Hoja 36.
La voz de Lizzy... #AngelTaeTae_II
Si existiera el premio a la persona mas estúpida del planeta, seguro estaría entre los nominados y muy próxima a ser la ganadora. ¿A quien se le ocurre contarle su plan al enemigo? ¡Bingo! ¡A mi! ¡Esta tonta guardiana!
—Su orden señorita—.
—Gracias—. Agarro la charola con un americano y dos rebanadas de pay de fresa. Camino a la mesa mas cercana desocupada y deslizo la charola, suelto mi bolso y me aplasto en la silla.
Estoy en la cafetería de la Universidad. Jackson tuvo que asistir a una reunión empresarial con su padre, es una regla que le impuso para que se de el lujo de no tener responsabilidades hasta que termine la carrera. Creo que esta bien que no este conmigo en este momento, me estaría reprendiendo y me sentiría peor de lo que ya me siento. Escucho vibrar en celular dentro de mi bolso, no quiero hablar con nadie ahora, lo siento por los seis pero por unos minutos dejare mi trabajo de guardián.
No logre ver a Taehyung, ni al día siguiente, ni al siguiente y obviamente tampoco el día después. Todo porque abrí mi bocota y le dije que lo estaría esperando, haciendo que el factor sorpresa desapareciera. No es como si él me conociera lo suficiente para saber lo persistente que soy, al menos eso creía yo. Apuesto un pay de piña a que cambio sus turnos, o esta llegando mas tarde o llega temprano y sabe que no subiré a su apartamento a buscarlo. Su buzón debe estar escupiendo mis mensajes diarios. Es evidente que no desea hablar conmigo.
Divido el pay en tres partes, incrusto una en el cubierto y lo llevo a mi boca. La fresa es como un tranquilizante para mi. Mamá preparaba pay de fresa cada vez que me veía inquieta e intranquila. Tome ese habito y solo Jackson lo conoce, si me viera así también hubiese comprado un pay de fresa mientras se queja de lo costoso que es. Pesé a que tengo lo que me hace sentir bien, no es suficiente. No puedo dejar de pensar en la mirada de Taehyung y la preocupación de su hermana.
Bajo la mirada y hasta el pay luce entristecido. Miro los estudiantes que hablan y sonríen, me hago la pregunta mas tonta ¿serán falsas esas sonrisas? ¿cuantos están realmente felices de vivir y de ser quienes son? ¿Es igual para él? Sacudo la cabeza y regreso la mirada al pay, comeré y luego pensaré en que hacer.
Salgo de la universidad con todas las energías del caso, si las fuera a usar solo para dormir. Mi bolso parece un taladro que no para de vibrar y hacer ruido. Siento venir el dolor de cabeza que ha estado ausente hasta ahora. Alcanzo el celular dentro del bolso, y contesto la llamada.
—Alo—. Contesto de lo mas odiosa.
—¿Quien te crees para no responder mis llamadas? Llevo toda la mañana marcándote—. Joonie se escucha un poco molesto.
—No recuerdo haber firmado algo que me obligara a tomar todas tus llamadas—. Es su culpa por hablarme así cuando mas sensible estoy.
—Estás muy altanera conmigo. Recuerda que yo soy el enojado—. Lo dice por la mentira piadosa que use cuando lo reuní con Jungkook. ¡Superalo amigo!
—No han sido buenos días, es todo—. Baje la brusquedad. Él esta molesto y debo arreglar eso pronto o puede que se cumpla mi presagio de la crusificción.
—Si, Jungkook me contó—.
Reí escuchando que se hablan a pesar de que no soy intermediaria.
—Han progresado mucho. En vez de estar molesto conmigo, deberías agradecerme—. Ya estoy afuera, en la acera, los carros y taxis se pasean y estoy viendo hacía la estación del autobús.
—Te espero en veinte minutos en la estación de gasolina. No llegues tarde—.
—A veces pienso que me ves como tu esclava, y que yo sepa, la esclavitud termino el siglo pasado—. Él no podía verme pero hago un puchero llenando de aire los cachetes.
—Te conviene, puede que me porte bien y sea menos severo con tu castigo—. Eso era todo. Sería crucificada, Nam Joon no habla por hablar. Aunque pensándolo bien, no estaría tan mal, dejaría de pensar en los problemas de los demás, regresaría a mi mundo y sería una luz en el firmamento que se ocupada nada mas de brillar para otros... Algo que suena de lo mas cobarde.
