Hoja 13.
La voz del narrador ...
Después de cinco meses desde que el mundo de Lizzy cambio, las cosas parecían tener un orden. Para ella era mas fácil estar cerca de ellos teniéndolos reunidos en un solo mapa geográfico. En frente Jin, una torre al sur Ho Seok, dos torres a su derecha Jungkook y por último Jimin. Iban cuatro de tres y los últimos dos tenían traumas muy serios, de esos que una persona normal no puede llevar con cabeza fría.
Se repartía el tiempo para los cuatro, uno de los mas complicados, amargados y poco sociables, era Jungkook, la ignoraba, la esquivaba, medio la miraba y si tenia oportunidad le hacia saber que le fastidiaba al cien por cien. Todo un personaje, que pese a su edad, tenia un mínimo respeto por los mayores y ni hablar de lo pésimo que m.
Parecía que todos estaban conectados por algo, y esa era parte de la tarea de Lizzy, si lograba encontrar ese punto de conexión tenía la mitad del trabajo hecho, unirlos no sería problema. Se cuestionaba, si quizás, los unía el hecho de que estaban sufriendo por el pasado, mas bien, era lo único que los relacionaba.
Después de salir del trabajo en el orfanato, iba a la pensión para saludar a cada uno, corría con suerte cuando estaban reunidos, así los veía juntos y podían hablar un poco mas. A veces iban de compras con Jin y Jimin; se caían bien, no se conocían, ni se habían relacionado, pero sus personalidades encajaron como en un sándwich. Los que no querían ni que los mirara, eran Jungkook y Ho Seok, a penas sentían su presencia emprendían la huida o ignoraban su saludo. Ya hasta parecía natural que fueran tan fríos y odiosos con ella.
Lo que nadie sabía, era que internamente, muy en el fondo, los cuatro chicos albergaban un sentimiento especial por la extraña y entrometida chica que no conocía la palabra "privacidad". Para ellos se trataba de un extraño mundo que igual que un imán los atraía hacía ella sin explicación alguna.
La voz de Lizzy ...
— ¡Voy a morir ! —. Esta era yo, en mis días. Siempre para la segunda semana de cada mes, sufría de los dolores de ser mujer. Ese horrible retorcijon entre el vientre y las puertas del paraíso, que doblegaba todo mi ser y lo reducía a un feto encogido.
Duraba tres días, que parecían meses cada vez que sentía un dolor de aproximadamente dos minutos. Me quede en mi apartamento y hable al trabajo, no tenía fuerzas para ir y cumplir los deberes con los niños, ellos no entenderían y todo acabaría en un gran lío, antes de que sucediera, prefería quedarme esos tres días resguardada en mi cama.
Cerca de la cama tenía: agua tibia para hacerme pañitos, un parlante para escuchar música, mi celular y pastas para los espasmos. Antes, mi madre, cuidaba de mi esos tres días, me llevaba cosas a la cama; usaba música para que me relajara; me daba besos en la frente y sonreía cada vez que una lágrima bajaba por mi mejilla. Pasar ese tipo de cosas sola, me recordaba lo frágil que es el ser humano, lo delicada que es su alma y que a pesar de todo logran grandes cosas. Meditaba un poco en los muchachos, ¿para que estaban destinados? ¿Serán grandes personas? ¿Tendrán una vida plena? Tuve esos interrogantes hasta quedar fundida.
El ruido del celular me saco de mi sueño y al escucharlo insistente, no tuve mas que estirar la mano y tomar la llamada, de reojo vi que era Jackson, justo hay, me di cuenta que llevábamos mas de un mes sin hablar. Él estaba enojado conmigo y yo no sabía como remediarlo, si le hablaba con nada en mi cabeza, terminaría de arruinar las cosas con él.
— Estoy afuera de la pensión—. No lo escuche molesto, pero eso logro sorprenderme.
— ... Entiendo ... —. No tenía mucho que decirle.
— Responde simple, ¿Quieres o no, que vaya hasta tu apartamento?—.
Me incorpore y apoye mi cuerpo en la cama con la mano que tenía libre. Jackson estaba en la puerta de la pensión y hablaba como si fuera un novio que le pone una prueba a su chica después de una fuerte discusión. Veía ese tipo de cosas siendo una estrella del firmamento, pero jamás creí que tendría que estar en una situación similar.
— ¿Y? —. Ahora sonaba impaciente, puede que un poco nervioso.
No era un buen momento, mis dolores estaban en su primer etapa, pero si le decía que no, probablemente él se apartaría por completo de mi; no quería eso, Jackson era muy especial para mi, había estado en las buenas y en las malas, una persona así es indispensable en la vida de cualquier persona.
