Hoja 5.

La voz de Lizzy

Los siguientes días martille mi cabeza tratando de ponerle sentido a todo lo que me estaba pasando. En orden de ideas este chico, Seok Jin; molesto, arrogante y un poco engreído era una de las sietes personas, debía seguirle los pasos y evitar que su destino cambie de rumbo. Hasta ese punto todo iba bien, el problema erradicaba en que no podía acercarme mucho a él por su aura y aparte me daban picadas en el pecho cada vez que su rostro giraba a mi, era como si tras esa deslumbrante sonrisa de galán de telenovela, estuviera un niño atrapado entre el dolor.

Concentrándome un poco mas en mis responsabilidades del trabajo en el orfanato, que mas que trabajo, fue una distracción a la que me obligue, con el fin de encontrar la paz interior que siempre necesitaba cuando tenía momentos de turbulencias. ¿Tal vez estaba sobre actuando porque después de tanto esperar habían aparecido, pero fueron un poco bruscos conmigo al darme señales de ese tipo?

Trate de todos los modos pero mi mente no lograba tener la concentración adecuada, tanto así que la madre superiora me envió a hacer el mercado, cuando nunca me da esa labor porque le gusta que juegue con los niños mas pequeños, -todo porque me gustan los niños y me divierto haciendo juegos para ellos-.

Y ahí iba yo, con cara de aburrida, arrastrando los pies, derecho, cinco calles hacía el gran mercado. Me pare en la entrada principal, tome un carrito y vi la cantidad de personas que luchaban por llevar su mercado completo; levante la mirada al tablero que mostraba horas, minutos y segundos; estaba en hora pico y eso explicaba porque habían fieras en el mercado.

Empuje el carrito dentro de la multitud e hice mis artimañas para obtener las mejores verduras, frutas, acelgas y granos posibles. Seguí en orden la lista que me dio la hermana superiora para un mes, debía alcanzar para las ochenta personas entre los niños, las hermanas, y lo voluntarios. Cuando tenía el carro con lo que me habían pedido, tuve una especie de sensación al sentir un olor peculiar.

Atravesé media plaza guiada por el olor. Llegue a la tercera estancia donde en una gran cesta de alambre estaba una enorme y jugosa Sandía. Mis ojos brillaron de alegría creyendo que estaba quieta esperando a que la llevara a mi casa. Estire mi mano para tomarla y casi al mismo tiempo una mano extraña se acerco quedando ambos con las manos en la sandía.

En cuestión de segundos una película paso por mis ojos, no era la sensación que siempre tenía cuando algo así pasaba. Había sentimiento de tristeza, desolación, culpa, ví escenas desastrosas; sangre, gente corriendo desesperada, angustia total. Un mar de sentimientos me transmitió aquel personaje que me miraba escondido en su capucha, mi pecho empezó a doler y se puso pesado y tuve que retirar la mano por instinto.

- ¿La tomara? -. No lo podía ver pero escuche su voz.

Sumida en mi trance no me salían las palabras y solo negué con la cabeza y me di media vuelta. Escuche a mi espalda que el carro de mercado se alejaba y cada vez el sonido era mas y mas lejos, una vez no lo escuche me dirigí a las cajas, pague y tome un taxi, en mi estado caminar era lo último que quería hacer.

Como llegue al orfanato peor de lo que me había ido, me dieron el resto del día libre. Una mala decisión de mi superiora pero según ella era lo mejor para mi, algo que era totalmente erróneo.

Durante todo el camino no se me quitaba el escalofrió de la mano de ese hombre. Su voz resonaba en mis oídos y las imágenes me flasheaban la mente cada que querían. Sin lugar a dudas estaba perdiendo fuerza y culpe al primer sujeto de los siete; pues desde que lo conocí no he sido la misma.

Llegue a mi apartamento directo a mi cama, dormir era una de las mejores medicinas que había aprendido de los humanos. Relajarse y dejar atrás el estrés para el siguiente día. Concilié el sueño rápido y me sumí en un sueño profundo, mi alma se desprendió de mi cuerpo, sentía la libertad de mi ser ancestral.

