Chapter 23: Kuchiki Shaolin

Decir que pudo tener un excelente día de trabajo después del incidente en el desayuno con su padre sería mentir. Tuvo que hacer esfuerzos sobrehumanos para mantener la expresión fría y serena en su rostro y no salir corriendo a exigirle una explicación a Sui. Sus intentos por calmar sus dudas y temores tras volver de Francia volvieron a atormentarle, ¿Y si Sui no sentía nada por él?

– Kuchiki–sama – Abarai carraspeó para captar la atención de su jefe, lo había visto demasiado pensativo y más silencioso de lo habitual, pero no podía culparlo – Conseguí lo que me encargó –Dejando algunas revistas sobre el escritorio de su jefe. Los demás habían salido a almorzar, excepto ellos dos.

– Bien – Byakuya empezó a revisar en contenido del material que su asistente había traído, Renji se había tomado la tarea de colocar separadores en las páginas que le interesaban, se sintió agradecido, ver revistas sociales y de chismes no era algo que disfrutaba. No pudo evitar fruncir el ceño al ver lo publicado sobre su encuentro con Senjumaru en el aeropuerto de Londres, "Boda del año", que estupidez, se notaba que aquellos pseudo–periodistas tenían demasiado tiempo libre y una alocada imaginación. Frunció más el ceño al encontrar la revista donde aparecían fotos de Tsukishima con Yoruichi, primero en un autódromo, luego en un restaurante, si bien Sui salía parcialmente o de espaldas, bueno, al ser solo la asistente de Yoruichi la prensa no le da mucha atención, era un hecho que ya conocía a Tsukishima.

– Con respecto a lo que pidió que investigara… –Renji guardó silencio unos segundos, sabía que lo que estaba a punto de decir no le iba a agradar a su jefe – Tras las publicaciones sobre su supuesta relación con la señorita Senjumaru… Soujun–sama encargó a uno de sus asistentes que vigilara a la señorita Sui – Renji tragó saliva al ver la mirada intimidante que acababa de darle su jefe – Me confirmó que en efecto, el señor Tsukishima frecuentaba las empresas Shihôn y se le había visto varias veces con la señorita Sui, a solas – Renji vio cómo su jefe oprimía sus puños con ira – P–pero conversé con Kurosaki Ichigo y me comentó que Rukia le presentó a Tsukishima a la señorita Sui en una cena en su casa la semana pasada, según lo que le dijo Tsukishima conoció a Sui por sus negocios con Shihôn Yoruichi y no estaba al tanto del compromiso, y se quedaron a pasar la noche en la casa de los Kurosaki por la intensa nevada.

– Puedes retirarte, vuelve en 30 minutos – Ordenó Byakuya, Renji salió de la oficina de inmediato, en situaciones así es mejor correr para preservar la vida, volvería en el tiempo estipulado. Byakuya se puso de pie y empezó a caminar en círculos por la oficina. Los Tsukishima se encargan principalmente de la industria inmobiliaria, no sería raro que Shukuru estuviera intentando algún tipo de negociación con Yoruichi, obviamente por ello inevitablemente conocería a Sui, pero ello no implicaba que existiera algún tipo de relación entre ellos, tal vez Tsukishima solo estaba tratando de ser amable con Sui esperando ganar algo de apoyo para sus negocios, eso podría explicar las veces que les vieron juntos, recordó que Sui le comentó que no le gustaba conducir cuando caía la nieve, tal vez por ello el asistente de su padre los vio llegar juntos al departamento de Sui, y luego al conocerse sobre su compromiso en casa de Rukia, Tsukishima intentó acercarse a Sui para molestarlo, eso parecía tener más sentido, intentó ordenar sus pensamientos, no podía dejar que Soujun ni Tsukishima jugaran con su mente, lo que sí tenía claro era que su padre no deseaba que Sui se convirtiera en la siguiente señora Kuchiki y que Tsukishima tenía algún tipo de interés en Sui, si quería salir airoso de aquella situación tendría que ser más astuto que esos dos.

