Capítulo 1

*ATENCIÓN*

ESTA NOVELA ESTA SIENDO EDITADA, POR ESA CAUSA ALGUNOS CAPÍTULOS PUEDEN ENCONTRARSE INCOMPLETOS O NO PUEDEN TENER RELACIÓN ALGUNA. ESTA BAJO TÚ DECISIÓN SEGUIR LEYENDO O NO, AVISARE CON UN ANUNCIO AL FINAL DE LA NOVELA CUANDO ESTA HISTORIA YA ESTA EDITADA COMPLETAMENTE.

SALUDOS CORDIALES.

***



Capítulo 1

"Cuando el amor tocó a mi puerta, no pensaba abrirle hasta que vi que eras tú quien estaba frente a ella"




Fue inesperado recibir esta noticia, eras la última persona con la que pensaba tener que estudiar. Luego de tanto el destino volvía a cruzar nuestros caminos, extrañamente nunca esperé volver a tener que dirigirte la palabra, pero nadie maneja el destino ¿no?
Si tan solo supiera por todo lo que tendría que pasar, todo lo que perdería y aquellas cosas que abandonaría a mitad de camino. Si pudiera haber visto el futuro, tal vez y solo tal vez hubiera dicho que no a la petición de nuestro profesor.

Aunque... no descartaría la idea de volver a decir que sí. Pero tranquilos ya entenderán el porque.

Hoy al concluir mi día de estudios, el profesor Manuel, un veterano amante de la matemáticas y una de las personas mas inteligentes que conozco, me llamo para conversar acerca de mi postulación como tutora.

- Eres la mejor alumna que conozco, me emocionó mucho verte como candidata para tutora. Se que podrás sacar mucho potencial de otros alumnos... - dijo con entusiasmo, mientras recogía una fotocopia de su escritorio -... y por eso te he asignado a alguien un poco problemático, pero que podrás sobrellevar. Con la amabilidad y el respeto que te caracteriza podrás ayudar mucho a este chico.

- ¿Quién es este chico?

- Alex Ford.

Pronunció, a la misma vez que me extendía la fotocopia que sostenía en su mano izquierda. La sorpresa invadió mi rostro y no pude evitar mirarlo fijamente sin creer sus palabras, saliendo de la conmoción agarre la hoja que me extendía.

Inmediatamente comencé a recordar todos los rumores que habían recorrido esta preparatoria acerca de
él. Desde que había acosionada un incendio en el laboratorio de química, hasta que intento chantajear a un profesor para que lo apruebe. Era toda una leyenda para algunas personas.

- Profesor... ¿está seguro? Se que estaría mucho mejor ayudando a otro alumno - intente persuadirlo.

- Este muchacho necesita tu ayuda más de lo que crees, si sigue por el mal camino y reprueba algunos exámenes más, tendrá consecuencias muy negativas. Eres la única en la que confío para ayudar a Ford, se que su actitud de chico malo solo es una fachada, podrás sobrellevarlo.

¿Cómo podía negarme? Para cada respuesta que tenía, el profesor Manuel tenía un argumento. Agotada sin mas nada que acotar, termine aceptando.
Sin dejarme pensar acerca de este tema, el veterano me aconsejo que en ese mismo momento me fuera a presentar con mi "alumno".

No fue una sorpresa saber que se encontraba en la sala de castigos por haber rayado el coche de otro estudiante, aunque extrañamente era castigado por sus acciones, la mayoría de las veces le perdonaban todos sus errores simplemente porque su padre era amigo del director, algunas cosas eran realmente injustas en esta institución.

Recorrí los ya conocidos pasillos de la secundaria, hasta que pude hallar la sala de castigos, la cual se distinguía por un cartel rojo en su puerta.

Avance hacía la puerta y toque tres veces, luego retrocedía dos pasos mientras esperaba que alguien me atendiera. Demoraron unos segundos en abrir la puerta, frente a mi se encontraba mi profesora de química de  mi curso pasado, algo de ella siempre me había conferido miedo.

- ¿Qué se le ofrece señorita? - preguntó con su mirada fija en mi.