Como estaba aturdida por los extraños sucesos esa noche solo tuve pesadillas. Infinidad de ellas. Nunca pude reconocer a las personas que estaban en mis sueños, pero siempre vi una sobra negra sobre ellos. Por mas que intentara alcanzarlos se alejaban cada vez mas y mas.

La siguiente semana tuve ese sueño una y otra y otra vez, hasta el punto que mis ojeras eran tan grandes que me confundían con un panda en el orfanato. Me veía como una madre que recién trajo su hijo al mundo y duerme escasos quince minutos. Mis fuerzas no daban para una jornada completa de trabajo y siempre llegaba directo a mi cama, nada de aseo, nada de comida, estaba cayendo en lo que llaman depresión pero no tenía una causa razonable para ello, excepto por las pesadillas.

Una de esas noches pedí a la luz celestial que me permitiera conciliar el sueño como debía ser o que me diera una respuesta del porque las pesadillas. Como siempre, tarde, pero llego la respuesta. Recuerdo que esa noche mi pesadilla cambio un poco, había un vació, yo al borde, la oscuridad detrás de mi, muchas personas llorando, y siete rostros entristecidos pero a la vez brillaban. Llegue a escuchar voces pero no eran claras, aunque una de ellas sonaba como el eco en el agua, se alcanzaba a escuchar mi nombre en las ondas, era leve pero se entendía.

- Lizzy ... Lizzy ... ¡Lizzy! -.

El ultimo se escucho seguido del golpe de la puerta. Desperté de un brinco que me dejo en el suelo envuelta entre las sabanas.

- Era una pesadilla -. Fregué mis ojos queriendo ver en donde estaba.

Abre por favor! -. Escuché tras la puerta.

Medio dormida fui a abrir y para mi sorpresa era la chica que estaba detrás de Jin como si fuera su sombra. Tenia los ojos rojos igual que la mano con la que tocaba la puerta, se notaba que no me estaba haciendo una visita de buenos vecinos y eso me inquieto un poco.

-¡Ayúdame por favor! -. Fue lo primero que me dijo. - Estoy desesperada -.

Sus rostro estaba mojado, quería decir que estuvo llorando, su respiración no era normal, así me despertó de golpe; no me agradaba pero tampoco quería que algo malo le pasara.

- Cálmate. Respira profundo. Dime que paso -.

- No lo encuentro. Por mas que lo busco no lo encuentro. He ido a muchas partes que frecuenta pero no esta. ¡¿Que debo hacer?! -.

- No te entiendo de quien hablas. Habla claro -.

La deje pasar esperando que eso la calmara, jadeaba como si hubiera recorrido una maratón. Serví un vaso de agua fría y se lo di para que tuviera un respiro.

- No me agradas, sin embargo no tengo a quien acudir -.

- Dime que esta pasando -. Había hecho que me preocupara y tenia toda mi atención.

- Veras, hace una semana Jin recibió una llamada misteriosa; teníamos una cita; después anduvo extraño distraído pero dijo que no pasaba nada ... Luego; un día fui al auto lavado para saludarlo, hablaba con un hombre de traje, estaba muy lejos y no pude escuchar de que hablaban pero Jin lo empujaba mientras hablaban. Vi que ambos se subieron a una camioneta ... Esa fue la ultima vez que lo-. A su historia solo le faltaban lágrimas para calificar como trágica.

- ... ¿Que te hace pensar que este en problemas? Puede tratarse de asuntos familiares ¿o no? -.

- No lo conoces. Tiene una muy mala relacion con su familia; no acostbra a irse sin decir a donde; y por lo que vi ese hombre no le agradaba -.

Ella parecía tener en claro quien era Seok Jin y eso la empujaba a tener preocupaciones influenciada por sus sentimientos de aprecio y gusto. Analise su historia y cazaba con el hecho que llevaba días sin ver a Jin cuando llegaba a mi apartamento. Para completar tenia frescas las imágenes del sueño; esas aterradoras visiones me hicieron pensar lo peor, si Jin era uno de los siete como su guardián debía protegerlo.

