Chapter 3: Cásate Conmigo

Atareado. Desde que amaneció no había dejado de correr, literalmente, de un lado a otro. Además de revisar los resúmenes ejecutivos, que el salón de juntas esté debidamente arreglado y limpio, confirmar que los refrigerios sean de buena calidad y estén a tiempo - de ninguna manera permitiría que algún integrante de la junta de la empresa Shihôn o alguno de los inversionistas invitados terminara intoxicado por la comida, ni hablar - que los estacionamientos estén debidamente rotulados y disponibles y que los ascensores estén operativos... definitivamente el día era muy atareado.

- "Sui Feng" - La cálida mano de Yoruichi se posó sobre su hombro - "Delegaste todas esas funciones, ¿No deberías simplemente sentarte un rato y esperar a que empiece la reunión?".

- "Solo procuro que no ocurran contratiempos, Yoruichi-sama" - Sui acababa de terminar una llamada y dejaba su móvil sobre el escritorio de su jefa - "La reunión trimestral es un evento importante, nada puede salir mal".

- "Sui, deberías relajarte ¿Sabes? Vivir con mucho estrés puede acortar tus años de vida" - Yoruichi giró su confortable silla y contempló por la ventana la espectacular vista desde el piso 12, eran los últimos días de verano, pronto las hojas de los árboles caerían.

- "Yoruichi-sama..." - Sui se disponía a alegar cuando su móvil timbró, contestó brevemente antes de colgar - "Los Shihôn han empezado a llegar, Yoruichi-sama".

- "Tan puntuales como siempre" - Bufó Yoruichi antes de ponerse de pie y contemplar el bello paisaje veraniego por unos segundos - "Vamos a la sala de juntas, Sui".

- "Como diga, Yoruichi-sama".

Cruzaron en silencio un pequeño corredor que comunicaba directamente la oficina de Yoruichi con la sala de juntas, sin necesidad de salir a la recepción, no por nada era la ejecutiva más importante de la familia Shihôn, desde su oficina podía ir a diversos lugares e incluso abandonar el edificio de la forma más sigilosa posible, claro que eso le causó a Sui más de un problema cuando Yoruichi se escabullía para irse con el tipejo de Urahara Kisuke, incluso Sui se planteó en un par de ocasiones la posibilidad de clausurar el elevador privado de la oficina de Yoruichi, pero debido a las potenciales utilidades del mismo tuvo que abstenerse de hacerlo. A los pocos segundos de llegar a la sala de juntas las puertas se abrieron dando paso a los accionistas con sus respectivos asistentes, y luego ingresaron los invitados, el corazón de Sui dio un brinco, un representante de los Kuchiki se encontraba ahí.

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Hizo un esfuerzo sobrehumano por contener el bostezo pero fue en vano. Casi de inmediato unos ojos grises fríos y serios lo fulminaron.

- "Disculpe, Kuchiki-sama" - Hizo una exagerada reverencia casi de inmediato.

- "No es a mí a quien debes una disculpa, Abarai" -La severidad en el tono de voz de Kuchiki Byakuya se acentuó.

- "No es necesario, Kuchiki-sama" - El hombre de oscura cabellera carraspeó antes de continuar - "Es más que obvio que su asistente no tiene las mismas habilidades ni el interés por aprender un nuevo idioma, debo decir que estoy gratamente sorprendido, Kuchiki-sama, sus avances son realmente sorprendentes".

- "Disculpe, Koufang-san" - Renji hizo una reverencia hacia el maestro de chino mandarín que su jefe había contratado.

- "Le dije que no necesito sus disculpas" - dijo Koufang con cierta altanería, luego se puso de pie -"Creo que es todo por hoy, no olvide confirmar la sesión de la próxima semana, Kuchiki-sama, con su permiso".

Por protocolo Renji acompañó a Koufang hasta el ascensor, mientras iba de regreso a la oficina de Byakuya se preguntaba por qué de forma tan repentina, desde hace unas semanas, surgió en su jefe la imperiosa necesidad de aprender chino, con la apretada agenda que tenía era muy difícil cuadrar un horario para las clases con el señor Koufang. El pitido de su móvil le sacó de sus pensamientos.

