Hoja 62

Brrr... brrrr...

La cama esta vibrando. No recuerdo activar la alarma para despertarme. Me remuevo debajo de las cobijas y el vibrar de la cama es más fuerte.

¿Un temblor?

Del susto estoy fuera de la cama de pie mirando a todas partes, el techo, el suelo, la mesa, pero nada se mueve con rudeza, miro sobre la cama una luz parpadeante y golpeo mi frente; esta vibrando el celular. Resoplo haciendo vibrar mis labios y caigo de panza en la cama, dormía también hasta que mi celular casi provoca un temblor real. Agarre las cobijas y me enrolle dando vueltas, tome el celular y revise porque el escandalo en pleno día.

Son las seis y treinta, hasta ahora asoma el sol. Ruedo los ojos por lo tonta que fui al pensar que estaba temblando. En la bandeja había varios mensajes, pero la mayoría era de un número desconocido. Abrí el primer mensaje y me sorprendí al leer quien escribía.

*Hola, soy MinHo, del geriátrico. Tuve que hacer mucho meritos para que la madre superiora me diera tu número. Cuando leas esto llamame.

Sabía quien era MinHo, compañero en el geriátrico, lleva más tiempo que yo y es mayor dos años. Es quien me reemplazaba cuando no podía asistir al señor Im. Paso al siguiente mensaje.

*Escuche que no estas bien de salud. Es lamentable, ojala pudiera compañarte. El señor Im se vuelve insoportable sin ti. Recuperate pronto.

Una sonrisa se escapo de mis labios, el señor Im puede ser tan infantil como su edad se lo permita, hará pataletas, será grosero, pero tiene su corazón, es un niño atrapado en el cuerpo de un anciano.

*Con esto que estoy haciendo, romperé muchas reglas y una que otra promesa, pero creo que vale la pena hacerlo. Sé que recién te estás recuperando, es difícil para ti... El señor Im lleva días sin tomar su medicamento, se ve más decaído que de costumbre y no encuentro una razón exacta... A penas puedas, ¿puedes venir a verlo? Tal vez tu puedas ayudarlo...

De un salto estuve sentada en la cama, le he escrito muchas veces a la madre superiora preguntando por el señor Im, ella responde siempre que aunque es resabiado se comporta como un adulto responsable, que no han tenido mayor problema con él. Sin embargo este mensaje dice todo lo contrario; entiendo que no quieran preocuparme, pero ocultarme esta información es inaceptable; de una u otra forma, Im es mi responsabilidad.

No pensaba realmente usar a Yoongi para salir, pero con esto, no tengo otra opción, seré un poco malvada con él. Salgo de la cama, voy al closet por la toalla, los aromatizantes y dejo los masajeadores, por hoy el baño deberá ser más corto. Paso al baño y hago mi ritual para estimular los músculos, no tengo ninguna molestia o dolor; señal de que puedo moverme con libertad.

No tardo más de diez minutos dentro del baño, salgo y tomo ropa comoda dentro del closet, una blusa que cae de un hombro, pantalón en licra no muy ajustado y un chándal que puedo enrollar en mi cuello evitando el frió del día; peino mi cabello y aplico tratamiento en las puntas, lo deja manejable y me evita tener que sujetarlo con una liga o

El sol esta por ponerse, voy a la cocina y reviso que sirve para un desayuno rápido, ayer comí como por tres días, quiero algo más ligero. Yoongi hizo mucha avena, puedo usarla para sobremesa. El pan con mermelada se acabo, voy a registrar el refrigerador, veo frutas, frutas, frutas y más frutas, ni para que ir al mercado, mi refrigerador tiene de todo, incluso queso. Saco piña, manzana, pera, durazno dulce, platanos y el queso, el desayuno será picado de frutas con quesa y avena, no se puede quejar, es saludable para ambos; y tarda menos en estar listo.

