Hoja 20.
¿ Que había sido todo aquello? Soñaba, realmente fue un sueño. ¿Quien se había metido en mi mente? ¿Tengo que asustarme? Porque lo estoy, no solo estuvo en mi mente, se adentro a mi corazón, sabe lo cansada y debilitada que estoy espiritualmente. En mi entrenamiento como guardián mi maestro dijo que estar debilitado espiritualmente era el mayor peligro que un ser de luz puede pasar; quedas a la merced de las sombras y si no te fortaleces pierdes el control de ti mismo y se acabo todo, es otro medio por el cual la oscuridad gana terreno en el mundo.
Tenía un millar de preguntas, sintiéndome abruptamente confundida. Quizás la parte mas aterradora fue ver a Yoongi en medio de las llamas, siendo consumido por el inminente fuego hambriento de su cuerpo. ¿Era Yoongi parte de los siete? No estaba plenamente segura, pero algo tenía que ver con ellos, no había explicación mas clara sobre lo que viví en la pesadilla. De ahora en adelante le prestare mas atención a lo que pasa a su alrededor, podría obtener respuestas o pistas mas certeras para saber como debo avanzar... Y deberé tener extremo cuidado a nivel espiritual, porque me acababan de dar una advertencia, ellos y yo seríamos arrastrados a las sombras y no iban a tener compasión alguna.
—Despertaste. Que bien. ¿Como te sientes?—. No sabía que había pasado mientras dormía. Desperté y vi a Jin durmiendo en dos sillas unidas y una manta encima.
— Bien, supongo—. Respondí despacio. Conociendo a Jin en cualquier momento me interrogaría, y no quería adelantar el proceso. — Un poco mareada, quizás—.
Quito la manta que lo cubría del frió, camino hasta la cama, midió la temperatura de mi frente y cuello y aliviado regreso a su puesto.
— No tienes mas fiebre, estaba decidido a llevarte a un centro medico si no despertabas pronto. ¿Quieres beber algo?—. Estiraba sus brazos y sus piernas, debió dormir incomodo en dos sillas. Me sentía agradecida y apenada con él, pero no iba a decir nada por ahora.
— Agua, por favor—. Pedí.
Jin asintió y fue a su cocina.
Solté el aire que estaba reteniendo esperando ser bombardeada por preguntas. Jin se veía mas preocupado por mi salud que por saber que había pasado. Es muy gentil y servicial, es normal que actué de esa forma. No haría ningún comentario que lo provocara y después buscaría el momento adecuado para irme al apartamento, debía buscar a Yoongi; estuvo conmigo cuando perdí el conocimiento y estará preocupado. Lo que no sabía aún era en que momento apareció Jin en la historia.
—Agua mineral. Bebe y me dices si quieres mas—. Puso el vaso entre mis manos y regreso a su puesto.
— Gracias...—. Solo tenía que manejar las cosas con prudencia. Esperaría un poco y le diría que puedo regresar al apartamento.
Puso el codo sobre la mesa que estaba cerca y en sus dedos en forma de L descargo de lado la cabeza, subió el pie a su otra pierna y se quedo viéndome, fijo y serio; movía el pie y parpadeaba. Esperaba que le dijera algo, él quería saber pero no me iba a preguntar directamente, no era así.
Lo miraba por el borde del vaso, su mirada me estaba intimidando y me encogí de hombros, clave la cabeza en el vaso y rogaba porque no preguntara nada, se quedara callado y quitara la mirada.
— ¿Como va la Universidad?—. El agua que tenía en mi boca regreso al vaso, asustada por su pregunta.
Tosí dos veces sin armar un show, aclare la garganta y él solo me miraba.
— Bi-Bien. Es un semestre complicado, entre trabajos y exámenes, pero al final sera reconfortante—. Baje el vaso entre mis manos y use el espacio entre mis piernas como base.
—¿Has comido bien?—. Entorno los ojos. Esa no era una pregunta casual, a su manera estaba tratando de entender que me había pasado.
