17. Las visiones de Alice.
— ¿Qué viste qué? - Aurora dejó caer su taza en la mesa, astillando un pedazo en el proceso.
— Ella saltó de un acantilado— Alice dijo del otro lado de la línea. Por los ruidos, parecía estar conduciendo, y muy rápido. —Necesito saber si está bien—Aurora suspiró, rascándose la base de la nariz.
— Lo sé— Murmuró. — Avísame si necesitas algo, Alice—La otra afirmo, y luego colgó. Aurora dejó el teléfono sobre la mesa y comenzó a recoger los fragmentos de porcelana de su taza. — Demonios— Ella apartó rápidamente la mano cuando sintió que algo le perforaba el dedo.
—Cariño... — Jasper apareció frente a ella. Cuando vio la sangre, frunció el ceño y tomó un paño limpio, usándolo para detener el sangrado.
— ¿Se lastimó Aurora? Olí sangre—Jackson entró en la habitación.
—Discúlpenme— Se culpó por ser tan desatenta y causar esa incomodidad en los dos vampiros.
— No te preocupes, cariño, estamos bien—Jasper le sonrió un poco, confiado. Sus ojos eran como oro derretido, y los de Jackson un marrón amarillento, él estaba cerca hace dos meses, y había elegido adherirse a la dieta animal de los Cullen. Se habían ido de caza hace unas horas.
— Fue pura distracción—explicó.
— ¿Qué pasó? —preguntó Jasper.
— Alice me llamó. Ella estaba ayer con Rosalie, cuando tuvo una visión de Isabella saltando de un acantilado en La Push— Su declaración dejó a ambos sorprendidos. —Tomó un avión, llegó hace unos minutos a Port ángeles, y ahora se dirige a Forks. Alice quiere asegurarse de que Isabella esté bien.
— Bueno, ella no está bien—Jackson dijo, atrayendo la mirada de la pareja hacia él. — Ah, vamos. Ustedes pensaron lo mismo. Nadie que está bien salta de un acantilado— Aurora suspiró, lamentando tener que concordar con aquello, pero era verdad.
— Solo espero que no haga ninguna tontería— Dijo Aurora.
— ¿Edward? —Jasper preguntó. — ¿Lo sabe? —La pelirroja se encogió de hombros.
— No lo sé—Dijo. — Espero que no.
Y Jasper supo en ese momento que sería un gran problema.
Aurora estaba en el piano, tocando un fragmento de una de sus canciones favoritas, Ballade Pour Adeline. Fue la primera que aprendió a tocar por completo en el piano de cola de la casa de su abuela, cuando su abuelo aún estaba vivo, y le contaba sobre los conciertos que asistía cuando era joven.
Ahora, Aurora solo tenía las canciones, y sus recuerdos. Pero estaba bien, porque ella también tenía a Jasper, los Cullen, Jackson, y a todos los demás que vinieran después. Esa canción era nostálgica, pero también mantenía su fe.
A unos metros de distancia, Jackson estaba sentado en el sofá, jugando en su iPad, y quejándose de la tecnología, como el viejo que era. Jasper estaba de pie entre la sala de estar y la cocina, donde estaba el piano, apoyado en la pared, con las manos en los bolsillos, y observando a su novia. En su mirada había tanta adoración, que Aurora sentía sus mejillas arder.
—Me estás haciendo sentir avergonzada— Bajó la voz, mirando los movimientos de sus propias manos. Oyó reír a Jasper.
— No es a propósito—Él respondió, viéndola sonreír de lado.
— ¡AH, TE JURO QUE TE MATARÉ, CANALLA! —Ambos se asustaron con el grito de Jackson, que ahora usaba auriculares para comunicarse con los otros jugadores. Aurora cubrió una risa con su mano.
— Estos juegos no sirven para promover la socialización y el espíritu deportivo entre los jugadores... teóricamente? — Jasper preguntó, mirando a su amigo, que ahora exhalaba rabia.
—IRÉ DETRÁS DE TI. TE VOY A MATAR Y A TODOS LOS QUE CONOCES!—Aurora frunció el ceño en una cara preocupada.
