Hoja 60 (III)
La voz de Lizzy.
Quince días.
Han pasado quince días desde que desperté de la muerte, eso dijo mi médico, que morí unos minutos y regrese a la vida. Lo que yo sé es que mi alma estuvo fuera de mi cuerpo por un mes y por eso no despertaba, en la tierra es conocido como estado de coma.
Me han hecho cualquier cantidad de exámenes, de arriba abajo, en busca de una explicación a mi repentina curación y del porque desperté sin ningún efecto secundario, nada de pérdida de memoria, o de quedar sorda o muda; porque sí, mi voz regreso a los tres días, fue un motivo más para que todos lloraran, estuvieron preguntándose si había quedado muda, eso les preocupaba bastante y yo pensaba que estaban aburridos de escucharme regañarlos.
Todo ha salido bien hasta el momento. Vienen día intermedio para sacarme sangre y duele como un condenado, pero debo ser fuerte si quiero salir pronto de aquí.
Llevo dos días sin tener visitas porque envíe a todo el mundo a su casa, ninguno se me despegaba, dormían aquí. Mañana tarde y noche tenía a alguien conmigo y no quería acaparar a nadie. Yo estaba mejorando, ellos podían volver a sus vidas, el tiempo de luto había pasado, no era necesario estar vigilada 24/7. Me costó un poco obligarlos a que me dejaran sola unos días, no obstante no hay nada que un buen chantaje no pueda solucionar. Así logre dos días de privacidad, pero prometieron volver al tercer día... Ósea, hoy.
Estar en una camilla todo el tiempo es molesto, pero si quiero moverme a algún lado debo llamar a alguien para que me ayude. Estoy recuperada pero no tengo fuerzas suficientes para caminar por mi cuenta, el médico dice que es normal luego de estar un mes quieta en la misma posición, que hubiera sido peor si los muchachos no me hubieran dado masajes en las piernas y brazos todo ese tiempo. No quiero molestar a nadie así que uso mis fuerzas para girarme un poco y quedar viendo hacia la ventana. Tengo otra habitación y las ventanas son más traslucidas, desde mi cama puedo ver afuera, cielo, nubes, el sol, muy tranquilo.
–Permiso–. Escucho que tocan la puerta y alguien entra. Giro para ver y es mi médico. Hemos hablado mucho en estos dos días.
–Hola–. Volteo mi cuerpo y él da zancadas para ayudarme.
–Hola. Sabes que debes pedir ayuda para hacer esos movimientos–. Mete sus brazos bajo mi espalda y me acomoda derecha.
–Quiero dejar de sentirme inválida. Este hospital tiene pacientes más importantes–. No duro mucho la vista a la ventana y de nuevo estoy derecha en la cama. Mi médico se sienta en el borde de la cama y sonríe, más bien, se burla de mí.
–Eres una paciente importante. Por eso debemos cuidarte–.
–¿Cuándo puedo volver a mi casa?–.
–Ya hemos hablado de eso. Necesito estar seguro sobre tu salud, Lizzy–. Levanta un momento las cejas insistiendo en el asunto de dejarme para observación.
–Pero ya estoy bien. Los exámenes no han salido mal–.
–Es verdad. Sin embargo te sigue costando moverte por tu cuenta ¿no?–. Muerdo mi labio, no sé porque me pasa esto a mí.
Suspiro resignada, sino recupero mi fuerza pronto, me pensionare en un hospital.
Él pasa su mano por mi cabeza y sonríe. Sé que quiere apoyarme y darme moral, pero cada vez que viene con esa respuesta, siento que me quiere tener retenida aquí de por vida.
–¿Hoy vendrán las visitas?–. Retira la mano de mi cabeza y la pone sobre su pierna.
–Eso creo. Soportaron dos días, eso es mucho–. Rió imaginándolos desesperados por venir.
–Las enfermeras los han preguntado. Tienes un grupo de amigos muy llamativos–.
–Guapos–. Agrego.
Él sonríe y agita la cabeza. Lo sabe.
–Estoy de acuerdo. Esos hombres sufrieron mucho por ti. ¿Qué se siente tener ocho apuestos chicos llorando por ti?–.
–Debería decir algo como "muy halagada" pero no. No es para nada halagador que hubieran pasado por todo eso–. Me gustaría poder borrar de sus memorias aquel traumático mes.
–Es porque te quieren mucho. Los escuchaba hablar de sus aventuras, decían muchas cosas de tí–.
