Chapter 16: Confuso malentendido
Las negociaciones con los taiwaneses culminaron a mediodía, con el almuerzo protocolar de rigor. Sui trató de mantener perfil bajo y suspiró aliviada cuando todo concluyó. Los taiwaneses parecían animados pues entre los acuerdos ganaron una cláusula de impuesto algo alta, sus intentos por renegociar no fueron tan fructíferos pero al menos consiguieron que ese impuesto fuera reducido progresivamente en los siguientes 10 años. Tal vez ellos no pensaron a largo plazo, pero Yoruichi y ella sí. Descansaron un par de horas en el hotel antes de partir rumbo al aerpuerto. El viaje fue tranquilo, Sui se sentía aliviada pues dejaría de tener contacto con los Kuchiki por unos días más y podría centrarse en su trabajo y en su jefa. Suspiró. Sabía que Yoruichi entristecía cada vez que veía a una familia o niños pequeños, su dolor era algo que comprendía pero las cosas no podían seguir así, si el estropajo de Urahara Kisuke podía paliar en algo las penas de su jefa, como le había dicho Tsukishima, tendría que intentar un acercamiento entre ellos. Después del aterrizaje empezó a sentirse inquieta, ¿Y si las cosas no salían como esperaban? ¿Y si Yoruichi se enfadaba con ella al punto de enviarle con otro miembro de la familia Shihôn?
– Desearía poder darte el día libre mañana, pero tenemos trabajo que hacer, Sui – Yoruichi caminaba llevando su maleta con ruedas.
– No se preocupe, Yoruichi–sama, estuvimos fuera unos días, es probable que se hallan acumulado algunos pendientes – Sui la siguió llevando su respectivo equipaje. Sintió su móvil vibrar en su bolsillo y se apresuró en revisarlo, Tsukishima avisaba que estaba esperando afuera.
– Así que Tsukishima vino a recogerte, creo que deberías darle una oportunidad Sui – Yoruichi había alcanzado a leer el mensaje y le daba palmaditas en el hombro.
– Está confundiendo las cosas, Yoruichi–sama – Se apresuró a responder Sui mientras guardaba el móvil.
– No estoy confundiendo nada, a Tsukishima le gustas, y no precisamente como asistente –Yoruichi sonrió y continuó caminando – Hay que darnos prisa, no debemos hacerlo esperar, seguro está ansioso por verte.
– Se equivoca Yoru…
– Mira allá esta – Yoruichi levantó una mano a forma de saludo, entre el grupo de personas con carteles se encontraba Tsukishima, fue fácil de encontrar por lo alto que era – Gracias por venir a recogernos, Tsukishima – Yoruichi lo saludó afectuosamente.
– Espero que todo haya salido bien en Taiwán –Tsukishima respondió el saludo y sonrió al ver a Sui, se apresuró a ayudarlas con las maletas – Dejé estacionado el coche cerca de la entrada, así que mejor nos apresuramos.
– No hay duda que eres todo un caballero, ojalá hubieran más como tú, ¿No lo crees, Sui?
– Creo que el coche de Tsukishima–san está por allá – Sui señaló el Chevrolet y apresuró más el paso. Tsukishima abrió el maletero y las invitó a subir al coche mientras acomodaba el equipaje, como era costumbre, Yoruichi subió primero al asiento posterior, lo que no se esperó es que apenas estuvo dentro tanto el maletero como la puerta se cerraron y el coche se puso en marcha, lo último que vio fue a Sui haciendo una exagerada reverencia, como pidiendo disculpas. Desvió su mirada hacia el asiento del conductor y se quedó petrificada, Kisuke estaba conduciendo el coche de Tsukishima.
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– ¿Estás molesta? – Tsukishima decidió romper el silencio. Conducía un coche rentado y llevaba a Sui hasta su departamento.
– No – Respondió Sui secamente – Pero sigo pensando que debimos seguirlos, solo por precaución.
– Estarán bien, son adultos y creo que realmente tienen cosas de que hablar – Tsukishima disminuyó la velocidad a propósito.
– Espero que Yoruichi–sama no me odie por esto –Sui parecía preocupada.
– Sui, ¿En serio no tienes novio? – Tsukishima decidió cambiar de tema.
– ¿Perdón? – Sui se quedó perpleja, después de varios días Tsukishima finalmente le había llamado por su nombre y no como "chica del metro".
