Lágrimas
¿Qué es el amor?
¿Algo bueno o malo?
¿Es egoísta o es puro?
Solo se... que puede llegar a sanarnos o puede destruir cada parte de nuestro ser.
Entonces, te pregunto a ti...
¿Vale la pena enamorarse?
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Mire mi reflejo en el espejo, orgullosa de aquella chica que veía. Ella lucia su hermosa vestido de graduación, su cabello castaño lo llevaba recogido en un elegante moño y sus delicadas manos sostenían una carta.
Aquella carta que definiría su futuro, que diría a donde se dirigiría al finalizar el verano, aquella carta que no la dejaba dormir tranquilamente hace algunas noches. La Universidad de Harvard al fin le había respondido.
Suspiró con pesadez, deseando que fueran buena noticias y observo por una última vez su rostro, el cual demostraba nerviosismo.
- Tú puedes Allison, solo abre el maldito sobre.
Se alentó aún con dudas, sus manos temblaban y sus dedos suavemente abrieron aquel sobre tan elegante, para con sumo cuidado sacar la carta que poseía en su interior. Sus ojos se movieron con cautela por aquellas palabras, releyendo las una y otra vez.
- No puede ser...
Dijo en murmuró casi inaudible, mientras sus ojos se comenzaban a llenar de lágrimas. Ninguna palabra salía de su boca, el silencio la rodeaba. Hasta que su madre se adentró en su habitación.
- Hija... ¿Y? ¿Qué dice la carta?
Inquirió su madre inquieta por la respuesta de su pequeña, Allison levantó la vista posnadola ahora en la mujer frente a ella.
- Dice...que... me aceptaron.
- ¿Estas dentro?
- Iré a Harvard, mamá.
- ¡Sabía que lo lograrías! ¡Estoy tan orgullosa de ti!
Dijo su madre estrechando la entre sus brazos con ternura, Alli aún seguía en shock sin poder creer que el esfuerzo de todos estos años había válido la pena.
Cuando se separaron, ambas se limpiaron las lágrimas de sus ojos y por un momento la tristeza la invadió, al recordar que tendría que abandonar su hogar y a su madre. Le aterraba tener que dejarla, sentía como que la estaba abandonando, le hacía recordar a su padre, odiaba sentirse como él. La situación no se comparaba, pero el sentimiento si.
Narra: Alex.
Cerré mi valijas y las coloque sobre mi cama. Ya tenía todo listo, solo me faltaba empacar unas pocas cosas más y estaría pronto para partir. Parecía extraño haber llegado a este momento, yo me sentía extraño.
No quería hacerlo, pero era lo correcto. Por mi bien y por el de todos, si amas a alguien debes dejarlo ser feliz, aunque no sea junto a ti.
Mi celular sonó, sobresaltandome. Mire el nombre que aparecía en la pantalla "Cam", y atendí aún dudoso.
- ¡Amigo! ¿Te reuniras con nosotros ahora? O ¿te vemos directamente en la fiesta?
- Yo... en realidad...
No tenía planeado ir, haría todo más difícil. Ninguno de nosotros necesitábamos una despedida, tan solo arruinaría este día tan importante y... no quería arruinar otra cosa más.
- Los veré allí - dije tratando de sonar natural.
- ¡Esta bien! Debemos terminar este último año como es debido, juntos. Te quiero hermano, te veo en la fiesta.
- También te quiero, adiós.
Al despedirme de mi mejor amigo sentí una opresión en mi corazón, éramos como hermanos. Merecía más que una simple mentira a través de un celular.
Tome asiento en mi cama y despeine mi cabello con frustración, ¿porqué las cosas debían ser tan difíciles?
Narra: Allison.
Retoque mi maquillaje luego de haberlo arruinado todo por causa de las lágrimas y me mire por última vez al espejo. Aún pensando en la universidad.
- Te ves... hermosa.
No pude evitar asustarme al escuchar una voz a mis espaldas, aunque lo había visto a través del espejo, decidí girarme.
- Tú también luces apuesto, Rogers.
Los dos sonreímos y nos miramos por un instante, hasta que Cameron fue el que rompió el silencio entre nosotros dos.