~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~ o~

Era extraño. Eran alrededor de las dos de la tarde y Yoruichi aún no volvía de su salida a almorzar con el desalineado de Urahara Kisuke, pero Sui no tenía motivos para apurarla a volver, no quedaban pendientes para esa tarde… realmente era extraño. Los últimos meses habían tenido las agendas muy recargadas y con todos los sucesos acontecidos le parecía un milagro tener aquella tarde tan tranquila. Decidió revisar su correo, por si había alguna novedad. Encontró un mail de uno de sus tíos, su abuelo preguntaba cuando iría a Francia, al parecer quería hablarle de algo, suspiró mientras cambiaba a otro mail, aún no estaba segura de querer hablar con él, tenía un mail de uno de los representantes de Baikal, indicaba que estaban satisfechos con el acuerdo y esperaban que Yoruichi los recibiera en verano, deseaban visitar las textileras y conversar sobre futuros negocios. Revisó la agenda y respondió enviando una fecha tentativa para la reunión. Había un tercer mail del Atelier de Rangiku, deseaba que pasaran un tarde por su boutique, al parecer tenía una oferta para Yoruichi. Sui no tenía que ser adivina, la boda de Ukitake y Unohara era el evento social de primavera, era obvio que Rangiku intentaba que Yoruichi vistiera alguno de sus diseños para promocionar su marca. Decidió esperar a su jefa antes de responder, seguramente Rangiku le habría escrito también.

Revisó el buzón de spam, encontró ofertas para estudios de postgrado, cursos de actualización en gerencia, pensó un momento, tenía meses de no llevar ninguno, tal vez debería considerar actualizarse un poco. Suspiró nuevamente, no había más mails nuevos. Era una persona muy organizada por lo que no quedaba documento sin archivar ni nada que ordenar en su minimalista oficina. Estaba por revisar la agenda de la semana por cuarta vez (solo para pasar el rato) cuando recibió una llamada de Yoruichi, se encontraron con Ukitake y Kaien en el restaurante y pensaban pasar por la oficina de ellos a conversar algunas cosas sobre la boda. Decidió rechazar la invitación a la no planificada reunión al escuchar que Tsukishima estaría allí. Colgó el móvil y dio un par de vueltas en su silla giratoria. Bueno, cuando estuvieron en la cabaña en las montañas Tsukishima le había propuesto acompañarlo a la boda de Ukitake, era un hecho que ambas familias tuvieran algún tipo de vínculo. Mientras pensaba en ello un recuerdo no deseado asaltó su mente: el sueño en donde vio a Hisana reclamándole "por ir tras lo que le pertenecía". Sintió un escalofrío terrible. Ayudó a Tsukishima en la estación del metro porque le pareció que algo no iba bien y no era de las personas que se quedan con los brazos cruzados, jamás imaginó que fuera el viudo de Hisana ni que las cosas tomarían un rumbo así. El cielo estaba despejado, decidió que no estaría de más dar un paseo.

Abandonó las oficinas Shihôn y caminó hasta el centro comercial que quedaba a unas calles. Había más gente de lo habitual, pequeños grupos de adolescentes con uniformes de diversas preparatorias que seguramente buscaban algo que hacer para divertirse, familias realizando las compras o viendo a sus hijos jugar en las atracciones para niños, empezó a mirar vitrinas solo por hacer algo. No hubo nada que llamase su atención en específico. Entro a algunas tiendas pero no se probó ni compró nada. Tenía que elegir algo para el matrimonio de Ukitake pero no estaba animada con ir a esa boda. Hubo algo en una vitrina que captó su atención, un broche para el cabello, muy parecido al que Byakuya le había regalado. Yoruichi había insistido en que se lo pusiera el día de la fiesta en la casa de playa en verano, aquella fue la primera vez que habló con él. Sintió un poco de tristeza al recordar las circunstancias en que lo había perdido, en día del cumpleaños de Kuchiki Ginrei… por alguna razón las cosas parecían estar destinadas a ir mal si había un Kuchiki de por medio.

– ¿Piensas comprar uno? – Oyó una voz. Desvió la mirada del broche y vio en la vitrina el reflejo de un apuesto hombre junto a ella.

– Byakuya… – Susurró algo sorprendida, girando un poco la cabeza y levantando la mirada.

– Sui – Dijo él, con una sonrisa. De pronto todo el bullicio del lugar pareció desvanecerse, como si solo estuvieran ellos dos allí, uno al lado del otro, intercambiando miradas – ¿Vas a comprarte un broche?

– ¿Eh? N–no… solo estaba dando una vuelta – Sui bajó la mirada, avergonzada. Sintió que no sería oportuno explicarle que había perdido el broche que le había regalado hace unos meses. Byakuya acercó lentamente su mano a la de ella, tras una suave caricia entrelazó sus dedos con los de Sui.

– Caminemos un poco – Empezó a llevarla en medio de ese mar de personas que iban y venían de un lado a otro, indiferentes.

