Chapter 10: Reunión Familiar II
El ánimo de Sui se mantuvo apagado el fin de semana. Su rostro lucía inexpresivo y ni siquiera mostró esa habitual resistencia ni se negó a salir a cenar con él, claro que apenas intercambiaron dos palabras y casi ni probó bocado lo que empezaba a preocupar a Byakuya. Ella no era precisamente muy expresiva y él últimamente tenía cada vez más ocupaciones y era muy poco el tiempo que tenían para interactuar, y el hecho de que Sui se mostrara más indiferente que nunca con una mirada vacía y sin brillo le hacían sentir agobiado. "Sus ojos se ven como el cielo nublado" pensó mientras bebía café. Allí estaban, un domingo por la mañana, sentados en sepulcral silencio, desayunando en el comedor de diario.
– ¿Extrañas al gato? – Byakuya se armó de valor y soltó la pregunta. Lo único que lograba asociar al repentino aplanamiento anímico de su esposa era la partida del pequeño felino.
– ¿Perdón? – Sui dejó de mirar algún punto en la pared, como si recién notara que Byakuya estaba sentado a su lado.
– Desde que devolviste al gato pareces… – Hizo una breve pausa, como meditando cual era la palabra precisa para describir la situación – Desanimada.
– ¿Eh? – Sui mostró una expresión tan inocente que Byakuya se lamentó por no tener el móvil a la mano y tomarle una foto, era la primera vez que veía a Sui con aspecto vulnerable. Sui pareció darse cuenta de la profundidad con que estaba siendo escudriñada por Byakuya y cambió su expresión a una neutral –Kuro le pertenece a Yuushiro–sama, solo lo cuidaba por encargo, no creo estar en condiciones de cuidar una mascota ni una planta ni niñ… – Hizo una pausa abruptamente, ¿Por qué rayos la idea de cuidar niños vino a su mente? Y ¿Por qué poder desconocido y misterioso estaba hablando de eso con Kuchiki Byakuya, el futuro líder de la familia Kuchiki?
– Comprendo – Byakuya no pudo evitar esbozar una sonrisa antes de beber otro sorbo de café – ¿Te parece si vamos a visitar a Rukia y Senna?
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La residencia de los Kurosaki se sentía cálida pese al frío que anunciaba la pronta llegada del invierno. Senna pronto cumpliría 2 meses, el tiempo sí que pasaba rápido.
– Me alegra que vinieras – Rukia arrullaba a su pequeña – Como últimamente ni–sama venía solo empezaba a creer que se habían peleado.
– He tenido mucho trabajo – Se excusó Sui. La bebé se le quedó viendo y estiró una manito para sujetar uno de los mechones de su largo cabello, apenas logró su cometido lanzó una risa muy animada. Rukia sonrió.
– Hizo lo mismo con ni–sama la última vez que nos visitó – Poniendo más atención en el aspecto de Sui – Tu cabello es muy largo, no lo había notado porque usualmente lo sujetas o traes trenzas.
– Llevo algún tiempo pensando en cortarlo – Sui levantó los hombros, tratando de restarle importancia al asunto.
– ¿Cuál es el chisme que las tiene tan entretenidas? – Ichigo y Byakuya entraron en la habitación trayendo bebidas y un biberón para la bebé.
– Ichigo no estamos chismeando – Protestó Rukia – Sui me comentaba que quería cortarse el cabello.
– No creo que debas hacerlo – Byakuya le entregó una taza de té a Sui y sentó a su lado – Me gusta que lo lleves largo – Acomodando un mechón de Sui quién se giró a verlo desconcertada – Me parece que te lo dije antes.
– ¿En serio? Ni–sama, yo creí que te gustaban las mujeres que llevan el cabello corto – Rukia recibió la taza de té que acababa de entregarle Ichigo mientras él cargaba a la bebé para darle el biberón.
– Me gusta Sui con su cabello largo – Respondió Byakuya, Sui bajo la mirada, sentía sus mejillas ardiendo así que se apresuró a beber algo del té –Por lo que veo Kurosaki es un buen "niñero".
– Claro que sí, todo por mi princesa – Dijo Ichigo, el comentario de Byakuya no le incomodaba en lo absoluto, y al igual que él, sentía que lo mejor era cambiar el tema de conversación. Empezaron a hablar de cosas triviales y entonces el cumpleaños de patriarca de los Kuchiki vino a colación. Se estaba preparando una gran fiesta que sería el evento del año. Estaban planeando almorzar fuera pero la bebé se durmió así que los hombres bajaron a esperar el delivery.