- ¿Puedo preguntarte algo? Tal vez te resulte gracioso pero... no quiero perder la oportunidad.
Mientras hablaba miraba al suelo, me resultó tierno verlo nervioso y me causó curiosidad su pregunta, así que asenti.
- Bueno lo diré. Allison te gustaría... ¿ir al baile conmigo?
Al mirarlo a sus ojos podía ver lo asustado que se veía, mientras intentaba ocultar el temor de que mi repuesta fuera no. Luego de unos segundos eleve la comisura de mis labios en una sonrisa, y él suspiró de alivio, sabiendo que había respondido de una buena manera.
- Me encantaría ir al baile contigo.
En su rostro apareció una sonrisa radiante y sus ojos me miraron con cariño, mientras me extendía su brazo para que lo tomara, como lo hacían en la antigüedad. Entre lace mi brazo con el suyo, a la misma vez que me posaba a su lado, antes de abandonar la habitación él depósito un casto beso en mi frente. Un gesto que adoraba.
Cuando llegamos a la planta baja, mi madre nos estaba esperando con su cámara de fotos, lista para guardar este momento para siempre. Aunque quería negarme a este ridículo momento, no podía quitarle la alegría a mi madre.
- Sabia que algún día me obligarías a esto - comenté, negando con la cabeza.
- Se una buena niña y tómate una foto.
Se burló de mi Cameron, mientras no podía evitar soltar una carcajada. Por mi parte le enseñé mi dedo medio.
- No tan rápido jovencito, tú también aparecerás en la fotografía.
Ahora fue mi turno de burlarme de él, mientras el morocho le hacía caso a mi madre. Se posicionó detrás de mi y me abrazo por la cintura, mientras colocaba su cabeza en mi hombro y sonrió a la misma vez que yo, justo a tiempo para que mi adorada madre consiguiera lo que quería.
- Pediré una copia de esa foto.
Susurró a mi oído, mientras su cálido aliento con olor a menta chocaba con mi cuello, causando una sensación extrañamente familiar.
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Bajamos los cinco del automóvil y nos quedamos parados frente a las puertas de la preparatoria. Algunos alumnos todavía estaban llegando, así que los vimos ingresar con felicidad hacia su último día juntos.
- ¿Creen que Alex ya este adentro?
Pregunté, mirando a ambos lados de la calle. Llevabamos aquí afuera unos diez minutos y todavía no veíamos rastros de él, ya habían intentado llamarlo y los enviaba directamente al buzón de voz. Algo debía estar mal... era un presentimiento o tal vez solo una absurda idea mía.
- Eso es posible. Chicos, ya deberíamos entrar.
Nos alentó Ariana, todos compartimos miradas para luego ingresar al instituto. Caminos por los pasillos hasta llegar al salón, los alumnos de arte se habían lucido con la decoración, apenas parecía aquel lugar donde chicos sudorosos jugaban basketball y donde teníamos educación física cuando llovía.
Se habían encargado de colocar un escenario al final del salón, donde a la derecha un alumno de la preparatoria Maxwell se había ofrecido como DJ.
La música ya sonaba por todo el salón y las luces se habían vuelto más tenues, dando paso a luces de colores, que alumbraban a todos los adolescentes presentes. Adam, fue el primero en ofrecerse en buscar a Alex y se escabulló entre la gente en busca del castaño. Pero al volver, dijo que no había rastro de nuestro amigo.
- Hable con él antes de venir, dijo que nos veríamos aquí. Tal vez se atrasó, seamos pacientes.
Nos explicó Cam, sus palabras nos calmaron. Estábamos exagerando simplemente que el chico de ojos verdes no sea puntual, algo normal.
A continuación John nos alentó para que nos dirigieramos a la pista de baile, todos lo seguimos.
Nos dispusimos a disfrutar la noche, bailando desenfrenadamente y sin vergüenza, no podíamos evitar soltar carcajadas mientras inventabamos pasos de baile graciosos. Era todo lo que teníamos... esta última noche, todavía faltaban unos meses para que nos marcharemos a la universidad, pero esto se sentía como la despedida final.
Luego de que transcurrió un tiempo, la música se detuvo dando paso al discurso del director. Subió al escenario mientras arreglaba su elegante traje y acomodaba sus anteojos.
