Hoja 64.
6.45 AM, estoy bañada, vestida, con un desayuno encima y los nervios alborotados. Le prometí al señor Bang este día, hoy se celebra en el geriátrico "Acompaña a tu abuelo", un evento donde las familias pueden visitar a sus abuelos, toda la familia puede ir; lo que ayuda a estimular la supervivencia de nuestros ancianos de la patria. Muchos de ellos no están en el geriátrico por que fueron abandonados, es mas por solicitud propia, o porque sus familias temen que algo les pase bajo su cargo.
Lo malo de esto es que olvide completamente que hoy también tengo mi cita de control. ¡Es el fin del mundo! ¿Cómo se me pudo olvidar algo así? A parte que tengo a siete personas de guardias todo el día. Creo que no solo mis músculos están afectados, mi cerebro ha sufrido un poco. Lo cierto de todo esto, es que me he metido en serios problemas, por un lado debo asistir al dichoso evento sin que los muchachos se enteren y por el otro, en tiempo record debo regresar al apartamento para el medio día. La cita es en la tarde, pero conociéndolos también como los conozco; estarán aquí al medio día supervisando que todo este bien.
*Buenos días. Esta todo listo con el Señor Im. La Madre Superiora acaba de llegar. ¿Cuánto tardaras?
Sin embargo no puedo retractarme, pesé a mi torpeza de olvidar el control medico. MinHo, muy amablemente esta ayudándome para que el señor Im se anime a asistir al evento; de esa forma puedo interceder frente a la madre superiora para que le permita al señor Bang verlo.
*Estoy saliendo para allá.
Cojo mi bolso café claro, las llaves, dinero, verifico las luces y salgo del apartamento directo a la estación. El pinmer autobús sale a las 7.15; estara desocupado y el conductor manejara a la velocidad de la luz para estar de regreso antes de que se llene el paradero. Muchas veces lo tome y así sucedió.
No temo encontrarme con ninguno de los muchachos porque están trabajando desde temprano, para salir a medio día. Aunque dijeron que obtuvieron sin problema el permiso, se que tuvieron que pagar con tiempo este medio día, por eso no puedo darles un dolor de cabeza dejándome descubrir.
******
La voz del narrador
Cuarenta minutos después Lizzy arribo al Geriatrico, MinHo la estaba esperando en la recepción. Poco a poco las familias iban llegando para ver a sus abuelos, era un gran evento reconocido por todos los visitantes que tenían parientes afiliados.
–¿Cómo estás? –. MinHo la abraza y se separan.
–Nerviosa. Debo conseguir el permiso de la madre superiora–. Lizzy sacude sus manos y llena sus pulmones de valentía.
Su compañero le frota la espalda dandole valor para su misión.
–Ella esta en la sala de reuniones. Recién termino con la ronda de obligaciones. Tienes unos minutos–.
Ambos asienten. La parte más dura de reunir al posible padre y su hijo, no es hablar con la madre superiora, es lograr que ese encuentro suceda. Conseguir el permiso es solo una parte, hacer que el señor Im acepte; ese es el verdadero reto. Lizzy es consciente de eso. Respira profundo y camina a la sala de reuniones que esta atravesando el pasillo al jardín.
Toca dos veces a la puerta, la voz de la madre superiora le da el paso, gira la perilla y traga aire a bocanadas para no desfallecer mientras entra.
–Oh, eres tú. Pequeña deberías estar descansando–. La saluda estrechándola en sus brazos.
–Se supone que sí–. Comenta Lizzy y se separan.
La madre superiora la lleva a sentarse, dandole un lugar en la mesa redonda de veinte puestos. Le toma la mano maternalmente y se dispone para escuchar lo que su querida quiere decirle.
–Madre Superiora, no estaría aquí, si no se tratara de un asunto delicado–. Advierte Lizzy dejando caer sus parpados.
–Lo sé, mi niña. Habla, sabes que siempre estare para escucharte–.
–Se trata del señor Im–. Suelta en un suspiro.
La expresión de la madre superiora lo dice todo, con la mirada ha cerrado toda posibilidad para conseguir algo sobre el señor Im; pero eso molesta a Lizzy, ¿Cuál es el problema con que un padre y un hijo se vean? ¿Acaso no siempre hablan sobre la familia?
