12: i'm addicted 2 u.

CAN YOU KISS ME MORE?
WE'RE SO YOUNG, BOY.

Desde aquella noche en la fiesta las cosas habían tomado un rumbo diferente en su dinámica, ahora es cuando más agradecen que vivieran juntos porque de esa manera podían pasar todo el tiempo que quisieran sin ningún problema –exceptuando el tiempo que empleaban en sus respectivos estudios–. Si antes eran unidos, ahora parecía que hubieran escalado a un plano más trascendental en el sentido del contacto físico.

Ahora en cada oportunidad que pudieran se roban besos, las caricias inconscientemente empezaron a ser común en su día a día al igual que los pequeños halagos sin previo aviso. TaeHyung había desarrollado un tipo de adicción por las manos de JiMin sobre su cuerpo y aquellos labios gruesos probando los suyos. En cada momento quería eso.

Podía estar tranquilo en la cocina buscando qué comer y de repente llegaba él para abrazarlo por la espalda, dejando un beso en su cuello queriendo causar cosquillas. O estar sentados en la sala viendo televisión, JiMin poniendo la cabeza en sus muslos sin razón aparente, pidiéndole que le acariciara los cabellos y él no era nadie para negarse a tal invitación.

Con gusto hacía todo, porque no se quedaba atrás en la necesidad de afecto.

Él lo buscaba, JiMin lo buscaba también. Ambos se buscaban.

¿Entonces qué había de malo?

Solo bastaba una mirada brillante y suave para que él supiera lo que desea, abrieron sus brazos con el propósito que TaeHyung se metiera en ellos. Dejando caer la cabeza en su hombro, los dedos enredándose en sus cabellos en un caricia que lo derritió, escondiendo la nariz en su cuello disfrutando del perfume de JiMin.

La cercanía no podía faltar, de alguna forma buscaban sentirse el uno al otro.

No entendía muy bien qué estaba ocurriendo, pero joder, no se podía quejar en lo absoluto. Era incorrecto por la etiqueta que tenía su relación, pero no poseía la suficiente fuerza de voluntad para darle un final.

¿Cómo algo malo podía sentirse tan bien?

Con respecto a las reacciones que tuvieron sus cuerpos en la fiesta, no quisieron indagar en ello como tal vez debieron hacerlo porque sabían que las cosas se volverían incómodas y complicadas de explicar. Simplemente lo dejaron pasar, lo cual bien no podría ser la mejor solución, pero para ambos funcionaba así.

Los otros chicos incluso se percataron de su comportamiento, si era cierto que estaban acostumbrados a ese peculiar trato suyo desde hace años, sin embargo por alguna razón esta vez se sentía diferente. Aunque ninguno quiso decir algo con curiosidad de saber hasta a dónde llegarían.

JiMin suspiró, posando los ojos amorosos en su perfil, amando en secreto la forma en que siempre su atención iba a él. La expresión en su rostro no era fácil de descifrar, últimamente al mayor lo percibía como un misterio. Él escondía algo, lo sentía en el fondo del ser. Pero no era capaz de preguntarle sobre ello, teniendo miedo de que algo como el inconveniente de la playa se repitiera de nuevo.

Por nada del mundo, desearía perder a JiMin.

—¿Recuerdas cuando nos conocimos, Tae? —Musitó, acercándose con lentitud hacia él, posando su mano al lado de la contraria sin llegar a tocarla del todo. Solo un pequeño contacto tímido que agitó su interior en cosquillas tontas.

Kim volteó a verlo con esos destellos habituales en sus orbes oscuros. El espacio personal entre ellos es escaso –como siempre–, sentados en el balcón del apartamento en la oscuridad de la noche, la luna llena en todo lo alto. Solo un tiempo entre sí a solas después de un día agitado de responsabilidades. Un descanso merecido.

—Eramos pequeños, JiMinie. —Una sonrisa pequeña se marcó en él, y JiMin la correspondió con el mismo sentimiento de cariño.

—Lo sé, pero incluso siendo un niño, encontré algo muy hermoso en ti.

