Chapter 20: Confuso Malentendido II

La joven mujer caminó con sigilo a través de largos y silenciosos pasillos. Tuvo que ocultarse un par de veces para eludir a la servidumbre antes de lograr salir de la casa, atravesó a pasos raudos el patio posterior pues llovía copiosamente y como llevaba tanta prisa olvidó sacar un paraguas, y llegó a una glorieta en donde en verano solían organizarse almuerzos o eventos similares pero al estar en pleno invierno estaba en penumbras y carente de encanto. Llegó con la respiración entrecortada y temblando de frío.

– ¡Estás empapada! – Exclamó una voz masculina al mismo tiempo en que caballerosamente ponía un abrigo sobre sus hombros.

– ¡Byakuya, me asustaste! – la joven se llevó una mano al medio del pecho y levantó la mirada, pronto se arrepintió de haberlo hecho, aquellos ojos grises la miraban con tal intensidad que de pronto se sumergió en ellos… si tan solo… con mucho esfuerzo apartó la mirada y caminó unos pasos, poner distancia era importante.

– ¿Qué ocurre? – Preguntó un angustiado Byakuya –Desde la cena del cumpleaños del abuelo Ginrei has estado evitándome, ¿Acaso hice algo malo, Hisana? – La joven permaneció en silencio unos minutos, la lluvia caía sin cesar – Hisana… – Intentó acercarse a ella nuevamente pero ella volvió a retroceder –Hisana, mírame….

– Lo siento Byakuya – Hisana reunió todo el valor que tenía para blindarse con la fría máscara de aristócrata que le habían enseñado y levantó altivamente la barbilla – Estoy comprometida y pronto voy a casarme, ya no podemos vernos, creí habértelo dejado claro en la nota que me mandé.

– Bromeas, ¿Verdad? – Byakuya miró alrededor solo para confirmar que no había nadie más.

– No me estoy riendo – Hisana puso ese tono de voz que tanto fastidiaba a Byakuya.

– Entonces dímelo mirándome a los ojos – Byakuya la abrazó enérgicamente por la cintura y Hisana se estremeció, estaba tan concentrada en su papel de indiferencia que no había notado la peligrosa cercanía hasta que ya era demasiado tarde – Estoy esperando – Le susurró Byakuya, mientras se inclinaba para besarla. "Demasiado tarde", pensó ella, mientras se dejaba caer en aquel remolino de emociones.

– ¡Hisana! – Una fría voz que pareció congelar el momento le ayudó a volver a la realidad, Byakuya era su primo, y en algún momento podría aspirar a convertirse en el nuevo líder de la familia pero esa posibilidad desaparecería si aceptaba la descabellada idea de huir con él – ¡Hisana! – Volvió a llamarla el hombre que acababa de llegar a la glorieta.

– Shukuru… no es… – Notoriamente avergonzada se apartó de Byakuya.

– Dijiste que volverías de inmediato y mira donde te encuentro – Tsukishima cerró el paraguas y caminó hacia ella para quitar el abrigo de Byakuya que reposaba sobre sus hombros para devolvérselo a su dueño – Le agradezco por cuidar de mi prometida, pero me haré cargo de ahora en adelante –Ofreciéndole el brazo a Hisana quien tardó unos segundos antes de aceptar – Volvamos a la casa, Hisana, no quisiera que te resfriaras.

– Ella aún no ha respondido mi pregunta – Byakuya se plantó ante ellos, impidiéndoles el paso.

– Querida, ¿Puedes explicarme de que habla este caballero? – Aunque trataba de mantener el tono neutral en su voz, en esos momentos ambos hombres libraban una lucha de miradas.

– Me preguntó que hacía por aquí, ¿No es así, primo Byakuya? – Hisana decidió evitar la confrontación a toda costa – Estaba volviendo al salón del té cuando vi esta glorieta, entonces me dio curiosidad y pensé que tal vez podríamos usarla en nuestra boda, pero creo que es muy pequeña, así que no es una buena idea después de todo – Hisana sonrió nerviosamente.

– ¿Eso responde su pregunta, joven Kuchiki? –Tsukishima miró fijamente a Byakuya, pero este ni se inmutó.

– Solo estaba preocupado, en realidad aún lo estoy –Respondió Byakuya.

– Shukuru volvamos al salón de té, Rukia debe estar preocupada – Hisana decidió caminar hacia un lado, para esquivar al insistente Byakuya. Tsukishima seguía llevándola del brazo.