– Me parece extraño que moviéndote en un medio como el de Yoruichi no tengas al menos algunos pretendientes o estés saliendo con alguien –Tsukishima se detuvo en un semáforo, no había personas ni mucho menos otros coches, pero realmente estaba interesado en oír la respuesta de Sui.
– Si hay alguien… bueno, algunos, pero en estos momentos lo único que me interesa es apoyar a Yoruichi–sama – Sui y Tsukishima intercambiaron miradas, Tsukishima supo que ella hablaba con la verdad, el semáforo cambió y continuó conduciendo.
– Existe un rumor sobre el clan Feng…
– Es solo eso, un absurdo rumor – Sui parecía no querer hablar del tema – Además hay otras familias Feng, la mía no es la única.
– Tienes razón – Tsukishima tenía que admitir que Sui tenía algo de razón – Cuando llegué de Estados Unidos hace unos años conocí a varios Tsukishima pero ninguno tenía parentesco conmigo.
– ¿Estuviste en Japón hace años? – Sui pareció intrigada por la reciente revelación.
– Si, vine a conocer a la que después se convertiría en mi esposa – Una mueca de disgusto se dibujó en su rostro – Mi boda se realizó justamente en Japón, en la mansión de la familia principal de Hi… – El momento fue interrumpido por la melodía de un piano, Sui se apresuró a revisar su móvil.
– Disculpe Tsukishima–san, debo contestar –Tsukishima asintió, algo aliviado, no tenía muchos ánimos de hablar de su pasado con Hisana y los Kuchiki en esos momentos. Pronto se arrepintió de ello y fue invadido por la curiosidad, Sui hablaba con alguien, en otro idioma, chino, al parecer. La conversación fue breve, pero percibió un tono amical en la voz de Sui, un matiz en su voz que no había escuchado antes.
– ¿Era Yoruichi? – Preguntó, sabiendo de antemano que no era con Yoruichi con quien Sui había estado hablando.
– Oh, no, aún no tengo noticias de ella – Sui guardó su móvil.
– ¿Alguien de la familia? – Por alguna extraña razón sintió necesidad de saber con quién estaba hablando Sui.
– Algo así – Dijo Sui – Es un pariente lejano, de China, con quien hablo en algunas ocasiones.
– Comprendo – Tsukishima no podía dejar de sentirse inquieto. Estacionó el coche en la entrada del edificio en donde vivía Sui y bajó para abrirle la puerta y ayudarla a bajar su equipaje.
– Gracias por traerme… y por ayudar a Yoruichi–sama – Comentó Sui, a modo de despedida.
– Las cosas saldrán bien, ya me contarás mañana, descansa – Tsukishima depositó un fugaz beso en la frente de Sui para luego volver a subir al coche. Sui se quedó inmóvil unos segundos para luego entrar en el edificio, oyó el coche encenderse y alejarse. Tal vez Yoruichi tuviera razón y Tsukishima estuviera intentando cortejarla… el solo pensar en ello le causó escalofríos… ya tenía suficiente con Byakuya, no necesitaba ningún otro tipo de relación por más extraña o arreglada que fuera. Subió a su departamento y se dejó caer sobre la cama, recordó su fugaz conversación con Ggio, había ido a Francia a saludar al patriarca de los Feng, el abuelo Hao al parecer estaba algo enfermo, Ggio le sugirió que lo visitara en primavera pero Sui no estaba segura, si bien pasaría unos días en el castillo con Yoruichi, prefería mantenerse alejada del resto de los Feng, se estremeció de solo pensar la cara que pondría su abuelo si se enteraba de su matrimonio arreglado… seguramente termina sufriendo un infarto o algo por el estilo y el resto del clan la despreciaría aún más… definitivamente lo visitaría cuando su matrimonio falso hubiera terminado, no sabía explicar cómo, pero aunque ella parecía tener una habilidad innata para mentir su abuelo tenía la habilidad de descubrirla, y eso le ponía los nervios de punta.
