Capítulo 10


Jimin estaba recostado en la gran cama del omega mayor, recargando su rostro sobre sus palmas, observando a Jin moverse de un lado a otro con conjuntos de ropa para observarse en el espejo.

—Hyung, ese le queda bien —comentó observando la vestimenta que tenía puesta en ese momento.

—¿Tu crees? —se miro a través del espejo, dejando de lado los otros.

—Sep, no es ni muy atrevido pero tampoco es como si no mostrara nada.

Satisfecho, Jin sonrió asistiendo con su cabeza.

—¿Y a dónde vas, hyung?

—Tengo una cita con mi alfa —su tono emocionado alegraba a Jimin.

—Eso es bueno, hyung, pero no creo que esté feliz si no puede sentir tu aroma sobre ti... llegan a ser muy celosos respecto a eso... —recordó Jimin perdiendo el enfoque de sus ojos.

Pestañeó varias veces antes de volver a observar al omega mayor.

—Lo sé, se supone que el neutralizador debería dejar de surtir efecto justo a tiempo para cuando me encuentre con él —explicó arreglando ahora su cabello.

—Woah... qué te vaya bien, hyung —le deseó mientras le seguía saliendo de la habitación hasta la entrada.

—Gracias, Minnie. Cualquier cosa, tienes mi número.

Agitó su pequeña mano hacia Jin cuando este se subió a la camioneta. Con un suspiro se volvió a adentrar a la gran casa.

Todo era mucho más silencioso cuando no estaba Jin.

—¿Ya se fue? —preguntó el alfa sobresaltando al pequeño rubio. Sonrió ladino al ver el pequeño brinco del menor.

—Por favor... ¿podría dejar de aparecer de la nada? —pidió recuperándose del susto, su pequeña mano sobre su pecho.

—¿Cuál sería la gracia de aquello? —preguntó con cierto tono de burla que lo sorprendió a él mismo.

—No sé... tal vez, no asustarme, Yoongi hyung —reclamó cruzando sus brazos sobre su pecho.

—Repito, ¿cuál sería la gracia? —molestó arqueando una ceja.

Jimin estiró su labio inferior y siguió a Yoongi hasta la cocina.

—¿Por qué no comió con nosotros?

—Estaba ocupado.

—... Sabe que no puede sobre esforzarse con los ejercicios, ¿cierto?

Yoongi se quedó quieto varios segundos frente al refrigerador.

—¿Cómo sabes?

—Bueno... conociendo lo que he logrado conocerlo hasta ahora, sabía que después de las sesiones no se iba a quedar tranquilo, así que no me esforzaba todo lo que quería con usted ya que sabía que al terminar, hyung seguiría en su habitación sin decirme —explicó tomando una manzana.

—Entonces has tú trabajo cómo debes hacerlo —ordenó haciendo puños sus manos, volteando a verlo.

—Lo haré cuando usted deje de trabajar por su cuenta y me diga qué es lo que en verdad le duele al terminar cada sesión —respondió con el ceño fruncido.

—Tu... —suspiró frustrado—. ¿Entonces, esta semana de ejercicios fue para nada? —preguntó malhumorado, comiendo solamente un sándwich.

—Yo no diría eso. Gracias a eso, ya conozco como trabaja usted, cuánto avanza, y cómo es que trabaja su cuerpo. Si sigue al pie de la letra lo que yo digo... pronto pasaremos a los barandales. —prometió seguro de sí mismo.

—No me mientas —ordenó observándolo serio. Jimin dejó de lado su manzana y lo observó bien.

—No miento, hyung, pero para eso, tendrá que dejarse caer en mis manos.

Fueron unos minutos de silencio muy tensos. El alfa suspiró y algo malhumorado asintió con la cabeza.

—Está bien, pero no le digas a Jin.

—¿Por qué?

—Porque es molesto y ruidoso —explicó fácilmente—. Estoy seguro que pasaría metido con nosotros tratando de animarme... y eso me molesta, me molesta que me vea con aquellos ojos con pena y compasión al igual que todos los demás.

—Más que pena y compasión —murmura—, creo que sería preocupación por un ser muy cercano y querido que se alejó de todos.

—¿Qué te contó? —preguntó tenso.

