XII
"Cariño mío,
las sonrisas están volviendo a los rostros.
Cariño mío,
parece que han pasado años desde que (el sol) estuvo aquí.
Aquí viene el sol, aquí viene el sol,
y yo digo que está bien"
Here Comes The Sun
The Beatles
Sting estaba al borde del colapso nervioso. Natsu no aparecía y Laxus no dejaba de preguntar por él. ¿Quién lo manda a permitirle al pelirosa ir al piso de las mucamas? Sabía que fallaría a su palabra de mantenerse alejado de la rubia pero su buen corazón no pudo negarse al enamorado.
Freed: Eucliffe, el Capitán esta con la Srita. Alberona. Al parecer estaran distraídos un buen rato ya que la guardia costera ha iniciado su busqueda. ¿Quieres que vaya por Dragneel?
El rubio sintió un poco de alivio al saber que la guardia costera estaba ahí pero eso también significaba que la hora de huír estaba cerca.
Sting: Tú no puedes abandonar la cubierta, "eres el que activó la alarma" ¿recuerdas?. Eres el testigo principal por el momento y es muy seguro que cuando ellos aborden te van a hacer preguntas.
Fue muy conveniente decir que Freed activó la alarma cuando la verdad era que Natsu la activó ya que con eso evitarían que el pelirosa diera reporte a la guardia costera y pudiera huír sin problemas con la rubia.
Freed: ¡Es cierto!
Sting: Pero no te preocupes, seré yo quién vaya por él pero ¡Cuando lo vea lo voy a matar! Se supone que debía estar en cubierta para no levantar sospechas.
Al peliverde también le molestaba lo que Dragneel había hecho pero no se podía hacer nada al respecto, lo mejor era ir por él y esperar a la señal para que huyan.
Freed: No seas severo con él. Yo sé que este es su plan para huír con la chica y que nos ha involucrado a ambos para ayudarlo a cumplir su cometido pero entiende que es por que esta enamorado.
Sting: Si pero la situación es delicada. Dragneel necesita pensar con la cabeza de arriba en estos momentos.
Freed: Eso si. Bueno, lo mejor será que vayas por él antes que el Capitán vuelva a preguntar.
Sting: Tienes razón. Si preguntan por alguno de nosotros solo dí que estamos en el baño, ¿entendido?
Freed: Entendido.
Fue entonces que Eucliffe se intentó marchar discretamente de la cubierta pero no se percato de que el prometido solo estaba a unos metros de ahí y había escuchado todo. Ignia sonrió satisfecho al saber que Lucy no estaba muerta y de que su plan aún podía tener éxito.
...
Natsu aún estaba en éxtasis sobre la rubia y no se había percatado de que lo estaba abrazando más fuerte de lo normal. Había hundido su rostro entre el cuello de la chica y se dejaba envolver por su suave aroma. Se sentía muy relajado, incluso olvidó toda la situación que estaban pasado, ya que en lo único que se podía concentrar era en Lucy. Sin embargo, escucho un sollozo por parte de la rubia y alarmándose se apartó de inmediato para verla.
Natsu: Lu... Yo... Lo...
Ella estaba llorando y el sentimiento de culpa se apoderó de él. Por lo que la abrazó de nuevo para consolarla.
Lucy: Estoy bien...
Natsu: Lucy, estas llorando, ¿cómo me puedes decir que estas bien?
La rubia levanto su rostro para mirarlo y le sonrió.
Lucy: Lloro por que estoy feliz.
El pelirosa estaba muy confundido, sin saber que decir. La tomó de los hombros y la aparto de él.
Natsu: Pero... Estas llorando.
Lucy: Lo sé.
Ella se limpió las lágrimas y él solo la volvió a abrazar. Había hecho mal con quedarse. Sin embargo para la rubia, el sentimiento de felicidad y plenitud saltaban de su corazón. Estaba feliz por que después de tanto tiempo se sintió amada.
Lucy: Gracias por quedarte.
Las palabras salierón de sus labios con un dulce y sincero tono de agradecimiento. Él no respondió, solo le dió un beso en la frente.
