Chapter 18: Verdad o Reto

- ¿Sui? ¿Sui, estás ahí? - El tono preocupado en la voz de Yoruichi se acompañó de un par de palmaditas en el hombro de su asistente. Le había estado pidiendo su copia de los acuerdos con el comité del banco del día anterior pero Sui parecía no estar en su oficina, bueno, su cuerpo estaba ahí pero su mente debía andar en algún otro lado.

- Ah... el informe... en seguida lo traigo - Sui se puso de pie y salió de la oficina de Yoruichi para ir a su oficina sosteniendo una carpeta entre sus manos, solo para darse cuenta que ése ere el dichoso informe. Avergonzada regresó a la oficina de su jefa y se lo entregó.

- Sui - Dijo Yoruichi con genuina preocupación -¿Sigues preocupada por tu abuelo? ¿Llamaste para preguntar cómo está el señor Hao? - Sui no respondió, después de una larga pausa Yoruichi intuyó lo que pasaba - Aún no has llamado, ¿Qué esperas para hacerlo? - Yoruichi se cruzó de brazos y Sui se apuró en tomar el teléfono y marcar. La conversación fue breve, en chino, un idioma que Yoruichi no dominaba, y tan pronto Sui colgó su jefa retomó el interrogatorio - ¿Cómo se encuentra?

- Mi abuelo ha mejorado, pero los médicos indican que debe mantenerse tranquilo y en reposo - Sui hizo otra pausa, no tan larga como la anterior - Ha pedido verme.

- Bueno, entonces reserva tu vuelo para mañana, pediré apoyo a los jefes de las diferentes áreas, tal vez Hiyori pueda ayudarme por unos días...

- Les dije que no iría - Sui interrumpió los planes que estaba organizando Yoruichi.

- ¿Perdón? - Yoruichi la observó, mezcla de confusión y sorpresa al oír las palabras de Sui.

- El abuelo Hao se encuentra mejor, no quiero contrariarlo con mi presencia, además falta poco para primavera - Yoruichi emitió un suspiro.

- ¿Estás segura, Sui?

- Si, Yoruichi-sama - Sui hizo una reverencia antes de retirarse de la oficina de su jefa, su abuelo estaba mejor y no tenía intenciones de visitar la villa de los Feng en Châteauneuf-en-Auxois hasta primavera. Tras cerrar la puerta de su oficina se puso a ordenar los expedientes de las reuniones de los días siguientes. Empezó a revisar el contenido de algunos de ellos, tomar algunos apuntes de información que podría ser relevante cuando el recuerdo de un cálido abrazo seguido de un beso volvió a perturbar sus sentidos. Aquellos ojos grises habían resplandecido después de aquel beso, no lo había imaginado, Kuchiki Byakuya parecía... feliz. Consternada se llevó las manos a la cabeza, ¡Qué rayos le estaba pasando! No era la primera vez que el futuro líder de los Kuchiki se atrevía a robarle un beso, pero esta vez se había sentido inquieta, se había estremecido al simple contacto de sus manos y luego sus labios.... El estruendoso pitido del móvil la sacó del extraño trance en que se estaba sumergiendo, tendría que comprar un móvil y volver a descargar ringtone de alguna melodía de piano, pensó antes de contestar - Aló, buenos días.

- Hola Sui - La inconfundible voz de Tsukishima -Yoruichi me dio tu nuevo número, parecía preocupada ¿Está todo bien?

- Si - Respondió secamente Sui, no podía creer que Yoruichi se hubiera atrevido a contarle sus asuntos personales a Tsukishima.

- ¿Podríamos almorzar hoy? Me contaron de un restaurante de comida italiana...

- Tenemos un reunión con el sindicato de una de las textileras, comeremos algo en el camino - Sui decidió concentrarse en el trabajo.

- Entonces podría llevarte a casa saliendo del trabajo - Insistió Tsukishima.

- Creo que me quedaré hasta tarde, pero se lo agradezco, Tsukishima-san - Sui abrió el expediente con la información del sindicato, la reunión sería pasado mediodía y por cómo habían ido las reuniones previas duraría al menos tres horas.

