14. Hice una promesa.
Al día siguiente del incidente en la fiesta de Isabella, ninguno de los Cullen ni Aurora fueron a la escuela. La pelirroja pasó toda la noche con Jasper en su casa, transmitiéndole paz, y dejándole reflexionar. Antes del amanecer, se fue a casa, pues Edward había llamado, diciendo que necesitaba conversar con toda la familia.
Aurora continuó durmiendo, sin saber que en la casa de los Cullen, la familia tomaba una decisión desagradable sobre el futuro.
Horas después, en el momento exacto en que ella despertó y miró el espacio vacío en su cama, Jasper apareció en la ventana, las cortinas detrás de él balanceándose con la brisa fría.
Él apenas miraba a Aurora, serio, pensativo. Ella sintió que había algo errado en el momento en que lo miró.
—¿Qué pasa, Jas? — Jasper se paseó por la habitación, tocando los dibujos pegados a la pared, los libros en la estantería, la estantería de cactus.
— Edward está en crisis— Él respondió, sin mirar directamente a Aurora. —Aparentemente, se dio cuenta de que no quiere que Bella se involucre con nuestro mundo—Aurora se sentó, abrazandose las piernas y observando a su novio.
— Bueno, no es una decisión suya exactamente— Señaló.
—Pero él cree que sí, cree que puede protegerla— El rubio explicó. — Edward quiere mantenerla a salvo, aunque eso signifique romperle el corazón.
— ¿Cuántos años tiene Edward? ¿Trece? — Aurora parecía indignada ahora.
— Él piensa que es la mejor opción ahora— Jasper estaba muy serio, casi como actuaba con todos los demás, forzando naturalidad.
— ¿Qué pasó exactamente? —Aurora insistió. Jasper apretó los dientes, finalmente mirando a la pelirroja. A pesar de que él tenía el don de identificar sentimientos, era como si fuera Aurora quien lo estuviera leyendo. Él era completamente transparente con ella.
— Carlisle debía parecer diez años mayor, la gente en la ciudad se está dando cuenta—contó. — Añadir esto al hecho de que Edward quiere alejar a Bella... — Aurora comenzó a encajar las piezas.
— Se van de Forks—Ella concluyó, apenas reconociendo su propia voz, de tan baja que sonó. — Edward va a romper el corazón de Bella y dejarla, ¿no? — La mandíbula de Jasper se contrajo, y sus ojos se veían más oscuros ahora. Era rabia. Un sentimiento muy raro de verse en Jasper, casi imposible. Aurora entendió. — Él te dijo que hicieras lo mismo conmigo — Ella casi susurraba ahora, sintiendo su garganta apretar.
En un abrir y cerrar de ojos, Jasper la estaba abrazando, con tanto cariño y cuidado, parecía tener miedo de que ella desapareciera justo delante de él.
— Yo nunca aceptaría eso, Aurora—Los hombros de Aurora se relajaron, y ella apoyó la frente contra la suya. — Sí, trató de convencerme de que era lo mejor para ti, pero dejé claro que no era lo que elegiste. Tu opinión es la única que me importa en esta relación, porque somos sólo nosotros dos en ella— Aurora sonrió. — Te hice una promesa. Pero necesito saber... — Sus ojos dorados buscaron los verdes, brillando en expectativa.
— ¿Quiere ir adonde yo vaya, señorita? — Aurora sonrió sin mostrar los dientes.
—Por toda la eternidad— Fue lo que Aurora respondió. Jasper sonrió un poco, asintiendo.
— Entonces será como usted desee, señorita.
X
El mismo día Aurora buscó su historial en la escuela, y pidió la transferencia. La emancipación había sido útil después de todo. Ella no necesitaba permiso para mudarse cuando quisiera, y estaba segura de que sus padres nunca lo sabrían, ni siquiera la llamarían más. La última vez que habló con ellos fue en el aeropuerto, antes de salir de Inglaterra. Aurora hizo sus maletas con la ayuda de Alice, y dejó que Rose se hiciera cargo de todo el proceso para enviar su coche a donde quiera que fueran.
Saldrían a la mañana siguiente. ¿Demasiado rápido? Seguro. Todos parecían tener prisa.