– Sui, ¿Puedo pedirte algo? – Rukia esperó a quedarse a solas con Sui para buscar algo en su móvil. A Sui le extrañó un poco tanto misterio.
– Si es algo que están dentro de mis posibilidades supongo que podría hacerlo – Respondió, un repentino escalofrío le recorrió, como si tuviera un mal presentimiento.
– Ésta eres tú, ¿Verdad? – Rukia le mostró un video en su móvil, pero Sui no necesitaba verlo, apenas oyó la música supo lo que había pasado: alguien había grabado su forzada interpretación en el restaurante italiano, el día de la cena con Ukitake.
– Si – Respondió, no muy animada.
– ¡Eres increíble, Sui! – Los ojos de Rukia brillaron de emoción – Esta canción es la favorita de Ginrei–sama – "No por favor, no lo digas" pensó Sui, con angustia, pero Rukia continuó – ¿Podrías tocarla conmigo para el cumpleaños de mi abuelo, por favor? – Rukia la miró suplicante, y Sui se quedó en silencio.
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Eran cerca de las ocho de la noche cuando volvieron al dúplex. El estado de ánimo de Sui seguía prácticamente igual y tanto silencio le estaba matando.
– Sui, ¿Hay algo que te preocupa? – Byakuya estacionó el coche, apagó el motor y se quitó el cinturón de seguridad.
– Solo estoy algo cansada, Kuchiki–sama – Sui se quitó el cinturón de seguridad también. Byakuya se apresuró a salir para abrirle la puerta y ayudarla a bajar. Sui no estaba de ánimos de rebatir nada así que resignada hizo una reverencia pero no contó con que Byakuya no solo no soltara su mano, al contrario, entrelazó sus dedos con los suyos y la guio a través del estacionamiento hasta el elevador y ni siquiera allí la soltó.
– Si hay algo que quieras decirme, te escucho –Byakuya insistió nuevamente. Sui guardó silencio. Antes había caminado del brazo de Byakuya pero esta era la primera vez que se tomaban así de las manos, sin embargo, sentía una familiar calidez en aquella mano, como si ya hubiera sucedido antes, pero eso era imposible. Las puertas del elevador se abrieron, Byakuya suspiró resignado, salieron del elevador y caminaron hacia el dúplex, había decidido que soltaría a Sui cuando estuvieran dentro del dúplex. Aunque no dijera nada, sentía cierta tensión en ella, había algo que la estaba atormentando pero no lograba averiguar que era. Abrió la puerta del dúplex y le desconcertó encontrar las luces encendidas. Oyeron unos pasos y una voz que denotaba enfado:
– Byakuya, que se supone que… – La voz de Kuchiki Soujun se apagó abruptamente y sus ojos se desorbitaron al ver a su hijo entrando en el dúplex de la mano de Sui Feng. Respiró hondo. Bueno era de esperarse, estaban comprometidos después de todo, pero… – Buenas noches Feng–san – Dijo secamente – Necesito hablar con mi hijo, en privado.
– Buenas noches, Kuchiki–sama – Sui devolvió el saludo, estuvo a punto de hacer una reverencia pero Byakuya la detuvo.
– Ve al estudio, padre – Dijo con tanta frialdad que hasta a Sui le dieron escalofríos – Te alcanzo en un rato.
– Bien, no olvides que odio que me dejen esperando – Soujun mostró ese lado desagradable que ya conocía Sui y a pasos rápidos se alejó por el pasillo que llevaba al estudio.
– Siento que hayas tenido que ver esto – Susurró Byakuya cerca al oído de Sui para luego besarla en la frente – Procura descansar, buenas noches, Sui –No esperó que ella respondiera, simplemente soltó su mano y caminó hacia el estudio. Se imaginaba lo que había enervado tanto a su padre, entró en el estudio y cerró la puerta, Soujun estaba de pie, con los brazos cruzados, Byakuya caminó hasta su escritorio y tomó asiento, miró fijamente a su padre, como indicándole que podía hablar.
– ¿Están viviendo juntos? – Soujun decidió aclarar esa inquietud antes de arremeter con lo que le había disgustado.