— En teoría debería ser así— Vio a Jackson gruñirle al aparato. — Creo que en la práctica sólo promueve la planificación de homicidios. En el caso de Jack, una masacre— Jasper no contuvo la risa. El móvil de Aurora, que estaba sobre la cola del piano, comenzó a sonar. Lo tomó y contestó.
—Aurora, creo que metí la pata— Debía ser la primera vez que Aurora oyó esa frase de Rosalie.
— ¿Qué quieres decir, Rose? ¿De qué estás hablando? — preguntó la pelirroja.
— Alice te contó sobre la visión, ¿verdad? Ella estaba aquí cuando la tuvo. Se lo dije a Edward— Por un momento, la información dejó a Aurora mareada.
—¿Qué...? —La pelirroja se levantó bruscamente, y se alejó del piano.
— No sé por qué lo hice— Un poco de silencio se formó. — En realidad, lo sé, tenía la intención de acabar con eso. Porque pensé que Edward dejaría de huir si sabía que estaba muerta.
—Rose! — Aurora la reprendió.
— Lo sé, fue estúpido— La vampira lo admitió. —Bella está viva, pero por alguna razón Edward está seguro de que está muerta, su teléfono solo salta el buzón de voz, y nadie puede hablar con él— Aurora se masajeó las sienes. —Alice tuvo una visión.
— Dime que fue algo bueno, por favor—Aurora lo pidió.
— Edward se dirige a Volterra, va a hacer una escena para los humanos— En ese momento, Jasper y Jackson ya estaban de pie cerca de Aurora, ambos con miradas tensas. —Él quiere morir, Aurora. Hará que los Vulturis lo maten.
Aurora soltó el teléfono, que fue capturado en el aire por Jackson, y Jasper la sostuvo guiándola al sofá más cercano, ella parecía mareada, pálida.
— ¿Alguien va tras él? — Jackson preguntó, oyó puro silencio, y él rodó los ojos. — Soy Jackson, mucho gusto. ¿Puedes responder?
— Alice y Bella se dirigen a Italia— Rosalie respondió.
— Entonces recemos para que lleguen a tiempo— Él dijo. — Yo no soy muy religioso, así que ustedes se quedan con la parte de rezar—Él sonrió tenso. — Fue genial conocerte, hasta luego—Y colgó.
Jasper sostenía las manos de Aurora contra las suyas, sintiéndola temblar, ella tenía la boca blanca ahora, y miró medio perdida a Jasper.
— Jas... ellos... nosotros... —Su voz fue desapareciendo mientras el nudo subía por su garganta... la imagen de Edward siendo despedazado, Alice siendo torturada, los Volturi yendo detrás de todos los Cullen, de Jasper, Aurora cerró los ojos, queriendo desaparecer con aquellos pensamientos.
— Vamos a estar bien, amor—Jasper le susurró al oído, protegiéndola en un abrazo.
No estaba seguro de lo que decía, pero por lo más sagrado que tenia, esperaba que sí.
Sí, todo parecía estar bien ahora. Habían pasado dos días desde que Alice y Bella regresaron de Volterra a Forks, con Edward. Aparentemente, los Vulturis le habían dado un plazo a Edward para transformar a Bella. Y también sabían sobre Aurora, lo que no fue un problema tan grande, pues vieron en la mente de Alice que la novia de Jasper sería muy pronto una vampira también.
Lo que le preocupaba a Alice era el repentino interés de Aro por algo que había visto en su mente sobre Aurora. Al parecer, Aro sospechaba que la chica tenía un don, y uno muy interesante. Dejó claro que le gustaría conocerla en cuanto se convirtiera en vampiro. A ninguno de los Cullen le gustó mucho la idea, ni siquiera a Aurora.
Ahora, al menos podrían volver a Forks, después de casi cinco meses lejos. Así que estaban preparando todo para volver la próxima semana. Jasper resolvería todo lo que necesitaban para enviar sus cosas de vuelta, y Aurora pediría sus transferencias y comprar los pasajes. De vuelta a casa.