- Siendo así. Iremos juntas a buscarlo. Empezaremos por los alrededores de la pensión -. Fui en busca de una linterna y un abrigo, la noche estaba helando y era muy oscura.

- ¿Donde crees que empece a buscarlo? -. Note el tono sarcástico que uso y escuche el golpe del vaso al tocar la mesa.

- Nada garantiza que él no se este escondiendo de ti. Además fuiste tu quien vino por ayuda, solo creo que cuatro ojos ven mejor que dos -.

Nos dividimos por los extremos de la pensión. Yo buscaría desde el costado norte hasta donde vive Jin y ella tomaria el lado sur. Quería encontrarlo en algún botadero borracho o tal vez enfermo, no quería pensar en desgracias ni cosas por el estilo.

Calcule la hora por el alto de la luna y supe que habían transcurrido dos horas desde que sali a buscarlo. Mis manos sudaban a pesar del frío que hacia,e sentía ahogada y muy angustiada quería encontrarlo y ver por mi misma que estaba bien. Deseaba que todo fuera una de sus tantas bromas pesadas, como laa de esperarme y salir de la nada a asustarme, pero aunque gritara su nombre no había respuesta ni eco en el aire.

A pesar de que ella lo había dicho, fui al apartamento de Jin para ver si encontraba algo que me diera una pista de su paradero. Toque esperando que alguien diera señales y no logre nada. Empuje con fuerza tres veces la puerta y dañando la cerradura pude emtrar con un brazo lastimado por los golpes.

La cama estaba tendida; no había rastros de café; habia un aroma a suciedad y abandono confirmando que llevaba días sin ser habitado. Comoe costo abrir la puerta descarte un posible rapto y en vez de ser alentador sentí una inmensa sosobra en el pecho. Busque por los rincones y nada me hablaba del paradero de Jin, no sabia en donde ni como estaba en ese momento.

Pase a la cocina y no vi nada extraño, platos sucios; comida pudriéndose; y una que otra cucaracha. En el techo estaba colgando una cuerda mas bien gruesa; me dio curiosidad y estire mi mano, cúa do torre de ella una escalera se explayó dejando al descubierto otro nivel. Asume la cabeza y podía ver al cielo.

- Una ... Azotea ... -. Dije dándole unos toques a las escaleras serciorandome de que fueran seguras.
Subí despacio, sin hacer mucho ruido. La azotea era grande, gire a mis espaldas y me congele en el ultimo escalón.

Un hombre alborde del último piso con serias intenciones de caer cinco pisos hasta el suelo. Por el porte se me hacia fácil saber de quien se trataba, quise engañar a mi mente con la respuesta peroi ser interior tenia claro quien era. Despcio e acerque para no alertarlo de mi precensia y provocarlo.

Rezaba en baja voz pidiendo ayuda a mi creador para que ese no fuera el final de una posible buena vida. Pedía por que de mi boca salieran las palabras que evitaran una catástrofe.

- ... J-Jin ... Jin, ¿que haces? -. Salio de mi boca.

- ¿Como entraste? -. Ni se molesto en mirarme estaba concentrado en el final de la caída.

- Baja y te lo dire -. No era la mejor tratando a suicidas pero debía intentarlo.

- Llevo media hora aquí parado ... ¿Porque bajaría? -.

- No se que sucedio, por eso vine a buscarte para que me cuentes que pasa -. Me escuchaba muy segura a pesar de que me temblaban las piernas.

- ¿ Y que mas da si lo sabes? -. Levanto los hombros exaltado. - Eso no cambia en nada la historia -.

Como si un rayo de luz me hubiera dominado, mi cuerpo se movía por una fuerza externa, llegue al borde de la azotea y me pare a su lado. Era demasiado alto y peligroso para mi gusto pero me deje llevar.