- ¡Buenas noches! ¿Cómo la están pasando? - todos festejamos - lo tomaré como un bien, bueno... ahora daremos paso a un video con los recuerdos más memorables de este año y también algunas fotografías en las que ustedes se verán muy pronto. ¡Adelante!
Todo el salón quedó en oscuridad. Videos empezaron a reproducirse en la pantalla que se encontraba detrás del escenario, no podíamos evitar soltar carcajadas con algunas fotografías. Me sorprendió verme aparecer en bastantes ocasiones, pero desde que me hice amiga de los más populares de este preparatoria todo había cambiado.
En una de las tantas fotografías apareció Cameron junto a mi, los dos sentados en las gradas abrazados, recuerdo que fue cuando comenzamos a salir. En otro video estábamos todos sentados en una de las mesas de la cafetería y retamos a John a ponerse a bailar sobre la mesa. Nuestras risas sonaban por los parlantes, éramos felices. La fotografía que más me hizo sonreír con melancolía fue una en la que estaba Alex conmigo, nos encontrábamos en la biblioteca estudiando, y un chico pasó y nos pidió si nos podía sacar una foto para el anuario, aceptamos. Los dos hicimos caras graciosas y el chico tomó una foto.
En ese instante, noté que él no había llegado y tampoco llegaría.
Concluyeron los videos, la música comenzó de nuevo a todo volúmen y yo me dirigí por una bebida. Mis pies ya dolían de tanto bailar, necesitaba un descanso no estaba acostumbrado a esto. Mire la extraña bebida sin alcohol que sostenía en mis manos, apostaba que fue elaborada por la profesora Cecilia, en todas las fiestas ella se encargaba de esto y le quedaba fatal. Pero nadie era capaz de contrariar la.
Alguien tocó mi hombro repentinamente haciendome dar un brinco, por poco manchaba mi vestido con el líquido rojo de mi vaso. Gire sobre mi mismo lugar y allí estaba él, había venido.
Mis labios se curvaron en una sonrisa, una parte de mi quería que Alex asistiera y otra... quería mantenerse alejada.
- Viniste...
Dije en un tono de voz bajo, pero él logró oírlo. En ese instante la música de fondo cambió, dando paso a una música más lente y las parejas se empezaron a formar en la pista de baile.
- ¿Bailarias conmigo por última vez?
Preguntó extendiendo su mano hacía mi, lo miré a los ojos y la tomé. Me resultó extraño que dijera "...por última vez", pero en el instante que posó sus manos en mi cintura me olvidé de todo lo que me rodeaba y llevé mis brazos al rededor de su cuello. Nuestras miradas no se separaron ni un instante, tenerlo cerca me resultaba extraño y a la misma vez gratificante.
- Pensé que no vendrías.
Nos moviamos lentamente al ritmo de la música, parecía que solo nosotros dos nos encontrábamos en la pista de baile. El resto había desaparecido.
- Yo también. Pero tenía que hacerlo, debía verte.
Sonreí y desvíe mi mirada hacia la izquierda, esperaba que no se notara el rubor en mis mejillas. Cuando volví a mirarlo él me sonreía de lado.
- Allison... - dijo en un suspiró de tristeza - ... eres lo más hermoso que me sucedió en este año, o mejor dicho en la vida. Nunca podré dejar de lamentarme por todo el daño que te cause, lo siento.
- Yo...
- Déjame continuar, no tengo mucho tiempo. Solo quiero decirte que te amo, como nunca he amado a nadie.
Al concluir acarició mi mejilla y lentamente se acercó a mi rostro, hasta que sus labios se encontraron con los míos en un beso lleno de tristeza y amor. Podía sentir como si fuera una despedida, como si esto fuera el fin de algo ¿el final de nosotros? No, no quería que fuera así.
Tantas emociones aparecieron con un simple movimiento, los dos nos encontrábamos anhelando esto hace tiempo y aquí estábamos, con los corazones rotos intentando volver a repararnos o rompernos más en el proceso.
Al separarnos el apoyo su frente contra la mía, intentando que el aire volviera a entrar a nuestros pulmones luego de habernos quedado sin habla.