–Te escucho–. Dice la madre superiora a pesar de que sus ojos están negados a cualquier petición.
–Voy a ir directo al grano. Conocí al hijo del señor Im, estaba destrozado porque su petición fue rechazada por tercera vez–.
–¿Cómo sabes de él? –. Cuestiona la superiora preocupada.
–Designios de los cielos. Usted mejor que nadie sabe que cuando dos vidas están alineadas, nada impedirá que se encuentren–. Lizzy suelta la mano de la madre superiora y toma una posición más seria. –¿Por qué le han negado la visita? ¿No cree que el señor Im pueda estar sufriendo por eso? –.
–¿De que hablas? –. Pregunta incrédula la superiora. Tal parece que ignora muchas cosas dentro de su institución.
–¿Ha hablado alguna vez con el señor Im? –.
–Tú sabes que él no es muy conversador–.
–¿Lo ha intentado? –.
Ella niega.
–Quiere decir que no sabe lo mucho que esta sufriendo a causa de una promesa que no ha podido cumplir. Que el señor Im dejara sus medicamentos no es por mi ausencia, es porque no tiene más motivos para seguir luchando. Abandonado por su propia familia, su su amor eterno, sin alguien que le de esperanza... ¿Se da cuenta madre superiora? Al negarle la visita de alguien especial, esta robándole ese rayo de esperanza, ese motivo por el cual mantenerse con nosotros, hasta que sea su tiempo de irse en paz–.
–Entiendo lo que me estas diciendo, mi niña. Pero se me sale de las manos–.
La mandibula de Lizzy cuelga, se le hace imposible lo que esta escuchando. ¿Qué es tan difícil? ¿Por qué se mantiene firme en no permitirles que se vean? Imúlsa su cuerpo adelante y se pone de pie, una de sus manos se pose en su frente; su vena esta por estallar, la otra mano esta en su cintura mientras se pasea de un lado al otro, tratando de entender lo que esta pasando.
–Los familiares del señor Im, exigieron que nadie más que ellos pueden verlo. No hay nadie más autorizado, son las reglas, mi niña–.
Para Lizzy esas eran excusas vanas, ¿Cuál familia?¿La que lo abandono como un saco viejo?
–¿Por qué les da prioridad, cuando ni siquiera se han dignado a venir a verlo desde que llego aquí? ¿No es nuestro deber velar por el bienestar de nuestros abuelos? –. Sacude su mano indignada.
–Creeme que soy la más interesada en que el señor Im este bien, pero tenemos reglas, protocolos, son...–.
–Madre superiora–. Lizzy la detiene con la mano. –Yo buscaba su aprobación, pero veo que no la obtendré. Sin embargo, hare que ellos se vean, usted puede recargar ese problema en mi hombros, hágame la directa responsable; claro eso en caso de que algún día esa familia se dedique un segundo a ver al señor Im–.
–No te entiendo–.
–Haré que se vean. Si le preguntan diga que fue mi culpa. Estoy dispuesta a cargar con eso, pero estoy segura que el peso será menor, al que usted carga por no dar la autorización para que se vean en completa libertad–. Hace una reverencia. –Que tenga un buen día–.
–Lizzy no te atrevas–.
–Lo siento madre superiora, no dejaré que el señor Im pierda esta oportunidad; si quiere luchar o no, será su propia decisión, no de terceros influyentes–. Termina y sale cerrando suavemente la puerta.
Lizzy ya tenía entre sus planes que fuera rechazada, el tema de las reglas y los protocolos es bien sabido por ella, entiende a la perfección que las mismas reglas han mantenido la armonía dentro del geriátrico y que protegen a los abuelos; pero existen excepciones, el señor Im es una de ellas. Su tristeza es conocer de boca de la madre superiora que el señor Im a sufrido a causa de una familia que lo abandono por ser viejo.
Camina hasta la recepción pero no ve a su compañero, no se queda a buscarlo y va a las habitaciones, necesita saber como se encuentra el señor Im; después buscara a Bang para organizar el encuentro. Llega a la puerta y toca dos veces, no espera a ser atendida, sino que empuja la puerta. Adentro el señor Im esta en la silla de ruedas junto a la ventana.
