11: dilemma.

NO MATTER WHAT I DO
ALL I THINK ABOUT IS YOU.

Si continuaba de esa forma, tal vez se volvería adicto a algo que no era correcto.

Adicto a esa sensación de estar en las nubes y ser el centro de atención de una persona. Adicto a la manera tan satisfactoria en la que parecía encajar sus labios con los contrarios. Adicto a ser el extremo receptor del deseo de JiMin. Adicto a tener aquellas emociones explosivas albergando en su sistema.

No supo cómo sucedió, pero ya se encontraba allí, en la habitación de HoSeok junto a su mejor amigo. Compartiendo besos húmedos, caricias torpes, pero gratas, sentimientos secretos aún confusos e inexplorados. Su corazón latiendo en descontrol mientras aquella boca esponjosa parecía abarcar cada centímetro de la suya, sin dejar ningún lugar sin ser besado como si desde hace tiempo hubiera deseado hacerlo, queriendo mantener un recuerdo de algo incorrecto.

JiMin sentado en la orilla de la cama, él acomodado sobre sus muslos con los dedos entre los cabellos rubios y profundizando el contacto todo lo que necesitaba. Disfrutando de los brazos alrededor de su cintura, juntando sus cuerpos sin permitir que ningún espacio les separe. Esto era una experiencia totalmente nueva para ambos, probar los labios de su mejor amigo nunca estuvo en los planes, ni mucho menos gustar tanto de ello. Tampoco que se sintiera extraño al respecto.

—Tu olor me está dejando algo tonto, Tae. —susurró entre sus labios abiertos, la respiración de ambos agitadas. Oyendo la risa algo ronca de JiMin que consiguió el efecto de erizar su piel.

Escucharlo decir aquello hizo latir a su corazón desbocado –muy malo de su parte–, como si quisiera salirse del pecho. Viendo con una fascinación extraña la manera en que su expresión se suavizó y simplemente sonrió apacible. Tranquilo. Sus ojos avellanas teniendo un brillo que temía poseer él de igual manera.

—El tuyo también… —admitió en voz baja con las mejillas volviéndose aún más rojizas, entonces fue cuando agradeció que no hubiera mucha iluminación en la habitación para que JiMin pudiera observar su rostro. Quiso cambiar la posición, así que empujó a JiMin hacia abajo en la cama para quedar apoyado en su cuerpo, los muslos ajustados a los costados de la cadera ajena, quedándose allí como un pequeño koala—. De hecho, me gusta mucho. Hueles bien. Demasiado… tal vez.

Se escondió en el cuello de su amigo cuando se percató que había empezado a divagar, llenándose de vergüenza por aquellas palabras que no era capaz de esconder. En su cabeza se repetía que esto estaba súper mal, que estas cosas no eran las que hacían los mejores amigos comunes ni mucho menos este tipo de sensaciones debían ser permitidas entre ellos, sin embargo existían.

¿Acaso…?

TaeHyung se obligó a tachar eso, este no era el momento adecuado para pensar en tal asunto.

—Me quedó bastante claro, Tae. —volvió a escuchar su risa, y solo respondió con un ligero golpe en el pecho contrario. Bastante apenado ya se encontraba como para que él viniera con las burlas.

—Arruinas el momento, tonto.

Continuó en su «escondite», disfrutando de tener los brazos de JiMin rodeando su cuerpo. Un suspiro contento escapando de sus labios cuando aquellos dedos fuertes se colaron por los mechones de su cabello oscuro, sus extremidades derritiéndose debido a esas caricias, inevitablemente enterrando la nariz más en la curvatura del cuello sintiendo como su interior se alborota por la cercanía. Las cosquillas absurdas de siempre haciendo presencia.

Sabía bien que su comportamiento se estaba volviendo pegajoso y necesitado, sin embargo no podía evitarlo si se trataba de JiMin. Su JiMin.

Dios, ¿Qué le ocurría?

—¿Quieres hablar sobre esto? —El silencio cómodo entre ellos, con la música escuchándose de fondo fue roto. No era capaz de pensar racional cuando él pegaba los labios pomposos en su oído, bajando en un camino lento de besos húmedos por su cuello. No ayudaba.

Detente.

Mentira, por favor no te detengas.

—No… mejor bésame, es todo lo que necesitamos hacer en este momento. —Levantando la cabeza de su cuello, ojos grandes encontrándose con unos más pequeños felinos, en ambos apareciendo un destello que les provocó una pequeña sonrisa antes de que JiMin tomara las palabras de su menor y cumpliera su capricho.

La mano que antes estaba en los cabellos bajó a la nuca para acercarlo a sus labios, TaeHyung sonrió en medio del contacto mientras apoyaba los brazos a los lados de la cabeza de JiMin y sus manos se encargaban de desordenar las hebras rubias. Sin ser suficiente, abrieron sus bocas en busca de obtener mucho más, explotar todos esos deseos que eran difícil de expresar en palabras, pero tan fáciles por medio de lo físico.

