O6: ass fetish.
¿TIENES ALGO CON
MI CULO, HERMANO?
Justo como si nada hubiese ocurrido.
Eso trató de disimular TaeHyung ante la situación incómoda en la que se vio involucrado con su mejor amigo. Actuar como si sus labios no hubiesen amado la sensación de ser abusados y jodidamente bien besados por cierto chico. Actuar como si su cuerpo no hubiese amado que las manos de JiMin le tocaran con firmeza.
—Te extrañé. —Su voz salió en un murmullo suave y le fue imposible no esconder su rostro en el cuello del contrario, una sonrisa se curvó en su boca cuando sintió los fuertes brazos de JiMin envolverlo en un cálido abrazo mientras éste reía levemente.
—Solo fueron tres días, TaeHyung. —JiMin a pesar de estar burlándose del menor, él también lo había extrañado durante su viaje a Busan, en una petición de sus padres.
Claramente no lo admitiría en voz alta, ni mucho menos a TaeHyung. Eso era algo raro.
Los bros no deben extrañarse.
—No me importa, cállate.
El menor abrazó más fuerte a su mejor amigo, el perfume masculino junto con su olor natural lograron el efecto de derretirle, inconscientemente enganchando sus brazos con mayor fuerza sobre los hombros de JiMin y hundiendo su nariz aún más en el cuello del mismo.
Estaba haciendo increíble la misión de olvidar aquel beso... Vamos, que ni él se lo creía.
—¿Qué perfume usas últimamente? Me gusta mucho, bro. —Sin querer realmente hacerlo, toma un poco de distancia para ver frente a frente el rostro del mayor, viéndole con su típica sonrisa preciosa.
—Es el que siempre he usado, Tete. —JiMin rió suave—. ¿A qué vino esa pregunta de repente?
—Nada, solo que antes no le había prestado tanta atención. —Se encogió de hombros con indiferencia, aunque por dentro estaba que se moría de nervios. TaeHyung no sabía que ocurría con él estos últimos días.
Desde el incidente del beso, ninguno de los dos había mencionado algo al respecto, evitando a toda costa volver aquello un tema de conversación. Eso, sumándole el que JiMin se haya ido a Busan por unos días, teniendo un breve tiempo separados y fue entonces cuando los pensamientos le hicieron una mala pasada.
TaeHyung agradeció que se hubiese ido, aunque a su vez lo extrañó como si de meses se tratara. Tan patético.
—¿Sabes? —Llamó, y Kim lo miró atento—. También te extrañé, osito.
JiMin acortó el espacio entre ellos de nuevo, abrazando a TaeHyung por la cintura más firme y acercándose a su oído para susurrar aquellas palabras en un tono suave y ronco. El menor por un corto instante no supo cómo reaccionar, tomándole por sorpresa la confesión del contrario.
Sin embargo, de forma inconsciente –nuevamente– su cuerpo tuvo una reacción que pasó por desapercibida, sus ojos obtuvieron un brillo estelar tan bonito, sus labios se curvaron en una tímida sonrisa haciendo una combinación tierna con el tenue rosáceo de sus mejillas y sus manos se afirmaron en los omóplatos de JiMin, tomando entre sus dedos la camiseta del mismo.
—Eres un idiota. —Siseó, chocando su puño contra la espalda de JiMin.
—Lo sé, pero aún así me quieres.
El pelinegro rió en burla, TaeHyung al escucharlo rodó sus ojos mientras hacía muecas.
—Sigue creyéndote mucho, hermano.
( heterokook )
Juntos.
Así decidieron pasar la noche, con el propósito de recuperar el tiempo "perdido" de aquel fin de semana. ¿Y qué mejor manera de hacerlo con una noche de Netflix y relajación?
TaeHyung se encargó de hacer las palomitas de maíz en la cocina, mientras que JiMin se encontraba sentado en el amplio sofá con la tarea de escoger algo de interés para ver.
—Ten cuidado con lo que eliges, JiMin-shi. —Habló riendo, saliendo de la cocina con un bol repleto de palomitas y dos latas de soda en ambas manos, pronto sentándose a un lado suyo.
