III

"Tú tienes la llama que enciende mi alma y nos hace volar"
Bailar Contigo
Monsieur Periné

Las horas de la madrugada habían sido tortuosamente largas. A pesar de haber ingerido más alcohol de lo habitual para calmar sus nervios, la futura novia no podía conciliar el sueño. ¿Qué plan tendrá Ignia? ¿Porqué su padre aceptó hablar con él sin que ella estubiera presente? Ni siquiera con Loki había hecho eso. Su progenitor siempre la tomaba en cuenta y más cuando eran cosas de la empresa. Algo no cuadraba.

Se levanto de la cama y decidio salir a caminar por la cubierta. Probablemente, el fresco aire del mar le ayudaría a calmarse. En cubierta, todo estaba tranquilo, incluso la marea estaba pacífica y la brisa del mar era cálida. Las estrellas tintileaban, haciendo del paisaje una verdadera obra de arte. Contemplo su alrededor con fascinación. Se sentía muy bien estando sola y el sentimiento de inferioridad ante el universo por alguna razón la reconfortaba.

Caminó hacia la popa, dejándose llevar por el dulce sónido del mar. Se topó con la baranda, dándose cuenta de la altura a la que estaba. Sus manos sujetaron con fuerzas la baranda, mientrás se dejaba seducir por la idea de no sufrir más. Sin embargo, al pensar en sufrimiento recordó a su padre, reaccionando de inmediato.

Retrocedio para apartarse de la orilla. No podía ser tan egoísta al pensar en quitarse la vida solo para escapar de su verdugo. Aunque en su mente no había otra solución a parte de hablar, aunque sabía las consecuencias de eso. Estaba atada a ese hombre por el miedo y se odiaba a sí misma por ser una cobarde. Sujeto con su mano el anillo que Loki le había dado y se dirigio de nuevo a su habitación.

...

Cana: ¿No tienes hambre?

La pelicastaña miró el plato de su amiga, la cual a penas había tocado.

Lucy: En realidad, no. Estoy muy cansada, no debí beber tanto.

La anfitriona se rió por el comentario de su amiga.

Cana: ¿A eso le llamas beber de más? Lu, solo tomaste 3 tragos y un shot de tequila. Eso es para calentar, no para emborracharse.

Lucy: Para mí es mucho alcohol.

La rubia hizo un puchero por que sabía que ella tenía razón pero no había de otra, debía seguir con las mentiras.

Sorano: Déjala Cana. Recuerda, Loki no le permitía tomar mucho, es obvio por que Lucy siente que tomó mucho ayer.

Cana: Hay si... Loki era muy conservador contigo.

Lucy: No hables así de él. Lo único que hacía era cuidarme.

A la futura novia no le gustaba que hablaran mal de la memoria de su ex-novio. Aunque siendo honesta consigo misma, lo que decían era verdad. Muchas veces su ex se comportaba más como un hermano mayor que como su pareja.

Cana: No te enojes. Solo digo la verdad.

Flare: Yo opino que dejemos ese tema y nos dediquemos a disfrutar de esta nueva etapa de Lucy.

La peliroja alzó su mimosa en señal para brindar aunque nadie secundo la moción.

Lucy: Gracias, Flare.

Cana: ¡Muy bien! Dejaremos la memoria de Loki en paz... ¡Vamos, Lucy come algo por que nos espera un largo día en el Spa!

Una hora más tarde las chicas estaban en el lobby del lujoso Spa. La mayoría de las invitadas hablaban emocionadas sobre la boda, curiosas de saber que vestido eligiría Lucy en la pasarela y cual sería la reacción del novio al verla de blanco.

Sin embargo, la rubia luchaba en vano por mantenerse despierta. Su cuerpo estaba sediendo al cansancio pero su mente aún se mantenía activa pensando en su prometido y su plan. Aunque sin percatarse más de su alrededor poco a poco se quedo dormida.

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Natsu: Srita. Heartifilia... despierte.

Al escuchar su nombre la rubia poco a poco la abrió sus ojos, percatándose de la persona frente a ella.

Natsu: Ya es hora de su cita.

Un calor intenso recorrió de abajo hacia arriba su cuerpo al escucharlo susurrar.

Lucy: ¿Ya todas se marcharon?

Natsu: Si, solo estamos usted y yo.

