O1: banana.

COMIENDO BANANA.

Si había algo que amara comer TaeHyung con demasiada ímpetu, era la banana.

Hasta su bebida favorita tenía el sabor de aquella dichosa fruta, la leche de plátano era una de sus fascinaciones que pocas personas conocían en verdad.

Pero existía algo que amaba en mayor magnitud, y era que JiMin le cumpliera en cada de sus caprichos con respecto a eso, sin juzgarle ni reprocharle por su gusto infantil. Cada vez que quisiera, él estaba ahí para complacerlo o simplemente para regalarle de imprevisto alguna cajita de la deliciosa leche, haciéndolo infinitamente feliz.

Por algo JiMin era su bro, ¿No es así? Para eso estaban las relaciones de mejores amigos, soportándose en todo momento. Y claro, sin olvidar el cariño mutuo que hace presencia entre ambos, pero nunca está de más aclarar que es un sentimiento de pura hermandad, nada de cosas extrañas.

-Ya empezaste a hacer pucheros, ¿En qué piensas, Tae? -JiMin le preguntó sonriéndole de esa forma única e increíble que tiene, a la vez que se giraba en la dirección del menor en el mismo sofá el cual ambos estaban sentados y dejaba su celular de lado.

-¿Podrías traerme una leche de plátano de la nevera, por favor? No me quiero levantar de aquí. -Se volteó a mirarlo con una expresión de cachorro, sabiendo de antemano que su bro no podría resistirse ante aquello-. ¡Ah! También una banana, ¿Sí, JiMinie hyung?

-¿Para qué quieres la banana, si la leche tiene ese mismo sabor? -El pelinegro observó a su mejor amigo con rareza, aunque no sabía de qué se sorprendía en realidad, Kim TaeHyung era una persona con demasiados hábitos extraños.

Por su parte TaeHyung miró molesto a JiMin, dándole una patada al mayor. El último se acarició la zona golpeada con una expresión algo dramática de dolor, TaeHyung no le creyó absolutamente nada nadita.

-Sólo cállate, y haz lo que te dije, Park.

-¿Dónde quedó el «por favor», bro? -JiMin se levantó del sofá, diciéndose que sólo esta vez le haría caso al menor.

-Volverá cuando traigas lo que quiero. -Le sacó la lengua infantilmente al otro.

-Eres raro.

-Tal vez... -TaeHyung llevó su dedo índice a sus labios, adoptando una pose de fingida meditación, para posteriormente señalar a JiMin-. Pero soy tu raro, shh.

-Uh, que homo, bro. -El mayor rodó sus ojos divertido, en sus labios una sonrisa hacía presencia y negó con su cabeza varias veces. Caminó hasta la cocina para buscar lo que quería su mejor amigo y cuando corroboró que tenía todo lo que el otro pidió entre sus manos, se devolvió a la sala de estar, donde estaba el rarito de TaeHyung casi echado en el sofá.

-Aquí tienes, bebé idiota.

JiMin extendió sus manos con las dos cosas, el menor recibió con su peculiar sonrisa cuadrada sus amadas cosas, causando que JiMin también sonriera inevitablemente.

-Gracias, bro idiota.

El pelinegro se encogió de hombros y dejó caerse en el sofá al lado del niño que tenía por mejor amigo, corriendo las piernas de éste mismo un poco al otro lado para poder sentarse bien, aunque fue un acto en vano, ya que rápidamente las acomodó sobre sus propios muslos. JiMin dándole una corta mirada del como TaeHyung estaba de forma tranquila bebiendo su leche, se rindió y simplemente dejó que el otro mantuviera esa posición, además no es como si fuese tanto para él, de hecho era hasta algo normal entre ellos.

TaeHyung, por su parte al notar como JiMin volvió a poner su atención en el celular, por su mente pasó jugarle una pequeña travesura y ante sus propias intenciones sonrió con diversión. Terminó de tomar su cajita de leche de plátano entre pequeños sorbos para posteriormente fijar en su mira aquella cosa que haría de cómplice para ayudarlo en llevar a cabo su plan de molestar al otro; La banana.

Que Diosito lo perdone por lo que estaba por hacer a continuación.

Comenzó por pelar la banana de una forma algo tonta a su parecer, más lento de lo normal. Insistió por mirar por el rabillo del ojo a JiMin, aguantando sus ganas de reírse con ganas.

-¡Ah! Que rica es la banana. -Trató de decir con la voz más empalagosa posible, agregándole un suspiro de satisfacción al final de sus palabras.

JiMin se volteó a mirarlo con un rostro de "¿Qué le pasa a este ahora?", sin embargo hizo caso omiso a eso y se felicitó internamente al conseguir su atención, y fue ahí donde comenzó en verdad la acción.

Esperen... Park luego podría poner esto en su contra...

A la mierda, lo haría igual.

Sin rodeos posó sus labios sobre la punta de la fruta, chupando esa parte con una mínima sonrisa. Observó de soslayo a JiMin y esta vez sí introdujo toda la longitud de la banana en su boca, dejando un rastro de saliva en ésta para luego morder un pedazo y hacer una expresión de total placer, mientras masticaba. Todo ante los ojos sorprendidos de JiMin, quien sólo pudo tragar grueso y preguntarse qué carajos pasaba por la mente de TaeHyung como para comerse una fruta de esa manera.

-¿Tanto te gusta la banana, Tae? -Una traviesa sonrisa se formó en los labios de JiMin, dejó su celular en la mesa de al lado y se acercó sigilosamente al menor.

-Me encanta, muy bien lo sabes. -Cuando terminó de masticar, dejó salir su lengua.

-Eres un pequeño travieso, Kim.

Sin dejarle si quisiera alguna oportunidad para el contrario de escapar, JiMin se lanzó hacia TaeHyung, encerrándolo entre su cuerpo y el sofá. Y alzando una de sus cejas, con su rodilla abrió las piernas del menor y se acomodó entre éstas, al mismo tiempo que ponía sus brazos a cada lado de la castaña cabellera larga -muy preciosa, en su humilde opinión- del chico de abajo para no depositar todo su peso sobre éste.

-¿Qué estás haciendo, bro? -A pesar de la sorpresa en su voz, la sonrisa no podía faltar.

-Siguiéndote el juego, bro. -Le guiñó el ojo.

A TaeHyung se le escapó una risa al ver aquella acción, el mayor por su parte se escabulló hacia la zona de la curva de su cuello y se encargó de dejar pequeños mordiscos en aquella bronceada piel entre sonrisas bobaliconas, que por cierto desprendía un olor demasiado agradable para sí mismo.

El chico de abajo soltó varias risas debido a las cosquillas que producían las mordidas, y sin poder evitarlo con su mano libre -pues en la otra aún permanecía la banana entera- enredó sus dedos en los cabellos negros de JiMin y envolvió las piernas alrededor de sus caderas.

-¡JiMin-shi! ¡Ya, basta! ¡Me haces cosquillas! -Chilló TaeHyung.

-Shhh, bebé.

Entre jugueteos y risas siguieron por varios minutos más, disfrutando claramente la presencia del otro.

Pues claro, son mejores amigos.

Son los mejores bros.

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