Capítulo 6
Hoseok y Jin se observaron nerviosos. Yoongi, como siempre con su rostro serio, se adentró a la clínica sin la ayuda de nadie después de acomodarse en su silla de ruedas.
Cómo siempre, los omegas se mantenían lo más apartados del famoso alfa más temido de la clínica, su nombre ya era reconocido a pesar de las pocas veces que Hoseok había logrado traerlo.
Sólo fue un carraspeo por parte de Yoongi, pero esa simple acción provocó temor en los demás presentes y sobresaltó a su hermano y amigo.
—¿Qué traman? —su tono serio y grave sobresaltó nuevamente a Hoseok.
—B-Bueno yo i-iré a esperar a-afuera —tartamudeó Jin con una nerviosa sonrisa antes de desaparecer rápidamente.
No importó la súplica que Hoseok le pedía a través de sus ojos, no dudó en dejarlo. Maldiciendo, Hoseok respiró profundamente y sonrió en grande al alfa contrario. Yoongi alzó una ceja y detuvo el movimiento de sus manos.
—No es nada... —rodó sus ojos—... Sólo que nos sorprende que hayas aceptado venir...
Pasaron varios segundos donde Yoongi lo observaba fijamente sin decir nada, segundos que provocaba un ataque al corazón de Hoseok.
Yoongi asintió con la cabeza—. Bien.
Hoseok volteó la cara y soltó un suspiro de alivio, el cual disimuló con una tos.
Algo estaba mal, Yoongi lo sabía, lo presentía.
Cuando cruzó aquellas puertas fue que entendió qué estaba mal. Gruñó enojado y prácticamente mató con la mirada a su hermano. Hoseok esquivó su mirada sonriendo apenado.
—No lo culpes a él, tal parece que así es la única forma que tenemos de verte, ya que no nos recibes en tu casa y tampoco contestas nuestras llamadas —habló el hombre de traje junto con una hermosa mujer.
—Bueno, si no contesto o recibo, es porque no los quiero ver, creí haberlo dejado claro con esas indirectas —bufó cruzando sus brazos sobre su pecho y observando a su alrededor, menos a la pareja frente a él.
—No seas maleducado —regañó la mujer abrazada al brazo de su padre.
—Tu no eres más qué la pareja actual de mi padre. —gruñó enojado, haciendo que esta bajara su cabeza sumisa y se escondiera un poco tras la espalda de su alfa.
—Yoongi. —advirtió el alfa ya de avanzada edad.
Hoseok se adelantó y habló primero para evitar un desastre.
—Bueno bueno, somos familia, no hay que pelear —sonrió alzando ambos pulgares.
La mirada mortal de su hermano, hizo que de a poco, su sonrisa fuera desapareciendo al igual que sus pulgares alzados.
—Me voy. —dictó Yoongi dando vuelta a su silla.
Un agarre en esta se lo impidió, Hoseok cerró fuertemente sus ojos al ver la acción de su padre.
—Suelta. Ahora. —tranquila pero venenosa, su aura imponía y hacía que los demás se doblegaran. No importaba que ahora estuviera en una silla de ruedas; su presencia y voz seguía atemorizando e imponiendo respeto.
Lentamente, el hombre soltó la silla y Yoongi fue capaz de avanzar sin mirar atrás. Hoseok sonrió apenado a sus padres y se fue tras su hermano.
Jin se sobresaltó al ver regresar al alfa y bajó rápidamente de la camioneta.
—Será mejor qué no digas nada —gruñó antes de que el omega siquiera alcanzara a emitir una palabra.
—¡Yoongi, espera! —gritó Hoseok corriendo hasta la camioneta, justo cuando la puerta se cerró por el mismo Yoongi—. Lo siento, ¿si? Papá me lo pidió y no me pude negar —se lamentó.
Lentamente la ventana bajó.
—Está bien —pronunció el alfa sin voltear a verlo.
—¿En serio? —preguntó aliviado.