– Byakuya… alguien podría vernos – Sui sintió sus mejillas arder como nunca, pero aunque intentó elevar una protesta por la repentina e inusual muestra de afecto de su "esposo falso" no hizo ningún intento para hacer que le soltara la mano.

– No pasa nada. Aún no soy tan conocido y tú casi nunca sales – Byakuya miró alrededor, pensando si se verían como cualquier pareja dando un paseo una tarde de primavera. Cansado de atormentarse por los comentarios de su padre decidió salir a caminar un poco para aclarar las ideas y recordó la tienda donde compró el broche para el cabello de Sui, el que ahora estaba estropeado pero bien guardado en el escritorio de su estudio, y pensó que podría comprarle otro, grande fue su sorpresa al encontrar a Sui frente a la tienda.

– He tenido mucho trabajo últimamente, eso es todo – Sui intentó excusarse, la compañía de Byakuya no le desagradaba en absoluto.

– Recuerdo que mencionaste un restaurante italiano la última vez que estuvimos por aquí – Byakuya intentó hacer memoria mientras le guiaba a los ascensores.

– Deberíamos volver al dúplex – Sui empezó a sentirse inquieta, le dio la impresión que alguien los observaba. Aunque Byakuya dijera que no era muy conocido, había salido en algunas revistas sociales con… Senjumaru. Sin querer oprimió un poco la mano que tan delicadamente sujetaba la suya.

– ¿Ocurre algo? – Aunque Sui no fuera muy expresiva, Byakuya había aprendido a leer un poco su lenguaje no verbal, era como si de pronto algo la estuviera molestando.

– Deberíamos volver al dúplex – Repitió ella. Nuevamente aquellos sentimientos que no lograba comprender, como si de pronto estuviera a punto de ser arrastrada por la corriente de un río, temores, dudas. Las puertas del elevador se cerraron y Byakuya oprimió el botón del nivel de estacionamiento donde se encontraba su coche.

– Sui, que ocurre – Insistió él. No había exigencia en sus palabras, solo la clara necesidad de saber que le ocurría a su esposa.

– Me pareció que alguien nos observaba – Sui aflojó el agarre, pero no soltó su mano. Una parte de ella clamaba por alejarse de él, pero otra, menos racional, quería permanecer a su lado… odiaba sentir aquella confusión.

– ¿Te preocupa que nos vean juntos? – Las puertas del elevador se abrieron. Byakuya llevó a Sui hasta su coche. Ella dudaba y eso solo hacía que el odioso sentimiento de inseguridad volviera… ojalá Sui supiera toda la marea de sentimientos que despertaba en él, si ella supiera.

– No… – Sui se sobresaltó al escuchar aquella palabra que acababa de salir de su boca. No. No pudo ser ella quien dijo eso. Por supuesto que tenía que preocuparle que los vieran juntos – Q–quise decir si – Intentó aclarar su mente, tenía que pensar con racionalidad – Ud. es un Kuchiki y yo... – No, esta vez no le permitiría decir aquello, en lugar de abrirle la puerta del coche, de un suave tirón le obligó a girarse para tenerla frente a él y la besó. Necesitaba alejar las dudas de su corazón, pero sabía que si iba demasiado rápido terminaría por espantar a Sui, así que haciendo gala de todo su autocontrol deshizo aquel cálido y húmedo contacto a los pocos segundos.

– Ser asistente no te hace menos que otra persona – Le susurró a Sui al oído, pudo percibir la sutil fragancia a cerezos que empezaba a extrañar, embriagante fragancia, que no daría por perderse en ella.

– Ojalá y fuera cierto – Sui dejó ir la mano de Byakuya y éste pudo ver una profunda tristeza asomar en los ojos de Sui, una lágrima rondaba en aquellos ojos grises que de pronto perdieron todo su brillo y ella se quedó inmóvil. La abrazó intentando alcanzarla, pero era como si algo o alguien se la estuviera llevando a un lugar lejano a donde él no podría ir. Sui permaneció en silencio, no emitió ni un sollozo ni una lágrima, pero era como si estuviera llorando, y Byakuya lo sabía.

~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~ o~

Sui andaba algo distraída y Yoruichi no tardó en darse cuenta. Pero esta vez la distracción de su asistente no parecía estar relacionada con el estrés por el exceso de trabajo, bueno, sabía de sobra lo perfeccionista que podía llegar a ser Sui, esta vez era diferente.

– Creo que podríamos almorzar con los miembros del sindicato – Comentó para ver qué tan concentrada estaba su asistente.