– Buenas noches, Kuchiki–san – Tsukishima se despidió secamente.

– Voy a esperar hasta el día de la boda y si es necesario estaré allí, esperando – Dijo Byakuya. Tsukishima se detuvo, dispuesto a encararlo.

– Por favor, Shukuru – Suplicó Hisana, la lluvia amainó y ambos finalmente volvieron al interior de la mansión Kuchiki. "Que impertinente", pensó Tsukishima, mientras trataba de disimular su enfado, pero sobre todo, sus celos.

~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~

– Sui, este llamativo caballero es Shukuru Tsukishima, fue el esposo de mi querida hermana Hisana… Shukuru, te presento a Feng Sui, la prometida de mi primo Byakuya.

De inmediato Tsukishima se inclinó para depositar un beso en la mano de una confundida Sui. "Debe ser una broma… ¿O acaso estoy soñando otra vez?" pensó Sui, pero en cuanto sintió los labios de Tsukishima sobre el dorso de su mano supo que aquello estaba pasando en verdad.

– Pasemos al comedor, Rukia y yo serviremos la cena – Les invitó Ichigo. La pequeña Senna se había quedado dormida.

– Estoy intrigado por saber que prepararon –Tsukishima liberó la mano de Sui y esperó a que las damas pasaran primero hacia el comedor. Pero Sui casi podía asegurar que no dejaba de mirarla fija y acusadoramente.

– Es un simple asado pero esperamos que sea de su gusto – Rukia les invitó a sentarse y luego pasó las charolas, una vez estuvo todo servido tomó asiento al lado de Sui mientras Ichigo y Tsukishima se sentaron frente a ellas, Sui casi podía asegurar que Tsukishima la seguía observando – Senna se duerme cuando escucha el piano, gracias por acceder a mi pedido – Comentó Rukia.

– No lo sabía, pero me alegra haber sido de utilidad –Respondió Sui.

– Señorita Feng, toca muy bien el piano – Le alabó Tsukishima, Sui decidió empezar a comer, no estaba con mucho ánimo para conversar – Si deseas, yo también puedo tocar alguna pieza para la pequeña Senna, cuñada – Se ofreció cortésmente.

– Eso sería estupendo, ¿Has oído Ichigo? Tsukishima–san tocará el piano también, ¿Podría ser la canción que tocaba junto a mi hermana Hisana? – Rukia parecía fascinada con la idea.

– Pero esa canción es a cuatro manos… aunque podría ser posible si la señorita Feng me acompañara – Propuso Tsukishima. Sui bebió algo de agua antes de responder.

– Lo lamento Tsukishima–san, pero no conozco ninguna pieza a cuatro manos.

– Bueno, no pasa nada, tengo un amplio repertorio así que pueden escoger la canción que gusten –Tsukishima alardeó un poco – También puedo cantarles algo, si desean.

– Voy a empezar a ponerme celoso – Comentó Ichigo, en tono de burla.

– Querido cuñado, no es por presumir pero no solo soy hábil con el piano, alguna vez le llevé serenata a mi difunta esposa – Tsukishima parecía bastante entretenido con la peculiar situación.

– Eso es cierto, espera a que lo escuches, te vas a quedar con el ojo cuadrado – Rukia apoyó a Tsukishima, pero a Sui nadie tenía que confirmárselo, ya lo sabía. La cena transcurrió en lo que parecía una fluida conversación entre Rukia y su cuñado, mientras Sui e Ichigo solo se limitaban a decir algo muy de rato en rato. Sui estaba asimilando y analizando la situación: Tsukishima era el viudo de Hisana… entonces el hombre que tanto sufrimiento le había causado era… Sui dejó caer su cubierto de la conmoción. Algo avergonzada se puso de pie para recogerlo y disculparse pero Rukia le pidió que se sentara e Ichigo indicó que enseguida traería otro. Apenas terminó la cena Sui se ofreció a ayudar a recoger la mesa pero tanto Rukia como Ichigo les pidieron a sus invitados que esperaran en la sala.

– ¿Sorprendida? – Tsukishima permaneció de pie, frente a Sui, se habían quedado a solas, en la sala.

– Ud. es peor de lo que jamás pude imaginar, Tsukishima–san – Finalmente Sui lo miraba a los ojos, confrontándolo.

– ¿Por qué crees eso? – Tsukishima había esperado todo tipo de respuestas, excepto esa.

