Hoja 57.

La voz de una estrella...

Este es mi hogar. Lo sé. Estoy de vuelta.

Un camino se dibuja bajo mis pies, y me guía a donde debo ir. Piso donde van las marcas y al llegar al final, empujo dos puertas doradas. He regresado. Aquí no hay tristeza, penumbra, miedos. Aquí, se respira paz, tranquilidad, esperanza, la vida, el amor, es un aire puro. Camino dentro y el espacio es tan amplio como lo recuerdo, sin límites, no tiene un fin ni un principio.

Mi vida en la tierra término, no más ser un guardián, no más sufrimiento, no más pesadillas, eso se había acabado. Regresaba al cielo, a donde pertenezco, brillaría en el infinito y todos admirarían mi resplandor... Cada paso que doy dentro del paraíso, hace que mi corazón pese, lo que no es normal estando aquí... Algo duele...

No hice las paces con Yoongi... ¿Un segundo? Si morí o desaparecí de la tierra como guardián, no debería recordar nada. Mi maestro lo dijo muchas veces, el alma de un guardián es diferente a la esencia de una estrella. Volver a ser una estrella hace que olvides esa vida en la tierra, ¿entonces, porque puedo recordar todo?

Kim Nam Joon... Kim Seok Jin... Min Yoon Gi... Jung Ho Seok... Park Ji Min... Kim Tae Hyung... Jeong Jung Kook...

Mis siete protegidos. Puedo recordar sus caras, sus voces, sus vidas, ¡todo!. Es tan real, tan palpable, estuve con ellos, y ahora estoy aquí, pero si puedo recordarlos, ¿Por qué estoy de vuelta?

¡¿Qué está pasando aquí?!

Ok, Lizzy, respira. Todo tiene una explicación, alguien... por aquí... te la dará. Sí, alguien te dirá porque está pasando todo esto. Aunque si lo pienso nada tiene sentido, desde el inicio, ¿Cómo es que veo figuras humanas? En el paraíso, siempre vi resplandores, pero todo lo estoy viendo con figuras humanas, incluso veo mis pies que siguen moviéndose  a quien sabe dónde.

Paso por un jardín que no tiene extremos, está plagado de colores, el viento levanta los pétalos caídos y bien puede ser una escena para una película antigua. Como si no fuera suficiente, la espalda de un hombre, está en el centro de aquel paisaje. Me acerco evitando aplastar las bellas flores y le reconozco están a centímetros de él.

–¿Maestro? –.

–¿Por qué lo dudas? –. Se da la espalda, tiene el aspecto de un monje chaolin, muy muy viejo, hasta tiene barba larga.

–Debe ser porque hasta hace unos segundos creí que había muerto–.

Él extiende su brazo derecho y el jardín de flores es reemplazado por un suelo de nubes, me hace sentir miedo, parece que en cualquier momento fuera a caer para estrellarme de frente con el mundo.

–Sigues dudando, ¿crees que vas a caer? –. No me asombra que conozco mis temores.

–Pues la sensación de vacío en el estómago, dice que si–.

Ahora extiende el brazo izquierdo al lado y el escenario cambia de nuevo, estamos en un jardín normal, sin tantos colores, una fuente y hasta bancas para divisar el paisaje con comodidad.

–Sabía que vendrías–. Dice tomando lugar en la banca y yo le sigo para sentarme a un lado.

Hasta ahora me doy cuenta de que visto un vestido blanco amarrado en los hombros.

–¿Lo predijo? –.

–No. Alguien que te observa me lo dijo–.

–¿Jay? –.

–Eres muy afortunada de que él tenga los ojos puestos en ti. Tiene mucha fe en que terminaras tu cometido–. Quiere decir que regresaré a la tierra... ¿Eso debe ser bueno o malo? Acallo mi voz interna y asiento apenada.

Él ve el paisaje frente a nosotros y trato de perderme en el mismo pensamiento, es inútil porque tengo miles de preguntas gritan en mi cabeza, pero intento hacerlo.