—Allá nos vemos—. Espero que sienta remordimiento, escuchándome casi obligada.
—Rápido esclava—.
—¡Como te...—. Cuelga antes de que le grite.
Zapateo dos veces, es mi amigo pero a veces me hace rabiar sin querer. Para llegar a tiempo a la estación no me sirve tomar el autobús, son treinta minutos de trayecto. Saco la mano y detengo el taxi, no se que tan enserio hable Joon, pero prefiero prevenir antes que lamentar.
***
Estoy caminando a tres calles mas arriba de la estación. A última hora recibí un mensaje de Joon diciendo que me esperaba allí. No se han cumplido los veinte minutos que me dio, así que no es responsabilidad mía. En serio, parezco su mascota, la llama y va. Me va a escuchar cuando lo vea. Se acabo el juego de la chica amable.
Recuerdo esta calle, las tiendas. Esta la heladería donde estuve con Jungkook la primera vez que me hablo de su hermano. Volteo a ver al frente y están las bancas de cemento blanco. También veo a Jungkook agitando la mano y Nam Joon esta a su lado. Sorprendida, cruzo la calle, mi boca se descuelga lo suficiente para que se note lo asombrada que estoy de verlos juntos.
—Cierra la boca, entraran las moscas—. Nam Joon estira el dedo y sube mi mentón.
—Te lo dije, no lo iba a creer—. Jungkook sonreía abiertamente mostrando sus dientes delanteros.
—¿Que paso aquí? —. Parpadee cerciorandome que no era una visión.
—Tu castigo por engañarme. También puedo hacer ese tipo de cosas—. Nam Joon sonaba orgulloso.
—Pero si tu me dijiste que no hablaban—. Apunto a Jungkook.
—No queríamos decirte todavía—.
—Ok. Necesito una carga extra doble de helado para asimilar esto—. Quizás soy exagerada. Si me alegra que se estén llevando bien, pero creí que tardarían mas.
Conseguí un helado de cinco sabores tal cual como aquella vez con Jungkook. En vez de las bancas nos sentamos en el pasto verde. La tranquilidad y frescura del parque es un buen escenario para un acontecimiento del que era testigo.
—Entonces ¿vivirán bajo el mismo techo?—. De soslayo vi que ambos se paralizaron por segundos.
—Todo a su tiempo—. Dijo Nam Joon. Ya decía yo que era muy bueno para ser cierto.
—Estoy muy orgullosa de los dos. Sea lo que sea que decidan los estaré apoyando—. Levanto el pulgar aprobando su decisión.
—¿Que hay de ti?—. Nam Joon se pone serio y clava su mirada que busca mas allá de mis ojos.
Jungkook se estumece y baja un grado la cabeza. Se ve como alguien que hizo o dijo algo que no debía.
—Hundida entre los trabajos de la universidad. Es un semestre cargado de notas y trabajos tipo tesis—. Respondí haciéndolo ver tan agotador y explicando, tal vez, las ojeras que intente camuflar con corrector.
El silencio de los dos hizo que los mirara. En Nam Joon esta esa aura de no creer la mitad de lo que le digo y en Jungkook un sentimiento de pena ajena. Les doy una mirada rápida y saco un bocado de helado con la cuchara y lo descargo en la punta de la lengua.
—Digan lo que tienen que decir. Ya se que este no es un encuentro solo para que vea lo buenos hermanos que son—.
Es Nam Joon quien se endereza y me ve de la manera mas seria y dura posible. Toma la posición de un padre sobre protector que quiere que su hija deje de pensar en el barniz de las uñas y se dedique a estudiar.
—Tu cansancio mental, no es solo por la universidad. ¿Sucede algo mas?—. Parece una pregunta simple, pero es mas una manera de confirmar lo que ha escuchado.
Deduzco dos cosas, la primera que Jungkook le dijo sobre Taehyung y la segunda que entre los dos querrán que me desvíe. Es por esto que prefiero andar sola y ser responsable de ello.
—Jungkook me dijo...—.
—Se lo que te dijo—. Lo interrumpí. —También se lo que vas a decir. Que te puedo decir, esta en mi ser así—.
Jungkook suspiro decepcionado y Nam Joon rasco su cabeza. Me hacían ver como una busca problemas.
