Al parecer tomé muy literal el despojarlo de la camisa, la había arrancado sin cuidado y si José no estuviese tan prendido, me habría matado.
El beso se tornaba cada vez más urgente, tenía tanto tiempo de no tocarle que podría venirme sin que lo penetrara.
Él no decía palabra alguna, pero con empujones y tropezones llegamos al sillón de su casa.
Seguíamos en calzoncillos, aún tenia las manos en su cintura y aproveché para bajar su última prenda.
Al ver su tremenda y creciente erección no pude evitar besarla y ¿por qué no? hacerle una mamada.
Sus jadeos se hicieron presentes ante mi acción, yo chupaba con lentitud, como si me estuviese vengando del tiempo que duramos separados, mierda, le necesitaba más que antes.
Casi llegaba al clímax, pero no lo dejé, no hasta que yo estuviera dentro suyo.

~Yayo

P.D. Primera parte, no se pinshes alarmen.