Intentar dormir y dormir eran dos cosas completamente diferentes. Y vaya que Sui había intentado, sin éxito. Así que no era de extrañar que tuviera ojeras aquella mañana, mientras esperaba en la oficina de su jefa. Era como si los segundos del reloj avanzaran tan lentamente que empezaban a exasperarla. Revisó la agenda para ver cómo se habían manejado algunos pendientes mientras estuvieron en Taiwán, hizo algunas llamadas para confirmar reuniones de la siguiente semana, respondió invitaciones a otros eventos (rechazando algunas pues tenía que tener todo en orden para que pudieran dejar el país en primavera) y dieron las once y Yoruichi seguía sin aparecer. Contempló su móvil, estaba tentada de llamar a su jefa, la incertidumbre le estaba matando, pero le había prometido a Tsukishima que no lo haría y ella siempre mantenía sus promesas. Agotada ocultó su rostro entre sus brazos intentando descansar un poco, pero la melodía de un piano la puso en alerta, se apresuró a tomar su móvil e hizo una mueca de decepción al leer que la estaba llamando Tsukishima.
– ¿Si? – Dijo sin mucho ánimo.
– Supongo que "tanta emoción" solo puede significar que aún no hay noticias de Yoruichi, ¿Verdad? – Tsukishima se oía bastante tranquilo.
– Así es – Sui no estaba de humor para conversar, pensó en colgar.
– ¿Por qué no bajas? Te invito a almorzar, estoy en el frontis del edificio – Tsukishima decidió adelantarse, conociendo a Sui, probablemente le colgaría en cualquier momento.
– Tsukishima–san – Sui hizo una larga pausa, buscaba la forma más cortes de decirle que no estaba interesada en él, ni ahora ni nunca – Creo que…
– Sui, no vas a creer a quienes acabo de ver –Tsukishima la interrumpió abruptamente – Kisuke y Yoruichi acaban de llegar y están entrando al edificio… – El timbre de llamada interrumpida del móvil le obligó a dejar su coche y entrar en el edificio de los Shihôn. Usó el otro elevador para alcanzar a los recién llegados, pero todo indicaba que las cosas habían salido en la dirección indicada.
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El frío se había acentuado lo que indicaba que el invierno estaba en todo su esplendor. Las ventanas del gran estudio se encontraban cerradas y ambos oponentes en sepulcral silencio, contemplando atentamente las fichas del otro y atento ante las posibles jugadas. Aunque se encontraban en la mansión principal de los Kuchiki, el anfitrión, Kuchiki Ginrei, había dejado que su invitado Yamamoto Genryusei sea el sente (quien empieza el juego), y ya estaban casi dos horas cómodamente sentados, uno frente al otro.
– Hace tiempo que no entretenía tanto con un juego – Yamamoto movió un alfil, avanzar parecía una buena estrategia.
– Debo admitir que pienso lo mismo – Ginrei fue más precavido y solo desplazó la torre, para proteger al rey.
– Si ambos pensamos lo mismo tal vez significa que nos estamos haciendo viejos – Yamamoto acomodó un general de plata, al parecer pensaba atacar con todo.
– Supongo que tiene razón – Ginrei se limitó a acomodar otra pieza, esta vez un lancero, a esas alturas prefería la defensa que gastar las pocas piezas en ataques sin sentido.
– Pero a diferencia tuya no tengo tantos nietos dispuestos a tomar mi lugar como jefe de familia –Yamamoto hizo una pausa en el juego – Sé que tienes pensado nombrar a Byakuya como tu sucesor, y en verdad creo que es un joven muy inteligente y hábil, independientemente de los rumores de su origen, creo que podría ser un digno sucesor mío también, claro, si consideras la posibilidad de un matrimonio con mi nieta Yachiru –El silencio retornó al estudio de los Kuchiki, un silencio que duró varios minutos.
– Agradezco inmensamente su proposición, seguramente Byakuya se sentiría muy halagado por recibir tales palabras por parte de alguien tan respetado como Ud. pero debe decirle que mi nieto ya está comprometido y no será posible la unión entre nuestras familias, además creo que Yachiru aún es demasiado joven para casarse – Ginrei volvió la vista hacia el tablero de shogi.
– Creo que podríamos dejar el juego por hoy, mi espalda ha empezado a molestar un poco, ya sabes, achaques de este anciano – Yamamoto hizo una reverencia dando por concluida la partida y se puso de pie – Tal vez algo de té me ayude un poco.
– Si tiene demasiadas molestias podría enviar por el médico de la familia – Ginrei también se puso de pie e hizo sonar una campanita, un mayordomo pulcramente vestido entró en el estudio.
– No es necesario, con algo de té me conformaría –Apenas oyó a Yamamoto el mayordomo hizo una reverencia y salió. Al retornar con lo pedido encontró a los señores sentados cerca a la ventana, sirvió el té y dejó algunos panecillos antes de hacer una reverencia y retirarse.