—¿Hablaste con él?—. Finalmente Jungkook dice algo.
—No. Creo que cambio los turnos en su trabajo, luego de que lo esperara fuera de su apartamento—. Aunque mi propósito era distraerme con Nam Joon termine siendo empujada al dilema de los Kim.
—¿Que sabes de ellos?—. Preguntó Nam Joon. Su rostro se relajo. Creo que quiere ayudar porque es mas fácil para él ser mi aliado a ser un opositor.
—No mucho. Un esposo agresivo y violento, una hermana prisionera bajo amenaza y un hermano rebelde que no desea dejar a su hermana en un infierno —.
—Muy caótico—. Soltó Nam.
Los tres suspiramos al unisono. Era mas que caótico, desde cualquier punto de vista, entrar en ese remolino no aseguraba que salieras ileso. De lo único que podía estar segura, es que debo conocer cual de los dos es el verdadero Taehyung, así saber como llegar a él sin morir en el intento.
—No me queda de otra. Debo ir hasta donde trabaja—. Ya había pensado en eso. Solo que tenía esperanzas de encontrármelo en las noches.
—¿Sabes donde trabaja?—. Preguntó Jungkook.
—No. Le preguntaré a su hermana. Si no hago esto no podre dormir tranquila nunca mas—. No era mentira. Las sombras me acosarían al cerrar los ojos, por ende no dormiría bien.
Nam se levanta del pasto y sacude las ramas que se pegaron a su pantalón de sudadera roja. Le da una mirada a Jungkook y este se pone de pie, luego me ofrece una mano para ponerme de pie. Parece que tiene algo en mente.
—Vamos a buscarlo. No se quien es, pero para que estés tan descuidada contigo misma, debe ser importante—. Las palabras de Nam Joon siempre han sido enérgicas. Sin hacer muchas preguntas, él ya se había decidido a ayudarme. Lo mejor de todo, es que no tuve que explicar cosas incomodas como ¿porque me interesan tanto?
***
Viajamos en un autobús. Delante mio están sentados los hermanos. Se hablan, comparten ideas, están empecinados en ayudar; alcance a escuchar que Nam le dijo algo sobre que deben prestarme mas atención. No soy una niña de doce años que anda por la vida divagando entre fantasías y deseos de ser una modelo o actriz. Ocupo el puesto atrás de ellos porque necesito pensar. Nam es muy persistente y calculador, le gusta saber a que se enfrenta y analiza cada detalle a la perfección, no le gusta ser sorprendido y si llega a pasar debe haber pensado en que hacer en ese momento. Con todo eso encima, me iba a sentir retraída, presionada y quizás le hubiera levantado la voz diciendo ¡Ya basta! ¡No se porque se comporta así, solo quiero que los dos estén a salvo! Y entonces vería la arruga en medio de sus cejas y me sentiría culpable porque él desea ayudarme y yo solo ando de modesta tratando de hacer todo por mi misma.
Estamos a dos estaciones de llegar a la pensión. Desde que nos subimos y tome asiento, he sentido opresión en el pecho y un nudo atorado entre la garganta y el principio del estomago. No he dicho nada o he echo algún gesto que muestre mi mal estado porque se a que se debe, cansancio y mal dormir. Dejo que ellos sigan en su happy time, mientras mi cabeza repica entre los pensamientos.
Busco dentro de mi bolso una libreta que hice unos días atrás. Tuve la necesidad de hacerlo para crear un perfil de Taehyung. Se que mi concentración debe estar en Yunna pero siempre termino en el mismo punto, su hermano. Paso las primeras paginas en blanco y leo desde donde esta escrito con tinta negra de pluma. Vi a Taehyung la primera vez cuando fui en busca del apartamento de Jungkook, llego por sorpresa y me asusto. Pero tuve la sensación de haber escuchado su nombre antes. En la esquina, borde derecho, esta escrito el nombre de Kim TaeHyung varias veces hasta tener un tono oscuro y grueso. Supe por el mismo Jungkook que se conocían. Luego empece a verme con él ocasionalmente fuera del apartamento, estaba ahí mirando desde el frente, después frente a mi apartamento, hasta que por diversas situaciones terminamos saliendo y hablando como dos personas que socializan y se quieren conocer.
Hasta aquí todo marchaba bien.