– Ud. lo sabía todo desde el principio y fingió amabilidad, incluso Yoruichi–sama cree que es una buena persona, aparentó ser una víctima de las circunstancias – Sui estaba muy indignada.

– Te equivocas… cuando te vi aquel día en la estación no tenía idea de quien eras – Estaba pasando lo que Tsukishima no deseaba, que Sui lo considerara un ser frío y calculador.

– ¿Espera que crea eso?

– Sui, estoy diciendo la verdad, si estoy aquí hoy es gracias a ti, tú me salvaste ese día, estaba a punto de hacer una locura y te convertiste en mi ángel de la guarda – Tsukishima intentó tomar la mano de Sui nuevamente cuando alguien se aclaró la garganta.

– Traje algo de té, ¿Podrían tomar asiento? – Ichigo percibió el extraño ambiente, pero Rukia pronto aparecería con Senna y creyó que sería mejor suavizar la situación, ya podría preguntar más adelante que rayos estaba pasando. Tal como había prometido durante la cena, Tsukishima tocó el piano de manera magistral. Unos días atrás, en la cabaña de Kisuke, el propio Tsukishima había alardeado de su habilidad con el piano pero al menos en eso no había mentido. Decir que Sui tenía la cabeza liada era poco, mientras más trataba de convencerse de que Tsukishima era un peligro más se asomaban pequeños quiebres que sugerían que no había mentido, al menos no todo el tiempo. Estaba avanzada la noche cuando decidieron que era hora de descansar. La nieve había caído persistentemente por horas así que ningún taxi podría llegar hasta la casa de los Kurosaki y el coche de Tsukishima también estaba algo varado, tendría que esperar unas horas a que la nieve asentara para poder salir, así que no hubo más remedio, ambos pasarían la noche allí. Rukia dejó a Sui en la habitación que en un futuro sería de Senna e Ichigo bajó algunas mantas para Tsukishima – Lamento no tener una cama extra.

– El sofá parece cómodo, además solo serán unas horas, así que estaré bien – Tsukishima recibió las mantas.

– ¿Ustedes ya se conocían? – Preguntó Ichigo, Tsukishima fingió no entender – Hace un rato me dio la impresión de que Ud. y Sui ya se conocían.

– ¿Te agrada Kuchiki Byakuya? – Tsukishima evadió la pregunta con otra.

– Byakuya es un poco raro, muy serio, pero Rukia le tiene mucho cariño y no parece tan mal tipo cuando lo conoces un poco, ahora respóndame, ¿Ya conocía a Sui? – Insistió Ichigo.

– Es la asistente de Shihôn Yoruichi, estuvo haciendo unos negocios con los Shihôn, pero jamás imaginé que sería la prometida de Byakuya –Tsukishima decidió armar una media verdad.

– Comprendo – Ichigo quedó parcialmente convencido con la respuesta, bueno, era lógico que al hacer negocios con los Shihôn inevitablemente terminara conociendo a Sui, y… recordó el día de la boda de Sui y Byakuya, se supone que por el momento debían mantener la relación en secreto, con tanta emoción a Rukia se le fue la mano –Tsukishima, ¿Podría mantener en secreto la relación entre Sui y Byakuya? Creo que ellos piensan hacerla pública cuando Byakuya sea anunciado como el sucesor de Kuchiki Ginrei, o algo así.

– Eso mismo me estaba pidiendo la señorita Feng cuando nos encontró en tan tenso momento hace unas horas – Si Sui era hábil para mentir, Tsukishima era un maestro en ese arte – No se preocupen, no diré nada.

– Rukia y yo se lo agradeceremos, que descanse –Ichigo se marchó dejando a un pensativo Tsukishima. Había planeado sorprender a Sui, y terminó auto–invitándose a aquella cena pero las cosas no habían salido como esperaba. Tendría que pensar mejor su siguiente movimiento de lo contrario aquel malentendido crecería más y más y terminaría perdiendo a Sui definitivamente.

Era aún muy temprano cuando oyó que alguien bajaba por las escaleras, casi de inmediato se puso de pie y se apresuró a ver de quien se trataba, tal como sospechaba, era Sui.

– ¿Piensas irte sin despedirte? – la sorprendió mientras con un rápido movimiento le arrebató el móvil que tenía en la mano y de inmediato colgó, como imaginaba, Sui estaba pidiendo un taxi –Puedo llevarte a tu departamento, pero creo que deberíamos al menos despedirnos de nuestros anfitriones.