– Sí – Respondió Byakuya – Y antes de que intentes darme un discurso de moralidad te diré que no tiene nada de raro porque estamos comprometidos y además Ginrei–sama ya lo sabe y no ha puesto réplicas al respecto.
– Aún si Ginrei no objete esto, ¿No crees que los demás miembros de la familia podrían utilizarlo como recurso para desacreditarte y dejarte fuera de la rama sucesoria? – Soujun empezaba a preguntarse en qué momento su hijo se había vuelto tan rebelde e impertinente.
– Dejemos mis asuntos personales de lado y dime a que has venido, padre – Byakuya se mostró hermético en lo referente a Sui y decidió acabar lo más pronto posible con esa conversación.
– ¿Por qué objetaste la compra de las acciones de la textilera de Osaka? Te encargué la ejecución de la transacción a ti y vuelvo de mi viaje a Singapur para enterarme que no hiciste nada, ¿En que estabas pensando? – Se hizo una larga pausa, Soujun esperó a que su hijo respondiera pero éste mantuvo un silencio sepulcral. Soujun intentó encontrar alguna explicación para tanta rebeldía y entonces la imagen de Sui vino a su mente, trató de apaciguar su tono de voz – Dijiste que te daba igual ser socio de los Shihôn, pero cuando tuviste la oportunidad de ejecutar una transacción beneficiosa para los Kuchiki desistes sin explicación alguna y vengo y encuentro que ya estás viviendo con la asistente de Shihôn Yoruichi, ¿Qué quieres que piense?
– Sui no tiene nada que ver con esto – Byakuya rompió su silencio, si bien había sido Sui quien le sugirió que reconsiderara la compra de las acciones de Barragan, ella no sabía que por el repentino viaje Soujun le habían encomendado aquella tarea a él, y la decisión final fue únicamente suya – Me pareció que la información no provenía de una fuente confiable, Soujiro no hizo una buena investigación y decidí que era demasiado arriesgado invertir en la compra de esas acciones, eso es todo.
– Comprendo – Soujun se tragó su enfado –Mañana los otros posibles candidatos a la línea sucesoria irán con Ginrei para dejarte como un incompetente y no creo que pueda hacer mucho para defenderte.
– No te he pedido tu ayuda, padre – Byakuya se puso de pie – Lo que digan Soujiro y los otros me tiene sin cuidado.
– ¿Tan importante es esa mujer para ti? – Soujun sintió como si Byakuya se hubiera convertido en otra persona, ¿En dónde quedó el joven inteligente, educado y gentil? – Tan importante para que arriesgues todo tu futuro y lo que en algún momento tu madre y yo soñamos para ti.
– No te atrevas a mencionar a mi madre, tu menos que nadie tiene derecho de siquiera evocar su recuerdo – Caminando hacia la puerta del estudio –No tengo más que hablar contigo, así que del mismo modo en que te atreviste a irrumpir en mi propiedad, eres libre de irte cuando quieras.
Byakuya salió del estudio dejando a Soujun sumergido en un mar de dudas y temores, tal vez los rumores que circulaban entre los otros Kuchiki eran ciertos, tal vez Byakuya se había convertido en un hombre egoísta de duro corazón… entonces la imagen de su hijo llegando al dúplex de la mano con Sui volvió a su mente otra vez, podría ser que aún quedara esperanza y no todo estuviera perdido.
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Si había dos cosas que Kuchiki Ginrei disfrutaba mucho era la serenidad de su oficina y la compañía de personas educadas y con sentido común. Así que esa mañana se sintió honrado de recibir a Yamamoto Genryusai para departir un desayuno e intercambiar algunas opiniones sobre como marchaba todo en Seretei Corp. estaban en plena conversación cuando abruptamente las puertas de su oficina se abrieron y tres jóvenes miembros de la familia Kuchiki irrumpieron exigiendo hablar con él.
– Silencio, esto no es un mercado – Pronunció apenas levantando un poco el tono de voz y los tres intrusos se quedaron en silencio – Que alguien me explique qué es tan importante que no puede esperar a que termine de atender a nuestro invitado –Sentenció en tono tan autoritario que más que una pregunta parecía un orden.