Pase las dos hojas que tenía sobre Taehyung, estaban las salidas, las veces que me hablo sobre una carrera artística, la vez que nos conocimos con su hermana, cuando me enteré de la vida dentro de su apartamento. Situaciones que dieron como resultado la mirada oscuro en sus ojos. Alguien que prácticamente toda su vida a estado en medio del conflicto y la desdicha, puede terminar en ese punto. La parte contradictoria de este mapa oscuro, es la sonrisa, la amabilidad, la confianza que inspira y su deseo de ayudar. Justo esa parte es la que confunde y distrae a los que se le acercan.
—Parece un laberinto—. Dije tan bajo que podía confundirse con la brisa que entraba por las ventanas del autobús.
Cierro la libreta solo estoy dando círculos sobre el mismo punto. Tengo que enfrentar a Taehyung para poder tener un punto en el mapa a donde dirigirme. Veo por la ventana del autobús el vecindario, recuerdo cuando Jackson hizo un escándalo por irme a vivir en la pensión y tenía razones para ponerse así. Los alrededores no son muy simpáticos, pero ver los niños jugar y correr o los ancianos saludar con su dentadura a medias y sus brazos lleno de piel colgante y arrugas, te da un poco de felicidad. Estas vivo y puedes ver este tipo de espectáculos. No se como, ni cuando, pero cerré mis ojos, dejándome llevar por un cansancio excesivo que recayó sobre mis parpados.
***
Algo hace ruido, re suena, no en el suelo, en el agua. Es una gotera. Una llave de registro sin cerrar, tal vez llovió y las últimas gotas de agua quedaron atoradas en las puntas de los tejados y caen de a pocos. Respiro profundo y el olor a sangre es lo que me hace abrir los ojos. Estoy en un cuarto... Estoy soñando.
Bien. Parece que mientras este cerca de uno de los protegidos, quedarme dormida no sera precisamente una buena idea. Ya no me toma por sorpresa abrir los ojos, es mas, hasta puedo darme cuenta que estoy dormida y tomo esto como lo que es. Una visión/pesadilla que se convierte en el camino que debo seguir. Un obsequio muy particular del cielo para guiarme en mi camino.
Es una sola gota de sea lo que sea que esta cayendo en otro montón de liquido. El olor a sangre es fuerte, hasta puedo sentir el sabor en mi boca, lo que es asqueroso para mi. Bajo la mirada y tengo un traje blanco, parezco un enfermo de observación. Tengo libertad y estoy sobre un suelo brillante, hasta puedo ver mi reflejo. Una luz blanca de escenario se enciende delante de mi. Doy un vistazo a los lados, antes de moverme quiero ver que este sola, no quiero sorpresas por la espalda. Todo despejado y avanzo a la luz. La gota sigue cayendo, casi es como si el sonido estuviera pegado a mi oreja.
Ahora escucho una respiración quejumbrosa y quebrada. Me detengo y escucho con atención, no, no es mi respiración. Es otra persona. No veo nada aparte de donde esta iluminado por la luz. Decido avanzar dando pasos mas largos para llegar pronto a la luz que es mejor a la oscuridad. Sigo escuchando a alguien respirar y entonces una risa escabrosa resuena en la habitación. Debo tapar mis oídos para que no se adentre en mi cerebro y retruene haciéndome perder el equilibrio.
—¿Quien... Quien esta ahí?—. Me tambaleo un poco pero logro tener el control. Destapo mis oídos, y la respiración a cambiado.
Entonces en aquella luz, donde no he logrado llegar. Aparece Taehyung. Sus piernas están ligeramente separadas, sus puños cerrados a la altura de sus piernas, lleva una sudadera gris oscura con capucha. ¿Pero que hace ahí? Fue la primer pregunta que se me vino a la cabeza.
—¿Taehyung?—. Pronuncie temblorosa. Sentía miedo pero no sabía la razón exacta.
Se movió a un costado dejando caer hacia atrás su brazo y con el rostro de lado, luego fue lo mismo en la otra dirección. Cada que se movía hace un ruido de dolor. El sonido contra su rostro sonaba seco y con fuerza, pas pas, sonidos de golpes. Era como ver películas de acción donde dos hombres se golpean pero gracias a los efectos, solo que aquí estaba una sola persona luchando con la nada. Quise acercarme para ayudarlo pero estaba paralizada, ni mis manos, ni mis piernas me respondían, era como si solo estuviera ahí para ver. Taehyung era golpeado en todas partes; el rostro, el vientre, en la pierna, en el pecho. Se repetía la secuencia una y otra vez y aunque lo tumbaban, él insistía en ponerse de pie.