–Espero que hayan sido cosas buenas–. Rió. Sé que la mitad del tiempo fueron quejas sobre mí.
–Unas sí, otras no tanto. Fue un tiempo difícil. Hasta yo tuve un tiempo difícil–.
–Lo sé. Escuche de Jackson lo que paso. Gracias por haber intentado hasta el final–. Puse mi mano sobre la suya, le debía esas gracias.
–Con permiso–. Miro a la puerta y curvo una sonrisa.
–Comenzaron las visitas, parece que nuestros días a solas se terminaron–. Chista el médico y asiento. Estos dos días ha estado conmigo, hablamos sobre lo que paso durante mi estado de coma.
Jackson camina a un costado de la cama y deposita un beso en mi frente, arrastra la silla metálica, descuelga su maleta rebbons y la pone junto, se sienta y toma mi mano.
–¿Dormiste bien?–.
–Sí. Estaba buscando un trueque con el hombre de bata para conseguir mi boleta de salida–.
–¿Cómo van las negociaciones?–.
–Quiere alargar mi sentencia un par de milenios más–.
Mi médico hace una o con la boca y pone la mano en su pecho haciéndose el ofendido.
–Un par de días niña quejambrosa–. Dice riendo.
–Es lo mismo–. Hago un puchero.
Jackson bate la cabeza y ríe con el médico, no creo conseguir mi salida antes de tiempo si personas como el hombre de bata y Jackson están aquí.
–Iré a ver el resultado de tus últimos exámenes. Volveré en la tarde–.
–No venga a menos de que traiga mi boleta de salida–. Sentenció.
Él vuelve a reír, se despide moviendo sus dedos y cierra la puerta.
–¿Puedes creerlo? Pediré que lo cambien–. Bromeo aprovechando que no me escucha.
–Ya déjalo, está haciendo su trabajo–.
–Lo sé. Estoy cansada de esta cama, Jackson–.
Se pone de pie, busca en los lados y encuentra un mando con cuatro botones, es para elevar la cama, oprime el primer botón y la cabecera se eleva dejándome prácticamente sentada; pone el mando en su lugar y vuelve a sentarse.
–¿Mejor?–.
Asiento aunque no noto el cambio, quiero caminar, salir, estar en mi apartamento, ir al orfanato, ver al señor Im ¿tomara sus medicinas? ¿Alguien le dijo que estaba aquí? Necesito saber de qué me perdí en este mes.
–Mamá te envió unas galletas, dijo que te las diera cuando te viera–. Abre su maleta y saca una bolsa traslucida que tiene un listón en lo alto. Las galletas de estrellas y flores se pueden ver. Sonrió un poco, las galletas de la señora Wang son realmente deliciosas y llevo varios meses sin probarlas.
Tomo la bolsa y suelto el listón, saco una estrella azucarada y la pongo dentro de mi boca, mis dientes la pulverizan y el paladar retiene el sabor a mantequilla y naranja, definitivamente, las mejores galletas.
–Están deliciosas–.
–Porque las hizo mi mamá–. Dice enaltecido.
Le doy un toque de lado y ríe.
–Lástima que no le heredaste el don–. Jackson se sonroja y abre los ojos.
–Pensé que lo habías olvidado–.
–¿Cómo podría olvidar el día que la cocina de tu casa se incendió?–.
Se pone un tono más rojo. Muerdo mi labio inferior reteniendo la risa, ese día fue uno más para el calendario de desastres de los Wang.
–No se incendió–.
–¿Ah, no? ¿Estás diciendo que la escena de tu mamá llamando a los bomberos era solo teatro?–.
–No eran los bomberos... era la policía...–. Es mi límite. Estallo en risas escuchándolo decir la policía con los labios fruncidos.
–Cierto, ella iba a entregarte por daño a propiedad privada–. A medida que aumenta el tono de mi risotada también aumenta el nivel de dolor en mi cuerpo. Mis músculos no se adaptan al movimiento.
–Ja ja ja ja. ¿Mucha risa?–. Alza la ceja.
Carraspeo un poco obligándome a controlar la risa. Me muevo a la izquierda para verlo mejor y el dolor va en aumento, sube por mi espalda y me deja a medio camino, la risa desaparece y es reemplazada con un quejido bajo.
–Ni tanta–. Musito.
