O4: pocky challenge.
JUGUEMOS CON
LOS PALITOS, BRO.
Si hay algo que caracteriza demasiado a TaeHyung es lo juguetón que puede llegar a ser, aún más cuando se junta con su hyung JiMin. Tanto así que en ocasiones el mayor tendía a compararlo frecuentemente con un mocoso, por ciertas actitudes que tomaba aveces.
Por ello, TaeHyung se encontraba saliendo de su tienda de dulces favorita con una bolsa en mano repleta de caramelos y demás cosas abundantes de azúcar, la gran sonrisa que delineaba a sus labios se debía a un dulce específico que justo empezaron a vender ese día.
Un dulce que decidió que sería muy divertido para jugar con su bro.
Sus pensamientos se centran en la traviesa emoción que sentía cada vez que prueba nuevos juegos con su mejor amigo, y cuando quiso darse cuenta de su alrededor, la puerta color madera del apartamento que compartía con él quedó ante sus ojos.
Con una gran sonrisa, abrió la puerta con su propia llave sin tardar en llamar el nombre del mayor para hacerle saber que había llegado y que viniera a dónde se encontraba.
—JiMin-shii, ven acá, por favor. —Gritó TaeHyung, dejando las llaves y la bolsa en la mesa que había consecuente a la puerta.
JiMin no tardó en aparecer por la sala con una expresión de confusión al ver a su mejor amigo rebuscando no sé qué cosa en una bolsa, se acercó por su costado y pudo observar lo que venía siendo una caja rosada alargada en sus manos.
—Tú siempre entras a la casa metiendo bulla, ¿qué tienes ahora? —El mayor no pudo evitar regañarlo en satoori, acento que utilizaba con frecuencia para llamarle la atención a Kim cuando llega a sobrepasarse del límite algunas veces.
TaeHyung por su parte, cada vez que escuchaba a JiMin regañarle de esa manera, una mezcla toda graciosa se hacía cargo de revolver su estómago, por supuesto que esta vez no fue la excepción.
En secreto se vio en la situación de adorar los pocos momentos en los que su bro le hablaba de esa forma tan única y a la vez diferente de él, incluso comprendía porque las chicas se volvían unos chocolates derretidos con sólo la presencia de su mejor amigo.
Aunque pensándolo bien, eso había sonado en cierto grado un poco homosexual y a él obviamente no le iban esas cosas. Sus pensamientos tomaron un rumbo distinto por completo, mierda.
—No es para tanto, bro. —Se giró en dirección al contrario con la caja en mano, encogiéndose de hombros—. Además, quiero que pruebes estos dulces conmigo.
JiMin por alguna razón extraña pensó que lo sea que estuviese planeando el castaño no terminaría bien, desconfiaba un poco de sus ataques de travesura que tendían a tener un final que se asemejaba a cualquier estupidez.
—¿Qué clase de dulces? —Cruzándose de brazos y alzando una de sus cejas con escepticismo, el mayor miró aquella sonrisa cuadrada que le dejaba en claro que TaeHyung estaba tramando algo.
Conocía su sonrisita de mocoso travieso con una perfección escalofriante, tantas ocasiones siendo un pobre testigo de cada una de ellas se lo dejaron en claro.
—Son pockys, los compré de chocolate con fresa, según la chica de la tienda son más ricos con ese sabor. —TaeHyung explicó con un brillo particular en sus iris oscuros, tomándolo con firmeza con sus dedos por el brazo—. Pero te explicaré mejor cuando nos sentemos, vamos.
Park a pesar de estar dudando seriamente de que si las intenciones de TaeHyung eran inocentes o malignas, se dejó arrastrar por él hasta el centro de la sala, sentándolos a ambos en posición de indio en la alfombra del piso, quedando así frente a frente.
—Bien, te explicaré, este dulce es para comerse entre dos personas si lo quieres hacer de la forma divertida, claro está. —Abrió la caja y sacó uno de los pequeños palos de chocolate, extendiéndolo entre ambos—. Yo me pongo una esquina en la boca, y tú la otra en tu boca, y así se va comiendo ambas partes a la vez. La gracia es que el palito quede lo más pequeño posible, y el que se separe primero, es un perdedor.
—¿Cómo sabes todo eso, bro?
—La chica de la tienda me lo explicó. —Kim alzó sus hombros—. Vamos, hyung, confía en mí. Esto no es nada malo, te lo prometo.
JiMin fue un caso perdido cuando miró el puchero de la boca del contrario, rindiéndose y diciéndole a TaeHyung que jugaría con él. El menor rápidamente celebró con una gran sonrisa y llevó un extremo del dulce a su boca.
