Hoja 3.

La voz de Lizzy

-Muchas gracias. Mañana mismo haré el traslado-. El hombre asintió y se metió en su cubículo.

Realmente algo que no me agrada de todo, es cuando me mandan señales de sorpresa, es decir, deberían avisarme con antelación, no puedo correr a la velocidad de la luz siempre.

Me explico, dos días atrás tuve un sueño, más bien una premonición, pero no es como la de los videntes basadas en probabilidades, las mías son guías y puntos donde debo estar o buscar. El sueño me mostraba una pensión, - si una pensión-, no era una calle bella o un conjunto, si no una pensión.

No tengo nada en contra de eso, la cosa es que era tan grande y tan acabada que parecía más un callejón oscuro y aterrador, cualquier persona con dos dedos de frente no entraría a menos de que fuese necesario. El temor que sentí en el sueño fue escalofriante, me veía en el centro y estaba muy oscuro, al final una voz pronunció mi nombre y entendí que era donde tenía que ir.

Al día siguiente basada en los recuerdos y el mapa que hice del sueño, use mis habilidades de ubicación, -por cierto que son pésimas-, use un poco de dinero; tome un bus y haciendo cálculos y usando un mapa logre llegar al lugar.

Desde la estación que es el último pare del bus, se siente el ambiente tan pesado y grotesco. Mirando la siguiente calle habían muchas personas insertadas en la mendicidad, al verlos mi corazón se afligió y sentí el agobió interno de cada uno de ellos, siguiendo el camino habían muchos bares y personas que en plena luz del día estaban bebiendo descontrolados.

Cuando era pequeña y hasta la fecha esas escenas y situaciones de los seres humanos me han afectado, es como si fuera más sensible a sus sufrimientos o actos erróneos. Me dolía ver como se destruían sin saber lo que podía esperarle a su espíritu y sin poder intervenir, solo podía pasar de largo sin mirarlos.

Pasando aquel calvario habían muchas cosas por rescatar, parques muy bien adecuados con muchas flores, -como me gusta-, las tiendas cerca a la pensión, siendo nueva la más difícil iba ser encontrar en donde comprar y surtirme, animales; habían varios de ellos y por sus dueños los cuidaban muy bien y los animales son mi debilidad aunque no he podido tener uno por mucho tiempo, pienso que sufrirían a mi lado.

De pie en el gran portón de la pensión, comparaba el dibujo que había hecho con lo que estaba viendo, no cabía duda era esa, los mismos colores el mismo aspecto, la misma sensación de zozobra. Timbre dos veces como lo decía un anuncio pegado en el portón, pasaron cinco minutos y un señor de muchos años con el cabello blanco y una manta abrió.

-¿Diga?-. Asomaba solo la mitad de su cuerpo.

-Buenos días... Disculpe, me gustaría saber si tiene algún apartamento para arrendar-. Dije tartamuda.

-¿Cuantas personas?-. Dijo ronco.

-Una...-. Mostraba con el dedo.

-Ayer desocuparon un apartamento y es el único que hay libre. Se separa con la mitad-.

-Esta bien. No hay problema. Lo tomo-.

Cerró la puerta y escuche los candados que estaba quitando para finalmente abrir por completo el portón. -Pase-. Dijo dándome paso.

Iba pensando mientras lo seguía que era extraño todo desde la entrada hasta el arrendador, pero me faltaba mucho por ver. A diferencia de las viviendas donde he estado, esta no pedía papeles; ni recomendaciones; ni antecedentes; nada, era como "dame el dinero y vive aquí si quieres, solo dame el dinero".

Me repetía muchas veces que si me atrasaba una semana no dudaría en sacar las cosas de mi apartamento, lo que me llevo a concluir de que eso pudo pasarle a los antiguos arrendatarios. El hombre respondía lo necesario, si se le hacía preguntas fuera del contexto quedaba en silencio y retomaba el tema con alguna clausula del contrato.

Para asegurarme de que no se echara para atrás con la decisión, adelante tres meses del dinero, con eso me aseguraba que podía tener ese apartamento. Deje para el final el recorrido y conocer el apartamento, debía empacar y esas cosas; además no sabía cuanto tiempo iba a estar en la pensión no tenía porque encariñarme tanto.

En momentos así es cuando más agradezco tener a Jackson de mi lado, pues para mudarme siempre se necesitara a un hombre para que preste todo sus músculos en la causa.