— Quisiera decirte que sí, dadas las circunstancias, la respuesta es obvia—. Alce levemente los hombros y moví la cabeza mostrando donde me encontraba.
— En pocas palabras, estás agotada y no tienes las fuerzas necesarias para hacer todo a la vez como acostumbras—. No, soy un guardián celestial y mis siete protegidos me están consumiendo espiritualmente.
Asentí.
Bajo el pie, y se fue hacía adelante, descansando los codos en las piernas y junto las manos.
— Mañana tengo el día libre. No asistas a la Universidad, voy a cuidar tus comidas y a revisar tu cocina, puedo dejar comida pre-cocinada para unos días, mientras baja el ritmo de trabajos—.
Sacudí mis manos rechazando totalmente su oferta. Esto no se iba a solucionar solo con comida, debía fortalecer mi mente para evitar un colapso, porque aún tenía tres por encontrar, incluso si tuviera la fuerza física necesaria, estaría débil y frágil ante ellos.
—No es necesario. Preparare mis comidas en la noche para el día siguiente. Solo es cuestión de que me organice. Fui holgazana en las vacaciones, por eso estoy desubicada—.
No iba a meter a Jin en esto. Tenerle cerca solo me causaría problemas y tendría que ser mas cautelosa.
—Además... Mañana veré a un amigo—. Hablaba con la verdad. Nam Joon dijo que nos veríamos para platicar, usaría la oportunidad para hablar de su familia.
— ¿Que amigo?—. Hablo incrédulo.
— Del que te platique la otra vez en el apartamento—.
— ¡Estas débil y en lo único que piensas es en tener citas!—. Lanzó la manta al suelo, me estaba reclamando de frente.
—No es una cita. Tengo cosas importantes que hablar con él—. Sentía que le estaba dando explicaciones a mi madre por verme con un amigo.
— ¿A que hora se verán?—.
—Supongo que en la tarde—.
—Esta bien. Estaré contigo hasta que te vayas—.
Mi cabeza se descolgó hacía adelante, él era muy terco y persistente con estas cosas.
—... Pero Jin...—.
—Digas lo que digas, lo haré—. Se acerco, tomo el vaso y lo dejo sobre la mesa. — No discutiré contigo sobre esto. Vamos a dormir—. Levanto la manta que estaba en el suelo y acomodo las sillas.
— Jin, de verdad, no tienes porque molestarte. Estaré bien, con lo que paso aprendí la lección—. Quite las cobijas que me cubrían las piernas y baje los pies encontrando mis zapatos.
—¿Que haces?—. Jin me detuvo del brazo.
—Voy a mi apartamento. No dejaré que duermas en las incomodas sillas otra vez—.
— Piensas demás. Para tu información, he dormido muchas veces así, no es problema para mi—. Me soltó.
—Si tu eres terco, yo soy el doble. Voy a dormir a mi apartamento y punto—. Abroche la correa de mis zapatos y me levante de la cama quedando cerca a Jin.
Miro a un lado, rodó los ojos hacía mi, bajo la cabeza y se toco la comisura de la nariz.
—Tu ganas. Te acompaño hasta el apartamento—.
—No es necesario—.
—Es muy tarde—. Levanto sus cejas afirmando su autoridad.
Lo esquive para ir a la puerta, él no me siguió y yo abrí la puerta, todo estaba oscuro y en silencio. Jin no mentía, estaba demasiado tarde ya. Lo escuche acercarse y se detuvo a mi lado junto al marco de la puerta.
—Exactamente faltan cinco minutos para que sea media noche—. Subió el gorro de mi chaqueta y puso las manos en sus bolsillos. —Te acompaño—.
Se que vivimos cerca, pero también se que a ciertas horas de la noche en la pensión, reina la maldad y salir solo es tentar a la suerte. Bastante tenía con la pesadilla para que se convirtiera en realidad.
Él no se fue hasta que abrí la puerta, encendí la luz y estuve en la seguridad de mi apartamento. Sonrió un poco y tomo la puerta de la perilla.
—Descansa. Te veo cuando salga el sol. Recuerda no ir a la Universidad—.
