prey
"...miedo..."
Es lo que siento, todo mi cuerpo tiembla ante su toque sobre mi piel, se siente tan repulsivo, quiero gritar pero el peso de su cuerpo sobre el mío no me deja.
"...corre..."
Ese monstruo sujeta mis manos sobre mi cabeza, siento como mi ropa es arrancada, dejándome solo en ropa interior.
"...dolor..."
Mi cuerpo tiembla al escuchar el mismo sonido —un zipper siendo bajado—mi cuerpo comienza a temblar violentamente, no hay nadie que pueda ayudarme, estoy solo sin poder defenderme de este animal.
"...presa..."
Siento su peso nuevamente sobre mí, sé que está demasiado cerca porque puedo sentir su aliento golpear mi nuca.
—Veo que te has portado bien— dice el monstruo con el que está casado mi madre. — Bien vamos a divertirnos como siempre, sabes que no puedes hacer ruido—
<< Ring...ring>>
Despierte para ver que estoy solo en mi habitación "como siempre" mi corazón late tan fuerte que siento como si fuera a salir de mi pecho, me senté en la orilla de mi cama, mi cuerpo no para de temblar y está cubierto de sudor.
"Otra vez ese sueño, más bien pesadilla..." pienso, no es la primera vez que sueño con eso, he tenido esa clase de sueños durante veinte años, los mismos recuerdos donde ese bastardo me hacía daño.
Me levante de la cama para tomar una ducha, siempre que tengo esa clase de recuerdos siento el impulso de bañarme para poder quitar un poco la sensación tan desagradable en mi cuerpo.
Mire la hora sabiendo que no voy a poder dormir más, porque cada vez que lo hago siempre regresa la sensación de impotencia, lo único que me hacía dormir era los medicamentos que me relajaban para así no poder lastimarme.
Todo paso cuando era un niño, nunca conocí a mi padre, el murió en la guerra dejando a mi madre sola. Cuando tenía 6 años, mi madre conoció a un hombre. Ella aseguraba que era lo que yo necesitaba, "una figura paterna" sin saber que con eso, ella firmaba mi condena a este infierno.
Ese monstruo abuso de mi por más de diez años, un día me atreví a decirle a mi madre lo que ese hombre me hacía pero ella no me creyó, en cambio me golpeo y me grito que era un egoísta por querer verla infeliz, esa misma noche ese hombre entro en mi habitación y me hiso daño durante toda la noche.
Cuando cumplí diez años, había intentado suicidarme en tres ocasiones, la primera intente cortarme las venas pero mi madre me descubrió, después intente tirarme por la ventana de mi habitación, pero ese hombre me encontró cuando me iba arrojar y me detuvo, la tercera intente ahorcarme pero tampoco funciono.
Después de eso mi madre me llevo con psicólogos, pero al mes los dejaba porque ese maldito le decía que no era necesario. Cuando cumplí doce mi madre enfermo y tres meces después murió, dejándome solo con ese demonio.
Cuando cumplí dieciséis me escape de casa, dormía en las calles y comía de la basura, de algo si estaba seguro, cualquier cosa era mejor que pasar un minuto más la lado de ese hombre.
Un día cuando dormía en la banca de un parque, escuche unos lloriqueos, al principio tuve miedo pero la curiosidad fue más fuerte, me acerque a una pequeña caja que estaba en el suelo, en ella había un pequeño caniche de color chocolate, me quite el abrigo para poder sostenerlo sin tener que tocarlo, al ver sus ojos me di cuenta que era igual a mí, carecía de amor, desde entonces él fue mi fiel compañero, ambos vivimos muchas cosas linda y unas no tanto.
(0000)
Los recuerdos seguían frescos en mi mente, veo como un líquido carmesí cae por mis brazos hacia el suelo, revolviéndose en el agua.
Es la décimo tercera vez que tallo mi cuerpo, lo he tallado hasta sangrar, pero no puedo para.
Cuando estoy a punto de salir de la ducha, mi cuerpo se detiene en seco.
"si no me enjuago una vez más tal vez puede que muera por alguna enfermedad, después de todo estoy sucio"
Un pensamiento llego a mí como rayo y sin pensarlo dos veces, volví a entrar a la ducha para tallar otra vez mi cuerpo, a pesar de que es doloroso no puedo detenerme pero ya no me importa.
Cuando salí de la ducha me encuentre con mi fiel compañero, quien acaricia mi pierna con su cabeza pero lo aleje rápidamente de mí, ya que me había dolido su caricia, nuevamente entre a la ducha con el pensamiento de que con ese simple toque podría morir si no me limpio de nuevo.