–Buenos días señor Im, hoy despertó temprano–. Entra dando brinquitos.
–Quién puede dormir con semejante escandalo–. Saluda de mala gana, removiéndose en su silla.
Ella se acerca hasta el sillón junto a la silla, lanzándose de espaldas rebotando en el cuero.
–Esta bañado, vestido y...–. Olfatea cerca. –Perfumado. ¿Tiene una cita? –.
Im la ve de reojo previniéndola con la mirada rayada, una palabra más y entenderá el dicho sobre los abuelos enojados y el bastón. Ella sonríe picara y levanta las manos en son de paz, solo quiere amenguar la tensión.
–Muchacha del demonio. ¿A que vino? –.
–A saludarlo. No estaré mucho tiempo por aquí, hoy tengo una cita de control medico–.
–¿Control medico? ¿Los médicos también son seres extraños? –. Abre los ojos sorprendido.
Lizzy se retuerce de la risa, contarle al señor Im sobre su verdad, no fue tan malo, al menos él se la pasa pensando consas sin sentido como esas, y no esta pensando en lo triste que ha sido su vida. Respira profundo para no ahogarse en la saliva y carraspea.
–No señor Im, los médicos no son seres extraños. Es un chequeo de rutina–.
El abuelo asiente incrédulo, parece que la idea de que todos puedan ser criaturas de otras dimensiones, ha estado rondando por bastante tiempo en su cabeza.
–Señor Im–. Él voltea a verla al escuchar un tono de voz mas ligero y dulce en ella. –¿Qué sucederá después de que usted cumpla esa promesa? –.
La expresión rigida de Im se relaja, mostrando con más definición las arrugas en sus parpados, su frente, sus ojos, la edad ha hecho el trabajo en su cuerpo.
–Descansar, creo yo. Algo que no he hecho en todos estos años de vejez–. Suspira regresando a su actitud hostil. – Aunque eso es imposible–.
Im es un abuelo que ha tenido más decepciones que alegrías, pasar su vejez abandonado creo la capa dura de concreto que todos ven; de esa forma cubre al ser indefenso, triste y roto que esta internamente.
Esa parte noble y débil de él, es la que atrae a Lizzy, es la que la empuja a querer verlo salir de ese carcaron. Igual que a sus muchachos, ella quiere mostrarles el otro lado de sus tristezas y agonías, que sufrir estar bien, pero que siempre habrá algo porque estar más feliz.
–Señor Im, ¿sabía que si le pide un deseo a las estrellas, ese deseo se hace realidad? –.
–Fanfarronadas–. Comenta sacudiendo la mano.
–¿Por qué no lo intenta? –.
Im gira a verla con la ceja levantada esperando que ella no hubiera preguntado tremenda estupidez. Pero por la sonrisa que Lizzy le muestra, parece en serio.
–¿Por qué? Por dos razones, uno–. Levanta el índice. –No creo en esas tonterías. Dos–. Levanta el anular. –Aun si creyera en eso, es de día, niña tonta–.
Lizzy sonríe de lado pícaramente.
–¿Y que? Debe pedirle el deseo a una estrella ¿no? –.
–¿Ve alguna estrella en el cielo? –. Pregunta con sarcasmo Im.
–¿Quién hablo del cielo? Estoy yo, señor Im–. Él abre los ojos como platos y ella sonríe ampliamente. –También soy una estrella–.
–No le voy a hablar como un viejo loco, sobre mis sueños y deseos–. Niega rotundamente con ambas manos.
–No tiene porque hacerlo. Usted tomara mis manos, cerrara sus ojos, y pedirá su deseo mentalmente. Mi conexión con el cielo hará el resto. ¿Qué dice? ¿Lo intamos? –.
Im mira a todas partes, al techo, la ventana, la puerta, su cama, todo parece en perfecto estado, luego regresa a ella y arruga más la frente.
–¿En donde estamos? –. Pregunta él, desconcertando a Lizzy.
–En el Geriatrico–. Responde rápido y un tanto preocupada por la enfermedad de él. –¿Pasa algo? –.