El agarre de JiMin bajó a su cintura delgada, apretando allí y se encontró jadeando ahogado por ello. Le gustó. Mucho. La presión, la firmeza, la sensación de seguridad. Su amigo pareció ignorarlo tan concentrado en devorar su boca. Dejándose llevar, empujó sus caderas abajo apretando las piernas en las contrarias, de repente una ráfaga de calor subiendo por todo su cuerpo, sofocándolo.

Fue jodidamente aterrador y extraño sentir debajo suyo un bulto sobresaliente, sabiendo bien qué era. Una reacción normal de sus cuerpos ante estos actos, el gran talón de Aquiles de la situación siendo su sexualidad. Eran heteros, ¿Entonces por qué?

Su rostro en este punto debía ser una cereza, ardiendo de vergüenza porque no le disgustaba para nada –por el contrario, parecía estar encantado de haber generado una reacción en JiMin– y él mismo tenía un pequeño problema en sus pantalones.

—Sabes muy bien… tan adictivo. —Logró decir entre jadeos Park al separarse por unos segundos, teniendo en común la respiración agitada, los labios hinchados y las mejillas teñidas. Sus ojos estaban dilatados, lo cual debería ser una señal de alerta para los dos de que habría que alejarse, pero por alguna razón no lo hacían.

No lo deseaban.

No quería que JiMin se alejara de él.

Se permitían dejarse llevar por las emociones, no importando las consecuencias.

—¿Siempre tienes que decir cosas como esas, JiMinie? —ronroneó en un ligero coqueteo, pasando la lengua por sus labios calientes al igual que ambos cuerpos. El mayor alzó una ceja ante su comportamiento.

—¿Hay algo de malo en ser sincero, Tae? ¿No te gusta?

TaeHyung abrió los ojos en grande al tenerlo en el espacio de su cuello, una ligera humedad acentuándose allí. Todos sus sentidos se aturdieron cuando JiMin lo apretó aún más, las erecciones traicioneras de ambos consiguiendo mayor roce, los dos suspiraron por ello, pero no detuvo al rubio en sus acciones. Besando la piel sensible en un recorrido ascendente, hasta que metió la nariz en sus suaves cabellos, oliendo la dulzura de fresas. JiMin actuaba tan seguro de sí, y él solo podía temblar por sus toques, como si fuese un joven inexperto.

Lo cual sí era con Park.

—N-no es eso, es so-

—¿Confías en mí, bebé? —su corazón dio un vuelco con ese apelativo, y asintió lentamente confundido por la expresión del otro.

Sin embargo, entendió cuando sintió la lengua de JiMin lamer el costado de su cuello y después dientes entrando en juego. Sin parecer tener ninguna prisa para tomar distancia, respirando entrecortadamente mientras sus labios se movían sobre sus clavículas, formando palabras sin sentido. Él rozó la sensible piel de allí antes de chupar duro.

—Quedará un chupón. —murmuró con la voz frágil, agitado por los escalofríos debido a la manera en que Park lo trataba. Sorprendido por lo que hacían, miles de cosas vagando por su cabeza confundida.

—Es lo que quiero. —Continuó haciéndolo, varios soniditos saliendo de su garganta y no podía estar más descolocado por oírse a sí mismo casi gemir. Debía pararlo. Sabía que debía pararlo porque era incorrecto.

Aún así, no lo detuvo.

En cambio, enredó los brazos y piernas alrededor de este hombre debajo suyo, cerrando los ojos. Sintiéndose ridículamente caliente por dentro. A salvo.

Quiso reírse tanto por la idea. Joder, realmente estaba tan mal de la cabeza.

Ser marcado por un chico se sentía surrealista, y que a la vez eso removiera cosas dentro era aún peor. En lo único en lo que era capaz de pensar en este momento era en que esos labios no se detuvieran. Sus manos aferradas a los cabellos no se separaron ni cuando JiMin dejó su piel en paz.

El par de ojos se encontró de nuevo, JiMin estando a punto de decir algo, pero él fue más rápido en atraerlo. Tomando esa boca suave que le invitaba a jamás dejar de probarla, gimiendo en el instante que Park salió de ese pequeño shock y apretó sus muslos regordetes, no tardando nada en posar las palmas abiertas en su culo. Un poco impresionado por el hecho que se haya atrevido a tocarlo de esa forma, su cabeza delirando porque nunca había experimentado algo como esto antes.

Recordando que él pareciera tener algo con esa parte de su cuerpo en específico. No se quejaba en absoluto.

No le causó temor, ni mucho menos desagrado. Joder claro que no, todo lo contrario, se vio a sí mismo empujando las caderas hacia atrás para obtener un poquito más de ese contacto. Poco le importó que pudiera ser raro desear tanto que otro hombre le palpara el culo.

