Hoja 51.

–Yoongi espera–.

–¡No! –.

–¿Por qué no? –. Estoy tratando de alcanzarlo, pero camina muy rápido cuando le conviene.

–¿Todavía lo preguntas? –. Dice ofendido, lo peor es que no sé porque.

–Pero si es una vez y nada más. Por favor–. Troto y logro alcanzarle para hablar más de cerca.

–¡Ya dije que no! No insistas–. Sacude la mano hacía mí.

–Pero si es una mísera canción–. Objeto, creo que está armando un drama.

Se detiene de golpe, me asusto y retrocedo un poco, entorna la mirada y parece que va a golpearme.

–¿Una – mísera- canción? –. Se coge el puente de la nariz. –¡Es una canción para niños! –. Dice exasperado.

–¿Y? Un artista debe medirse a cualquier reto que se le presente–.

–¡Olvídalo! ¡Ya deja de seguirme! –. Vuelve a emprender su huida.

Vine hasta su trabajo, en la hora de su almuerzo, expresamente a pedirle de favor que creara una canción infantil para los niños del orfanato. Hoy en la noche harán presentaciones a diferentes grupos de personas y entre esas personas habrá posibles padres para los pequeños. Queremos que canten una canción exclusiva y no se me ocurrió nada más que pedírsela a alguien con experiencia. ¡Él ya tiene un álbum! Pero no más mencionar que es infantil le hizo salir disparado de la cafetería en donde almorzábamos.

Está alejándose, necesito esa canción y no me queda más que jugar sucio con él. Esos niños necesitan hacer la presentación y un amargado como él no lo impedirá.

–¡Esta bien. Como quieras! ¡Iré con Nam Joon, él si es un profesional! –. Tres, dos, uno... Se frenó en seco. Noté en ciertas ocasiones que los dos competían en los freestyle, creo que no me equivoque.

Claro que podría ir con Joon, estoy segura que no se negaría. En nuestra época de recién conocernos, vi muchas de sus canciones de diferentes temas. El problema es que Joon, esta trabajando medio tiempo en BIGHIT y el otro medio en la gasolinera, a duras penas descansa y no quiero que tenga ojeras por mi culpa. Sé que Yoongi también tiene talento y por eso vine a buscarlo.

Empuña las manos, está debatiéndose entre dejar su orgullo de "Yo solo escribo canciones estilo hip-hop y cosas grandes" y aceptar hacer una canción para los niños del orfanato, que por cierto no me dejo terminar de contarle cual es el motivo de la canción porque se fue ofendido.

–Que te vaya bien–. Suelto y me doy la vuelta.

–¡No des un paso más! –. Funciono, Yoongi es muy infantil a veces.

Giro en mi puesto, hago una mueca y chasqueo la lengua.

–¿Qué pasa? –. Cuestiono sin interés.

Rasca detrás de su nuca y desacomoda su cabello, resopla un poco y camina hasta mí.

–¿Dijiste una canción? –.

–Sí. Pero no te preocupes iré a buscar a alguien más–. Me toma del brazo y me mira fijamente.

–Voy a hacerlo. Será la primera y la última. No quiero que lo vayas a coger de deporte, ¿estamos? –.

Sonrió de oreja a oreja y asiento.

Vamos a otra cafetería porque no queremos que nos miren raro en donde estábamos, él salió tan molesto que parecía una pelea de pareja, algo que obviamente no paso. Buscamos una mesa apartada para estar más tranquilos.

Yoongi dejo que le contara el resto de la historia y lo que pasaría esta noche, por eso necesitaba la canción en la tarde, los niños ensayarían lo más que pudieran antes del evento y si era posible les daríamos copias de la letra para que la cantaran. Lo vi más interesado y saco del bolsillo interno de su uniforme una libreta vertical y un bolígrafo, escribía lo que iba diciendo y parecía que las ideas le fluían solas.