Veo la preocupación en sus ojos a la par que la malicia en su sonrisa, me lo merezco por revivir esa escena del pasado donde casi es entregado a las autoridades por haber prendido fuego a su cocina. La señora Wang gritaba por todos lados y lo amenazaba con mandarlo a prisión.
–Lo bajare un poco–. No duro mucho su malicia.
–Gracias. A este paso quedare sin trasero–.
–¿Desde cuando tienes uno?–. Lo miro ofendida y sorprendida a la vez. Él ríe y saco mi lengua girándome a otro lado.
Eso lo hace carcajear y a mí me saca una sonrisa, es cierto, no tengo mucha retaguardia, sí llego a caer de trasero se fracturaría el coxis. No hay masa o retenedor en esa zona.
Jackson acomoda mis almohadas dejando ligeramente elevado la cabecera, con eso puedo estar sentada y recostada a la vez. Regresa a su puesto y toma mi mano entre las suyas.
–¿Has hablado con los demás?–. Lo miro sorprendida. Este no es el Jackson Wang que conozco, me lo cambiaron.
Alzo una ceja y él frunce el ceño.
–¿Qué?–. Creo que no le gusto mi gesto.
Niego con la cabeza.
–Nada. Solo que es extraño que preguntes por ellos–.
–Pasaron muchas cosas mientras estuviste un mes lejos de este planeta–. Revolvió mi cabello.
–¿Será que caí en la dimensión equivocada?–. Miro alrededor riendo.
–Ok, como quieras. ¿Hablaste con esos idiotas?–. Frunzo el ceño y entorno los ojos.
–Sí. Me llaman y me escriben cada diez minutos–. Era cada hora pero quería ver la cara de enojo en Jackson; algo que no sucedió. Solo asintió.
–No deben tardar en llegar–. La enfermedad parecía grave, Jackson hablando tan tranquilo sobre ellos.
¿Qué paso en ese mes? ¿De qué me perdí?
Tantos cambios me hacían pensar que habían pasado años y no un mes. Los chicos estaban más considerados, más unidos, más centrados; Jackson estaba más comprensivo, más atento y se preocupaba por todos, incluyendo a los siete hombres a los que prácticamente les declaro la guerra. Suena a que ha pasado mucho tiempo.
Podía preguntarle sobre lo que paso, pero conozco a Jackson y parte de las recomendaciones que dieron los médicos es que no puedo tener impresiones fuertes, ni estresarme, ni mucho menos tener preocupaciones. Aunque ya tengo varias preocupaciones, así que preguntarle aliviaría parte de ellas, ¿cierto? Por algo soy una guardiana muy astuta.
–Ya que los mencionaste, ¿puedo preguntarte algo?–. Iba a preguntar esto a los muchachos, pero escucharlo de otra voz también sirve; después corroboro la información con ellos.
–Pregunta–.
–¿Qué paso con las audiciones?–. Desde que desperté de la muerte ese ha sido mi gran interrogante.
Jackson carraspea, suelta mi mano y pone las suyas en medio de sus piernas; acto seguido no puede sostenerme la mirada. Entorno la mirada notando cierto nerviosismo en sus gestos.
–¿Jackson?–. Intento girarme hacia él pero el dolor en la espalda me lo impide.
–Tonta, no hagas eso–. Se pone de pie y me ayuda a voltearme.
–Habla Jackson, ¿Qué paso?–. Él vuelve a su asiento.
Se está tardando demasiado para dar una simple respuesta, pasaron o no pasaron. Nuestras miradas se conectan y trato de ver más allá de sus ojos, entrar a su alma, aprendí a manejar ese don y sí él no me lo dice, su alma lo hará.
–Buenos días–. Interrumpe la hermosa voz de Jungkook.
Volteo a ver y todos han llegado. Sonrió y se abren paso dentro de la habitación, entiendo porque me han cambiado de cuarto, este es mucho más espacioso para que todos estén cómodos. Traen canastas, flores, frutas, obsequios que prometieron darme cuando nos volviéramos a ver.
–Buenos días chicos–. Saludo.
–Buenos días–. Saluda Jackson.
–Buenos días–. Responden en coro. Otro gran cambio.
Jackson se pone de pie y camina hacia Nam Joon que está abriendo una cesta sobre una mesa. ¿Soy yo o está escapando? No digo nada y siento la mano de Jimin sobre la mía, volteo a verle haciendo un gran esfuerzo para no gritar de dolor.