– Creo que este año la nieve ha tardado –Yamamoto tomó un sorbo de té – Delicioso.
– Supongo que la Yuki onna no está con ánimos este año – Bromeó Ginrei, bebiendo algo de té también.
– Siempre creí que una boda en pleno invierno era algo descabellado – Yamamoto continuó bebiendo té – Creo que la primavera es la mejor temporada para las bodas, más aún con el hermoso sendero de cerezos que mandaste colocar, Shutara Senjumaru pensará lo mismo.
– ¿Perdón? – Ginrei dejó la taza de té sobre la mesa de centro, algo confundido.
– Dijiste que tu nieto estaba comprometido, supuse que la heredera de los Senjumaru era la elegida –Yamamoto continuó, impasible, su asistente le había proporcionado algo de información y estaba tentando confirmarla.
– Creo que está confundido, Byakuya no está comprometido con Shutara Senjumaru – Ginrei pareció algo turbado, Yamamoto lo notó de inmediato.
– Temo decirte que tal vez Byakuya tenga otros planes, distintos a los tuyos, he recibido información de que ambos fueron vistos en Londres, la prensa local publicará al respecto en las próximas horas, pero la prensa en Seoul anda como loca, lo llaman "el compromiso del año" – Yamamoto notó que la expresión de Ginrei cambió a otra extremadamente seria – ¿Ocurre algo malo, Ginrei?
– Debe tratarse de un malentendido – Ginrei permanecía con esa mirada fría, Yamamoto casi podía asegurar que estaba molesto.
– Es probable, sería mejor que en sus futuros viajes Byakuya esté acompañado… aunque como aún no se ha anunciado el compromiso tal vez no quede bien visto socialmente, deberían empezar por anunciar el compromiso y desmentir los rumores de la prensa, aunque es solo mi humilde opinión, creo que es hora de irme, ha sido una tarde estupenda, nos vemos, Ginrei – Ginrei se despidió de su invitado con un apretón de manos y ordenó al mayordomo acompañarlo hasta su coche. Apenas Yamamoto se hubo marchado pidió que le comunicaran con Soujun y que verifiquen aquellos rumores en medios de prensa Coreanos.
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Oscurecía y se encontraba en el coche de Tsukishima, rumbo a un restaurante 3 tenedores en el lado este de la ciudad. Estaba hambrienta y cansada, pero ver a Yoruichi feliz compensaba todo ello.
– Intenta dormir un poco, no pienso bombardearte con preguntas hoy – Tsukishima tomó la vía rápida, siguiendo al coche que iba adelante de ellos.
– Soy la asistente de Yoruichi–sama, no puedo dormir hasta que esté segura en su casa –Respondió Sui.
– En estos momentos creo que eres más como la amiga que la acompaña a celebrar en un momento feliz – Tsukishima sonrió.
– Eso quiere decir que también eres parte de la celebración, después de todo fuiste cómplice y actor intelectual de todo esto – Sui se acomodó en el asiento. Sentía que el cinturón de seguridad estaba algo flojo así que lo ajustó.
– Gracias – Respondió Tsukishima – Me siento halagado, trataré de ser el "actor intelectual" de muchas cosas más – Sui lo miró confundida – No te preocupes, lo sabrás en su debido momento –Tsukishima condujo muy animado el resto del camino. Al llegar al restaurante se encontraron con Yoruichi y Kisuke, que eran pura miel, y cenaron animadamente, cualquiera que los viera creería que era una cita doble. Al terminar la cena Kisuke se comprometió a llevar a Yoruichi a casa y dejarla en la oficina de los Shihôn a primera hora al día siguiente, sabía que si no lo hacía enfrentaría la furia de la asistente de su prometida y prefería llevar las cosas por la paz. Tsukishima llevaría a Sui hasta su departamento – Ha sido una velada encantadora, ¿No lo crees?
– Yoruichi–sama está feliz, así que supongo que todo está bien – Sui se llevó una mano a la frente, necesitaba dormir algunas horas.
–¿Estás feliz por Yoruichi? – Preguntó Tsukishima.
– Claro que si… ¿Lo dudas? – Sui se sintió un poco ofendida por la pregunta.
– Hablas de ella como algo inalcanzable y con tanto respeto que no sé qué pensar, ¿Lo haces porque la consideras tu amiga o porque es tu jefa y simplemente es parte de tu trabajo?