Le entregue la pista que hizo el profesor de música del orfanato. Su pregunta fue obvia, ¿Por qué él no hace la canción completa? La respuesta era fácil, el profesor de música, es muy bueno con las liricas, maneja el piano a la perfección, pero cuando se trata de letras, es algo como "Mambru se fue a la guerra, dicen pio, pio, pio cuando, los peces beben en el rio", un completo desastre y antes de estresarnos, preferimos buscar ayudas alternas.

La pista fue aprobada por Yoongi y dijo que tenía claro de que se trataba, que me enviaría la letra por mensaje. Le agradecí prometiendo comprarle un combo extra especial de hamburguesa y papas, a lo que él dijo que debían ser dos de esos; siempre tan modesto él.

Nos despedimos. Él debía cumplir con dos horas más de trabajo y yo iba camino al geriátrico para ver al señor Im. Le di las gracias una vez más, sonrió y luego me hizo una seña con la mano para que me esfumara de su vista.

***

El teatro Yong-Ggu, fue el escenario escogido por el orfanato. La madre superiora tiene conexiones de este tipo y el dueño del teatro acepto con gusto prestarnos el escenario gratuitamente.

La canción que Yoongi escribió logro robarme lágrimas, capto tan perfectamente los sentimientos de los niños del orfanato, mostro su talento y que tiene un enorme corazón. En las líneas se lee amor, esperanza, compasión y perdón, los niños cantaran a sus padres que les dieron la vida, a los que caminaran con ellos de ahora en adelante; solo espero que valga la pena y varios de ellos atrapen el corazón de los asistentes.

Reserve siete asientos con la ayuda de la madre superiora. Los muchachos se enteraron porque Yoongi alardeo de que fui a buscarlo para que hiciera una canción, dijeron que querían escucharla y no pude negarme. Tendrán asientos en la cuarta fila estando los suficientemente cerca del escenario.

Detrás de bambalinas, ayudo a peinar a un par de niñas y arreglo el vestuario de los niños, esta todo en marcha. Las personas van llegan y poco a poco vemos el teatro llenándose. Los pequeños comienzan a asustarse y es la madre superiora quien los alienta a conquistar el corazón de los que podrían ser sus padres o padrinos.

Entre el ajetreo, he tenido ya tres episodios de desgano, uno en el baño donde tuve que sujetarme del lavado para no caer al suelo; el otro mientras peinaba a una pequeñita de cuatro años aquí tuve que sentarme diciendo que ella era muy pequeña y no podía peinarla bien, y el tercero hace poco mientras llevaba las copias de las letras para los atriles donde los niños podrán leer si se sienten perdidos.

Respira profundo, Lizzy. Puedes con esto, aún no es el tiempo.

Desde que pasó el accidente y me di cuenta que la visión no era falsa. Me mentalice a que en cualquier momento puedo desaparecer. Cruel ¿verdad? Aunque no estoy del todo segura de que así sea, porque pensándolo con detenimiento, entregue mi vida, ¿no debí desaparecer en ese instante? Pero no descarto la posibilidad de que suceda.

Hago una línea imaginaria a mis pensamientos turbios para que no me perturben, al menos hasta que termine la presentación y este en mi apartamento. Veo el telón y asomo parte de mi cabeza para ver afuera, los asientos están casi completos, falta una mínima parte para que se llene totalmente, diviso la cuarta fila y veo a mis siete hombres hablando y comentando. Es Taehyung quien ve mi cabecita, alerta a los demás y todos saludan con la mano, hago lo mismo, les guiño y regreso adentro.

En la lista tenemos cuatro presentaciones, tres de canto y una de danza. Una vez la madre superiora sube al podio, da los saludos y las bienvenidas, inicia el espectáculo. Yo debo supervisar a los niños y estoy al costado izquierdo dándoles el orden de entrada. La primer presentación de canto la hará una pequeña llamada Seung Hee, de cuatro años de edad, su talento innato le da el potencial de interpretar Ave Maria versión opera, cuando es anunciada, se escuchan murmullos de sorpresa, es algo difícil pero Seung, puede manejarlo.