- "Diga".

- "Hola Renji, ¿Está nii-sama muy ocupado?" - Una voz amigable le sorprendió gratamente.

- "Rukia, Kuchiki-sama acaba de terminar sus cla..." - Recordando que Byakuya le había prohibido contarle lo de sus clases de chino a los demás -"Una reunión... si, una reunión con unos accionistas" - riendo nerviosamente - "¿Por qué preguntas?".

- "Tengo un favor que pedirte".

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La reunión duró la friolera de 3 horas y 35 minutos. Considerando las reuniones trimestrales pasadas esta era por mucho la más larga de todas, como era de esperarse la ruptura de la posible alianza con los Ishida fue el tema más redundante. Sui tuvo que hacer esfuerzos sobrehumanos para contenerse y no brincar para estrangular a Barragan Luisenbarg... ¿Cómo osaba poner en duda las habilidades gerenciales de su adorada Yoruichi-sama?

- "Quita esa mirada, das miedo" - Susurró Ggio, en chino.

- "Eso deberías decirle a tu jefe, querido" -Respondió Sui, también en voz baja y en chino, con sarcasmo.

- "Habrá un festival en el barrio chino mañana, mi abuela preparará babao fan" - Volvió a susurrar Ggio, mientras fingía revisar unos papeles.

- "Babao fan" - Repitió Sui, Ggio sonrió complacido, había captado la atención de la joven.

- "¿Nos vemos mañana a las 1800?" - Dejando los documentos que fingió leer.

- "Míngtiān jiàn" - Susurró Sui antes de hacer una seña a la camarera del catering para indicarle que sirviera más agua, muchos de los miembros tenían sus vasos prácticamente vacíos, solo entonces notó que la mirada del representante de los Kuchiki estaba fija en ella, por alguna razón empezó a sentirse incómoda. Respiró hondo, en esos momentos Yoruichi-sama la necesitaba en sus cinco sentidos, debía dejar los temas personales a un lado por el bien de su jefa. Después de más intercambio de opiniones por lo que se hizo y lo que no, finalmente se dio por terminada aquella tediosa reunión.

Por mero protocolo permaneció junto a Yoruichi mientas despedía a cada uno de los miembros del comité y a los invitados, Ggio hizo una exagerada reverencia y Sui casi podía jurar que le guiñó un ojo antes de salir detrás del despreciable Barragan, el representante de los Kuchiki se despidió de ambas con un fuerte apretón de manos y dando palabras de aliento a Yoruichi, Sui palideció, en el momento en que Kuchiki-sama le dio la mano sintió claramente como un trozo de papel se quedaba en la suya. Algo contrariada guardó sigilosamente la misteriosa nota en el bolsillo y esperó a que terminaran de retirarse todos los invitados.

- "Empezaba a creer que nunca se irían" - Yoruichi se dejaba caer en el sillón giratorio, en su oficina -"Creo que le pediré a Kisuke que me lleve a algún lado, siento como si el ambiente de la oficina estuviera tenebroso".

- "Tal vez Barragan-sama tuvo algo que ver, pero debería pensar en descansar Yoruichi-sama" - Sui no estaba segura de quien era el ser más ruin, si Urahara Kisuke o Barragan Luisenbarg - "Mañana tenemos una serie actividades programadas..." -Intentó proponer algo pero ya era demasiado tarde, Yoruichi charlaba por teléfono con el holgazán de sombrero ignorándola por completo. Cabizbaja salió de la oficina, aún tenía varias cosas que hacer antes de marcharse a su departamento cuando recordó la nota que guardó en su bolsillo, al leerla encontró el nombre de un café cercano y una hora... rayos, apenas y tenía tiempo, corrió al elevador y luego las tres calles que la separaban del café.

- "Empezaba a creer que no vendría, Feng-san" - El hombro de negra cabellera cerró el periódico que estaba leyendo y la miró fijamente - "Pero tome asiento, por favor, siéntase en confianza de pedir lo que desee, entre nos, el café moka que preparan aquí es muy bueno".

