Capítulo 9
Despertó con su rostro bañado en lágrimas, su cuerpo sudaba, su corazón latía desembocado. Dolía, con un demonio que dolían aquellos recuerdos.
Sonrisas falsas, quizás desde cuando, promesas rotas, recuerdos que lo atormentaban, la sombra de Namjoon lo seguía aún en sus sueños.
No quería, no quería seguir recordando aquellos momentos, no quería recordar aquellos hoyuelos, no quería seguir sintiendo algo por Kim Namjoon, pero era un juego perverso donde su mente lo seguía buscando.
Frustrado, limpió sus lágrimas mordiendo su labio inferior fuertemente. Lo superaría, no importaba cuánto demorara y los años de relación, lo superaría.
Sin ánimo, se levantó a oscuras de la cama. En momentos así, lo mejor era tomar un café amargo, como lo había estado haciendo desde hace varios años.
Respiró intranquilo, su cuerpo temblaba y todo por los dolorosos recuerdos. Sorbiendo su nariz, prendió la máquina de café. Esperando, vio a través de la ventana, el cielo lentamente comenzaba aclararse.
En una esquina de la cocina, otra persona apreciaba aquella vista. Yoongi, en silencio apreció el rostro del pequeño hombre rubio, cómo de hinchados estaban aquellos párpados, lo irritado que estaban los pequeños ojos grises y lo roto que estaba aquel labio inferior de tanto morderlo.
—No hagas eso —ordenó acercándose más a Jimin.
El pequeño omega se sobresaltó y observó hacía su espalda, el alfa lo observaba atento.
—¿Qué... qué hace despierto a es-estas horas? —su voz rota. Avergonzado, limpió con fuerza su rostro.
—Hey, te dije que no lo hicieras —frunció el ceño ignorando la pregunta anterior.
—¿Qué cosa? —preguntó sorbiendo su nariz.
—Morder tu labio. Está roto de tanto que te lo muerdes —señaló apuntándose su propio labio.
Al escuchar aquellas palabras, dejó de hacerlo. Lo había estado haciendo inconscientemente y recién ahora que se lo señalaban era que sentía el sabor metálico de la sangre en su boca.
Para Yoongi, aquella expresión en el rostro de Jimin fue similar a la de un gatito que no le gustaba su comida.
—Agh... ya decía yo que sabía horrible... incluso pensé que podía ser mi aliento. —susurró tratando de observar su lengua.
Okay, él no tenía que reírse de eso... pero lo hizo. Jimin lo observó sorprendido, aquella risa grave fue corta, pero se sintió bien escucharla.
—Humn... —aclara su garganta—. El café está listo.
El pequeño omega sonrió ansioso por tomar aquel exquisito café y se acercó a la máquina dándole la espalda al alfa.
—Hyung, ¿quiere que le prepare uno? —Yoongi entrecerró sus ojos.
—Sí. Y quita el hyung, te dije —ordenó sacándole una pequeña carcajada a Jimin.
Increíble, estaba seguro que si se lo hubiera dicho a otra persona, esta ya estaría temblando de miedo y le hubiera hecho caso. Era Jimin, un pequeño cuerpo impredecible.
Recibió la humeante taza de café, ambos se giraron hacia la ventana para ver el amanecer.
—Amargo... —susurró Yoongi.
—Lo siento, me gusta el café amargo ¿le paso azúcar?
—No, está bien, me gusta amargo también.
—Hyung... ¿qué haces despierto tan temprano? ... ¿y cómo bajó? —sip, definitivamente no sabía cuando cerrar su boca.
—Joder... tengo un elevador, ¿bien? —explicó ante la curiosidad del pequeño rubio—. ¿Y tu?
—Eso lo explica... y yo pregunté primero —reclamó volteando a observarlo.
—Insomnio. —se encoge de hombros quitándole importancia, años en los que no podía dormir bien. Jimin asintió con la cabeza como si comprendiera—. Tu.
—Recuerdos... —suspira melancólico.
—Son los peores —pronunció el alfa como si pudiera entender aquellos sentimientos del menor.
—Al igual que el insomnio por pensar tanto en aquello —sonrió ladino dejando la taza vacía en el lavamanos—. Esos también son los peores —pronunció saliendo de la cocina.
Yoongi se quedó en silencio, parecía que tenía más cosas en común con aquel pequeño beta de lo que se veía. Dejando la taza en el lavamanos, fue hasta el elevador que estaba a un costado de la escalera, observó la puerta que estaba a su izquierda. Tocó un bolsillo de la silla, había una llave, siempre traía esa llave consigo.