–Unnie, estoy asustada–. Dice ella tocándose el pecho.

–Tranquila lo harás bien. Ensayamos muchas veces, ¿lo recuerdas? –.

–Pero estábamos solas–.

–Imagina que es así. Canta con el corazón, regálale tu voz a la gente. Tus padres te escucharan en el cielo–. Sonríe con ilusión, asiente y sale al escenario.

Parece un ángel con su vestido blanco estilo princesa, su cabello rizado y sus ojos claros.

Su voz resonó con armonía en el teatro, tuvo al público en silencio y suspirando. Alcance a ver algunos, como Jungkook, limpiar las lágrimas que salían de sus ojos, conmovidos por la interpretación de Seung, al final aplaudieron y silbaron festejando su gran talento.

El siguiente acto fue la danza. Los más grandes del orfanato, crearon una coreografía urbana, esto ánimo al público, aplaudieron, cantaron e hicieron coros para los niños que sudaban, reían y estaban más que satisfechos con la presentación. A continuación fue el turno para un pequeño Taiwanes, sus padres fueron deportados del país y él tuvo que quedarse sin esperanzas de volver a verlos. Interpreta con sentimiento, la versión balada de Seo Taji Come Back Home, los arreglos hechos por el profesor de música dan el toque de sentimentalismo que el pequeño Yian quería interpretar. Termino, no sin antes llevarse su ronda de aplausos.

Para cerrar con broche de oro, la canción grupal. Los pequeños salieron en filas tomando sus puestos frente a los atriles donde estaban las letras para que no se perdieran. Mi corazón latió con fuerza y sonó de fondo la música. Mire a los asientos y los muchachos estaban concentrados en la presentación.

Escuchar las voces de los niños interpretando la canción cargada de sus sentimientos más profundos, hizo que volviera a llorar, es inevitable como a pesar de todo lo que han tenido que vivir, siguen teniendo esperanzas de que este mundo puede salvarse. Me recuerda a Jay y sus creencias, él desea que llegue el día donde los humanos se amen y cuiden entre ellos, que cumplan el propósito de sus existencias.

–Aunque ya no estés... Te recordare, sonreiré y seré feliz...–.

or alguna razón siento que es para mí. Hay cosas que ellos ignoran, y me hace plantearme la idea, de que cuando no esté a su lado, tienen que seguir adelante. Creo que podrían odiarme durante un tiempo, llegado el momento de irme, no quiero despedirme o decirles que no nos veremos más, sería mas duro y complicado de lo que es.

Sonrió hacia ellos, no me están viendo. Sonríen, limpiando una lágrima que se les escapo, se ven conmovidos y llenos de sentimientos. Sé que también les toco el corazón, esa es la magia de un gran talento, ser capaz de mover los corazones y tocarlos con un par de líneas que dicen más que mil palabras.

Todos están aplaudiendo, felicitan a los niños que hacen reverencias recibiendo el amor de los adultos. Miro en la segunda fila cerca al escenario del lado derecho y tengo que abrir los ojos como platos y parpadear para que no esté viendo mal a causa de las lágrimas.

–¿Ese es...Bang Si Hyuk...?–. Fraseo entornando los ojos, necesito estar segura.

De la nada gira a donde estoy y hacemos contacto un par de segundos, suficientes para confirmar que se trata de ese hombre. ¿Qué hace aquí? Es un presidente de una empresa musical, ¿buscara talentos? Veo que se pone de pie junto a dos hombres y están dispuestos a salir. ¡Es mí oportunidad!

–Profesor Oh, cuide de los niños. No tardo–.

–Sí, claro–. Musita extrañado.