- Bueno, entonces les deseo buena suerte - Dijo Tsukishima a modo de despedida.

- Gracias, Tsukishima-san - Sui colgó y empezó a revisar el expediente. Nada fuera de lo normal, un pliego de reclamos, ajustes en los aumentos programados apelando a la situación económica del país y el súbito éxito que las diversas alianzas con los rusos y los Senjumaru estaban generando... Senjumaru... inevitablemente la imagen de cierta revista de chismes asaltó su mente... definitivamente algo malo le estaba pasando.

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Giró el móvil de Sui en la palma de su mano, tres días atrás había contestado y escuchado la voz de un hombre en un limpio japonés, en el momento en que iba a preguntar quién era la batería del móvil se acabó y éste se apagó inevitablemente. ¿Qué habría pasado si la batería no se hubiera terminado? ¿Habría respondido Byakuya a su pregunta o se habría dado cuenta que se trataba de él? En su mente pudo tejer una serie de escenarios que pudieron haberse generado si la llamada no se hubiera interrumpido, en todos ellos quien tenía más posibilidades de ganar era él, Sui era una persona muy reservada con sus cosas, así que si un hombre contestaba su móvil definitivamente era alguien de su entera confianza, además que era casi de madrugada, hora propicia para una pareja de amantes... si realmente era Byakuya quien llamó ¿Qué estaría pensando en esos momentos?

Durante la breve conversación que tuvo con la hermana de Hisana y su esposo en el cementerio, Rukia le aseguró que los sentimientos de Byakuya por Sui eran sinceros, y que era cuestión de tiempo para que la relación se hiciera pública, algo que no le convencía, porque de ser así, ¿Cómo fue que Byakuya terminó en las páginas de chismes en fotos con Shutara Senjumaru? Rukia había defendido a Byakuya indicando que seguramente se trataba de una confusión o un muy elaborado plan de Senjumaru, Tsukishima sonrió, aun cuando él fue el esposo de Hisana y su cuñado legalmente, Rukia se había referido a Byakuya como "ni-sama", ¿Qué tenía Byakuya que había ganado los corazones de aquel par de hermanas? Y el esposo de Rukia parecía no inmutarse con nada.

Guardó el móvil de Sui en uno de los bolsillos de su abrigo, pagó la cuenta y salió de aquél café. Tenía una vista estratégica de las oficinas Shihôn y no había visto salir a Sui, eran casi las diez de la noche. Saludó al vigilante quien ya lo conocía por las visitas que hizo los días anteriores así que no se molestó en identificarse y pasó para tomar el elevador. A esas horas la mayoría de oficinas estaban con las luces apagadas, incluso el personal de limpieza se había retirado. Las puertas del elevador se abrieron y solo la luz del recibidor y el pequeño corredor estaban encendidas, caminó hacia la oficina de Sui y entró, no le sorprendió encontrarla dormida apoyada en su escritorio, "Va a terminar con un terrible dolor de espalda" pensó mientras se acercaba a ella, tomó el abrigo que estaba colgado tras la puerta, y el bolso de Sui, para luego sacudirla suavemente por los hombros:

- Sui... Sui - La vio abrir lentamente los ojos y luego sobresaltarse un poco.

- Tsukishima... ¿Qué está haciendo aquí? - Sui sacudió la cabeza, otra vez se había quedado dormida en la oficina.

- Vine a llevarte a casa, ya es bastante tarde -Entregándole su abrigo y luego su bolso.

- Le dije que no era necesario que viniera - Sui se puso de pie para colocarse el abrigo.

- Solo dijiste que "te quedarías hasta tarde", así que decidí dar una vuelta por si seguías aquí, y no me equivoqué - Tsukishima sonrió y acomodó un par de mechones del cabello de Sui que se habían desarreglado. Sui empezó a caminar con pasos presurosos.

- Entonces vamos - No tuvo que darse media vuelta, estaba segura que Tsukishima la seguía. Entraron en el elevador.

- Te ves rara, ¿Pasó algo? - Tsukishima decidió tantear el terreno.