- "No se preocupe, así estoy bien" - se apresuró a responder Sui mientras se sentaba, el mesero que la guio a la mesa en donde esperaba Kuchiki Soujun hizo una reverencia y se retiró, bastaba con dar un vistazo para darse cuenta que no había nadie más en el segundo nivel de aquel café... "Ya sé de donde salió esa manía de reservar locales para ellos solos", pensó.

- "Me sorprendió mucho verte en aquella reunión" -Soujun bebió un sorbo de su café - "Supongo que así fue como mi hijo y tú se conocieron, jamás imaginé que Byakuya pondría sus ojos en la asistente personal de otro inversionista, mucho menos de un Shihôn".

Sui tragó en seco. Soujun tenía demasiada imaginación pero no se le ocurría nada que decir que no fuera potencialmente peligroso en el futuro, así que prefirió quedarse en silencio.

- "Con lo arrogantes que son los otros herededos Kuchiki creí que Byakuya buscaría una esposa socialité solo para callarles la boca" - Soujun sonrió y volvió a beber su café - "En verdad eres como la caja de Pandora".

- "Kuchiki-sama, ¿Podría mantener esto es secreto? Por favor" - Sui se puso de pie e hizo una elegante reverencia.

- "Asumo que tus superiores no lo saben" - Soujun afiló la mirada, el rostro gentil que acostumbraba mostrar cambió completamente - "Considera que lo hago por el bien de mi hijo, pero en cuanto se realice la boda deberás renunciar a ese trabajo, estoy seguro que encontraremos un puesto más apropiado para ti en las compañías Kuchiki".

- "Kuchiki-sama, lo de la boda..."

- "Como dije, lo hago por el bien de Byakuya, y estoy seguro que tu deseas lo mismo, ¿No es así, Sui Feng-san?" - Aquello parecía más una advertencia que una sugerencia. Sui se limitó a asentir, no tenía sentido discutir contra Soujun, sabía de sobra lo impositivos y pedantes que pueden ser los grandes hombres de negocios. Soujun sonrió complacido y su rostro volvió a ser el mismo gentil y afable de siempre - "Bueno, debo irme, mi asistente debe andar como loco buscándome, nos vemos, Feng-san".

- "Hasta luego, Kuchiki-sama" - Esperó a que Soujun saliera completamente de café antes de hacer lo mismo. No había duda que todos los Kuchiki eran un nido de víboras, algunas disfrazadas, pero víboras al fin y al cabo. Caminó a pasos rápidos de vuelta a la oficina para terminar los pendientes, no le extrañó que Yoruichi ya no estuviera allí, seguramente el desaliñado de Kisuke la llevó a algún lugar aprovechando su ausencia.

Tenían una reunión con empresarios rusos a primera hora al día siguiente, habían mostrado interés en los insumos de la textilera, más aún con el rotundo éxito de la colección de otoño-invierno de la diseñadora coreana Maxime hecha precisamente con los productos Shihôn. Había programado una visita guiada a las instalaciones de la textilera así como una exhibición con algunos de los productos, solo para que vean la calidad de los mismos, después de revisar los documentos que se utilizarían y de realizar algunas llamadas para confirmar que todo estaba debidamente coordinado, suspiró profundamente y cerró los ojos, tenía un molesto dolor de cabeza, tal vez Yoruichi-sama tenía razón y el estrés estaba empezando a aturdirla, estaba pensando en ello cuando le venció el sueño y se quedó dormida.

- "Sui Feng" - Una suave voz la llamó seguida de una pequeña sacudida en el hombro - "Sui Feng" -Aquella voz se le hacía bastante familiar, se parecía a la de Kuchiki...

- "¡Byakuya!" - Sui se puso de pie de un brinco y por instinto se arrimó a una esquina, poniendo una pequeña distancia entre ellos, lucía algo pálida, entonces entró en la cuenta de que había llamado al futuro heredero de los Kuchiki por su nombre y de inmediato hizo una reverencia - "Disculpe la falta de modales, Kuchiki-sama".

Byakuya enarcó una ceja. Lo normal era que las mujeres brincaran a sus brazos en ese tipo de circunstancias, halagadas por su presencia. Sui había hecho lo opuesto.

