Capítulo 6
Al día siguiente, todo parecía estar bien, Alexa estaba bailando en su cuarto mientras pintaba.
—Buenos días, hermosa.
—Sí me vuelves a decir eso, te juro que no tendrás descendencia. Buenos días.
— ¿No has pensado que tu habitación es muy blanca?
— ¿Qué tiene de malo lo blanco?
—Ese es el problema, necesita color, podrías pintar en la pared, eres buena en ello.
Ella miró con atención su cuarto.
—Mi madre insiste en que la pinté rosa, pero prefiero tu idea.
Ella sacó mucha pintura de su closet.
Agarro un brocha y comenzó a dibujar en su cuarto, se movía por toda la pared con tanta precisión.
Yo comencé a moverles las cosas y cubrirlas con plástico.
Ella me sacó de ahí, así que fui a hacer mis deberes, pasaron horas y Alexandra no me llamaba, a las 6 de las tardes ella me habló desde arriba.
Subí las escaleras de dos en dos, llegué a su habitación y ella estaba en la entrada, estaba con su pelo recogido, ahora podía admirar mejor su cicatriz, ella notó que la miraba, se deshizo la cola de caballo.
—Lo siento....
—No tienes por qué disculparte, esa cicatriz marcó tu piel, no tu alma, no deberías de sentirte avergonzada.
Ella sonrió, yo le quité el pelo de su cara y le sonreí con ternura.
Alexandra abrió la puerta y pude ver que su cuarto era mucho más colorido, en una pared estaba una playa, la arena era un color café, el agua era muy cristalina y la puesta de sol era hermosa, en otra pared había muchos colores y no tenía forma alguna.
En el techo estaba un cielo estrellado.
—Ven. —Ella extendió su mano.
Me guió hasta mi cuarto. Entramos y el techo era un color azul claro y muchas nubes.
—Gracias. No debiste....
—Tú me ayudaste con Mandy.... Escucha no confío en ella.... Por favor no hables con ella.
—Trataré.
Era lunes por la mañana y todo había vuelto a la normalidad. Recorría los pasillos con Dylan. Él hacía bromas y no paraba de ver a cualquier chica que pasará en frente de él.
—Dylan deja de mirar a todas las chicas que pasan en frente de ti.
—Lo lamento, pero es que todas son hermosas....
Yo me reí por dentro. Pasó una chica, ella tenía el pelo castaño y usaba unos lentes que no dejaban ver sus ojos.
—Hola, cuatro ojos.
La chica bajo la mirada.
Yo seguí y detuve a la chica. Dylan me siguió como si yo también la fuera molestar.
—Hola, lamento que mi amigo te tratará así, él es un idiota.
— ¡OYE! —Dijo Dylan.
Yo lo ignoré y seguí hablando.
—Como decía, te pido una disculpa por la conducta de mi amigo.
Ella volteo a verme anonada, tenía unos hermosos ojos verdes.
—La aceptó. —Dijo dándonos una sonrisa.
— ¿Cuál es tu nombre? —Pregunté.
—Jessica, pero me puedes decir Jessi.
—Mucho gusto Jessi, yo soy Riley.
—Riley, ¿Él que defendió a Alexandra?
—Ese mismo. ¿Oye que te parece ir a la casa en la tarde?
—Claro, te daré mi número.
Le di mi celular y ella apuntó su celular, nos despedimos y ella se fue.
Dylan solo me miraba enfadado.
—No puedo creer que hayas hecho eso.
—No debes de tratar mal a las personas, no tienes ningún derecho a insultarlas. Te daré una oportunidad, esta tarde ven a la casa de Alexandra.
Alexandra parecía encantada de que viniera Jessi, al parecer esa chica era la única que la había tratado bien desde el accidente así que aquí estamos: Dylan y yo sentados en el césped, esperando a las dos chicas para poder nadar.
Alexa.