Inspire hondo para sonar segura de la respuesta. — Si, ven. No puedo abrirte, en la parte alta de la puerta hay una tablilla, estira el brazo que hay una llave de repuesto—.
— ¿Te paso algo?—.
— Ven y averígualo—.
— Voy entrando—.
Sería la segunda vez que Jackson me vea en esta situación, la primera fue terrible, un mal recuerdo, yo estaba tendida, literal, en el suelo, el dolor era tan intenso, que sentía que mis caderas se iban a separar. Él llego de improvisto, y al verme medio muerta, me tomo en sus brazos y me llevo a la cama, estuvo muy pendiente y gracias a sus cuidados no morí ese día. Le debía un montón de cosas, pero siempre terminaba en una deuda sin pagar.
Escuche la llave que giro dos veces en la puerta, quería sentarme un poco, pero el dolor no me dejaba, así que me quede enrollada con las piernas casi tocando el pecho. Jackson podía ver esa parte de mi, no tenía porque disimular nada.
— Bueno que fue lo que ... te ... paso ... —. Se detuvo a medio camino y me miro preocupado. — ¿Estas bien?—.
Negué con la cabeza, tenía cubierta la cara hasta la mitad con la cobija.
— ¿Que pasa?—. Así es Jackson, cambia su tono de voz dependiendo de la situación. Sonaba delicado y despacito.
Quite la cobija de mi cara y trataba de no llorar. — Me duele ... Me duele mucho—. Curve mis labios hacía abajo.
Jackson se sentó al lado de la cama, estiro su mano a mi frente y comparo la temperatura, luego tomo mi mano y no estaba fría. Miro de mi cabeza a los pies y regreso la mirada hacía mi.
— No me digas. ¿Es eso? —.
Sonrojada asentí.
Jackson suspiro resignado, alzó un poco las cejas y miro lo que tenía junto a la cama.
— Me tome el trabajo de venir hasta aquí para pelear contigo—.
— Perdón —. Me encogí mas.
— Será después. ¿Te traigo agua caliente?—.
Mi padre me amaba mucho, yo no me había comportado bien con Jackson, desde que llegue a la pensión mi único objetivo es encontrar a los siete personajes y estar con ellos para ayudarlos a cumplir con su deber en este planeta. Me centré tanto en eso, que aunque me cuesta admitirlo, me olvide de él por completo.
Volví asentir. ¿Que mas iba a decirle? Había llegado en un momento crucial de mi vida, esos tres días de cada mes, es cuando mas necesito tener a alguien a mi lado, y no por ser aprovechada, si no, porque estoy mas sensible que de costumbre, mi madre me mimaba y necesitaba un poco de atención, para eso me dieron un mejor amigo.
Jackson trajo no solo el agua caliente, consiguió una almohada de hule para verter el agua y poder ponerlo en mi vientre y así calmar el dolor. Un método muy efectivo porque al menos ya podía moverme con mas libertad. Estaba mas que apenada con él, me sentía fatal con solo mirarlo a los ojos, quería que habláramos como siempre, pero sabía que por ahora, eso iba a ser complicado.
— ¿Como te sientes?—. Busco un lugar en la cama a los pies.
— Mejor. Muchas gracias—. Él había sido mi salvavidas.
— Eres una quejumbrosa. Si alguien mas te hubiera visto, pensaría que te estabas muriendo—. Se recostó mirándome, apoyo el codo en la cama y recargo su cabeza en la mano.
— Los hombres no entienden esas cosas. Eres afortunado por no tener que padecer este dolor infernal—. Apreté mis dientes porque me estaba molestando.
— Igual te salve. Me debes una vida —.
— ¿Todo eso? —.
— Claro. Es lo mínimo por haberte ayudado—.
Sonreí levemente y negaba con la cabeza. Una vida era mucho tiempo. Apareció un frío silencio, él miraba la cobija y yo el peinado de pico que se había hecho, no se le veía mal, pero si un poco diferente.
— ¿De que querías hablar?—. Corte el silencio porque lo creía necesario.
— ¿Eh?—. respondió como si no entendiera.
— Hace un mes que no hablamos ... La última vez fue ...—.
— El día que me llevarías al parque de diversiones—. Me interrumpió.
Hablo sereno, no se movió de donde estaba y tampoco frunció el ceño, no veía la arruga que se le formaba cada vez que estaba molesto. Fue un buen indicio, significaba que no quería pelear. Hablar, solo hablar.