-Contesta Jackson-. Estire la mano para hacerle el pare al bus.

-En este momento estoy comiendo, por favor deja tu mensaje-. Lo escuche decir mientras me subía y tomaba puesto.

-Dios debería castigarte engordando por tanto comer-. Me senté en los últimos puestos para estar cómoda.

-Estas envidiosa de mi metabolismo-. Tradujo mi mente porque hablo con la boca llena.

-Lo diré rápido. Voy a mudarme, estoy de camino a casa y espero puedas ayudarme-.

-¿Soy tu burro de carga?-. Mascaba cerca a la bocina.

-Ish, la boca llena-.

Escuche que bebió mucho liquido y un sonido de satisfacción salió de sus adentros. -Ahora si. Pagame y te ayudo-.

-Bye, bye Jackson-.

-Tacaña-.

-¿Soy yo quien debe la mitad de la fortuna de sus padres?-.

Tocio y aclaro la voz. -¿Lo descontaras?-.

-No debería. Debes sudar ese dinero-.

-Tu amigo Jackson saldrá hacía tu casa como flash-.

-Eres bueno Jackson-.

-Por supuesto, soy Jackson-.

-Bye-.

Llegue a mi casa después de semejante recorrido. Me dolían los pies, y tenía que empacar, de afanada ya había dicho que mañana era el traslado. Suelo ser impulsiva en algunas cosas y no mido mucho las consecuencias.

Tome mi celular y llame a la casera, era tan improvisto pero tenía que avisarle la mudanza evitando malos entendidos. Ella un poco triste acepto y me agradeció por cuidar; en teoría; su casa. Se despidió deseando las mejores bendiciones en mi nuevo hogar, haciéndome sentir confiada de que iba a estar bien.

Con esa parte resuelta, subí a mi habitación, abrí mi closet y bajaba cada gancho con ropa para empacar. Rebusque en el cuartito secreto dentro de la habitación mis maletas, de aquí a que llegara Jackson ya tendría la mayoría lista para que subiera al carro.

-Dios, que cansancio-. Bostece y me estire queriendo tocar el techo. -Un sueño corto. Tomare un sueño y estaré con las pilas recargadas-.

Los últimos días entre el trabajo y la Universidad se habían encargado de agotar cada gota de energía extra que mi cuerpo tiene. No se me hacía nada dormir y recargarlas. Estire la colcha, acomode la almohada, puse mi cabeza y los ojos se me cerraron de una.

Allá a lo lejos muy en mis adentros, escuchaba el toque leve de una puerta, mi subconsciente trataba desesperadamente porque abriera los ojos pero mi cerebro aún estaba en su décimo sueño. Reaccionando torpemente, mis ojos se entre abrían por el ruido tan fuerte que estaban haciendo, cuando la percepción de mis sentidos se activo, gire bruscamente a ver el reloj y que sorpresa, dos horas profundamente dormida.

Una voz hizo eco en mis oídos y fue lo que me despertó de golpe, deje de respirar para escuchar con cuidado y efectivamente tocaban a mi puerta. Salte de la cama y corrí para abrir antes de que la tumbaran.

-Jackson, jejeje, llegaste-. Apenada abría la puerta.

-¿Que estabas haciendo?-. Entró pisando fuerte molesto por llevar quien sabe Dios cuanto tiempo afuera.

-Pues... Pues... Me... Me quede dormida-. Me hice chiquita.

-La que llamo fuiste tú, quien necesitaba mi ayuda eras tú. ¿Te quedaste dormida?-.

-Estaba agotada. Me venció el sueño. Discúlpame, lo importante es que viniste -. Puse los ojos de gatito regañado que siempre funcionaban.

-Aish, esta bien. Te ayudo a empacar también -. Su sonrisa era de perdón, pocas veces se me niega a un favor.

-Te quiero Jackson -. Hice un corazón con mis manos y corrí a la habitación.

Él me siguió y tomo las porcelanas de adorno que tenia en una litera. Para Jackson la mudanza conmigo era algo muy común y ya sabia lo que tenia que hacer.

Recogíamos tan rápido como nos fue posible, subir bajar; aquí allá; de no ser por él mi vida seria un tanto mas desabrida de lo que era. En él encontraba el apoyo incondicional de un ser humano, esperaba que yo fuera lo mismo para él, pero no era capaz de preguntarle.