- Mi abuelo estuvo enfermo, pero ya está mejor, Yoruichi-sama insiste en que vaya a Francia a verlo pero le dije que iría en primavera y creo que se molestó - Sui decidió contarle aquella verdad a medias, después de todo seguramente su jefa le habría comentado un poco del asunto.

- ¿Francia? Creí que los Feng vivían en China - La oportunidad que buscaba se presentaba sola.

- Las últimas generaciones radican en Francia, pero conservan las costumbres de China - A Sui no le pareció algo extraño el repentino interés de Tsukishima por los Feng, días atrás había hecho un par de preguntas sobre su clan.

- Me encontré con Kuchiki Soujun el otro día y me comentó que su hijo Byakuya estaba en Francia, tal vez podría pedirle que envíe a uno de sus asistentes a corroborar el estado de tu abuelo - Soltó Tsukishima, sin más. A Sui le dio un sobresalto. Había olvidado que Byakuya estaba en Francia, pero no quería molestarlo con sus cosas, el futuro líder de los Kuchiki tenía sus propios asuntos por resolver, de pronto una idea perturbó sus pensamientos.

- ¿Conoce a Kuchiki Soujun-sama? - Un extraño presentimiento la invadió.

- Por supuesto, los Tsukishima y los Kuchiki llevan años trabajando juntos, ¿No te lo había contado? -Tsukishima empezaría a tejer su red en busca de la verdad.

- Creo que no hablamos mucho de sus negocios, Tsukishima-san - Las puertas del elevador se abrieron y Tsukishima la guio hasta donde había dejado estacionado su coche.

- Mi familia se dedica a la construcción y la industria inmobiliaria, tenemos contactos con varias familias importantes de Japón y Korea, como los Kuchiki, los Ukitake, los Senjumaru - Abriéndole la puerta del coche a Sui, notando que se había puesto algo pálida - Supongo que también los conoces, hacen negociaciones con los Shihôn, después de todo.

- Si - Dijo Sui, otra vez aquellas molestas imágenes daban vueltas por su cabeza, en que momento a Tsukishima se le dio por alardear de los contactos de su familia.

- Me enteré que Ukitake va a contraer nupcias en primavera, seguramente ya les llegó la invitación -Poniendo el coche en marcha, observando a Sui con cierta malicia - Seguramente Yoruichi irá con Kisuke, Shinji con su esposa Hiyori, tal vez nosotros podríamos ir juntos, ¿No crees?

- N-no tenía pensado ir, pero gracias - Sui estaba entrando en un estado de confusión mental bastante peligroso, sabía del matrimonio de Unohana y Ukitake y le había prometido a su jefa que la acompañaría pero ni siquiera había pensado en los detalles.

- ¿Te gustaría ir como mi pareja? De baile, por supuesto - Tsukishima se oía tan casual, como si no supiera lo que estaba pasando.

- Se lo agradezco, pero no acudiré a ese evento, iré a visitar a mi abuelo en primavera, estoy segura que Yoruichi-sama no notará mucho mi ausencia, después de todo tendrá a Urahara para hacerle compañía - Sui decidió zanjar el tema, nada bueno podría salir de aquella conversación.

- Comprendo, pero si cambias de opinión, házmelo saber... por cierto, aún no me has dicho tu respuesta, ¿Quieres que le pida a Kuchiki Soujun que envíe a alguien a averiguar sobre el estado de tu abuelo? Su hijo estará en Francia algunos días, podría hacernos ese favor.

- No es necesario - Sui fue algo cortante, Tsukishima actuaba raro, o al menos eso le parecía - Conversé con unos familiares, mis tíos, primos y sobrinos están en Francia y pueden darme información.

- Oh, es cierto, tu familia radica en Francia, que tonto soy, lo siento - Tsukishima se disculpó y continuó manejando.

- No quise insinuar eso, es un gesto muy amable de su parte, pero no es necesario - Sui sintió que había sido un poco descortés con Tsukishima, pero había algo raro en esa conversación, su intuición casi nunca le fallaba.