— Lo haré solo para que te des cuenta que estaré bien. Gracias por todo y descansa—. Arquee una sonrisa.
— Descansa también—. Cerró la puerta y escuche sus pasos alejándose.
Corrí a mi cama y me lance de panza, arrastre una almohada y la puse sobre mi cabeza. No tenía sueño, sentía que había dormido mas de dos días y no estaba tan cansada. En la cabeza solo tenía las imágenes del sueño/pesadilla, la extraña habitación, el ardor en mis brazos, las fotos de los muchachos con los rostros rayados, la extraña voz. Un dolor de cabeza amenazaba con aturdir mi cerebro e hice presión con la almohada, si no sabía manejar lo que me había pasado me iba a volver loca.
— Por favor dame una luz...—. Me obligue a cerrar los ojos.
***
— Lizzy ... Lizzy...—.
¿Quien era? ¿Quien me estaba llamando?
— Soy tu maestro ... Lizzy—.
Abrí mis ojos y estaba en un espacio negro, por donde se viera no tenía ni forma, era negro, negro; estaba de pie pero no sabía a donde caminar. ¿Otra vez se metieron en mi mente? De ser así, estaba en grandes problemas. ¿Me había quedado dormida?
—No tienes nada que temer. Soy yo. Todo se ve oscuro pero es por ti—.
— ¿Por mi?—. La voz era totalmente diferente, hablaba gentil y angelical, como mi maestro, pero las sombras pueden ser engañosas.
— Si. Tu corazón esta lleno de dudas y sombras. Nos has bloqueado—.
Se trataba de mi maestro, el que me había advertido antes de bajar a la tierra sobre las dudas de un guardián.
—¡Maestro! No se que pasa. ¿Porque no puedo verte?—. Buscaba un rayo de luz, pero no había nada.
—Porque solo te estoy hablando mentalmente. Tu corazón se a cerrado y es oscuro como lo ves, sin un rayo de luz... Lizzy, debes tener cuidado—. Me hablaba de otra advertencia.
— ¿Quieres decir, que la pesadilla fue causada por mis dudas?—.
— La oscuridad se ha dado cuenta de que te debilitaste y logro entrar hasta tu mente. Lo que viste... Puede volverse realidad—.
No podía ser. Entonces, Yoongi y los muchachos estarían en peligro, todo porque estoy pensando en mi. Comenzaba a olvidar para que había venido a la tierra y cual era la finalidad de mi existencia. Viéndolo con claridad, mi egoísmo iba destruirlos ... Haciéndome una sombra aterradora y cruel, ganando la oscuridad sobre la luz.
—No los quiere a ellos, ¿verdad?—.
—Te quiere a ti. Un ser celestial que se convirtió en una sombra, es el premio mas grande para la oscuridad... Lizzy vuelve a abrir tu corazón, recuerda lo que sientes cuando los ves felices—.
— Tengo miedo... ¿Que si no logro ayudarlos a tiempo? ¿Y si no tengo lo necesario para guiarlos?—.
Una oscuridad acaparo todo el espacio, no veía, hacía frió, me asustaba y sentía ganas de llorar.
— Ni siquiera lo has intentado. Faltan tres de los siete y has logrado cuidar de cuatro a la vez ... ¿No es prueba suficiente de que puedes hacerlo? No dudes del poder que tu creador te dio, confía en su palabra, confía en ti. Es lo único que te ayudara para luchar con las sombras que te están acechando... Están por todas partes, esperando con cautela el momento para atacarte...—.
— Ayúdame maestro. Dime que puedo hacer para detenerlos—.
— No puedo ayudarte. Las sombras no me permiten acercarme a ti. Encuentra la manera de recuperar la fe y la confianza ... Lizzy, los siete y tú están en peligro ... No podemos vernos hasta que tu corazón no tenga dudas. Me escuchas solo porque use mis poderes para traerte hasta aquí, pero tengo un limite ... Confió... que lo lograrás...—.
—¡ Espera maestro! ¿Me escuchas? ... No te puedes ir así... ¡Maestro!—.