Busco en la alacena un pedazo de mermelada congelada, con queso sabe delicioso y el toque de dulce me gusta. Llenaron de mucha comida mi cocina y esperaba que el dulce también fuera parte de las compras. Alguien se acordó de mí y efectivamente hay dulce, es una barra completa, sonrió y la pongo junto al queso. Lavo las frutas para picarlas en trozos y después el queso y la mermelada en barra. Pongo dentro de la licuadora la avena, le agrego más leche y dos cucharadas de avena instantenea, le doy vida al motor y la mezcla comienza a moverse. Mientras tanto poco los trozos de frutas en dos platos soperos.

Escucho la puerta abrirse justo cuando estoy de camino a adornar la mesa con el desayuno, paso a la mesa con los dos platos y veo hacia la puerta confirmando que es Yoongi, esta agitado y trota hasta la cama, frena en seco y pongo los platos en la mesa.

–Buenos días–. Digo sonriendo y de regreso a la cocina.

–¿Pero que estás haciendo? –. Pregunta exaltada a mis espaldas.

Agarro los dos vasos de avena y levanto los hombros.

–El desayuno, creo que es obvio–. Lo rodeo y voy a la mesa.

Escucho sus pasos y su respiración honda.

–Tú deberías estar en esa cama durmiendo, no despierta, arreglada y con el desayuno listo–. Pongo los vasos a cada plato y me doy la vuelta. No soy una inválida, puedo hacer ese tipo de cosas.

–Sientate a desayunar–. Demando.

Él frunce el ceño, respira fuerte y se quiere ver imponente, necesito que desayune rápido así que me quedo firme apuntando a su puesto. Chasquea, reniega y va a sentarse.

–Eres insufrible, Lizzy–. Suena a una queja.

Tomo mi lugar en la mesa victoriosa por haber logrado opacar su orgullo. Con el tenedor recogo varios trozos de fruta con queso y los pongo dentro de mi boca sonriendo.

Yoongi me sigue el ritmo y come de la mermelada en bloque, no arruga la boca, asumo que le gusta, él es tan amargo que me hace creer que odia el dulce.

–¿Cómo te fue anoche? –.

–Era una estupidez, pero mi jefe es analfabeta, así que tuve que explicarle paso a paso, llegue a las once al apartamento–.

–Tarde–. Pienso en voz alta.

–¿Y tu no dormiste? –. Me señala con el tenedor.

–Dormí como un bebe. Me desperté con muchas ganas de salir de estas cuatro paredes–.

Sonríe de lado en un gesto malévolo, pone un codo sobre la mesa y acerca su rostro.

–Es una pena que tengas toque de queda–. Pone fruta en su boca, sonríe y regresa a su posición.

Lo que él no sabe es que tengo un as bajo la manga, es un trato suicio, pero se trata de una emergencia para mí, después pensare en como compensarle el mal rato.

Sonrió más grande que él y niego con la cabeza.

–Para nada. Estoy muy segura de que hoy saldré–.

Su sonrisa desaparece y veo su ceño fruncido.

–¿Por qué tan segura?–.

–Porque tú me sacaras–.

Yoongi se echa hacia atrás estallando en una carcajada limpia. Pongo más queso y mermelada en mi boca, dejare que se canse de reír para soltarle el porque estoy tan segura. Respira hondo recuperando el aliento, quita una lágrima escabrosa que salio de su ojo.

–Vuelve a la cama, aún necesitas tener descanso–. En pocas palabras me dijo ilusa.

Niego con la cabeza.

–No Yoongi. Tu vas a llevarme a donde yo te diga, ¿sabes porque? –.

–Tengo curiosidad–. Dice con sarcasmo.

–Porque si no lo haces, le contare a los chicos de que anoche no hiciste tu guardia–.

De golpe para de reírse, de carcajear, paso a estar serio, tensó y un poquito enojado, solo un poquito, dejando ver tres líneas en su frente.

–No serías capaz–. Hasta su tono de voz cambio, es más ronco.

–¿Quieres averiguarlo? –. Saco un poco de fruta que quedo entre mis dientes, agarro mi celular y desbloqueo la pantalla. No llamare a nadie, es muy temprano pero es algo que Yoongi no sabe.

El celular empieza a vibrar ahogándome del susto, magiacamente el nombre de Jimin aparece en la pantalla, es mi ángel de la guarda, puede funcionar. Lo giro para que Yoongi vea el número y su boca se abre en forma de o.