– Por favor, devuélvame el móvil, Tsukishima–san – Sui lo miró desafiante.

– Te lo devolveré cuando estemos en mi coche, en el camino de regreso – Tsukishima se apresuró a guardar el móvil de Sui en el bolsillo de su camisa. Sui enarcó una ceja, notoriamente molesta.

– ¿Qué ocurre? – Una adormilada Rukia se asomó desde lo alto de las escaleras.

– La señorita Feng recordó que olvidó unos documentos importantes en la oficina y me ofrecí a llevarla – Se apresuró a responder Tsukishima.

– Entonces se van… ¿No quieren quedarse a desayunar? – Les invitó Rukia, mientras bajaba las escaleras.

– Los documentos que olvidé contienen información confidencial – Sui decidió seguir el guion iniciado por Tsukishima – Debo ir por ellos de inmediato.

– Comprendo – Rukia lucía desanimada – Por cierto, Tsukishima no me dijo que estaba en negocios con los Shihôn, lamento haberte puesto en tan incómoda situación, Sui – Se disculpó Rukia, Sui miró de inmediato a Tsukishima, "¿Cuántas mentiras había dicho ese hombre en las últimas horas?" – Pero no te preocupes, Tsukishima le ha prometido a Ichigo que mantendrá el secreto de tu relación con ni–sama, Tsukishima es un caballero así que confío en que cumplirá su promesa.

– Se lo agradezco, Tsukishima–san – Sui volvió a mirar hacia la puerta.

– Vayan con cuidado, espero que podamos reunirnos de nuevo, cuando ni–sama vuelva de Francia – Rukia no tenía que ser adivina, a Sui realmente le urgía irse. Tsukishima tomó su abrigo y salió con Sui, Tardó unos minutos encender el coche pero como había previsto, la nieve había disminuido durante la madrugada así que era seguro conducir.

– ¿Podría devolverme mi móvil? – Pidió Sui, mientras se alejaban de la residencia de los Kurosaki.

– Te lo devolveré cuando te haya dejado en tu edificio, sana y salva – Tsukishima siguió manejando, sin inmutarse.

– No pienso saltar del coche, no le tengo miedo –Sui se cruzó de brazos, molesta. Ella no era ese tipo de mujer, no haría algo tan arriesgado e infantil.

– Entonces escucha lo que tengo que decir –Tsukishima captó la atención de la joven – Vine a Japón porque se acercaba el aniversario de la muerte de Hisana y… porque no soportaba seguir en la que fue nuestra casa en Estados Unidos. No la estaba remodelando, pedí que la demolieran – Pudo ver una mueca de escepticismo en el rostro de Sui pero decidió continuar – Pero al llegar aquí me vi bombardeado de recuerdos y terminé más confundido, así fue como terminé en la estación del metro, llevaba años sin saber de los Kuchiki, tras la muerte de Hisana corté todo contacto con ellos, incluso con Rukia y realmente lo lamento, pero aquella fue la primera vez que te veía, no tenía idea de quien eras, no estoy mintiendo – Tsukishima parecía angustiado, Sui tuvo que reconocer que su historia era convincente – Y luego te vi con Yoruichi a la salida de aquel restaurante, creí que era obra del destino, que nos reunía nuevamente.

– ¿Cuándo supo de mi relación con los Kuchiki? –Sui decidió darle una oportunidad, pero si le respondía algo sospechoso le ignoraría hasta llegar a su edificio.

– Hace un par de semanas, Kuchiki Soujun apareció por mi departamento bastante irritado indicando que Ginrei quería verme, prácticamente me obligó a acompañarlo, aquello fue como un interrogatorio, como me negué a responder me pidieron que cortara todo contacto contigo, porque eras la prometida de Byakuya – Aunque lo intentó, no pudo disimular el tono de desprecio al mencionar el nombre del futuro líder de los Kuchiki.

– Si ya lo sabía, ¿Por qué siguió acudiendo a la compañía de los Shihôn, nos acompañó a la cabaña, por qué fingió que no sabía nada? – Sui intentaba darle el beneficio de la duda, pero su instinto le decía que las intenciones de Tsukishima no podían ser del todo buenas.