Se hizo un silencio escalofriante, una corriente de brisa heló mis huesos y me abrace en busca de calor. De repente un sonido a lo lejos me llamo la atención, algo rumbaba en alguna parte pero no ubicaba exactamente a donde debía dirigirme. Di dos pasos adelante y empece a caer, caía y caía en un vació sin fin. Estaba angustiada, asustada y no quería morir, desesperadamente quería que alguien me salvara de la caída.
Como en un suspiro profundo, brinque y sentí una vibración en mi vientre, entre abrí los ojos y estaba en una cama, con la almohada sobre la cabeza. Había despertado bruscamente del sueño. Metí la mano al bolsillo de la chaqueta y saque el celular, conteste y lo puse sobre mi oído haciendo presión con la almohada.
—Hola...—. Estaba somnolienta.
— ¿Sigues durmiendo? Llegaras tarde a la Universidad—.
Jackson se había convertido en mi alarma humana. Si no me despertaba por la alarma del celular, lo hacía por sus llamadas, lo que me salvo cientos de veces.
— No iré—. Balbucee, tenía sueño.
— ¿Estás enferma? ¿Quieres que vaya y te acompañe?—.
— Claro, y que después tus padres te deshereden por reprobar estadística—. Quite la almohada de mi cabeza y estire el brazo que use para sostener mi cabeza.
—Mala idea, ¿cierto?—.
—De las peores. No te preocupes, solo es pereza—.
—Voy a creerte solo por Estadística. Pasare a verte en la tarde—.
—¡No!—.
Me senté de golpe en la cama, ¿Que Jackson, que? Hoy vendría Jin por su terquedad y había hecho maromas para que no se quedara todo el día y poder verme con Nam Joon, Jackson no es tan amable como Jin, él iría conmigo y se pegaría a mi todo el día.
—¿Porque?—.
— Iré a verme con la madre superiora en el orfanato. Tengo un par de cosas que hacer allá—. Cruce los dedos para que me creyera y aceptara mi excusa.
—Como quieras. Iba invitarte un combo de aros de azúcar—. Maldito Jackson y sus chantajes. Llevaba semanas sin probar esos deliciosos aros.
— El deber que me llama—. Dije aburrida.
— Aprovecha a descansar. Estos días has estado muy decaída y agotada—. Por lo visto todo el mundo había notado lo cansada que me encontraba.
—Lo haré. Destruye la estadística—. Le daba ánimo.
—Ni me lo recuerdes—. Suspiro. — Te dejo. Llámame cuando regreses al apartamento—.
— Bye, bye Jackson—.
— Bye, bye—.
Caí de espaldas en la cama, aliviada de que Jackson no iba a venir por mi. Me había costado mucho espiar mis culpas con él después de tanto desplante, no quería volver a lo mismo y sentirme terrible por lo mal que él la pasaría. Mire la hora en el celular y faltaba nada para las ocho de la mañana, Jackson iba tarde desde que me llamo, sonreí imaginándolo correr por su vida antes de que el profesor colocara una equis en su lista de asistencia.
Media hora mas tarde Jin toco a la puerta, ya estaba arreglada, verifique que el refrigerador tuviera lo necesario y organice el desastre de los trastes en la cocina. Jin traía bolsas de mercado porque es estricto con la comida.
—¿Dormiste bien?—. Coloco las bolsas sobre la mesa.
— Como un bebe—. Respondí y husmee las bolsas en busca de algún caramelo.
—¿Que tal la fiebre?—.
—Controlada—. Metí la mano dentro de una bolsa palpando una caja muy parecida a la de los chocolates ferrero. Saque la caja pero eran vitaminas en capsulas.
Jin rió y puso su mano en la cintura y la otra para recargarse en la mesa.
—¿Buscabas algo?—.
Lance la caja dentro de la bolsa y puse las manos atrás.
—Nada en especial—.
Sonrió y sacudió la cabeza, así de infantil me había comportado frente a él. Jalo una bolsa y saco una caja pequeña adornada con un moño azul celeste.