- "Si alguien debe disculparse ese sería yo" -sentándose en la silla frente al escritorio de Sui, como invitándola a hacer los mismo - "Te marqué varias veces pero no contestabas, envié a Abarai y me comentó que aún no salías de la oficina, así que me preocupé" - Notando que Sui seguía de pie en la misma esquina sin intenciones de moverse - "Así que me tomé el atrevimiento de venir a ver que sucedía, por si no lo has notados son más de las once de la noche".

Sui giró la mirada hacia el reloj de pared solo para confirmar las palabras de Byakuya. Eran las once y veintidós, para ser más precisos. Se llevó una mano a la frente y se dio un golpecito solo para confirmar que aquello no era producto de su imaginación o de su recién interrumpido periodo de sueño, y al ver que Byakuya seguía allí, mirándola como si ella fuera un extraño animal de zoológico supo que en realidad estaba pasando.

- "Siento haberle preocupado, este tipo de eventos son usuales en mi" - Sui intentó restarle importancia al asunto, se acercó al escritorio, guardó las carpetas que estaban encima en uno de los cajones, tomó un bolígrafo y su nueva agenda para guardarlos en su bolso - "No es la primera vez que me quedo hasta tarde en la oficina" - Cerrando su bolso y entrando en la cuenta de que estaban en las oficinas de los Shihôn - "Disculpe, Kuchiki-sama, ¿Cómo es que...?"

- "Le dije al vigilante que había algunos problemas con una de las actividades de mañana y que no había podido comunicarme contigo" - Byakuya lanzó un vistazo a la oficina de Sui, no era muy grande, estaba muy ordenada y limpia aunque llamaba la atención la escasa, casi nula, decoración, cualquiera pensaría que era una oficina masculina -"Afortunadamente aún soy poco conocido en los medios y entre el personal de los Shihôn, le dije al controlador de portería que era Abarai Renji y me permitió pasar".

Sui suspiró aliviada. Tuvieron suerte esa vez pero no siempre sería así.

- "¿Y a qué debo el honor de su visita, Kuchiki-sama?" - Sui permanecía de pie, sosteniendo su bolso en una mano.

- "Tal vez debería comentártelo de camino a casa" - Poniéndose de pie - "O tal vez deseas que pasemos antes por algo de comer".

- "N-no es necesario, puedo prepararme algo llegando a mi departamento, y lo que sea que vino a decirme puede hacerlo ahora, Kuchiki-sama" - Sui trató de mantener la calma, ya había tenía el disgusto de sufrir una reunión con el padre de Byakuya por la tarde por lo que no le apetecía reunirse con algún otro Kuchiki por lo que restaba del mes, de ser posible.

- "¿Piensas tomar un taxi a estas horas? Creo que sería peligroso, Sui" - Byakuya caminó hacia la puerta y la mantuvo abierta, esperando que Sui saliera. Sui no pudo evitar sonreír, al parecer Byakuya no sabía lo hábil que era en las artes marciales, por otro lado, era consciente de lo obstinado que él podía ser y reconsideró la oferta, estaba muy entrada la noche y era día de semana, así que la posibilidad de que alguien los viera juntos era mínima.

- "Está bien, pero solo por esta vez, ¿Le parece?" -Saliendo por la puerta para llegar al ascensor. Byakuya no respondió, se limitó a seguirla y mientras descendían hacia el estacionamiento para abordar el coche de Byakuya:

- "Se suponía que yo vendría a la reunión trimestral de los Shihôn" - Byakuya hizo una fugaz mueca de descontento - "Pero Ginrei hizo un cambio a último momento, espero que mi padre no te haya causado problemas" - Dijo a modo de disculpa.

- "Preferiría no hablar del tema" - ni recordarlo, pensó Sui, lamentablemente la imagen de Kuchiki Soujun sentado en cierto café cruzó inevitablemente por su mente, nido de víboras, pensó nuevamente.

- "Entiendo" - Byakuya empezaba a interpretar los comentarios y acciones de Sui, seguramente su padre hizo o le dijo algo que le molestó. El elevador se abrió y caminaron hacia el coche, Byakuya se apresuró a abrirle la puerta.