—¡Detente!—. Di un grito ahogado. Puede que ni se haya escuchado.
—Ahora es mio... Fuiste tu quien me lo entrego—. Esa voz es muy familiar, demasiado para mi gusto. Se que lo he escuchado, antes cuando estaba luchando por salvar a Yoongi, cuando cuestione mi existencia y el porque debía entregarme a personas que solo quieren huir y esconderse. Esa voz que amenazo con robarme la paz y la vida de ellos, en pocas palabras iba a borrar mi existencia.
—¿De que hablas?—. Justo aquí me di cuenta de que no estaba hablando literal. La voz y mi voz estaban en mi mente. Mi cuerpo veía la escena, solo eso.
—Apuntaste en la dirección contraria... je je je je... Los guardianes tienen ese afán por resolver todo y no comprenden nada—. Su tono de burla y lucidez hacía nosotros es repudiable. Me controle. No puedo darle poder sobre mi.
—No te entregare a su hermana. ¡No conseguirás lo que quieres!—. Solté como en un grito de guerra a la antigua.
La luz blanca donde estaba Taehyung se apago y la voz carcajeo. Eso me confundió. No puedo estar del todo segura pero sé, no, confió que puedo darle la batalla como hasta ahora. ¿Porque siento que su burla es por otra cosa?
—Ríete todo lo que quieras. Nosotros ganaremos—. Solté para darme mas seguridad.
—Puede que lo hagan... Pero esta vez, gane yo. Mira adelante—.
La luz volvió a encenderse. Taehyung sigue ahí, esta de rodillas en el suelo, esta en dirección a mi, no tiene camisa, esta con la cabeza agachada, alcanzo a ver manchas en su pecho, es sangre, ¡sangre! ¿de sus golpes? Debe serlo.
—¡Taehyung, escúchame! —. Intento sacar la voz atorada en mi garganta. —¡Kim Tae...—. Enmudezco al ver como un par de alas negras salen de su espalda. Levanta la cabeza cual soldado que ha blandido la espada en el último enemigo. Su mirada es turbia, el negro de sus ojos es penetrante y corta la respiración. Se queda viéndome y en su rostro se alza una sonrisa perversa y oscura.
—¿Ahora lo entiendes?—. Dice la voz llena de jubilo.
La lluvia de imágenes viene a mi cabeza. En un principio la voz de Kim Taehyung estuvo en mi cabeza, desde aquella vez que lo vi... Si, en lo alto de la torre mirando al suelo. Estar a su lado daba la sensación de tristeza y de oscuridad. Su mirada decía siempre mas que su sonrisa falsa y torpe. Entonces una voz interna sacudió mi cuerpo, el miedo abrigo mi ser y el desespero se apodero de cada célula.
Despierta, escuche que susurraron.
Mis ojos se abren de golpe. Nam Joon y Jungkook están parados frente a mi. Nam pasea su mano con gentileza en mi rostro. Miro al lado me topo con la ventana, reviso rápido el lugar. Desperté. Estoy en el autobús.
—Tuviste una pesadilla—. Dice Nam en tono protector.
Una pesadilla. Sus ojos están en mi. Subo por instinto las manos a mi rostro y esta mojado. Llore. Todavía siento el dolor en mi pecho. Fue real. Es lo que pasara. Es lo que nunca vi. No es Yunna, me dije. Estuve equivocada, añadí. De un salto estoy de pie. No importa lo que piense la gente que me ve, y eso incluye a mis acompañantes. Veo la próxima parada, es la de la pensión. Mis nervios están alterados, debo verme pálida porque me siento sin fuerzas.
—Algo se puede hacer—. Hable para mi.
—Lizzy cálmate. Fue solo una pesadilla—. Jungkook me toma del brazo y trata de tranquilizarme.
—Tenemos que ir con su hermana—. Dije desconcertada mirando en varias direcciones.