- Estoy preocupado por ti, hace días luces distraída, no eres tú - Una idea descabellada vino a la mente de Tsukishima, Sui empezó a actuar de forma "extraña" cuando las fotos de Byakuya y Senjumaru salieron en las revistas amarillistas... ¿Y si Rukia tenía razón? Eso significaría que Sui y Byakuya estaban enamorados, o al menos ella, el solo pensarlo lo hacía enojar.

- Creo que está acelerando demasiado, Tsukishima-san - Comentó Sui, a ella no le asustaba ir a exceso de velocidad pero con la nieve podría resultar peligroso.

- Me dejé llevar, lo siento - Disminuyendo la velocidad - Creo que estos días lejos de ti se me hicieron aburridos.

- Supuse que tenía asuntos que resolver - Sui entró en la cuenta que veía a Tsukishima después de tres días, no es que lo hubiera extrañado, pero considerando que lo veía casi a diario desde que lo conoció eso sí que era raro.

- Bueno algo por el estilo, fui a visitar a unos amigos - "Bueno, fui obligado a visitar a los Kuchiki", pensó antes de continuar - Y también visité la tumba de mi esposa, ya son tres años desde su partida.

- Disculpe, no quise ser indiscreta - Sui repentinamente se sintió demasiado incómoda. Recordó que el matrimonio de Tsukishima no fue precisamente uno perfecto y feliz.

- No lo eres, no hay nada de malo en conversar sobre ello, ¿Te disgusta hacerlo? - Tsukishima estacionó el coche, habían llegado.

- Muchas personas se ponen tristes o nostálgicas cuando recuerdan a sus seres queridos que ya no están en este mundo - Sui sintió algo de tristeza, un fugaz recuerdo de su abuela vino a su memoria.

- La muerte es algo inevitable - Dijo Tsukishima, mientras descendía del coche para rodearlo y abrirle la puerta a Sui - No deberíamos lamentarnos por quienes no están más en este mundo, deberíamos recordarlos con alegría - Notando que Sui lo miraba sorprendida - Que descanses Sui - Depositando un beso en la frente de la joven.

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Esperó impaciente hasta que el semáforo cambio a luz verde y pudo cruzar, casi corriendo, hasta el hotel, su jefe había llegado a la reunión, tal como lo prometió, pero estuvo pálido durante toda la misma y al finalizar confirmó sus temores: su jefe estaba enfermo. Apenas lo dejó en la habitación de hotel corrió a una farmacia cercana por algo de medicina.

- Aquí tiene, Kuchiki-sama - Apresurándose a dejar la medicina y una bebida frente a su jefe, que se encontraba recostado en un sillón.

- No debiste preocuparte, no es nada serio, Abarai -Byakuya se sentó para tomar las medicinas que su asistente había traído tan diligentemente.

- Procure descansar, le despertaré a la hora de la cena, ¿O desea que pida servicio a la habitación? -Propuso Renji.

- Creo que eso estaría bien, como vaticinó Sui, creo que estoy con jetlag - Byakuya volvió a recostarse en el sillón de su habitación.

- Entonces fue a Japón a ver a Feng-san - Dijo Renji, en voz baja.

- Por supuesto, ¿A quién más iría a ver? - Byakuya entrecerró sus ojos, el sueño empezaba a vencerle -Lo de Senjumaru fue una vil trampa, tú mejor que nadie lo sabes...

- No me refería a eso... - Renji hizo una breve pausa, antes de animarse a continuar - Creí que había ido a visitar la tumba de la señora Hisana -Notando que su jefe no respondía pues se había quedado dormido - Descanse, Kuchiki-sama -Después de abrigar a su jefe con una manta y ajustar la calefacción optó por quedarse, por si se ofreciera algo, silenciosamente empezó a revisar los documentos y los mails del día. Un par de horas después hizo una pausa. Le causaba algo de extrañeza que su jefe actuara de esa forma, viajar a Japón poniendo en riesgo su trabajo de varios días solo para aclararle a su esposa lo falso de la información de una revista de chismes, Kuchiki Byakuya no era ese tipo de persona, y Feng Sui tampoco era tan "inmadura", o al menos a él no le parecía, como para creerse algo publicado en un medio de prensa amarillista, entonces ¿Qué ocurrió para que su jefe reaccionara de esa forma?