–¿Qué quieres saber? –. Como dije es inútil porque él ha escuchado a mi escandalosa mente.

–Son muchas cosas–.

–Tranquila. Tenemos tiempo–.

–¿Promete responder bien? No quiero enigmas y esas cosas. ¿Sabe? deteste los crucigramas por algo–. Le veo de reojo y está sonriendo.

–No puedo prometer nada. Tengo restringidas ciertas respuestas. Esas las debes buscar con otra persona–.

–Maestro. Aparte de usted o Jay no tendría a nadie más–. Voltea verme asintiendo y estoy recibiendo alguna señal... –¿Jay? ¿Preguntarle directamente a Jay? ¡Qué barbaridad! Prefiero quedarme con la duda, gracias–. Es absurdo, nunca, jamás, una estrella guardián ha hecho contacto con Jay. Está prohibido, nadie más que los arcángeles, los maestros y los ángeles pueden hacerlo. Nosotros estamos al final de la jerarquía.

–Creo que voy a contarte la otra parte de mi historia como guardián de la tierra–. Mete sus manos dentro de las mangas de su túnica blanca y las baja a sus piernas.

Y sí, mi maestro fue un guardián, cumplió con su deber, tuvo una tarea muy difícil y regreso para ser un guía de las estrellas en el firmamento. Llego el día de escuchar la parte que siempre omitía y me decía que cuando estuviera lista, iba a contármela.

Haciendo un resumen de esa historia. Mi maestro fue un guardián padre en la tierra. Hay guardián hijo, madre, padre, amigo, hermano, hasta abuelo. Viven lo que tienen que vivir para ser ese guardián. Él tuvo que esperar a ser padre para serlo. Su esposa, una mujer que adoraba, quedo embarazada y él sintió por primera vez que era tener una visión, claro que eran diferentes a las mías, las suyas eran cargadas de felicidad y armonía.

Durante el embarazo su esposa empezó a decaer en salud y eso hacía que su embarazo estuviera en peligro, y pesé a que sería un riesgo, ambos continuaron con la idea de tener un hijo. Por desgracia, nunca supo interpretar las pesadillas, había tenido varias durante la secundaria y la Universidad, pero no pudo darle un significado coherente, una de ellas le advertía lo pasaría.

Cuando nació su hija y la tuvo entre sus brazos, su esposa suspiro y se le escapo la vida. Consciente de que su deber era ser guardián del bebe que lloraba entre sus brazos, beso la frente de su esposa y le agradeció la vida entera.

Él siempre se salta la parte de la crianza y de ser padre, llega al punto donde arrugado, luego de que su hija tuviera en una mano su diploma de graduación universitaria y en la otra un contrato en una gran empresa, sus fuerzas se desvanecieron y en una mecedera con la mano de su hija sujetándole; dio un suspiro y regreso al paraíso.

¿Cómo recuerda todo? Esa es la pregunta millonaria. Creo que está en esa parte de la historia que no había contado, hasta ahora.

–Ser padre fue la cosa más maravillosa que le puede pasar a un hombre. Ella era tan pequeña y delicada. Tuve que ser de madre y de padre y no me parecía agotador, cuando me recibía con una sonrisa y un abrazo yo era feliz. Mis pesadillas se pronunciaron y me mostraban con detalles grandes tragedias. La gran lucha comenzó cuando ella llego a la adolescencia, los chicos cambian y sus hormonas también, alejarla de los peligros; eso sí que fue agotador–.

Yo miraba el paisaje y con borde del ojo a él. Sonreía y negaba con la cabeza recordando esa época.

–Peleábamos mucho. Ella no entendía porque su papá no le permitía andar con ciertas personas, fue duro en su momento... Hasta que...–. Ya no lo veía de reojo, escuche la pausa y lo que le pesaban las palabras.

