Hoja 59. (II)
La voz de Lizzy...
Así que no lo hice a tiempo.
Había pensado en decir ¡sorpresa! Cuando despertara, pero ya no podré hacerlo.
¿Están muy tristes? Oh, santo cielo. De solo pensar cuanto deben estar sufriendo por mi culpa me hace sentir tan pequeña e insignificante. Creo escuchar su dolor, la agonía de sus almas, ¿a esto se refería mi maestro cuando dijo que estaría ligada a la tierra?
Creo que es mejor olvidar todo, no recordar la vida en la tierra y así no sufriríamos al regresar.
Aquí todo está oscuro. Tal vez estoy regresando de un modo diferente, volveré a ser una luz, una estrella que brilla con más lucidez en las noches. Tendré la mejor de las vistas al mundo, los animales, los paisajes y los humanos; regresare a los d.ías en los que suspiraba viéndolos desde lo alto. Claro que la sensación será diferente porque ya conozco cada reacción, cada situación, cada suceso. No volveré a ser la misma estrella, pero al menos logre cumplir parte de mi deber, puede que apenas entre al firmamento, sea reprendida de alguna manera. ¿Voluntariados? ¿No brillas en las noches por varios destellos de tiempo? Suenan a castigos leves, no creo que me den castigos más grandes.
Siento que estoy cayendo...¿Caer? ¿Por qué?
Oh, esperen un minuto, ¿acaso me han castigado en la oscuridad y por eso no veo nada?
Sería realmente impredecible. Jay me dijo que era su estrella, que me estaría esperando, ¿Por qué me enviaría a la oscuridad?
El cuerpo me pesa, he aterrizado en algo, la sensación es diferente, me duele el cuerpo y la cabeza... La cabeza... ¡Tengo una cabeza! ¿No soy una estrella? ¿Un destello de luz? No podía ver porque tengo los ojos cerrados, me pesan mucho, siento que me hormiguea el cuerpo. ¿Pero qué está pasándome?
Siento mis dedos, ¡tengo dedos! ... ¿Reencarne? ¿Morí y reencarne en otro ser? Escuche algo sobre eso, pero nunca de un guardián que reencarne para continuar con su misión, eso no pasa.
Vamos Lizzy, tranquilízate, primero que todo trata de abrir los ojos, verifica que pasa del otro lado, mira que ha pasado y luego saca conclusiones. Si has reencarnado debe ser una segunda oportunidad; no hay que pensar en las desgracias, hay que aprovechar el tiempo.
–Hora de la muerte...–. Escucho una voz... ¿Dijo muerte?
¡Espere! Sea lo que sea que haya pasado, estoy viva. Este cuerpo no ha muerto.
A lo lejos escucho murmullos, lamentos, gritos, llanto. Es un caos, muchas personas están sufriendo. Los escucho pero no puedo diferenciar los lamentos. Me duele el pecho, el corazón se me ha encogido, debo levantarme de aquí, abre los ojos Lizzy, ábrelos.
–Por favor... Vuelve...–. Esa voz... ¿Jungkook?
¡Abre los ojos Lizzy! ¡Reacciona!
Escucho un pitido, pip, pip, pip. No veo con claridad, algo me está cubriendo, mis fuerzas son nulas y no puedo retirar algo que me cubre. Todo me da vueltas, estoy perdida, ¿en dónde estoy?
–¡Doctor! ¡Cielos santo, esto es un milagro! –. Las voces se acercan.
Alguien está muy cerca y quita lo que sea que me cubría. ¡Arg! La luz es muy fuerte, apaguen esa luz que me dejara ciega. Huelo a medicina, escucho voces lejos, a penas audibles, tengo los ojos cerrados con fuerza para que la luz no me queme las pupilas. Escucho otras voces cerca, me tienen rodeada.
–¿Lizzy? –. Ese era mi nombre...¿Qué pasa aquí?
No tengo muchas fuerzas, pero necesito ver quien ha dicho mi nombre y saber que paso. Me acaba de llamar Lizzy, quiere decir que no morí, ¿llegue a tiempo? Estoy muy confundida. Tengo que relajarme. Abre los ojos de nuevo Lizzy, despacio, despacio, eso es lentamente para que la luz no te dañe la vista.