Lucy: Quiero que sepas... que fue increíble.
El jóven se sorprendió ante su declaración. No podía negarlo, le fascino escucharla decir que le había gustado, por que a él definitivamente le había encantado tenerla bajo su piel.
Natsu: Para mí también fue increíble pero...
La rubia lo interrumpió con un beso. Con sus brazos le rodeó el cuello y lo atrajó más a su cuerpo. Un delicioso escalofrío recorrió su espalda al sentir como el pelirosa se aferraba a su cíntura y poco a poco se volvían a acomodar en la cama para iniciar una vez más su faena.
Natsu: Sting me va a matar...
Ese comentario la hizo reír.
Lucy: Nos matará a ambos.
Sus labios volvieron a encontrarse y es que por más que lucharan sus cuerpos parecía no querer separarse.
Natsu: Te quiero, Lucy.
Lucy: Yo también te quiero, Natsu... Gracias por salvarme.
Dicho esto sus labios se volvierón a encontrar. Sus cuerpos ondulaban en una danza de pasión y el deseo de entregarse una vez más creció. Aunque el ruido de la bocina de uno de los barcos de la guardia costera los hizo regresar a la realidad. La situación era aún delicada, por lo que decidieron detenerse y esperar a que Sting llegará a avisar que la hora de huír había llegado.
Lucy: Tenemos que vestirnos.
Natsu: Espera un momento más, quiero disfrutar de tu calor un poco más.
Él se aferraba a su cuerpo como un dragón a su preciado tesoro y es que en el fondo sentía que al fín había encontrado el suyo. Era inexplicable lo que le hacía sentir, desde el primer momento en que la vió fue como si un rayo de sol iluminó esa parte oscura de su corazón y se sentía dichoso que ella le correspondiera de la misma manera.
De pronto y sin previo aviso, la puerta se abrió. Natsu asumió que era Sting e intento incorporarse para cubrir a Lucy mientrás este entraba pero al ver que no venía solo, sintió su mundo caer.
Sting: Lo... Lo siento mucho, chicos.
El rubio temblaba al sentir la punta de la pístola apuntando a su cabeza y rápidamente el pelirosa se colocó frente a la rubia para defenderla.
Ignia: ¡Por fín te encontre, querida!
La rubia sintió como el terror se apoderaba de su cuerpo. No podía creerlo, su prometido estaba ahí.
Ignia: ¿Quién diría que tendrías el valor de huír de mí?
El pelirojo vió con desprecio la escena frente a él y no es que le doleriera que Lucy lo haya engañado sino que lo cabreaba el hecho que ella pensara que podía escapar fácilmente de él.
Natsu: Ni pienses que te saldrás con la tuya.
Ignia: Creo que no estan en posición de negociar.
Lucy: Por favor... Ignia, libera al Sr. Eucliffe.
Ignia: ¿Para qué? Ya cumplió su objetivo, ya no me sirve de nada.
Lucy: ¡Espera! Tú me quieres a mí...
La rubia se incorporó para dialogar con su prometido.
Natsu: ¡Lucy, no!
Ella se soltó del agarre del pelirosa y se colocó frente a su prometido.
Ignia: Querida, tú sabes que tus ruegos no funcionan conmigo.
Lucy: No te estoy rogando, estoy negociando. Suéltalo y vámonos de aquí. Haz lo que quieras conmigo, incluso vendeme con tus socios como lo haces con tus pobres prostitutas pero déjalos a ellos en paz.
Natsu: Lucy...
Él pelirosa se incorporó haciendo que Ignia soltara a Eucliffe para apuntarle.
Lucy: ¡Ni se te ocurra!
La chica se colocó en frente de Natsu para protegerlo, provocando que su prometido comenzara a reír desenfrenadamente.
Ignia: ¡Hay Lucy...!
Lucy: Si le haces algo, jamás verás mi herencia.
El pelirojo se quedo escéptico ante sus palabras.
Ignia: No te permitiré huír de mí, si a eso te refieres.
Lucy: ¿Quién dijo algo de huír? Si les haces daño, juro que por más que me hagas daño o amenazes, no le pediré a mi padre el traspaso de la empresa.