–¿Cómo sigues?–. Pregunta él.
–Pues aparte de que no tendré una boleta de salida pronto, estoy bien–. Digo quejambrosa.
–Es por tu bien–. Dice Taehyung sentándose a mi lado sobre la cama.
–¿Tú crees? Voy a enloquecer si no salgo pronto–. Demando.
–Debes ser paciente como nosotros–. Jungkook se sienta a los pies de la cama.
–Sí, deja de quejarte menos y recupérate más–. Dice Yoongi tomando lugar en la silla junto a la cama.
Le doy una mirada para que se quede callado porque no me está ayudando, sus comentarios poco moralistas no son necesarios. Voltea la mirada y chasquea; aún no hemos arreglado nuestras diferencias, trato de no hablar de eso, quiero que sea él mismo quien inicie la conversación.
El olor a chocolate y fresas se coló por mi nariz, abrí los ojos inspirando fuerte por la nariz; es uno de mis postres favoritos, los iba a amar un gramo más donde me hubieran traído un trozo del postre que hacen en la pastelería que queda en la esquina de la pensión. Voltee a ver a la cesta sobre la mesa, en el rostro de Nam tiraba una sonrisa igual que en el de Jackson. ¿Podía ser cierto?
Quise levantarme pero nuevamente el dolor en los músculos me doblego, ¿Cuánto más necesitaba para recuperar la fuerza? Taehyung metió su mano entre la cama y mi espalda ayudándome a sentar; Jungkook subió la cabecera de la cama con el dispositivo y pude estar en una posición apta para saborear el postre. La felicidad que irradiaba mi rostro era comparada con la de un niño cuando le dan un dulce o su juguete favorito, sonreía ampliamente y estire los brazos atrayendo la bandeja con mis manos.
–Eres como una niña–. Dice Jin riendo.
–De haber sabido que se pondría así, hubiéramos traído ese postre antes–. Comenta Ho Seok sonriente junto a la ventana.
–No importa. Es el postre más delicioso del mundo, sin ánimos de ofender a tus tartas de fresa, Jin–. Comento.
Nam deposita la bandeja de una porción en mis manos, guiña y se aparta quedando al lado de Yoongi.
Mis ojos no pueden creer lo que ven, aquel delicioso postre de chocolate con cobertura de fresa, está fresco, se ve tan suave y esponjoso que mi paladar se hace agua. Tomo la cuchara, corto el trozo y lo llevo dentro de mi boca; es fantástico su sabor a chocolate. Cierro los ojos y escucho sus risas, abro los ojos y están sonriendo mientras me ven en mi estado más vulnerable.
–No sabía que te gustaba tanto ese postre–. Dice Nam.
–Yo sí–. Comenta Taehyung sintiéndose superior. Fuimos a esa pastelería un par de veces y siempre pedí el mismo postre.
–Taehyung fue el de la idea–. Dice Jimin sonriendo.
Giro a ver la sonrisa de oreja a oreja de Taehyung, estiro el cuello y pongo mis labios en su mejilla, me separo y los demás están sorprendidos, claro, no más que él.
–Gracias–. Digo y como del postre.
Taehyung sonríe más grande y se muerde la punta de la lengua, pone la mano en su mejilla y se sonroja rápidamente asintiendo.
–Me gusta verte feliz–. Dice depositando un beso en mi cabeza.
–No es justo, ¿saben cuántas veces ella me ha besado la mejilla? Puedo contarlas con una sola mano–. Reclama Jackson intentando ser serio pero sonríe.
–Nunca me has dado un postre de estos–. Defiendo.
–Eres tan odiosa que a veces quisiera retorcerte el cuello–. Hice la mímica con las manos.
–Por cierto, ¿Quién trajo las fotos de mis padres?–.
–Estás cambiando el tema–. Dice Jackson.
–No. Te está ignorando–. Comenta Yoongi. Eso lo aprendí de él.
–Yo–. Jungkook levanta la mano. –Creí que si los tenías cerca, te ayudarían a recuperarte–.
Baje el plato entre mis piernas y lo llamo con el índice. Abre un poco los ojos y temeroso acerca su cuerpo a mí, tomo su rostro entre mis manos y curvo una enorme sonrisa a la par que mis ojos se empañan; no sé qué he hecho para merecer tanto amor por parte de todos, que cada mañana pueda ver las fotos de mis padres, es más que un incentivo para seguir adelante y tener fuerzas de levantarme pronto de esta cama. Subo mis labios a su frente y un beso sonoro queda marcado, lo escucho reír nervioso y subo su rostro para verlo.