– Sería una muestra de buena fe… – Sui parpadeó un par de veces para luego mirar a su jefa – ¿La reunión con el sindicato no fue la semana pasada?

– Sui – Yoruichi sonrió de oreja a oreja – ¿Estás saliendo con alguien?

– ¿Qué? – La expresión de desconcierto en el rostro de Sui de pronto cambió a otra, sus mejillas enrojecieron y fingió concentrarse en la laptop – N–no… por supuesto que no.

– ¿Es Abarai? – Yoruichi empezó a girar animadamente en su silla – Lo vi muy atento contigo el otro día.

– Abarai–san es… un amigo, no confunda las cosas, Yoruichi–sama – Sui se sintió aliviada, bueno, era imposible que su jefa sospechara de su matrimonio arreglado.

– Claro, claro – Yoruichi no se creyó la respuesta de su asistente – ¿Salimos a almorzar o pedimos algo? Kisuke está en Kansai así que no vendrá hoy – Dijo notando que eran cerca de la una de la tarde.

– Hace buen tiempo, creo que deberíamos salir –Sui miró por la ventana, el cielo estaba despejado. Fueron a un restaurante de comida tradicional que quedaba a 30 minutos en coche. Aunque no tenían reservación los mozos se desvivieron en atenderlas, bueno, no era de extrañar, estaba con la líder de los Shihôn. Empezó a preguntarse si lo mismo ocurriría con Byakuya cuando se convirtiera en el nuevo líder de su selecto grupo familiar. Después del incidente del centro comercial notó algunos cambios en Byakuya: daba la impresión que andaba más pendiente de ella, escribía mensajes varias veces al día y si demoraba en responder le llamaba, cuando se encontraban en el dúplex preguntaba sobre como estuvo su día, si necesitaba algo, la invitaba a cenar, incluso le comentó que había pasado parte de su infancia en Francia, algo que sorprendió mucho a Sui, pues ella también pasó parte de su infancia en ese país, claro que en diferentes ciudades, parecía como si Byakuya esperara a que ella le dijera algo, pero no estaba segura qué. El sonido de su móvil la distrajo de sus reflexiones, alguien llamaba de la oficina. La conversación fue breve, había llegado un visitante inesperado.

– ¿Qué ocurre Sui? – Yoruichi almorzaba animadamente, la comida ese día estaba deliciosa.

– Llamaron de la recepción, Cang Du–sama solicitó una entrevista – La mente de Sui empezó a buscar rápidamente motivos por el cual el primo de Yoruichi aparecería tan sorpresivamente, no habían rumores de nuevas transacciones, los Louisenbarn habían estado tranquilos los últimos meses… recordó que Ggio le comentó que Barragan se traía algo entre manos, pero en Europa, aún no parecía planearse otro golpe que atentara contra su jefa – Les pedí que le hicieran pasar a la sala de juntas y que esperara.

– ¿Mi primo? – A Yoruichi también le causó extrañeza, estaba segura que tras el desastre de las textileras de Osaka, Cang Du se había replegado a las empresas de los Louisenbarn en China – Bueno, tendremos que ir a ver qué sucede – Yoruichi levantó la mano y pidió la cuenta. Sui manejó durante el camino de regreso, ambas estaban intrigadas por el motivo de la visita. Al llegar a los edificios de los Shihôn fueron directamente al salón de juntas.

– Prima, sí que te haces esperar – Cang Du estaba de pie, frente al gran ventanal.

– Tal vez si hubieras avisado antes te habría esperado – Yoruichi se extrañó un poco por el inusual tono informal que estaba llevando la conversación. La mirada de Cang Du se centró en Sui quien de inmediato hizo una reverencia.

– Estaba en China ocupado en mis asuntos cuando cierto rumor llegó a mis oídos – Cang Du volvió la mirada hacia Yoruichi.

– ¿Rumor? Bueno, no te quedes de pie, toma asiento – Le invitó Yoruichi – ¿Deseas algo de beber?

– Un café estaría bien, si lo prepara Shaolin, por supuesto, el que me trajeron hace un rato estaba horrible – Cang Du se sentó frente a Yoruichi, aunque hizo el peculiar comentario este carecía de su habitual arrogancia.

– Un té para mí – Pidió Yoruichi y de inmediato Sui hizo una venia y salió a cumplir la orden – Me intriga que rumor pudo hacerte venir desde China, primo.