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El sábado terminó en la elegante mesa de un restaurante de comida italiana, en lo que parecía más una cita triple: Kisuke sujetaba la mano de Yoruichi y la miraba con tanta ternura como si fueran los protagonistas de una novela de Corín Tellado, Hiyori y Shinji, por el contrario, eran más una pareja cómica, discutiendo por cada tontería para luego terminar con una Hiyori de mejillas sonrojadas por las bromas en doble sentido que le gastaba su esposo, parecía como si fuera a golpearlo en cualquier momento pero ningún golpe se hizo visible durante la velada.

- Me pregunto cuándo anunciarán su boda -Tsukishima la distrajo de su minuciosa evaluación de los otros invitados sentados en la misma mesa.

- Los Hirako se casaron hace unos meses -Respondió Sui, dudando si comer o no el postre, zuccotto.

- No me refería a ellos - Tsukishima notó la expresión de duda en el rostro de Sui.

- Yoruichi-sama y Urahara-san son como "espíritus libres", no tienen intenciones de ir tras lo convencional, dudo mucho que se casen, no por el momento - Sui recordó que incluso cuando Yoruichi estuvo embarazada la idea de un matrimonio no cruzó por su mente, recordó el accidente donde el chofer perdió la vida y Yoruichi a su bebé, sufrió tanto, pero ahora la felicidad parecía haber vuelto a la vida de su jefa.

- Y tu Sui, ¿Piensas casarte algún día? - Aun cuando Soujun y Rukia le dijeron que Sui era la prometida de Byakuya, incluso ese día Tsukishima no notó ningún anillo en los dedos de Sui.

- El matrimonio no está en mis planes - Sui decidió comer un par de bocados del zuccotto, el chocolate no era su dulce preferido pero era la cobertura del postre.

- Entonces nunca te has comprometido con nadie -Ni bien terminó aquella afirmación Sui tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no atragantarse con el bocado de zuccotto. Tsukishima le alcanzó un poco de agua.

- Disculpe Tsukishima-san, pero no tengo intención de tocar ese tema con Ud. ni con nadie - Dijo Sui, un poco más calmada.

- ¡Oigan todos! - Vitoreó un animado Kisuke -¡Vamos a mi cabaña en la montaña, pasemos un domingo diferente! - Todos en la mesa dieron un "Si" rotundo y animado, menos Sui. Dos horas después estaban en casa de Yoruichi, donde se acordó que sería el punto de reunión. Tuvo la esperanza de compartir coche con alguna de las parejas pero no fue así, cada uno iría en su propio coche, y a ella le tocó ir con Tsukishima. El convoy salió cerca de las seis, un poco de nieve empezaba a caer así que irían lentamente.

- Pareces molesta - Tsukishima iba conduciendo tranquilamente, incluso parecía animado, Yoruichi y Kisuke iban en el primer coche, Shinji y Hiyori en el medio y ellos en el coche del final.

- No estoy molesta, así es mi cara - Sui frunció un poco ceño tras decir esto. Tsukishima soltó una risita burlona. Sui le lanzó una mirada desaprobadora.

- Bien - Aclarándose un poco la garganta - ¿Qué tal si jugamos a verdad o reto? - Propuso Tsukishima. Sui tardó en responder - ¿Tienes miedo a perder? -Dijo para mosquearla, tenía una gran oportunidad y no la perdería por nada.

- Empieza con verdad - Dijo Sui, muy resuelta.

- ¿Alguna vez tuviste... una mascota? - Tsukishima decidió preguntar algo suave para empezar.

- Si - Respondió Sui - Tuve un gato hace unos años.

- ¿Un gato? Creí que eras de las personas a las que le gustan los perros.

- ¿Cuál es su música preferida? - Se apresuró a preguntar Sui.

- Supongo que el jazz, aunque también me gustan las canciones en piano de Beethoven - Sui enarcó una ceja - ¿Sorprendida?

- ¿Es tu pregunta?