Como en toda buena mudanza era normal encontrar objetos perdidos. La mía no fue la excepción, la pegatinas que papá me había regalado que jure las había perdido en la ultima mudanza resultaron escondidas en una de las cajas del cuartito.

Nos recostamos en el suelo cansados por todo lo que habíamos hecho, mire el reloj de mamá que llevaba en mi muñeca y ya era de noche. No quedaba mas que una mesa por desarmar, el resto estaba empacado y marcado. Esa idea fue de Jackson, a raíz de mi mala memoria escogió un método útil, así yo recordaría en que caja quedo que y no las abriría todas para hacer un desastre.

-Vamos a comer -. Dijo él.

-Me duele todo el cuerpo. No creo ser capaz de llegar a ningún lado -. Mis articulaciones hacían ruidos.

-Tsk, el ejercicio es un buen amigo -.

-No me llevo bien con el... Ay por Dios -. Di la vuelta hacia él, mi espalda me cobraba el esfuerzo.

-Igual vamos a comer. Tengo hambre -. Puso las manos debajo de su cabeza, como se ejercitaba ni sudaba.

-Ve a comer. Me traes algo. Yo me quedó aquí -. Lo empuje para que se levantara.

El timbre sonó ambos miramos a la puerta. Yo no recibía visitas y mucho menos de noche. Jackson dio un brinco y se puso en pie, sonrió y abrió la puerta. Estaba sorprendida cuando vi al hombre de los domicilios.

-Ven, te dije que vamos a comer -. Dijo después de cerrar la puerta. -Rápido. No te me quedes viendo -.

La razón de su comentario fue porque tenia la boca literal abierta. Jackson no es muy amigo de los domicilios y a parte poco le gusta gastar, debido a sus últimos recortes económicos originados por su padre.

Tome de su mano para ayudarme a poner en pie. Un acontecimiento de tal magnitud debía ser aprovechado, igual no podía salir de mi asombro por sus acciones fuera de lo común.

A la mañana siguiente desperté con muy buen ánimo. Me bañe, me arregle y prepare té para mi y para Jackson. No era la primer vez que nos quedábamos juntos, hasta e ido un par de veces a su casa, es el nivel de confianza que nos tenemos y para no hacer doble viaje se decidió a quedarse y hacer la mudanza temprano.

-Oye...Psss...psss... Jackson, despierta -. El problema es que tiene un sueño muy pesado.

No tuve mas que usar el método que me enseño su madre un día que me quede allá. Jackson tiene oídos sensibles y esa es su debilidad. Active la alarma del celular para que sonara a los treinta segundos, me hice aun lado y deje el celular cerquita a él.

La alarma se activo y el ruido era molesto, automáticamente Jackson estaba de pie buscando lo que hacia el ruido tan aberrante para él. Me adelante y pase la taza de té, si no lo calmaba empezaría a pelear medio dormido.

-Buenos días -. Puse la taza en sus manos.

-Trata de no despertarme así. Me diste un susto... Auch....-. A causa de que estaba a medias se quemó la lengua.

-Torpe. Termina el , prepárate y te espero afuera-.

Al poco tiempo ya estábamos hiendo a la pensión. No llevaba muchas cosas, la mayoría eran cajas y como el arrendador dijo que al apartamento traía los muebles, me salvo de comprar muebles para que no este desocupado.

En el carro de Jackson entraron las cosas a la perfección y no teníamos la necesidad de hacer un segundo viaje por los restos. Subimos al auto, le indique la dirección para el GPS y más o menos le dí una idea de a donde íbamos.

Cada vez que me mudo Jackson me mira de la misma manera, en sus ojos hay muchas preguntas que él nunca hace, interpreto su mirada con un "Esta bien, estoy contigo". Muchas veces he tenido esa necesidad de decirle la verdad, pero me retracto al instante y queda en un par de miradas.

-Otra mudanza. Te he dicho que en mi casa hay una habitación mis padres te recibirían con gusto-. Comentó.

-Siempre tenemos la misma charla. ¿No te cansas?-.

-Soy persistente y dedicado-.

-Maneja bien, pareciera que el curso lo hiciste con un auto de juguete-. Basto eso para que pisara el acelerador y se concentrara en la carretera.