– En todo este tiempo nunca dijiste que estabas comprometida, además me parecía descabellado que una familia tan tradicional como los Kuchiki viera con buenos ojos la relación de un fuerte candidato a futuro líder con alguien que no es del círculo social ni mucho menos del status económico, así que supuse que podría ser una confusión o que… – Tsukishima dudó antes de continuar – Pensé que tal vez Byakuya solo te estaría utilizando para molestar al resto de su familia.

– Sé perfectamente cómo funcionan los contactos sociales de las principales familias y las conexiones que arman los bloques económicos, si Byakuya me usa o no, es asunto mío – Respondió fríamente Sui. Tsukishima se quedó boquiabierto. Sabía que Sui no era del tipo "romántico" pero no imaginaba que fuera tan consciente de todo aquello y no le importara, aquello no le parecía normal.

– Entonces si tras convertirse en el nuevo líder de los Kuchiki, Byakuya decidiera romper el compromiso…

– Me daría igual – Respondió Sui, sin inmutarse. Meses atrás habían hecho un acuerdo, y al menos ella pensaba cumplir su parte.

– Eso no tiene sentido… un compromiso es… una promesa de matrimonio y eso es algo serio –Tsukishima intentó asimilar la nueva información, pero le costaba creer que pudiera existir una persona tan fría e insensible y que Sui fuera ese tipo de persona.

– Como comentó Rukia, el compromiso es un secreto, si se rompe o no, no tiene por qué tener repercusión en el medio social pues hasta el momento no es más que un rumor – Sui estaba cansada de dar tantas explicaciones, ¿En qué momento se complicaron tanto las cosas?

– Entonces no te importan los rumores como la posible relación entre Byakuya y la heredera de los Senjumaru – Apenas Tsukishima dijo aquello Sui sintió una rara y desagradable sensación en medio del pecho, pero continuó mostrando su careta de indiferencia – Entonces no amas a Byakuya –Tsukishima llegó a una conclusión – ¿Por qué sigues comprometida con él?

– Tengo mis razones, pero no pienso decírselas, entenderá que después de lo que ha pasado, no puedo confiar en Ud. – Tsukishima disminuyó la velocidad, pronto llegarían al edificio de Sui.

– No estoy intentando vengarme de Byakuya –Tsukishima decidió intentar un nuevo acercamiento con Sui, si ella no amaba a Byakuya aún tenía una oportunidad – En verdad me estoy enamorando de ti, Sui.

– Por favor deje de decir esas cosas – Sui tenía que admitir que Tsukishima parecía sincero, pero aquello solo tenía sentido si se trataba de una venganza y no pensaba entrar en los juegos sucios de la aristocracia – Ya le di una respuesta hace una semana y no pienso cambiarla, Tsukishima–san, creo que lo mejor será no vernos más.

El coche se detuvo frente al edificio de departamentos donde vivía Sui. Tsukishima se apresuró a bajar para abrirle la puerta del coche, como ya era habitual en él, todo aquello le parecía muy extraño y no tenía intención de dejar las cosas así, aunque Sui se lo pidiera, por eso permaneció de pie frente a ella, para impedirle el paso, para evitar que huyera. Estaba tan inmerso en lo suyo que pasó por alto que alguien acababa de salir por la puerta del edificio, pero reconoció de inmediato al dueño de la voz que en esos momentos pronunciaba el nombre de Sui.

~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~

El viaje se le hizo más largo de lo habitual, a diferencia de Abarai quien durmió todo el camino, él apenas y pudo conciliar el sueño por un par de horas. Las negociaciones con los franceses terminaron mejor de lo que esperaba, había logrado visitar la tumba de su madre, había conocido al abuelo de Sui, había logrado aclarar sus sentimientos por Sui, habían sido las seis semanas más largas de su vida, pero no todo fue malo. Cuando finalmente aterrizaron aún era de madrugada, los demás pasajeros con rostros aletargados empezaron a descender del avión para luego trasladarse a la faja en donde poco a poco iban apareciendo las maletas del equipaje. Una vez terminaron de recoger el equipaje abordaron un coche que seguramente Soujun o Ginrei habían enviado, con los últimos rumores las cosas andaban agitadas y lo menos que deseaba era tener a la prensa encima preguntándole de su supuesta relación con Shutara Senjumaru, al llegar al edificio en donde se encontraba el dúplex, Byakuya dejó desconcertado a su asistente al pedirle que llevara las maletas hasta el dúplex mientras se apresuraba a subir a su auto para luego salir, sin indicarle a donde iba. El pobre Abarai se quedó al borde de un infarto, le estuvo llamando cada 5 minutos hasta que finalmente Byakuya se dignó a responderle: "Voy por mi esposa", y solo entonces Renji entró en la cuenta que el dúplex estaba silenciosamente vacío, seguramente Sui estaría en algún lugar y su jefe pensaba sorprenderla, un rasgo poco habitual en Byakuya, Renji se tomó unos minutos para pensar al respecto, desde que su jefe le anunció que cortejaría a la asistente de Yoruichi Shihôn, algo que inicialmente le pareció irracional y descabellado, las cosas tomaron un rumbo inesperado, a pesar que apenas se veían para el final del verano terminaron casándose y su frío y hermético jefe empezó a mostrar rasgos más "humanos"… "Existen relaciones extrañas", pensó antes de dejar el dúplex para ir a su departamento a descansar.