- Quiero que recuerdes esto, que cuando pienses en nosotros tengas este momento al cual aferrarte - sus ojos me miraban con desesperación, no entendía que sucedía - no todo fue malo, fuimos felices. Recuérdame, porque yo nunca podré sacarte de mi corazón.
Depósito un dulce beso en mi frente, me sonrió con melancolía y luego se fue sin más. Lo vi desaparecer entre la marea de gente, y consigo se llevó un pedazo de mi.
Un nudo se formó en mi garganta y las lágrimas en mis ojos amenazaban con escapar, hasta que fue inevitable y un sollozo inaudible escapó de mi boca. Mi mente intentaba procesar todo lo ocurrido, y no comprendía porque él se había marchado.
Mire a mi alrededor intentado buscarlo con la mirada, aunque ya era imposible encontrarlo. Repentinamente una oleada de coraje me atravesó, no podía dejarlo marcharse así, debía escucharme, lo obligaría hacerlo.
Camine con rapidez por el salón, hasta que halle a mis amigos conversando un tanto angustiados. Me dirigí hacia ellos, al verme me sonrieron con tristeza.
- ¿Dónde esta? ¿Dónde está Alex?
Pregunté alterada, mientras veía las miradas cómplices que intercambiaban.
- Ya se fue.
- ¿Se fue? ¿A su casa? Debo hablar con él.
Comencé a caminar pero Cameron me detuvo agarrándome del brazo.
- Alli... ya es tarde, se iba a California.
- ¿California?
- A la universidad.
- Todavía falta para eso.
- Queria conocer el campus con antelación.
Sabía que todo esto era mentira, Alex se iba por otras razones. Y esta fue su forma de despedirse, las lágrimas volvieron amenazar con salir. Respire hondo, al menos podría haberme escuchado, no medio la oportunidad de hablarle. No medio la oportunidad de confesarle que también lo amaba.
La diversión de esta noche se esfumó, la felicidad ahora se desvanecía con la llegada de la melancolía. Mi corazón sufría, queriendo entender porque se había enamorado ciegamente y sin pensarlo. Mi mente busca una respuesta para todo lo sucedido, sin hallar resultados.
Una hora más tarde pedí un taxi y regresé a mi casa, ya no tenía humor para seguir en el baile de fin de curso. Parecía que la energía de mi ser se había escapado a través de mis lágrimas, el cansancio azotaba mi cuerpo.
Al ingresar a mi hogar todo se encontraba en absoluto silencio, mi madre ya debía estar durmiendo. Con sumo cuidado y en silencio subí las escaleras rumbo a mi habitación. Entre y cerre la puerta detrás de mi, a la misma vez que encendía la luz.
Tome asiento en mi cama, mientras me sacaba estos incómodos tacones y los lancé al otro extremo del cuarto.
Suspire pesadamente y me recoste en la cama, mi vista se posó en el techo. Mi mente luchaba con la idea de si debía llamar a Alex o no, aún no decidía si sería una buena idea. Alejando ese pensamiento de mi cabeza extendi mi mano para apoyar mi celular en la mesita de luz y alejarlo de mi.
Me resultó extraño que mi mano chocara con un papel, eleve mi vista y mis ojos se toparon con un sobre. Inmediatamente la curiosidad me invadió y me apresure a tomar aquel sobre de papel, en su exterior tenía escrito "Alli" e inmediatamente reconocí la letra de Alex. Él había estado aquí, estaba sorprendida.
La melancolía me invadió, ¿Debía abrirlo? ¿Tenia la fuerza para hacerlo?
- No se si quiero, leerlo.
Susurre para mi misma y me sentí patética, pero también asustada. Sabiendo que este si sería nuestro final, antes tenía esperanzas de volver a verlo, pero ahora... esta carta era la prueba del adiós definitivo.
No estaba lista para despedirme. Nunca lo estaría, así que... me obligue a abrir el sobre y a sacar la carta.
Cuando desdoble la hoja de papel las lagrimas ya desbordaban de mis ojos, tome todas las fuerzas que tenía y con la vista borrosa leía las dos primeras palabras.
"Hola Fea"
Y sonreí.
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