–Muchas gracias–. Suelto su rostro.
–¿Algo que decir, Jackson?–. Pregunta Jin divertido.
–No. De esos he tenido bastantes–. Comenta cruzado de brazos.
–Pues yo estoy celoso–. Dice Ho Seok cubriendo un poco su boca.
Todos reímos viéndolo actuar infantilmente.
Suelto un suspiro creando un silencio de pocos segundos en la habitación.
–¿Los extrañas mucho?–. PreguntaTaehyung sobando mi cabeza.
Asiento.
–Mamá y papá podían ser estrictos y a la vez consentidores. Discutíamos muy poco; cuando sucedía hacíamos lo posible por no dejarlo pasar por mucho tiempo. A mamá le gustaba hacerme picado de frutas en las noches, decía "Las frutas son los caramelos de los niños"–. Sonrió recordando esos días. – Papá siempre tenía un juego para mí, su trabajo lo mantenía ocupado la mayor parte del día, llegaba cansado y pasaba a mi habitación para contarme sobre su trabajo; para mí era mejor que escuchar cuentos de fantasía. Él pasaba tiempo con nosotras, lo máximo que podía. Caminábamos por los parques, hacíamos carreras para llegar hasta el carrito de los helados–.
–¿Qué paso?–. Levanto la vista, Jimin se ve triste.
No es una historia triste, mis padres cumplieron con su deber, incluso más allá de lo que debían hacer por mí. Los extraño, pero no porque este triste, sino porque me alegra recordarlos.
Sonrió relajando su tristeza. Tomo otro trozo del postre y lo pongo dentro de mi boca, lo digiero rápido y continuo.
–Murieron de viejos. Ellos decían que estaban destinados a estar juntos hasta el final de sus días, así fue. Murieron una mañana juntos. Me sentí un poco sola después de eso, pero sé que ellos siempre me están cuidando, son mis ángeles. Ese era su tiempo, cuando llega no hay nada que se pueda hacer–.
Sus expresiones no cambiaban, parecía que les afectaba pensar lo que viví luego de que mis padres murieran; no fue fácil, pero tampoco trágico. Aprendí de la vida sin la protección de dos amorosos padres, aprendí lo que es sufrir por ti mismo, ocuparte de tus necesidades, quejarte frente al espejo porque nadie te va a escuchar; todo lo que necesitaba para enfrentarme con los siete protegidos, era parte de mi entrenamiento.
–No me duele recordarlos o hablar de ellos. Mis padres son la fuente de mi vida, tener recuerdos con los dos me ayuda cada día a cumplir con mi propósito en la tierra–.
–Hablas como si hubieras encontrado la cura para el cáncer–. Dice Yoongi sonriendo de lado.
–Te extrañaba Sugita–.
–No me llames así–. Gruñe.
–Y tú, no dañes mis momentos de sentimentalismo–. Demando.
–Dirás momentos cursis–. Hace cara de asco.
–Como quieras llamarlos, no lo hagas–.
–Oblígame–. Me reta con la mirada.
–No me provoques–. Entorno la mirada.
–¡Ya cásense!–. Comenta Jungkook riendo.
–Yo soy muy dulce para un agrio como él–. Señalo.
–Cierto me echaría a perder –.
Lo miro rayado haciendo que ría en voz alta.
–Lizzy es la única que lo hace reír así–. Comenta Nam Joon.
–No es cierto–. Niega Yoongi y mira a otro lado.
–Admítelo Yoongi, sin mí tu vida sería un desastre–. Digo poderosa.
Él fija su mirada en mí, borrando mi sonrisa. Está siendo serio como para tomarlo a modo de burla.
–Lo admito–. Dice demasiado serio.
Mis ojos se abren un poco levantando ligeramente las cejas.
–Ese día... Dije muchas estupideces... Yo no...–.
–Detente Yoongi, no tienes porque...–. Digo al notar cuanto le cuesta armar las palabras.
–No, si tengo. Necesito hacer esto–. Muchas cosas han cambiado en un mes. De eso no tengo dudas.
Yoongi baja la mirada a sus manos, está nervioso, no lo he visto así en mucho tiempo. Asiento dándole vía libre para que continúe con lo que quiere decir.