El mayor rodó sus ojos e ignoró a propósito la advertencia de su bro, siendo su decisión final una serie de fantasía, sabiendo perfectamente los gustos de TaeHyung. Y vaya que valió la pena complacerlo en algo tan sencillo, rió suavemente cuando vio que él dio un pequeño brinco entusiasta en su lugar y sus orbes destellaron por milésima vez desde que llegó.
Últimamente le prestaba tanta atención a los detalles mínimos de su mejor amigo, lo miraba como nunca antes lo había hecho. Estás actuando muy extraño, JiMin.
—¡No lo cambies, hyung! —La emoción en su hablar era notoria, se acomodó en el sofá mientras ponía en su regazo el bol con palomitas.
—No lo haré, no te preocupes. —JiMin negó con una sonrisita, a la vez que se acercaba más al lado del menor para mirar la pantalla con mayor comodidad, aunque llegó un punto de ello que él no se percató del todo en sus acciones, su mirada se desviaba hacia TaeHyung a escondidas, apreciando cada uno de sus gestos genuinos, cada puchero, cada ceño fruncido, cada risa, cada brillo en sus ojos, cada cosa típica de él.
Las luces se encuentran apagadas, y solo el reflejo de la televisión era la única claridad en el lugar, sin embargo, podía verlo más que bien.
Como empezó a ser costumbre entre ellos, el espacio personal pronto se redujo considerablemente. TaeHyung apoyó su cabeza en el pecho del mayor, disfrutando de las caricias que luego llegaron a sus cabellos. JiMin sin importarle mucho la cercanía, pasa uno de los brazos por sus hombros, acercándole más y sintiendo unos brazos envolverse por su torso.
Las manecillas del reloj de la sala se movían rápidamente, indicando que cada vez se hacía más tarde. El par de amigos se encontraba cómodos, demasiado tal vez.
TaeHyung a pesar de estar con sus ojos fijos en la brillante pantalla, sin realmente quererlo, sus sentidos le prestan más atención a la cálida sensación que lo envuelve al estar tan cerca con su mejor amigo. El abrazo se volvió más fuerte por su parte, cerró sus párpados y hundió la mitad de su rostro en el pecho de JiMin.
Unos minutos pasan, y la posición cambia por completo. Kim se puso encima del pelinegro, acomodándose en su pecho con sus manos apoyadas en éste, sintiendo el pulso tranquilo de su mayor. JiMin por su parte, dejó su brazo alrededor de la estrecha cintura del contrario, con la mano extendida en uno de sus glúteos y casi todos los dedos dentro del bolsillo trasero del Jean de TaeHyung.
El menor estaba tan entusiasmado con ver cómo proseguía aquel capítulo que apenas comenzó, que tardó en darse cuenta del toque inusual de JiMin.
—¿Por qué tienes tu mano en mi culo, bro? —TaeHyung levantó su cabeza con el ceño fruncido y su labio inferior entre sus dientes, mirando con atención al mayor, en busca de que respondiera a su pregunta.
—¿Porque sí? —Alzando una de sus cejas oscuras, JiMin bromeó al respecto, aún sin quitar su mano de aquel lugar—. ¿Tiene algo de malo, TaeTae?
—Ya sabes, no homo. —Rió suavemente—. Últimamente tienes algo con mi culo… aquella vez me nalgueaste enfrente de los chicos, pedazo de idiota.
—Oh, vamos. Sabes que son simplemente juegos sin importancia.
—Claro. —No entendía porqué aquello había calado tan mal en su mente, no entendía porqué le afecta que JiMin solo bromee. Él también lo hace, no debería joderle aquello.
De repente la serie dejó de interesarle como antes y ahora solo quería permanecer junto a JiMin, siendo un querer tan estúpido a su parecer. Ignorando sus complicados pensamientos, subió un poco y escondió su rostro en el cuello ajeno, rodeando con sus brazos el mismo lugar.
Las voces externas se volvieron tan lejanas, lo único persistente allí era la compañía mutua y su grandiosa tendencia a romper el espacio personal. JiMin siguiendo aquello, apretó su agarre en la cintura de TaeHyung y con su mano libre acarició los cabellos castaños de éste, cerrando sus ojos y dejando que el aroma ajeno le quemara.