Pocas veces se lo decía pero estaba muy agradecida con él. Me sacaba de cuanto apuro tuviera, estaba hay para mi y no imaginaba que pasaría el día que tuviéramos que separarnos, día que tarde o temprano iba a llegar, por eso entre mis plegarias lo ponía para que estuviera protegido y bendecido siempre.

Lo moleste la mitad del viaje, puñandolo de un lado, midiendo que no perdiera el control del auto. Él se inflaba pero no aguantaba mucho tiempo cuando estallaba en risas y me apretaba la mano con delicadeza y se desinflaba cerca a mi con su aliento.

-Hablando de todo un poco... ¿Porque te mudas esta vez?-.

Su pregunta no pudo dejarme más fría. No pude disimular lo difícil que era para mi responderla.

-Solo así-.

-¿Que significa eso?-.

-Ya sabes me canse del lugar...-.

-Desde que te conozco hablas extraño; actúas extraño; te mudas casi cinco veces al año; no quieres muchas amistades porque las dejaras solas; y no puedes enamorarte. ¿Sabes lo difícil que es ser tu amigo?-.

-Lo sé. Por eso Jackson es el mejor-.

-See... No me cambies el tema. ¿Algún día me dirás la razón?-.

-No me hagas prometer algo como eso. Es muy complicado, y no me gusta-. Cruce mis brazos. -Lo siento, amigo-. Pedí disculpas en mi mente.

Finalmente llegamos a la pensión, Jackson detuvo el auto y saco la cabeza por la ventana, miro el gran portón, giro a lado y lado y volvió a dentro.

-Estas loca si piensas que voy a dejarte aquí-.

-No te comportes así. Se ve mal por fuera pero es un buen lugar. Vamos-. Me baje del auto rápido.

-Alto hay Lizzy. ¿Bueno? ¿Estás mal de la vista?-. Me señalaba el lugar.

-Antes de conocerte había vivido en lugares así y eran buenos. No armes un lío y ayúdame con las cajas-. Yo ya estaba atrás sacando parte de ellas.

Cuando puse una de las cajas en el suelo, él puso su pie encima para llamar mi atención. -Lo dices bien, antes, tiempo pasado. ahora Jackson esta aquí -.

-No quiero ser dura contigo-. Aunque le sonreía mi tono era muy seco. -Si quieres, solo baja las cajas y estará terminado tu trabajo-.

-¿Y quedar como el mal hombre? Nunca. Dañaría mi imagen de galán-. Lo vi molesto pero tomo algunas cajas en sus hombros.

Internamente me sentí mas segura si él me acompañaba, no es que me diera pavor el lugar, para nada, pero no estaba demás tener quien lo respalde. Pasamos donde estaba el administrador que aparentemente dormía tapado hasta el cuello, seguimos derecho con las indicaciones que me había dado el día anterior.

Después de caminar un poco, encontramos el numero y sin esperar use la llave para conocer mi nuevo hogar. Siendo sincera el anterior era mejor pero igual tenia lo básico para vivir hay. No se sentía el frío y los servicios básicos funcionaban bien, lo que me gusto fue que desde una ventana podía ver el cielo de algún lugar.

Cansada y con dolor en los brazos descargue las maletas y las cajas, mientras, Jackson verificaba fallas técnicas.

-Es toda una ratonera, pero al menos se ve estable. Te daré una ultima oportunidad para que escapes de este lugar. ¿Te vas o te quedas? -. Estiro su mano para mi.

Me estire un poco y mire alrededor, sonreí y me lance a la cama. -Me quedo. Viviré aquí por un tiempo -.

-No modos, no hay caso. Me rindo otra vez. No estoy de acuerdo con esto, cuidate bien. Te visitare seguido. Me voy -.

-Gracias por todo señor dramático. Te debo una -. Mis ojos se quería cerrar del cansancio.

-No me agradezcas, te dije que no estoy de acuerdo. Confiare en ti -.

Con Jackson yéndose preocupado, no tuve mas que desempacar lo mas rápido posible. Acomode de aquí y allá viendo cada rincón de la casa usándolo a la perfección evitando desperdiciar espacio, así se me hizo corto el tiempo y de un pestañeo llego la cruel noche, doblando la ropa los ojos se me cerraban solos.