- No, te corresponde reto - Tsukishima puso expresión seria, Sui parecía dispuesta a protestar por lo que se apresuró a imponerle un reto - Cuéntame un chiste - La expresión de Sui era un poema, ella no era del tipo de personas que cuentan chistes, y Tsukishima lo sabía bien. Pasaron varios minutos -No vamos a continuar hasta que cuentes un chiste, no importa si no me hace reír - Sui lo miró con cara de pocos amigos, y con semblante serio, finalmente habló:

- Estaba una pizza llorando en un cementerio, llega otra pizza y le pregunta: "¿Era familiar?", y la primera responde: "No, era mediana" - Tsukishima soltó una carcajada. Sui era pésima contando chistes, así que verla intentarlo le hizo mucha gracia - Bueno, continuemos - Sui se sentía avergonzada, pero al menos no había perdido - Tsukishima-san, ¿Tiene algún talento especial?

- Sé tocar el piano, muchos creen que lo hago muy bien - Tsukishima pudo notar que el ambiente se estaba tornando agradable, era hora de empezar a investigar - ¿Has mentido alguna vez?

- Si, más veces de las que quisiera, pero no me siento orgullosa de ello - Sui respondió de inmediato, desde muy joven notó que poseía una habilidad innata para mentir que solo utilizaba cuando era muy necesario.

- Vaya, respondiste muy rápido - Tsukishima se sintió algo decepcionado. Todo indicaba que Sui era una persona con valores muy sólidos, saber que era capaz de mentir o engañar aumentaba más la posibilidad de que en verdad estuviera comprometida con Byakuya.

- Cante alguna canción - Sui decidió ponerle un reto incómodo, o al menos eso creyó. Tsukishima mostró una media sonrisa y empezó a tararear una tonada, antes de empezar a cantar:

- "You must remember this, a kiss is just a kiss, a sigh is just a sigh, the fundamental things apply, as time goes by... And when two lovers woo, they still say, "I love you" on that you can rely, no matter what the future brings, as time goes by... Moonlight and love songs, never out of date, hearts full of passion, jealousy and hate... Woman needs man, and man must have his mate, that no one can deny, it's still the same old story... A fight for love and glory, a case of do or die, the world will always welcome lovers, as time goes by" - Tsukishima notó que Sui se le quedó viendo perpleja, decidió alardear un poco - ¿Y mis aplausos? He completado el reto.

- Canta mejor de lo que esperaba, eso es todo - Sui se aclaró la garganta. Tsukishima sí que tenía algunas cartas bajo la manga.

- ¿Crees que soy un tipo apuesto? - Tsukishima decidió aprovechar el momento, Sui estaba con la guardia baja.

- Es bastante alto, atento y de buenos modales, supongo que si...

- ¿Y no vas a decir nada de mis ojos, mi sonrisa, o el timbre de mi voz? - Tsukishima fingió algo de indignación, pero en verdad se sentía bastante satisfecho con la respuesta de Sui.

- ¿Siempre fue así, tan vanidoso? - Preguntó Sui, pero de inmediato se dio cuenta que había desperdiciado su oportunidad de preguntarle otra cosa, Tsukishima sonrió burlonamente.

- Creo que todos tenemos vanidad, incluso tú -Tsukishima vio que los coches de los otros se estaban estacionando, al parecer habían llegado -La última pregunta, Sui ¿Te casarías conmigo? - Sui se sobresaltó un poco, era la segunda pregunta "incómoda" que le lanzaba Tsukishima, y no estaba dispuesta a responderla.

- Tsukishima-san - Aclarándose la garganta -Creo que toca reto.

- O es cierto - Apagando el motor del coche -Entonces, déjame darte un beso - Sui se quedó inmóvil, "¡Qué clase de reto era ese!".

- ¡Hey, bajen y entren de una buena vez, ya tendrán tiempo para hacer sus cosas! - Gritó Hiyori desde la entrada de la cabaña. A Sui le sorprendió que no se precipitara un bloque nieve desde la montaña con los decibeles de la voz de Hiyori, pero se sintió secretamente agradecida, acababa de salvarla de una situación inesperada y algo complicada.

