Capítulo 2
Taehyung observó cómo su amigo estaba enrollado cómo una pequeña pelota con sus sábanas blancas, acomodado al medio de su cama sin querer hablar. Estaba preocupado, Jimin llevaba tres horas en la misma posición sin querer hablar, ya había amanecido.
—Minnie, hablemos ¿si? —intentó nuevamente sentándose frente al pequeño omega con una bandeja de comida entre ellos—. Mira, ya tengo listo el desayuno... e hice todo lo que a ti te gusta.
Jimin se removió un poco, solamente se veían sus ojos, pero eso era un gran avance para Tae.
—¿Waffle? —el omega contrario sonrió y asintió con su cabeza—... ¿café?
—Amargo, como te gusta —por dentro festejó cuando vio a su amigo tratar de salir lentamente de las sábanas—. ¿Aún así no quieres? —preguntó con un puchero por su fracasó.
—... Tae...
—¿Si?
—Estoy atrapado.
—... ¿Qué?
—... Estoy atrapado, no puedo salir —estresado se removió más brusco sobre la cama, tratando de sacar las sábanas.
—Calma, espera, estás derramando el café —chilló Taehyung entre divertido y enojado.
Jimin se quedó quieto con un puchero en sus labios, siempre le pasaba lo mismo, por eso trataba de hacer eso sólo cuando había alguien a su alrededor que pudiera auxiliarlo. Lentamente, las sábanas a su alrededor lo fueron dejando hasta liberarlo completamente.
—¿Mi café? —el omega contrario rodó sus ojos y volvió a colocar la bandeja entre los dos.
Con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, tomó entre sus manos la taza de café caliente, sopló suavemente antes de tomar un sorbo.
—Sobornarte con café siempre funciona —comentó Tae tomando un trozo del waffle.
—Café es vida —se encoge de hombros disfrutando de la gran vista a través de los ventanales de la habitación.
Taehyung esperó pacientemente a que el pequeño omega rubio terminara su desayuno antes de peguntar.
—¿Me dirás que pasó anoche, o mejor dicho, hace unas horas? —Jimin suspiró, bajando su taza ya vacía, jugando a deslizar su pequeño dedo anular por el borde de esta, sin querer ver a su amigo.
—... Ya no podía estar ahí... —comenzó.
—¿Por... qué? —modula lentamente, como si hablar rápido y fuerte provocaría que Jimin se rompiera.
—... Pues... porque... —balbucea sintiendo como las lágrimas amenazaban con salir nuevamente.
—Si es por lo que hablamos, ya te dije que aunque no me cae del todo bien Namjoon Hyung, no creo... —calló al ver como las lágrimas silenciosas se deslizaban por el rostro de su amigo—. ¿Minnie?
Jimin abrió su boca tratando de hablar y refutar aquello pero... aún dolía y además... aún le era difícil de creer; lo único que lo hacía real, era el dolor que persistía en su cuello.
—Minnie, dímelo ¿si? —pidió corriendo la bandeja y quitándole la taza vacía al omega pequeño.
Cerró sus ojitos, lo mejor sería decírselo con acciones que con palabras, aunque tampoco creía que podría decirle aquello con aquel tremendo nudo en su garganta. Corrió su cuello hacia un lado, dejándolo expuesto.
Taehyung frunció el ceño al ver el movimiento del contrario. ¿Por qué le mostraba su cuello? ¿Cuándo se había lastimado para tener...? Abrió su boca con horror cuando entendió aquella acción, la marca en su cuello estaba desapareciendo y aquello significaba que Namjoon lo engañó y mordió a otro.
—¡Dios Minnie! —chilló asustado sin poder imaginar el dolor de su amigo—. ¡Ese idiota! ¡Lo mato! ¡Te juro que lo mato! —escandalizó haciendo puños sus manos.
Mordiendo su labio inferior para no sollozar, tomó entre sus pequeñas manos las de Taehyung.
—Olvídalo... —susurró débil.
—¿Cuándo? —preguntó en cambió. Jimin suspiró haciendo una mueca—. Minnie, dime cuando.
—No sé... sólo desperté por el fuerte dolor en mi cuello... y... y entonces me fui y llegué aquí; ya no podía ni quiero estar más en esa casa, así que tomé algo de ropa y otras cosas y... y me fui.
—¡Ese cab...! —muerde su lengua—. Se cree muy inteligente y astuto por tener 149 de intelectual, ¡intelectual mi abuela! ¡Ya verá! ¡Ya verá! —gruñó enojado.
Jimin rió algo triste pero divertido por las palabras de su amigo, era reconfortante saber que su amigo lo cuidaba y quería tanto a pesar de estar tan roto.
—Déjalo... no quiero pensar en nada... recordar nada... ni sentir nada. Duele y no lo digo sólo por la marca desapareciendo, sino que también por mi corazón pisoteado y mis ilusiones rotas. Debimos haber terminado cuando nos enteramos que era infértil, debió terminar conmigo en ese momento. ¿Por qué darme falsas ilusiones, Tae? ¿Por qué darme falsas promesas? —volvió a llorar.
Angustiado, Taehyung abrazó a su amigo dejando que este vaciara todas sus penas y temores con su llanto, que sus lágrimas se llevarán todos aquellos pensamientos y sentimientos negativos que atormentaban a su amigo.
Después de unas horas de escucharse sólo un desolado llanto, volvió a arropar al pequeño omega, quien estaba hecho un ovillo abrazando sus piernas. Con dolor, acarició el desordenado cabello rubio y se inclinó para limpiar con su pulgar aquella solitaria lágrima de sus hinchados párpados.
Tomando sus llaves, salió de su edificio, deteniéndose un momento en la entrada para observar al portero.