Con una mirada fugaz al recinto, confirmo que no había nadie más en aquel lugar. Su piel se erizó al ver como él se sentaba a su lado en el lounge chair y suavemente le acomodaba unos cabellos que se habían sálido de su moño.

Lucy: ¿Porqué nadie me aviso de mi turno?

Él terminó de acomodar el último mechon y luego le sonrió.

Natsu: Por eso estoy aquí...

Ella sentía que se le dificultaba hablar y es que él estaba tan cerca.

Lucy: ¿Para decirme sobre mi turno?

Natsu: No realmente, estoy aquí para algo mejor.

Y sin previó aviso, la besó de tal manera que le quito el aliento de inmediato. Se derritió entre sus brazos sin poner ninguna objeción, dejándose llevar por el deseo que la consumía desde que lo vio por primera vez. La sensación de sus manos recorriendo delicadamente su cuerpo la enloqueció y más cuando este se aventuró a acariciarla bajo la bata. Instintivamente abrió su piernas y sin necesidad de palabras él comprendio lo que le pedía.

Habilidosamente dos de sus dedos la llenaron lentamente. Cuando hundió totalmente sus dedos en ella, la rubia deshizo el beso para gemir ante el placer que la dominaba. Él la miraba sin parpadear, sonriendo desvergonzadamente mientrás que la penetraba una y otra vez con sus dedos.

Natsu: Creo que esto es mejor que un masaje para relajar a una futura novia.

La rubia no respondio ante la insinuación de infidelidad hacia su prometido, más bien lo besó de nuevo con más pasión. Sus delicadas manos acariciaban su cabellera pelirosa y sus caderas se balanceaban para profundizar la penetración de esos dedos expertos.

Estaba a punto de explotar cuando él se detuvo, sorprendiéndola. Retiró sus dedos suavemente y antes del salir del todo exparció sus flujos en su entrada. Eso la frustró, deseaba más y su carita desconcertada fue muy notoria para el pelirosa.

Natsu: Paciencia bonita, que solamente estamos calentando.

Ella estaba aturdida, con su centro palpitante necesitado de atención. Con fascinación miró como él se acomodaba en el lounge chair para destarle el nudo de la bata y cuando logró su objetivo, este lo abrió sin ningún pudor para dejarla totalmente expuesta. La rubia no llevaba nada bajo la bata y a pesar de la verguenza de estar desnuda, no hizo nada para cubrirse. Al contrario, alzo sus brazos para demostrarale que estaba a su merced.

Natsu: Espero estes lista para todo lo que tengo pensado hacer, bonita.

Las palabras no salían de su garganta, así que solo afirmo con la cabeza para que él continuara su faena. La chica expectaba un beso en los labios pero la parte de su cuerpo que fue atentida fueron sus pechos. Él juguetaba con su lengua uno de ellos y el otro pezón fue atendido por uno de sus manos. Un gémido lleno la habitación del lobby y ella tuvo miedo de que alguién la hubiera escuchado.

Natsu: Déjate llevar, aquí nadie nos escuchara.

Con pequeños besos, el pelirosa inició su recorrido hacia abajo. Le estampó un beso en su vientre que la hizo estremecer, gimiendo sin reservas al sentir esos cálidos labios sobre el prominente punto en su centro. Era una magnifica sensación que la hacía desear más. La rubia jamás imaginó que el sexo oral fuera así de maravilloso e instintivamente movió sus caderas para aumentar su placer.

Lucy: Oh por... si... ¡así!...

Su mente se estaba nublando, respiraba con dificultad y luchaba para mantener sus piernas abiertas. Se retorcía del placer y pedía más. Un calor abrasador se instaló en su vientre y de pronto todo dió vueltas. Se sentía muy bien, estaba tan cerca de explotar.

Sin embargo...

Cana: ¡Lucy, despierta! ¡Lucy!

De golpe, la rubia abrió sus ojos encontrándose con la mirada de preocupación de su amiga y de una dama que le acompañaba.

Cana: ¡¿Estas bien!?

La chica respiraba rápidamente e  incluso podía escuchar a su corazón palpitar sin control.

Lucy: ¿Fue un sueño...?

La decepción era muy notoria en su tono de voz. Pues para ella todo fue real.