Lo más gracioso, y trágico, es que todos, aparentemente, iban a lugares diferentes. Emmett y Rosalie iban a otra luna de miel. Carlisle y Esme pasarían tiempo con sus primos en Denali. Alice iría a París en una especie de "vacaciones". Ella y Jasper irían a Canadá, para que ella pudiera graduarse en el tiempo correcto. Lo único que ella no sabía era el destino de Edward. Parecía que huía de la cruz.
Ya anochecía, y Aurora bajaba sus maletas para llevarlas al coche, iba a dormir en casa de los Cullen, para que salieran todos juntos al día siguiente. La casa volvería a estar sola, cerrada, hasta que ella decidiera volver algún día.
Entonces, ella oyó su timbre, seguida de unos golpes fuertes en la puerta. Frunciendo el ceño, ella fue para el salón de entrada. El ritmo comenzó de nuevo. Quienquiera que fuera, parecía desesperado.
Y cuál fue el tamaño de la sorpresa de Aurora al abrir la puerta y toparse con Isabella, que tenía la cara hinchada y ojos rojos, como si hubiera llorado todo el día.
— Necesito tu ayuda— Dijo. Aurora ya sospechaba que Edward había tenido la fatídica conversación con Isabella, pero no sabía exactamente cómo la humana podría esperar que ella ayudara. Ella no podía atar a Edward a un árbol para que él se quedara en Forks. — Por favor— Ella parecía realmente desesperada. Aurora suspiró y abrió más la puerta, para que Bella entrara en su casa, y así ella lo hizo. — Yo sé que no somos cercanas...
— Amable conclusión de tu parte— Aurora se permitió ironizar un poco.
—Y sé que no te agrado después de lo que pasó con James, porque puse a Jasper en peligro... — Aurora cruzó los brazos y frunció el ceño.
— No solo a él— La pelirroja le recordó. —No sé si lo sabes, pero los Cullen son lo más cercano que tengo a una familia. No es bueno ver a tu familia correr riesgos— Bella bajó la cara, pareciendo avergonzada.
—Sólo quería ser parte de eso también—susurró.
— A toda costa, ¿no?— La pelirroja preguntó de forma seria.
—Claro que no.—Bella respondió algo indignada. Aurora respiró hondo, volviendo a su estado natural de paciencia.
— ¿Por qué viniste Isabella? — Bella miró sus pies, abrazando su propio cuerpo de manera insegura.
— Los Cullen se van— La forma en la que ella lo dijo... era como si pensara que estaba contando la mayor novedad del mundo. Aurora apenas la observó. — Quizás... podrías convencerlos de que se queden.
— ¿Ellos? — Aurora preguntó sugestiva. — ¿O Edward? — Bella te miró. — ¿Quieres que convenza a Edward de no irse?— Aurora sacudió la cabeza. — No sé qué tipo de relación crees que tengo con ellos, pero yo no los manipulo— Bella se ruborizó, enojada.
— ¿Estás sugiriendo algo? — Aurora rodó los ojos impacientemente.
— No, porque el mundo, y mis argumentos, no giran en torno a ti— Su tono y mirada hicieron que Bella desviara los ojos, intimidada. Fue cuando sus ojos cayeron sobre las maletas al pie de la escalera. Ella tragó seco.
—Tú ya sabías que se iban— Bella dijo bajo, en tono de acusación.
—Nunca dije que no lo supiera— Aurora habló.
— Y te van a llevar... — Bella se rió en libertinaje. — ¿Tu novio no puede manejar una gota de sangre humana, pero huirá contigo? ¿Tienes la ilusión de que él no intentará atacarte también? — Listo. Fue el colmo para Aurora, que se acercó peligrosamente a Bella, mirándola de cerca, con los ojos verdes destellando en furia.
— Soy muy tolerante con muchas cosas, pero nunca, jamás, hables de mi prometido así, a menos que quieras perder lo que queda de tu dignidad— Su voz sonó baja y ronca, lo suficiente para que apenas Bella oyera, y que el mensaje penetrara. La morena abrió los ojos, no sabiendo qué la conmocionó más, si fue la amenaza, o la información contenida en ella.
—¿Prometido?— Ella preguntó en un hilo de voz. Aurora rió sarcástica, profundamente aburrida.