Salgo por la puerta del servicio y me evita dar toda la vuelta al escenario. Corro por la acera para quedar frente al teatro y toparme con él cuando este saliendo. Las puertas se abren y me falta poco para llegar, las personas comienzan a salir, brotan como hormigas trabajadoras, salen de ambas direcciones. Me pongo en puntas para poder divisarlo, pero nada, no logro verle. ¡No está! Miro a lado y lado con el cuello estirado, imitando a un suricato, pero no puedo verlo.

¿A dónde se fue? Me digo.

Escucho a mi espalda un auto que está encendiendo y es la van con el logo de BIGHIT, me abro paso entre las personas pero me es imposible llegar y la van se marcha, desapareciendo luego de cruzar un semáforo.

Resignada, sin posibilidades. Regreso al teatro.

Viendo el lado bueno, ¡no tenía ni idea de que decirle al señor Bang! ¿Cómo lo iba a interceptar?

"Hola señor Bang, me llamo Lizzy, vengo a decirle que siete chicos se presentaran a su compañía y no puede dejarlos pasar. Son geniales y no lo defraudaran".

Me miraría de arriba abajo, haría una mueca de que estoy demente, me rebasaría y se alejaría sin decir nada. Y si nos volviéramos a ver y de casualidad fuera con los chicos, pensara que lo estamos acosando y se acabaría todo. ¡Gracias por no dejarme verlo!... Pero cuando lo vea, ¿Qué le dire?

Una pared de músculos me hace frente y choco sin reparo mientras estoy perdida en mis pensamientos.

–Disculpem... ¿Jin? –.

–Venia embobada–. Comenta Jungkook.

–Se la pasa en la luna–. Dice Yoongi.

–Hola... Hola... ¡Hiii! –. Jimin, Taehyung y Hobi.

–Muchachos, hola. Gracias por venir–. Me separo del pecho de Jin.

–Fue divertido–. Dice Joon con una sonrisa.

Veo a Yoongi y recuerdo lo conmovida que estuve con su canción, me ve, le sonrió, él hace una mueca y termina riendo.

–Te luciste Min Yoongi. Menos mal te habías quejado por hacer la canción–.

–No me dijiste para que era–. Se defiende.

–Porque no me dejaste hablar–. Alzo levemente una ceja y él vuelve a sonreír.

–Da igual. Resulto bien–. Joon rompe con nuestra disputa.

Reímos todos.

Sea como sea, salió bien y eso es lo importante, estoy segura que muchos padrinos y padres aparecerán para adoptar a los pequeñines y darles un hogar que merecen.

–¿Te falta mucho aquí? –. Pregunta Jungkook posándose a mi diestra.

–No. Debo ver algo con la madre superiora y estaré libre–.

–Te esperamos en el Burger King–. Dice Jimin guiñando.

–¡Por supuesto! –. ¡Comida!

–Te vas a inflar como un globo–. Yoongi infla sus mejillas.

Doy un paso largo y estoy frente a él, aplasto sus mejillas y se desinfla riéndose.

–Seré igual de bella–. Muy osada yo.

Aparta mis manos y chasquea sonriendo.

–¡Ya cásense! –. Suelta Jungkook.

Volteo a verle y pestañeo.

–¿Qué? ¿Contigo? –.

–Cuando quieras–. Muerde la esquina de su labio inferior.

–Ya, ya. Vayan a comer. Ahora los alcanzo–. Los voy sacando a empujones uno por uno.

–¡No nos vayas a plantar! –. Advierte Taehyung apuntando su índice de espaldas.

–Ya voy. Vayan pidiendo por mí–. Sacudo mis manos para que se alejen rápido.

Son unos niños. Me he acostumbrado a sus modales, sus gestos, sus frases célebres y sus personalidades. Ya nada me sorprende o me parece demasiado extraño en ellos. Son así, es su esencia. El día que no actúen como tontos e infantiles, me preocupare seriamente.