– Disculpe Kuchiki–sama, Yamamoto–sama –Kuchiki Soujiro hizo uso de la palabra – Pero no habríamos irrumpido de esta forma si no fuera algo realmente importante, se suponía que el fin de semana se debía completar la transacción que permitiría a los Kuchiki tomar la dirección de la Textilera de Osaka pero mis fuentes en la bolsa me informaron que la transacción nunca se realizó.
– Si tienen dudas sobre ese tema hablen con Soujun, esa tarea se la encomendé a él – Ginrei se dio la vuelta dispuesto a dar por concluida aquella innecesaria conversación.
– Kuchiki Soujun viajó a Singapur por una emergencia con la naviera y le delegó la tarea a Byakuya quien se quedó de brazos cruzados y ahora todos los Kuchiki saldremos perjudicados – Replicó Soujiro. Ginrei le lanzó una mirada severa.
– ¿Insinúas que tú hubieras ejecutado mejor esa tarea, Soujiro?
– Por supuesto, Ginrei–sama, cualquiera de nosotros tres lo hubiera hecho – Soujiro y sus dos acompañantes hicieron una reverencia. Ginrei los contempló unos segundos.
– Que lamentable espectáculo están dando, me avergüenzan en frente de un invitado – Las palabras de Ginrei parecieron congelar todo el lugar, los tres jóvenes se le quedaron viendo perplejos – De Koga puedo esperar cualquier cosa, pero de ti, Soujiro, me decepcionas, porque estaba empezando a creer que estabas mejorando y tú, Muramasa, desciendes de una rama familiar tan lejana que ya ni llevas el apellido Kuchiki y aun así te atreves a irrumpir en mi oficina…
– No seas tan duro con ellos, Ginrei – Yamamoto se había puesto de pie y caminó hasta quedar al lado de Ginrei – Estos jóvenes son muy impetuosos, solo deben aprender a canalizar sus energías, mejorar sus contactos y un poco de trabajo extra les haría bien – Las expresiones de los tres más jóvenes pasaron de Ginrei a Yamamoto y viceversa, sin lograr comprender del todo la situación. Yamamoto carraspeó y retomó la palabra – El joven Byakuya tomó la decisión correcta, hace un par de horas recibí información importante que vine a compartir con Ginrei, de haber comprado las acciones que puso en venta Barragan Louisembarn en estos momentos los Kuchiki habrían tenido millonarias pérdidas, así que le acabo de pedir que me permita disponer del brillante joven Kuchiki Byakuya por una temporada para que me apoye en unas gestiones de Seretei Corp.
La expresión de los tres jóvenes Kuchiki era de incredulidad. En esos instantes el asistente de Ginrei abrió la puerta y Byakuya hizo su ingreso, ajeno a lo que estaba sucediendo, sin saber que le esperaba una larga reunión con Yamamoto Genryusai.
Al otro extremo de la ciudad, varios de los accionistas de los Shihôn se apersonaron a hablar con Yoruichi exigiendo explicaciones sobre el rumor por la caída de las acciones de la textilera de Osaka en la bolsa de valores, así que se pasaron prácticamente todo el día recibiendo visitas.
– Esto parece una pesadilla – Yoruichi bebió un poco de agua fría. Le habían recomendado que era bueno para las náuseas – Sui, ¿Les enviaste el correo anunciando la fecha de la junta informativa?
– Si, Yoruichi–sama.
– Entonces porque no pueden simplemente esperar a que se lleve a cabo la dichosa junta – Yoruichi suspiró. Su tío Barragan se había excedido esta vez, seguramente aquella era la razón por la cual Cang Du estaba rondando por la mansión de los Shihôn, para asegurarse de que ellos no se enteraran de nada, lástima que subestimaran a su hábil asistente, Sui no solo había previsto el inminente desastre, sino que había tomado algunas medidas para que las pérdidas fueran mínimas. El teléfono de la sala de juntas volvió a sonar, Sui se apresuró a contestar.
– Yoruichi–sama – Dijo con demasiada solemnidad – Yamamoto Genryusai acaba de llegar y solicita una entrevista con Ud. – Yoruichi enarcó una ceja. Era de esperarse que varios Shihôn y otros accionistas menores se sintieran con derecho a exigir información, pero Yamamato…
– Hazlo pasar – Yoruichi se puso de pie para recibir al recién llegado. Sui abrió la puerta y le costó mucho ocultar su asombro al ver a Byakuya acompañando a Yamamoto–sama, intercambiaron miradas por un segundo antes de que Sui se inclinara para hacer una reverencia – Yamamoto–sama, Kuchiki–sama, que sorpresa – Dijo Yoruichi a modo de saludo, luego de estrechar las manos los invitó a tomar asiento –A qué debemos el honor de su visita – Preguntó Yoruichi mientras Sui servía café para luego tomar asiento al lado de su jefa.