— Son mis chocolates favoritos—. La tiro hacía mi.
Atrape a dos manos la caja, olfatee y eran chocolates rellenos, unos exquisitos y deliciosos chocolates de frutas. Escuche a Jin estallar en risas y aplaudir, otra vez me había portado como niña pequeña. ¿Que quería que hiciera cuando se tratan de chocolates de frutas? Me cruce de brazos sin soltar los chocolates y zapatee en el suelo.
— Te ves muy tierna cuando se trata de chocolates. Eres como la hermana que no tuve—. Seco la lágrima de su ojo con el borde de su saco café.
— No voy a darte—. Puse la caja a mi espalda y le enseñe la lengua.
— Ya veremos. Mientras tanto, llevemos esto al refrigerador—.
—Si, op-pa—. Gesticule haciendo una O con la boca.
Jin golpeo mi frente y llevamos las bolsas para la cocina. Mi refrigerador quedo tan lleno que la puerta a duras penas cerraba, la alacena escupía comida por los cajones, exageradamente Jin se había apoderado de mi cocina, sin embargo estaba agradecida por preocuparse y ayudarme en momentos de incertidumbre.
Preparamos el desayuno juntos, yo seguía sus instrucciones y le hacía bromas con lo que no le gusta de la cocina, el desorden. Cambiaba las cosas de lugar, pretendía poner un dedo dentro del guisado, de aporta cortaba mal la cebolla solo para ver sus oídos rojos y su boca en punta. Terminamos con un excelente desayuno, con baja sal, bajas calorías y verdes por doquier; miento, no era un gran desayuno, él cuidaba de mi, pero yo deseaba pan y mantequilla, cinco si eran posibles. Ahí estaba yo comiendo ensalada sin aderezo en la mañana, preguntándome en que momento Jin me robo la sonrisa de cuando llego, debió ser cuando me quito el plato de cereal de las manos.
Él no menciono nada respecto a lo de ayer, quedo en que fue por cansancio extremo y agotamiento mental. Lo observe pero no se veía molesto o curioso por algo,era el Jin de siempre, el que se ríe por cualquier cosa y se ataca de risa hasta ponerse rojo. Hablamos de su trabajo y de un nuevo amigo que hizo, no recordaba bien su nombre así que no pude saber mucho. Saltamos al tema de su familia cuando el vio una foto de mis padres colgada junto al closet, dijo que habla con su madre de vez en cuando y que su padre le ha pedido versen pero no se siente con la confianza para verlos todavía, los extraña porque siguen siendo sus padres sin importar lo duro que fueron con él, los vera pero aún no es el momento.
Hablando con él se me paso el tiempo, era mas de la una de la tarde. Mire los mensajes del celular y había uno de Nam Joon avisando que saldría a las dos y que fuera por él al estacionamiento. A Jin no le hizo mucha gracia pero habíamos quedado en eso, así que solo recogió su saco, la comida que empaco para si mismo y me acompaño a la salida del apartamento.
Estaba poniendo el seguro a la puerta y escuche un ¡Lizzy! a todo pulmón. Jin y yo miramos hacía el pontón principal y era Ho Seok, venía con una sonrisa tan grande que se brotaban sus pómulos y con los brazos abiertos para dar un abrazo. Llego hasta a mi y me cerró en sus brazos, se escuchaba agitado y solo reía.
—¡Lo logre, lo logre, lo logre!—. Brincaba y reía.
Correspondí su abrazo pero no entendía de que hablaba. Me solté y lo tome del rostro para que tomara aire y hablara con claridad.
—¿Que lograste?—.
—¡Me aceptaron en la academia! Mañana tengo mi primera clase—. Nos abrazamos y él en su emoción me alzo y dio vueltas conmigo.
—¡Felicidades! Sabía que lo lograrías—. Grite entre risas.
Finalmente me bajo y estaba un poco mareada por las vueltas. Ho Seok reía y le brillaban los ojos, explotaba de la felicidad por tener una parte del que es su sueño. Podía ver con claridad sus dientes superiores, bailaba y sacudía su cabeza de lado a lado celebrando que estaba dentro de la mejor academia. No mas mentiras a sus padres, no mas sentirse miserable, no mas el Ho Seok de mirada triste y dura, se había acabado todo eso.