Jessi y yo estábamos cambiándonos. Ella salió, se veía muy hermosa. Le quité los lentes y le deshice su tranza y su cabello castaño y ondulado caía sobre sus hombros.
—Te ves hermosa. —Le dije.
Ella se vió en el espejo y se quedó asombrada de lo que ella estaba viendo.
—Gracias, igual tú.
Ella me quitó el pelo que cubría mi cicatriz.
—Tranquila, sé que crees que no lo eres por esa cicatriz, pero ahora es parte de ti, tienes que aceptarlo, además a Riley no le interesa, él es diferente, por favor no lo arruines...
Las dos caminamos hasta el patio, las dos salimos, vi como Dylan miraba a Jess, él la miraba anonado.
— ¿Quién quiere nadar? — Dijo Jess.
Dylan levantó la mano, él se quedó muy cerca de la piscina, Jess aprovechó y lo aventó a la piscina.
—Eso es por todo lo que me has dicho y hecho.
Ella se rió y se aventó.
Riley me cargó, yo le decía que parada, pero él no se detuvo y me aventó a la piscina.
Todos estábamos nadando y divirtiéndonos mucho.
Mi mamá entró acompañada de Mandy.
—Alex, esta chica dijo que la habían invitado.
Me quedé estática mirándola.
—Sólo les venía a decir que me iré, Alexa cuida la casa, volveré mañana.
Mi madre se iría a un viaje de negocios. Salí de la piscina y me despedí de ella.
— ¿Oyeron eso? —Dijo Mandy. —Hagamos una fiesta.
—No. —Dije.
—Vamos, por los viejos tiempos.
Esto era como hacer un pacto con el diablo. Riley me miraba con la esperanza de que aceptará.
—De acuerdo.
Ya eran las 8 de la noche y estábamos todos arreglados para la fiesta. Bajé a la sala y estaban muchas personas.
Conocía a la mayoría, todos me ignoraban y me evitaban, llegué hasta donde estaba Riley.
—No puedo creer que haya accedido a esto.
—Todo estará bien, solo disfruta, es más bailemos.
Él me llevó a la mitad de la pista, ahí bailamos, todos hicieron un circulo y me dejaron en medio; Esto era como en los viejos tiempos, cuando era la abeja reina. Me dejé llevar y bailé, todos aplaudían.
Cuando terminó la canción, Riley me abrazó, pude sentir sus musculosos brazos, su aroma a vainilla.
—Eres asombrosa.
—Gracias.
Los dos seguimos bailando.
La música se detuvo y Mandy estaba en las escaleras con un micrófono; todos se callaron y la miraban con atención.
—Guarden silencio, muchas gracias. Sólo quería agradecerle a Alexandra, ya que esta es su casa, ven aquí, para demostrarte cuan estamos agradecidos.
No confiaba en ella, trate de retroceder pero las amigas de ella, me obligaron a ir hasta la escalera, las subí y me quedé ahí parada junto a Mandy, ella bajó las escaleras.
Sentí como me caía algo pegajoso, voltee a ver arriba y vi que estaban unos amigos de ella, en seguida me lanzaron huevos y plumas. Me quedé ahí parada, tratando de que las lágrimas no salieran, todos comenzaron a reírse.
—Muchas gracias bestia, por hacernos reír y divertirnos, tú siempre has amado ser el centro de atención, así que te ha de estar gustando esto. Tú siempre serás la bestia, nadie te querrá y tú siempre serás la burla.
—No, muchas gracias a ustedes, porque así veo lo nefasto que son, sabes todos ustedes son los bestias, tal vez esta cicatriz no sé me quité, pero esto me reconforta ya que yo siempre tendré esta cicatriz, pero ustedes siempre serán unos idiotas, superficiales y huecos. ¡PUDRÁNSÉ EN EL MALDITO INFIERNO! —Les enseñé el dedo de en medio y subí rápidamente a mi habitación, me quité toda la ropa y me metí en la bañera, donde lloré en paz.
JESSI EN GALERÍA.
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