–Hubo una fiesta. Ella realmente quería ir, le había prohibido tantas cosas, creí que podía retroceder una vez, nada malo pasaría, la había cuidado lo suficiente. Brincaba de la felicidad, me beso en la cabeza y gritaba que era el mejor padre. Un chico la recogería y sería quien la regresara... Tuvieron un accidente de vuelta, el chico había bebido y manejaba pésimo... Mi hija estaba grave, fue mi error, ignore las pesadillas y las señales, refute los mandatos de Jay y ella pagaría por eso–. Sonaba roto, esa persona tan canosa y cubierta de blanco, estaba roto, ¿acaso su castigo era recordar lo que vivió en la tierra? Sonaba demasiado cruel proviniendo del paraíso.

No quise mirarlo, debía estar vulnerable y quería mantener la imagen ruda y temple de mi maestro. Este era su momento y lo dejaría pasar.

–Escuche una voz que pedía mi vida a cambio de la suya. Agonizaba en una cama, no había esperanza alguna. ¿Cambiar mi vida? ¡Lo haré sin pensarlo! Era mi castigo, había cometido un error, una persona inocente murió, aquel chico, todo por mi error. Él la acortejaba y no habría ido a la fiesta de no ser porque ella le dijo que tenía el permiso. Di lo que me restaba de vida para que ella continuara la suya... Tres años más tarde unas semanas después de su graduación, yací feliz en mi silla junto a ella–.

Nadie sabe con la cruz que carga el otro, papá repetía mucho eso cuando mi mamá hablaba de algún vecino. Y cuánta razón hay en esa frase. Gire a verle y sonreía, no lloraba, sonreía sin quitarle la vista al paisaje, sus ojos estaban aguados pero las lágrimas no bajaban.

–¿Solo a los que cometen una falta tienen ese tipo de castigo? –. Pregunté tratando de enlazar los cabos sueltos.

Él se giró a mí y tomo una pose sería, esto era una clase, no era una plática normal.

–Parece un castigo porque te quitan el poder de permanecer en la tierra. Es más como una prueba de fuego, a la que no todos son sometidos–.

–¿Por qué puede recordarlo? Ha pasado muchos años de eso, su hija ya es abuela–. En años humanos ella ha envejecido, lo sé, hice las cuentas desde la primera vez que él me lo dijo.

–Tu vida queda ligada a la de ellos. Puedo recordar porque en parte sigo viviendo en la tierra, ¿comprendes? –.

Asiento. Siento una presión en el pecho... ¿Quiere decir que yo...

–Por eso, puedo recordarlos...–. Murmuro.

–Lo que estás pensando, no ha pasado. Este no es el tiempo para ti–.

Mis ojos se levantan para ver los suyos y buscar seriedad en esas palabras. Me ve fijo, no miente, tengo tiempo, puedo volver... Entonces, ¿Por qué estoy aquí?

–Tienes dudas que han nublado una parte de ti. Necesitas respuestas y en un ataque de desespero tú alma huyo y trascendió–.

Mucha información... ¿Trascendí? ¿Otra vez? Pero no fue a voluntad, mi alma lo quiso. Alzo un tanto las cejas, ¿Cómo es eso posible?

–¿Puedo regresar? –.

–Sí. Hasta que tu alma este tranquila... Debes volver a conectarte con ella, para regresar a la tierra. Pero debes darte prisa, sabes que no puedes trascender por mucho tiempo y aún tienes cosas por hacer allá–.

Fantástico, resulta que me partí en dos y una parte de mí está asustada y no quiere regresar a la tierra. Entonces la parte más apegada, es esta que habla con su maestro y desea volver lo antes posible. ¿Dónde está la lógica del cielo?

Resoplo frustrada por lo que acaba de decirme. Como si fuera poco, tengo tiempo límite, podría no ser capaz de conectarme con mi cuerpo y realmente morir. No desapareces, morir. Que en su contexto, son palabras mayores.

–Maestro...–. Dudo, muerdo mi labio inferior y continuo. –¿Puedo saber cuánto tiempo me queda en la tierra? –.