– Yoruichi, vine porque me preocupa a sobremanera como las rencillas internas de los Shihôn y los Louisenbarn están poniendo en riesgo las buenas relaciones entre las otras familias y sus corporaciones – Yamamoto habló de modo informal, al parecer eso no era una visita netamente de negocios.
– Pido disculpas por ello, estuve entretenida en otros asuntos y bajé la guardia, agradezco el interés, Yamamoto–sama – Yoruichi contempló al joven Kuchiki, los rumores eran ciertos, era de buen porte y bien parecido, lástima que tuviera esa expresión de frío aristócrata.
– Barragan se encuentra en Francia, pero aceptó venir en dos semanas para conversar conmigo, desearía que estuvieras presente, Yoruichi, me ofrezco como mediador, los Kuchiki también desean intervenir como veedores – Yamamoto se animó a probar un poco de café, tuvo que admitir que estaba bastante bueno.
– Comprendo, supongo que también les debo una disculpa a los Kuchiki – Yoruichi no estaba muy feliz que digamos pero no podía rechazar la oferta de Yamamoto.
– Los Kuchiki no salimos perjudicados, así que no tiene que disculparse – Byakuya habló en representación de su familia, Sui sintió como si estuviera viendo un deja vu, si todo salía bien en un futuro no muy lejano Byakuya sería el siguiente líder de la familia Kuchiki – Actuaremos como veedores a solicitud de Yamamoto–sama.
– Con respecto a la textilera de Osaka – Yamamoto intervino nuevamente – Si necesitas ayuda estamos dispuestos a brindarte toda la que podamos.
– Eso no va ser necesario, mi asistente y yo tomamos algunas previsiones en caso de potenciales desastres como estos – Yoruichi no pudo ocultar el orgullo en su tono de voz – Hicimos convenios temporales con Dignity, el Atelier Matsumoto y Baikal, así que aunque la bolsa de valores nos muestre prácticamente en bancarrota nuestras pérdidas no han sido tan cuantiosas.
– ¿Se aliaron con Senjumaru y los rusos de Baikal? – Yamamoto no pudo ocultar su asombro y miró fijamente a Sui – Considero que es algo arriesgado, pero ciertamente eso amortiguará las pérdidas, tienes una asistente bastante hábil, te felicito, Yoruichi.
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Los siguientes días fueron de mucho trabajo tanto para Byakuya que ahora era como la mano derecha de Yamamoto, lo que había generado alarma en el interior de la familia Kuchiki, como para Sui, que además de su trabajo habitual tenía que pasar algunas horas con Rukia, ensayando la dichosa canción, el cumpleaños de Ginrei era en dos semanas y apenas y tenían tiempo para hacer los arreglos, Rukia le había pedido que no le contara nada a Byakuya pues quería que todos se quedaran boquiabiertos el día de la fiesta. El día antes de la fiesta no ensayaron mucho, Senna tuvo algo de fiebre y Rukia e Ichigo la llevaron al pediatra. Felizmente no era nada grave, y tras comprar los remedios indicados la pareja ya estaba de retorno a su casa.
– ¿Te parece que estás haciendo lo correcto? –Ichigo observaba como Rukia acomodaba a Senna en la cuna, en el camino de regreso la pequeña se había quedado dormida. Rukia lo miró extrañada.
– Ichigo cuando tratas de decir algo profundo no te dejas entender muy bien, sé más directo, ¿Si? –Arropando a su pequeña para luego sentarse para conversar con su esposo.
– Conejita, sé cuánto extrañas a tu hermana, y lo mucho que te dolió su partida, pero, creo que Sui debería saber la verdad, tus razones para querer tocar esas canciones mañana – Ichigo tomó una de las manos de su esposa.
– A mi abuelo le gustan mucho las canciones que elegí, eso es todo – Rukia tuvo que hacer una pausa pues al levantar su tono de voz para protestar la bebé se había movido un poco, así que decidió hablar en voz baja – No sé a dónde quiere llegar pero te equivocas, Ichigo.