Cana: ¿Qué soñaste, Lu?

De inmediato la rubia se puso a la defensiva, refiriendo que había tenido una pesadilla sobre el vestido. Aunque la anfitriona no estaba del todo convencida, no después de ese sónoro gemido que hizo. Realmente creía que la masajista estaba loca cuando le dijo que su amiga no despertaba por más que le hablara pero al corroborar como sonreía mientras se retorcía en lounge chair se dio cuenta de que era Lucy la que probablemente estaba enloqueciendo.

Brair: ¿Señorita, desea un té?

Lucy: ¡Por favor! Mi mente realmente necesita calmarse.

Brair: Se lo traeré de inmediato.

La masajista se retiró dejándolas solas. 

Cana: ¿Ahora si me diras la verdad?

La rubia se sorprendio por la insistencia de su amiga sobre algo irrelevante.

Lucy: ¿Cuál verdad? Yo ya les conte lo que soñé.

Cana: Lu, te movías en el lounge chair como si estubieras teniendo el sexo más salvaje de tu vida.

Lucy: ¡¿Có... Cómo!?

Al ver a su amiga totalmente avergonzada y más roja que un tomate, se dio cuenta que tenía razón.

Cana: Sorano me mencionó algo sobre la fiesta de ayer, que no dejabas de ver alguién pero que ella no pudo descubrir de quien se trataba. Dime, ¿acaso tienes alguna fantasía para antes de casarte?

Lucy: ¡Por supuesto que no!

Ella se levantó de su lugar y se acomodo mejor la bata, dándose cuenta de algo al dar un par de pasos. Estaba completamente mojada y sus pliegues se sentían hinchados. Se puso más roja de lo que estaba y se avergonzó por lo excitada que estaba.

Cana: ¡Te prometo que no le diremos a Ignia!

Lucy: ¡No es nada de lo que estan pensando! Yo... yo solo necesito dormir y ya.

Como pudo intento caminar lo más normal posible pero con su entrepierna hinchada y húmeda no le quedo de otra que dar pasos cortos. La rubia dejó el lobby lo más rápido que pudo y la pelicastaña solo se límito a sacar su teléfono para enviar un correo electrónico notificando lo que recién había pasado.

...

Brair: ... Y eso fue lo que paso con la novia.

Evergreen: Pobre chica, de seguro los nervios la estan matando.

Brair: No sé, no creí mucho eso de que fue una pesadilla. Ella estaba sonriendo mientrás dormía y dejame decirte que era una de esas sonrisas de total satisfacción.

Evergreen: ¿Crees que haya sido un sueño húmedo? ¡Si es así, esa chica debe extrañar mucho a su prometido!

Brair: ¡Seguramente!

Evergreen: Que afortunada es esa niña. Un prometido rico y buen amante, el sueño de toda mujer.

Brair: Por lo que escuche es mayor que ella, así que lo de buen amante queda comprobado por la experiencia.

Ambas hablaban muy animadas sobre la vida de la novia. Sin embargo el pelirosa, que no estaba tan lejos de la estación de bebidas no alcoholicas, intentaba ignorar la plática y es que le molestaba imaginar lo mucho que la rubia debe extrañar a su prometido para incluso tener un sueño húmedo en un Spa.

No lo comprendía. Primero, el día anterior le da un beso en la mejilla en señal de "gracias" dejándolo confundido, luego la ve muy cercana a Sting, después estaba llorando por su ex y ahora resulta que al parecer tuvo un sueño húmedo con su futuro esposo.

Sting: ¿Te has dado cuenta que has escaneado el mismo vino, 3 veces?

El pelirosa se sorprendio de ver a su compañero ahí. No era su área.

Natsu: ¿Qué haces aquí?

Sting: Vine por que una de las invitadas solicito champange pero te veo aquí con la misma botella de vino desde hace par de mínutos.

Natsu: No es tu asunto... Tén la botella de champange.

Sting: ¿Estas molesto?

Natsu: No estoy molesto.

Sting: ¿Es por lo que estaba hablando Brair y Evergreen sobre la Srita. Heartfilia?

El rubio se llenó de satisfacción al ver como su compañero se tensó ante la pregunta.

Natsu: Ni me he percatado que Brair y Evergreen estubieran cerca.

