Hoja 61

–BTS, BTS, BTS, BTS–. Escucho muchas voces corear.

¿Dónde estoy? Esta oscuro.

–BTS, BTS, BTS, BTS–. Aparece una luz en el centro del lugar y las voces se alzan eufóricas.

Abro mis ojos y estoy en el apartamento, en mi habitación, recostada en mi cama. La luz entra por la ventana. Amaneció una vez más, soñaba nuevamente.

Desde hace días tengo el mismo sueño, soy yo flotando en un espacio oscuro, oscuro, muchas voces me rodean pero no puedo ver una figura clara; de repente sus voces se alzan y repiten una y otra vez lo mismo,

BTS, BTS, BTS...

Luego una luz se enciende en el centro de la oscuridad y las mismas voces gritan a mí alrededor, no me molesta el ruido, me hace sentir bien, me hace estar en paz. Despierto al escuchar el chirrido de un micrófono. Es algo que no logro explicar. Creo que mi solicitud al cielo sobre las visiones para que fueran un poco más explicitas fue rechazada; todavía esperan que decifre sus enigmas.

Huele a sopa de algas, escucho cosas que se mueven en la cocina, alguien se quedo anoche. Mi último recuerdo de la noche fue siete personas alrededor de mi cama hablando, discutiendo por un video juego; no recuerdo más allá de eso. Me estiro bajo las cobijas, los tendones se sueltan y hacen traquear mis articulaciones; mis músculos no están del todo fortalecidos pero luego de dos semanas de ejercicios tortuosos en el hospital conseguí una boleta de salida, eso fue apenar ayer.

Quito el peso que me cubre y que me mantiene calientita, estiro el cuello para ver hacia el pasillo que da a la cocina, pero no alcanzo a ver quien esta contoneándose, cocina bien, eso es seguro; la sopa de algas huele muy bien. Miro hacia la mesa de noche, según el reloj son las ocho de la mañana, realtivamente temprano. Decido salir de la cama, al bajar los pies aparte del frió del suelo me topo con una silla metalica, un nuevo recuerdo viene a mi cabeza, salí del hospital con silla de ruedas, por prevención, dijo el médico. Puedo ponerme de pie, pero no aguanto mucho tiempo antes de que mis piernas flaqueen.

Empujo la silla con mi pie para que se aleje de mí, reviso si mi pijama es adecuado para mostrarme a la persona que amablemente esta cocinando, la blusa es muy pequeña traslucida por lo que tomo una levantadora que cuelga de un lado de la cama, me lo pongo e impulso mi cuerpo arriba, estoy descansada por lo que no tendré problema en llegar a la cocina caminando. Recojo mi cabello en una coleta ligeramente atada para evitar mi amigo el dolor de cabeza, nos hemos vuelto muy intimos porque me hace visita cada hora en el día. Camino despacio para no llamar la atención, me estoy acercando al delicioso olor que sale de la cocina, ladeo la cabeza empujando mi cuerpo al mismo lado, estiro el cuello y veo una espalda ancha frente a la estufa, mezcla algo dentro de una olla que posteriormente tapa luego de probar el contenido y quedar satisfecho. La curvatura de mis labios se alza viendo lo concentrado que esta, tiene pan con mermelada, leche, la sopa de algas esta zapateando en la olla, y huelo a te de yerbas.

Me recargo en el marco de la entrada, cruzo mis brazos y sigo observando la escena, Jin es muy diligente cuando se lo propone, cuida cada detalle, le gusta que las cosas se vean bien y podría decirse que se exije más de lo que puede dar; no le gusta sentirse menos, ni tampoco le gusta ser una carga para los demás.

Finalmente debe darse la vuelta y da un pequeño brinco hacia atrás.

–¡Santo cielos! Lizzy, al menos respira–. Pone una mano en su pecho y respira profundo.

–Es que te veías tan concentrado que no quería interrumpir–. Con el índice ligeramente levantado señalo todo lo que ha hecho en mi cocina.

Toma la mermelada que esta en el muro de la cocina y sonríe después del susto. Camino hasta él para ver más de cerca todo lo que cocino para los dos, porque espero el desayuno sea para dos, mi estomago no podrá con tanta comida.

–¿A que horas irrumpiste en mi propiedad? –. Tomo un pan tostado y lo llevo a mi boca.

–Llegue pasadas las seis. Hablando de eso, algo me preocupa–.