Ignia: No creas que estas en posición de negociar.
Lucy: ¿Qué no?... No puedes acceder a la herencia sin mi padre y sin mí, por lo que no nos matarás hasta que consigas lo que quieres. Y creemé estoy dispuesta a soportar lo que sea con tal que los dejes en paz.
Flame se quedo sorprendido ante la actitud de su prometida, por primera vez no miraba miedo en sus ojos y eso no era bueno.
Ignia: ¡Pero si nos casamos y mueren, todo será mío!
Lucy: Así es pero ¿qué hay si no doy el si ante el juez?
Ignia: Tu padre morirá y tu heredaras todo y...
Lucy: De nada sirve si no estamos casados... Todo irá a la caridad.
Ella tenía razón y eso lo enfado. Por lo que sin decir más la tomó del brazo para llevarsela de ahí pero el pelirosa la tomó del otro brazo también para evitar que se la llevara.
Natsu: No te la llevarás.
Sting: Natsu... No te metas.
De inmediato, el pelirojo apuntó con su arma a la cara del pelirosa.
Ignia: ¡Suéltala o no respondo!
Lucy: ¡Le haces daño y no ves mi herencia, Ignia!
La situación era tensa, ninguno quería dar su brazo a torcer. Sin embargo, Ignia no quería perder más su tiempo. Necesitaba ir a St. Lucia para realizar la boda y arreglarselas con Lucy con respecto a la empresa.
Ignia: Entonces, pídele a tu querido que te deje ir.
La rubia miró con ojos de dolor a Natsu. No era fácil para ella tener que alejarse de él pero era necesario para salvarle la vida.
Lucy: Lo siento, Natsu.
Natsu: No tienes que hacerlo.
Lucy: Perdón.
Ella se zafó de su agarre y aferró a su prometido para marcharse, aprovechando que Sting se había encargado de sostenerlo para que ya no interviniera.
Sting: Déjala ir, amigo.
Natsu: ¡Suéltame!
Sting: Lo siento pero debes entender que si vas detrás de ellos, el sacrificio que Lucy hizo por nosotros será en vano y piensa como ella se sentirá al respecto.
Natsu: Pero Sting...
Sting: Lo sé...
Ya no había nada que ellos pudieran hacer, la pareja ya se había marchado de ahí. En tanto, Ignia intentaba contener su ira, no podía creer que su prometida se le había revelado y lo amenazara. Se supone que él tiene el control de la situación no ella. Entraron al elevador y de inmediato la acorraló en una esquina.
Ignia: No te imaginas la que te espera al llegar a St. Lucia.
Lucy: No me importa.
Era como si otra chica hubiera tomado el lugar de su prometida. Enojado, la tomó del cabello bruscamente.
Ignia: No creas que seré suave contigo, esto lo pagarás muy caro.
Y la soltó violentamente contra la pared. La rubia solo agachó la mirada y soporto las ganas de llorar que sentía por el dolor.
Ignia: Tén, cubrete.
El pelirojo le lanzó su camisa. Probablemente, ella se merecía que la vieran desnuda pero en este momento él debía actuar como victima.
Lucy: ¡No!
La insolencia de la rubia estaba llevando su paciencia a su límite.
Ignia: ¡Que te pongas la camisa, maldita sea!
Él levanto su mano pero su instinto lo detuvo en el acto. En este momento él era la victima, por lo que sería tonto desquitarse con ella ante todos los demás.
Ignia: ¡Te cubres o regreso a matar a tu amante!
La chica lo miró con desprecio, tomando entre sus manos la camisa de botones y colocándosela de inmediato. En tanto, el pelirojo colocó su arma de vuelta en la funda que tenía en su torso.
Ignia: Juró que no te mato por que aún no tengo la empresa pero prometo que te haré sufrir de tal manera que la muerte será tu único consuelo.
Ella no respondió y prefirió guardar silencio hasta el momento en que llegaron a la cubierta.
Ignia: Y no creas que me quedaré de brazos cruzados con tu amante, quizas no lo pueda matar pero si que puedo arruinar su carrera y su vida.