He estado en su posición cuando Taehyung hizo lo mismo obligándome a ir a un chequeo medico, ahora entiendo la desesperación de Tae, necesitaba que fuera sin importar lo que pasara.

Tomo la llamada poniéndola en alta voz para hacer más presión en los nervios de Yoongi, si hablar con Jimin no lo hacía cambiar de parecer, iba a usar medidas más drásticas, como llamar a Jackson, por ejemplo.

–Jiminie, buenos días–.

–Oh, ¿te desperté? –. Su tono inocente me enternece, pero debo parecer ruda frente a Yoongi.

–No. Hace mucho desperté, estoy desayunando–.

–Que bien–. Dice entre risas. –Vi a Yoongi hyung salir de su apartamento esta mañana. La verdad tengo curiosidad sobre algo...–.

Mis cejas se alzan y veo a Yoongi pasar saliva, ¿nos descubrieron?

–Te escucho–.

–¿Discutieron anoche? –. Suena inocente.

Mi rostro se estira a los lados, estoy verdaderamente asombrada, no me había dado cuenta de que ese era el tipo de relación que tenía con Yoongi, discutir, lanzarnos palabras. Por donde lo viera, no era una bonita amistad.

–Nunca. Solo fue a cambiarse esta mañana, sabes que odia verse mal–. Respondo sonriendo a Yoongi. Le he salvado la vida, espero sepa valorar eso.

–Es un alivio–. Suspira. Estaba preocupado.

–Todo este bien–. Comento.

Un ruido al fondo me hace acercar el oído al celular, creo que esta andando en autobús o algo parecido.

–Puede parar aquí, por favor–. Un autobús. –Eso era todo, tengo que trabajar. Te veré más tarde–.

–¿Vendrás a visitarme? –.

–Es mi turno de la tarde–. Una tarde con Jimin sonaba muy bien.

–No olvides traer una ofrenda–. Hago que ría.

–Lo tendré en mente. Hasta más tarde–.

–Hasta más tarde–.

En el rostro de Yoongi esta la resignación, no podrá oponerse más a mi petición, no pronuncia palabra y regresa a su desayuno; asumo que me llevara a donde le diga, no digo nada y termino mi desayuno, tengo algo importante por hacer antes de que Jimin llegue.

***

–¿El orfanato? –. Mi obligado acompañante señala el edificio frente a nosotros.

–No. En realidad vamos al geriatrico–. Enredo nuestros brazos arrastrandolo a la puerta.

Arruga la cara pareciéndole a un peor el Geriatrico, ruedo los ojos ignorando sus patéticos gestos de odio todo lo que rodea al mundo y toco a la puerta dos veces. Los pasos acercandosen quitan los tres seguros del gran portón y la figura de la madre superiora aparece tras la puerta. No dice nada, camina, estira sus brazos y nos fundimos en un caluroso abrazo, sentí cuanto me ha echado de menos.

–Madre superiora–. Nos separamos.

–Mi niña, alabado sea el cielo que te ha traido de vuelta con nosotros–. Alaba al cielo con las manos en alto.

–Le presento a Min Yoongi, un amigo–. Hago las presentaciones. Yoongi hace una reverencia y me hace sentir más comoda.

–Madre superiora–.

–Bendito seas hijo. Pasen, pasen–.

La seguimos dentro del orfanato. No escucho ruidos, bullicio, ni risas me los pequeñines, esta todo muy sereno adentro. La madre superiora nota mi extrañeza y sonríe un tanto para mí.

–Los niños han recibido un regalo de parte de una agencia de turismo, están en una playa con los tutores y los directivos–. Las cosas han mejorado de sobre manera para los pequeñines, debieron haber robado la atención de más de una persona y los están consintiendo como lo merecen.

Seguimos a la madre superiora hasta su ofician, nos hace pasar, tomamos asiento frente a su escritorio y ella se sienta de último. Se ve tensa y sus manos se mueven irregularmente, esta nerviosa, la he visto así una que otra vez, en especial cuando tiene dificultades con el orfanato y los niños.