- ... ¿Que ... Que ... estas haciendo? -. Vi lágrimas en sus ojos cansados.

- Lo mismo que tu al borde de la muerte ... Antes que nada, quiero decirte que si saltas, no solo encontraran tu cuerpo estampillado en el suelo -.

- ... Estas loca ... -.

- Lo dice quien subió aquí primero. Iré a donde vayas, no te dejare solo ... -. Le tome la mano a pesar de que estaba muerta del miedo al borde de la azotea.

Era mas que una locura, ¿a quien se le ocurriría saltar por otro?; aquí tienen una voluntaria. Soy sincera, cuando admito que no era yo quien movía mi cuerpo algo lo estaba controlando, por muy guardián que fuera no me imaginaba por mis propias fuerzas subida en ese delgado borde entre la vida y la muerte.

- Regresa. No tiene que ver contigo. ¿Que pretendes?-.

- Justo ahora es difícil de explicar, pero tiene mucho que ver conmigo. No voy a bajar a menos que tu lo hagas conmigo ... Puede sonar muy reforzado pero estoy segura que este no es el fin -.

Jin soltó con fuerza mi mano y movía un tercio sus pies hacía adelante.

- ¡¿Que vas a saber tú de mi?! ¡No pretendas ser buena conmigo! Odio a las chicas que lo hacen -.

- No es cierto. Llevas a una chica molesta siempre contigo. Me suena a pretexto, parece que quieres alejar a todo el mundo -.

Mis pies se movieron hacía adelante dando un paso completo. Estaba a escasos centímetros de caer. Otra vez no tenía voluntad de mis movimientos.

- ¡¿Que haces?!-. Jin me apretujo la mano.

- Dime Jin, ¿que piensas viéndome aquí?-.

- Es una estupidez. No tienes porque hacerlo, hay mucho mas para ti -.

- Entonces, ¿porque es diferente para ti?-.

Quedo en silencio unos segundos, sin soltar mi mano giro el rostro lejos de mi.

- ... Yo ... Hice algo horrible ... -.

- ¿Es tan malo como para que tu vida no valga?-. Ser su guardián, hacía que mi corazón doliera viéndole sufrir.

Las lágrimas de Jin caían como un mar de tristezas juntas empapando su rostro, me soltó de la mano y se agacho dando un grito a todo pulmón liberando su ser de la presión. Jin nunca quiso saltar, estaba hay esperando a que alguien lo salvara de las garras de la muerte, estaba asustado y adolorido. No pude evitar que una lágrima se me escapara al verlo.

Retrocedí y lo tome de la mano, bajamos juntos y cayó arrodillado a mis pies, se veía tan indefenso, como un niño que busca a su madre para que lo cuide. Lo abrace a mi vientre y sus lágrimas mojaron mi camisa. en secreto di gracias a la fuerza que me sostuvo y que me ayudo a que nada malo sucediera.

Jin estuvo llorando por cerca de veinte minutos seguidos. Baje un par de veces por agua para que no se deshidratara, debió reprimir por mucho tiempo sus verdaderos sentimientos para haber estallado así. Una vez estaba sereno, vi prudente preguntar por lo que había pasado.

- Tengo un hermano mayor, él era como mi ídolo; lo admiraba mucho. Mis padres igual. Nunca reclame porque tanta despreocupación por mi, porque siempre tuve a mi hermano ... Un día, él simplemente desapareció. Lo odie con todas mis fuerzas, quise tener todo lo que era suyo y al final fracase. Salí de mi casa huyendo de la codicia y la ignorancia de mis padres y mantuve intacto el odio hacía mi hermano ... Pero ... Hace una semana el hombre de confianza de la familia me busco en mi trabajo, lo reconocí porque siempre ayudo a mi hermano ... Dijo que había algo que quería decirme de mi hermano ... -.

Escuche como se quebraba su voz y le tome de la mano.

- Si no quieres, no digas mas -.

- No. Siento que si no te digo, me quemare por dentro-.