- "No tiene que hacerlo, Kuchiki-sama, soy solo una asistente, no una socialité, no necesito sus atenciones" - Dijo Sui. Byakuya cerró la puerta procesando la información ¿Acaso su padre se atrevió a menospreciar a Sui por su condición?

- "Lo hago porque eres una dama, y no cualquier dama, eres mi prometida" - Byakuya ajustó el cinturón de seguridad y puso el coche en marcha.

- "¿Perdón?" - El rostro de Sui se desencajó por unos segundos, pero trató de recuperar la compostura rápidamente - "Hasta donde recuerdo solo acordamos conocernos".

- "Te presenté como mi prometida en la reunión familiar, ¿Lo olvidaste?" - Acelerando un poco para evitar quedar estacionado en la luz roja de un semáforo. El tránsito estaba muy fluido, apenas y había uno que otro coche circulando.

- "Creí que lo hizo para molestar a su familia, no pensé que iba en serio" - Sui empezaba a sentirse disgusto por ese hombre, primero decide cortejarla sin su permiso, luego se presenta como si de un príncipe de cuentos de hadas se tratara y después decide que ya están comprometidos, ¿Ahora que seguía? ¿Acaso planeaba invitarla a su propia boda?

- "¿En serio?" - Byakuya parpadeó un par de veces tratando de ocultar su desconcierto. Llevaba meses entre enviarle regalos, hablando o escribiéndole por móvil, saliendo, incluso le pidió autorización para cortejarla y además prácticamente la había presentado ante toda la familia Kuchiki como su prometida... ¿Qué rayos pasaba por la cabeza de esa mujer?

Sui lo miró perpleja. Recordó que él le había mencionado sus intenciones de cortejarla y la posibilidad de una posible relación, pero no recordaba haber aceptado convertirse en su novia, es más, después de conocer a su familia y de la desagradable conversación con Soujun empezaba a convencerse de que las cosas no estaban funcionando.

- "Kuchiki-sama, agradezco sus atenciones durante estos meses, pero creo que..."

- "Shaolin" - Byakuya le tomó de la mano mientras estacionaba su coche en la puerta del edificio donde ella vivía. Sui lo miró extrañada y confundida - "En todo este tiempo he sido franco contigo, en ningún momento oculté mis intenciones" - Sus miradas se cruzaron, la de él era intensa y profunda, la de ella de desconcierto y duda - "Aunque hay muchas cosas en juego, en verdad creo que lo nuestro puede funcionar".

Sui contuvo la respiración, ¿Acaso él le estaba hablando de ir más allá de ese falso compromiso? Por instinto de defensa bajó la mirada y se deshizo del agarre de Byakuya para desabrocharse el cinturón de seguridad. La tranquilidad de su departamento la esperaba unos pisos arriba, solo tenía que llegar al ascensor. Intentó abrir la puerta del coche pero Byakuya la detuvo, estaban tan cerca que podía sentir su aliento en la nuca, una suave fragancia mezcla de madera y cítricos los envolvió, sintió que los latidos de su corazón se aceleraron.

- "Por favor, Kuchiki-sama" - Sui evitó confrontarlo cara a cara, si lo hacía temía que la situación se saliera de control.

- "¿Recuerdas a Rukia?" - La voz se Byakuya se oyó demasiado sensual.

- "L-la joven embarazada" - Respondió Sui, evitando darle cara.

- "Cené con ella y su esposo hace unas horas, me pidió que la acompañaras mañana por la tarde a hacer unas compras, a Rukia le simpatizas mucho" - Byakuya no pudo pasar por alto la sutil esencia de cerezos en la nuca de Sui, si no estuvieran tan cerca sería incapaz de percibirla.

- "Entonces envíeme un mensaje con la hora y el lugar, tengo varias cosas que hacer pero trataré de darme un tiempo" - Sui respiró hondo, empezó a recobrar la compostura, tenía que salir de ese auto de inmediato - "Ya es tarde, ¿Podría dejarme ir, Kuchiki-sama?".