—¿Puedes hacerlo de nuevo, hyung? —La voz de TaeHyung salió baja, suave y con algo de vergüenza camuflada, se sentía tan tímido para pedir aquello, además de que no debió haber pronunciado las alocadas palabras que habían rondado por su cabeza durante esos últimos días.
—¿Qué cosa? —JiMin intuía que algo ocurría, pues cuando el menor le llamaba por honoríficos era porque éste le hablaría de algo que se le dificulta.
TaeHyung tragó grueso desde su escondite, enterrando su caliente rostro aún más en la curvatura del mayor.
—Tocar mis labios… con los tuyos, por favor.
Decir que JiMin quedó sorprendido era muy limitado, la expresión del pobre chico era de una gran confusión, él se esperaba cualquier cosa viniendo de su raro amigo, pero menos una propuesta como la anterior mencionada. Estaba conociendo una nueva faceta de TaeHyung, una que le empezaba a encantar.
—¿Hablas enserio?
—Eso supongo, bro. —TaeHyung intentó escapar, separarse por la maldita vergüenza, pero las manos del mayor lo agarraron con más fuerza y rapidez, haciéndole abrir las piernas para sentarlo en su regazo.
JiMin soltó una pequeña risa por la infantil actitud a la recurrió el menor después de que quedara al descubierto, se había cruzado de brazos y huía de su mirada, sus labios tomaron un tono rojizo que suponía que era por mordiscos de él mismo.
—Mírame, TaeHyung. —Pidió suavemente, mirándolo con dulzura.
—No quiero. —El movimiento en su cabeza fue de negación, ahora se arrepentía y avergonzaba de su tonto actuar.
—Hazlo, bebé. ¿Por favor? —Pidió una vez más, y ahora TaeHyung sí lo miró, conectándose sus ojos con un destello diferente, impropio entre ambos—. Eres tan bonito, ¿Alguien más te lo ha hecho saber?
—Se supone que no debo ser bonito, cállate. —Ambas de sus manos fueron a parar en sus mejillas, mirándolo aún con el ceño fruncido.
—Para mí lo eres, cállate. —Guiñó el ojo, y TaeHyung pudo ser testigo de lo maravilloso que es ver sonreír a JiMin lo suficiente cerca.
Se sintió terriblemente embobado por un simple gesto al que está acostumbrado a ver todo el tiempo, y su cabeza de un momento a otro significó un lío indeseado.
Y vaya que empeoró.
Otra vez había vuelto a caer, otra vez aquella molesta sensación albergaba su pecho, otra vez JiMin le besó de una forma tan perfecta y correcta, como si no fuesen mejores amigos, como si probar los labios del otro fuese algo común.
La intensidad con la que se besaban dejó de ser suave, y aquella chispa electrizante se manifestó en su cercanía. Las manos calientes del mayor se mantuvieron en los regordetes muslos ajenos, y TaeHyung se apoyó de los hombros de éste, acercándolo más a él, besándolo con la boca abierta, hambriento.
TaeHyung no podría definir con palabras lo que sintió con respecto a lo que pasó después, nunca lo admitiría en su sano juicio.
Se sobresaltó cuando la lengua de JiMin tomó una travesía atrevida entre sus hinchados labios, conociendo así caminos totalmente inexplorados. Consecuente a eso, una sensación de inexperiencia absoluta le envolvió, cuya cosa era patética porque él había besado a féminas en anteriores ocasiones.
Pero nada se comparaba a esto, con ninguna de esas chicas su cuerpo reaccionaba de esa manera, con ninguna de ellas se sintió dominado.
¿Cómo fue que terminaron así nuevamente?
En el sillón besándose como si no hubiera un mañana, tocándose como si se gustaran y deseándose cuando no debían de hacerlo.
Esta vez, a ambos se les olvidó pronunciar las palabras mágicas, aquellas palabras que mantienen un peculiar efecto de quitar significado a cualquier situación incómoda que ocurriese entre ellos.
Vaya error.
«No homo, bro»
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