Asentí y lo deje continuar.

- Al principio lo rechace, no quería saber nada de él. Insistió tanto que acepté con la condición de que sería breve. Lo que tenía por decirme ... Era que mi hermano había muerto a causa la leucemia que padecía. Se enteró por unos exámenes y no quiso contarle a la familia, no quería que mis padres pasarán angustias en una clínica y por eso se había ido ... ¿Entiendes? Mi hermano no me abandono, no se sentía capaz de cuidarme. Fue a morir solo ... ¡Mi hermano murió solo! ... -.

Lo abrace otra vez para calmar su espíritu. Por eso me dolía el pecho la primera vez que nos vimos, su corazón esta lastimado y su ser hecho un desastre. Me sentía aliviada sabiendo que iba ayudar a alguien tan bueno como él. No era rudo porque quisiera, la vida lo había tratado así.

- Puedes llorar todo lo que quieras. No me iré hasta que estés tranquilo. Pero, ¿sabes algo Jin? ... Estoy segura que tu hermano quiere que seas feliz, que no cargues con sus culpas y errores, eres un ser diferente a él. No es tu culpa lo que paso, no podías saberlo. Él quería que tuvieras una vida menos compleja que la de él, por eso no se quedo contigo, para no arrastrarte con él -.

Lo deje de abrazar y él se limpiaba las lágrimas. Me miro con una pequeña sonrisa y me tomo de la mano.

- Que curioso. Esas fueron las palabras que mi hermano escribió en una carta para mi ... Gracias por estar aquí ... -. Aún salía fluido de su nariz. - Lo que escuchaste y viste hoy, nadie mas puede saberlo-.

- Todo lo que ha pasado y es lo único que te interesa -. En verdad se pasaba de torpe. - Será secreto. ¿Cuanto vamos a estar aquí?-.

- ... Un rato mas ... -.

No supe cuando, ni como mis ojos se cerraron a su lado. Aunque era una noche fría; su mano era lo suficientemente cálida para contener el frío.

Escuche un ruido de trastes chocando en el platero, percibí olor a sopa de algas; café y pan tostado. La luz que entraba por la pequeña ventana pegaba fuerte en mi rostro y tuve que abrir los ojos casi obligada. El aroma a comida era exquisito, fregué mis ojos y retire las cobijas que me mantenían caliente.

Una lluvia de imágenes ataco mi cerebro y del susto caí al suelo. Lo último que recordaba con claridad era la escena junto a Jin en la azotea. Mire a todos lados y mis ropas, tenía las mismas ropas y estaba en mi casa. Respire aliviada porque estaba en un lugar seguro y que conocía, hasta que recordé que vivía sola y que nadie podía venir a cocinarme.

¿Quien será? No podía ser un ladrón porque estaba cocinando, no podía ser Jackson porque a esa hora estaba trabajando. El corazón se acelero descontrolado y tome una barrilla de metal que tenía en casos de emergencia, camine sigilosa hasta la puerta de la cocina y ví una sombra que se movía frente a la estufa, estire la cabeza y estaba Jin zarandeando una charola.

- ¡Es Jin!-. Exclame para mis adentros. - ¿Que hace en mi casa? ... Paso algo ... No es cierto ... -.

Me regresé al cuarto a pasearme por la habitación. No estaba bien que él estuviera en mi casa cocinando. Es decir, si lo ayude, pero no tenía porque invadir mi espacio. Cuando me decidí ir a reclamarle, apareció con jugo de naranja.

- Que bien. Despertaste. ¿Dormiste bien?-.

Del susto salte entre las cobijas y me cubrí completa.

- ¡¿Que estas haciendo aquí?!-. Le grite.

- ¿No lo recuerdas?-.

- Ay ... Por Dios ...-.

- Si. Te quedaste dormida y te traje-.

Salí de las cobijas y le di una mirada sospechando de sus palabras. - ¿Lo juras?-.

- No sabía que tuvieras ese tipo de pensamientos conmigo-.