No podía negar que tenia altas expectativas de encontrar a una de las siete personas, pero igual que las anteriores veces no sentía o notaba algo fuera de lo común. Cansada y con un trisito de tristeza me quede dormida con la ropa en la cama.

Dormida en mis mas profundos pensamientos, las preguntas de costumbre aparecieron, ¿era este el lugar correcto? ¿me adelante en tiempo? ¿donde estarán? Era algo inevitable de cuestionar, sin embargo trataba de perder la esperanza por completo.

Para cuando me di cuenta en mi calendario marcaba el día quince, es decir, dos semanas desde que me mude. Por primera vez el tiempo se me paso rápido, dos o tres veces había dado vueltas por la pensión familiarizándome con las personas, encontré vecinos poco amables, y muchas personas sumidas en la oscuridad de hacer el mal a los demás.

Para ese día se me notifico que las clases estaban canceladas a causa de una falla eléctrica en la planta. Debía ir por informes nada mas y regresaría temprano a casa, algo que no me molesto por las cosas que aun me faltaban por acomodar y también recorrer el vecindario.

De camino a casa después de ir por un montón de apuntes por la falla eléctrica, un olor a postre me hipnotizo, arrastrándome hasta una bella pastelería donde había un montón de postres y cosas deliciosas, era como el palacio para niños. Conté el dinero que llevaba y compre un postre de leche, eso y una taza de chocolate caliente era mi comida favorita.

Feliz, moviendo con cuidado el paquete, seguí mi camino a la pensión. Me encontré con un montón de niños felices paseando una pelota vieja y malograda, mi corazón burbujeaba alegría viéndolos corretear y brincar emocionados.

Llegue a la pensión y justo cuando atravesaba el portón un ardor apareció en mi pecho, seguido a esto un intenso dolor me apretaba el interior. Buscando no caerme me recargue en una columna y trate de tomar aire. Como era la primer vez que me sucedía no pude evitar asustarme.

Agarrada a la pared trataba de llegar a mi apartamento. Estando en un lugar seguro podía pensar que iba hacer. Con cada paso el dolor se intensifico y me costaba respirar o hablar bien para pedir ayuda. Tome la llave dentro de mi bolsillo y la incruste en la puerta, trate de girarla para abrir y una luz candente me nublo la vista.

En esos cortos segundos tuve la visión de un hombre desolado y triste que estaba de espaldas a mi y escuche leve una voz que decía "Kim Seok Jin". El destello desapareció y volvió muy vista normal; entre el shock mental tuve la sensación que me observaban, me gire rápido pero no vi a nadie, levante la mirada y diagonal a mis ojos un hombre estaba recargado en el muro del segundo piso; estaba tan asustada que no compaginaba nada.

Me di la vuelta y rápidamente entre a mi apartamento. Todo era confusión y no pensé en mas que correr al baño y mojar mi rostro, así enfriaría mi razonamiento para pensar con claridad lo que pasaba.

-¿Que fue eso?... ¿Quien era ese hombre?... ¡¿Que voy a hacer?!-. Hablaba paranoica frente al espejo del baño.

Trataba de calmarme tomando aire por tiempos, camine de lado a lado en mi habitación con una mano en la cintura y la otra en mi boca, estaba por primera vez probando el esmalte de mis uñas, tal fue mi susto que mordía mis uñas. Pensé en salir para ver si él hombre estaba aún hay, pero me contuve y prefería preparar té.

Algo mas tranquila por el efecto del té, me senté en la cama para analizar lo que había pasado. Dentro de mis recuerdos tengo una conversación con mi superior sobre las señales que tendría cuando el momento estuviera cerca, si se trataba de ese tipo de señales y sensaciones; como sugerencia pediré que se haga un manual. Asociándolo con lo que paso, era la primer vez que tenía aquel dolor y las visiones, con nombre incluido.

Mi cabeza empezaba a doler otra vez y me estresaba no entender lo que pasaba, no tenían que hacerlo tan complicado, o al menos debieron dejarme ver quien era el tal Seok Jin. Termine por lanzarme a la cama, sacudir la cabeza y esperar a que el sol saliera, si dejaba mis preocupaciones en la almohada, amanecería con muy buena energía.

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¡Fin! ¿que les parece? ¿Extraño? ¿Les gusta?

Háganme saber lo que piensan, sus comentarios y votos son muy importantes para mi. ¡Los quiero!

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