvería a suceder, porque no podría volver a soportar que se perdiera en el alcohol. No luego de todo el dolor y miedo que le había provocó en el pasado.
Al bajar las escaleras, se dirigió a la cocina, pero al sólo ver una taza de café y una botella de agua en la isla, frunció el ceño. Parecía no haber absolutamente nadie, por lo que empezó a pensar dónde podría estar.
El pensar que salió sin avisarle, provocó que cerrara los ojos por un momento, intentando mantener la calma, diciéndose que estaba todo bien, que podrían hablar luego.
Luego de todo lo sucedido, no se sentía con ánimos, ni apetito, pero observó hacia el jardín trasero dándose cuenta que había una bolsa de boxeo, la cual usaba a veces Jimin para su entrenamiento. Jungkook pensaba en que le vendría bien entrenar para así gastar energía, pues cuando trabajaba no era necesario que lo hiciera, porque se la pasaba en la empresa y llegaba lo suficientemente agotado.
Pero ahora que no trabajaba, necesitaba descargar toda esa energía, ya que el sexo no era para nada una opción, y eso era algo que lo tenía demasiado frustrado al no tener con qué despejarse.
Al trabajar todo el tiempo, no sentía tanta frustración por esa razón, aunque siempre deseaba su esposa, pero ahora que tenía tiempo libre, no podía evitar pensar demasiado en eso. Estaba todo el tiempo a su lado, mirándola, recordando momentos, y ese deseo aumentaba.
Así que ahora el entrenar, podría hacer que descargase bastante energía, y quizás, así podría sentir menos frustración.
Jungkook había tomado las vendas, cómo también los guantes que se encontraban en un sofá pequeño. Observaba las máquinas que tenían para entrenar, sintiéndose agradecido de eso porque podría distraer su cabeza más fácil.
Esperaba que a Jimin no le molestase que tomara sus cosas, lo cual tampoco era que le importara demasiado, ya que lo veía bastante agradable.
Este había comenzado a golpear la bolsa, intentando distraerse, aunque mientras lo hacía, seguía perdiéndose en sus pensamientos que parecían motivarlo a golpear con más fuerza. Los minutos pasaban y Jungkook había empezado a sentir su sudor, pero no estaba cansado.
Al cabo de unos minutos, decidió tomarse cinco minutos de descanso, donde buscó una botella de agua y volvió a salir. En cuanto tomó grandes sorbos, empezó a echarse agua en su cabello para refrescarse un poco más, logrando que cuando sacudiera su cabeza, se humedeciera aún más su camiseta.
Se decía que parecía estar solo allí, por lo que decidió quitarse la camiseta y volver a colocarse los guantes, para así seguir con su entrenamiento.
Golpeaba con fuerza, mientras volvía a perderse en sus pensamientos, logrando liberar poco a poco aquella frustración acumulada.
—¿Entrenando desde temprano? —preguntó una voz femenina que lo hizo tensarse.
—Sí.
Jungkook no quería mirarla para nada, a pesar de sentir cómo ella lo rodeaba, mirándolo con una sonrisa. En ese momento, se reprochaba por haberse quitado su camiseta porque podía sentir la intensidad con la que miraba su torso desnudo, sus brazos musculosos, como también sus abdominales ligeramente marcados.
Jungkook al estar demasiado tenso con ella allí, y algo agotado, detuvo sus golpes para tomar la bolsa, apoyando su frente en esta mientras intentaba recuperar el aliento.
De un momento a otro, pudo sentir las yemas de sus dedos pasar por su hombro, llegando a su bíceps, logrando que se estremeciera.
—Me gustan tus tatuajes —confesó con suavidad, haciéndole cerrar los ojos con fuerza al recordar.
Años atrás cuando ella era una adolescente, Jungkook apenas llevaba tres tatuajes, y Jolie no había dudado en hacerle saber que eso le gustaba. Este recordaba la manera en la que le hizo tensar eso, y cómo había apartado su brazo para que no lo tocase.
Había intentado algunas veces en hablar con Carrie, la cual era sólo su novia en ese tiempo. Quería que supiese acerca de las intenciones de su prima, la forma en la que llegaba a incomodarlo demasiado, pero la pelinegra no parecía creerle, porque hasta se reía y bromeaba al respecto.
Jungkook rápidamente se apartó, mientras se quitaba los guantes y las vendas, observando cómo sus manos se encontraban enrojecidas. Aún podía sentir la intensa mirada de Jolie, más cuando volvió a tomar la botella para beber, aunque intentaba más que nada ignorarla.
—Has cambiado bastante.
—¿A qué te refieres? —inquirió al dejar de beber.
