Ella estaba tranquila por fuera, o lo trataba de estar.

- Respira, José no tarda.

- Yayo, gracias por todo, en serio.

- No agradezcas pequeñaja... Lo hago con gusto. - Nos sonreímos mutuamente.

La partera no tardó en llegar, le indicó un par de cosas.

- ¿Él es el padre?

- No... - Iba a decir algo más, pero no lo vi bien. - Llegará en cualquier momento.

- Necesito que me llame en cuanto llegue su esposo. - Se fue sin decir palabra, ella tenía ya los ojos acuosos, queriendo reprimir las lágrimas.

- No pequeñaja, no llores.

- Pero, es mi culpa. Debí decirle que José no es mi marido.

- Escucha Verónica, yo... Estoy dispuesto a convencer a Pepe de que se case contigo y forme la familia que tu hijo tanto necesita.

~Yayo

¡PA PAAAAAAAAAAAM!

BYE.