Esta borroso, las figuras se ven difuminadas y la luz está muy encima de mi rostro, giro la vista a mi derecha y un joven con bata de médico tiene agua en sus ojos, su rostro esta mojado. Sonríe y su mano está acariciando mi cabello, oh, pobre hombre, está llorando, pero también sonríe.
–Lizzy, ¿puedes escucharme? –. Intento asentir pero no tengo fuerzas para mover la cabeza. ¿Quién es?
–Revisen sus signos vitales–. Dice una voz a mis pies. Quiero ver que pasa pero no puedo moverme mucho, prácticamente solo los ojos.
–¿Puedes escucharme? –. Sí te escucho, pero no sé cómo hacerme entender.
–Parpadea una vez si me escuchas–.
Pestañeo como dice.
–¡Oh, es un milagro! –. Sonríe abiertamente y las lágrimas siguen saliendo de sus ojos.
–¿Puedes moverte? –.
Parpadeo dos veces.
–Vamos a revisarte. Nos diste un gran susto–.
Escucho otras voces, son diferentes, están mucho más lejos, pero puedo escucharlas. Mis ojos se mueven por el lugar y en lo alto detrás de un cristal veo muchas caras sonrientes y envueltas en lágrimas. Están pegados al cristal mostrando sus dientes y encías, dicen muchas cosas pero no logro conectar las palabras.
Son ellos, mis siete chicos, están ahí, llorando por mí. Veo sus rostros, no ha pasado mucho tiempo, los extrañe, sé que ellos a mí también. Estoy llorando de felicidad, trato de sonreír pero me es difícil mover mi rostro por voluntad propia.
Me siento cansada, agotada, las pocas fuerzas se están desvaneciendo. Tengo sueño, si duermo recargare energías y podré verlos. Pero quiero despertar, quiero poder hacerlo; déjame dormir y despertar de nuevo... Voy a cumplir mi misión y esta vez, no tendré arrepentimientos.
***
¿La cabeza nunca dejara de dolerme? Parece que hubiera nacido con ese dolor. El cuerpo aún me pesa, no sé dónde estoy, ni que ha pasado, solo estoy sobre algo muy cómodo, una cama, o algo muy parecido a una cama, es blando y calientito.
Mis manos... puedo mover mis dedos, eso es, lento, lento, no tengo afán. La paz que alberga mi espíritu parece infinita y no estoy desesperada. Esta oliendo a yerbas aromáticas, mamá usaba eso cuando papá enfermaba de gripa, eso lo ponía feliz mientras dormía, debe ser por la sensación de armonía que da el olor.
¿Podré abrir los ojos? Sigo estando cansada y somnolienta, pero me gustaría ver lo que pasa afuera. Intentare abrirlos lentamente por si la luz cegadora sigue estando cerca. Despacio, despacio, suban parpados, suban despacio. Las imágenes no son claras, están borrosas, parpadeare un par de veces para mejorar la vista.
–Lizzy–. Es Tae.
–Lizzy–. Jungkook.
–Chica mala–. No llores Yoongi.
–Me asustaste–. Nam,
–Volviste–. Oh, Hobi respira.
–Gracias–. Cálmate Jin, estas ahogándote.
–Bienvenida–. Jiminie.
Mis ojos se fijan en alguien que está demasiado cerca de mi rostro, deja un beso en mi frente y sus lágrimas caen en mi mejilla.
–Te quiero–. Y yo a ti, Jackson.
Los ojos me pesan pero puedo ver el cuadro frente a mí, las personas que más quiero en la vida, están aquí conmigo, lloran porque temieron perderme así como yo temía por ellos. Son lo más importante en mi vida y haré que se sientan tan especiales como me hacen sentir a mí viéndolos como lloran y sonríen para mí.
–Buenos días, ¿y mi paciente favorita? –. El joven hombre que ví cuando abrí mis ojos camina a la camilla.
Bien Lizzy, estamos en un hospital, parece que tuviste algo grave, te fuiste y volviste. Este médico debe ser quien estuvo contigo, porque nadie llora de esa manera.
–Acaba de despertar–. Jackson se aparta y les da espacio al médico y una enfermera.
–Esta habitación les ha quedado pequeña–. Dice la mujer viendo a las personas que están conmigo.
–Ya hablamos con administración, le darán una habitación más grande–. No había notado a los señores Wang, siento no poder sonreírles o decirles algo.
–Será lo mejor. Ella necesita de todos ustedes, pero también necesita espacio–. Comenta el médico y voltea a verme.