–Te he dicho que el señor Im esta bien, mi niña. No era necesario que vinieras–. No es la primera vez que la madre superiora miente por un bien, pero esta vez es a mí a quien le miente.

–¿El señor Im? –. Comenta Yoongi desubicado.

–Luego te cuento–. Palmeo su mano y me centro en la madre superiora, no me ire hasta no ver que realmente esta bien. –Madre Superiora, este mes no ha sido el mejor de mi vida, sin embargo, estoy capacitada para escuchar la verdad, cualquiera que sea; por ejemplo, que el señor Im dejo de tomar sus medicamentos–.

Ella traga grueso, la he puesto más nerviosa, junta sus manos para disimularlo, pero es inútil, lo he notado desde que se sentó. Lo trsite de todo esto es que quizo ocultarlo y que el señor Im esta sufriendo sin una causa justa.

–Por favor madre superiora, permítame verlo. SI hay algo que pueda hacer por él, me gustaría intentarlo–. Suplico.

Baja la cabeza resignada, no puede sostener una mentira, la he descubierto, así que de nada le servirá continuar con la farsa de la estbilidad del señor Im. Noto que la mano de Yoongi se contrae en el descansadero de la silla y ajusto mi mano sobre la suya, ha notado que se trataba de algo urgente cuando le pedí que me trajera aquí.

–Les dije que nadie podía contarte. Parece que conoces a alguien más dentro del Geriatrico–. Ella no sabe mucho de MinHo y nuestras conversaciones. –Es cierto, el señor Im no se encuentra del todo bien, intentamos de todas las maneras para que continuara con su tratamiento pero se ha negado. No te había dicho nada porque mi sobrino me conto lo que te sucedió y me pidió de favor que no cargara más presión y estrés sobre ti hasta que te recuperaras–. Con que todo esto tenía el nombre de Park Jimin marcado, hablare con él cuando sea su turno. Que me ocultaran ese tipo de información me ha puesto peor de lo que ellos creen.

–Con más razón tiene que dejarme verlo. Hablare con él–.

–Siento entrometerme en esto. No se exactamente lo que esta pasando, madre superiora, si no la deja verlo, ella no regresara a su apartamento, necesita recuperarse, entre más pronto solucione esto, más pronto me la llevare a descansar–. Yoongi no habla mucho, pero cuando lo hace puede ser de mucha ayuda.

Miro a la madre superiora a esperas de que acepte dejarme verlo, ella suspira largo y asiente; las palabras de Yoongi eran el empujon que necesitaba; no pude tener mejor acompañante que él.

–Este bien. Dejare que lo veas con una condición–.

–¿De que se trata? –.

–Sí ves que no puedes convencerlo, desisitiras, regresaras a tu apartamento y no volveras hasta que estes totalmente recuperada–. Por alguna extraña razón presenti que había algo más que me estaban ocultando sobre el señor Im, pero lo averiguaría con él en persona, así que asentí sin remilgos.

–Como diga–.

–Bien, pueden ir a verlo–. Con eso le daba permiso a Yoongi de entrar conmigo, lo cual me tranquilizaba, que Yoongi se quedara afuera esperándome no me parecía algo bueno, menos cuando es poco paciente.

Guie a Yoongi hasta el Geriatrico, cruzando el largo pasillo que divide los edificios. Pasamos las puertas del Bienvenido y adentro había movimiento, no sabía exactamente que día era pero parecía un Jueves de medicamentos, la mayoría de los abuelos estaban en la sala de recreación esperando ser inyectados con la medicina.

En la recepción vi una cara nueva, nos acercamos a la mujer enfermera que sostenía el teléfono con una mano y con la otra tomaba nota de algún mensaje. Termino y nos saludo sonriendo, hicimos lo mismo y yo intervine para acelerar las cosas.

–Buenos días, mi nombre es...–.

–¿Lizzy? –. La voz de MinHo a mis espaldas interrumpio y me di la vuelta sonriendo.

–Hola MinHo–. Camino a mí y me abrazo con fuerza, sentí como mis costillas se contraían en su abrazo.