—Sí, sólo no volveré nunca más aquí —Hoseok abrió de más sus ojos e intentó razonar con el alfa, pero la ventana ya estaba arriba y la camioneta en marcha.
—¿Estás seguro? —preguntó el Omega observándolo por el retrovisor.
—Será mejor que te calles, Jin; tu sabías de esto.
El omega guardó silencio el resto del viaje, pues su amigo alfa tenía razón. Sabía que era mala idea e incluso se lo dijo a Hoseok pero... era un pedido del padre de su amigo... ninguno de los dos pudo negarse.
» ♡ «
Jimin lanzó su mochila contra el sofá y se hundió en este como si fueran uno solo.
Nada, no había encontrado nada. Lugar en el que preguntaba ya no se necesitaban, tal parece que su profesión ya estaba saturada y lo que más sobraba en este momento eran los kinesiólogos y fisiólogos.
Cómo niño pequeño, hizo una pataleta en el sofá hasta caer al suelo y quedarse ahí.
—¿Nada? —preguntó Taehyung riendo enternecido por el berrinche del pequeño omega.
—Nada —confirmó con un puchero, volviendo a incorporarse en el sofá—. Tengo una crisis existencial, Tae...
—No desesperes, Minnie, ya encontrarás trabajo, tu sólo espera —trató de animar.
Jimin lo observo y rodó sus ojos abrazando el cojín.
—¡Hey! Con esa actitud, no vas a conseguir nada —frunció el ceño acercándose al sofá.
—Pero si ya no consigo nada, ¿cómo se supone que te voy ayudar si no encuentro trabajo?
—Ya te dije que no es necesario.
—Pues para mi sí —el omega contrario rodó los ojos por lo terco que podía ser su amigo.
—¡Ah! —el pequeño omega se sobresaltó asustado por el repentino grito. Taehyung sonríe divertido—. ¿Desde cuándo recibes números y no me lo dices? —preguntó entregándole una tarjeta.
Jimin frunció sus cejas y recibió la tarjeta—. Yo no... ¡Aaah!
—¿Qué? ¿Qué cosa?
—Ya sé dónde buscar trabajo —sonríe triunfal y se levanta de un salto.
—¿A dónde vas? —pregunta observando a su amigo correr a la habitación por neutralizador y tomar su mochila.
—Por un trabajo —contestó sacudiendo su mano y alejándose rápidamente.
Estaba seguro de que aquel hombre sería su salvación. Su sonrisa era tan brillante que estaba seguro que nadie se la podía quitar. Lástima que sí pasó.
El portero le observaba triste mientras señalaba más allá de la puerta. Namjoon estaba, otra vez, recargado contra su auto a la espera.
—¿Quieres usar la entrada de emergencias?
—¿Podría? —preguntó esperanzado.
El portero sonrió y le entregó una llaves.
—Ve, y cuando vuelvas, déjalas sobre el mesón y yo entenderé.
—Gracias —con una pequeña sonrisa de alivio fue a la parte trasera con cuidado de que Namjoon no le viera, eso arruinaría todo.
Tal parecía que Namjoon no entendía la palabra esperar o simplemente estaba desesperado por empezar bien su nueva relación, pero Jimin no, él aún no estaba listo para hablar con el alfa.
» ♡ «
Intentó llamar varias veces el número escrito en la tarjeta pero nunca le contestaron, por eso estaba ahí ahora. Frente a un gran portón que daba a la vista una gran casa que podía asemejar a una mansión.
Antes de intentar adivinar cómo llamar, el portón se abrió y una chica un poco más baja que él pasó corriendo a su lado llorando. Atrás de ella venía aquel chico con el que se había encontrado en el supermercado corriendo.
—¡Espera! ¡Él en verdad no quiso decir es...! Ay, ya se fue... —suspiró agotado mientras se recargaba en sus rodillas.
—Emh... —el chico frente a él volteó a verlo asustado.
—Joder, qué susto... —susurró logrando sacarle una tierna risa a Jimin.
—Lo siento, no era mi intención —se disculpó con una pequeña sonrisa.