Es realmente alto, no tanto como Nam pero si alto, es un buen médico y sufre por sus pacientes, quizás esta sea su vocación pero ha pensado en retirarse. Esta debe ser la razón por la que no mira fijamente a las personas, sus ojos son un libro abierto, pero a mí me sostiene la mirada.
–Lizzy, ¿puedes escucharme? –. No puedo mover mi cabeza, así que parpadeo.
–¿Sigues sin poder hablar? –, Parpadeo.
–¿Puedes mover tus dedos? –. Ordeno a mi cerebro para que este mueva levemente tres dedos de mi mano derecha.
–Eso es bueno–. Comenta la enfermera tomando nota en una libreta.
–¿Puedes mover algo más? –. Parpadeo dos veces. Es mucho trabajo.
–Entiendo. Quiero que trates de estar activa lo más que puedas, tus sentidos pueden estar dormidos y necesitamos que se despierten, ¿entiendes? –. Parpadeo.
Él levanta un poco la colcha que me cubría y recoge el pantalón de mi pijama, es blanca con nubes azules, es bonito, pero no es mi pijama, alguien la trajo. Sus manos atrapan mi pie y va directo a la planta del pie, saca un rodillo de su bata y lo pasa por la planta, siento cosquillas y un hormigueo pero no me puedo mover mucho ni tampoco decirle que se detenga, así que abro los ojos un poco.
–¿Sientes esto? –. Pasa otra vez el rodillo, está torturando a mi pie.
Parpadeo. Él sonríe y se detiene.
–¿Y aquí? –. Le hace lo mismo a mi otro pie.
Vuelvo a parpadear viéndolo a los ojos fijamente para que me entienda y se detenga. Es horrible tener cosquillas y no poder estallar en risas. Asiente, deja mi pie y vuelve a cubrirme.
–Es impresionante–. Aquí va otra vez el cansancio. Parece que quiero dormir otro tanto más, intentare no hacerlo rápido.
–¿Cómo la ve doctor? –. Pregunta la madre de Jackson. Hace mucho no la veo, debió preocuparse mucho, recordare darle las gracias por hacer el papel de madre conmigo.
–Mejor de lo que esperaba. Si les soy sincero, el caso de Lizzy es demasiado especial. Normalmente cuando las personas regresan del coma, no recuerdan nada, pierden los sentidos, algunos quedan sordos, otros mudos, pero lo de ella no parece ser eso. Su cuerpo está acostumbrándose de nuevo–.
–Pero no ha hablado–. Dice el padre de Jackson algo preocupado.
–Como dije, no creo que ese vaya a ser su caso. Haré una prueba si me lo permiten ustedes–. Ese hombre está muy enérgico. No ha dejado de sonreír.
–Claro, lo que usted quiera–. Comenta Jackson.
El joven médico voltea a verme con esa bella sonrisa en su rostro, quisiera corresponderle, pero debo tener cara de dormida, después le mostrare mi mejor sonrisa. Algo está planeando en su cabeza y me está invitando con la mirada a ser parte de lo que sea que este por hacer.
–Lizzy, ¿estas cansada? –. Pregunta él.
Parpadeo.
–Me gustaría que hicieras algo por mí. ¿Puedes mantenerte despierta unos minutos más? –. Así que se dio cuenta que estaba a nada de caer dormida. Me agrada ese hombre.
Vuelvo a parpadear.
–Excelente. Voy a hacerte un par de preguntas. No te presiones mucho si no sabes cómo responder–.
Parpadeo.
Camina hacia Yoongi y se para justo detrás de él tomándolo por los hombros, solo puedo mover mis ojos y lo sigo con la mirada.
–¿Él es Nam Joon? –. A Yoongi le faltan treinta centímetros de altura y mil gramos de ternura para ser Nam.
Parpadeo dos veces. Eso hace que el médico sonría un poco más.
–¿Es Yoongi? –. Parpadeo.
–Oh, sabe quién es–. La enfermera está muy contenta.
Salta de persona y va con Taehyung, este está mordiéndose la punta de la lengua y sonríe, le gustan los juegos.
–¿Este es Jungkook? –. Parpadeo dos veces. Una mezcla de Jungkook y Tae es pura dinamita.
–¿Es Taehyung? –. Parpadeo y una lágrima se me escapa. Se ve tan bien, estoy tan feliz de verlo.