Me reúno con la madre superiora y hablamos con el dueño del teatro, mostramos respetos y le damos las gracias por el espacio. El hombre canoso, muy parecido a Papa Noel, con todo y sus lentes; nos deja a disposición el teatro para cualquier evento de esta estirpe. Quiere que sus nietos vean la magia de la humildad y la nobleza y los niños del orfanato la tienen por montones. Nuevamente agradecemos y nos retiramos.

Me despido de los pequeños con besos, abrazos y felicitaciones para cada uno, en sus ojos está el brillo de la felicidad y el cansancio. Estuvieron practicando tres días seguidos, están agotados. También me despido de la madre superiora, los maestros y las personas del voluntariado que nos acompañaron.

–Podemos dejarte en tu apartamento–. Dice el profesor Oh subiendo la última maleta.

–No se moleste. Quede de verme con unos amigos, ellos viven cerca–. Prácticamente en el mismo lugar.

–Está bien. No insistiré más. Cuídate, y gracias–. Me abraza, soba mi espalda y se sube al bus escolar.

Los niños se apilan en la parte de atrás y se despiden con sus manitas, los imito y envió besos al aire. Son una parte importante de mí y me hacen sentir especial cada vez que los veo en el orfanato. Por eso ruego a los cielos, que cada uno encuentre su propia felicidad y que sean personas de bien, que puedan ayudar a la comunidad y crear ese mundo mejor con el que sueñan.

Sin más, voy rumbo a Burger King, está a un par de calles. Alcanzo a ver su letrero azul bordado de rojo. La boca se me hace agua porque solo cuando salimos comemos hamburguesa, lo demás es ramen o kimbap o bibibap, lo que primero se nos ocurra.

Empujo la puerta y está repleto. Las mesas para dos, cuatro y ocho están ocupadas. Escaneo el lugar y no los veo por ninguna parte. A un lado pasando por la caja, veo unas escaleras y un siga para el segundo piso; deben haber más mesas y deben estar ahí. Camino de frente a las escaleras y subiendo los dos primeros escalones escucho sus risas. Subo despacio y giro la cabeza para ver en donde están y que tanto hacen. Están a dos mesas doblando a la derecha, tienen la carta en la mano y Taehyung está haciendo su numerito cómico, imita a un mono, a un perro y a un dulce gato. No sé qué es tan gracioso pero tiene a todos torciéndose de la risa. Incluso tosen ahogados en la saliva.

Me falta un tres escalones para estar arriba y un frio me recorre la espalda, las manos me tiemblan y mis piernas flaquean. ¿Un bajón de azúcar? Están muy de moda por estos días, no, es otra cosa. ¿Debilidad? No he dormido bien, llevo dos días de largo con esto del evento del teatro. Eso, puede ser eso.

No, tú sabes que es. Habla mi voz interna.

Quizás, pero no ahora, por favor.

Respiro profundo, me aferro a los barrotes de acero para no caer. Todo va a estar bien, aún quedan cosas por hacer. Unas semanas más, si debo marcharme, necesitare unas semanas más para irme tranquila... Cierro los ojos y siento como las fuerzas regresan, subo el siguiente escalón, estoy bien, quizás sea el cansancio, pero recuperare las fuerzas si como, ¿no?

–Lizzy, viniste–. Me llama Tae al verme asomada.

Sonrió y subo rápido el resto de escaleras y voy hasta la mesa.

–Que decepción. Todo este tiempo y no han pedido nada–. Pongo las manos en jarras.

–Queremos pedir juntos–. Hobi desliza la carta hacía mí.

Jin chasquea los dedos en lo alto y un mesero joven aparece en la escena. Me siento en la cabecera de la mesa y frente a mí esta Jin, casi siempre es de esa manera, me hace sentir importante y la cabeza del grupo, algo que no es del todo cierto.

La espera fue para que todos pidiéramos combo extra especial, sodas y big max. Creo que podían pedir solos, pero ellos y sus locuras, no discuto con eso.

