✿Constelación de tres✿KomaHinaNami✿

KomaHinaNami (Único)

N/A: HinaNami, KomaNami y KomaHina unilateral, historia AU, leve cambio de personalidades.

ꕥ⊱╮ღ꧂ღღ꧁ღ╭⊱ꕥ

Todo empieza por Komaeda, que es pequeño, es frágil como el cristal, es la luna temblante al llorar y...

Komaeda piensa ha nacido de una forma errónea, que ha sido formado con la mayor rapidez del mundo y la menor lucidez de la vida, que ha crecido sonriendo destrozado y adaptando una personalidad tan falsa como la felicidad eterna, porque no le gusta preocupar a nadie. Komaeda cree también, que no encaja en su cuerpo, que nunca lo hará y se puede ver flotando en el cielo nocturno, casi rozando con la muerte y ocultando cómo es su mundo realmente. Pero con tristeza él despierta, y no está cerca de la muerte, sino que sigue vivo y todo es como antes, que él tiene esa misma piel mellada, repleta de moretones que su padre le hace al beber, y que su madre ya no puede curar porque ella está muerta (ah, que envidia siente), y se ha quedado solo nuevamente. Sin embargo todo cambia, pues conoce a un chiquillo de cabello gracioso, que lo protege de cualquier niño de su vecindario que quiera hacerle daño. Ese pequeño castaño le ha dado su mano, y desde allí, Nagito tiene miedo de soltarla, así que se aferra siempre a Hinata.

Se aferra tanto a su imagen, que ahora no le importa cuántos golpes tenga su cuerpo, ya no le importa si su padre incluso quiera matarlo, porque ha conocido con ese chiquillo una inmensa alegría que se resume en juegos y sonrisas (esas que son de verdad, que no tienen pizca de falsedad). Entonces, Komaeda con las rodillas sucias y Hinata con sus manitas raspadas, caminan, saltan y corren por aquel patio oscurecido por el firmamento, quedando para jugar otro día y nunca parar de hacerlo.

Komaeda siente entonces que no lo puede querer como un amigo, y que lo que siente es algo más, algo intenso y bello, que sonroja sus mejillas con tan solo ver su risa, es algo que no se arregla con medicina... Y cree que lo mejor es ignorarlo por el momento.

Luego sigue Hinata, que es un niño lindo y que no tiene miedo a decir lo que piensa, que solo desea libertad y siempre jugar, sin importar el color que pinte el cielo, ya sea celeste, naranja o azul purpurino. Le gusta jugar con Komaeda porque él es divertido y tiene una suerte de maravilla (como también de pesadilla), así que al principio son los dos contra el mundo, y aunque fue difícil en un inicio, siempre le encontraban una solución a sus problemas infantiles y regaños con los vecinos. Estuvieron así por un buen tiempo, hasta que alguien más se cruzó por su caminito de juegos.

Es una niña preciosa preciosa preciosa, que tiene los orbes de azúcar y labios de cereza primavera, su cuerpo es pequeño y hecho de crema, con una voz tan aterciopelada que cuando canta, Hinata siente derretir su alma. Es Nanami la pequeña que ha pintado sus juegos de alegría rosa, pero no solo eso, sino que es Nanami también, la niña que nunca lo deja, que lo mira con admiración cuando defiende a Komaeda de los crueles pequeños con caritas sucias. Entonces es ella quien le ayuda y también le protege, que se queda a su lado cuando Komaeda se debe ir, y quien calma sus pesadillas.

A Hinata le empieza a gustar mucho la compañía de Nanami, y la quiere mucho más que a nadie, porque ella es la que cura sus heridas, la que jamás lo deja solo pese a la hora que marca su pequeño reloj de mano. Pero Hinata no es tonto, y a su temprana edad se da cuenta que Nanami tiene heridas en su piel donde no debería haber, y que su padre no la trata como una hija, sino como algo más retorcido.

Como algo sucio y lascivo.

El niño comienza a sentirse débil por eso, porque no la puede proteger como quisiera y Nanami nunca le dice nada. Siempre lo niega y cambia de tema, a pesar de lo evidente que es su martirio.

Es desde ese momento que Hinata se obliga a crecer para así proteger a su adorada aurora angelical de las garras de un monstruo al que ella llama papá.

(Nunca se da cuenta de las heridas de Komaeda, sólo de ella).

Por último, está Nanami, quien siendo tan pequeña ha sido corrompida por un monstruo que comparte su sangre, pero ella detesta pensar en eso, suficiente tiene con las pesadillas que la atormentan en las noches, así que decide sonreír y disfrutar de lo que le depara la vida, y conoce a dos chicos muy divertidos, que la aceptan y juegan siempre con ella.