– Hubo una reunión de empresarios del área textil hace un par de días, los rusos de Baikal estuvieron allí, por supuesto, alardeando de su reciente asociación con los Shihôn y del éxito que estaban obteniendo con la campaña de los Senjumaru –Cang Du parecía bastante tranquilo, "demasiado inusual" pensó Yoruichi – Decidí hacer una contraoferta, después de todo fueron mis acciones las que compraron y me sorprendió mucho su respuesta.

– Ya acordamos ese tema con los representantes de Baikal – Yoruichi tomó la palabra, así que esa era la razón, las acciones de la textilera de Osaka.

– Se supone que las acciones fueron adquiridas al azar, entonces ¿Cómo fue que supiste con quién negociar? – Cang Du tenía una sospecha y quería confirmarla.

– Ellos contactaron con nosotros, tras el desastre inicial de la caída de las acciones en la bolsa de valores – Yoruichi decidió no decir toda la verdad. Sui entró de nuevo para dejar el té de su jefa y el café de Cang Du.

– Yo creo que alguien les dio la información sobre la venta de acciones – Los ojos de Cang Du encontraron los ojos grises de Sui – Y les convenció para que compraran, aunque ocurriera el desastre financiero al no ser miembros del rubro textil los rusos de Baikal no tendrían mayores pérdidas, pero obviamente protestarían y buscarían llegar a un arreglo, ¿O me equivoco? – Sui apartó la mirada y se colocó a espaldas de Yoruichi.

– Que ocurrente, primo – Yoruichi emitió una carcajada – Para hacer algo así primero tendríamos que habernos enterado de la venta de las acciones, y tú nunca nos avisaste – Yoruichi adoptó una postura más seria – Estuviste a punto de poner en riesgo la relación de los Shihôn con otros grupos familiares, me ocasionaste muchos problemas.

– Fue por mi inexperiencia – Cang Du no tenía intención de pedir disculpas – Cómo habrás podido notar aún no tengo asistente.

– Creí que los Vega te habían proporcionado dos asistentes – Yoruichi hizo algo de memoria.

– Más que asistentes son un par de guardaespaldas, aunque también son buenos como choferes –Volviendo a mirar a Sui – Necesito un buen asistente, alguien inteligente y capaz.

– Podrías buscar a alguien fuera del círculo Vega –Yoruichi notó que la conversación cambiaba de rumbo.

– He solicitado a un miembro del clan Feng, y el señor Hao ha respondido positivamente – Sui se sobresaltó al oír aquellas palabras, Yoruichi hizo esfuerzos para ocultar su asombro.

– ¿Feng Hao aceptó? – Los Feng estaban reservados para la rama principal, así que algo raro debía estar sucediendo.

– Los Feng están conformados por familias extensas, pero los Shihôn, al tener solo dos herederos, dejan a un grupo de Feng sin jefe al cual asistir, por eso finalmente aceptaron mi petición –Cang Du parecía bastante satisfecho – Claro que no es el Feng que pedí, pero finalmente los Feng volverán a apoyar a los Louisenbarn.

– Me alegro por ti – Yoruichi decidió no darle demasiadas vueltas al asunto. Si el señor Hao había accedido debía existir una razón de peso, hasta donde recordaba era un hombre muy sensato.

– Gracias – Cang Du estaba satisfecho, había logrado su cometido, bueno, al menos en parte –Pienso quedarme en Japón unos días, así que tal vez pida otra visita, prima – Cang Du se puso de pie y Yoruichi hizo lo propio. Por mero protocolo Sui tendría que acompañarlo hasta el elevador – Me intriga saber cómo te enteraste de la venta de acciones de la textilera de Osaka – Susurró Cang Du, en chino.

– Creo que se confunde – Respondió Sui, en chino también. Oprimió el botón de llamado del elevador deseando que llegara pronto para que Cang Du se marchara.

– Creo que tú lo sabías, por eso contactaste a los rusos, eres demasiado astuta, Mifeng – Cang Du lucía altivo y hasta un poco intimidante – Te dije que haría que los Feng volvieran a servir a los Louisenbarn, ¿Lo recuerdas?

– Lo lamento, no sé de qué habla – Las puertas del elevador se abrieron y Sui se sintió aliviada, Cang Du había cambiado hace mucho, ya no era el niño afectado de varicela que hablaba con ella, el que estaba en esos momentos a su lado era un hombre autoritario y sin escrúpulos. Le pareció ver a dos personas saliendo del elevador pero no pudo ver claramente quienes eran pues repentinamente Cang Du le había sujetado del brazo y obligado a entrar en el elevador con él. Las puertas se cerraron.