Lucy: Dijiste que...
Ignia: ¡Que no lo mataría! Maldita seas, Lucy, te hubiera llevado a St. Lucia antes de la cena. Eso me gano por aparentar con tus amigas.
De nuevo, la chica no dijo nada. En cuestión de segundos, la puerta del elevador se abrió y ante ellos la tripulación, algunos oficiales de la guardia costera y sus amigas.
Sorano: ¡Lucy!
La peliblanca intentó acercarse pero Ignia no se lo permitió. Haló a Lucy fuera del elevador y se dirigió directamente al Capitán que parecía sorprendido de verlos ante él.
Ignia: Capitán, al parecer ese tal "Natsu" se la estaba pasando bien con mi prometida.
El rubio sintió un nudo en el estómago al escuchar esas palabras. Lo peor que un empleado podía hacer.
Laxus: No se preocupe, me encargaré de él.
La ira creció grandemente en el Capitán, el escándalo causaría que más de uno fuera despedido y eso lo incluía a él.
Laxus: ¡Brandish!
Mientrás el rubio se desquitaba con el personal, Ignia se encaminó hacia el helicóptero con su aún prometida. Evadiendo la mirada de las chicas, que consternadas hablaban sobre ellos. A lo lejos miró a Cana que hablaba con alguién por teléfono.
Cana: ¡Lucy, gracias al cielo estás bien!
La pelicastaña intentó acercarse a ella pero una vez más Ignia no lo permitió.
Lucy: Lo siento, Cana.
La anfitriona la miró de la cabeza a los pies, atemorizada por saber que había ocurrido.
Ignia: ¡Nos vamos!
Cana: Espera, el médico debe...
Ignia: ¡Nadie tiene que hacerle nada a Lucy! Mejor vé y fijate bien en la clase de empleados que tienes en tu empresa.
De inmediato, la pelicastaña supo de quién hablaba y ahora estaba más intrigada por saber la verdad.
Cana: ¡Debemos asegurarnos que...!
Ignia: ¡Nos vamos de aquí! ...
Tomó a Lucy del brazo bruscamente y la haló hacia el helicóptero.
Cana: ¡Espera! ¡Maldita sea, Ignia!
La paciencia del pelirojo había sobrepasado su límite. Sin embargo, este solo la ignoró. Subieron al helicóptero y tan pronto como estubieron listos, despegarón del lugar.
Flare: ¡Cana, apresurate! El Capitán esta peleando con el tipo pelirosa.
Cana: ¡Maldición!
La pelicastaña recordó que estaba en una llamada y la retomó de inmediato.
Cana: ¿Escucho todo?... ¡Lo sé! Pero jamás pensé que Lu... Aún no se que ha pasado... Lo siento tanto, Sr. Heartfilia... Sé que debía... Tiene razón, veré que dice el empleado y le avisaré de inmediato... ¿Ya esta en St. Lucia?... Perfecto, tenga mucho cuidado ese tipo esta muy enojado... Si, Sr. Heartifilia... Nos mantenemos en comunicación.
Sorano: ¿El Sr. Heartfilia llegó a St. Lucia?
Cana: Si y Rufus esta con él. Al parecer Ignia ya se comunicó con él por el radiocomunicador del helicóptero.
Flare: Espero todo salga bien.
Cana: Eso espero, por que todo se nos ha sálido de las manos.
La pelicastaña miró a lo lejos la escena del Capitán pelando verbalmente con su supervisor y se fue a intervenir de inmediato.
Laxus: ¡Ni creas que permitiré que te vayas así como si nada!
Natsu: ¡¿Qué no puede entender que Lucy esta en peligro!? ¡Tengo que hacer algo!
Sting: Capitán, ese hombre esta armado y...
Laxus: ¿Y es qué creen que le ha gustado saber que su prometida se ha revolcado con un empleado?
Cuando la anfitriona escuchó la afirmación de lo que sospechaba, no se sorprendió. Era más que obvio que entre esos dos había una fuerte tensión sexual pero lo que si la dejó asombrada fue lo del arma.