–Estaba muy preocupado por ti. Eres una persona terrible–. Comenta en mi oído.

Nos separamos y le sonrió abiertamente para que vea que estoy en perfectas condiciones, algo que no es tan cierto, ya siento el cansancio en mi cuerpo, pero mantendré la postura de mujer fuerte hasta que solucione las cosas con el señor Im.

–Perdoname por haberte preocupado. Te presento a un amigo, él es Yoongi–. Señalo a mis espaldas.

MinHo extiende la mano y Yoongi acepta el saludo.

–Mucho gusto MinHo–.

–Yoongi–. Estrechan sus manos y se sueltan rápido.

–Vine a ver al señor Im–.

–Sabía que no lo abandonarias–. Dijo aliviado. Camino hasta la recepcionista y pidió nuestra tarjeta de pasantes, con esto Yoongi podía estar conmigo.

–Gracias–. Dije agradecida. De no ser por él, quien sabe que hubiera pasado con el señor Im.

–Él no quiere verme ni en pintura. Estaré por acá, no te vayas a ir sin hablar conmigo–.

–Esta bien–. Lo despido y se va por el pasillo hacia la sala de recreación.

Cuelgo el carnet de pasante en el cuello de Yoongi, me siento realmente nerviosa, no se que va a pasar adentro con el señor Im, no se si esta más amargado de lo normal o por el contrario estara tan apagado y se le escapa la vida.

–Andando compañero–.

–Aquí te espero–. ¿Qué dijo? Pero si es mi apoyo en la retaguardia.

–¿Cómo? –.

–La situación es delicada, si el viejo me ve no podrás hablar con él–. No entiendo de qué habla y se lo hago saber con una mueca. –¿No dices que se parece a mí? Si fuera yo y llegaras con alguien más me rehusaría a hablarte–.

No suena tan descabellado lo que dice, se parecen y creo que lo entiende. Asiento y lo dejo en la sala de estar, me despido con un apretón de manos y camino hacia las habitaciones de los abuelos. Mi pulso se acelera y me tiemblan las piernas, lo único que pido es que mi visita sirva de algo para él.

Toco a la puerta y giro la perilla para entrar; asomo la cabeza primero y veo la silla junto a la ventana, esta vacia. Paso la vista a la cama y esta ahí, sobre la cama, tapado con las sabanas blancas; no luce bien, tiene los ojos cerrados pero no esta dormido.

Me obligo a no romper en llanto y dentro por completo a la habitación.

–Buenos días señor Im–. Entro entusiasta.

–¡Santo padre. Llevame ahora, llévame! –. Al menos tiene ánimos para ahcer su particular saludo.

Comprobe que esta consciente y que me recuerda, eso me da motivos para caminar hasta su cama y arrastrar la silla a su lado.

–¿Me extraño? –.

–Niña, estaba bien cuando no estaba. Ahora solo quiero desaparecer del planeta–.

–Yo también lo extrañe. Fueron unas largas vacaciones, pero regrese para seguir atendiendolo–.

Finalmente abrió los ojos y giro la cabeza en mi dirección, su mirada triste estaba tan marcada en sus arrugas que proboco un vacio en mi estomago; no la ha pasado bien en estos días.

–¿Estuvo de vacaciones por su enfermedad? –. Tampoco ha olvidado aquel suceso en el jardín.

–Sí. Ahora estoy recuperada, dispuesta a ayudarlo para que se recupere–.

Su mirada se entristece aun más. Es duro verlo así, cuando estaba en su silla jamás lo ví tan decaído, debe extrañar ver por la ventana o pasearse en los pasillos.

–Señor Im, escuche que ha dejado de tomar sus medicamentos. ¿Puedo saber porque? No me diga que era porque me extrañaba –. Trato de que suene lo más normal la pregunta.

–Bajese de ese nube niña... Lo de los medicamentos no tiene nada que ver con que usted no volviera, ya hasta me había hecho ilusión con no verla más–.

–Alcance a ilusionarme. Se trata de algo más impactante que eso ¿cierto? –. Gira la mirada a otra dirección, creo que di en el clavo.