– ¿Quién te dijo sobre la venta de acciones? – Cang Du oprimió su brazo con fuerza, Sui no entendía porque de pronto el tema le importaba tanto, empezó a dolerle el brazo, en momentos como ese solo podía rendirse y responder su pregunta, después de todo era el hijo de Barragan Louisenbarn.

– Suéltala – Una fría voz pronunció en chino – Esa no es forma de tratar a una dama – Insistió. Cang Du se quedó absorto, el hombre que prácticamente le ordenaba soltar a Sui no era otro que Kuchiki Byakuya. Sui se quedó desconcertada, ignoraba que estaba haciendo Byakuya allí y que hablara chino.

– Es curioso ver a un Kuchiki hablando en chino –Cang Du liberó a Sui – Nosotros sólo estábamos conversando sobre temas relacionados a las familias Shihôn y Louisenbarn – Intentó restarle importancia al asunto, pero continuó hablando en chino.

– Lamento decirle que me dio otra impresión –Byakuya se plantó delante de Sui – Si desea información sobre los Shihôn debería hablar con la líder familiar, directamente – Su tono de voz era firme y decidido. Cang Du frunció el ceño.

– Mantener los secretos financieros de las empresas es imprescindible para asegurar su continuidad, me parece que los Kuchiki tienen un "soplón" – Cang Du no estaba suponiendo, estaba asegurando – Espero que no se arrepientan de eso más adelante – Las puertas del elevador se abrieron mostrando a un pálido Renji que se apresuró a poner un brazo para evitar que las puertas se cerraran de nuevo.

– No entiendo de que está hablando – Respondió fríamente Byakuya mientras esperaba que Sui saliera para luego salir él y dejar a Cang Du solo en el elevador – Buenas tardes – Se despidió diplomáticamente, obviamente Cang Du no dijo nada.

– ¿Está todo bien, Kuchiki–sama? – Abarai estaba al borde del colapso nervioso, conocía a su jefe de sobra y le dio la impresión de que golpearía al hijo de Barragan Louisenbarn.

– ¿Estás bien? – Le preguntó Byakuya a Sui, esta vez en japonés.

– Si, no es nada – Sui intentó restarle importancia al incidente.

– Entonces todo está bien, Abarai – Comentó Byakuya, no muy convencido, luego se aclaró la garganta.

– Cierto – Abarai salió de su estado de pánico inicial – Nos disculpamos por la inesperada visita, deseamos una reunión con Shihôn–sama, tenemos una propuesta para las importaciones por China.

– Le informaré a Yoruichi–sama – Sui hizo una reverencia y los invitó a pasar a una salita de espera antes de volver a la sala de juntas, su jefa aún seguía allí.

– Tardaste en volver – Yoruichi lucía pensativa –Me parece raro que Cang Du se preocupe ahora por las acciones de la textilera de Osaka, las vendió tan despreocupadamente.

– Dudo mucho que Cang Du–sama nos explique sus razones – Comentó Sui, su brazo aún le dolía –Tenemos otra visita, Kuchiki Byakuya–sama y sus asistente desean reunirse con Ud. al parecer tienen una propuesta para las importaciones a China.

– ¿El nieto de Ginrei? – Yoruichi dio un vistazo por la ventana – Ahora que lo pienso, Ginrei comentó que pronto anunciaría su retiro, Soujun es un fuerte candidato a sucederle, pero su nieto también tiene posibilidades – Notando que Sui parecía un poco tensa – Está bien, hazlos pasar, debes estar ansiosa de ver a Abarai, ¿Verdad?

– Se equivoca Yoruichi–sama – Las mejillas de Sui recobraron algo de color, otra vez su jefa malinterpretaba todo.

– Sí, claro, lamento que nuestra aburrida y tranquila tarde se haya tornado ajetreada de un momento a otro – Yoruichi tomó asiento y Sui salió para hacer pasar a los visitantes, vaya que había sido una tarde llena de sorpresas.

~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~ o~

La camioneta de lunas polarizadas ingresó discretamente en el estacionamiento del hotel. Una mujer esbelta y atractiva descendió seguida de un grupo de mujeres jóvenes que empezaron a llevar el equipaje. Una de ellas se adelantó para confirmar la reservación y pronto la estaban instalando en una de las suites principales. No pasó mucho tiempo cuando alguien llamó a la puerta.

– Senjumaru–sama – Una de sus asistentes entró en la habitación a pasos presurosos – Tsukishima Shukuru–sama desea reunirse con Ud.