– Es mi jefa… pero también es alguien que admiro mucho, y ciertamente es alguien inalcanzable para mí – Sui empezó a sentirse inquieta, la imagen de cierto Kuchiki rondó por su mente, pero solo por unos segundos.
– ¿Y no la consideras tu amiga? – Tsukishima no tardó en notar el aturdimiento en Sui, era su oportunidad de acomodar algunas cosas. El silencio de Sui fue fundamental – El que sea una Shihôn no la hace inalcanzable, es una persona, como tú y como yo, y estoy seguro que ella si te considera una amiga – Estacionando el coche en la entrada del edificio donde vivía Sui – No crees barreras donde no las hay, no intentes esconderte de los sentimientos de los demás, no temas a ellos, solo deja que te alcancen.
– Creo que es hora de irme – Sui de pronto sintió como si Tsukishima estuviera intentando invadir su privacidad, su zona de confort, y no estaba dispuesta a permitírselo ni a él ni a nadie. Desabrochó el cinturón de seguridad e intentó abrir la puerta del coche pero Tsukishima ya se había adelantado y le ofreció la mano para ayudarla a bajar, lucía tan seguro y sereno, todo lo opuesto a ella que luchaba por aparentar serenidad pero en su interior libraba una lucha interna, todo a causa de las palabras que le dijo aquél hombre. Aceptó su ayuda por mera cortesía, pero no contó con que él aprovecharía para aprisionar su mano por unos segundos antes de depositar un beso y dejarla ir.
– Que descanses, Sui – Tsukishima cerró la puerta del coche y la acompañó hasta la entrada del edificio.
– Buenas noches – Respondió, aún contrariada por los recientes acontecimientos. Tsukishima sonrió, volvió a su coche y lo encendió. Sui lo vio alejarse mientras entraba en el edificio, contempló su mano por unos segundos, ¿Qué rayos estaba pasando? ¿Por qué Tsukishima le había dicho esas palabras? ¿Por qué había hecho eso? Sui estaba muy pensativa, tanto que no notó que un coche los había estado siguiendo.
– Volvamos a la mansión – Ordenó Kuchiki Soujun a su asistente y chofer – Y no te atrevas a contarle a nadie lo que acabas de ver.
– Como ordene, Kuchiki–sama.
Soujun se mantuvo en silencio y pensativo durante el camino de regreso a la mansión Kuchiki. Aquella tarde su rutina diaria fue interrumpida por la llamada del líder de los Kuchiki, Ginrei le había preguntado sobre la relación de Byakuya y Sui y él no supo que responder, desde que su hijo se había marchado a Europa desconocía del paradero de la joven, es más, solo la había visto los días que estuvieron en Taiwan en negociaciones con las aduaneras y hasta ese momento todo indicaba que las cosas estaban bien... pero entonces su asistente le mostró las páginas centrales de dos revistas coreanas, una de chismes y amarillista y otra más formal, y en ambas se hablaba sobre el "compromiso del año" y se mostraban fotos de Byakuya y Senjumaru en momentos al parecer bastante íntimos en el aeropuerto de Londres. Fue al dúplex de su hijo solo para descubrir que Sui llevaba semanas sin poner un pie allí (la señora de limpieza y los porteros confirmaron que no la vieron entrar en el duplex o en el estacionamiento y su coche tampoco estaba allí) y entonces decidió seguirla solo para descubrir que estaba saliendo con Tsukishima… ¿Desde cuándo se conocían? Estaba bastante confundido, hasta donde sabía Byakuya mostraba mucho interés en Sui y hasta parecía enamorado de ella… Entonces ¿Qué estaba pasando?