—Nada —encoge sus hombros—, pasé una situación similar, pero sé que la de usted es diferente a la mía por diferentes razones que desconozco... pero sigo creyendo que la preocupación de los que nos rodean, es igual a la de todo ser querido —explicó saliendo de la cocina.

Yoongi terminó de comer su sándwich en silencio, repitiendo las palabras de Jimin una y otra vez en su cabeza. Él sabía que se había alejado de todos y todo, pero todos sabían sus razones.

«Y por eso es que siguen tratando de acercarse a ti, a pesar de cómo los tratas», mierda.

Asimilando lo que acababa de descubrir, gracias al pequeño y molesto beta ante sus ojos, subió al segundo piso. Iba a adentrarse en su habitación pero se detuvo en una puerta en específico. Con su mano temblando, abrió la puerta y se adentró.

Dolía verlo, pero... tenía que avanzar. Alejando sus nervios lo más que pudo, siguió avanzando hasta llegar a la pequeña cuna. Aquellos grandes ojos lo observaron enseguida y con sus pequeñas piernas y brazos se levantó.

—Hola, Jungkook, ¿cómo estás, pequeñajo?

—Pa... pa... papá —pronunció aquel pequeño infante, alzando sus pequeños brazos hacia el alfa para que lo levantara.

—Así es pequeño... soy papá —sonrió con dolor y lo sacó de la cuna, sentándolo sobre sus piernas—... Soy papá...

» ♡ «

Taehyung bufó observándose en el espejo con el traje que le había enviado su madre. Apretando sus labios, salió de su departamento. Tenía que llegar en unos cinco minutos, más o menos, si no quería escuchar la misma charla de siempre sobre la responsabilidad de llegar a tiempo y blah, blah, blah, blahhh.

Al bajarse, le sonrió amable al empleado que estaba frente a él, esperando para estacionarle el auto.

Inhalando profundamente, se adentró al edificio donde todos estaban reunidos. Con sólo entrar supo que su madre fue la que organizó todo, ya que se notaba el lujo donde miraras. Sonrió a varios parientes, ya sea lejanos o cercanos, hasta que llegó donde su tía favorita.

—Hola, tía Jihyo —sonrió cuadradamente.

La hermosa mujer omega sonrió en grande, y animada lo abrazó fuertemente besando varias veces su mejillas.

—Mi pequeño, Tae, pero mira cuanto has crecido —pronunció sorprendida, observándolo de arriba abajo—. Me gusta —sonrió feliz.

—Y tu sigues igual de joven, tía —la mujer sonrió y lo abrazó por la cintura al no llegar más arriba.

—Por eso eres mi sobrino favorito —sonrió satisfecha.

—¿Vino sola? —preguntó observando a su alrededor, rezando porque así fuera.

—No, se supone que Namjoon ya debe de estar aquí con Minnie —murmura observando a su alrededor.

La sonrisa de Tae lentamente fue desapareciendo, su tía aún no lo sabía.

—Oh mira, ahí está —señaló con su cabeza. Pronto una cabellera rubia comenzó a acercarse.

El agarre en la cadera de Taehyung se incrementó, disimuladamente observó a su sobrino pero Tae solo negó con la cabeza, triste.

—Mamá, aquí estas —el alfa se tensó al ver a su primo al lado de su madre.

Taehyung sólo observó hacia otro lado ignorándolos olímpicamente.

—Oh cariño... ¿quién es la hermosura que tienes a tu lado? ¿Un amigo? —preguntó curiosa, Tae apretó sus labios para no sonreír.

—No, mamá... él es Jin, mi pareja —respondió seguro, atrayéndolo más contra su cuerpo.

—Pero... —se quedó callada al ver la expresión de su hijo.

—Buenas tardes, señora Kim Jihyo, soy Jin —sonrió suavemente, sus mejillas algo sonrojadas. Namjoon no le había dicho que lo presentaría con toda su familia.

Taehyung abrió demás sus ojos y observó rápidamente a la nueva pareja de Namjoon. Sorprendido, lo observó fijamente sin poder creer lo que veía. Las corrientes del destino eran una mierda.

—Tu... eres el chico que estaba con Minnie, ¿cierto? —preguntó Jin, igual de sorprendido.

Jin pensó que había dicho algo malo por el pulcro silencio que se instaló cuando terminó de hablar, todo el ambiente era tenso.

