Capítulo 2

Mi madre no paraba de repetir la lista de las compras a mis espaldas, ya casi la sabía de memoria gracias a esto. Odiaba tener que ir yo al supermercado, pero mi madre casi siempre trabajaba hasta tarde y no siempre podía ir a comprar las cosas que necesitábamos día a día.

- Ya dije que iré cuando vuelva de estudiar. Te imploró que no repitas más la lista de compras.

- Lo que pasa es que eres muy despistada, ya veo que lo terminarás olvidando. Pero bueno si no sales ahora llegarás tarde, te quiero pequeña.

Besé su mejilla y salí por la puerta principal. Comencé a caminar por las tranquilas calles de la ciudad y no tardé mucho en ver a lo lejos la cabellera rubia de mi mejor amiga, la cual corrió a mi encuentro desesperadamente.

- ¿Eres tutora de Alex Ford? ¿Por qué no me avisaste? - pronunció un tanto alterada.

- Por esta razón - soltó una sonora carcajada.

- Cuentame los detalles. ¿Cómo es estar junto a un playboy?

- Normal, lamento desilusionarte Ariana.

- Pensé que sería mas emocionante. Igual tengo muchas mas preguntas para hacerte al respecto. Algunas un tanto extrañas - dijo pensativa.

- ¿Qué tan extrañas?

- ¿A qué olía?

- Detente - sonreí - eso si que asusta.

•••


- Y por eso la muerte de muchos civiles, ayudo a que hoy seamos libres e independientes. Hay algunas figuras más reconocidas, pero nuestro pueblo era el que lucho... - y bla, bla, bla.

El profesor no se detenía jamás. Me gustaba estudiar, pero hoy me encontraba un tanto agobiada, miré a Ariana y la encontré durmiendo descaradamente. Me gustaría poder dormir plácidamente como ella, pero tengo respeto hacia los profesores.
Aveces odio mi manera de ser.

Quince minutos mas tarde el timbre sonó y todos nos desesperamos por salir del salón. Parecíamos una manada de ciervos, huyendo de algún depredador.

En el receso me límite a buscar junto a Ari, a mi mejor amigo Adam pero no lo hallamos.

¿Otra vez había faltado?

Sin darle mucha importancia nos sentamos en la cafetería a conversar.

- Escuche que este sábado organizaran una fiesta en la casa de John y... como Adam es amigo de él podríamos ir los tres - comentó Ariana emocionada.

- ¿Tú entiendes que Adam fue tu novio? - le pregunté - No puedes ahora estar con John.

- Primero, fuimos novios dos años atrás. Ya esta con otra chica ahora y segundo ¿crees que John se fije en mi? - espero ansiosa mi respuesta.

- Eres hermosa cualquier chico querría estar contigo. Pero él no quiere una novia, quiere una chica con la cual tener sexo.

- Tampoco debías destruir mis ilusiones - contestó riéndose.

- Soy realista - alze mis hombros.

- Lo sé, cariño - dijo mordiendo una barra de cereal - ahora es tu turno. Te ayudaré a conquistar a Cameron.

- No necesito ayuda - elevó una ceja - ¿Qué?

- No puedes simplemente quedarte observandolo desde lejos.

- Claro que puedo y lo haré.

- Que deprimente.

- ¡Dejame en paz! - me queje y comenzamos a reír captando la atención de algunas personas cercanas.

Mi amiga miró en dirección a la "mesa de los populares" y allí estaba aquel chico que me traía loca desde hace mucho tiempo - deberías hablarle - negué inmediatamente con la cabeza.

- Nunca se fijará en mi y por mi parte de apoco he ido enterrando este amor no correspondido -.

- ¿Cómo alguien se va a fijar en alguien que no conoce? ¿Qué vive escondida? - me preguntó retoricamente - debes tomar la iniciativa - el timbre sonó indicando el fin del receso.

Las últimas horas de clases se tornaron insoportables. Observaba el pequeño reloj metálico que se hallaba sobre el profesor, esperando que el día de clases concluyera.
Lo miraba con tanto empeño que parecía que telepaticamente movería las manecillas del reloj.

Eso nunca sucedió, solamente parecía que todo sucedía mas lento.

Todos mis compañeros parecían estar en la misma situación. Algunos para hacer el tiempo mas llevadero; escuchaban música disimuladamente, dibujaban, molestaban a otros o dormían.

- ¿Están aburridos? - inquirió el profesor repentinamente y los mas valientes respondieron "Sí".

Entre tantas voces pude diferenciar la voz de Cameron Rogers, mas adelante les contaré un poco mas acerca de él.

- Si esta tan aburrido, lo invito a retirarse de mi clase - pronunció el profesor enfadado.

- No quería hacerlo enojar. - se disculpó el morocho y algunos de sus amigos aguantaron las ganas de reír.

- ¿Cree que estoy enojado? - parecía que profesor no estaba de muy buen humor.

