Capítulo 12
Capítulo 12: "No existe forma del cómo arreglarme"
Ashton Novan
—Inhala, reten el aire.
Siento como el frío del metal del estetoscopio se pasea por mi espalda mientras retengo el oxígeno en mis dañados pulmones.
Siento un dolor pequeño al realizar la acción, aunque no es gran cosa.
—Exhala, cariño.
La doctora Ross se aleja de la camilla y anota en su tableta.
Me vuelvo a poner la playera y luego me coloco la cánula colgando de mis orejas, centro por debajo de mi nariz y siento como el alivio me invade.
—Bien, Ashton. Eso es todo por hoy, los ejercicios los puedes hacer en casa. Examinaré las muestras que extraje de tus amígdalas, me preocupa lo hinchadas que están.
Asiento como un robot, no es novedad. Siempre hay algo más que se complica, algo que está ligado o no a la FPI.
—¿Haz sentido más pesar o incomodidad cuando caminas más de lo normal? — me pregunta con cuidado.
No he sentido gran diferencia a lo normal, pero hoy subí las escaleras para hablar con Autumn y me quedé sin aire al llegar a dónde estaba ella.
—No.
Ella me sonríe.
—¿Vas a algún lado? Creo que dejé de verte arreglado a los once años —recalca.
A los once mi padre dejó de elegirme la ropa y empecé a vestirme con sudaderas, buzos, deportivas y capuchas o gorros de lana.
—Cena familiar —miento.
Rueda los ojos y coloca la tableta en su escritorio.
<<Ni a tu doctora le puedes mentir, eres un fracaso en el arte del engaño>>
Cállate.
—Tu padre me escribió, me dijo algo de si podías tener una cita con la psicóloga Collins, ¿te parece bien hablar con ella ahora? — volteó con los ojos abiertos de par en par.
¿Qué él hizo qué?
—No me estés jodiendo, Ross, por favor— le hablo.
La doctora frunce su ceño y me apunta con su dedo índice.
—Soy tu doctora desde que te comes los mocos, así que, más respeto— achina sus ojos almendrados y se le notan las arrugas alrededor de ellos — Irás, tu padre me lo pidió ya que va a demorar en venir a buscarte.
<<A veces pienso que tiene algo con Kol>>
Yo también lo pienso.
—¿Ahora te mensajeas con Kol Novan? —me mofo.
—El señor, Kol Novan, padre de mi paciente más frecuente —aclara —anda a psicología, Alexandra te espera en su consultorio.
Cojo mi chaqueta verde y salgo de la consulta de la doctora Ross. Camino hacia psicología y agradezco que los consultorios sean insonorizados, de no ser así estaría escuchando gritos y problemas ajenos, y la verdad es que ya tengo mucho con los míos.
Me paro frente al de la doctora Collins y veo que tiene la carita verde en su puerta, lo que significa que aún no sale el paciente anterior.
Vislumbro una silla y me siento en ella.
Juego con los cordones de la chaqueta hasta que la puerta se abre y sale la paciente.
Casi me atoro con mi propia saliva cuando veo quién es.
—Hasta pronto Heather, me alegra que te animaras a venir —se despide la psicóloga y ella baja la mirada —Ashton, Sabrina me dijo que venías, puedes pasar.
A mencionar mi nombre Heather levanta el rostro y se su rostro se tiñe color escarlata, mira a ambos lados y emprende el camino para retirarse.
Intento hacer caso omiso a lo que acaba de pasar.
Entro en el consultorio, la última vez que estuve aquí fue cuando tenía dieciséis. Está igual.
—¿A qué le debo el honor de que me visites, Ashton? —me sonríe con ilusión.
No le voy a mentir ni siquiera intentaré engañarla para que me deje ir rápido.
—Mi padre me obligó por un arranque de nervios e ira que tuve hace una semana —soy honesto.
No gano nada quedándome callado o evitando sus preguntas.
Me centro en un rompecabezas que tiene en la mesa, es para niños más pequeños. Pero igual lo cojo y lo desarmo.
—¿Piensas que ha exagerado la situación?
Momento de los monosílabos, de acuerdo.
—Sí
—¿Quieres estar aquí?
—No
Me concentro en volver a colocar las piezas en su lugar para ir formando la imagen original; una casa con un árbol por detrás y el sol tiene lentes de sol.
—¿Crees qué esto es inútil?
Sonreí mientras alzaba la mirada.
—No quiero ofender su profesión, doctora —le muestro una sonrisa de diente completos y ella inclina su cabeza hacia un lado, mostrando su inconformidad con mi respuesta.
Veo que fija sus ojos en mi pierna derecha, sigo su rumbo y noto que de forma inconsciente la había empezado a moverla tan rápido como si temblara.