—¡Hey! ¡Yo a ti te conozco! ¡Eres el chico tierno y amable del supermercado! —el pequeño omega volvió a reír por la emoción del contrario.
—Así es, intenté llamarle antes de venir aquí pero no contestó... —explicó observando tras el hombro del contrario.
—Lo siento... vienes por el trabajo, ¿cierto?
—Sí.
—Lo siento otra vez, pero... —Jimin lo tomó del antebrazo, moviéndolo justo a tiempo qué un cuerpo corría en su dirección hecho una furia.
—Nunca en mi vida había conocido a alguien tan... tan... ¡ugh! —gritó enojado alejándose. Jimin pestañeó varias veces y volteó a ver a Jin.
Antes de que pudiera retroceder un paso, Jin lo tomó de la mano con una gran sonrisa cariñosa.
—Como te decía, llegaste justo en un buen momento —sonrió arrastrándolo hacia adentro.
—Pero... ¿y aquellas personas? —preguntó volteando su cabeza hacia atrás, pero aquellas dos personas ni se veían.
—Pequeñeces —restó importancia adentrándose junto con él.
Si le pareció increíble desde afuera, pues desde adentro era mil veces mejor.
—Sorprendente, ¿no? —sonrió orgulloso el contrario.
Jimin asintió con la cabeza totalmente sorprendido ante la belleza no extravagante de la gran casa. Era una belleza sutil pero encantadora.
El sonido de un móvil llamó la atención de los dos.
—Ese es mi móvil. ¿Dónde lo habré dejado? —se preguntó observando alrededor—. Espérame un momentito aquí, ¿si?
—Claro... —el contrario se perdió en unos segundos.
El pequeño omega, cómo el curioso que era, comenzó a deambular después de unos segundos. Se sintió observado de alguna forma extraña y después sintió un llanto, era un llanto de un bebé. De inmediato el instinto de Jimin le pidió buscarlo para calmarlo, el quería ayudar al pequeño con su llanto tan desolado. Subió al segundo piso; frente a él estaban unas puertas, estaba seguro que de allí provenía el llanto. Con el corazón latiendo desembocado, tocó la manilla de la puerta.
—No entres ahí. —con un sobresalto se dio vuelta. Ya reconocía aquella voz.
—Tu.
—Tu.
Ambos se observaron fijamente sin decir nada. Jin apareció con una gran sonrisa que se borró al ver la tensión en el lugar.
—Hey... Yoongi, pensé que estabas en tu habitación.
—Puedo estar donde yo quiera, es mi casa —Jimin tragó seco ante la penetrante mirada de aquel alfa.
—Yo... creo... me voy —terminó de balbucear dando la vuelta. El llanto infantil comenzó nuevamente deteniendo a Jimin.
—El pequeño ya despertó —susurró Jin corriendo hacia las puertas detrás del pequeño omega y perderse por ellas.
Angustiado, Jimin observó la puerta, sentía la necesidad de ayudar y consolar a ese pequeño. Yoongi lo observó alzando una ceja, algo perdido con las facciones y las emociones que mostraba a través de ellas.
—¿Estás preocupado? —preguntó confundido pero sin hacerlo notar.
—Sí... ese pequeño llora como si buscara a alguien... quiero ayudarlo... —respondió con su vista pegada a la puerta.
—¿Por qué? No lo conoces, no es de tu incumbencia.
—¿Desde cuando se necesita una razón para ayudar? —pregunta algo altanero, frunciendo sus labios y cejas.
Yoongi sinceramente se sorprendió de que le respondiera así. Claro que no lo demostró, pero sí sonrió ladino. Jimin, al estar pendiente del llanto desesperado, no fue consciente de aquel gesto.
—Sígueme —ordenó dando vuelta.
—Pero... —volteó a verlo.
—Sígueme. —recalcó logrando qué, con un pequeño bufido descontento, el pequeño omega lo siguiera.
Esto... era algo nuevo y agradable de cierta forma que Yoongi nunca admitiría.
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