–Creo que mi hora esta llegando. Tomar o no los medicamentos no retardare ese hecho–. Tiene razón, pero no estoy de acuerdo con que llego su tiempo.

Cambio de la silla al borde de la cama, él sigue con la mirada en otra parte, pongo mi mano sobre su arrugada mano y encoge los dedos.

–Voy a decirle un secreto. ¿Mantendra el secreto a salvo, señor Im? –. Asiente. –No soy una persona común como las demás–.

–No hay que ser genio para saberlo niña. Usted es un espécimen –.

–Gracias por notarlo. Lo que quiero decirle es que no soy de este mundo, vengo de otra parte donde no hay seres humanos, si no destellos de luz–. Su mirada pasa a mí rápidamente. No sé porque pienso que diciéndole sobre mí lograre que él entienda porque debe seguir en este mundo.

–¿Destellos de luz? –.

–Sí, como las estrellas; puede decirse que soy una estrella del firmamento–.

–¿Se golpeo la cabeza? –. Pregunta incrédulo.

Sonrió y niego con la cabeza.

–Estoy contándole mi secreto. Caminando entre los humanos están los guardianes, estrellas del firmamento que bajan a la tierra, soy una de esas estrellas y tengo una misión que cumplir aquí; por eso no me he ido aún–.

–Entonces ¿es mi guardián? –.

–No, lamentablemente no. Soy guardián de siete hombresitos–. Digo con ternura.

–¿Por qué me cuenta su secreto? –.

–Señor Im, lo que lo mantiene vivo no son los medicamentos, es la misión que usted o su guardián deben cumplir–.

Ríe con ironía, no ha creido media palabra de lo que he dicho, es normal, el ser humano desconoce muchas ciencias y sucesos que pasan a su alrededor; le cuesta aceptar ciertas realidades.

–Niña, por favor. No estoy para sus psicologías baratas–.

–¿Usted cree eso? Digame entonces ¿Por qué acepto los medicamentos antes? Sí quería morirse los hubiera rechazado desde el principio ¿no? –. Su mandibula se tenso y de nuevo di en el clavo, tal parece que sucedió algo en estos días que la madre superiora y él saben, nadie más, de lo cotnrario MinHo me lo hubiera dicho.

–Tan imprudente como siempre–. Comenta molesto.

–Mi imprudencia es igual a su terquedad, señor Im–. Señalo.

Sus parpados caen y su mirada se apaga un poco. Quizás no me cuente lo que realmente le esta sucediendo, pero quiero que haga un esfuerzo por mantenerse saludable hasta que verdaderamente llegue su tiempo.

Se hace silencio por unos segundos y su largo suspiro rompe el silencio. Empuja su cuerpo adelante para sentarse, lo tomo de la mano y hago de apoyo para que su cuerpo quede recargado en el barandal.

–Prometí hacer algo, pero no sé si pueda mantener esa promesa–.

–¿Por qué no? –.

–Todo a cambiado, ya no soy el mismo de antes, estoy viejo y metido en este lugar siendo olvidado por mi familia–.

–Señor Im, aun estando aquí, no quiere decir que no pueda. ¿No esta siendo demasiado pesimista? –.

–El problema es su positivismo–. Suspira. –Pero no creo poder lograrlo–. 

Que hable de esa manera me envía al pasado, cuando conocí a cada uno de los muchachos, vidas destruidas, sin esperanzas, llenos de motivos para desaparecer de la faz de la tierra. Mi mayor obstáculo siempre fue que sus vidas habían sido tan miserables como les fue posible y que los rayos de esperanza no atravesaban la fría y dura capa de la soledad y la tristeza. Ver cuanto han cambiado me hace creer que en algo sirvió mi presencia en sus vidas, mas que ser un guardián para encaminarlos, estuve con ellos en aquel cambio, que para bien o para mal, es la base de la vida que los espera.

–Podemos empezar por algo, sus medicamentos–.  La bandeja esta al fondo, tiene dos capsulas para diluir, las reconozco bien.