Nam se acerca lo suficientemente cerca a mi para que mis ojos lo vean fijamente. Tiene muchas preguntas, esta confundido, pero sabe manejar esa parte de él. Con una mano toma la mía, y con la otra acaricia mi mejilla, busca que el tacto gentil me haga sentir segura y protegida. Es como cuando nos conocimos, siempre intento mostrarse como el protector y eso me ponía a salvo. Solo que en este caso en particular, mis sentidos estaban activados al limite y mi sensibilidad estaba al borde del descontrol.
El vibrar de mi celular, me asusta y bajo la mirada al bolso. Saco el celular y solo veo el Gi antes de contestar. Respiro hondo para sonar lo mas normal posible.
—Aló—.
—¡Lizz! Que bueno que respondes—. Yoongi esta agitado, inusual en él. —¿Donde estás?—.
—Llegando a la pensión. ¿Que paso? ¿Estas corriendo?—.
—¡Espérame en la estación cercana a la pensión, estoy por llegar!—. Por los sonidos externos, esta corriendo.
—Me estás asustando—.
—Es Taehyung—. Alcanzo a escuchar antes que se corte la llamada.
Dio una mirada a los muchachos. La voz se me ha ido. Por sus expresiones, debo verme aterrada. Nam aprieta mi mano y me doy cuenta que ni siquiera estaba respirando. Jungkook se ve preocupado y a penas ve la estación estira el dedo para tocar el timbre.
Bajamos al tiempo que Yoongi llega con pasos fuertes contra el pavimento. Esta agitado, cansado. Puede que recorriera una gran distancia hasta acá. Esta doblado, trata de recuperar el aire que se le escapo en el recorrido.
—Hyung—. Jungkook le da golpes suaves en la espalda.
—¿Quien es?—. Pregunta rápida de Nam.
—Un vecino—. Respondo con agilidad. —Yoongi, ¿estas bien?—.
—Un... un segundo y estaré bien—. Se incorporo, hecho la cabeza hacía atrás y respiro hondo llenando al máximo sus pulmones.
Finalmente recupero el aliento y bajo la cabeza. Nos miro a todos y aclaro la voz.
—Fui a ver a Taehyung en su trabajo—.
—Íbamos a hacer lo mismo—. Jungkook se cruzo de brazos.
—¿Porque? ¿Creí que no te interesaba?—.
—Siempre ves lo que quieres ver—. "Los guardianes tienen ese afán por resolver todo y no comprenden nada". No parece un buen momento para recordar eso.
—¿Que te dijo el muchacho?—. Nam hablo con dureza, no le gustan los rodeos.
—No lo encontré. El dueño dijo que no se presenta desde ayer...—. Yoongi vacilo. — ...Dijo que se ha comportado extraño estos días, incluso lo vio hablando con un bandalo de los alrededores, se intercambiaban palabras y se pasaron algo, él no supo con certeza que era—.
—Un arma—. Una conclusión acelerada de parte de Nam.
—No es posible, hyung. Tae no usaría algo como eso. Lo conozco—. Jungkook defendía a su amigo, es difícil de creer y si llega ser cierto le costara asimilarlo.
—Eso no podemos decirlo con certeza. Según Lizzy, el chico ya no es como antes—. Nam Joon es una persona analítica y con un par de detalles puede crear un diagnostico completo.
—Si lo que le entregaron fue un arma. Solo hay una persona contra quien la usaría—. Yoongi me miro diciendo que se la respuesta.
Automáticamente mire a la pensión y me abrí paso entre ellos. Era un desastre lo que iba a pasar. Puede que sea tonto pensar que él este en la pensión, pero todo apunta a que se deshará de la persona que arruino la vida de su hermana.
Escucho las pisados de los muchachos tratando de alcanzarme. Gritan esperando que me detenga, pero mis piernas siguen a su ritmo, ¡debo encontrarlo, debo alcanzarlo. debo impedir que cometa una locura!.
Corro hasta la torre de Taehyung, me falta el aire. Los muchachos llegan en seguida. Mi celular suena y el de Yoongi también. Yo responde haciéndome a un lado, puede ser Tae o su hermana y quiero que sea entre nosotros la platica. Veo de reojo y Yoongi hace lo mismo.
—¿Quien es?—. Escucho sollozos y una voz agitada.
—Lizzy...— Absorbe, sea quien sea esta llorando.
—Si. Ella habla—.
—Por favor. Busca a Taehyung... Ayudalo, te lo suplico—. Es Yunna, esta llorando y suplica por su hermano. Algo va mal.
—¿Donde estás?—.