–Yo estoy bien, usted es la que esta en el lugar equivocado. El psiquiátrico es a un par de calles más arriba–.
Pasado el susto de la perdida de memoria de Im, Lizzy vuelve a reírse por el comentario, suena tonto, pero ella quiere encubar en él un poquito de fe.
–Intentelo señor Im. Nada pierde, gana mucho–.
–Si lo hago, promete dejar de molestarme–.
Ella alza el índice.
–Lo prometo–. Im enreda los índices y suspira resignado. No entiende como una niña tan imprudente es capaz de hacerlo mover a su antojo.
Acto seguido se toman de las manos. Las arrugadas y asperas manos de Im caben perfectamente en las de Lizzy, las arrugas le hacen guardar una nota mental para recordar que en la próxima visita traerá una de las tantas cremas que le regalaron los muchachos, le servirá para que queden las manos suaves y relajadas.
–Cierre los ojos, piense su deseo, y pídalo desde el fondo de su corazón–. Comenta Lizzy.
El abuelo incrédulo, chasquea, cierra los aojos y se aferra a las manos de ella, no quiere admitirlo pero tiene un poco de fe a pedirle deseos a las estrellas, aunque nunca le pidió algo a una estrella encarnada. Respira profundo y suelta el aire lentamente. Lizzy también cierra los ojos, concentrándose en la mente de Im, quiere escuchar el deseo y transmitirlo al cielo, puede que ayuden a que las cosas salgan lo mejor posible para todos.
Permiteme verlo una vez más... No te pido mucho...
Dice la mente de Im. El retumbar de la petición embarga el corazón de Lizzy, la calidez de un hombre tan noble la ha tocado y ahora más que nunca hará que se vean.
De golpe Im suelta las manos de Lizzy, se cruza de brazos, usa su mirada de que la vida no es nada y voltea a ver por la ventana, así como si nada hubiese pasado. Ella no lo reclama, Im es un Yoongi y no admitirá nada. Solo sonríe, se pone de pie, hace ademan con la mano, se despide y sale de la habitación.
–Suerte con su cita–. Dice antes de cerrar la puerta.
–¡¡Que no voy a una cita. Condenada niña del demonio!! –. Gritan a pulmón en la habitación. Lizzy sonríe y niega con la cabeza, el que es terco, siempre será terco, se dice.
Pasa al pasillo para atravesar el jardín, ahí esta junto a un grupo de enfermeros, su amigo MinHo, va con ella para detenerla en el camino.
–¿Cómo te fue? –. La lleva a una esquina, para hablar más tranquilos.
–Ella se negó–. En su rostro estaba plasmada la decepción absoluta.
MinHo muerde la esquina de su labio inferior, esperaba que algo así sucediera, pero a Lizzy le afecta directamente; no es bueno para la salud de ella.
–Tenemos que hacer algo–.
–Ellos se verán. Le dije a la madre superiora que si sucedia algo, que podía culparme–.
–¿Qué te dijo la madre superiora? –.
–Que las reglas se lo impedían. La familia del señor Im pidió que nadie más que ellos podían visitarlo. ¿Puedes creerlo? –.
–Ataron sus manos–. Suelta MinHo.
Lizzy le da una mirada acida y este retrocede un poco.
–Voy a ver si el señor Bang esta aquí. Te enviare un mensaje para darte la señal–.
MinHo asiente, la abraza y se escabulle en el pasillo.
Lizzy ve como el jardín se va tupiendo de las familias, muchos abuelos sonríen aunque sus cajas de dientes están incompletas, de eso se trata el evento, que se sientan queridos y no olvidados. Palmea dos veces señal de que debe adentrarse entre la gente y llegar a la fuente para encontrar al señor Bang, no sabe si ya llego y tampoco se tomo la delicadeza de compartir números móviles para llamarlo.
Entre la multitud divisa a la madre superiora, se ven unos segundos, luego ambas esquivan las miradas, ignoraran la existencia una de la otra; quizás su relación tenga una brecha, por un tiempo. Lizzy logra pasar al otro lado del jardín junto a la fuente, mira alrededor, pero nadie se le parece a Bang. ¿Muy temprano? Puede que su agenda estuviera apretada y no lograra terminar a tiempo, fueron las hipótesis del momento.