<<Hurra, tu tic ha vuelto>>
No, no hurra.
Me detengo de golpe y miro hacia otro lado.
—Yo creo que te sería muy útil —opina la doctora Collins.
Resoplo.
—Después de años de terapia, aún no comprenden que no existe forma del cómo arreglarme— digo despacio mientras la psicóloga me mira con impresión —Me estoy muriendo, eso ya lo sé.
Ella tiene la intención de corregirme, pero niego con la cabeza.
—Todos lo saben, más bien debería agradecer haber vivido tanto —sonrío con ironía.
—Soy una bomba de tiempo, que en cualquier momento va a explotar y dañaré a quien esté a mi alrededor —explico.
Las únicas razones por las que no quiero morir de una vez son; que mi padre pensaría que pudo hacer más, Jules no tendría con quien desahogarse, me van a llorar.
Hablaran de que fui una buena persona, de que debí vivir más, de que tenía un futuro.
Pura mierda barata.
A mi funeral irán personas que no he visto en mi vida.
—Ashton, nos preocupamos por ti.
Noto en su semblante que no sabe muy bien cómo hablarme. Me impresiono.
—Me estoy muriendo, doctora y no pueden hacer nada contra eso.
Unos ojos azules invaden mi mente, esos ojos enrojecidos que vi hace unos minutos. Al visualizarlos en mi mente el arrebato de proteger y velar por la vida de la portadora de aquella rota mirada me invade el cuerpo.
Lo que Jules me repite, lo que yo niego, lo que siento.
—Al borde de la muerte, viene el amor y me tienta a permanecer —sonrío desganado.
El aire en mis pulmones se torna pesado, mi corazón bombea con fuerza.
Soy un desgraciado moribundo que se está enamorando de un alma que anhela auto-sentenciada a morir.
Autumn Heaven
—Lárgate — espeto con molestia.
Ojeo al intruso con hastío y no se mueve, permanece estático en su lugar.
—¡Qué te largues, gilipollas!
No se mueve.
<< ¿Lo matamos y lo lanzamos al río? No olvides amarrarle piedras>>
Le haría un favor al mundo, yo no hago favores.
—Autumn, he venido hasta aquí desde Londres — da un paso hacia mí.
Ruedo los ojos y me alejo un paso, él se detiene.
—Pues ya te puedes regresar por donde viniste, estoy viva, confórmate con eso ¡Y LARGO!
Sus ojos me miran como si le hubiese hecho daño con solo el acto de alejarme de él.
<<Que se joda ¿y si nos largamos nosotras?>>
Nah, que se largue él.
—Autumn entiende que... —no me di cuenta que había avanzado hacía él y le lancé una bofetada.
Empiezo a resoplar con rabia.
—¡NO ME VUELVAS A LLAMAR ASÍ!
Lo apunto con mi dedo índice y él se sujeta la mejilla afectada.
—¿Así agradeces que me preocupe por ti? ¡Pude haberme hecho el sordo cuando supe que te habías hecho eso! ¡DE NUEVO! — escupe ya con la paciencia a punto de rebalsar.
Me empiezo a reír.
<<Ahora que recuerdo, tenemos terapia con Collins>>
—Yo no te pedí que cruzaras el Atlántico para verme —lo miro con desdén —así que no me pidas que te agradezca algo que hiciste porque quisiste, Dominick.
Agarro mi mochila y empiezo a caminar hacia dentro del Memorial de Chicago.
—No huyas, no otra vez —escuchó en su voz la súplica.
Me giro hacia él, lo examino; ojos verdes, cabello negro, ropa impoluta. No tiene ni un rastro de haberla pasado mal, tiene cara de poder dormir, sin arrugas en el entrecejo, los ojos alertas y para nada cansados.
Vino por compromiso y culpa, no porque le importara.
—Escúchame bien, Dominick Wilde —le advierto —que me haya echado cuatro polvos contigo no te pone en compromiso para que vengas a querer convencerme de que no me mate. Si es la culpa lo que te incita, lárgate.
Tomo aire antes de soltar lo que de verdad quiero decir.
—Agarra tus mierdas, tu preocupación y lárgate a Londres. Verte me va a provocar un cáncer a la retina.
Retomo mi dirección hacia el hospital y veo como ojos tristes me observa con sorpresa.
<<Lo escuchó todo>>
Ya lo sé, no soy estúpida.
Veo como coge su chaqueta y se camina hacia la salida.
Es mejor que se aleje.
Estoy rota y las personas rotas rompen a otras.
NOTA DE AUTORA:
Nada que comentar, gracias por leer. Espero que os guste.
Adriana G.
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