—¡Busca a Taehyung por favor!—. La llamada se corta.
Mi corazón esta acelerado, mis piernas y manos tiemblan, hasta la voz me tiembla, siento ganas de llorar pero me contengo para no agitar el ambiente. Me dio la vuelta, Yoongi esta colgando, esta igual o peor que yo. Nos miramos, los dos sabemos que algo grave paso.
— Lizz...—. La voz temblorosa de Yoongi confirma una desgracia.
Tuve un espacio de cinco, tal vez seis segundos para tranquilizarme. Algo podía hacer, tenía que encontrar a Taehyung, fue lo que Yunna dijo. Eso quiere decir dos cosas, o bien es para evitar algo o para arreglar algo. —Vamos Lizzy—. Me dije y vi la mirada de los tres a la espera de una señal mía.
—Dividamonos. Yo iré al apartamento de Taehyung. Jungkook ve al parque; lo vi muchas veces allá, Nam ve con Yoongi a buscarlo en los alrededores. Si alguien lo ve llame al resto de inmediato—. Hable tipo detective que organizaba un operativo para encontrar la victima que estuvo en el lugar de un acto siniestro.
Los tres asintieron si objetar. Me separe y subí las escaleras. Doy zancadas de a dos y tres escalones para acortar la distancia. La opresión en el pecho no desaparece y el retumbar de mi corazón es tan fuerte que siento el dolor del golpe. Llego al piso y doblo a la derecha, el tercer apartamento, estoy llegando. Un olor se cuela por mis fosas nasales, es... es... ¡es sangre!.
En cámara lenta camino a escasos centímetros de la puerta. El tiempo se detiene, dejo de respirar, no quiero oler mas a sangre. Doblo frente a la puerta, esta abierta de lado a lado. Lo siguiente que veo es el cuerpo de una persona tendida boca abajo en un charco de sangre. Mis pies se mueven por choques eléctricos que envía mi cerebro para que no pierda la consciencia. A mano izquierda de rodillas esta Yunna llora desconsolada, esta pegada a la pared y tiembla. Siente que alguien mas la acompaña y cuando me ve hala mi mano, mis fuerzas están reducidas y me tumba de rodillas a la madera rechinante de su apartamento.
—¡Lizzy! ¡Lizzy! —. Repite mi nombre. No la escucho. Mi mente esta demasiado concentrada en el hombre que yace muerto, creo que lo esta, porque no se mueve su pecho, ni hace ruido su nariz.
Yunna me toma del rostro y me obliga a quedarme en ella. Su rostro esta empapado de lágrimas y con pintas de sangre. Sus manos están untadas. No se que decirle, quiero gritar, tengo esa necesidad absurda de salir corriendo pero simplemente no me muevo.
—Olvídate de esto. Me encargare. Tu, ve por Taehyung, debe estar muy asustado. ¡Lizzy, por favor!—. Sacude mi cabeza y parpadeo.
Dejo de mantener el aire y respiro hondo, reúno fuerzas solo para decir:
—¿Fue él?—. Las manchas en sus manos no son señales de que haya sido la agresora, por la cantidad de sangre que rodea el cuerpo, tuvo que ser contacto directo. Lo que mas me sorprende es que paralizada y todo, todavía puedo hacer analogías como está.
Yunna rompe en llanto y esa es su respuesta. No necesito mas. —Concetrate—. Me digo, en un intento torpe por fingir que no puede ser tan grave.
Parpadeo y sacudo la cabeza, obligándome a tener templanza y razonamiento. No me puedo dejar llevar, no puedo permitirme perder el horizonte. No puedo darle poder sobre, esto es lo que ese ser quiere. No los quiere a ellos, me quiere a mi. Mi maestro lo dijo, ganan mas si obtienen el alma de un guardián. Aparto a Yunna y la dejo atrás, las piernas me tiemblan y me hacen tambalear, el olor a sangre se impregna y me hace dar nauseas. Salgo apoyada en la pared, respiro profundo, pauso, tomo aire y lo suelto lentamente dándome tiempo de pensar hacía donde debo ir.
—Yo estoy asustada. Él debe estar peor. Debo hallarlo... Puede que contemos dos en vez de un muerto—. Me digo apoyada en la pared con las piernas flojas.