— Cuéntame como fue, quien te lo dijo—. Estaba doblemente emocionada.
—Ayer me llamaron para que fuera hoy. No tenía esperanzas y me mentalice para que me rechazaran, luego me dijeron que estaba dentro y que me daban una beca... ¡Una beca!—. Él no se podía creer lo que le estaba pasando, y que le dieran una beca para que no pensara en el dinero que le habían usurpado.
Volví a abrazarlo pero con fuerza, sentía ganas de llorar pero era de felicidad, sin embargo no iba a dañar el buen ambiente, después lloraría en mis plegarias.
— Gracias—. Dijo en mi oído. Paso sus manos por mi espalda y fue un abrazo cálido lleno de gratitud.
— No es por mi. Es gracias a ti... Gracias por querer vivir—. Le respondí.
El ambiente era acogedor y dulce, luego escuche a Jin carraspear y recordé que él estaba con nosotros. Ho Seok me soltó y limpio las dos lagrimas que se le habían escapado.
—Ho Seok, él es Jin. Jin, él es Ho Seok—.
Jin sonrió y Ho Seok hizo una reverencia, ante todo el respeto, Jin era su mayor y se notaba desde lejos.
—¿Iban a alguna parte?—. Ho Seok nos miro a ambos con cara de interrumpí algo.
—Si. Él para su apartamento y yo...—.
—A una cita—. Dijo Jin.
—Que no es una cita—. Lo fulmine con la mirada.
—Cuando un hombre y una mujer van a salir es una cita, señorita—. Alzo una ceja y se cruzo de brazos.
—No cuando esta de por medio el termino amistad, joven—. Lo ataque con la mirada.
Jin negó con la cabeza y chasqueo con la lengua.
—Digamos que es así. Suerte en tu cita. No llegues tan tarde, come las tres comidas que te faltan y me escribes cuando llegues—.
—Si, ma-má—. Le guiñe y él volvió a negar.
— Gusto en conocerte Ho Seok—. Jin colgó su saco en el hombro y fue hacía su torre.
— ¿Tu amigo ?—. Ho Seok se quedo a mi lado.
— Mi madre dirás. ¿Viste como me hablo?—. Reí viéndolo desaparecer en las escaleras de la torre.
— Se ve que te quiere mucho—.
—Es un alto y molesto amigo—.
Ho Seok tomo mi mano y la levanto hasta su pecho. Me tomo por sorpresa y abrí los ojos.
— Nosotros también somo amigos, ¿cierto?—.
—Nunca lo olvides—. Sonreí y le deje un beso en la mejilla. —Me tengo que ir—.
—¿A tu cita?—. Esquineo una risa.
— No, tú no por favor—. Ambos reímos.
Ho Seok beso mi mano y me envió con cuidado al encuentro con Nam Joon. Iba cargada de la mejor energía y presentía que haberle hecho caso a Jin era lo mejor del día. Puede que encuentre la manera de adentrarme en la vida de Joonie y consiga información valiosa sobre su familia y como reunir a los hermanos que se extrañan.
En el autobús pensaba que mi maestro debía referirse a estos instantes de paz, tranquilidad y felicidad que venían después de una gran tormenta. Verlos sonreír, estar a su lado cuando caen y cuando victorioso se levantan ante el mundo, eso era lo que realmente quería. Mi meta sería limpiar de sombras y dudas mi corazón para que esas siete estrellas brillen en el firmamento, que su destello sea infinito e inmortal, haría que su luz nunca se opacara y les enseñaría la parte bella de sus vidas.
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Jin se mi madre, por favor.
Para ustedes con todo el amor ARMY del mundo, un capítulo nuevo, fresco y con mas ... interrogantes, o no.
!!!Se lo mucho que les gusta y agradezco su apoyo eterno. Que el Amo MinSuga los bendiga¡¡¡
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