Al llegar a la mansión Kuchiki optó por encerrarse en el estudio tras dejar órdenes muy claras para su asistente. Necesitaba pensar fríamente. Sabía que tras el matrimonio de Hisana, Byakuya y Senjumaru se enfrascaron en una relación pasajera, fue la comidilla de algunas revistas amarillistas pero como ambos negaban tener algo más que "una simple amistad" los medios se cansaron y pronto aquello pasó al olvido, entonces ocurrió la muerte de Hisana y Byakuya puso distancia con los demás miembros de la familia, incluso abandonó la mansión para mudarse al dúplex, su vínculo con los Kuchiki era únicamente laboral, hasta que apareció en la fiesta del anuncio del sexo del bebé de Rukia e Ichigo acompañado de Sui y progresivamente fue ganando terreno dentro del grupo familiar al punto de estar por ser anunciado como el sucesor de Ginrei… Pero Sui era una persona simple y común, sin rango social, lo que disgustaba a la mayoría de los Kuchiki quienes consideraban que no estaba apta para convertirse en la siguiente señora Kuchiki, una prueba de ello era el incidente ocurrido con Soujiro durante la fiesta de cumpleaños de Ginrei, si la acompañante de Byakuya hubiera sido otra, como Senjumaru por ejemplo, nada de aquello habría ocurrido, por el gran respeto que infunde el apellido Senjumaru nadie se atrevería ni pensaría faltarle el respeto a Shutara… Tal vez Byakuya había pensado un poco al respecto y habría decidido dar por terminada su relación con Sui y retomar la relación con Shutara, lo cual en esos momentos podría considerarse una decisión acertada, permitiría crear una alianza con los Senjumaru, actuales socios de los Shihôn y aumentar las oportunidades para hacerse con las textileras de Osaka, que era el sueño de la mayoría de los Kuchiki… Tal vez Byakuya finalmente había empezado a razonar como un adulto, ver las cosas fríamente, como un verdadero Kuchiki, y si era así no tenía nada que hacer. A la mañana siguiente decidió darle el reporte a Ginrei.
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Tal como prometió, Urahara Kisuke dejó a Yoruichi a primera hora en su oficina, tenían mucho trabajo pendiente así que no hubo tiempo para charlas. Sui se sintió contenta al ver a su jefa tan animada, incluso parecía como si el trabajo no fuera tan complicado y llegó la hora del almuerzo.
– Vayamos al restaurante de comida china que tanto te gusta – Propuso Yoruichi y de inmediato Sui empezó a conducir – ¿Cómo van las cosas con Tsukishima? – Preguntó mientras se miraba en un espejo de mano.
– Tsukishima–san es… un amigo – Respondió algo titubeante. No estaba muy segura pero no eran simples conocidos, así que supuso que podría considerarlo como un amigo.
– Sui, por favor, no lo encasilles en el "área de los amigos", Tsukishima es un buen tipo, deberías darle una oportunidad, creo que podría hacerte feliz –Yoruichi sonrió, Sui casi podía afirmar que resplandecía de felicidad.
– No me interesa de esa manera, sé que es un hombre educado y amable, pero nada más – Sui por primera vez fue sincera con sus sentimientos. Sintió como si se hubiera quitado un gran peso de encima, tal vez a eso se refería Tsukishima con "no levantar barreras".
– Es una lástima – Yoruichi guardó el espejo de mano – En verdad creo que es un buen tipo, algo melancólico, pero se ve muy interesado en ti.
– Lo lamento – Sui estacionó el coche y ambas bajaron para entrar en el restaurante. Sui disfrutó mucho la comida, por unos minutos se sintió como en casa, incluso extrañó el babao fan de la abuela de Ggio, nadie preparaba postres como esa dulce anciana. Hubo un inconveniente con la tarjeta por lo que Sui tuvo que acercarse a la caja para cancelar la cuenta, Yoruichi se adelantó al estacionamiento. Mientras reparaban el pinpad Sui no pudo evitar escuchar la conversación de las meseras, hablaban en chino pero Sui las comprendía perfectamente:
– ¡No te puedo creer! – Comentó la mesera más joven – Aquel hombre es como un príncipe de cuentos de hadas, tan apuesto.
–Bueno, los príncipes se casan con princesas, no con mujeres comunes, ni meseras – Dijo otra mujer, algunos años mayor – Mejor deja de mirar esa revista y vuelve al trabajo, hay unos clientes entrando a la mesa 5.
– Claro, trabajo y trabajo – Contemplando la revista – Igual soñar no cuesta nada, ojalá y no se casen –Comentó antes de alejarse para atender la mesa 5. Sui no pudo evitar sentir curiosidad y sigilosamente observó de reojo aquella misteriosa revista, estaba abierta en la página central y se leía como encabezado "El compromiso del año" y líneas más abajo algunas fotos de una pareja… sus ojos se abrieron de par en par al descubrir quienes eran.
Salió del restaurante bastante confundida. Ideas iban y venían por su mente, hizo esfuerzos sobrehumanos para aparentar serenidad (que no tenía) y conducir de regreso a las oficinas de los Shihôn, agradeció que su jefa estuviera tan ocupada con su felicidad que no notara su confusión… porque solo era, una confusión, un malentendido... ¿Verdad?