–Tenía rabia conmigo mismo, no sentí haber dado lo mejor de mí. Cometí un grave error al poner esa responsabilidad en ti... Nada de lo que dije es verdad, no pienso que seas hipócrita, ni mucho menos que estaríamos mejor sin ti... –. Su voz va quebrándose gradualmente.
Mientras él tiene la cabeza agachada, mostrando arrepentimiento, entrego la bandeja con un poco de postre a Taehyung, pido ayuda a Jungkook para que me sostenga y me ayude a bajarme de la cama; este se espanta pero ruego con la mirada para que no se niegue. Los demás serán observadores. Jungkook me toma de la cintura, tiene brazos fuertes, no es problema para él ayudarme a bajar. Taehyung me pone las pantuflas y soy llevada cerca de Yoongi, doblo mis rodillas en el suelo y Jungkook me suelta para apartarse un tanto, pongo mis manos sobre las de Yoongi y él levanta rápidamente la vista.
–Idiota, ¿Qué estás haciendo?–. Dice preocupado. Veo en sus ojos las lágrimas amontonadas.
Subo mis brazos y los pongo alrededor de su cuello atrayéndolo en un cálido abrazo, subo una de las manos a su cabeza pegándolo más a mí.
–Lo sé. Sé que eso te dolió más a ti que a mí, ¿pero sabes algo Min Yoongi? Lo que estás pensando no es verdad–. Clava su cabeza en mi hombro. –No fue tu culpa, entiende que nada tuvo que ver con ese día. Es mi culpa por no decirles nada y fingir que todo estaba bien–.
–Lo siento, soy un cabeza dura y me cuesta mostrar cómo me siento–. Murmura en mi hombro.
–Estoy de acuerdo, eres un torpe cabeza dura–. Su pecho sube y baja porque está riendo, los demás también sonríen y yo también.
Ambos necesitábamos hablar de esto, su corazón está más ligero, aquel día lo atormentaba y cada vez que lo veía a los ojos, gritaba dolor y arrepentimiento. A buena hora regrese a mi cuerpo, no quiero imaginar que hubiera pasado si no llegaba a tiempo; todo estaría perdido para ellos.
El dolor que al inicio era leve aumento al punto máximo, estar en esa posición, fuera de la cama, sobre esforzó a mis débiles músculos y me están cobrando ese sobre esfuerzo. Siento que se me romperán las piernas y flaqueo en brazos de Yoongi. Sus rápido reflejos hacen que me atrape entre sus brazos evitando que me golpee contra el suelo; los demás también se acercan alertas de mi pequeño percance de debilidad.
–Serás idiota–. Dice Yoongi levantándome estilo princesa para ponerme sobre la cama.
–¿Adivina de quien lo aprendí?–. Digo entre quejidos.
–Queda prohibido que te juntes con Jin hyung–. Comenta. Él y Jimin me ponen en la cama con suma delicadeza.
Todos ríen excepto Jin que hace drama pareciendo ofendido.
–Oye Yoongi, ¿quieres problemas?–. Utiliza su voz de anciano.
–Tranquilo hyung, si lo piensas bien, fue un cumplido–.
–¿Desde cuándo decirle idiota a una persona es un cumplido?–. Levanta la voz poniéndose algo colorado, provocando más risas.
–No hablo de eso. Lo digo porque te alejaras de ella, es mala influencia–. Lo miro rayado y con mis pocas fuerzas empujo su pecho.
–Eres un completo idiota, Min Yoongi–.
–Lo sé, pero eso no cambia el hecho que me quieres–.
–En tus sueños–. Digo entre risas dolorosas.
Nuevamente todos se ríen. Es este tipo de atmosfera lo que nos hace un grupo invencible, discusiones tontas, risas por doquier. Mis padres siempre decían que se puede pelear con la otra persona, lo que no se puede hacer es alargar la pelea porque siempre habrá uno que pierda más que el otro.
Taehyung me ayuda a acomodarme mejor en la cama, sus manos tiemblan bajo mi espalda, tiene miedo a lastimarme, me aferro a su cuello y se ve un poco más seguro de lo que hace, me deja más acostada y regresa a su lugar.
–Hablando de todo un poco–. Digo llamando la atención de todos.
–Tienes muchas fuerzas el día de hoy–. Dice Nam.