Cuando por fin estoy vestido, mire el reloj, me di cuenta de que dure cuatro horas duchándome, volvi a mirar la hora viendo que aún faltan unas horas para que empezar mi rutina diaria, la cual era limpiar, bañar a makkachín, trabajar, ir a la terapia en grupo, volver a limpiar, ducharme y dormir
Cuando la alarma sonó, me levante de la cama y saque mi utensilios de limpieza, me coloque los guante y el cubre bocas. tome las sabanas y las que me para reemplazarlas con unas completamente nuevas. Después de tender mi cama como cada día, fui y tome mi medicamento, sabía que si no lo hacia las cosas se pondrías algo complicadas.
Lo siguiente en mi lista era limpiar el resto del departamento, tome los demás artículos de limpieza y encerré a macachín en su propia habitación para que no hiciera desorden pero eso nunca pasaba, makkachín era muy limpio, ya que duerme todo el día. En ocasiones me siento mal por cómo lo trato, cuando lo acaricio uso guantes, aunque había días en los que los medicamentos surtían perfectamente efecto y me atrevo a tocarlo sin protección pero después me arrepiento y corro al baño a ducharme.
Para mí lo más difícil era bañarlo y secarlo, incluso había comprado un traje especial para bañarlo, no me importaba gastar una fortuna. Básicamente tenía un cuarto especial para el cuidado de makkachín. Una vez que esta limpio, suelo ordenar el departamento de pies a cabeza, incluso lugares donde nunca habían sido tocados. Llego a tardarme hasta 8 horas limpiando todo.
El trabajo, lo hago en mi casa, tengo un despacho perfectamente acomodado y limpio, suelo hacer juntas o tratos por medio de video llamadas.
no hay ni una mancha de polvo, nada desacomodado, podía pasar horas acomodando y limpiando los libros en sus repisas, el despacho y mi habitación son los únicos lugares donde makkachín tiene prohibido entrar, siempre los tengo con cerrojo a menos que yo entre.
Cuando mi departamento está limpio o semi-limpio, tengo que ir a las terapias en grupo, donde para poder salir a la calle llevo puesto guantes, lentes y cubre bocas, a todo lugar donde voy suelo ir cubierto de mucha ropa haga frio o calor.
Después de las terapias tengo que ir al psiquiatra, porque al tener a makkachín viviendo conmigo, soy un peligro para el, a pesar de que jamás lo he lastimado y como podría, Si yo lo amo.
Después de ese día suelo volver a limpiar el departamento, hay ocasiones en que al lavar los platos sucios suelo tallarlos más de quince veces y aun así los desecho porque sé que si los dejo sucio puedo morir por algo completamente absurdo, sé que estoy mal, se lo que tengo, también sé que no hay cura y que tendré que vivir así el resto de mi vida, por eso tengo que tomar los medicamentos todos los días sin falta porque si no lo hago... las cosas realmente se pondrán feas.
Cuando termine de limpiar, volví a ducharle, mire mi rostro en el espejo, mis grandes ojos celestes con unas horribles ojeras, mi piel blanca se encuentra pálida, pero lo que más llama la atención sin duda es mi inusual cabello, color plata, sumamente llamativo. mire nuevamente mi rostro, mi cabello perfectamente cortado y el flequillo tapa uno de mis ojos.
Salí de la ducha y me puse mi piyama para acercarme al mueble que estaba aún lado de la cama donde estaba el coctel de medicamentos que tenía que tomar si quería dormir por lo menos unas cinco horas, rogaba a dios por que esta noche no tuviera esos recuerdos y que el medicamento fuera lo suficientemente fuerte para hacerme dormir y no despertarme a media noche con un ataque de pánico, no deseo lastimarme como siempre lo hago.
Tome el medicamento y me acosté en la cama, sintiendo como el medicamento por fin surtía efecto.
Mi nombre es Víctor, Víctor Nikiforov, dueño de unas de las empresas más importantes de toda Rusia y tengo TOC o mejor conocido como trastorno obsesivo compulsivo, del cual aún no hay cura, no tengo pareja, ni hijos porque soy emocionalmente inestable y la gente suele alejarse, mi compañía es un perro el cual me rehusó a tocar a menos que tenga puesto guantes y cubre bocas.
Lo único que quiero es tener una vida normal, aunque no lo soy .
FIN
este au esta dedicado a una amiga
@lectoraIsa con amor para ti
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