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La reunión con los franceses terminó alrededor de las siete. Estaba exhausto, los últimos días no fueron tan favorables como esperaba pero aún tenía esperanzas de completar las negociaciones en no más de una semana, empezaba a extrañar sus días en el dúplex. Salió a cenar con su asistente, revisaron los temas a tratar al día siguiente y regresaron al hotel, dispuestos a descansar, cuando una inesperada llamada llegó, era Kuchiki Ginrei.
– Buenas noches, Kuchiki–sama – Se apresuró a responder Byakuya. Renji permaneció a unos pasos, Byakuya le hizo una señal con la mano para indicarle que se quedara.
– Byakuya, sé que las negociaciones en Inglaterra fueron exitosas y las de Francia van por buen rumbo, pero tengo que decirte que estoy decepcionado –Ginrei habló con tanta seriedad que Byakuya sintió un escalofrío.
– Disculpe Kuchiki–sama, pero no entiendo.
– Cuando trajiste a Sui a esta mansión y la presentaste como tu prometida creí que como un Kuchiki darías tu palabra y la cumplirías, al final has seguido los pasos de tu padre y has terminado traicionándola.
– ¿Traicionar a Sui? Jamás haría algo así, ella es mi esposa y la respeto – Byakuya se sintió envuelto por una sensación desagradable, tuvo un mal presentimiento.
– Hace unos días unos medios de prensa en Corea y hoy en Japón publicaron fotos tuyas con Shutara Senjumaru, en Londres, ¿Vas a negarme que te vista con ella mientras dejaste a Sui en Japón? – La voz de Ginrei fue fría y severa.
– Vi a Shutara en el aeropuerto, pero nada más, no he viajado con ella ni nada por el estilo – Byakuya oprimió el puño con fuerza, después de todo el encuentro del aeropuerto fue una trampa de Senjumaru.
– ¿Entonces no estas engañando a Sui?
– Lo juro por la memoria de mi madre, yo no soy como mi padre.
– Ya veo – Ginrei emitió un suspiro, sabía de sobra que Byakuya no haría un juramento así tan a la ligera, pero entonces había otro problema –Pero las cosas con Sui no van bien ¿Verdad? – Byakuya hizo una pausa, Ginrei no tenía que ser adivino – Recuerdo que Soujun me comentó que no parecías muy dispuesto a marcharte a Europa, ¿Temías alejarte de Sui y que las cosas empeoraran?
– Solo necesitamos algo de tiempo para pensar y conversar, pensaba hacerlo al volver, dentro de una semana, espero – Byakuya se sintió un poco más tranquilo, al menos su abuelo creía en él, ¿Lo haría Sui?
– Tienes que saber que Sui ya no está viviendo en el dúplex, al parecer volvió a su antigua departamento y… está saliendo con alguien más – Ginrei decidió no decirle aún con quien estaba saliendo Sui, tal vez solo era un malentendido, tendría que hablar con Tsukishima lo más pronto posible.
– Disculpe Kuchiki–sama, pero tengo que colgar –El semblante de Byakuya palideció, tanto que Renji se preocupó. Ginrei le dijo algo más pero no alcanzó a escuchar. Rechazó el café que le alcanzó Renji y le pidió que buscara alguna de esas odiosas revistas de chismes y tal como dijo su abuelo, allí estaban las fotos con Senjumaru en el aeropuerto de Londres y el anuncio en letras mayúsculas "El compromiso del año". Puras mentiras. Arrugó las páginas y lanzó la revista, Sui no haría caso a algo así, tampoco podría estar saliendo con alguien más, aún estaban casados, hasta que fuera nombrado sucesor de Kuchiki Ginrei, ella no podría… de ninguna manera. De inmediato tomó su móvil y marcó, sin importarle la hora, una y otra vez, pero Sui no contestaba… ¿Qué rayos estaba pasando?
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Ya era bastante tarde pero no tenía ganas de salir de la oficina. Ir a su departamento le daría tiempo para pensar y no deseaba hacerlo, porque terminaría enredada en aquella estúpida revista de chismes y aquellas fotos.
– Entonces es cierto que aún sigues aquí –Tsukishima se encontraba de pie en el marco de la puerta recién abierta de la oficina de Sui – Yoruichi me dijo que pensabas quedarte así que vine a llevarte a casa.