–¿Qué? –. Sirvo del té de yerbas.

–Tu sueño es tan pesado que cualquiera puede entrar y robarte–.

Rió en bajo evitando que el té salga de mi boca.

–Culpa a los medicamentos. Todo el tiempo tengo sueño–. Me pongo de espaldas y pego la cadera al borde de la alacena.

Jin hunta los panes con la mermelada y se me hace agua la boca, en el hospital la comida más descente fue un caldo con sal y pollo desmechado, el resto era gelatina sin sabor, cosas sin sal, una gota de azúcar; era la dieta que nunca pensé en hacer. Pone el pan frente a mí y abre la boca, leo lo que pretende, abro la boca y empuja el pan adentro; estar enfermo no es tan malo.

–¿Rico? –.

–Es solo pan con mermelada–. Limpio un poco de mermelada en mis labios.

Sí hay algo que Jin no soporta es no ser alagado por su comida, lo sé, estoy jugando con él. Frunce el ceño y curvo una bella sonrisa para que hablande la mirada.

–Ve a darte un baño–. Ordena.

Muy estricto para tratarse de una inofensiva broma, hago ojos de gato mimado pero no veo cambios en su expresión.

–Después de desayunar–. Pido.

–Tienes tiempo para darte un buen baño. Usa los aromatizantes y los masajeadores que te compro Nam Joon, el médico dijo que debes estimular tus músculos–. Revisa la comida en el fuego.

Absorbo el vapor por la nariz.

–Huele delicioso–. Froto mi estomago, tengo mucha hambre.

Puedo comer y luego bañarme; pero no puedo bañarme despupes de oler la delicia que Jin preparo.

–A esto le hace falta, tengo que hacer la infusión de tus medicinas, tienes tiempo–. Señala con la cabeza hacia el baño.

Intento otro puchero mucho más tierno y por el que seguramente recibiría un golpe si la persona frente a mí fuera Yoongi o Jungkook. Frunzo los labios y chillo como cachorrito. Jin sonríe pero su índice se alza apuntando la puerta; se ha negado a mis encantos, así que dejo de hacer el ridículo y arrastro mi cuerpo al baño.

***

Jin estuvo conmigo hasta el medio día, su turno empezaba a las dos y tenía que preparar su maleta para ir a trabajar. Fue un martirio sacarlo del apartamento, pensaba en no ir a trabajar para quedarse conmigo, debatimos, gane con argumentos y termino yéndose.

Mi situación no es que haya cambiado mucho, me sigue dando sueño, no puedo estar mucho tiempo parada o en una misma posición porque todo el cuerpo me dolerá y sigo teniendo un guardián durante el día. Lo diferente es mi apartamento, no es el hospital.

Estoy en la cama recargada en el barandal revisando mi celular, la madre superiora quiere verme pronto, sacará tiempo en su agenda para venir a visitarme, el señor Im pregunta torpemente por mí diciendo que esta feliz por que no he ido a verlo y pregunta cada mañana sí voy a ir. Jackson me da un reporte completo de lo que hace en el día, hoy no podrá venir a verme, estara lidiando con los deberes de hijo en la compañía familiar; es como el la restricción a su vida sin limites.

Me remuevo para recostarme en la cama, llevo media hora sentada y el trasero me talla; espero recuperar la masa muscular pronto, estoy harta de pasármela así todo el día, dependiendo para moverme de mis fuerzas o una silla de ruedas. Escucho la puerta abrirse y me alarmo, mi visita llegaría pronto pero que yo sepa toca a la puerta. De un salto estoy fuera de la cama, camino despacio sin hacer mucho ruido, los ladrones pueden pensar que el apartamento sigue solo y aprovecharan para saquearlo, o eso creo. Estiro el cuello como tortuga y miro al pasillo, reconozco la espalda que estoy viendo, cierra la puerta y regreso a la cama, no era un ladrón, se trata de...

–¿Estás despierta? –. Ho Seok.

Sus ojos ovalados quedan descubiertos, ¿Qué de raro hay en que este despierta? Omito esa parte y asiento, cubro mis pies y me recuesto en la cama. Él se quita la chaqueta quedando en un buso blanco con el logo de adidas en el centro, recoge las mangas, y se sienta en el borde de la cama.

–Estaba por dormir–. Le dije.