— Lo siento, Jackson. No tengo una excusa valida para eso—. Agache la cabeza, ¿que mas podía hacer? Sabía que en el fondo Jackson podría odiarme.
Se desinflo, agacho la cabeza y volvió a subirla, me miro de una forma neutra, no había expresión en las líneas de sus ojos.
— No era lo que esperaba. Quería que inventaras alguna excusa barata, iba a fingir que te creía—.
Alce un poco la mirada y justo me cruce con sus ojos, había defraudado por primera vez a alguien. Anteriormente los único que me preocupaban eran mis padres, una vez ellos murieron, no tenía afán por encajar con nadie; nadie esperaba nada de mi, así que no tenía ideas tontas sobre los humanos. Ayudaba si era necesario y los ignoraba de la misma manera, todo tenía una razón de ser. Sin embargo con Jackson era diferente, no era un tira y afloja como siempre, era mutuo, querer que esa persona este bien, un sentimiento parecido al que nacía por los chicos.
— ¿Vas a decirme que paso?—. Ahora si se acomodo pegando la espalda a la pared.
— ... ¿Hablas de ese día?—.
— Ese es uno, podría también preguntar por lo demás—.
Clavo su mirada en mi esperando que le respondiera adecuadamente. En mis pesadillas mas oscuras, había visto esa escena, Jackson serio preguntándome de frente lo que me pasaba, porque actuaba misteriosa, que escondía, me veía acorralada justo como ahora, con la mente revuelta; a punto de tener un colapso. Pase saliva unas tres veces mientras creaba una historia "creíble", tanto que él no tuviera dudas, pero nada bueno se me ocurría, nada que fuera tan convincente para que él dejara de preguntar una y otra vez. Es mas, ni porque le dijera la verdad me iba a creer, por lógica humana, que alguien diga que fue un espíritu celestial y que luego lo enviaron a la tierra para ser guardián, es un claro indicio de que necesita un psicólogo.
Iba a intentar con la verdad, bueno, no le iba a decir toda la verdad, pero si una parte de ella. Jackson es muy inteligente y sobre todo noble, entendería un poco lo que pasaba, solo un poco.
— Estaba en la casa de alguien mas —. Dije dudando.
— ¿De quien?—. Oh, si. Tenía toda su atención.
— El sobrino de la madre superiora. Ella me pidió que le entregara una encomienda de sus padres, daba la casualidad que vivimos en el mismo vecindario—. Estaba muy nerviosa y miraba a todos lados.
— ¿Un domingo?—.
— No. Fue unos días antes, pero no lo había echo—.
— ¿Porque?—. Se cruzo de brazos y eso era una mala señal para mi, Jackson iba a preguntar sobre todo.
— ... Ese día una persona se desmayo en la carretera ... Ayude a llevarla al hospital ... Se me fue el tiempo en eso —.
— Si fuiste a entregar una encomienda, ¿porque no podíamos vernos? No tenías porque tardar mucho en la entrega—. Levanto la ceja de lado, estaba sediento por respuestas.
Rasque mi cien, me encogí de hombros, esperando a ser reprendida.
— Resulto que el chico, tenía problemas graves y no pude negarme a ayudarlo—. No era toda la verdad, pero era cierto, Jimin estaba en problemas ese día.
Me quede viéndolo que miraba la punta de su pie, estaba serio y no hacía mas ruido que el de su respiración. Nos quedamos en silencio, yo no quería decir nada, si lo hacía,sentía que iba a terminar mal.
— Por mas que lo intente no logro comprenderte, no se lo que estas pensando, ni lo que haces, o peor, porque lo haces. Es tan difícil ser tu aliado—. Hablaba cansado y movía las manos.
Baje un poco la cabeza. Me lo merecía, si Jackson me dejaba lo tenía bien merecido. Nadie aguantaría ser tratado así, ni yo misma podría soportarlo, pero eso era lo que hacía a Jackson especial, desde el principio no preguntaba mucho y sabía ceder ante mi, pero también sabía que su paciencia tenía un limite como todo.
— ... Jackson ... Yo ... —.
— Tu ... —. Se quedo viéndome y eso me alarmo.
— ... Pues ... Yo ... —. Saque valor y aclare mi voz. — Estoy muy feliz de que seas mi amigo. No creo que otra persona pueda ocupar ese lugar. Entiendo si quieres alejarte o hacerme a un lado, yo haría lo mismo, se que has pasado por muchas molestias gracias a mis ocurrencias y desplantes ... Pero, Jackson, no vayas a olvidar que eres especial para mi, y que ...—. Un almohadazo detuvo mi discurso cursi.