Miro el reloj de su muñeca, ya eras la 9.40 AM, el tiempo trascurría muy rápido en sucesos cruciales. Decidió adentrarse más al fondo del jardín con la esperanza de encontrar perdido a Bang, tal vez era la primera vez que estaba en el jardín y pudo perderse por los nervios. Camino atraves de los cerezos, hasta llegar a las bancas más apartadas del lugar, donde efectivamente vio la silueta de aquel hombre.
–Señor Si Hyuk, lo estaba buscando–. Se acerco alegremente a saludarlo.
Este se puso de pie, limpio el sudor de sus manos en la chaqueta de lino y asintió sonriendo nervioso. Usaba un traje de lino gris oscuro, lentes redondos, muy elegante. Se le notaba a kilómetros los nervios, pero Lizzy fingiría no notarlos.
–Creo que me perdí–. Dice Bang entre dientes.
–Tranquilo. Sientese y hablemos un poco–. Le invita para que calme primero sus nervios, no podrá ver a Im estando alterado.
Asiente y obedece lo que se le pide. Su corazón esta agitado, sus manos sudan más de lo normal, ver a su padre después de tantos años, es una de las cosas que siempre quiso, ahora que es el momento no entiende a sus emociones.
–¿Cómo esta él? –. Hace la pregunta sonando más a un pensamiento íntimo.
–Esta bien. Puede creer que se baño, vistió elegante y perfumo. Acabo de verlo, bromee con que tendría una cita–. Lizzy ríe esperando que la tensión de Bang desaparezca un poco. Lo que no funciona a la primera, pues el pie de Bang no deja de moverse.
–¿Cree que me odie por esto? –. La pregunta toma por sorpresa a Lizzy.
–¿Por qué? –.
–Por lo que estoy haciendo. Por querer verlo. ¿Cree que le moleste? –.
A los ojos de Lizzy, Bang Si Hyuk es un hombre torpe, dulce e inseguro. Perdió parte de su infancia y creció con muchos parches en su vida. Eso lo vuelve alguien fácil de leer y le hace recordar a sus siete protegidos. Ella también pensaba en si sería querida o no por ellos, ¡vaya que si tuvo que lcuhar contra esos sentimientos! Pero hoy por hoy, haber pasado por las amarguras y las dichas, es lo que fortalecio su amistad. Bang tendrá que pasar por muchas de esas para fortalecer el lazo con Im.
–Aun si lo hace, usted no debe rendirse. El señor Im se parece mucho a un amigo que tengo–. Ella sonríe pensando en Yoongi. –Él no me aceptaba en su vida al principio, ¿sabe? Le encantaba huir de mi, hasta un buen día, se nos hizo imposible separarnos–.
Al escuchar la comparación, Bang suspira algo más tranquilo, puede que las cosas sucedan como ella dice; igual nada gana con adelantarse a los acontecimientos. Espero por años poder ver a su padre una vez mas, eso es todo lo que importa.
–Su familia debe estar muy orgullosa de usted–. Comenta con una sonrisa.
Lizzy voltea a verlo, sonríe y alza los hombros.
–Eso no lo sé–.
Bang abre un poco los ojos, baja la cabeza y muerde su lengua, ha dicho algo un poco incomodo, para él, no para ella. Que sea un ser de luz, para Lizzy es una ventaja.
–Yo, siento mucho...–.
–Ah, no, no. No se preocupe. Mis padres murieron a su tiempo, tranquilos. Están bien. Nunca me he preguntado si están orgullosos de la persona en la que me he convertido, eso es todo–.
–¿Esta sola? –.
–No. Tengo a siete hombres a mi lado. Es como mi familia postiza, ¿sabe? Nos preocupamos por todos, siempre queremos el bien del otro, nos metemos en problemas juntos, y sufrimos al tiempo–.
–Una hermosa familia, y numerosa también–. Bang sonríe.
–¿Le gustaría verlos? –.
–Sería un honor conocer su familia–.