También trataron de convencer a Jackson de unirse a ellos. Lo que no fue una tarea tan fácil. Él continuaba con la idea de que no era un vampiro de "bando", en sus palabras era mád "un vampiro solitario". Aurora solo se reía, y decía que aquello era ridículo, que le iba a encantar formar parte de la familia, ya que, técnicamente, estaba en una "bando", hace tres meses, cuando prácticamente se alojó en la ciudad, pasando más tiempo con Aurora y Jasper de lo que pasaba solo. Él ya estaba entrando en la familia, y ni se daba cuenta de eso.
— Mira, ni siquiera tengo más argumentos—Aurora puso las manos en alto, cansada. — Deja de ser terco y acepta que tenemos razón— Jackson tenía una expresión pensativa.
—Yo no me llevo bien con esa cosa de ''bandos''—Él gruñó. Aurora le tiró una almohada. —¡Hey! — Exclamó indignado.
— No es un "bando"... — Ella hizo comillas con los dedos. — Di la palabra: familia. Es lo que somos. Todos nosotros—Gesticuló con las manos. —Eso te incluye, Sr. Soledad— Jackson bufó y cruzó los brazos. —Cielos, parece que estoy tratando con un niño— Jackson le tiró la almohada de vuelta. —No seas infantil. Ven con nosotros— Él la miró, los ojos amarillos llenos de duda. No le respondió. Aurora suspiró. —Está bien. No insistiré más— Aseguró. — Eres adulto y sabes lo que haces—Se alejó, tomando su bolsa y las llaves del coche.
—¿A dónde vas? — preguntó.
—Jasper tardará una hora más, yo voy a la escuela a buscar nuestros historiales— Explicó.
—Viste que hay una ventisca afuera, ¿verdad? —Apuntó a la ventana. Aurora asintió.
—Tendré cuidado—Ella argumentó.
— Yo voy contigo— Él habló, levantándose del sofá y siguiendola hasta la puerta. Aurora lo miraba, parada en el mismo lugar. —¿Qué? Puede que no sea el más responsable entre nosotros, pero no dejaría a la única humana aquí salir sola en coche en esa montaña y con este clima— Aurora levantó las cejas.
— Qué argumento tan horrible—Ella se burló de él y se fue al coche. —Solo admite que ya no puedes estar solo— Jackson hizo una mueca.
— No puedo esperar a que seas un vampiro— Dijo. —Voy a tener licencia para pelear contigo sin acabar matándote— Aurora se carcajeo.
— Puedes probar suerte—Ella dijo. — Voy a acabar contigo—Sonrió divertida, en un claro signo de provocación.
— ¿Quién te mintió tanto para creer eso? —Preguntó. —Voy a encender la radio, no aguanto más oír tu voz— Aurora se rio mientras Jackson cambiaba la frecuencia de la radio, por el retrovisor ella veía la casa cada vez más lejos, hasta desaparecer en medio de la ventisca.
Tal vez, si hubieran salido cinco minutos después, o si la radio no estuviera tan fuerte, o si no estuvieran distraídos riendo y cantando, habrían notado que el celular de Aurora se había quedado en el sofá de la sala, lo habrían oído sonar, habrían escuchado el mensaje de voz dejado en el buzón.
— Aurora, no puedes salir de la casa. Va a ocurrir un accidente, algo va a atravesar delante de tu coche. Es un vampiro. No salgas de la casa. No puedes morir, Aurora— Era Alice. Y ella estaba desesperada.
Pero ninguno de ellos lo oyó, ni siquiera Jackson, y mucho menos Aurora. Y ninguno de ellos vio al hombre parado en la carretera, después de la quinta curva, al lado de un cañón. Y Aurora no pudo parar el coche. Y Jackson no pudo detener el accidente.
Quizás si Aro nunca hubiera sabido sobre Aurora, no habría pasado.
Gracias por leer, la meta de ayer de votos llego y aquí está el capitulo, habrá metas de votos cada capitulo, si los cumplen entre hoy y mañana, mañana habrá otro capitulo y así sucesivamente, ustedes deciden si quieren capítulos todos los días, los quiero, muchas gracias por sus votos, disfruten el capitulo :)
255+ votos siguiente capitulo.
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