En las anteriores ocasiones que llegó a besar a una chica, estas nunca le tocaban más de sus hombros o brazos.

Tal vez debería recordar que con su bro las cosas eran totalmente diferentes, fuera de lo convencional.

En el exterior de la habitación la fiesta continuaba, y ellos aquí besándose hasta el último aliento. Se hacían ciegos a la realidad, solamente centrándose en el contrario. Darle la debida atención a su mejor amigo.

—¿Qué jodidos hacemos?

—No lo sé, ¡Pero a la mierda, bro! —TaeHyung soltó una risilla por el grito de JiMin, aunque después se quejó por la sorpresa de que hubiera invertido las posiciones rápidamente, pero con cuidado. Él quedó en la parte inferior del rubio, sus ojitos brillando en fascinación mientras veía su rostro tan cerca bajo la escasa luz, tan atractivo y hermoso—. Déjame robarte un par de minutos más.

—Róbame todos los que quieras. —Los ojos pequeños se convirtieron en medias lunas antes de adueñarse de su cuello, sin pensarlo dos veces ladeó la cabeza para poner a disposición más espacio, colocando sus dedos largos en los cabellos sedosos al mismo tiempo que temblorosos jadeos salían en reacción. Encerrando las caderas de JiMin con sus piernas alrededor, acercándolo todo lo que necesita.

Encajando como dos piezas de rompecabezas.

¿Esto podría ser una atracción?

¿Acaso se equivocaba?

—¡Hey, chicos! ¿Están ahí? —Toques ruidosos en la puerta junto a los gritos de JungKook, les obligó a separarse a regañadientes. Mirándose por unos segundos sin saber qué hacer en realidad, decepción posándose en sus pechos por ser consciente que su momento fantasioso se había terminado.

No respondieron, JiMin solo se apartó con un último beso corto, pero que le dejó mucho más tonto. Por su parte, en movimientos torpes se apoyó de los brazos para sentarse en la orilla de la cama, él a su lado. Ahora es cuando les ataca la realidad por notar las obvias erecciones en sus prendas. Apretó las piernas hacia adentro y bajó el borde de su buzo oscuro, tratando de que Jeon no viera su inconveniente.

Mierda.

Justamente antes de que TaeHyung pudiera entrar en un pánico «gay», JungKook abrió la puerta haciendo acto de presencia entre risas y pasos tambaleantes. Ebrio hasta los huesos.

—Oh, sí están aquí. Pero al menos respondan ¿No? Me sentí ignorado. —Se quejó cruzando los brazos en un tipo de rabieta, rodando los ojos con indignación. Eso le hizo sonreír al otro par.

—Solo te molestamos… ¿Para qué nos buscabas, Koo? —dijo JiMin con una clara frustración, y el hecho de saber el motivo le hacía querer encogerse en su sitio por la pena de los recuerdos de lo que estuvieron haciendo hace unos minutos.

—¡Ah sí, a lo que venía! —Volvió a su expresión entusiasta, como si no se hubiera "molestado" antes—. Estamos por jugar Uno y faltaban ustedes, así que me ofrecí a buscarlos. Por eso estoy aquí. ¿Ustedes qué hacían solos? ¿Ya empezaron con sus jueguitos?

—Ya cierra la boca, mejor vamos. —TaeHyung saltó de la cama con las mejillas rojas, dispuesto a salir de la habitación. No quería empezar una conversación con la que no se sentía cómodo. Sabía que JiMin le estaba mirando, pero no quiso devolver la mirada porque se pondría peor.

—Tiene razón, Koo.

—Qué grosero, TaeHyung. Pero sí, ¡Aún queda noche que disfrutar! —Jeon los abrazó a ambos de los hombros y así salieron de la habitación los tres, solo dejándose arrastrar.

Cuando iban por el pasillo, camino a la sala del apartamento, sintió un pequeño toque a su espalda. Girando la cabeza se dio cuenta que era JiMin, este teniendo una sonrisa divertida en sus labios y extendiendo la mano detrás de la espalda de JungKook discretamente para que el otro no se percatara de lo que sucedía.

Aguantó la risita, tomando la mano de JiMin más pequeña en la suya. Dedos entrelazados por unos segundos, ojos compartiendo complicidad por este actuar tan bobo, pero especial para ellos.

Puede que fuese una locura lo que sucedió en aquella habitación, sin embargo no se arrepentía. Y le sorprendía que no estuviera haciendo un escándalo sobre ello, se lo estaba tomando demasiado bien considerando la magnitud de la situación, aunque lo prefería así.

Lo volvería a hacer, sin dudarlo.

Ya sentía extrañar los brazos, labios y el aroma de JiMin.

Muy tonto, ¿No?

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