—Tu cabello corto y el hecho de que ahora estás más...grande —contestó mirándolo de pies a cabeza detenidamente—. Los años te han pegado muy bien, Jeon.
Este tragó con dificultad al escucharla y no pudo evitar observarla, dándose cuenta de que cometió un grave error. Jolie se encontraba sentada en el sofá, permitiendo que aquel camisón de seda rosa que llevaba, se levantara un poco enseñando más sus muslos.
Al ir levantando su mirada pudo notar sus pezones marcarse, al igual que admirar mejor el tamaño de sus pechos, lo que hizo que al seguir mirándola y encontrarse con aquellos orbes verdes que destilaban lujuria, sintiese cómo se le dificultaba respirar.
—También he cambiado, ¿no crees?
Claro que lo había hecho.
Y Jungkook no podía evitar pensar en que parecía haberse desarrollado más, como también ahora ser todo una mujer madura. Pero en cuanto a su manera de ser con él, seguía siendo la misma.
La misma que parecía seguir sintiendo una gran lujuria por él, lo que provocaba que sintiese temor, porque sabía perfectamente que eso seguía siendo incorrecto.
—¿Sabes dónde está mi mujer? —decidió preguntar para cambiar el tema de conversación.
—Jimin tampoco está, así que supongo que pudo haberlo acompañado al mercado —comentó encogiéndose de hombros, restándole importancia—. Él me dijo anoche que iría durante la mañana.
Este al escucharla, endureció sus facciones, mientras apretaba un poco la botella para comenzar dirigirse hacia adentro de la casa. Lo menos que necesitaba era estar cerca de Jolie, de la cual seguía decidido a mantener toda la distancia posible.
Jungkook decidió subir y dirigirse al baño para darse una ducha, intentando relajarse. Quería quitar de su cabeza a Jolie, y cómo notaba que sus intenciones podrían seguir siendo las mismas, por lo que debía seguir manteniéndose firme a que si no cayó en un pasado, mucho menos lo haría ahora, por más que su matrimonio estuviese rompiéndose cada vez más.
Una vez que salió del baño con la toalla envuelta en sus caderas, se sorprendió de que su esposa estuviese allí. Esta se encontraba cambiándose, dándole la espalda, lo que hizo que no pudiese evitar mirarla detenidamente de pies a cabeza.
Ella al sentir su presencia y una intensa mirada, volteó abriendo los ojos a la par al verlo, ya que no lo había escuchado salir del baño.
—¿Dónde estabas? —preguntó con seriedad, observando cómo ella se subía el short blanco.
—Fui...fui al mercado con Jimin —respondió con algo de dificultad.
Jungkook al ver que también estaba mirándolo, se quitó la toalla permitiendo que pudiese notar su prominente erección. Ella tragó con dificultad, volteando rápidamente para darle la espalda, lo que hizo que este cerrara los ojos por un momento, intentando mantener la calma, mientras tomaba el bóxer que había dejado en la cama junto a la ropa que se colocaría.
—¿Por qué te volteas? —preguntó agotado—. Llevamos más de ocho años juntos, y cinco de esposos. Conoces mi cuerpo. No hay pudor alguno.
Carrie no era capaz de contestar, lo que hizo sentir aún más frustrado a Jungkook, por lo que se acercó a ella. Esta al sentir las yemas de sus dedos pasar por sus brazos, no pudo evitar estremecerse, hasta que la hizo voltear para que lo mirase, pero ella la desvió.
—Cariño, mírame —pidió por lo bajó, a la vez que llevaba una de las manos a la suya, dándole un apretón. Ella parecía incapaz de hablar, de decir algo, y eso lo desesperaba—. Cariño...
—J-Jungkook, no puedo...—dijo por lo bajo, cerrando los ojos.
—Te necesito —confesó acercándose más a ella, hasta poder sentir la calidez de su cuerpo. Sentía que cada día se le dificultaba más, por lo que se atrevió a llevar la mano de su esposa a su erección, haciendo que la toque sobre la tela de su bóxer—. Necesito que me toques —su voz salió profunda a la vez que cerraba los ojos, jadeando al sentir cómo movió su mano—. Por favor, cariño...
—N-No. No puedo.
Esta sin más se apartó, provocando que este suspirara frustrado bajando la cabeza, mientras ella al no poder soportar la situación, decidió salir de la habitación.
Carrie había pasado la mañana en casa de su madre, junto a Jungkook que no le había quedado más que acompañarla, ya que prefería eso a tener que quedarse en esa casa junto a Jolie y Jimin. Estaba negado a soportar cómo ella intentaba seducirlo, como si no estuviese comprometida con Jimin, el cual el pelinegro veía como un idiota al no darse cuenta de cómo era ella. Y peor aún, en el grave error que cometería si se casaba.