– Estoy bien, aún tengo muchos pendientes y… – No pudo terminar pues Tsukishima cerró la laptop y tomó su bolso.
– Tienes que descansar, no creas que no he notado tus ojeras – Tsukihima aprisionó una de sus manos y la sacó a rastras de la oficina – Si trabajas tanto enfermarás.
– Estoy bien, creéme – Intentado zafar sin éxito –Por favor, puedo caminar por mí misma.
– Sube – Soltándola para abrirle la puerta del coche y luego entregarle su abrigo y su bolso – Podemos parar en el camino por algo de comer.
– No te molestes, solo llévame a casa, si eso es lo que te pidió Yoruichi–sama – Sui parecía resignada.
– Yoruichi no me pidió nada, solo me dijo que parecía que quedarías hasta tarde en la oficina, me preocupé por ti, por eso vine a buscarte –Tsukishima puso el coche en marcha. Sui parecía estar ida, concentrada en otras cosas, y eso empezaba a disgustarle – ¿Ocurrió algo?
– ¿Perdón? – Sui sintió que sus cavilaciones fueron interrumpidas, seguía recordando el incidente con las meseras en el restaurante chino.
– Parece que algo te preocupara, confía en mí, tal vez pueda darte algún consejo.
– No es nada, solo estoy cansada – "No puedo pedir consejo porque ni yo misma sé porque sigo pensando en eso" pensó, la mirada perdida en las muros de la vía rápida.
– Entonces vamos por algo de cenar – Tsukishima estuvo a punto de tomar una salida pero Sui le hizo girar el timón, una maniobra algo peligrosa – ¿Sui qué sucede? – Superando la sorpresa de la inesperada maniobra.
– Sólo llévame a casa, ¿Si? – Sui se mantuvo en silencio el resto del camino, se despidió de Tsukishima con un frío "Gracias" y no le dio tiempo de abrirle la puerta del coche. Lo que sea que la estuviera incomodando a Tsukishima empezaba a intrigarle.
Sui subió a su departamento y se dio un baño caliente. Tenía que aclarar la mente. Ya había visto a Byakuya y Senjumaru en una situación comprometedora antes, entonces ¿Por qué las fotos de la revista le hicieron sentir algo desagradable en medio del pecho cuando las vio? Empezó a secar su larga cabellera con una secadora de mano pero las mismas ideas iban y venían por su mente, sin intención de marcharse, cansada abrió la ventana y vio pequeños copos de nieve caer… la primera nevada de invierno… casi no hubo lluvias ese año, el viento helado la hizo tiritar un poco, después de todo era la asistente de Yoruichi, no necesitaba nada más, ¿Verdad?
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Se sentía molesto consigo mismo, estaba intentando abrir el caparazón con el que se protegía Sui pero cuando pensó que había conseguido avances se topó con su resistencia y hermetismo, lo que sea que le estuviera pasando no se lo contaría. Malhumorado estacionó el coche y apoyó la cabeza en el timón. Mañana sería otro día y podría intentarlo de nuevo, se dijo para confortarse, respiró hondo y al extraer las llaves éstas de cayeron. Suspiró, se quitó el cinturón de seguridad y se inclinó para recogerlas, en momentos como ese ser tan alto le daba algunos problemas. Se estaba incorporando dispuesto a salir del coche cuando notó un pequeño brillo en la parte inferior del asiento del copiloto, extendió el brazo y descubrió con asombro que se trataba de un móvil. Solo le tomó unos segundos definir la situación, el móvil era de Sui, seguramente se le había caído cuando hizo aquella temeraria maniobra cuando intentó salir de la vía rápida.
Contempló la pantalla, la imagen de fondo eran unas flores que no le parecían conocidas, la batería estaba por agotarse y habían muchas llamadas perdidas, demasiadas, intentó revisar de quienes eran pero no logró desactivar el bloqueo. Era bastante tarde así que decidió devolverle el móvil a Sui a primera hora del día siguiente. Subió al departamento que había rentado y estaba a punto de dejar el móvil de Sui sobre una mesita cuando la pantalla de iluminó, estaba en modo silencio, por eso probablemente Sui no notó que la estaban llamando. Le llamó la atención que en lugar de un nombre o un número solo apareciera en la pantalla un signo de interrogación. Muy intrigado hizo lo primero que se le vino a la mente, contestó.
– ¿Diga? – Un silencio en el otro lado de la línea le dio mala espina – ¿Diga?
Saludos
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