Como era tarde encendieron la chimenea y cual grupo de adolescentes comieron algo de pasta que trajeron del restaurante y empezaron a beber algunas cervezas. Shinji tocó la guitarra para Hiyori y todos aplaudieron muy animados. Luego le pasó el instrumento a Tsukishima, quien para sorpresa de todos no solo tocó, volvió a cantar la canción que compartió con Sui durante el viaje, y las parejas terminaron bailando la romántica melodía al lado de la chimenea. Sui estaba sentada observando el momento casi "mágico", llevaba años viendo a otros ser felices, ¿Lograría ella alcanzar ese tipo de felicidad alguna vez? Apenas Tsukishima terminó de tocar los demás volvieron a aplaudir.

- Lástima que no tengas un piano aquí, Kisuke -Comentó Yoruichi - Sui podría tocar más música.

- ¿Tocas el piano? - Preguntó un sorprendido Tsukishima.

- Sui es increíble, aunque no le gusta mucho hacerlo - Respondió Yoruichi - la convenceré para que toque para nosotros uno de estos días - Susurró Yoruichi antes de guiñarle un ojo y volver al lado de Kisuke.

- Mi abuela me enseñó a tocar el piano, pero no soy tan buena, Yoruichi-sama exagera - Sui se puso de pie y empezó a recoger el desorden en la sala, las otras parejas habían salido a jugar con bolas de nieve. Tsukishima empezó a ayudarla - No se moleste, Tsukishima-san, puede salir a disfrutar de la nieve con los otros, en un rato termino y los alcanzo.

- Si te ayudo terminarás más rápido -Apresurándose a recoger los platos para llevarlos con Sui hasta la cocina. Tomó un secador y esperó pacientemente a que Sui le pasara los elementos de la vajilla que iba lavando. De pronto se formó un prolongado silencio. Sui se preguntaba si Byakuya estaría mejor, había estado tentada de llamarle pero al final solo le escribió a Abarai quien le contó que el futuro líder de los Kuchiki aún tenía episodios de fiebre, pero se estaba esforzando por terminar las negociaciones lo más pronto posible. "Tonto", pensó Sui, las negociaciones toman tiempo, ella ya se había hecho a la idea que tardaría más de una semana en volver - ¿Sui?

- ¿Si? - Sui entró en la cuenta que ya no había más vajilla que lavar.

- Estás distraída otra vez - Tsukishima tomó su mano y la guio hasta el patio, donde se encontraban los demás.

- Estoy algo cansada, eso es todo - Sui soltó la mano de Tsukishima y ocultó ambas manos dentro de los bolsillos de su abrigo.

- Entonces volvamos adentro - Propuso Tsukishima, Sui se dirigió a las escaleras, según le dijo Yoruichi las habitaciones estaban en el segundo piso. Se dispuso a tomar su bolso pero Tsukishima se le adelantó - Te ayudo, yo también quiero ir a descansar.

- Solo espero que no se queden mucho tiempo fuera, no me gustaría que Yoruichi-sama pescara un resfriado - Comentó Sui.

- ¿Estás molesta conmigo? - Pregunto Tsukishima. Sui se giró, estaba a unos peldaños por arriba por lo que prácticamente podían verse a los ojos.

- No, ¿Por qué piensa eso? - Ahí estaba otra vez, Tsukishima con sus preguntas extrañas.

- Por nada - Tsukishima levantó una mano, para acariciar la mejilla derecha de Sui - Aún me debes el último reto, Sui - Levantando suavemente el mentón de Sui, mientras se inclinaba un poco, para acercarse más hacia ella. En el patio las otras dos parejas departían entre juegos y bromas en la nieve, ajenos a lo que estaba ocurriendo dentro de la cabaña.

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Era una bella pero algo calurosa mañana de primavera, pronto llegaría el verano y las flores se marchitarían mientras el calor llegaría a las frías paredes del castillo de Châteauneuf-en-Auxois, el engreído hijo de Barragán Louisenbarn se paseaba altivamente por los corredores, ya recuperado de la molesta varicela, pavoneándose porque los Shihôn habían "huido" para no ser contagiados, y él quedó como el amo y señor del castillo.

- Aquí tiene su té de durazno - Una niña de larga cabellera oscura y brillantes ojos grises dejó el vaso con el frío té sobre una mesa, Cang Du contemplaba el paisaje desde una de las torres del castillo.