- El...el profesor Manuel me envió, para... - tragué saliva, esta mujer me inquietaba. Sus ojos eran demasiado oscuros, casi como si no tuvieran vida - buscar a Ford a Alex Ford - le entregué una nota que explicaba todo con lujo de detalles. Al terminar de leer la nota me miró con seriedad, observé a mis lados intentado salir de este incómodo momento.

- Esta bien, espere un segundo - se introdujo en la clase nuevamente y cerro la puerta dejándome sola nuevamente.

Pasaron unos largos minutos y estuve apunto de irme. La mujer parecía haberse olvidado de mi, hasta que por fin la puerta volvió a abrirse y el chico de ojos verdes salió.

- Nos vemos pronto profesora Montegroso - se despidió - no me extrañé.

- ¡No te quiero ver mas por aquí chiquillo! ¿Esta bien? - gritó la irritante mujer.

Por mi parte, me limite a esperar en silencio. Cuando por fin nos encontramos solos, él noto mi presencia.

- Tú... - lo escuhe murmurar e intente no prestarle atención.

- Me presento seré tu tutora en matemáticas - cambié de tema - solo venía a informarte que mañana comenzamos con las clases.

- Espera un segundo. ¿Tú serás mi tutora?

Inquirió inspeccionando a nuestro alrededor, me limité a asentir como respuesta.

- ¿Tú...? - volvió a repetir, no pude evitar suspirar.

- Si, yo. Comenzamos mañana cuando termine el horario de clase, nos podemos reunir en la biblioteca.

- No puedo, tengo practica de fútbol - acomodo su mochila pronto para marcharse.

- ¿No puedes faltar? Necesitamos estudiar, tienes un examen dentro de poco.

- La práctica es más importante - argumentó sin dar su brazo a torcer.

- Perdona que me entrometa, pero si pierdes un examen más te sacarán del equipo de fútbol. Me imagino que no quieres que suceda eso, así que te sugiero que asistas a las tutorías y salves el examen.

- ¿Qué? ¡No pienso dejar el equipo!

- Entonces empezamos mañana a estudiar. Te veo en la biblioteca - sentencie y sin mas comencé a caminar en dirección a la salida.

- ¡Tiene que ser una broma!

Gritó a mis espaldas, pero hice caso omiso. Este chico me volvería loca.

Al fin pude abandonar el edificio donde estudiaba, todavía no podía creer que debía quedarme cuarenta cinco minutos mas después de clases, solamente para ayudar a Ford.
¡Maldita la hora en que me postule para tutora!

Pero... ¿quién se resiste a los puntos extra? Obviamente yo no.

Camine a paso lento por la calle, era un día calido y luminoso. Aunque prefería los días fríos y lluviosos. No demore demasiado en llegar a mi casa, al abrir la puerta fui recibida por mi perro Max, quien se abalanzó sobre mi para lamer mi rostro.

- ¿Quién es mi pequeño? ¡Eres tú! ¡Eres tú! - pronuncie hablando como si fuera un bebé. Aunque de pequeño no tenía nada, era raza siberiano, su pelaje era blanco y lacio.

Al ingresar a mi hogar, lo primero que hice fue dirigirme a la cocina. Me moría de hambre y quería saber que había dejado mi madre para almorzar. ¡Spaghetti! ¡Con salsa boloniesa!
Mientras colocaba el plato de comida a calentar, encendí el televisor en busca de algo interesante para ver.
Disfrute de mi spaghetti mientras miraba un documental de animales. ¿Sabías que los leones hembras son quienes cazan habitualmente? ¿Y que las cebras andan en manadas?

Pues... yo acabo de aprender estos datos curiosos en diez minutos. Sorprendente.

Lave todo lo que había ensuciando al comer y me dirigía a mi habitación, deseaba darme una ducha caliente.


(...)