Él niega.

–Nadie lo sabe Lizzy. Yo tuve un poco más de tres años y en los primeros meses me la pasaba pensando en eso, asustado de que no pudiera cumplir mi deber, afanado por la vida. Un día deje de hacerlo, acepte que llegara bajo cualquier condición y así fue–.

Sip, esta es una plática de aprendizaje. Ese ha sido uno de mis grandes miedos, desaparecer antes de que pueda cumplir con mi deber, He enfocado tanta mi atención que descuide un par de situaciones; quizás me hubiera dado cuenta de lo mal que se sentía Yoongi y hubiera evitado aquel percance.

Mi maestro se pone de pie y me mira dulce.

–Aprovecha el tiempo estando aquí, para que aclares tus dudas–.

–¿Puedo ver a Jay? –.

–Prepara tu alma, tu corazón y él vendrá solo–. Sonaba algo imposible. Ellos me preocupaban.

–Si no logras controlar tus emociones, no podrás regresar con ellos. Te están esperando–. Asentí, si el desespero me trajo aquí, la calma debe regresarme.

***

Han pasado tres luces desde que regrese a mi hogar, o algo parecido a mi hogar. El tiempo en el paraíso se mide por luces, es cierta cantidad de tiempo en la tierra, aquí no pasa tan rápido como allá. Es diferente, y los que envejecen o llegan envejecidos, quedan de esa forma para siempre.

Me la he pasado entre los grandes sacerdotes, recibo purificaciones, inducciones y el amor de Jay en toda su magnificencia, sin embargo, aunque busco aquella paz que me acercara a él, no he podido hacer contacto y estoy por pensar, que no sucederá. Que una estrella hable con Jay es imposible; lo sé, pero le necesito.

En donde estoy no puedo ver qué pasa en la tierra como cuando era una estrella. No hay comunicación con esa parte y no puedo ver a los chicos y saber cómo se encuentran, aunque me hago una clara idea de cómo deben sentirse. Tampoco sé, en qué condiciones esta mi cuerpo y aumenta más mi preocupación.

Busca la paz de tu alma. Escucho decir al sacerdote.

La busco, pero parece ajena a mí.

Acorralada por mi falta de concentración y poca capacidad para conciliar con mi otra mitad. Me separe del grupo sacerdotal. Esto no estaba funcionando y presionarme y escucharlos decir lo mismo una y otra vez, iba a sacarme de mis centrales pronto. Parece que una vida en la tierra te cambia rápidamente. La paz que se respiraba en el paraíso no lograba pasar de mis fosas nasales a mis pulmones, era inútil.

En su lugar, recorrí los senderos que cambiaban de escenario, podía ver jardines y al rato montañas y más tarde un oasis; es como tele transportarse de lugares, pero es en el mismo punto.

Con la vista de un paraje con montañas verdes, árboles y un blanco destello en lo alto, me tumbe en el pastizal con las manos detrás de la cabeza. Suspire una y dos veces, ¿me iba a quedar aquí? Todo apuntaba a que mi otra mitad estaba tan aterrada que no quería escucharme, lo que es irónico, porque soy yo misma. El destello en lo alto toma forma de lo que sea que uno quiera, imagine el cielo de la tierra y así se fue dibujando. Escuche brisa, las ramas de los árboles crujiendo y mis ojos se llenaron de lágrimas... Recuerdo los tres días con los muchachos.

Muerdo mis labios y trato de no llorar. No estoy triste con ese recuerdo, solo que preveía que sería el último y me esforcé por crear bellos recuerdos con todos. Suelto un largo suspiro y cierro los ojos, quiero escuchar los sonidos de este escenario, las hojas, las ramas, algún animal pequeño que este en su madriguera, la brisa, relajante, mejor que un masaje por todo el cuerpo.

Quiero regresar...

¿Por qué deberíamos volver? La escuche, esa otra parte mía... Está ahí.

Ellos nos necesitan.

