Etapa
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No vale la pena aferrarte a algo que te hace daño, solo porque te hace sonreír aveces.
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Parecía que las cosas en mi vida iban de mal en peor. Era como si el sufrimiento me rodeará, era horrible estar en esta situación.
Apoye mi cabeza en la ventanilla del auto sintiendo el frío en mi mejilla, con la vista borrosa observe las estrellas. Millones de ellas cubriendo el cielo, como si fueran un jardín en primavera con las orquídeas floreciendo.
Suspire, sabiendo que no era la única persona que le pasaban estas cosas. A caso... ¿quién nunca sintió como si nada le saliera bien? ¿cómo si la felicidad ya no existiera?
- Hija... todo estará bien.
Dijo mi madre estando al volante, ya no creía en esas palabras. Cuantas veces me habían dicho que todo estaría bien, ellos no ven el futuro como para predecirlo.
- Ojalá.
Acaricio mi cabello rápidamente y cerré los ojos. Ser grande era complicado.
Y así en silencio logre conciliar el sueño. Por fin.
•••
Estaba en un bosque rodeada de mas gente, todos hablando entre sí, confundiendome. Pero entre todos las voces, reconocí una. Alex.
Necesito verte, te extraño. Vuelve conmigo amor.
Lo visualice a lo lejos junto a un árbol viejo. Tenía una expresión triste e intente caminar hacía él, pero no podía. Había algo que me lo impedía y no sabía como escapar.
Volví la vista hacía Alex y ya no estaba, tampoco las demás personas. Un escalofrío recorrió mi espalda.
No me olvides. No me olvides. No me olvides. No me olvides.
Se repetía en mi mente una y otra vez sin cesar. La voz comenzó como un susurro, hasta que concluyo con gritos desgarradores que repetían esas tres mismas palabras.
Abrí mis ojos alterada, mis manos se aferraban con fuerza a las sabanas y todo mi cuerpo estaba tensionado, lleve mis manos a mi rostro el cual estaba cubierto por una fina capa de sudor. Era un horrible sueño.
Intente tranquilizarme y relajar mis músculos, y en un intento frustrado termine recostandome nuevamente. En ese instante fue donde escuche a lo lejos dos voces familiares.
Con cansancio me incorpore de la cama y lentamente me encamine hacía la puerta de mi habitación, a la cual no recordaba como había llegado.
- Esta pasando por un momento difícil, no se si sea el momento indicado para verla.
Era la voz de mi madre un tanto preocupada. Avance con cansancio y con pasos débiles en dirección a la escalera, mis pies estaban congelados y mis manos aún temblaban al pensar en aquella voz desgarradora de mi sueño.
- Por eso mismo. Creo que debería acompañarla en este momento, Susan... intento arreglar las cosas.
Pise el último escalón y llegue al primer piso, donde las voces se oían mas claramente. Allí, frente al sofá mis padres conversaban seriamente.
- ¿Hola?
Dije captando la atención de los presentes, a la vez que mi madre se sobresaltaba y mi padre me sonreía.
- Cariño, tu padre quería saber como estabas y... él me ayudo a llevarte a la habitación. ¿Lograste, dormir bien?
- Si.
Mentí y observe al único hombre presente. Una tristeza invadió mi corazón al ver a tres personas que podrían haber sido una familia, ahora tan distanciadas.
- Allison solo quería saber si podía ayudarte en algo. Sabes que cuentas conmigo para lo que sea.
- No, no lo sabía y... gracias pero no necesito ayuda en nada.
Scott White, aquel hombre alto y de cabello rubio, aquel hombre que me había dado la vida y el mismo que me había abandonado de pequeña. Él mismo volvía en busca de perdón, ¿pero es capaz perdonar a alguien que te hizo mucho mal?
- Bueno entonces me iré. Espero que todo mejore para ti, Allison y gracias por recibirme Susan. Hasta pronto.
Se despidió mi padre con una mueca de tristeza y salio de la casa. El silencio invadió nuestro hogar y sin dirigirle palabra alguna a mi madre regrese a mi habitación. No sabía como era capaz de perdonar a ese infeliz.
Esa noche como tantas otras no pude conciliar el sueño y dedique mi tiempo a estudiar.
(...)
Al otro día, todo era agotador, pero debía volver a la preparatoria. Al fin y al cabo ya estaban por concluir las clases.
Esta semana comenzaban las pruebas finales y no sabía como haría para concentrarme en estudiar con todos estos problemas. Pero lo tendría que hacer.
Mis amigos parecían estar en la misma situación que la mía, faltaban a clases y algunos reprobaban algunas materias.