Moviendo su silla, abrió aquella puerta y entró. En la soledad de su antigua habitación fue hasta a su closet, escondido entre su ropa, sacó una imagen —la única que guardó—. La detalló por varios segundos antes de lanzarla al suelo con fuerza. Él también tenía muchos recuerdos que quería olvidar.
» ♡ «
Curioso, el pequeño omega se acercó gateando hasta el borde de su puerta para así poder ver de qué provenía tal alboroto.
—Te dije que no los quería ver aquí. A ninguno —gruñó intentando cerrar la puerta.
—Yoongi, son tus padres, no puedo estar rechazándoles siempre por ti —reclamó el omega de brazos cruzados, interponiendo su pie entre la puerta para que esta no se logre cerrar.
—Tu fuiste el que se ofreció a hacerlo, nadie te está obligando, así como nadie te obliga a estar aquí. Además, esa mujer no es mi madre.
—Si estoy aquí es por ti, porque soy tu amigo y estoy preocupado por ti —sus ojos se estaban volviendo acuosos.
—¡Nadie te obliga!
Lentamente, Jimin comenzó a avanzar hasta estar en las escaleras. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, se levantó y sacudió sus pantalones. Tal vez no debía de escuchar aquella conversación.
Con un suspiro culpable, siguió su camino deteniéndose otra vez al escuchar otras voces en la sala.
«Te vas a meter en problemas, Minnie», la voz de su amigo volvió. Ignorándola como siempre, Jimin se acercó sigiloso. Una mujer le daba la espalda, al parecer estaba hablando por móvil ya que tenía su mano en su oído.
—Sí, como te digo... puede qué sea un parapléjico, pero sigue siendo un alfa muy apuesto... sí, ya te dije que me odia desde que me le insi... —Jimin abrió demás sus ojos y asustado retrocedió. Error.
El sonido de un vidrio estrellándose contra el suelo alertó a todos. El pequeño omega observó a todos lados asustado, y sin saber qué más hacer, se adentró donde estaba aquella mujer.
—¿Qué fue ese ruido? —preguntó con el ceño fruncido, fingiendo no saber nada.
—¿Tú quién eres? —peguntó alzando una ceja.
—Eso a ti te importa una mierda, ándate de aquí —ordenó Yoongi apareciendo por su elevador, seguido de Jin quién limpio sus lágrimas con disimulo.
El ambiente fue tenso enseguida. Jimin observaba a Yoongi y este observaba a la mujer a su lado. Jin suspiró y fue en busca de algo para limpiar.
—Creo que esperaré en mi habitación... —susurró incómodo.
—¿Vives aquí? —volvió a preguntar la mujer mirando hacia el rubio.
—Vete. No eres bienvenida —volvió a ordenar Yoongi más cabreado que antes.
De pronto Jimin arrugó su nariz, aquella mujer apestaba a tierra y pintura.
—¿Viniste a verme sabiendo que tu celo estaba cerca? —preguntó Yoongi aguantando sus arcadas de asco. La omega sonrió abiertamente mientras se acercaba a Yoongi balanceando sus caderas, ignorando totalmente a Jimin.
Todo el cuerpo del alfa se tensó, Jimin lo notó y actuó rápidamente empujando a la omega al pasar a su lado. Rodeó a Yoongi hasta estar detrás de él y agarrar la silla de ruedas.
—Hora de la sesión —pronunció empujando al alfa, rápidamente los sacó a los dos de aquella sala—. Nos está siguiendo... —susurró asustado, observando sobre su hombro.
—Entra a mi antiguo cuarto —ordenó sacando una llave.
Jimin rápidamente giró, el alfa abrió la puerta y ambos se metieron en la habitación.
—Joder, qué aroma más fuerte y asqueroso —hizo una mueca de asco mientras colocaba llave a la puerta—. Y tu ya suéltame.
En un segundo sus manos lo soltaron y retrocedió un paso.
—Lo siento... sólo actué otra vez —sonrió algo incómodo. Yoongi se dio vuelta para poder observarlo.
—Sólo no vuelvas a tocar —suspiró dando vuelta.
El pequeño omega asintió con la cabeza varias veces, se dio vuelta y se sorprendió de ver que aquella habitación era tan... él, ¿por qué el alfa no la usaba entonces? Algo llamó su atención, habían vidrios rotos en el suelo.