—¿Qué esperas? Toma la otra parte, tonto. —Habló un poco inentendible debido a lo que ocupaba su boca, mientras movía con vacilación el chocolate más cerca del rostro del mayor, quien sólo se atrevía a mirarlo con ojos dudosos después de la gran explicación que recibió.
JiMin mandó a la mierda todo, y sin importarle la cercanía, cogió con sus labios el extremo sobrante del dulce, sintiendo el sabor del chocolate invadir a su paladar. Cuando dio la primera mordida, notó el brillo travieso del contrario en sus ojos para luego él dar una mordida, cortando cada vez más el dulce.
El sabor de las fresas se quedó en su boca, cada uno siguió mordiendo su parte del dichoso dulce, acercándose más. Llegó un punto en el que estaban tan cerca que sus narices y labios se rozaban peligrosamente, ambos mirándose a los ojos con diversión decidieron dar un último mordisco, quedando el palito con una pequeña longitud.
El pedazo restante quedó entre los labios rojizos de TaeHyung, siendo mucho más rápido lo terminó de comer él, burlándose entre risas de la mirada de reproche de JiMin.
—Eres un tramposo, te quedaste con el último pedazo. —Park puchereó, quejándose.
—Déjalo, segunda ronda y veremos quién gana.
El menor con ganas de continuar jugando, sacó otro chocolate y quedaron en la misma posición de antes, tan sólo con unos ligeros cambios. JiMin apoyó sus manos en los muslos cubiertos de Kim, afirmando sus dedos con firmeza en el músculo, y TaeHyung rodeó el cuello del contrario con sus brazos, enredando sus dedos en el cabello negro. Una cercanía algo innecesaria para el «juego», ellos lo sabían más que bien, pero poco les importaba.
JiMin le dedicó una sonrisa ladeada al menor con el dulce entre sus dientes, gesto que respondió TaeHyung rodando sus ojos, aunque la leve sonrisa que se asomó en las comisuras de sus labios no pasó desapercibida para el contrario.
—Cuidado me besas, bro. —TaeHyung alzó sus cejas, bromeando al respecto.
—No homo, bro. Recuérdalo. —Dando una última mordida, Park arrebató el dulce de la boca ajena, existiendo un pequeño roce entre labios que las mejillas rojizas de un TaeHyung sorprendido dejaron en obvia evidencia.
Los pensamientos de TaeHyung básicamente se resumían en; más, quiero más.
#Nohomobro.
—¿Ahora quién es el perdedor, bro? —TaeHyung haciendo caso omiso al tono burlón con el que su mejor amigo le había hablado, toma de la caja otro chocolate bajo la atenta mirada del mayor, y sorprendiendo al otro, pone en sus labios el palito.
—Quiero más, hyung. Sigamos, por favor.
De inmediato, mordió su extremo con la euforia de conseguir otra vez aquella rara sensación de hace unos segundos atrás, celebró mentalmente cuando se dio cuenta que JiMin le siguió el juego, mordiendo cada vez más cerca otra vez.
El menor lo acercó más con sus manos en la nuca contraria de forma inconsciente, y pronto sintió como las manos de su mejor amigo subieron por sus muslos hasta posarse con una posesividad que desconoció en su cintura. Así como rápido llegó a sus bocas, rápido se terminó el chocolate, comiéndoselo esta vez TaeHyung.
Un nuevo dulce fue sacado de la caja, otro dulce fue a parar en sus bocas, y el significado del espacio personal se olvidó por completo. Una cosa llevó a la otra, y de un momento a otro, TaeHyung terminó tan cómodamente sobre el regazo de JiMin, rodeando la cintura de éste con sus piernas, mientras que el mayor sostenía la suya con sus manos.
TaeHyung de repente sintió la necesidad de nunca separarse del mayor, y JiMin tampoco es que le dejaría ir tan fácil.
—¿Quieres continuar? —Preguntó suavemente el pelinegro.
—No quedan más, JiMin hyung. —Volteó la caja, y no salieron más que migajas.
—Vaya, de pronto me gustó este juego. —La sonrisa de JiMin llegó a sus ojos, viéndose tan lindo ante la vista del menor, que le fue imposible no sonreír igualmente.
Sin saber que estaría maravillando a cierto chico con su sonrisa.
—Mejor dime a la próxima, voy contigo y te compro más.
—Sólo falta que me compres la tienda entera, señor modesto. —Bromeó rodando sus ojos, a la vez que posaba sus manos en las mejillas suaves de su mejor amigo.
—Es un favor de bro a bro, ¿sabes? —JiMin acarició la espalda contraria, recibiendo como respuesta un asentimiento de su parte.
—La próxima compremos de todos los sabores. —Su emoción era palpable, digamos que disfrutó demasiado jugar con JiMin, tanto que definitivamente buscaría una segunda vez.
—Claro. —Y el mayor estaba más que dispuesto.
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