- "Prométeme algo más, Shaolin" - la voz de Byakuya al pronunciar su nombre se asemejó a un ronroneo, el corazón de Sui latía tan fuerte que casi podía oírlo - "Cásate conmigo, o al menos dime que lo pensarás" - Sui cerró los ojos, aquellas temidas palabras, finalmente él las pronunció.

- "L-lo pensaré"- en el momento en que emitió aquellas palabras Byakuya depositó un beso en su nuca que le ocasionó un terrible escalofrío y se quedó inmóvil, como si su mente se hubiera desconectado, lo siguiente que recordaba era que el mismo Byakuya la ayudaba a bajar del coche y la llevaba de la mano hasta el ascensor y solo la soltó cuando estuvo dentro y las puertas se cerraron dejando a Byakuya en el estacionamiento y a ella a salvo de aquel demonio. Porque esa era la única forma en que podría considerarlo, como un terrible demonio dispuesto a hacer lo que fuera necesario para conseguir sus objetivos.

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- "¿Sui? Tierra llamando a Sui... Yujuuu" - Yoruichi pasó una de sus manos a pocos centímetros de los ojos de Sui para captar su atención.

- "Disculpe Yoruichi-sama, ¿Se le ofrece algo?" -Yoruichi entrecerró los ojos y le dio una palmada en el hombro.

- "Has estado muy distraída toda la mañana, y me comentaron que ayer vino alguien a buscarte muy entrada la noche, ¿Qué estuviste haciendo, pillina?"

- "Q-qué cosas se le ocurren, Yoruichi-sama" -Sui sintió sus mejillas arder. La fugaz imagen de lo que sucedió el día anterior cruzó por su mente. Rápidamente se puso de pie - "Hace calor, voy por algo de beber, ¿Desea que le traiga algo?"

- "No es necesario" - Yoruichi se llevó las manos a la cintura y sonrió con cierta malicia - "Pensándolo bien, Sui, has estado trabajando mucho estos días, y la reunión con los rusos salió muy bien, creo que deberías tomarte la tarde libre".

- "P-pero Yoruichi-sama..." - Sui tragó saliva, tenía pensado eludir la salida con la prima de Byakuya usando el trabajo como excusa.

- "Sin peros, ve y relájate un poco, y dale mis saludos al admirador misterioso, dile que espero conocerlo pronto" - Yoruichi empezó a reír a carcajadas y prácticamente la echó de su oficina. Sui miró su reloj. Aún faltaba una hora para el almuerzo con Rukia. Tomó su bolso y decidió dar una vuelta por el centro comercial que quedaba cerca del restaurante. Tal vez Yoruichi tenía razón y necesitaba distraerse un poco. Habían sucedido muchas cosas en poco tiempo.

- "¿Sui-san?" - Una joven de curioso color de ojos y oscura cabellera se detuvo a su lado, frente a la vitrina de una tienda de vestidos de novia. Sui palideció, no tenía idea de que en momento se había quedado pensativa precisamente de pie frente a esa tienda - "¿Se encuentra bien, Sui-san?" - la joven embarazada volvió a preguntar.

- "Si, no esperaba encontrarla tan temprano, Kuchiki-sama" - Sui dibujó una sonrisa en su rostro y aparentó una calma que no tenía, "y todo por culpa de ese demonio", pensó.

- "Estoy de compras con Ichigo, ya sabes, falta poco para que nazca la bebé" - Instintivamente se llevó una mano al abultado vientre, entonces notó que Sui Feng miraba alrededor, como buscando a alguien -"Ichigo fue a llevar las compras al auto, espera y le marco la móvil" - Sacando el móvil de su bolso -"Ichigo, no vas a creer a quién me encontré... No, no es Renji... Tampoco es Nell... vaya que eres pésimo adivinando" - Ahogando una risita burlona - "Estoy con la prometida de nii-sama... sí, creo que adelantaremos la hora de almuerzo ¿Podrías adelantarte a casa y dejar las cosas? Yo te llamo para que vengas a recogerme... Si, si, tendré cuidado, bye" - Guardando el móvil en el bolso - "Vamos, Sui-san, el restaurante queda cerca, luego podemos volver para que te pruebes algunos vestidos".