— ¡Idiota! ¿Porque hablas como si nos fuéramos a separar?—. Lo mire asombrada con la almohada en las manos.
— ... Creí que eso ibas a decir —. Puse la almohada a mi lado. — No es justo que te sientas mal por mi culpa—.
— ¿Quien te dijo que me siento mal?—. Levantó la ceja y ladeo la línea de sus labios.
— ... Yo ... Pues, pensé ... —. No sabía ni como reaccionar a su actitud de "no pasa nada".
Se toco con dos dedos en la parte superior del tabique, cerro los ojos y levanto las cejas.
— Solo quería saber que paso. Si, me molesto tu actitud, quería golpearte, pero se me paso. Una muestra es que vine a verte, me tenía preocupado no saber de ti, y como no me escribiste, pues no tuve mas remedio—.
Se me aguo la mirada, sentía venir las lágrimas. No solo era un gran amigo, Jackson era el ser mas especial que había conocido. No cuestionaba, ni juzgaba a la primera, se tomaba su tiempo y sacaba sus conclusiones después. Me sentía bendecida por su amistad, y quería compensarlo en el futuro, quería que tuviera una larga y prospera vida, él mas que nadie se lo merecía así.
— Jackson ... —. Dije casi llorando.
— No vayas a llorar, tonta—. Se acerco a mi y me dio un beso en la cabeza. — Eres como la hermana que nunca tuve. ¿Ya estas bien?—.
— Si. Siento que me quite un peso de encima—. Hice una gran sonrisa de alivio.
— Que bueno—. Estiro su mano y tomo la almohada que estaba a mi costado. — Porque voy a golpearte—. Vi esa luz malvada en su mirada.
— ¡No, no! Espera. Estoy enferma —. Agarre una de las puntas de la almohada y la jalaba para quitársela.
— Dijiste que estabas bien—. Jalaba con fuerza para que yo soltara la almohada.
— Eso antes de que quisieras masacrarme con la almohada—. Apreté los dientes para hacer mas fuerza.
Alguien golpeo a la puerta y quedamos prensados a la almohada, miramos al tiempo hacía el pasillo de la puerta, y Jackson me regreso la mirada.
— ¿Esperas a alguien?—.
— No—. Moví la cabeza.
Tocaron dos veces mas, y él soltó la almohada con cuidado. levanto unas camisas que se habían caído de la cama por el forcejeo y fue a atender la puerta.
— ¿Quien es?—. Dijo Jackson.
Salí de la cama sintiéndome mucho mejor, los cuidados de Jackson, el agua caliente y haber arreglado las cosas con él, fueron el mejor remedio casero que pudiera haber recibido. Amarre mi cabello con una coleta y palmee mis mejillas para que no se vieran tan pálidas.
Escuche que Jackson hablaba con alguien pero no reconocía claramente la voz. Me di cuenta que no "hablaban" tranquilamente al escuchar el vozarrón de Jackson y los forcejeos con la otra persona. Antes de que asomara mi cabeza para ver, ya venía Jimin con Jackson detrás impidiéndole pasar.
— ¿Jimin-ah? ¿Que haces aquí?—. Estaba muy agitado y tenía una línea en la frente, arrugas de enfado.
— ¡Es lo que yo digo! ¿Como que estas enferma? Estaba esperándote—.
— ¡Te dije que no esta disponible!—. Jackson lo tomo por el brazo con fuerza.
— ¡No me voy! Tengo que hablar con ella—. Jimin se soltó de su agarre y me miro. — ¿Que paso?—.
Yo no tenía ni idea de lo que hablaba Jimin. En mi calendario mental no había ningún evento junto a él, de por si que soy yo quien va a verlo y a llevarle cosas, esta era la primer vez que él venía hasta mi apartamento.
— ¿Nos íbamos a ver?—. Ladee la cabeza porque no lo recordaba.
— ¿Eh? ¿No lo recuerdas?—.
— No entiendo nada. ¿Que hace el mocoso aquí?—. Jackson tenía una mano en la cintura y con un pie hacía ruido contra el suelo.
— Dijiste que iríamos a ver a mi tía. Ibas a llevarme ... ¿De verdad, no te acuerdas?—. Lo vi tan serio que me obligo a esforzar mi memoria.