- Shaolin, ¿En verdad eres del clan Feng? - Preguntó Cang Du. La niña lo contempló un momento, estaba esperando alguna otra orden del caprichoso chico, no una pregunta.

- Por supuesto, soy la hija menor de Xiang Feng, primogénito de Hao Feng - La niña hinchó el pecho de orgullo, los Feng eren un clan respetado no solo en China, también en Francia.

- Entonces estarás al servicio de los Shihôn - Cang Du puso un toque despectivo al pronunciar el apellido de la rama familiar principal, pero los Louisenbarn recuperarían algún día el liderazgo familiar.

- Nada me haría más feliz, pero mi abuelo designó a mis hermanos mayores para convertirse en los asistentes de la señorita Yoruichi, y mis otros hermanos cuidarán del pequeño Yuushiro - La niña parecía algo triste.

- Entonces, ¿No te han designado para ser asistente de alguien? - Un inesperado brillo de alegría iluminó el rostro de Cang Du.

- No, mi abuelo dice que tiene otros planes para mí - La niña tuvo que admitir que la vista desde esa torre del castillo era espléndida.

- Entonces le pediré a mi padre que te designen como mi asistente - Ahora el que inflaba el pecho de orgullo era Cang Du - Serás la primera Feng que recupere para el linaje Louisenbarn, no solo velarás por mi seguridad y me ayudarás con los negocios, también me entretendrás con el piano, serás una buena compañía - Cang Du estaba más que satisfecho con su idea.

- Lo lamento, pero no podemos aceptar eso, joven Cang Du - Una mujer mayor de hermosos ojos grises se encontraba de pie, justo detrás de los dos niños - Mi nieta Shaolin no va a convertirse en la asistente de nadie - Haciendo una elegante reverencia y una señal para que Shaolin vaya a su lado.

- ¿Te atreves a desafiar al hijo de Barragán Louisenbarn? - Cang Du frunció el ceño - Solo eres la esposa del señor Feng, y una criada de este castillo, no te atrevas a dirigirme la palabra, Feng Sui - Cang Du salió de la habitación a zancadas y azotó la puerta antes de irse exclamando - ¡Que atrevimiento! Shaolin va a ser mi asistente.

- Shaolin, no debes acercarte al hijo del señor Barragán, es más, no pises este castillo si la señorita Yoruichi no se encuentra - La abuela Sui le tomó de la mano y la guio escaleras abajo, para abandonar aquella torre.

- ¿Por qué, abuela? - La niña tendría alrededor de ocho años.

- Porque el joven Cang Du creerá que eres una criada más del castillo, y no es así - La abuela Sui frunció el ceño, "criada" aquella palabra en verdad le disgustaba.

- Pero papá dijo que "vivimos para servir a los Shihôn" - Susurró Shaolin, recordando la inesperada visita a principios de verano, por un señor mayor de porte elegante y lujoso coche.

- Y el joven Cang Du no es un Shihôn, los Vega se harán cargo de ellos, nosotros estamos dejando el castillo, nos quedaremos en la villa hasta que se hallan marchado - La mujer recorrió con su nieta el largo corredor hasta salir a los jardines.

- Pero Cang Du esta triste y solo, su madre murió hace poco - Shaolin había conversado mucho con el heredero de la rama Louisenbarn durante sus largas sesiones de práctica con el piano durante esa primavera.

- La muerte es parte de la vida, Shaolin, no debemos lamentarnos por quienes no están más en este mundo, debemos aprender a recordarlos con alegría - La abuela Sui liberó la mano de la niña - Vamos Shaolin, hoy te enseñaré una canción muy especial y luego te dará pautas para la ceremonia del té.

- ¿Pero la ceremonia del té no es una costumbre japonesa? - La niña contempló el atardecer sobre el espeso jardín cubierto de rosas de mayo y otras flores.

- Ya te dije que tienes que aprender de todo, incluso empezaremos a revisar literatura japonesa y repasar tu japonés, vamos Shaolin, hay tanto que hacer.

Saludos

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