Uno es valiente, el otro siempre se encoge, le recuerda un poco a ella. Y es así como una noche de invierno, donde Hinata no había podido jugar con ellos, que la pequeña se da cuenta de la gran similitud que comparte con Nagito.

Porque el niño de cabellos de nieve lleva cicatrices como las de ella, y tiene los mismos orbes resquebrajados que ella oculta recelosamente, para que nadie descubra lo rota que está. Pero Komaeda ya lo sabe, y no le costó nada. Dos almas marchitas pueden reconocerse al instante, y esa misma noche ella decidió quitarse su blusa blanca para revelar las cicatrices y heridas que lleva su cuerpo.

Komaeda la ve como nunca nadie la vio antes, y le dice que sin importar qué, ella jamás tendrá la culpa de lo que le pasó, y que su cuerpo con heridas incluidas, siempre será una obra de arte. Ella piensa lo mismo del suyo, y se abrazan para curar heridas llenas de veneno letal.

A Nanami le empieza a gustar Komaeda, así que ella se aferra a él y sus manos maltratadas, se siente segura en sus brazos, le gusta la calidez de su pecho y...

Y de pronto todo eso se convierte en que Nanami no se quiere separar nunca de Komaeda, y que él acepta sus miedos pese a todo. Hinata se siente extraño cuando observa aquella repentina cercanía, pero no dice nada, porque así como Komaeda, él elige mejor ignorar esos sentimientos hasta que el momento adecuado llegue (los tres desean que eso nunca pase, pero es inevitable).

Porque así pasaron los años, las estaciones murieron y entre risas y melancolía, con una mano en su pecho y la otra, tratando de alcanzarse entre ellos, llegaron a un punto delicado. Porque ninguno consigue alcanzar la mano del otro, y de pronto todo lo que construyeron de niños parece disolverse en sus dedos, como la arena imposible de retener, que deja rastro pero no uno completo. Las cosas parecen cambiar, y todo lo que queda es una incomodidad muy oculta en sus pechos, hasta que ellos en silencio deciden ignorar lo que sienten, y seguir como antes.

Porque todo era más sencillo de niños, a pesar de los golpes y gritos.

Así que, con una promesa, Komaeda decide negar sus sentimientos hacia Hinata, Hinata cree que lo mejor es aprender a soltar a Nanami (sin dejar de protegerla), y Nanami cree que siempre estará para cuando Komaeda la necesite, pero que simplemente lo dejará de intentar.

Y están bien con eso, duran así un buen tiempo...

Pero nada es eterno.

Porque hay veces en donde es inevitable que Komaeda quiera besar a Hinata, que Hinata quiera tener a Nanami en brazos y que Nanami solo desee que Komaeda la mire.

Todo se vuelve más complejo de nuevo, porque cuando los tres están en silencio y las voces teñidas de rosa enamorado les susurran al corazón de cada uno que se amen para siempre, en lo único que termina es en dolor. Porque el problema aquí es que...

A Hinata le encanta Nanami, la adora tanto que casi siente llorar de alegría dorada cuando la ve; que a Nanami le gusta Komaeda, porque comparten moretones y cicatrices profundas en sus pieles, tanto que ella no quiere que él esté solo nunca más, porque quiere acompañarlo para toda la vida, y Komaeda... Komaeda quiere cuidar de Nanami, porque sabe que es ella lo que Hinata más adora en ese mundo tan cruel, y moriría si le pasara algo a su nefelibata amada.

Todo es complicado para ese trío, tanto que creen que tocar el cielo es mucho más fácil que abrir sus sentimientos, y al final, lo que queda es que su relación no puede definirse como algo que solo se limita en amistad, porque los tres forman una constelación muy complicada, no se ve en el cielo, pero se sabe que allí está, marcada indeleblemente, pero que solo se posa en una dirección y que nunca mira hacia atrás. Porque los ojitos de verde primavera quieren alcanzar a una aurora dulce, los orbes de cielo azucarado solo buscan a un verde esperanza con manchas de dolor, y el verde prado anhela estar para siempre en el corazón de aquel que comparte su color.

Los tres saben que no tienen solución, así que solo callan para que no sea más doloroso de lo que ya es (y porque ninguno quiere separarse del otro).

Está bien, siempre estamos bien.

Los tres sonríen, pero no pueden mirarse como antes, porque ya nada es como antaño. Porque todo es complicado.

ꕥ⊱╮ღ꧂ღღ꧁ღ╭⊱ꕥ

¡Hola, mi amada y amado lector! Sí, por primera vez escribo un KomaHinaNami, y sinceramente me gustó a pesar de no ser fan de estos triángulos amorosos... Pero es que siempre tienen algo que me llama (╥ω╥ )❤️❤️

Una pregunta, hasta ahora de todos los one-shots que han leído ¿Cuál les gusta más? ฅ(•ㅅ•❀)ฅ

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top