Byakuya tuvo que ser muy paciente pues al parecer había nevado parte de la noche y el camino no era precisamente seguro. Para cuando llegó al edificio de Sui eran alrededor de las cinco de la madrugada. Como no era la primera vez que se aparecía por ahí, no tuvo problemas para entrar en el estacionamiento, el espacio de Sui estaba vacío así que supuso que por la caía de la nieve seguramente ella decidió tomar un taxi en lugar de conducir un coche de la compañía de los Shihôn, tomó el elevador hasta el piso de Sui pero titubeó al llegar frente a la puerta… "Creo que debí avisarle" pensó, había estado con la expectativa de darle una sorpresa que no consideró que tal vez la hora de llegada no era la más oportuna, caminó en círculos por varios minutos antes de decidirse a tocar el timbre, y esperó, pero nadie abrió. Volvió a llamar pero el resultado fue el mismo. "Debí avisarle", recordó que la semana anterior Sui le comentó que acompañó a su jefa a un viaje en las montañas, tal vez decidieron repetir el viaje o algo por el estilo. Se apoyó en la pared, a un lado de la puerta, mientras escribía un mensaje. Extrañamente no recibió respuesta. Pero era un hecho que Sui no estaba en casa, recordó que tenía la costumbre de salir a correr en las mañanas pero considerando el clima eso era imposible, así que después de pensar por varios minutos decidió que lo mejor era volver al dúplex y esperar noticias de su escurridiza esposa. Cuando iba de camino al estacionamiento decidió hacer una parada en el primer nivel, podría dejarle una nota con el personal de vigilancia del edificio, no era la sorpresa que esperaba darle pero al menos sería algo. Tras saludar al vigilante este amablemente le ofreció un bolígrafo y una hoja de papel, Byakuya estaba pensando en que escribir cuando instintivamente giró la mirada hacia la entrada, a través de la puerta de cristal pudo ver un coche estacionarse y apenas vio quien descendía del coche dejó caer el bolígrafo, y antes de darse cuenta se encontraba caminando a pasos rápidos hacia la salida, abrió la puerta:

– ¡Sui! – Pronunció tan alto que vio al hombre alto que acababa de llegar con su esposa sobresaltarse un poco para luego girarse y fulminarlo con la mirada. Aquella mirada de superioridad que tenía Tsukishima, cómo la detestaba. Hubieran podido quedarse inmersos en aquella lucha de miradas si no fuera por Sui.

– Byakuya – Pronunció Sui, bastante sorprendida –¿Cuándo volviste?

– Llegué hace un rato, te envié un mensaje –Suavizando la fiereza de su mirada, pero sumergido en confusión, ¿Por qué estaba ella con Tsukishima?

– ¿Un mensaje? – Sui empezó a buscar en los bolsillos de su abrigo, entonces recordó algo y terminó mirando fijamente a Tsukishima.

– Oh, es verdad – Tsukishima abrió la parte superior de su abrigo para sacar del bolsillo de su camisa el móvil de Sui – Aquí tienes tu móvil, Sui – Dijo en tono exageradamente amistoso, con clara intención de fastidiar a Byakuya. Sui recuperó su móvil y se apresuró a hacer una venia.

– Le agradezco por traerme a casa, Tsukishima–san, conduzca con cuidado – Sui era más que consciente del terrible ambiente que se estaba formando, aquellos hombres se odiaban a muerte, decidió darle la espalda a Tsukishima y caminar hacia Byakuya, quien tenía esa expresión de frío aristócrata que ella conocía demasiado bien. Byakuya le abrió la puerta y la siguió en silencio hasta el elevador – ¿Estuvo tranquilo el viaje? –Preguntó intentando romper el tenso silencio, no tenía que ser adivina para darse cuenta que Byakuya estaba furioso, incluso estaba oprimiendo los puños.