–Creí que ya estabas dormida. Jin hyung dijo que tuviste un baño de bebe, que los bebes se duermen después de bañarsen y comer–. Su mano se pasea por mi cabeza, su tacto es gentil y suave, siento como mis sentidos se van durmiendo.

Mis ojos se abren y cierran lentamente, donde siga haciendo eso, quedaré dormida antes de que hablemos de cosas interesantes, como el trabajo en la academia, sus aventuras con Jimin y la historia de su primera resaca; que según los menores, es epica. Ho Seok hace un movimiento en la cama, sube su cuerpo, se acomoda de lado y queda acostado en el borde de la cama. Esta viéndome sin dejar de sobar mi cabeza, yo solo me dejo hacer, mamá hacía eso cuando quería que me durmiera rápido.

–No había dicho nada por respeto a los demás, pero ahora que estamos solos, aprovechare antes de que te duermas–. Su tono de voz cambio, es más suave y ronco.

–Muy serio para ser Hobi–. Sale de mi boca.

Pega nuestras frentes tomándome desprevenida, abro los ojos un poco buscando una respuesta en sus ojos, respiro un aire diferente en él, este no es el Ho Seok que conozco, o tal vez lo sea, pero algo en su mirada a cambiado.

–Sentí morir cuando dejaste de respirar–. Su voz tiembla. –Mi mundo se desvanecia frente a mí, una vida sin ti, una vida sin ti Lizzy–. Negaba con la cabeza.

Su respiración pegaba fuerte en mi cara, sus labios temblaban, sus mejillas estaban enrojecidas, he visto estos síntomas en otra persona; igual que aquella vez, debo detener lo que esta sucediendo, sin mencionar que en ese entonces, también em sentí el peor ser humano que ha pisado la tierra.

–Ho Seok-Ah–. Tenía los ojos cerrados y los abrió lentamente. Mi mano subió a su mejilla y él la cubrió con su otra mano.

–He querido decirte esto desde hace...–.

–No lo hagas. Escuchame, tarde o temprano debo separarme de ustedes. No puedo quedarme eternamente a su lado, además, una vida de fama los espera y en ese camino no estoy yo. Habrá más personas que los cuidaran, los apoyaran, estarán para ustedes–.

–Esa vida de la que hablas, no creo que suceda–. Su ceño se frunce un poco y su tono de voz vuelve a cambiar.

–Debes creer que sí–. Apelo.

–Las oportunidades son una sola vez en la vida, Lizzy–.

¿Por qué lo dice como si todo hubiera terminado? ¿No fue él quien dijo que no era el fin del mundo?

Mi sexto sentido de mujer indica que pasa algo detrás de esas palabras tan duras y no hablo solamente de los confusos sentimientos que esta teniendo él por mí; porque son confusos, en sus ojos puedo verlo. Haber experimentado el sentimiento de perder a alguien querido le hace creer que tiene algún sentimiento extraño hacía esa persona, pero no es más que la depencia entre nosotros.

–Pero la de ustedes no ha pasado. La siguiente puede ser la suya–. Afirmo cerrando un tanto la palma de mi mano en su mejilla.

Retira lentamente mi mano de su mejilla y la pone sobre su pecho, su corazón esta aritmico, bombea sangre como un loco, me quedo viéndole por un momento y él decide soltarme. Su mirada es rigida y la línea en su frente desaparece.

–Me prometí decirte lo que me estaba pasando, no te estoy dando ninguna responsabilidad por eso. Que estes con nosotros es mejor que cualquier otra cosa–. Revuelve mi cabello y se pone de pie.

–¿Sabes lo difícil que es peinar este cabello? –. La mejor solución de Lizzy a los problemas y momentos difíciles es cambiar el tema.

–Nunca escuche que Jungkook se quejara–. Su sonrisa de pomulas alzados vuelve.

–Tiene complejo de estilista–. Suelto acomodando mi cabello y enrollandome en las cobijas.

Hobi ríe como si lo que acababa de pasar, en realidad no hubiera pasado. Hizo un clic en su mente para bloquear esos minutos en la cama, su sonrisa estaba ahí; radiante, esplendida, cubriendo los pensamientos turbios que viajaban en su cabeza.

–¿Vas a quedarte hasta que me duerma? –. Dije pidiendo su mano.

Arrastro una silla hasta la cama, tomo mi mano y asintió.

–Voy a quedarme aquí–.