Recupero la estabilidad, debo caminar apoyada en la pared, pero el olor de la sangre es mas soportable. Delante un pasillo y posibles escaleras doblando, detrás otro pasillo sin salida. Camino al frente, las manos me sudan, pero me detengo. Debo ser mas inteligente, ¿si él me ve en este estado, no sería perjudicial? No puedo seguir así, soy su guardián. Soy quien debe protegerlo, no asustarlo. Me incorporo, inspiro profundo, me lleno de fuerzas, de agallas, de valentía, que es lo que él necesita.
—Por favor, permite que pueda evitar otra tragedia—. Pido a Jay que todo lo sabe y lo escucha.
Continuo caminando. Veo las escaleras hacía la azotea, no todas las torres tienen una. De inmediato noto las marcas de sangre, las pisadas y las manos que se apoyaron en la pintura lavable color verde pastel. Regresa a mi la angustia, la tristeza, el dolor, la opresión. Pongo el pie en el primer escalón evitando pisar en la marca de sangre. Levanto la mirada al final de la escalera, estoy por encontrarme con un cuerpo, sea vivo o muerto, pero al fin de cuentas un cuerpo. Mis pisadas son inestables como mi ritmo cardíaco, si sobrevivo a esto, sufriré del corazón de por vida. Asomo la cabeza, me faltan seis escalones, en frente recargado en la columna, sentado en el suelo con las piernas recogidas, la cabeza clavada y las manos manchadas de pecado, esta Taehyung. Doy dos brincos y estoy arriba. Camino lento, no le tengo miedo, el temblor en mi cuerpo es por la adrenalina de la situación.
Uno, dos, tres... ocho, nueve y diez pasos conté para llegar hasta él. No se mueve, respira, su pecho sube y baja. Sus manos están impregnadas de un rojo casi vino tinto. De la punta de sus dedos caen gotas de sangre al pavimento, casi puedo escuchar el sonido al caer, justo como en las pesadillas. Me querían hablar de esto, era un aviso.
El cielo se oscureció, perdí la razón del tiempo. Las nubes se amontonan y rugen. El cielo esta molesto a la par que entristecido. Las gotas de lluvia están cayendo, mojan rápido el pavimento y a nosotros. Desvanecen la sangre de sus manos. No pude hacer mucho, practicamente nada, lo evite tantas veces creyendo que no tenía nada que ver, la voz y Yoongi tienen razón, solo veo lo que quiero ver. Quería decirle que lo sentía, que debí escucharlo y guiarlo, que no es su culpa, que si alguien debe ser culpado seré yo, pero todo eso sonaba tan vació y vago, tan inútil e inservible.
Finalmente nota mi presencia. Ve primero mis zapatos, sube por mis piernas, mi pecho y llega a mis ojos llorosos que se han camuflado con la lluvia. Intento forzar una sonrisa. Meto la mano en el bolsillo de mi chaqueta, siempre cargo un pañuelo blanco conmigo, lo sacudo, me pongo en cunclillas; Tae no me quita la mirada me sigue hasta que estoy a su altura. Su rostro esta lleno de lágrimas, de suciedad y sangre, pero también de dolor, de desamparo, de agonía y de arrepentimiento.
Tomo una de sus manos, no protesta. Uso el pañuelo para retirar la sangre con la ayuda del agua que cae del cielo. Vi en una película hace mucho cuando una madre limpiaba las heridas de su hijo, ese sentimiento me embargo y llore con mas fuerza. No fue un sollozo, mas bien, mudo; solo caen las lágrimas junto con la lluvia.
Sus ojos llenos de tristeza se alzan a mi, agarra mi mano y se abraza a mi quedando bajo mi mentón. mientras dice.
—Lo siento...Lo siento... Lo siento—.
Lo enredo entre mis brazos. Mis temblorosas manos se deslizan en su espalda y dan toques leves y en compás. Contengo el aire, aclaro la voz, saco mi parte maternal y compresiva y muevo los labios, esperando que escuche mis palabras pesé a que llueve con fuerza.
—Todo saldrá bien... Vas a estar bien ¿si?—.
Y él se aferra con mucha mas fuerza.
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No me odien, me dolió como a ustedes...
Espero les haya alcanzado los pañuelos y las toallas para el llanto. Estoy ansiosa por leer lo que piensan.
Recuerden el hastag y que esta es la segunda parte de este #AngelTaeTae especial ;)..
Los leo en la próxima. *-*
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