– Rukia, solo quiero que entiendas que Sui no es Hisana y podrías causarles problemas a ella y tu primo si sigues así – Soltando la mano de Rukia para ponerse de pie – Voy por algo de beber, ¿Te traigo algo?
– No, gracias – Apenas Rukia respondió Ichigo abandonó la habitación. No parecía compartir su felicidad de poder cumplir el sueño que ella y su hermana dejaron a medias, solían tocar cada año en el cumpleaños de su abuelo, pero la canción favorita de Ginrei, Hisana nunca logró interpretarla pero ese año sería diferente.
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Sui estaba nerviosa ese día. Y cuando Yoruichi le dijo que anunciaría su embarazo después de la reunión con su tío y Yamamoto, su nerviosismo se hizo más evidente. Yoruichi estaba a punto de entregarse en bandeja de plata al tirano de Barragan en frente del excesivamente moralista Yamamoto y Byakuya también estaría allí, como representante de los Kuchiki. Su móvil timbró. El signo de interrogación en la pantalla le indicaba que la llamada era de Byakuya. Ella se encontraba a solas en su oficina, terminando los pendientes del día, así que respondió:
– Dígame, Kuchiki–sama.
– Sui, Yamamoto me pidió que revisara unos expedientes, son algo extensos así que tardaré un poco, ¿Te molesta si llegamos un poco tarde a la fiesta de mi abuelo?
– No se preocupe, Kuchiki–sama, yo recién estoy terminando el trabajo.
– Entonces nos vemos en el dúplex.
– Como diga, Kuchiki–sama.
Sui suspiró aliviada, eso le daba tiempo para ir a su departamento por cierto paquete, al menos podría darle uso al segundo vestido que le envió Senjumaru. Lamentó no haberlo visto, al menos sabría de qué color era para elegir los accesorios con los que podría acompañarlo. Cuando llegó a su departamento abrió el paquete, el vestido era realmente hermoso, solo verlo le hacía pensar en un bello cielo nocturno. Su contemplación fue interrumpida por el timbre de su móvil, contempló la pantalla, era Rukia:
– Buenas noches, Rukia – Sui se puso de pie y caminó hacia el balcón del departamento.
– Sui–san, Ichigo y yo estamos saliendo para la fiesta del abuelo, tardamos un poco en conseguir niñera, ¿Cómo vas con nii–sama?
– Byakuya tiene algunos pendientes, iremos algo tarde – Sui contempló el cielo nocturno, estaba nublado y no se lograba ver ninguna estrella, todo lo opuesto al vestido, Senjumaru era muy hábil con sus diseños y seleccionando los materiales de sus creaciones.
– ¡No puedes! – Exclamó Rukia, del otro lado de la línea – Tenemos que entrar en el comedor antes que los demás, para sorprenderlos y empezar a tocar justo después del brindis. Iremos por ti, ¿Estás en el dúplex de nii–sama?
– No, estoy en camino, pasé a recoger el vestido –Bueno, parte de lo que dijo era cierto – Puedo ir en un taxi.
– Apresúrate por favor, Ichigo y yo te estaremos esperando para que no entres sola a la mansión –Fue lo último que dijo Rukia antes de colgar. Sui suspiró. El dúplex le quedaba muy lejos, y el vestido era tan bello que sintió culpa al no haber pasado por un salón de belleza antes de ir a su departamento. Al menos tenía algunas cosas allí que podría utilizar como accesorios. Durante el camino empezó a sentirse nerviosa, ¿Y si las cosas salían mal? Para el resto de los Kuchiki era la prometida de Byakuya y cualquier error suyo podría perjudicarlo a él, precisamente cuando empezaba a ser reconocido dentro de su grupo familiar. Al llegar fue recibida por Ichigo, quien la llevó por los pasillos de aquella gran mansión hasta donde se encontraba Rukia – Sui, te ves increíble.
– Gracias, Rukia – Al contrario de Sui, el vestido de Rukia era blanco con aplicaciones celestes, como evocando a la luna.
– Vamos, el piano está por este lado – Rukia tomó el estuche en donde llevaba su violín – Es una reliquia familiar, dicen que perteneció a la bisabuela de Ginrei–sama.