Los ojos se me estaban cerrando solos, algo me arrastraba a dormir, quería hacerlo, dormir, dormir, dormir y dormir; hasta que recuperara todo el sueño que he perdido.

***

–BTS...BTS...BTS...BTS–. 

¿Qué significa?

A lo lejos el chirrido de un micrófono hace que mire al frente donde una luz blanca de reflector esta apuntando a algo... son pequeños puntos que no logro distinguir. El chirrido es más fuerte, pero algo ha cambiado, no es un micrófono, suena como una... una...¿licuadora?

Hora de despertar Lizzy.

Abro los ojos de golpe, no estoy asustada, solo que escuchar la licuadora me tomo por sorpresa. Miro al lado y la silla no esta, Ho Seok debe estar preparando algo en la cocina, no es experto como Jin pero sabe defenderse. Quito las cobijas y uso las pantuflas, camino al closet donde tomo un saco de lana, camino bostezando hacia la cocina estirando los brazos al techo, me siento mucho más descansada ahora que he dormido mejor, aunque el tema del sueño/visión/enigma interrumpiera el tratamiento.

–Un poco más y me arrancas un pedazo–. La voz ronca de Yoongi congela cada acción de mi cuerpo.

Mis ojos se mueven en dirección a la voz, junto a la mesa central, con la licuadora en la mano y un colador en la otra, esta Yoongi con cara de asco. Cierro la boca y bajo los brazos, no entiendo porque con él la situación es diferente, si hubiera sido cualquiera otra persona omitiría su comentario.

–Creí que eras Hobi–.

Continúa con lo que estaba haciendo.

–Se fue hace media hora–. Media hora sonaba a bastante tiempo. Di media vuelta para ver el reloj de la pared, sí Hobi llego a las dos de la tarde y no hablamos más de veinte minutos, ¿aún es de día?

–¡¿Ocho de la noche?! –. Exclamo escandalizada.

–¿Por qué gritas? ¿Qué pasa con que sean las ocho? –.

–¡Dormí seis horas, Yoongi! ¡Seis horas! Estoy volviéndome una persona cedentaria–. Sacudo las manos porque no lo puedo creer, no es más que pegue la cabeza a la almohada y ya estoy en un sexto sueño.

Escupe una risilla que intenta ocultar al bajar la cabeza. Hace mucho no veía esa sonrisa. Ni modos, ya que, ya perdí otro día.

Camino a donde esta, busco en la mesa comida, Jin cocino mucho algo tuvo que quedar, no creo que mi estomago acabara con todo, no me estoy sintiendo llena, al contrario, un león ruge en mi panza. Encuentro el pan con mermelada, corto un trozo de pan y lo llevo a mi boca, Jin debió pensar que tendría más hambre, Gracias Jin.

Yoongi sirve un vaso de avena, es avena pura, la he visto en el orfanato, es la misma que él esta sirviendo. Contenta estiro las manos esperando que ponga el vaso entre ellas, me mira arrogante y lo pone entre mis manos, sonrió de lado y bebo la mitad en dos sorbos largos.

–¡Avena! –. Digo feliz limpiando el bigote de avena.

–Eres como una niña pequeña, te gustan todas estas cosas–. Sonríe ampliamente para mí.

–Tengo alma de niño–, Cantorreo dando brinquitos en mi puesto.

Niega con la cabeza. Mete su mano en el bolsillo trasero de su pantalón y saca su celular, teclea algo y estiro el cuello para ver, un número de teléfono alumbra en la pantalla y activa el alta voz.

–¿Qué más Yoongi? –. Escucho a Nam.

–Ya desperto–.

–¿Tan rápido? –.

–Dijo que esta dormida desde que llego Ho Seok–. Asiento y bebo más avena.

–¿En donde esta? –.

–Aquí–. Digo.

–Lo supuse. ¿Cómo te sientes? –.

–Como un oso despertando de su invernación–. Los dos ríen.

–¿Usaste lo que compre? –.

–Sí. Fue una ducha de terapia extenuante, creo que por eso dormí tanto–.

–Eso es bueno. En tres días tienes el control. Todos te acompañaremos, ya pedimos permiso–.

Levanto la mirada a Yoongi y este asiente. A mi parecer siete acompañantes para un control medico, es mucho. Con uno bastaría y ya había pensando en ir sola.

–No es necesario, puedo ir por mi cuenta–.