Este debía ser el mejor año.
Él último.
Y todo acabaría.
Pero nada era como lo había imaginado.
Cuando concluí mi desayuno, Ariana se encontraba estacionada frente a mi casa esperandome, mientras comía una rosquilla, me despedí de mi madre y salí a su encuentro.
No dijo palabra alguna y se limito a abrazarme, justamente lo que necesitaba y así estuvimos unos segundos armados de valor, intentando recomponer nuestros corazones rotos. Todo parecía no estar tan mal, si alguien estaba a tu lado.
- Gracias.
Comenté como agradecimiento, y ella asintió con la cabeza. En el corto recorrido hablamos de cosas triviales, en un extraño intento de no recordar el día de ayer, algo imposible.
Cuando la rubia estaciono el automóvil en el estacionamiento me prepare para lo que vendría a continuación, esta semana solo debía pensar en aprobar todo con excelentes calificaciones. Sino habrá sido en vano todo el esfuerzo de estos años, todos los días que estudiaba excesivamente por obtener las mejores notas del salón.
- ¿Estás, bien?
Preguntó Ariana, un poco preocupada y sonreí para que no se preocupara. Al ver mi gesto, sonrió ampliamente mostrándome sus perfectos y blancos dientes.
- No debes preocuparte por mi, Ari. Solo estoy un poco nerviosa por el examen de economía.
Negó reiteradas veces con la cabeza gacha.
- Se que todo te trae mal. Sabemos como nos destrozó lo que paso ayer a todos, y... - tragó saliva y relamió su labio inferior, como siempre lo hacía cuando estaba concentrada - ... no trates de hacer como si no pasara nada, quiero que sepas que todos experimentamos lo que te pasa en algunos momentos. Cuentas conmigo y con todos tus amigos, debes hablar con nosotros. No te encierres en ti.
- Yo...
Suspiré, no quería hacerme la dura, fuerte, solitaria o valiente.
Pero era la única manera de afrontar esta situación.
- Si me sucede algo te lo diré, no debes preocuparte rubia.
Pareció no creer mi mentira, pero no me importo porque tan solo quería huir de esta conversación.
Cuando vi el momento correcto me despedí de ella y me dirigí hacia el salón de clases.
Todo saldrá bien Allison, no debes preocuparte.
Camine apresuradamente por los repletos pasillos, intentando llegar al salón, no entendía porque en el día de hoy los estudiantes de la preparatoria estaban tan eufóricos.
¿Había algo especial, de lo que no estaba enterada?
Seguramente la respuesta era, sí.
Frustrada, decidí que debía tomar un atajo, porque sino no podría llegar nunca en hora a clase. Así que decidí desviarme por otro pasillo para llegar mas rápido, pero eso causo que me topara con el guapísimo chico de ojos verdes.
- Hola, Alli.
- Alex...
Lo observé cautelosamente esperando su respuesta, pero el chico parecía estar haciendo lo mismo, el silencio lo termino interrumpiendo él.
- ¿Cómo pasaste la noche? No vi cuando te retiraste del hospital, ayer.
- Mal ¿no es de esperarse?
- ¿Conciliaste el sueño? - elevé una ceja, no tenía ganas de hablar animadamente con este chico. Solo le respondía por cortesía o de eso quería convencerme.
- No. Pero muchas gracias por preocuparte, Ford.
Contesté sarcástica y lo hice a un lado para continuar. El apuesto chico sonrió de lado y en sus ojos vi algo distinto ¿alegría?
Había otra manera por la que le había respondido. Por el sueño, recordar esa voz desgarradora, me aterraba. Y no quería que nada malo le pasara al morocho.
Aleje esas ideas de mi cabeza, a la misma vez que lograba llegar a mi objetivo inicial: el salón de clases. Como habitualmente lo hacía, tome asiento en la primera fila de bancos y me límite a esperar los pocos minutos que faltaban para comenzar el examen, estudiando.
Pero Ford, no salía de mi cabeza.
Era como una maldita pesadilla.
•••••••
¡Hola, queridas lectoras!
No me maten por no actualizar esta historia, porque francamente y no me enorgullece decirlo he dejado de lado a watppad.
Últimamente el cansancio me a ganado, no tenía fuerzas ni ganas de escribir absolutamente nada.
No se cuando volveré a publicar otro capítulo, y no quiero prometer nada. Solo crucemos los dedos porque sea pronto.
Amo mucho esta plataforma, por eso intentaré motivarme para escribir.
No me olviden, por favor.
Girl-Forever.
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