– Si – Respondió y el tenso silencio continuó. Estaba intentado encontrar una explicación razonable para lo que acababa de pasar pero mientras más buscaba, no encontraba ninguna. Sui le había mentido.

– Me alegro – Sui quería aclararle el confuso malentendido, pero primero tenía que buscar un lugar seguro para hablar, apenas se abrió el elevador sacó las llaves y se apresuró a caminar hasta la puerta de su departamento y abrirla – Descanse un poco mientras preparo algo para desayunar – Ofreció amablemente, pero Byakuya no entró.

– Me voy – Respondió mientras la miraba acusadoramente.

– Acaba de llegar de un largo viaje, descanse un poco – Insistió Sui. Sintió la necesidad de hacer que se quedara.

– Descansaré cuando llegue al dúplex – Byakuya sentía que debía poner distancia entre ellos, sus sentimientos eran tan confusos en esos momentos que podría terminar diciendo o haciendo algo que lastimara a Sui. Primero tenía que tranquilizarse un poco.

– Fui a visitar a Rukia saliendo de la oficina, me invitó a cenar y entonces me presentó a Tsukishima–san – Sui sintió que tenía que explicarle, aunque no fuera el mejor lugar – Como cayó mucha nieve no tuvimos más remedio que quedarnos con los Kurosaki.

– Pasaste la noche en casa de Rukia – Susurró Byakuya, de pronto sintió como si le quitaran un gran peso de encima.

– Así es – Sui miró alrededor con algo de nerviosismo, después de todo aunque era temprano estaban en un corredor, cualquiera de sus vecinos podría oír la conversación – ¿Podríamos entrar, por favor? – Insistió por tercera vez. Byakuya dudó unos segundos pero finalmente entró en el departamento, Sui le invitó a sentarse mientras ella dejaba el abrigo y la cartera sobre una silla para ir a la cocina. Preparó algo de café y unas tostadas pero al salir a la sala no encontró a Byakuya. Dejó la bandeja sobre la mesa y miró alrededor, entonces notó a puerta de su habitación entreabierta, algo aliviada caminó hacia allá y encontró a un pensativo Byakuya de pie en el balcón – El desayuno está listo – Anunció, Byakuya lucía realmente cansado y algo pálido.

– Tsukishima y yo no somos precisamente amigos cercanos – Byakuya y Sui intercambiaron miradas, la ira en Byakuya se había disipado pero ahora en su lugar parecía haber inquietud y miedo, Tsukishima ¿Habría sido capaz de contarle a Sui sobre su pasado con Hisana?

– Si me di cuenta – Sui cruzó los brazos en un vano intento de abrigarse, vaya que hacía frío.

– Me dijiste que Rukia los había presentado ayer, ¿Verdad? – Preguntó Byakuya, la explicación de Sui era bastante aceptable, excepto por una cosa –Entonces ¿Por qué Tsukishima tenía tu móvil?

– Tsukishima–san se ofreció a traerme, pero yo intenté llamar un taxi y fue entonces cuando tomó mi móvil, Rukia apareció en ese momento y apoyó la oferta – Sui decidió que el tema de Hisana no era algo de su incumbencia, aunque una parte de ella comenzaba a inquietarse un poco – Sólo para asegurarse de que no cambiara de opinión retuvo mi móvil. Creo que Tsukishima–san es un poco raro.

– Comprendo – Byakuya esbozó una media sonrisa, "así que un tipo raro", la sinceridad de Sui con respecto a algunas cosas nunca dejaba de sorprenderle, además se sintió algo aliviado, todo indicaba que Tsukishima no le había dicho nada relevante a Sui. Se acercó para tomarla tiernamente por la cintura y dejar un fugaz beso en la frente de su esposa, al menos por ahora podría tranquilizar un poco su corazón – Estás helada, mejor entremos –Sui lo miró confundida, mientras lo veía cerrar la puerta del balcón un extraño sentimiento parecido a la decepción la envolvió, por un momento, pero solo por un momento, había deseado que la besara en los labios. Sacudió la cabeza para sacar aquellas absurdas ideas, Byakuya había vuelto, pero el asunto del "compromiso falso" estaba cada vez más enredado.

Saludos

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top