—¿Conoces a Jimin? ¿Park Jimin? —preguntó Namjoon serio, estaba asustado aunque no lo demostrara.

—Claro, él es el nuevo que le ayuda con las terapias a Yoongi, ya te lo había dicho —regañó suavemente.

—Pero dijiste que tu amigo odia a los omegas y por eso usabas neutralizador —comentó confundido.

—¿Qué sucede? —susurró la omega mayor hacia su sobrino.

—Después te explicó, tía —susurró atento a la conversación de los contrarios, no podía dejar que el estúpido de su primo delatara a Jimin.

—¿Y eso qué tiene que ver? Minnie es beta —pronunció obvio, juntando sus cejas.

—¿De qué hablas? Él es...

—Un beta muy tierno, ¿cierto, Jin hyung? —interrumpió con una sonrisa.

—Sí, no me extraña que con esa encantadora personalidad se lleve un poquito bien con Yoongi, aunque este no lo admita.

—¿De qué...?

—Namjoon hyung... ¿podemos hablar? —preguntó fingiendo una sonrisa, interrumpiendo al alfa.

Jihyo aprovechó la extraña situación y se llevó a la nueva pareja de su hijo para que los dos primos pudieran hablar tranquilos.

—¿Qué es eso de que Jiminnie es un beta? —exigió saber, cruzando sus brazos sobre su pecho.

—Primero, deja de decirle Jiminnie, para ti es Jimin. Segundo, tal parece que ni siquiera le has dicho Jin hyung que estabas con Jimin antes de morderle, hipócrita. Tercero, eso no te importa, pero si preguntan al respecto... calladito te ves más bonito, Kim Namjoon.

—No le puedes hablar así a un alfa —murmura entre dientes.

—A ti, te dejé de ver como uno cuando hiciste todo esto a espaldas de Minnie, ahora él está intentado hacer su vida nuevamente, déjalo. Si su vida resultó estar conectada con ese alfa tan... él, pues que así sea, no intervengas, Namjoon hyung.

—No conoces a Yoongi. Con todo lo que ha mostrado anteriormente y como me lo ha descrito Jinnie, ese alfa no es para él.

—Uno nunca llega a conocer realmente a las personas, mucho menos si te dejas guiar por lo que ves y escuchas. Tu eres uno de esos ejemplos, Namjoon hyung, Minnie es el que decidirá sobre su vida, cómo continuarla y con quién continuarla... no tu. Ahora, si me disculpas, tengo una madre a quién frustrar sus planes de cupido y tu tienes a una madre a quién explicarle toda esta situación —con una sonrisa burlona, dio media vuelta.

Tan enrabiado iba con su primo, que no se dio cuenta cuando chocó contra un cuerpo que lo mandó directo al suelo.

Gimió adolorido al sentir como su trasero se estrellaba fuertemente contra el suelo.

—Oh, lo siento, no te ví, pequeño —pronunció un alfa estirando una mano hacia él. Lo abría rechazado y dicho unas cuantas verdades, de no ser por aquella encantadora sonrisa en la que se perdió, más aquel aroma al mar con su refrescante brisa y naranjas.

—No... está bien —aceptó la mano y fácilmente el alfa lo levantó con delicadeza.

—No, insisto, es mi culpa. Mi nombre es Min Hoseok... ¿podrías decirme el tuyo?

—... Kim Taehyung, pero todos mis amigos me dicen Tae o TaeTae. Si tu o usted gusta... puedes decirme de igual forma —pronunció sintiendo como el calor en sus mejillas subía.

Hoseok se enterneció por el sonrojo del lindo omega frente a él. Sin evitarlo, le revolvió un poco aquel castaño cabello.

—Me siento honrado, TaeTae.

—¡Taehyung, ven!

—Lo siento, es mi mamá —hizo una mueca. Sonriéndole por última vez al apuesto alfa con sonrisa cálida, se fue rápidamente perdiéndose entre sus familiares.

Hoseok lo siguió con la mirada hasta que lo perdió totalmente; con un suspiro, volteó para irse de aquel lugar. No entendía por qué su padre lo había llevado ahí sólo para buscarle una pareja conveniente. Lo único bueno... es que se había encontrado con aquel lindo omega con aroma a vainilla y cacao.

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