- "N-no, Kuchiki-sama, no es lo que está pensando" - Sui no pudo evitar escandalizarse un poco.

- "No tienes que ser tímida, y por favor, solo dime Rukia ¿Si?"

Sui sentía cierta consideración y algo de admiración por las mujeres embarazadas, siendo la menor de cinco hermanos su madre le había contado lo aterrador que puede ser el parto que incluso te hace preferir la muerte.

- "Sui-san ¿No le agrada la comida?" - Rukia observaba fijamente a Sui Feng que se había quedado con la mirada perdida sosteniendo el tenedor.

- "Disculpe, Rukia-sama, recordé algunos pendientes del trabajo, eso es todo" - Llevándose un gran bocado a la boca lo que ocasionó que Rukia sonriera.

- "Nii-sama también se preocupa mucho por el trabajo, creo que ustedes se parecen" - Rukia se le quedó viendo fijamente - "Ayer en la cena nos habló mucho de ti y sus planes de matrimonio, Ichigo y yo creemos que serán tan felices como nosotros" - Sui tuvo que beber algo de agua para evitar escupir lo que estaba comiendo, ¡¿Qué planes de matrimonio?! - "¿Te encuentras bien, Sui-san?"

- "N-no se preocupe, Rukia-sama" - Sui empezaba a calmar su respiración, en verdad Byakuya estaba organizado la boda sin avisarle, "Demonio", volvió a pensar.

- "Yo estaba preocupada por nii-sama, después de lo que pasó, tenía miedo de que se marchara lejos y que ya no lo volvería a ver" - La mirada de Rukia entristeció un poco. Sui sintió que Rukia sabía algo de Byakuya, algo realmente confidencial, y pensó que no estaría mal saber de qué se trataba, considerando lo egoísta que estaba siendo su "prometido", así que preparó fríamente su actuación.

- "No lo creo, Byakuya no es de los que se rinden fácilmente, incluso es bastante obstinado cuando se propone algo" - Sui fingió su mejor sonrisa, notó que el rostro de Rukia se iluminaba.

- "Entonces comprendes los sentimientos de nii-sama" - Rukia tomó a Sui de la mano y la miró a los ojos - "Nii-sama pasó malos ratos por culpa de los otros Kuchiki, incluso cuando él y mi hermana Hisana quisieron comprometerse los demás se opusieron rotundamente, incluso la obligaron a casarse con otro, ambos sufrieron mucho" - Los ojos de Rukia empezaron a inundarse de lágrimas -"Siempre temí que nii-sama nos odiara por eso, y tras la muerte de mi hermana creí que no lo volveríamos a ver".

Sui le ofreció su pañuelo y trató de confortarla. No había que ser muy listo para entender lo succedido, Byakuya era hijo extramatrimonial pero por ser varón fue admitido a regañadientes en el círculo de las venenosos Kuchiki, le bastaba con recordar la conducta despreciable del tal Soujiro para imaginarse lo mal que seguramente trataron los demás a Byakuya, y luego este termina en amoríos con una de sus primas, definitivamente a los líderes de los Kuchiki eso no les hizo ninguna gracia y terminaron por arreglar un matrimonio seguramente con algún aristócrata acaudalado y para rematar la historia, cual novela de Corin Tellado, la joven damisela muere trágicamente. Le costó algo de trabajo tranquilizar a Rukia, Sui ordenó tres diferentes tipos de postre para ella e incluso pagó la cuenta, pese a la negativa de Rukia, en cierta forma se sentía culpable de haberla hecho llorar. Incluso no tuvo forma de negarse a entrar a la tienda de vestidos de novia, llegando a probarse algunos solo para mejorar el estado de ánimo de la joven embarazada. Así que cuando cierto joven de ceño fruncido y descolorida cabellera vino a recogerlas sintió un gran alivio. Cuando estuvo finalmente en la soledad de su departamento se tumbó en el sillón de la sala y una palabra cruzó por su mente "Venganza". Después de conocer la trágica historia del pasado de Byakuya y recordar lo que le comentó aquel día en la fiesta en la playa sobre herederar la mayor parte de la fortuna Kuchiki si se casaban, todo empezó a tener sentido, había una forma de castigar a los arrogantes Kuchiki y golpearles en donde más les dolía, y ella era una parte importante en esa venganza. Nunca estuvo en los planes de Byakuya la posibilidad de conocerse y ver qué pasaba, él ya tenía planes de boda desde el principio, tal vez pensó que ella sería una cursi soñadora que creía en príncipes azules y cuentos de hadas, que no tardaría en caer en sus redes... el sonido de alguien llamando a la puerta interrumpió sus cavilaciones. Las luces estaban apagadas, tal vez si no hacía caso quien quiera que fuera se cansaría y se iría.