– ¿Estará bien si lo toco? – Dijo Sui, no muy convencida, Ichigo y Rukia la miraron extrañados –Es que no soy una Kuchiki.
– Que cosas raras dices Sui – Rukia lanzó un risita – Eres la esposa de nii–sama, claro que eres una Kuchiki, que no se lo hayan dicho a los demás es otra cosa.
– Apresurémonos, los mayordomos ya están invitando a pasar al comedor principal – Apuró Ichigo.
Sui se quedó boquiabierta al ver aquel piano, blanco impoluto, estratégicamente ubicado en un extremo del salón, cerca al lugar en donde Kuchiki Ginrei se iba a sentar, cubierto con unas bellas cortinas que según había coordinado Rukia, se correrían al momento en que Sui y ella empezaran a tocar. El silencio del lugar desapareció apenas los invitados hicieron su ingreso. Sui tuvo un mal presentimiento, pero vio a Rukia tan emocionada que decidió no decirle nada. Ichigo las había dejado para ir a ocupar su lugar en la mesa de invitados. De pronto el lugar en el que oían los taconeos de los zapatos y los murmullos de personas conversando se quedó en absoluto silencio. Sui supo de inmediato la razón, Kuchiki Ginrei acababa de hacer su ingreso, el líder de la familia Kuchiki era realmente temido y respetado. Se oyeron unas palabras de bienvenida, por la voz supo que era Soujun el encargado, vio a un grupo de mozos cruzando con las copas, se estaban preparando para el brindis, y pronto el lugar se llenó de felicitaciones y el típico "Salud", el momento había llegado, Sui respiró hondo y empezó a tocar.
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Apenas recibió el mensaje de Sui informándole que iría con Rukia e Ichigo a la fiesta del patriarca de los Kuchiki tuvo un terrible presentimiento. Era más que consciente de que Sui podía defenderse sola del resto de los Kuchiki pero la repentina cercanía con Rukia le preocupaba, no quería que Sui se enterara de cierta relación que existió en su pasado, en cierto modo le angustiaba lo que Sui pudiera pensar de él. Apenas Renji llegó a las oficinas de Seretei Corp. con el frac se cambió y salió rumbo a la mansión de su abuelo. Condujo de forma algo temeraria pero se las arregló para llegar sin mayores incidentes. Estacionó el coche en la entrada y le entregó la llave a uno de los mayordomos para que lo estacionara en el lugar que por protocolo le habrían designado y apresuró el paso. Había caminado tantas veces por aquello pasillos pero en esos momentos se le hacían inmensos y no hallaba cuando llegar al salón principal. Entonces notó que todo se encontraba en silencio, y podía oír las notas de un piano y luego las de un violín…
– ¿Por qué dejaste de tocas, nee–san? – Protestó una adolescente Rukia, mientras bajaba el violín que tenía acomodado en un hombro.
– Volví a fallar en las notas – Una bella joven de hermosos ojos grises y cabellos oscuros que se encontraba sentada frente a un piano levantó los hombros mientras hacía una mueca.
– Yo creo que estaba perfecto –Un apuesto joven que había estado contemplando a las jóvenes tocar desde un sofá a unos metros, se puso de pie para caminar hasta quedar a un lado de ellas – Estoy seguro que el abuelo quedará encantado con la presentación – Posando una de sus manos sobre el hombro derecho de la joven sentada frente al piano.
– Te equivocas, Byakuya – Respondió ella, sus ojos se fijaron en los del joven Kuchiki, por un instante un resplandor lila pareció reflejarse en ellos – Creo que esta canción es muy difícil para alguien con mi nivel, tal vez deberíamos probar con algo más simple, ¿Qué dices Rukia?
– Pero es que ésta es la canción preferida del abuelo – Rukia volvió a protestar – Apenas llevamos una semana ensayando, seguro que si practicamos más lo lograremos.
– No soy tan hábil con el piano, Rukia – se excusó –Creo que para tocar ésta canción tienes que haber experimentado mucho y nosotras apenas y estamos empezando a vivir, tal vez más adelante podamos tocarla juntas, hermanita.
– Pero Hisana…
"Hisana", fue en todo lo que pensó Byakuya mientras apuraba sus pasos y terminaba de recorrer aquel pasillo para cruzar las puertas y fijar su mirada en la mujer que tocaba el piano.
Saludos
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