Yoongi dijo que estaba bien sin nosotras. Rabia, decepción, frustración, quien hablo no era realmente Yoongi, eso lo sé.

Lo sé. Sus vidas seguirán cuando ya no estemos, pero hay que aprovechar lo que queda ¿no? Aprendimos a comer pizza.

Tengo miedo de aferrarme a la tierra...

El maestro dijo que seguiremos en la tierra a un después de desaparecer. No tendremos que desistir de esa idea.

Abrí mis ojos y aquel escenario no estaba, había una blancura por todas partes y me senté de golpe. La habitación era muy parecida a cuando vi mi corazón la última vez. Pero el blanco de aquí es enceguecedor, me cuesta tener los ojos abiertos.

¿En dónde estoy? Pregunte en mis adentros.

–Lizzy... Lizzy–. Una voz apenas audible, gentil y dulce pronunciaba mi nombre haciendo eco.

–Sí, aquí estoy. ¿Quién eres? –. Pregunte a la nada, no sonaba a mi maestro.

–Quien responderá tus preguntas–.

¡Oh, por todos los cielos y los arcángeles redentores! ¿Era cierto? ¿Y si me dormí y quizás lo estoy imaginando?

–...¿Ja..y? –. Pregunte temerosa de equivocarme.

–¿Lo dudas? –. Busque una forma, una figura solida pero no había nada.

–Con todo respeto señor, he tenido cientos de pesadillas y visiones; ya no se ni que pensar–. Y era la verdad. Nunca pude mantener el formalismo y mi maestro lo sabía.

–Haz vuelto a unir tu alma. Por eso vine a verte–. A hablarme, porque no le veo, pero deje mis discursos terrenales para después.

Hice una reverencia y me quede un poco así, luego levante la cabeza y me puse de pie.

–Entiendo porque estoy tan asustada y sé que debo hacer... Solo...–.

–Habla, pequeña. Eres una de las luces más hermosas que han brillado en el firmamento. Desde que te cree sabía que estabas para un gran propósito. ¿Crees que no lo sé? –.

Baje la cabeza. Estuve bajo las sobras creyendo que me habían enviado aquí al azar, porque necesitaban a alguien. He cumplido mi deber con la necesidad de ser reconocida. Aunque después olvide esa parte.

–¿Queda poco tiempo? –.

–Tiempo, ¿eso es lo que te preocupa? –.

Asiento. Necesito hacer las cosas bien, necesito no tener arrepentimientos.

–Suelta la cuerda del tiempo, no la retengas más a tu lado. Tendrás el tiempo suficiente. Lo sé, está previsto. Deja las dudas, avanza y triunfa. Enviaré por ti cuando llegue el momento–.

Sonaba a una promesa. Jay me prometía tiempo, podía despreocuparme por eso, quería decir que podía insistir y volver a intentar las veces que fueran necesarias, hasta conseguir que esas siete personas estuvieran encaminadas en su destino.

Escuche la voz de alivio y consuelo en mi interior. Ya no estaba dividida en dos, era una sola, una pieza, una estrella, un guardián y estaba dispuesta a regresar para terminar lo que había empezado.

–Siento mucho, si te he decepcionado–. Musito mirando a lo alto.

–He visto tu amor por ellos. No has hecho nada de lo que pueda avergonzarme. Diste la vida por esas siete almas lastimadas. Los has cuidado por mí. Te falta un poco más y podrás regresar, mi estrella–.

Han pasado tres luces desde que llegue al paraíso, pronto será un mes en la tierra... ¿Tendré el tiempo suficiente para regresar? Espero no haberme tardado tanto y pueda hacer algo por todos los que deben estar preocupados por mí.

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¡Oh, Jay de todos los cielos!

Para la siguiente actualización, habemus especial. Tendremos más de dos capítulos.

¡Prepárense psicológicamente para lo que viene!

Recuerden lo muuuuuucho, que los quiero y adoro sus comentarios, sin importar que vengan con amenazas de muerte y esas jodas. Besos~~

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