- "Sé que estás ahí, qing-fu" - Sui reconoció la voz de Ggio, miró el reloj y vio que eran casi las ocho... ¿Tanto tiempo estuvo meditando?

- "Estoy cansada, vete Ggio" - Haciendo un esfuerzo sobrehumano se puso de pie y se acercó a la puerta, sin intenciones de abrirla.

- "Supongo que ha sido una semana ajetreada" -Ggio se inclinó para dejar un pequeño paquete en la puerta del departamento de Sui - "Estaré fuera del país por un tiempo, acompañando a Barragan-sama, cuando regrese quiero hablar contigo".

- "No pienso ser asistente del hijo de tu jefe" -Mirando por el ojo de buey.

- "Eso ya lo sé" - Mostrando una media sonrisa, un repentino aire de nostalgia lo invadió - "Traje algo de babao-fan de la abuela, la familia te envía saludos, zài jiàn".

- "Zài jiàn" - Sui esperó hasta que Ggio se marchara antes de abrir la puerta y recoger el paquete. Habían pasado cuatro años desde que su abuelo le contó sobre el matrimonio arreglado, desde entonces no había vuelto a pisar la residencia del clan Feng, casarse y alejarse de Yoruichi-sama nunca estuvo en sus planes, es más, a esas alturas ya ni creía en eso que llamaban amor, pero algo que le enseñaron desde pequeña, era a pensar y actuar con justicia, y ciertamente las víboras Kuchiki necesitaban que alguien les de su merecido... ¿Qué debería hacer?

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La mañana era fría, aviso que el verano terminó. Se puso el collar de lapislázuli sin mucha prisa cuando oyó el timbre. Se calzó unos zapatos de tacón, recogió un vanité que había dejado sobre la mesita ratona de la sala y caminó hacia la puerta. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para ocultar su asombro, allí estaba de pie, Kuchiki Byakuya, con un elegante traje de color oscuro, sosteniendo una pequeña cajita en su mano derecha.

- "¿Nos vamos?" - Observándola algo decepcionado, lucía un vestido sencillo pero formal, había peinado su larga cabellera en una cola de caballo y como único adorno un simple collar de lapislázuli. Sui se quedó inmóvil y en silencio unos segundos, finalmente habló:

- "Solo para recordarle, esto es una farsa y solo nosotros lo sabremos".

- "Les dije a Rukia e Ichigo que lo mantendremos en secreto por un tiempo, para evitar que los otros Kuchiki nos mortifiquen, y Renji creerá lo mismo, es mi asistente, luce algo extraño epr es confiable, se limitará a obedecer órdenes."

- "Eso espero" - Respirando hondo para darse valor - "Y esto terminará cuando reciba su parte de la herencia".

- "Lo sé" - Dijo Byakuya, mientras le ofrecía el brazo para acompañarla al ascensor. Tenían todo el camino hacia el registro civil para hablar de los demás detalles de su "acuerdo extramatrimonial", allí Rukia e Ichigo los esperaban pues serían los testigos de su boda y Renji era un invitado pues había sido él quien tuvo que correr con todos los trámites e incluso hizo malabares para que no se publique el edicto matrimonial para mantener todo en secreto. Porque con ella lo convencional no funcionaba, ni las flores, ni los chocolates, ni los muñecos de felpa, pero él no era de los que se quedaban con los brazos cruzados, más aún si de ello dependían muchas otras cosas.

Saludos

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