Cana: ¿Ignia esta armado?
Laxus: ¿Srita. Alberona?
Sting: Si.
Natsu: Por eso debemos ir detrás de él para detenerlo.
Laxus: ¡Estas loco si crees que te dejaré!
Natsu: ¡Maldita sea, ¿qué no entiende la gravedad del asunto!?
Laxus: ¡Por supuesto! ¿Quién no estaría enfadado si ve a su prometida con su amante en su supuesta despedida de soltera?
La pelicastaña ya había enviado un mensaje a Jude, advirtiéndole sobre Ignia. Por lo que decidió dedicarse a resolver el asunto del pelirosa.
Cana: Laxus, no debemos tomar a la lígera lo que ellos dicen pero estoy de acuerdo contigo, no podemos hacer nada en este momento.
Natsu: ¡¿Cómo que no podemos hacer nada!? ¡Lucy esta en peligro y me dice que no podemos hacer nada!
Sting: ¡Calma, Dragneel!
Natsu: ¡No me calmo ni una mierda!
Laxus: ¡Dragneel, es la última vez que te lo advierto!
Natsu: ¿¡O sino qué?!
Esa fue la última gota que derramo el vaso entre ambos. En un instante, el Capitán y el pelirosa estaban dándose de golpes y los demás tripulantes intentaban separarlos. La pelicastaña estaba que no soportaba más lo que pasaba, por lo que con la intervención de la guardia costera, se llevaron a ambos a lugares diferentes para calmar la situación. Ella solo esperaba que Jude resolviera el asunto de Ignia sin mayor problema.
...
Físicamente, el dolor era tolerable pero espiritualmente estaba quebrantada. La había ahorcado por un par de mínutos que le parecieron eternos durante el viaje y al bajar del helicóptero se encargó de darle una paliza frente al piloto, que solo se límito a ayudarla hasta que su prometido había terminado.
Ignia: ¡¿Dónde carajos esta Rufus!?
Piloto: Pronto estará aquí, Señor.
Ignia: Le dije que estubiera listo, debemos regresar al hotel para encargarme de esta puta como se debe y de ahí salir a primera hora a la municipalidad.
La rubia sabía que su infierno había empezado pero por alguna razón no sentía miedo. Un extraño sentimiento de valentía llenaba su corazón y es que sabía que su sacrificio no sería en vano. Solo esperaba muy en el fondo de su corazón que Natsu la perdonara por tomar esa decisión.
Piloto: ¡Ahí viene la limusina!
Ignia: Al fin.
El pelirojo tomó del cabello a la rubia y la haló hacia el vehículo. La ventana del conductor se bajo, mostrando a Rufus.
Rufus: Perdón la tardanza pero...
Ignia: Deja tus excusas para después, debo enseñarle una lección a esta puta... Nadie juega conmigo...
Eso último lo dijo al oído de la chica. El piloto se apresuró para abrir la puerta de la limusina y el pelirojo tiró a Lucy sin ninguna consideración pero esta fue atrapada por su padre.
Jude: Ignia...
La voz de su progenitor sonó tán serena pero el "bang" de su arma, no. La bala dió justo en el brazo del pelirojo para hacerlo caer e inmovilizarlo.
Ignia: ¿Qué demonios?
El jóven intentaba presionar su herida pero se sorprendió al ver que detrás Rufus sostenía un arma contra su cabeza.
Ignia: ¿Ru...fus...?
Rufus: Mi vida es más importante.
Jude: ¿Así que le enseñarías a mi hija qué?
El pelirojo sintió como el arma del progenitor de la ruia era colocada en su pecho y miró de re-ojo como una pequeba peliblanca atendía a Lucy.
Jude: Rufus, encargate que el Sr. Flame la pase muy bien.
Rufus: Como ordene, Señor.
Ignia: ¡Traicionero, me la pagaras!
Su ex-aliado simplente le tomó del pelo y lo arrastró hacia otro vehículo que apareció de repente ahí. Todo había llegado a su final, aunque para Ignia, su infierno recién había iniciado.
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