Se acercó con la intención de limpiarlos, era el cuadro de una foto. Una foto algo desgastada, pero se podía apreciar a dos hombres y de fondo el mar.
—No toques eso —su voz fría y tensa.
—Pero... se rompió, puede ser importante —respondió estrellando sus rodillas contra el suelo, recogiendo trozo por trozo, dejando de lado aquella foto. Estaba seguro que uno de esos hombres era Yoongi.
Yoongi viró sus ojos y tensó su mandíbula.
—Te. Dije. Que. Dej...
—¡Ay! —chilló Jimin, estirando su labio inferior, soltó los demás trozos de vidrios y observó su dedo cortado, la sangre roja brotaba por aquella cortada.
El alfa se concentró unos segundos en la sangre antes de reaccionar, se deslizó rápidamente al lado del pequeño hombre y lo tomó delicadamente de la mano para observar la cortada sin importarle manchar su ropa con las gotas de sangre.
—Tonto, te dije que dejaras eso ahí —susurró viendo el corte, el cual no era muy profundo. Suspira con alivio.
—Bueno... si no era yo, otra persona se podría cortar de igual forma... —explicó atento a las acciones de alfa, observando las atractivas facciones del contrario.
—¿Así qué preferiste lastimarte tu a que se lastimen otros? —cuestionó observando aquellos pequeños ojos grises.
Ambos se observaban sin decir nada. De pronto, Jimin se comenzó a sentir avergonzado, podía sentir el calor de sus mejillas subiendo lentamente.
—¿Yoongi, estás ahí? —interrumpió con un golpeteo en la puerta. Ambos se separaron y observaron a la puerta—. ¿Viste a Minnie? ¿Por qué estás ahí?
El alfa alzó una ceja y observó a Jimin enderezándose.
—Por si querías saber, a tu mamá se le adelantó el celo y se fue rápidamente, dijo que no te quería incomodar.
Jimin frunció el ceño confundido, observó al alfa y este negó con su cabeza.
—Te dije que no es mi madre —gruñó Yoongi observando los gestos de Jimin.
—... Bueno, ¿viste a Minnie?
—Estoy aquí —respondió callando sus dudas respecto a todo lo que había visto y escuchado de aquella mujer.
Jin se quedó estático, pensando en todas las posibilidades del por qué él estaría ahí, adentro, en la habitación de Yoongi, en esa habitación, y ninguna le gustó.
—... ¿Po-por qué estás ahí? —preguntó intentado abrir la puerta sin éxito.
El pequeño hombre frunció sus labios y observó la puerta y luego al alfa. Yoongi se encogió de hombros restándole importancia.
—Ya vete.
—Bueno...
—... Y cúrate ese dedo —ordenó dándole la espalda.
No es tan rudo y malo como aparenta ser. Con una pequeña sonrisa, Jimin abrió la puerta encontrándose con un muy preocupado Jin.
Apenas cerró bien la puerta, lo agarró de los hombros y lo observó de arriba abajo buscando algo. Un escalofrió doloroso recorrió sus hombros donde Jin le tocaba, disimuladamente se removió.
—Dios, ¿cómo te cortaste? —susurró tomándolo de la mano. Tragó pesado y alejó su mano para observar el pequeño corte.
—Este... fue... con el jarrón; intenté limpiarlo antes de que aparecieran, pero luego vi a esa señora y me acerqué a preguntarle si había visto qué pasó —explicó con una gran sonrisa inocente.
—Vamos a desinfectar eso y ponerle una tira adhesiva —suspiró dirigiendo el camino.
Cuando estuvieron lo suficientemente lejos de aquel cuarto, Yoongi salió y subió al segundo piso sin soportar estar más ahí.
—¿Esa mujer no es la madre de Yoongi hyung? —preguntó Jimin observando como el mayor sacaba las cosas para limpiar su cortada.
—Sí y no. Su verdadera madre murió hace algunos años y ella es la nueva esposa de su padre, al principio se llevaban bien... no sé qué cambió —suspiró derrotado.
Jimin apretó sus labios, esa mujer no era lo que aparentaba ser ante los demás.
—¿Y tu qué hacías en esa habitación y con Yoongi? —el pequeño hombre sonrió lentamente.
—Hyung, ¿no me dijo que hoy tenía una cita con su alfa? —preguntó con una sonrisa inocente, cambiando de tema.
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