Ahora se encontraban sentados en los sofás, Grace en el pequeño, mientras que Carrie y Jungkook en el grande. Los tres bebían café, mientras conversaban animadamente o ambas mujeres lo hacían, ya que Jungkook sólo hacía algún que otro comentario cuando era necesario.
Carrie se encontraba tensa, más al darse cuenta de que su madre notaba que algo estaba yendo demasiado mal en su matrimonio. Ella había intentado esconderlo lo más que podía, porque además que no quería preocuparla otra vez, le avergonzaba el hecho de tener que confesarlo.
—Jolie suele venir seguido a visitarme, pero a veces me siento muy sola aquí —confesó la mujer.
—¿Y James? —preguntó divertida, haciéndola reír.
—Oh, vamos, ese hombre ya está en sus últimos momentos de vida, y yo necesito alguien que me acompañe varios años —responde dejando de reír—. Quizás debí haber tenido más hijos.
—¡Oye! —la miró indignada.
—Es que tú me visitas muy poco, mi niña —hizo una mueca, pero al ver cómo Jungkook observaba a su hija, la cual se tensó, habló rápidamente—. De todas maneras, lo comprendo. Son un matrimonio, y es normal que estén haciendo su vida porque están en sus primeros años...
—Prometo intentar venir a visitarte más seguido, ¿sí?
—¿Y cómo están ustedes? —se atrevió a preguntar, notando cómo la tensión aparecía entre ellos que se observaron por un momento—. ¿Tienen más planes juntos?
—¿A-A qué te refieres, mamá? —soltó una ligera risa nerviosa.
—No sé. Quizás sea momento de volver a intentarlo —se encogió de hombros.
—¿Disculpe? —intervino Jungkook al no comprender, sin notar cómo su esposa desvió la mirada pensando.
—Ya saben, intentar otra vez traer un bebé al mundo —respondió con una media sonrisa—. Sé cuánta ilusión les hacía...
Jungkook al escucharla abrió los ojos a la par por un momento por la pregunta, estaba boquiabierto, mientras sus palabras se repetían en su cabeza. Al reaccionar, frunció por un momento el ceño, girando a ver a su esposa, la cual negaba con la cabeza repetidamente.
—No. Olvídalo, mamá —dijo dejando la taza en la pequeña mesa de al frente.
—Hija...
—No.
—Escucha, comprendo...
—¡No, mamá! —alzó la voz a la vez que se levantaba bruscamente, provocando que su esposo se sobresaltara—. Tú no lo comprendes. Nunca podrás comprender mi dolor.
Sin más, esta salió del living rápidamente, mientras Jungkook estaba atónito, y Grace tenía su mirada perdida, intentado procesar la manera en la que su hija reaccionó. En ese momento, no podía evitar sentir culpa, pero es que no se había esperado que pudiese seguir doliéndole de gran manera lo sucedido.
—L-Lo siento...—habló la mujer, levantando la mirada, encontrándose con la de Jungkook.
—Está bien. Hablaré con ella —dijo levantándose—. Usted no se preocupe.
—E-Es que no debí...
—Ya, usted no sabía qué podría alterarse de esa manera —le regaló una media sonrisa tranquilizadora—. Debo irme.
La mujer negó con la cabeza cómo si necesitase hablar con él, pero este la tomó de los hombros y dejó un beso en su mejilla, antes de comenzar a caminar hacia la salida. No le gustaba para nada verla así de afectada, pero sabía que en ese momento, su esposa lo necesitaba, y esa era la prioridad del pelinegro.
Al salir de la casa, pudo ver a su esposa dentro del coche, por lo que apresuró el paso para subirse. Jungkook se colocó el cinturón de seguridad, al igual que ella, para así encender el coche.
La gran tensión que había era imposible de ignorar, pero este esperaba a que ella fuese la primera en hablar, hasta que con los minutos comenzó a darse cuenta que eso jamás pasaría.
Ya tenía más que suficiente con el día que llevaban casi sin hablar, luego de que este le pidiese que lo tocara porque ya no estaba soportándolo más, y ella, simplemente, se marchó. Jungkook ya se encontraba lo suficientemente molesto por el hecho de que haya vuelto a beber, pero aún así, no pudo evitar molestarse mucho más por haberle pedido que lo tocara, y que tampoco fuese capaz de ceder.
Aún así, a pesar de que podría seguir callado, seguir soportando que todo estuviese mal entre ellos, no era capaz porque Grace había tocado un tema doloroso para ambos.
—¿Quieres hablar? —preguntó concentrado en el camino.