— Déjame adivinar, ¿es otra cosa que Edward no te contó? — Por la expresión de Isabella, Aurora percibió que había acertado. — Sí, Swan, prometido— Ella estuvo de acuerdo. — Jasper me propuso matrimonio poco después del incidente con James. Y supongo que Edward no te lo dijo por una sola razón: no quiere que pienses que era una opción para ti— La expresión de Bella cayó, parecía realmente abatida, y por un momento Aurora sintió pena.
— Él no estaba jugando conmigo— Bella dijo, más para sí misma que cualquier cosa.
— Tal vez no a propósito— Aurora señaló. — Pero Edward no tiene la menor intención de transformarte, es duro, pero es la verdad, y lo sabes.
— No puedo hacerlo sin él... no puedo... él... es mi vida ahora—Bella parecía estar a punto de llorar otra vez.
— Entonces sugiero que dejes de dejar que tu vida gire en torno a un hombre, especialmente uno que ha elegido dejarte— A Aurora no le importó si era demasiado dura con Bella. — Sabes... acusas a Jasper de ser un monstruo descontrolado, pero corres detrás de un hombre que sólo sabe poner sus voluntades en segundo plano, y no respetar sus elecciones.
—¿Todo esto por qué? Para que él te convierta en el mismo monstruo sin control que tú condenas?— Isabella no parecía capaz de siquiera mirar a la cara de Aurora. La pelirroja abrió la puerta de la casa nuevamente, sugiriendo que era hora de que Isabella saliera. La morena entendió, y salió, tragando seco. Cuando Isabella pasó a un lado de Aurora, la pelirroja dijo: — Si existe una cosa más triste que una mujer sumisa, es una que elige ser sumisa— Bella la miró sorprendida. — Espero que puedas superarlo— Aurora dijo sinceramente, antes de cerrar la puerta en la cara de Bella.
La pelirroja se masajeó las sienes, irritada que Bella le haya estropeado el resto de la noche. Ella sintió que aquella chica aún traería problemas
X
— Sí, acabamos de llegar— Aurora habló sosteniendo el teléfono contra el oído derecho. — La casa es hermosa, Rose— Ella declaró caminando por las habitaciones del acogedor chalet que pertenecía a Rosalie y Emmett.
— Qué bueno que te haya gustado— dijo Rose. — Les encantará la ciudad, es pequeña, fría y la gente es agradable— La rubia lo ha enumerado todo. — Bueno, no te olvides de mantenerte en contacto para decir todo lo que has decidido sobre el matrimonio, Alice y yo estaremos ayudando con todo incluso a distancia— Aurora sonrió.
— Está bien— Ella estuvo de acuerdo. — Gracias, Rose. buena luna de miel, dale un abrazo a Emmett de mi parte.
—Lo haré. Hasta luego, pelirroja— Aurora rió, oyendo la llamada colgada enseguida.
Aurora sintió los brazos de Jasper rodeando su cintura.
— ¿Lista para conocer la ciudad de Fernie, señorita? — Aurora sonrió.
— Depende, ¿cuántos pares de medias necesito ponerme? —Bromeó, por el simple hecho de que estaba nevando afuera. Jasper se rió y le extendió un par de medias rojas con estampados de murciélagos. Aurora empezó a reirse.
Tuvieron que salir en coche del chalet, que estaba en la parte más montañosa de la ciudad, por lo que más lejos. Pero al llegar a la parte baja de la ciudad, dejaron el coche aparcado y caminaron por las calles del interior de Fernie. La "ciudad" estaba más cerca de ser una aldea, ubicada en la provincia de la Columbia Británica, realmente se parecía a lo que Aurora solía ver en Londres, algo muy inglés.
La población de la ciudad era de entre 4 o 5 mil habitantes, y eran personas muy reservadas y educadas, nadie los encaraba, nadie comentaba sobre nadie. Era agradable.
La escuela donde Aurora y Jasper estudiarían estaba cerca del centro, también había un mercado, donde rápidamente hicieron sus primeras compras - obviamente solo Aurora usaría esas cosas. También había un bosque justo después de la montaña, donde sería fácil para Jasper cazar, sin la interferencia de las personas, que preferían no arriesgarse en el peligro de aquellas áreas - nada que fuera peligroso para Jasper, por supuesto.
Aurora sabía que fácilmente podría pasar la eternidad con él, allí, o donde fuera, bastaba con estar juntos, apoyándose y amándose, como ya lo hacían.
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Gracias por leer, +250 votos siguiente capitulo :)
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