– Vaya que lleva prisa – Shutara estaba por darse un baño – Dile que espere, ofrécele algo de beber, tardaré un poco.

– Cómo ordene – La asistente hizo una reverencia y salió de la habitación. Una hora después Shutara salía a recibir al visitante.

– Shukuru, ¿Cómo has estado? – Ofreciéndole la mano – Tenía tiempo sin verte, lo último que supe es que te habías auto exiliado en Estados Unidos.

– Vaya que te haces esperar, Shutara – Depositando un beso en el dorso de la mano de Shutara – Te ves mejor que la última vez que te vi.

– Gracias – Haciendo una señal con la mano para invitarlo a tomar asiento – Me intrigó mucho que me contactaras, llevamos años sin hablar.

– Existe cierta información que me intriga y si estoy en lo correcto, podríamos llegar a un acuerdo –Shukuru estaba a decidido a todo.

– ¿Qué clase de información? – Senjumaru tenía mucha curiosidad por saber que quería Tsukishima.

– Hace unas semanas se anunció una probable relación tuya con el nieto de Kuchiki Ginrei, lo cual me extrañó mucho, considerando que hace unos años hubo rumores que te apresuraste a desmentir, pero ahora, no has salido a negar nada – Tsukishima decidió ser directo, conversaba con Senjumaru, después de todo.

– No me digas que aún estas resentido con Byakuya – Senjumaru lo observó sorprendida – Han pasado años, creí que ya lo habías superado.

– ¿Tienes una relación con él? – Tsukishima insistió, aquella información era importante para él.

– No, al parecer está comprometido – Bebió algo de té helado que acababa de traer una de sus asistentes – Pero ya que hay muchas posibilidades de que se convierta en el sucesor de Ginrei, es obvio que me interesa – Podía ser sincera con Shukuru, después de todo habían estudiado en la misma universidad.

– ¿Él te rechazó? – Aquello no se lo esperaba, estaba convencido que Byakuya solo utilizaba a Sui para molestar a su familia, no creía que tuviera sentimientos sinceros por ella.

– Nadie me rechaza – Shutara siguió bebiendo su té – Aún me queda un as bajo la manga, la muchacha en cuestión no conoce el pasado de Byakuya.

– ¿Piensas contarle? – Tsukishima notó que Shutara no mencionó el nombre de Sui en ningún momento, lo cual le pareció raro.

– Lo haría si pudiera, pero aunque parezca extraño, mis asistentes no logran dar con ella – Shutara hizo un puchero – Es como si no existiera.

– Es una broma, ¿Verdad? – Tsukishima no podía creerlo – ¿Me estás diciendo que ninguna de sus cinco asistentes ha podido decirte quien es?

– ¿Por qué te interesa tanto el tema de la prometida de Byakuya? – Shutara miró a Shukuru con suspicacia – ¿Acaso la conoces?

– No es eso – Tsukishima acababa de descubrir que tenía información que Shutara no, tenía algo de ventaja pero conociendo lo inescrupulosa que ella podía ser prefería mantener a Sui al margen – Solo me disgusta que Byakuya sea feliz, esto es todo –Mintió. Le importaba un rábano lo que le pasara a Byakuya, quien le interesaba era Sui.

– Deberías madurar – Shutara ahogó una risita burlona – A Byakuya le preocupa mucho lo que su prometida piense de él, creo que por eso no le ha contado sobre su historia con Hisana, tampoco creo que le haya hablado de mí – Tsukishima le ocultaba algo, pero usando las palabras apropiadas podría utilizarlo para su conveniencia – No estaría mal que alguien le contara al respecto, creo que ella tiene derecho a conocer la verdad.

– Espero que la encuentres pronto – Dijo Tsukishima, en tono burlón – Tengo una reunión con unos socios de mi padre, si no me hubieras hecho esperarte tanto podría quedarme un poco más a conversar – Se puso de pie y le dio la espalda, para ir hacia la puerta, donde esperaba una de las asistentes para abrirle.

– Kuchiki Shaolin – Comentó Shutara, Tsukishima se giró a verla, confundido – Ese es el nombre de la supuesta prometida de Byakuya.

– No conozco a ninguna Kuchiki con ese nombre –Respondió Tsukishima antes de salir. Definitivamente las asistentes de Shutara estaban equivocadas.