Sus ojos se ampliaron en sorpresa, observando el rostro de su amigo ponerse carmesí por haber dicho esas palabras relevantes. Una pequeña sonrisa apareciendo al ser obvia la vergüenza de JiMin, aunque él igualmente se sonrojó después. Peinando un mechón de su cabello revoltoso detrás de la oreja, rascando esta misma en un tic nervioso habitual.

—¿Y qué fue eso?

—Tus ojos, bebé. —Admitió cuando reunió toda la valentía, tomando con delicadeza el rostro de TaeHyung entre sus manos—. El momento en que los vi por primera vez, de inmediato pensé que estaba viendo un universo entero en ellos, ¿puedes ver tú mismo el brillo tan bonito que tienen? Te juro que podría solo verlos y estaría complacido. Tus ojos son especiales, TaeHyung. Soy sincero cuando digo que los amo.

Su corazón estalló en latidos descontrolados, la confesión de JiMin removiendo todo en su interior. Él se veía tan seguro de sus palabras ahora, las manos firmes acariciando las mejillas que lucían como pequeños algodones de azúcar, en un reflejo se apoyó en el cálido toque. En veracidad, sus ojos obtuvieron un brillo abundante diferente del normal y la sonrisa tímida que se dibujó en sus labios le dio un toque inefable.

JiMin juró quedarse casi sin aire en ese instante.

—Me gusta cuando me miras así.

—¿A-así cómo? —Su voz tropezó, no sabía qué decir en realidad. Todas esas emociones mezclándose le impedían formar una respuesta coherente.

—Como si fuese tu todo. —Park rió con ternura y él se alejó tan tímido. Las orejas rojas de la vergüenza. Empujándolo en instinto, sin poder controlar bien sus reacciones a lo que confesaba JiMin. No podía con tanto. Que tuviera algo de misericordia al menos.

—¡C-cállate, no te miro así!

¿O sí lo hacía?

—Puedes que tengas razón y yo sea quien esté delirando. —se encogió de hombros, la suave curvatura en sus facciones quedándose. TaeHyung viéndole sintiéndose todavía nervioso—. Solo… quería ser sincero contigo.

No esperó para nada que él decidiera sacar a la luz un tema como este, recordando el pasado que cargaba con tantos recuerdos buenos como malos. Los latidos aún no se calman y los ligeros temblores en sus manos mucho menos.

—Yo también quiero decirte algo… hay algo que me gustó de ti desde el primer instante. —desvió la mirada, jugando con el borde de su buzo. Su hombro se rozaba con el ajeno, demasiado cerca, la respiración pausada de JiMin pudiendo escucharla muy bien—. Tu sonrisa, es muy linda. Cuando te miré sonreír por primera vez, solo pude pensar en que, por favor, nunca dejaras de hacerlo, y hoy en día sigo pensando lo mismo.

—Tae…

—Especialmente que no dejaras de sonreírme. —Finalmente se atrevió a juntar sus miradas, dándose cuenta que JiMin era pura sorpresa. En él no era común exteriozar sus sentimientos con tanta facilidad, pero mírenlo ahora, tal vez abriendo la boca de más—. Sé que sonará tonto porque tal vez algún punto las cosas puedan cambiar, no seamos amigos más o nuestros camino se dividan. O tendrás a otra a quie-

Su colapso verbal fue interrumpido por labios tomando posesión de los suyos, robándole las palabras así como el aliento. Las manos de JiMin le acercaron por su nuca, estuvo en shock por unos segundos hasta que se dejó llevar, siendo débil ante el olor ajeno inhalado por su nariz y la manera perfecta en que le besaba.

—Lo demás no importa, no pienses en el futuro por ahora, solo disfruta el presente conmigo. ¿No te parece, chico lindo? —Sonrisas embobadas hicieron parte de ambos, inconscientemente acercándose mucho más—. Pero hay algo de lo que estoy seguro y es que te quiero en mi futuro.

No digas cosas así que después no podré superarte.

—Yo también lo quiero, no importa como sea.

No dijo nada más, solo se tiró encima de JiMin para besarle entre risas por el acto torpe de haber tropezado, aunque no importó para nada. No los detuvo.

Quería ser eterno a su lado, ¿Era extraño desear que el 'nosotros' lo fuese?

Tal vez debería empezar a replantearse muchas cosas sobre sus sentimientos.

El concepto de 'bro' empezaba ser insuficiente.

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