–¿Estás bien? –. Jackson limpia la lágrima y parpadeo.
El médico apunta a Jackson y sonríe.
–¿Sabes quién es? –. Parpadeo. Claro que conozco esa voz ronca y áspera.
–Claro, es Jimin–. Afirma apuntándole.
Parpadeo dos veces. Estoy viendo a Jimin al lado de Yoongi, tiene su sonrisa de ojos chinos.
–¿No? Entonces es Jin–. Parpadeo de nuevo dos veces, quiero reírme pero la sonrisa no se forma.
No es por nada, pero Jin es mucho más apuesto que Jackson.
–¿Tampoco? Ah, ya sé. Es Jackson–.
Volteo a ver a mi gran amigo. Mis ojos se llenan de lágrimas y reúno todas mis fuerzas para asentir lentamente. Es él, es Jackson Wang, el chico que en vez de alejarse de mí, se aferró con fuerza de mi mano y no la quiere soltar.
–¡Movió la cabeza! –. Alza la voz la enfermera.
Ojala no lo hiciera, el dolor se me agudizo. No moveré más la cabeza, por ahora no.
Los ojos de Jackson destilan agua y su mamá le frota la espalda mientras ambos me ven.
–Iba a darte un golpe si no me recordabas–. Chilla Jackson.
El médico se acerca a mí y apoya los puños en la cama.
–¿Puedes mover la cabeza otra vez? –. Intento asentir pero mi cabeza amenaza con estallar. Parpadeo dos veces frunciendo un poco el ceño.
–¿Te está doliendo algo? –. Parpadeo.
Se acomoda sobre el borde de la cama y remanga la bata desnudando sus antebrazos. Primero toca mis brazos.
–¿Aquí? –. Parpadeo dos veces.
Baja a mis costillas.
–¿Aquí? –. De nuevo dos veces.
Baja a las caderas.
–¿Aquí? –. Dos veces más.
Baja a las piernas y los pies pero termina igual. Ahora va hacia arriba, primero los hombros.
–¿Aquí? –. Esto parece el juego del frió, tibio y caliente.
Sube al cuello y tiene las manos frías, frunzo el ceño un tanto.
–¿Aquí? –. Parpadeo dos veces.
Finalmente pone sus manos en mi cabeza sin hacer presión.
–¿Aquí? –. Parpadeo. Pero el abre los ojos.
–¿Mucho? –. Parpadeo.
–¿Quieres dormir? –. Parpadeo otra vez. ¿Por qué su expresión a cambiado tanto? ¿Es malo querer dormir?
–¿Doctor? –. Jackson lo interrumpe y él pasa de verme a verlo a él.
–Tendremos que hacer unos exámenes. Hay que descartar cualquier anomalía–. Eso no se escuchó nada bien.
Busco la mirada del joven médico y él voltea a verme. Asiente y una pequeña sonrisa tira de sus labios. No debe ser nada grave, así lo veo en sus ojos. ¡Arg! Cuanto quisiera poder hablarles y tranquilizarlos. Creo que puedo hacer algo por todos, sus caras se han entristecido y me gustaba más cuando sonreían. Estoy bien y estaré bien, ya sé que tendré el tiempo suficiente para hacer lo que tengo que hacer.
Rogando que no se me vaya a explotar la cabeza, lentamente la comisura de mis labios se levanta hasta formar una débil sonrisa para ellos. Todos abren sus ojos y veo reaparecer las sonrisas de antes. Sus ojos brillan y sus corazones laten con fuerza. Solo quiero decirles que todo estará bien y con esta sonrisa espero lo entiendan.
–Bien. Es todo por hoy. Intenta descansar–. El médico soba mi cabeza y sale con la enfermera.
Necesito que mis fuerzas vuelvan rápido y saber que ha pasado en el tiempo que estuve en el paraíso. También quiero mover mis fichas para hacer que aquel sueño que tuve con los chicos se haga realidad, estoy segura que ese es su destino y que todo está a favor de que así sea.
He regresado con muchas más ganas de estar con ellos y de volverme más indispensable en sus vidas, así podré dejar una hermosa huella en ellos y que cuando vean al cielo y me vean brillar se sientan orgullosos de ellos y de mí.
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Cortos pero sustanciosos
¿Ahora si me quieren?
Lizzy merece algo mejor que una muerte cerebral ¿no?
¡Sigamosssss con el especial!
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