Estaba conduciendo rumbo a las oficinas de su padre, de rato en rato sonreía, Shutara no tenía idea de quien era la prometida de Byakuya, y éste se había dado le lujo de hacerle desplantes, el orgullo de Shutara estaba herido, lo mejor sería no decirle nada sobre Sui, cuando Shutara estaba herida era más ponzoñosa que cualquier víbora. Pero le había dicho algo interesante, a Byakuya si le importaba Sui, pero ella le había dicho que "le daba igual si Byakuya rompía el compromiso", y eso lo confundía un poco. Aceleró un poco, se le había hecho tarde, estaba por pasar el cambio del semáforo cuando un recuerdo vino a su mente:

– ¡Chica del metro! – Reconoció a la joven que le había ayudado en el metro, iba acompañando a otra mujer – Sabía que eras tú – Suavizando la mirada al observar a Sui y sonriendo – No tuve oportunidad de darte las gracias el otro día.

– ¿Sui quién es el apuesto caballero que nunca me has hablado de él? – La acompañante de Sui comentó animada –Mi nombre es Shihôn Yoruichi, mucho gusto – Extendiéndole la mano, notando que él estaba intentando coquetear con su asistente.

– Mucho gusto – Devolviendo el saludo a Yoruichi para luego intercambiar un apretón de manos – ¿Así que tú nombre es Sui? – Volviendo a sonreír mientras miraba fijamente a Sui – Shukuru Tsukishima, creo que no alcancé a decirte mi nombre tampoco – Sui se limitó a hacer una venia, parecía algo incómoda por la situación.

– En realidad se llama Shaolin Feng – Volvió a intervenir Yoruichi, parece que estar en plan de celestina le entusiasmaba mucho.

"Kuchiki Shaolin" las palabras de Shutara resonaron en su mente, frenó el coche en seco. Sintió una mezcla de adrenalina y enojo recorrer su cuerpo. Ahora entendía porque a Byakuya le preocupaba tanto lo que Sui pensara de él, y porque ella no parecía preocupada por la posibilidad de que se rompiera su compromiso… Sui en verdad era muy buena mintiendo… ellos no estaban comprometidos, ellos se habían casado.

.

.

.

.

.

– ¿Por qué tengo que ir? – Protestó el niño de ojos marrones, su madre le había puesto un anticuado traje, con moño incluido.

– Vamos a visitar a los amigos de tu padre, Hiroshi dice que tiene dos hijas muy lindas, así que quiero presumir de mi guapo hijo también, por favor, compórtate, Shukuru – Rogó la elegante mujer. Pronto la feliz familia se encontraba atravesando los enormes jardines de la mansión Kuchiki, miles de pétalos de cerezo caían dándole un aspecto casi mágico al lugar.

– Gracias por venir – Los saludó Kuchiki Takahiro –Mi esposa está en un picnic con mis hijas, el paisaje es tan bello que no nos resistimos.

– No te preocupes, Takahiro – Hiroshi le dio un fuerte apretón de manos – Este es mi hijo, Shukuru – Shukuru fue prácticamente empujado por su madre para quedar frente al señor Takahiro.

– Mucho gusto – Hizo una elegante venia, aunque estaba algo incómodo, el moño de la corbata lo estaba ahogando.

– Que niño tan formal – Sonrió Takahiro – Síganme, el picnic es por este lado – Sus padres y el señor Kuchiki conversaban animadamente, Shukuru empezó a dar brincos entre árbol y árbol, pero su confiada hazaña terminó mal al perder el equilibrio y caer sentado. Una risa burlona le hizo levantar la mirada, una niña que se ocultaba detrás del tronco de un árbol de cerezos lo contemplaba, divertida.

– No te burles, es doloroso – Protestó mientras se ponía de pie. La niña era bajita y menudita, pero tenía unos ojos grises preciosos.

– Lo siento, pero… – Ahogando una risita burlona –Tienes cerezos en el cabello y en toda la ropa –Shukuru empezó a sacudirse de inmediato, ciertamente tenía muchos pétalos de cerezos encima.

– Listo, ya se quitaron – Shukuru se irguió, en su afán de quitarse los pétalos de encima el moño de su corbata se había aflojado y ésta se había caído.

– Se te cayó – La niña recogió la corbata de moño y se la entregó.

– No importa, sentía que esa cosa me estaba ahogando – Shukuru decidió no ponerse aquella corbata de nuevo.

– Lástima, creo que te quedaba bien – La niña sonrió con melancolía. Shukuru se apresuró a recuperar su corbata.

– Le diré a mi madre que me la ponga de nuevo… por cierto, soy Shukuru Tsukishima.

– Hisana Kuchiki.

Saludos

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top