A las siete de la tarde mi madre - Susan - regresó del trabajo. Era una mujer inteligente y hermosa. Sus rasgos eran finos, como si se tratara de una muñeca de porcelana. Había heredado los ojos azules de ella, ahora en su rostro se podían apreciar algunas arrugas. Pero se mantenía muy bien para tener cuarenta años. Tenía hermosas piernas y caderas anchas que resaltaban mas su figura. Desearía parecerme un poco mas a ella.
Charlamos acerca de nuestro día y luego, juntas cocinamos la cena. Eramos muy unidas, habíamos aprendido que solamente nos teníamos a nosotras. Que no podíamos depender de nadie mas, mi padre nos había abandonado cuando yo tenía cuatro años. Tuvimos que aprender a sobrevivir solas.

- ¿Como estuvo tu día? ¿pudiste hablar con tu jefe acerca de lo del lunes? - teníamos planeado un día solo de madre e hija, hace mucho que no salíamos juntas.

Pareció pensar las palabras - Será un día muy agitada en el trabajo. Necesitará mi ayuda - hice un gesto con disgusto - pero prometió darme un día libre a elección ¿qué te parece? - saboreé la exquisita carne y me olvide por un segundo de todo lo ocurrido.

- Nos ha quedado espectacular la carne - nos alagué y ella no pudo evitar sonreí - y... esta bien. Lo dejamos para otro día, pero que a Emilio tu jefe no se le ocurre poner otra excusa - sentencié. Ese hombre parecía no querer que sus empleados tengan una vida fuera del trabajo.

- Esta bien hija, sabía que lo comprenderías - dijo con su dulce voz y no pude seguir enojada.

Max apareció al lado mío y lloriquió en busca de comida. ¿Quién se podía resistir a este cachorro? Siempre lograba su objetivo.

- Ven, aquí - me coloqué de pie y el me siguió hasta el recipiente donde comía - aquí tienes. No pidas mas - le serví un poco de mi plato.

- Así lo malcriaras - comentó mi madre con la vista fija en el perro.

- No la escuches Max, ella esta celosa - dije para a continuación escucharla reí.

Cuando terminamos de comer, le dije a mi madre que yo me ocupaba de todo y que ella fuera a dormir tranquila.

Me dediqué a levantar lo que había en la mesa y luego a lavar los platos. Al concluir me encontraba totalmente agotada y mis ojos se entre cerraban. Apagué las luces de la planta baja y subí al segundo piso.
Me dirigí al baño que se encontraba junto a mi cuarto. Hice mis necesidades y enjuague mis dientes, por fin cuando entre a mi habitación me lance sobre mi cama; cómoda y calida.

Max ya se encontraba allí, acurrucado en un pequeño sillón rosado que tenia junto a mi armario.

Mis ojos se cerraron inmediatamente y cuando estaba apunto de conciliar el sueño, mi celular sonó despertandome. Estire mi mano hacía mi mesita de luz en busca del aparato. ¡Bingo! Lo halle junto a mi vaso de agua.
La luz de la pantalla hizo arder mis ojos y tuve que bajar el brillo.
Me sorprendió tener un mensaje de whatsapp de un desconocido.

Desconocido: No podré asistir mañana.

Yo: ¿Quién eres? ¿Te conozco?

Apagué la pantalla del celular, pero rápidamente llego otra notificación.

Desconocido: Si que eres lenta Allison. ¿Cómo harás para enseñarme matemáticas?

Rápidamente lo entendí.

Yo: ¿Eres tu Ford?

Desconocido: ¡Ting! ¡Ting! ¡Ting! ¡A acertado!

No pude evitar girar los ojos, aunque no podía verme.

Yo: ¿Qué quieres?

Desconocido: Avisarte que no asisitiré mañana.

Yo: Ya hablamos de esto. No puedo obligarte a estudiar, tendrás que avisarle esto al profesor Manuel.

Desconocido: ¿No puedes hacerlo tú?

Yo: No.

Desconocido: Que irritante eres.

Yo: Igual que tú. Ahora me iré a dormir, adiós.

Desconocido: Adiós fea.

Se a añadido a sus contactos.

A agendado a Desconocido como Ford.


         _______________________________

¡Hola preciosuras! Estoy feliz de esta nueva etapa de la historia.

He reescrito totalmente este capítulo y espero que la historia mejore mucho mas.

No olviden votar y comentar. Las amo.

Girl-Forever ⚘

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top