Camino hasta ellas y las preparo, al no se ha negado, asumo que aceptara; lo que restaría seria que siguiera con el tratamiento y saber exactamente de que promesa esta hablando. No voy a hacerle un cuestionario, me ha dicho mucho y preguntar de mas haría que se retractara de abrirse a mi. Regreso a mi puesto con las dos jeringas, unos guantes y alcohol.

–Señor Im–.  Pido que extienda el brazo. 

Su mirada recorre desde la jeringa hasta mis ojos. Sus parpados caídos reflejan lo mucho que ha sufrido en estos días, algo extraordinario debió sucederle para que lo sacudiera de esa forma, y puedo apostar a que la madre superiora lo sabe; tal vez deba pasarme de nuevo por la oficina de la madre. Lo siento por Yoongi pero nos tardaremos mas de lo pensando.

Por fin el señor Im extendió su mano para mi. Aparentemente su comportamiento se debía a su estado de soledad, no quería medicinas, quería atención, alguien que lo escuchara quejarse, pelear con la vida; algo que no se ofrece en este geriátrico. Lamentablemente no todas las personas conocen la amabilidad, ni la sensibilidad de los corazones que tienen los abuelos. Puse el medicamento sin escuchar queja alguna, nada de palabras soeces, de gritos, ni quejas; él simplemente bostezo. Termine por acomodarle la cama, tender sus cobijas a la perfección y permitirle a la luz natural entrar por las cortinas. Igual que un niño pequeño, no tardo en caer bajo un profundo sueño.

El señor Im es terco, testarudo, le encanta mandar, tener el control, no le gusta ser la victima, pero al final siempre necesitara alguien que este pendiente de él, que se preocupe por su bienestar; que sea sincero, que no lo haga sentir un anciano o un problema.

Salì de su habitación con una hermosa escena que después podre sacarle jugo frente a el, que se haya quedado dormido dejando ver su lado mas vulnerable no es de todos los días. Sigo diciendo que se parece a Yoongi, así que esto también es un experimento para tratar a Yoongi de viejo. 

Voy a través del pasillo para encontrarme con Yoongi, no se cuanto me he tardado pero no espero nada mas que un hombre con el ceño fruncido, los brazos cruzados y su pie impaciente revotando en el suelo. Paso por una habitación que tiene la puerta entre abierta y escucho un pequeño sollozo, a penas si se escucha.

¿Un abuelo? Alguien que necesite ayuda, pensé para mis adentros al detenerme. Estire el cuello esperando ver a dentro, pero tuve que avanzar a la puerta, los sollozos se iban volviendo mas claros, no sonaba a un abuelo, era alguien mas joven, y era un hombre. Mi mano empujo levemente la puerta para ver quien era, en un rincón frente a la pared, con una mano bloqueando los quejidos, un hombre corpulento, de cabello corto negro, con lentes, lloraba mientras veía de costado a la ventana.

Mi cuerpo se congelo, ni siquiera podía parpadear, la persona que estaba hay frente a mi, jamas hubiera imaginado encontrármela en un Geriátrico y en ese estado. Un sollozo mas agudo fue el que me regreso a la realidad y mis labios se movieron, mi estomago reunió aire y algo iba a salir de mi boca.

–¿Señor Bang Si Hyuk?–. 

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IBA A SUBIR MAS CAPITULOS, PERO LOS ATROS SIGUEN CONSPIRANDO EN MI CONTRA,,,,

LO SIENTO

LOS DEJO HASTA AQUÌ PARA QUE SAQUEN SUS TEORIAS, ¿QUE HACE NUESTRO PDnim EN EL GERIATRICO? 

BUENA SUERTE CON LAS TEORIAS Y ESAS COSAS.

RECUERDEN CUANTO LOS QUIERO Y PRONTO LES DARE LOS CAPITULOS QUE LES DEBO Y PREPARENSEN PARA UN NUEVO ANUNCIOO!!! TENDREMOS NUEVO PROYECTO... BUENO EN REALIDAD SON DOS, LUEGO LES CUENTO BIEN. 

LIZZY Y BANGTAN LOS QUIERE, NO OLVIDEN SUS ESTRELLAS Y SUS COMENTARIOS QUE SIEMPRE SON BIENVENIDOS *0* 

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