—Si alguien viene y pregunta por mi o mi amigo, ¿le puede decir que no hay nadie y que nadie ha venido a verme?
—Claro, señorito Kim. —sonríe.
—'Taehyung', ya te lo hacía dicho —sonríe—. Gracias.
Rápidamente se subió a su auto y condujo hasta la casa, o la que era casa de su amigo. Tenía que tomar todas sus pertenencias, por que no dejaría que Jimin volviera a esa casa para que se encontrara con ese estúpido alfa, no señor.
» ♡ «
Se sorprendió de ver la puerta abierta hasta atrás. «¿Tan descuidado fuiste, Minnie?», pensó adentrándose a la casa.
Si aquello fue un robo... pues fue uno muy... ¿desordenado? Todo estaba destrozado y patas arribas.
—¿Hay alguien? —preguntó caminando, se sobresaltó cuando pisó un trozo de vidrio.
—¡¿JIMINNIE, ERES TÚ, BEBÉ?! —bajó las escaleras rápidamente, casi tropezando para llegar abajo.
Taehyung alzó una ceja e hizo puños sus manos, tratando de contenerse.
—¿"Jiminnie"? ¿"Bebé"? ¿Cuán hipócrita y desgraciado puedes ser, Kim Namjoon? —gruñó con ira mientras pasaba a su lado, chocando contra el hombro del alfa. No importó que ni siquiera lo haya movido un mísero centímetro, tenía que, de alguna forma, descargar su rabia.
—¡Espera! ¿Viste a Jiminnie? ¿Sabes dónde está? ¿Está contigo? —preguntó siguiéndolo.
El omega no respondió, en cambio, tomó un gran bolso dejándolo sobre la cama y fue directo al closet para sacar el resto de la ropa.
—Contéstame. —ordenó agarrándolo de su antebrazo. Y cómo si aquel contacto del contrario fuera un germen, se removió brusco.
—No me toques, leproso.
—Dime, necesito saber. —su voz ahogada, siguiendo cada movimiento del omega—. ¿Está contigo, cierto? ¿Está bien?
—¿Bien? ¿Qué si está bien? —enojado se dio vuelta para enfrentar a aquel alfa, ya no pudo más—. Tú, maldito dos caras. Dejas a Minnie hundido en su soledad prácticamente un año entero, vas y lo engañas incluso mordiendo a otro. Tu mismo le dijiste aquellas promesas, tu mismo le diste aquellas falsas ilusiones y tu mismo lo destrozaste todo ¡¿y aún así tienes el atrevimiento de preguntar si él está bien?! —con su dedo índice picoteó el pecho de Namjoon—. ¡Pues no, no lo está! ¿¡Ahora si estás feliz!? ¿¡Estás contento con la gran persona que destruiste!? ¡Pues te felicito, muy bien por ti! ¡Ahora olvídate de él! —gritó hecho una furia.
Con un suspiro bastante pesado, se dio vuelta para seguir ahora guardando los objetos que le faltaron.
—No era necesario decirlo así... sé que estuve mal... sé que hice mal... pero... no podía dejarlo, no cuando todos los días se culpaba a sí mismo por no poder darme un cachorro. —susurró el alfa.
—Claro, excusas, y por eso decidiste dejarlo solo, engañarlo por un año entero hasta que por fin marcaste a otro. Dime —cierra el bolso colocándolo sobre su hombro—. ¿Era necesario darle falsas esperanzas? ¿Era necesario llenarlo con promesas rotas, quizás desde cuando? ¿Por qué no simplemente ser un hombre y decirle en la cara que ya no podías estar con él y terminar de buena manera en vez de engañarlo? ¿Por qué lastimarlo? ¿A él? ¿Por qué a Minnie? ¿Acaso no sabes todo lo que ya ha sufrido? ¿No pensaste en eso?
—Yo... sólo pasó... no pude... lo siento —pronunció cabizbajo.
—Un lo siento no lo va a reparar ni quitar aquel dolor físico ni psicológico —comentó agrio saliendo de la habitación.
—Por favor, quiero verlo; necesito disculparme —insistió angustiado.
—¿Nam? ¿Pasó algo? ¿Por qué este lugar está así? ¿Esta es tu casa? —preguntó un omega entrando a la casa destrozada.
—Increíble —susurró sin poder creerlo; él era el omega por el cual Namjoon había cambiado a su amigo, lo sabía por el aroma, apestaba a Namjoon.
—Púdrete, Kim Namjoon. Es una verdadera desgracia que seas mi primo. —con odio pasó por al lado del omega contrario, pasándolo a llevar sin disculparse.
—Qué maleducado es tu primo, déjame decirte —se quejó el contrario sobando su hombro—. ¿Me quieres decir que pasó aquí? —preguntó observando a su alfa.
—Yo... lo siento... lo siento... no quise... enserio no quise... —balbuceó estrellando sus rodillas contra el suelo, tomando entre sus manos su rostro.
—¿Amor, qué sucede? —preguntó preocupado agachándose para quedar a la altura de su pareja.
—Yo no debí... yo... yo...
—Nam, por favor dime, necesito saber para poder ayudarte.
—No puedo... —susurró entre lágrimas.
—¿Por qué?
—Porque si te digo, me dejarás... yo no puedo estar sin ti... —lo observa a sus ojos—. No puedo perderte... no quiero perderte... ya... ya perdí a alguien... no a ti también...
—Está bien, amor... no es necesario decirme ahora... —susurró tratando de tranquilizar a su alfa, liberando su aroma.
—Perdóname... perdóname... por favor... perdóname...
—Shh... todo estará bien... —besó la sien de su pareja, sintiendo también su angustia.
—Lo siento...
Lo siento Jimin...
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