–Te lo dije. Ella iba a poner peros–. Interpela Yoongi.

–No me interesa. Esta hecho–. Suena a una orden.

Suspiro resignada, de nada sirve que me oponga a algo cuando tengo a siete personas en contra, es mucho desgaste de tiempo y dolores de cabeza. Aceptar y dejarme llevar suena mucho más favorable.

–Como digas. Gracias por la aromaterapia–.

–Comprare más... En un momento voy...–. Dice a lo lejos. –Tengo que seguir trabajando, cuidala mucho Yoongi. Lizzy descansa lo más que puedas, no seas mezquina–.

–Cuando te vea, voy a darte un beso y un golpe–.

–Desde que el beso sea donde me golpees, no le veo problema–.

–Cuelga Yoongi–. Escucho la carcajada de Nam antes de que se corte la llamada.

Mi cara esta ardiendo por su tonto comentario y tuve que darme la vuelta e ir a la mesa para respirar profundo y recuperar mi tono de piel natural. Yoongi me siguió el paso con dos vasos de avena y se sentó conmigo; demás, traía una bandeja pequeña con pan y mermelada, tendría una buena cena esta noche.

–Voy a estrangularlo–. Retuerzo una almohada.

–Sabe como sacudirte–. Comenta sonriendo.

–Odio cuando lo hace–. Chasqueo y me concentro en el pan con mermelada que dejo Jin.

Tomo tres rebanadas de pan haciendo una torre delgada que va a parar justo dentro de mi boca, bueno solo la mitad de la torre, Yoongi me ve con cara de asco, bebe de su avena y solo come una rebanada de pan.

–¿Ien iene el tuno e maana? –.

–Tus papàs no te enseñaron que comer con la boca llena es una falta de respeto, por no decir que se ve asqueroso–. Arrugo la boca y la frente.

Bebí a sorbos la avena bajando el pan por mi garganta, tosi un poco, aclare la voz y asentí.

–Lo siento. ¿Quién viene mañana? –.

–Yo–. Soltó tosco.

¿Dos turnos seguidos?

–No es necesario que vengas, puedes descansar–. No puedo acaparar el tiempo de todos, tienen sus propias vidas, no soy solo yo.

Niega con la cabeza varias veces. Traga el pan con avena, absorbe un poco por la nariz y carraspea.

–Nadie tiene tiempo en la mañana, solo yo. Vendré a hacer ese turno y no se discute–. Advierte antes de que conjugue alguna frase.

Asiento lentamente. Su advertencia es bastante clara, refuntando lo que ellos han decidido me traería una larga noche y quizás atraería mi dolor de cabeza; que por cierto, hoy no se ha pronunciado.

Yoongi me mira por un rato, me percato de eso y le sostengo la mirada, no esta molesto, ni preocupado, solo me mira, su ceño no se pronuncia, se ve tranquilo.

–Tengo una pregunta–. Rompo aquel silencio haciéndolo ver a otra parte.

–¿Qué es? –.

–¿Ho Seok te abrió la puerta? –. Olvide preguntarle al mismo Hobi el asunto de que entró por su cuenta.

Su expresión cambio a una que decía "Esas preguntas", alce los hombros pareciendo inocente ante su reacción.

–No. Cada uno tiene una llave del apartamento–. El trozo de pan que sostenía en mi mano cayó sobre la mesa, junto con mi mandibula.

¿Siete copias de la llave de mi apartamento?

–¿Qué? ¿Creías que te íbamos a dejar sola sin tener precauciones? –. Eso no parecía una precaución, ver a ambos lados para cruzar la calle es una precaución, esto sonaba más a un extremismo en contra del peligro.

Parpadeo mientras mi cerebro procesa la información y asimilo la exagerada forma de estar pendiente de mí. Entiendo a la perfección que estuvieron muy asustados con lo que paso, pero ¡ey! Puedo cuidarme sola, no era necesario que cada uno tuviera una llave y pudieran entrar a mi apartamento cuando quisieran. ¿Dónde queda mi derecho a la privacidad?

–Me siento más un reo, que un paciente–. Comento en desacuerdo. Pongo el pan sobre la bandeja, el hambre se ha esfumado.

Que se preocupen por mí es muy bello de su parte, pero que se tomen las cosas tan en serio, me preocupa. Ya acepte que debo regresar al cielo, pero ellos no lo saben y esperaba que una vez dentro de la agencia, nuestro lazo irrompible fuera menos arraigado, más bien, liviano, sostenible.