Tiene razón, los últimos días no duraba mucho tiempo despierta, era cuestión de minutos para que callera profundamente dormida, no he dormido bien desde que conocí al primero, creo que estar en una cama sin poder moverme incentiva a que mi cerebro se programe para recuperar todas esas noches de sueño.
–Sí. Quiero preguntarles, ¿Qué paso con las audiciones?–. Al final de la pregunta sus sonrisas desaparecieron siendo reemplazadas por rostros pálidos y ceños levemente fruncidos.
Algo no andaba del todo bien, eso me decían sus expresiones. Fruncí el ceño pidiendo una pronta respuesta.
Jungkook tosió mirando en otra dirección, los mayores carraspean, Jackson pone la misma cara que tenía cuando le pregunte a él. Están haciéndome pensar de más, y eso, en su caso, no es nada bueno.
–Entonces–. Pido con entereza.
–No pasamos–. Dice Nam.
Siento caer mis tripas, el corazón se me arruga y el dolor de mis músculos no se compara al dolor que acaba de ser causado a mi alma. ¿No lograron pasar? ¿Por qué? ¿No era ese el propósito de que estuvieran los siete juntos?
Nuevamente el cielo me ponía al principio de todo, ¿para qué quieren a siete personas unidas? ¿Cuál es la razón de tantas visiones con ellos?
No puedo ser más evidente al escuchar la respuesta. Pego la cabeza en la almohada, quitando cualquier expresión de mi rostro, si les doy ánimos sonaría hipócrita, si me deprimo los deprimiré a ellos. Tener una expresión neutra es lo más racional en estos casos.
–¿Todos?–. Es lo único que pregunto.
–Sí, todos–. Dice Nam. Giro la vista a él. Al decir "todos" significa que renuncio en la agencia.
Asiento.
–Bueno, no es el fin del mundo ¿cierto?–. No había mejor apodo para Ho Seok, la esperanza. Solo que, sonaba sin una gota de eso.
–Ho Seok hyung tiene razón, podemos audicionar el otro año–. Dice Jimin riendo a lo tonto.
Les doy una mirada a cada uno, ninguno tiene la mirada fija, es más, miran al suelo o cualquier dirección diferente a la mía.
–¿Están dispuestos a esperar un año?–.
–Claro–. Dice Jin.
–Por favor cuando hagas una afirmación tan poco entusiasta como esa, al menos mírame a los ojos para sonar convincente–.
Jin levanta la cabeza de golpe cruzándose con mis ojos, a él le siguen los demás, ahora se ven apenados.
Quiero creerlo, quiero creer que de verdad no están destrozados por no tener un cupo en la agencia, que no se han rendido, que se prepararan este año para obtener un cupo dentro de una agencia y cumplir sus sueños. Pero conociendo sus vidas y lo que han pasado, hasta un guardián como yo, que estuvo bajo presión y que quiso tirar la toalla; sabe que es un golpe demasiado fuerte a sus autoestimas; los han puesto al principio de todo.
–Tu recupérate, nosotros nos encargaremos de lo demás–. Dice Jungkook frotando mis pies.
Lo miro buscando vacilación en su mirada, pero no hay rastro de eso; Jungkook se ve mucho más seguro que antes, ha crecido en tan poco tiempo.
–¿Puedo confiar en eso?–. Preguntó.
–Por supuesto. Voy a demostrarte que no hay mejor rapero que Min Yoongi–. Alardea.
–¿Qué me dices de Nam?–. Señalo a mi amigo que sonríe.
–Ningún monstruo puede con un genio–. Yoongi apenado, sonríe dejando ver sus encías.
–¿Es un reto?–. Insta Nam.
–Tómalo como quieras–. Dice Yoongi y alza los hombros.
Suelto un largo suspiro, siento venir el cansancio, no creo que sea medio día y ya no tengo energías. Aun no me siento tranquila con lo que acaban de decir, sé que haber sentido que me perdían debió cambiarlos, pero no creo que hasta tal punto. Puede que este sobre actuando lo que sucede y que quizás no les estoy dando el beneficio de la duda, solo no quiero equivocarme otra vez, quiero que las cosas salgan lo mejor posible, quiero ayudarlos a que cumplan su propósito en la tierra.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA|||| Està!
Bueno pareciera que lo estuviera alargando mucho, pero ya estoy en eso.
Queda poco de B.E y las sorpresas no se harán esperar.
A modo de pregunta... ¿Que esperan para el final?
Los quiero! Feliz día a todos!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top