—No —respondió sin más, observando por la ventanilla con su mirada nublada por las lágrimas retenidas, pero Jungkook no podía verla.
—Yo quiero hacerlo —comentó provocando que ella cerrase los ojos, detestando saberlo porque no era capaz de hablar en ese momento.
—Hazlo.
—Jamás me esperé que tu madre pudiera llegar a tocar ese tema...
—Yo menos —dijo limpiando rápidamente la lágrimas que caía por su mejilla, rogando que este no fuese capaz de notar cuánto estaba afectándole.
—Pero...pero eso me hizo pensar.
—¿A qué te refieres? —preguntó con temor, girando a verlo. Este tomó una bocanada de aire, apretando el volante por un momento como si estuviese tenso.
—Creo que sería una buena idea hablarlo, Carrie —confesó con algo de temor.
—¿Qué? —su voz salió en un murmuro casi inaudible por la sorpresa y el dolor a la vez.
—Cariño, tu madre tiene razón sobre que ambos estábamos demasiados ilusionados, porque era un sueño que compartíamos —explicó con un leve temblor en su voz—. Y sé que desde que, lamentablemente, sucedió algo así, todo se ha ido al carajo. Pero piénsalo, quizás intentarlo podría también volver a unirnos —asintió, mordiendo por un momento el interior de su mejilla al no recibir respuesta alguna—. Aún sigue siendo algo que deseo cumplir contigo, Carrie. A pesar de todo, sigo queriendo eso.
—Dime que es una broma...
—¿Qué? —preguntó confundido, girando a verla por un momento, notando cómo sus ojos se encontraban cristalinos.
—¡¿Cómo puedes pedirme algo así después de lo que viví, Jungkook?!
—alzó la voz indignada.
—No lo entiendes...
—¡No! ¡Tú no lo entiendes, carajo! —escupió enfurecida—. ¡Tú no sabes por el infierno que pasé por esa razón!
—¡¿El infierno que pasaste?! —repitió aparcando el coche a un lado de la carretera, lo que hizo que ella lo mirase sorprendida, pero este se quitó el cinturón de seguridad girando a verla—. ¡¿El infierno que pasaste?! ¡Yo pasé por el mismo infierno que tú! ¡Tú me hiciste pasarlo aún peor por tus malditas acciones! —habló entre dientes.
—¡Sólo necesitaba olvidarme de lo que estaba pasando porque era demasiado para mí!
—¡¿Por qué nunca piensas en mí?! ¡¿Lo que yo estaba viviendo, qué?! —preguntó desesperado—. ¡Jamás pensaste en cómo estaba sintiéndome!
—¡Tú no llevabas nuestro bebé en tu vientre, Jungkook! —gritó enfurecida, provocando que este la mirase entre sorprendido y dolido, pero ella intentó no pensar en sus palabras—. No puedes comparar nuestro dolor. No puedes hacerlo.
—¿Sabes algo, Carrie? —este llevó la mano a sus labios, intentando controlar cómo el inferior temblaba y su visión se volvía nublada, a pesar de que ella había desviado la mirada porque luego de lo había dicho, sabía que lo arruinado—. Eres una maldita egoísta. Siempre lo has sido, pero hoy...hoy has cruzado un maldito límite que jamás me esperé —confesó con un hilo de voz—. Si pudiera, simplemente, dejarte aquí e irme al diablo, lo haría, porque no soporto verte luego de lo que has dicho.
Jungkook la observó sintiendo cómo sus lágrimas empezaban a brotar, esperando que ella fuese capaz de disculparse por lo que había dicho, pero ella no era capaz siquiera de mirarlo. Tenía su mirada en la ventanilla, intentando ignorar sus palabras, como también las que había escupido sin pensar, pero sabía perfectamente que lo había arruinado por completo.
Sabía perfectamente que, quizás, luego de eso, Jungkook jamás se lo perdonaría, y que podría perderlo por eso. El tan sólo pensarlo, el tan sólo darse cuenta, hizo que rompiese en llanto, cubriéndose los labios con la mano, mientras bajaba la cabeza.
Jungkook sentía cómo sus palabras habían perforado su alma, al igual que la manera en la que estaba actuando con él. A pesar que podría dolerle verla y escucharla de esa manera, simplemente, limpió sus lágrimas de forma brusca, volviendo a retomar el camino.
Quizás, su matrimonio se acabó de romper en ese preciso momento.
¡Hola!
¿Qué les pareció esta primera parte? ¿Qué opinan de Jolie y Jimin? ¿Será que el matrimonio de Jungkook y Carrie ya no hay manera de que vuelva a funcionar?
Espero que les haya gustado, si es así no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos mañana en la última parte!
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