- No quise decir eso... Solamente hizo una pregunta y le respondí con sinceridad - se defendió el muchacho calmadamente - ¿preferiría que mintiera? - mis ojos observaban con cautela la escena.

- ¡Agh! - se quejó el veterano - ¡muchachos irrespetuosos! - murmuró a la misma vez que se fijaba la hora en el reloj de su muñeca - les daré una tarea para que comiencen a hacer, la pueden continuar en casa.

Fue entregando fotocopias a cada uno de los alumnos y luego se sentó nuevamente frente a su escritorio a corregir exámenes.

- ¿La podemos hacer en equipos? - preguntó Zoe una chica rubia conocida por ser porrista.

- Esta bien. Solamente de a dos - algunos alumnos hicieron caso omiso a las palabras del profesor y formaron grupos de a tres.

Aveces pienso lo abrumador que debía ser trabajar de profesor. Mis pésames a aquellas personas que debían soportar una clase llena de adolescentes hormonales.

- Allison - tocaron mi hombro y giré mirando a la derecha.

Era Owen; un chico alto y delgado, su cabello no tenía un color definido era un pelirrojo que se entremezclaba con rubio. Sus ojos eran negros con hermosas pestañas largas y sus mejillas estaban repletas de pecas.

Era uno de los chicos más inteligentes que conocía.

- ¿Si?

- ¿Quieres... hacer el trabajo conmigo? - preguntó con su mirada fija en mi.

- Claro.

Así comenzamos a intercambiar ideas y el tiempo paso mas rápido. Cuando la clase había concluido nosotros habíamos terminado el trabajo y se lo colocamos en el escritorio al profesor.

Fuimos los últimos en abandonar el salón.

- Entonces... ¿todavía no te irás?

- Tengo una tutoría - le informé - aunque quisiera irme a mi casa en este instante - me devolvió una sonrisa.

- Lo lamento por tí. Nos vemos mañana - se despidió y lo vi desaparecer por el pasillo.

Con cansancio me dirigí a la biblioteca, donde habíamos acordado encontrarnos para estudiar. Al ingresar por las gigantescas puertas de madera el silencio me abrazo.

Al mismo tiempo mi celular sonó y me apresure a apagarlo, aunque recibí algunas miradas de enojo.

Ford:

Llegas tarde niña.

Di una nueva mirada al lugar, pero no lo encontré.

Allison:

¿A quién le dices niña? ¿Dónde estas?

Ford:

A ti. Sube las escaleras.

Le hice caso y seguí sus pasos hacía el segundo piso. Fui fijándome en cada pasillo. Hasta llegar al último de todos, pero no lo encontré.

Allison:

¿Es una broma? No estas aquí.

Repentinamente un escalofrío me invadió al sentir su voz tan cerca de mi. 

- Debes aprender a buscar bien - susurró en mi oído y giré para verlo a los ojos. Nos encontrábamos frente a frente, pero yo debía mirar así arriba por la diferencia de altura.

- No estamos jugando a las escondidas Ford - le contesté con cierta ironía.

- ¿Por qué no? - inquirió avanzando lentamente y yo retrocedí topandome con la pared.

- Simplemente no - dije un poco alterada haciendolo a un lado y me apresuré a tomar asiento en la mesa de estudio mas cercana - ¿no vienes?

Sus ojos se posaron en mi y me observaron detenidamente. Espero unos segundos para venir a mi lado.

Para tratar de salir del incómodo momento comencé a sacar algunos libros de matemática que traía en mi mochila. Mis manos estaban sudorosos por el nerviosismo que conservaba en mi interior, eso provocó que uno de los libros cayera al suelo. 

Rápidamente intenté recogerlo pero Alex fue mas veloz.

- ¿Se encuentra nerviosa señorita White? - preguntó el chico de ojos verdes estirandose ruidosamente.

- ¿Por qué lo estaría?

- Dímelo tú.

- Mejor nos concentramos  en los estudios - determine buscando un bolígrafo para escribir.

- Esta bien - dió un largo suspiro y fijo toda su atención en mi.


(45 minutos más tarde...)


- Entonces ya comprendiste que x es igual a doscientos ocho por novecientos y eso lo restamos con lo que nos dió antes y luego lo sumamos y... nos da el resultado - suspiré y lo miré - ¿entendiste?

- Si, x es igual a números, restas y sumas - apoyó su cara entre sus manos - ¡lo entendí!

- Esta bien - dije sin creerlo - entonces terminamos por hoy.

- ¡Al fin! - se apresuró a guardar sus cosas y los dos juntos abandonamos  la preparatoria.

- Hasta luego playboy - me despedí comenzando a caminar rumbo a mi hogar.

- ¡Adiós fea! - gritó caminando hacía su coche.

Negué con mi cabeza sin mirar en su dirección. Este chico era demasiado grosero, nunca cambiaría.


***

Aquí les traigo un nuevo capítulo. Espero que les guste como va el rumbo de la historia.

¿Qué piensan de Alex?

Las amo queridas lectoras.

Girl-Forever

 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top