Cuando nos sentamos a comer, es más lo que se habla que lo que se come. Siempre hay un tema, siempre hay un juego, las ideas no se acaban y eso hace diferente cada encuentro. La monotonía no tiene cabida entre nosotros.

–Hemos decidido audicionar–. De repente la voz de Jin hace que todos quedemos en silencio.

Mi corazón late aprisa y tengo ganas de saltar a ellos y besarlos, pero me contengo y dejo que continúe hablando.

–Queremos darnos esa oportunidad–. Dice Jin. Me ve esperando que yo le diga algo al respecto.

–¿Todos están de acuerdo? –. Los señalo con la poca soda que tengo.

–Sí–. Confirma Yoongi y muerde el último trozo de hamburguesa.

–¡Síiiii! –. Estallo en emoción y pego un grito de victoria.

–¡Por Dios, Lizzy! Me matas del susto–. Jin está rojo y se da aire con la mano.

Hobi tose porque se ha atorado y Joon le da palmadas en la espalda. Taehyung ríe como loco y Jungkook muestra todos sus dientes y arruga la nariz mientras se tuerce de la risa en su puesto.

–¡Lo siento, Hobi. Lo siento! –. Suplico con las manos juntas.

Él levanta el pulgar y sigue tosiendo.

–Debimos decírselo en la pensión. La gente creerá que tenemos una loca–. Yoongi hace un gesto de fastidio torciendo la boca.

Pero a mí no me interesa, lo que vale, es que, finalmente las cosas están marchando como debe ser. No estoy preocupada, o ansiosa, no tampoco tengo dudas. Lo que confirma que esto es lo que se debe hacer, deben audicionar sin importar el resultado.

–¡Mañana les entrego sus números de registro! –. Solté de la emoción que tenía.

–¿Cómo dijiste? –. Jimin se acerca a mí intimidándome. Me encojo de hombros y me siento.

–¿Nuestros registros? –. Jungkook incrédulo levanta la ceja.

–Oh...Sí, bueno...¿Cómo les explico?... –. Hice los registros desde antes.

Deje de confiar en mi instinto desde que creí que Taehyung era una especie de mala influencia y termino siendo parte de los siete. Sin embargo, en esta ocasión estaba plenamente segura de lo que hacía. Recopile sus datos en donde trabajan y con la gente que conviven y eso fue todo. Al único que no podía registrar era a Nam Joon, pero supe la razón cuando me dijo que trabajaba en BIGHIT.

–Así, hablando–. Yoongi señala la punta de su lengua.

–Pues... Hice los registros... Por si se animaban. Bueno estaba segura que audicionarían–. Saco pecho defendiendo esa parte.

Jungkook frunce el ceño y me hace pensar que hice algo malo, me encojo mas de hombros y hasta hago cara de perro regañado. Se levanta de su asiento con fiereza y camina hasta quedar a mi espalda, cierro los ojos esperando alguna mala palabra, pero en vez de eso, sus brazos me atrapan. Abro los ojos y parpadeo un poco, todos sonríen gentilmente, lo miro de reojo y tiene la cabeza en mi espalda.

–Gracias por estar en nuestras vidas–. Susurra.

–Justo íbamos a decirte que nos preocupaba los cupos–. Comenta Jin aliviado.

–Les dije que iba a ser más entrometida–. Arrugo la nariz y sonrió.

Un poco más, solo dame un poco más de tiempo para estar con ellos...

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Creo que lo sospechan... El final esta escribiéndose...

Gracias por la paciencia y por apoyar siempre a Lizzy y sus problemas.

BTS les agradece leer un poquito sobre ellos... jajajaj ok nop, eso lo agradezco YOP

LOS QUIERO MIL Y HASTA QUE JAY LO DECIDA VOLVERÉ PARA TORTURARLOS CON MÁS DRAMA DE BE...

BESOS~~~~~~~~~

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