Sting: Que extraño por que incluso yo escuche lo que contaba sobre la agasajada mientrás venía por la botella de champange.

Natsu: Pues a mí no me interesa nada sobre la "agasajada"

Sting: ¿Seguro no te interesa nada? Ahhh... por eso nos seguiste ayer, ¿no? Por que no te interesa para nada la rubia.

El tono burlon del rubio lo molesto más pero se sorprendio que haya notado que los había seguido. 

Natsu: ¿Perdón? ¿Yo seguirte? Já no me hagas reír.

El rubio sonrió y buscó una copa para servir el champange.

Sting: Bueno, creo que aún estas en la etapa de negación.

Sirvió la bebida y le entrego la botella al pelirosa.

Natsu: Aquí no hay nada que negar ni nada que afirmar.

Sting: Como digas pero cuando necesites de mis consejos o ayuda, no dudes en llamarme.

Galante, el rubio se marchó, dejando a un Natsu más molesto por sus estúpidas insinuaciones. Era a penas el segundo día de ese tonto crucero y por primera vez en su vida se sentía atrapado en una situación patética. Si bien, él podía estar con quien deseara de la tripulación; los y las clientes eran otro tema muy aparte. Ellos son prohidos. Podía perder su trabajo y su reputación por ello. Le tocaría regresar a su natal ciudad y rogar a sus padres que le acepten de nuevo, cosa que esta del todo descartado. Se había jurado que jamás regresaría a vivir a ese lugar.

Sin embargo, por más que deseara sacarse a la rubia de la cabeza, no lo conseguía. Incluso había soñado con ella. Un sueño húmedo. ¿Cómo es posible fantasear con una persona que a penas conocio? Ni siquiera con Karen, su ex-esposa, le había ocurrido eso. Es más, no fue hasta el último año de la preparatoria en que se sintió realmente atraído por su ex pero esta chica...

Evergreen: ¿Todo bien? Es la quinta vez que escaneas ese vino.

El pelirosa miró la botella en su mano y se enfado más.

Natsu: No sé que esta mal conmigo.

Evergreen: Seguramente, no has descansado bien.

En eso su compañera tenía razón pero como iba a descansar bien cuando su mente en sueños  fantaseaba con una rubia que le hacía el mejor sexo oral que ha expirimentado en su vida... o mejor dicho en sueños.

Natsu: Si, solo he dormido un par de horas.

Evergreen: Quizas necesitas algo que te relaje.

Ella le guiño el ojo y tomó la botella de vino de sus manos para colocarla de nuevo en la cámara de frío controlado.

Evergreen: Las clientes estan en el Spa y no estaremos ocupados hasta la cena. ¿Qué tal si te ayudo a relajarte?

Lo que menos el pelirosa quería era lidiar con una tipa que ha repasado por la mitad de la tripulación. Aunque ya sabía como deshacerse rápido de ella.

Natsu: Pues si estas tan dispuesta a ayudarme, te veo en tu cabina en 15 mínutos.

Evergreen: ¡Genial!

La miró marcharse y continuo con su tarea. Lo bueno de trabajar ahí era que en cualquier momento el capítan podía mandar a llamar a quien sea, por lo que esa sería la excusa perfecta del por que no atendio al "encuentro".

Brair: ¡Hey Dragneel!

Natsu: ¿Ahora qué?

Brair: Uhhhh que si andas tenso... Pero bueno necesito un favor, ¿puedes ir a entregarle este té a la novia? Cuando regresé su amiga me dijo que se había marchado a su habitación pero que aún así necesitaba el té y yo no conozco nada del área de las habitaciones.

De pronto todo su mal humor se fue por la borda al escuchar la petición.

Natsu: ¡Claro, yo se lo entrego!

Brair: Gracias, te debo una.

Ella le entregó la taza y se marchó de nuevo a su área. Emocionado, Dragneel preparó una bandeja especial para llevar el té de la rubia y satisfecho con los detalles se dirigió a la habitación de la futura novia.

Se sentía como un adolescente que iba a ver a escondidas a su novia; aunque toda su emoción se fue por la borda cuando llegó a la puerta y pudo escucharla hablar. Cualquiera podría notar en su tono de voz que estaba afligida y cuando escucho el tono de voz que utilizo para decir el nombre de su prometido, supo que algo estaba mal.

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