Eso fue suficiente para que me subiera el color y bajara de la cama arrugando la frente.

- ¡Eres el que invade mi espacio. Yo no tengo tiempo para pensar esas cosas!-. Señale el reloj de pared que tenía cerca al tocador. - ¿Esa es la hora?-.

- Si. Son las nueve de la mañana-. Dijo sonriendo.

- ¡¡Por los clavos del señor!! ¡Es tarde!-. Me lance al closet para buscar ropa, con tanto ajetreó había olvidado asistir al voluntariado en el orfanato.

Jin se quedo como estatua mirándome revolver las cosas. Tome la toalla, el tratamiento capilar y omití que él estaba parado con jugo de naranja en la mano.

- Es cierto ... Cuando salga del baño espero que no estés aquí ... Me alegra saber que estás bien, pero no te puedes quedar -. Le dije y corrí al baño.

No tarde mucho en la ducha, como estaba tarde debía ser de entrada por salida. Mire que en la mesa estaba servido el desayuno, fui a la cocina y no había rastro de Jin. Tal vez había sido dura siendo su guardián, pero aún no me acostumbraba a tenerlo cerca. Velozmente me vestí y me alce el cabello con una coleta, el desayuno me llamaba pero ya estaba muy tarde para quedarme a probarlo.

- ¿Para donde vas?-. La voz de Jin venía a mis espaldas, mientras yo tapaba la comida.

- ¿Aún estás aquí? ¿No me escuchaste?-.

- Tienes que desayunar-.

- Esta tarde, debo ir a trabajar-.

Jin se paro estirando sus largas piernas trancando la puerta, poniendo de frente el jugo de naranja.

- Bebe el jugo y puedes irte-.

- ¿Si lo bebo, me dejaras tranquila?-.

- Así es-.

Tome el vaso y a fondo blanco me bebí el jugo, estaba tan delicioso que mi paladar pedía un poco mas, no me lo hubiera negado pero iba muy retrasada al orfanato y Jin no podía quedarse mas tiempo en mi casa.

Lo saque casi a empujones conmigo. Asegure la puerta del apartamento, y entre el afán no recordaba cual era la llave de la puerta. Puse una al azar y resulto ser la correcta le di tres vueltas al seguro y cuando me iba a despedir de él Jackson estaba frente a mi.

- ¿Jackson?-.

- No, es un holograma-. Algo iba mal para que respondiera tan pesado.

- ¿Que haces aquí?-. Guarde las llaves en el bolsillo de mi pantalón.

- Desayuno ... Llevarte al orfanato. ¿Te suena algo?-.

Santa madre, había quedado de llamarlo la noche anterior para cuadrar la hora del desayuno y después él me llevaría al orfanato, era algo muy normal en sus días de descanso. Con todo lo que paso con Jin lo había olvidado por completo, no solo iba tarde, mi gran amigo estaba molesto, un gran comienzo de día.

- No me odies. Lo olvide -. Dije uniendo las puntas de mis indices.

- Por eso vine a buscarte, tuve un mal presentimiento-. Le lanzó una fuerte mirada a Jin que estaba a mi lado. - ¿Te esta molestando?-.

- El que molesta eres tú-. Respondió Jin.

Viendo el ambiente tan tensó que se respiraba en el aire. Me atravesé entre la mirada de amenaza de los dos.

- No digas eso Jackson. Él solo vino a saludarme. ¿Verdad?-. Lo mire esperando que siguiera mi juego.

- Algo así -. Dijo a mi favor.

- ¿Nos vamos?-. Jackson es una persona difícil de engañar.

- ... Si. Gracias -. Me sentía reprendida por los gestos de Jackson. Me despedí de Jin con una sonrisa de agradecimiento.

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¿Parece un triangulo amoroso? Lo léi y me dio esa sensación, pero no lo será tranquilos.

Cuéntenme que les parece hasta donde vamos, con sus estrellas y sus comentarios. Los quiero y nos leemos pronto.

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