Resopla con fuerza y cuando va a escupir las palabras su celular suena, quien sea, me ha librado de una batalla esta noche.

–Diga–. Lo escucho ofuscado. –¿Cómo esta?... Yo deje todo en el cuadro que le entregue a Yang... ¿Cómo? ... Pero si todo esta especificado... ¡Ese idiota!... –. El tono de voz va subiendo a medida que la conversación avanza, creo que tiene problemas con alguien, solo espero que no sea nada grave.

–¿Tiene que ser ya?... Estoy ocupado con un asunto... Veré que puedo hacer... Si, si señor... Esta bien... Esta bien...–. Corta la llamada, acto seguido se pone de pie y da una patada al aire.

–Yoongi –. Musito llamando su atención, sus ojos están brotados, lo que sea que le hayan dicho lo ha puesto de perros.

–¿Tienes problemas? –.

–Un imbécil que no sabe hacer su trabajo. Ahora resulta que faltan unas relaciones de dinero en un cuadro que se entrega cada fin de mes. El jefe quiere que vaya para que le explique y corrija el cuadro–. Pone la mano en su cintura, baja la cabeza y se toca el puente de la nariz con dos dedos.

Entiendo, tiene algo que solucionar y yo soy su responsabilidad; esta en una encrucijada, si va a su trabajo tendrá que dejarme sola, e imagino que los siete pactaron no hacerlo hasta que pueda manejarme por mi cuenta.

–Ve–. Paso de la mesa a mi cama.

–No–. Refuta de inmediato.

–Si te quedas no vas a poder estar tranquilo, suena a que es grave. Ve, aquí ya hiciste mucho, me diste avena, comí pan con mermelada, ya estoy en mi cama–. Levanto las cobijas y me deslizo dentro de la cama. –Tu trabajo esta prácticamente hecho. No soy de las que se levantan a mitad de la noche, así que dormiré hasta cuando amanezca–.

–No puedo dejarte sola. Si pasa algo yo no...–. Su mano de la cintura cae al costado y me ve preocupado.

–Tranquilo. Dame mi medicamento de la noche y dormiré como un bebe, puedes ir y regresar mañana temprano, no le dire a nadie–. Alzo la mano derecha símbolo de que soy sincera y guardare su secreto.

Muerde su labio inferior, no se siente seguro de lo que piensa hacer, pensar en que me suceda algo en su guardía lo hace negarse a separarse de mí, pero debe hacerlo, sus vidas debe continuar pase lo que pase.

Camina a la cama, dobla su rodilla, toma mi mano entre las suyas y veo la preocupación en su rostro.

–Vendré antes de que amanezca–. Es una promesa, así lo siento.

–No. Descansa, te espero a primera hora–. Digo curvando una enorme sonrisa para tranquilizarlo.

Se pone de pie y camina rápido a la cocina, escucho cosas moversen y regresa con una taza de té, huelo las yerbas desde lejos. Va al closet y saca mis medicamentos, tengo dos, uno de la mañana otro de la noche, estan marcados para que sea más fácil, me entrega dos tabletas, las pongo en mi boca y las bajo con el té.

–Si te sientes mal, me llamas–. Asiento.

–Estaré bien–.

–Me llamas–. Pide con la mirada y vuelvo a asentir.

Agarra una chaqueta, un bolso de tejido, se lo cuelga y sale disparado del apartamento. Escucho que cierra la puerta y rió un poco; es como un padre responsable.

Miro a los lados, se siente vacio el apartamento. Bajo la mano para agarrar la pantufla y tirarla a swicht de la luz, doy en el blanco y quedo a oscuras, Yoongi apago las demás luces mientras servía el té; mañana será otro día y espero poder salir de mi encierro para respirar un poco de aire fresco. Quizás mañana sea mi oportunidad, puedo usar a Yoongi, no es que sea mala, pero necesito salir a ver el mundo.

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ESTAMOS DE VUELTA!!

Gracias a las flamantes fotos consecutivas de nuestro Jungkook, hemos regresado. *compartan al jungkook de la suerte*

Ya saben como es esto, por cada vez que me pronuncie serán mas de un capitulo.

No se porque, pero amo esos capítulos raros entre bromas y risas. 

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