Lizzy saca el móvil de su chaqueta, busca entre la galería la última foto que logro sacarle a los siete, a veces les toma fotos cuando están reunidos, pero las que mas cuida son las que tiene de los siete, y unas cuantas donde aparecen junto a ella. Finalmente escoge la que mejor aspecto tiene y se la enseña. Bang sostiene el celular y sus ojos se abren como platos, su boca se entre abre un poco y levanta la vista a ella.
–¿Son ellos? –. Apunta al celular.
–Sí. Se los presento, él es el menor Jungkook, junto esta Jin, luego, Yoongi, le sigue, Ho Seok, este es Nam, Taehyung y nuestro Jimin. Son mi familia–.
–Creo a verlos visto antes–. Dice precavido.
–Quizás. Ellos audicionaron en su agencia, pero no alcanzaron a pasar. Lo intentaran el año que viene–. Lizzy apaga el celular y lo regresa a su lugar.
–Aquí hay un error. El chico Nam Joon, él trabajaba conmigo y renuncio–. Bang esta confundido y quiere aclarar el pequeño malentendido que tiene Lizzy.
–Sí. Ya que son como uno solo, él prefirió renunciar antes que dejarlos atrás–. Lizzy baja la cabeza sintiéndose un poco mal por Nam, dejo su sueño por estar con lo suyos.
–Ese es el error, señorita. Ellos no fueron rechazados–.
Por un instante el mundo de Lizzy se detuvo, la frase paralizo cada celula de su cuerpo, enviándola a un abismo, su alma se sacudió un poco y solo hasta que escucho la voz de Bang llamándola, pudo regresar en sí a la realidad.
–¿Qué ha dicho? –. Palabrea Lizzy.
–Que si esta bien–.
–No, eso no. Lo otro, de las audiciones–. Lizzy voltea a verlo buscando una respuesta a su dolor interno.
–Ah, Bueno. Ellos pasaron las audiciones. Nam Joon personalmente me ayudo a hacer algunas selecciones, aunque la última palabra fue mía. Les dimos un plazo para presentarse, y el último día ellos renunciaron a la oportunidad. No dieron detalles, solo fue así, luego Nam renunció. Había visto talento en ellos y las esperanzas de hacer algo bueno para el mundo también, pero creo que estoy perdiendo el toque–.
Una punzada pico directamente en el pecho de Lizzy. Sus siete hombres renunciaron a su sueño, ¿Por qué? ¿Cuál era la razón para renunciar a lo que más quería sus corazones? Pasaba saliva grueso, las manos le temblaban. Le habían mentido, ocultaron la verdad, ¿y todo por que? Entonces la respuesta llego a ella como un clic.
Por ti... Dejaron todo por ti...
Fue en el tiempo donde su alma no podía regresar a su cuerpo hasta que no batallara con las sombras, una vez más. Sus dudas habían intervenido en el destino de esas siete personas, a las que debía ayudar a cumplir su objetivo en la vida.
–Señorita ¿esta bien? –. Bang pone su mano fría sobre la mejilla de Lizzy y ella lo ve de reojo. –Esta pálida–.
Pero antes de que su mundo colapse, ella necesita hacer algo, no puede volverse egoísta y cegarse a que su dolor es el único en la tierra. Asiente forzándose a sonreír levemente para él.
–Es hora señor Bang. Su padre vendrá a verlo. ¿Esta listo? –. Así consiguió cambiar de dirección la tensión.
–Creo que sí–.
Lizzy toma su celulary envía un mensaje a MinHo, le responde con un OK. Sacando fuerzas de suinterior, aplaude con energía y alegría para Bang, después se ocupara deldesastre que los muchachos intentaron cubrir; lo que terminara siendo peor delo que esperaban.
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LE FALTA POCOO!!
NO LLOREN MUCHO MIS PEQUEÑOS... LIZZY ES MAS FUERTE ¿VERDAD?
LOS LEO EN LA TARDE CON LOS OTROS DOS CAPITULOS... A TODOS GRACIAS POR EL APOYO HASTA EL MOMENTO Y ESPERO QUE CONTINUEN APOYANDO CADA PROYECTO.
LOS QUIERO MUCHO Y HASTA MAS TARDE. NO OLVIDEN SUS COMENTARIOS QUE SON DE GRAN AYUDA...
PSDT: NO ME ODIEN...MUCHO...
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