Recordaba las últimas semanas, estuve con Jin y él un par de veces, fui echada de la casa de Jungkook todo porque él se siente inferior a los demás y piensa que todo el mundo quiere humillarlo, también fui a ver a Ho Seok pero este es peor que Jungkook ni se molesta en abrir la puerta debo hacer guardia si es que quiero verlo. De todo lo que mi cabeza tenía archivado, nada me sonaba a lo que Jimin decía. Era un domingo, la madre superiora estaba en eventos de caridad desde temprano, iba a visitar a los albergues cercanos y a las casas comunitarias, yo misma había hecho el cronograma y había ubicado los lugares ... ¡Eso era! Habían tres cerca de la pensión, por eso le había dicho eso a Jimin. Levante la vista al reloj que estaba detrás de los dos y estábamos a media hora de que saliera de la última casa.
— ¡Perdón! —. Junte mis manos a la altura de mi pecho y baje la cabeza. — Desde ayer tenía un fuerte dolor y solo pensaba en que iba a morir—.
— ¿Lizzy?—. Dijo Jackson y se acerco a mi. — ¿De que hablas?—.
— La madre superiora del orfanato donde trabajo, es su tía. Hoy tiene visitas de caridad y le dije que podía verla ... Jimin-ah, perdóname —.
— Al menos lo recuerdas. Llevo mas de una hora esperándote en el apartamento. Me preocupe porque nunca llegas tarde—.
Jackson escupió una risa. — ¿Quien? ¿Ella? Si es la mata del retardo—. Me señalaba y se burlaba.
Le di un pellizco para que cerrara la bocota.
— Es mi culpa. Lo olvide por completo—. Me sentía terrible.
— Estabas enferma, ¿no?. Fue algo inevitable—. Alzo los hombros pero se veía decepcionado.
No podía dejarlo así, teníamos tiempo, si salíamos ya, llegaríamos antes de que la madre superiora se fuera.
— Jackson, ¿trajiste tu auto?—.
— Si, ¿porque?—. Respondió indiferente.
— Jimin, sal con Jackson, denme cinco minutos para arreglarme; vamos a ver a la madre superiora—.
— ¿Crees que alcancemos?—. Estaba un poco motivado.
— ¡Claro! La última casa es la mas cercana a la pensión—.
— ¿Porque me incluyes?—. Jackson me dio un golpe con el codo.
— Porque eres mi amigo y me vas a ayudar. Después podemos ir a comer—.
— ¿Pizza?—. Resoplo.
— ¿Tu cabeza no puede pensar en otra cosa?—.
— Es mi estomago, y no, no hay nada mas que la pizza—.
— Ok. Te invitare una de esas masas gruesas con carnes y tres capas de queso derretido—.
— Tenemos un trato camarada. Mocoso, andando—. En el fondo él no se iba a negar, era muy amable para hacerlo.
— Tengo un nombre—. Jimin lo siguió regañado. — No tardes—. Me guiño.
Asentí y volé como si mi vida dependiera de ello al closet para buscarlo algo lindo y fácil de poner, como estaba en esos días, debía ser ligero, no tan ajustado y cómodo. Baje la ropa de los tres primeros ganchos y parecía una maquina para vestir, así mismo como me quitaba un aprenda, me iba poniendo la otra, un retoque básico en el espejo, agarre las llaves, el celular y salí estrellando la puerta.
Antes de llegar a la puerta donde escuchaba la bocina del auto de Jackson, me tope con Taehyung, estaba recostado en la caseta del administrador, tenía la capota puesta y jugaba con una flor amarilla; le quitaba los pétalos pero no decía nada. Pase por el lado y me dio un susto cuando se puso derecho a mi lado.
— ... Ehmm ... Hola ... —. Lo salude nerviosa.
— ... Nosotros ... —. No me miraba, tenía la cabeza agachada y le temblaban las manos.
— ¿Sucede algo?—.
Alzo la cabeza de golpe haciéndome brincar un poco de la impresión, me sonrió e hizo una línea con sus ojos cerrados.
— No es nada. ¿Vas a salir? Que te vaya bien, cuida a nuestro Jimin—. Me dio un toque en el hombro y sentí un frío correr mi espalda. Después se marcho.
— ¡Ey! Tae ... ¡Tae, espera! —. Le grite pero él termino por correr al fondo de la pensión.
Eso me había preocupado, pero Jackson seguía tocando la bocina, no había mucho tiempo para ver a la madre superiora y Jimin estaba ilusionado con eso. Me di la vuelta dejando la mitad de mi concentración pensando en la actitud de Tae, una vez regresara, lo buscaría para hablar. Sentía que algo quería decirme pero se había retractado.
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Bien, un nuevo capítulo fresco para ustedes.
Me gustaría que adivinaran quien sigue ¿?
Espero les guste y muchas gracias por la paciencia, el apoyo y los comentarios. Besos.
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