Prólogo
-¿Dónde estoy?. -Me pregunto a mi misma mientras mis ojos buscan con desesperación algo que me indique el lugar en dónde me encuentro. -No veo nada... -De repente una luz se enciende a lo lejos. Cómo si fuera mi única esperanza, me lanzo a correr hacia ella, pero, al llegar, me encuentro con una terrible escena. -No puede ser. -Digo horrorizada ante el escenario que se muestra delante de mis ojos. -¿Que pasó aquí?. ¿Cómo pudo ocurrir esto?. -Me pregunto una y otra vez mientras mis lágrimas salen descontroladas de mis ojos. En mis brazos sostengo el cuerpo inerte de mi hermano mayor, el cual, se encontraba cubierto de sangre y con la mitad del rostro completamente desfigurado. -¿Por qué me dejaste sola?. ¿Por qué tu también tuviste que dejarme?. -Cuestiono con desesperación a la par que golpeo su cuerpo muerto. Mis ojos se centran en buscar algo que me de una pista sobre su muerte y, como si el mismísimo infierno me hubiera escuchado, aparece ante mi su querido auto deportivo completamente destrozado. -¡Te lo dije, idiota!. -Grito descontrolada mientras la rabia y el remordimiento recorren cada parte de mi cuerpo. -¡Sabía que esto pasaría!. - Grito nuevamente y, sin poder aguantar más tanto dolor, me desplomo sobre mi hermano...
Me despierto de golpe con los ojos levemente cristalizados. -Otra vez he tenido una pesadilla sobre la muerte de Jean.
...
-Heather. -Me llama Anne, la señora que se ocupa de las actividades domésticas que ha trabajado para mi familia más años de los que llevo viva. -Ya son las ocho. -Me dice mientras me sacude levemente para que me levante. -Sinó te levantas ahora estarás retrasada para el resto de actividades del día. -Advierte a la par que se acerca confidente a mi oído para susurrarme algo. -Y ya sabes como se pone tu mamá de gruñona cuando eso pasa... -Ambas reímos por el mero hecho de que esas palabras contenían una veracidad irrefutable y, sin poder dilatar más mi horario de sueño, me levanto de la cama con el peso del cansancio sobre mi cuerpo.
Me acerco a paso de tortuga al pizarrón que tengo encima del escritorio y reviso con desgana mi horario de hoy, el cual, no es más que unos pequeños post its de colores con las actividades diarias que me confecciona mamá.
Como era de esperarse, tengo el día igual de cargado que ayer, teniendo mi última actividad a las siete y media de la noche. Supongo que estos dias están siendo así porque empezaré la carrera de abogacía en la Universidad. De hecho, esa fue una fuerte discusión recientemente, mi madre sostenía que debía continuar mis estudios en casa, mientras que mi padre aseguraba que la Universidad me iba a dar el toque final que se necesitaba para ser una abogada de élite.
¿Adivinen quien ganó? El abogado de la casa, por supuesto.
Suspiro con desgana y me dirijo al baño para asearme. La primera actividad de por la mañana, salir a correr, y la última, clases de piano, son las que más me gustan ya que las escogí yo... El resto de actividades no son más que preparativos para cuando entre a la Uni y puras cosas que quieren mis padres para mi.
...
-Teoría del delito, sociología, habilidades directivas, inglés, francés, yoga, equitación y piano. -Culmino con un suspiro a la par que me tumbo en la cama completamente agotada.
-Vaya... -Exclama la única chica a la que puedo llamar amiga al otro lado del teléfono. Realmente no conozco a nadie más. -Cada día te cargan más el horario.
-Lo se. -Suelto con pesadumbre. -
-Hoy ni siquiera he visto a mis padres.
A veces siento que vivo sola. Desde hace años es así, me saturan tanto de clases que malamente puedo ver a mis padres. Mi único apoyo emocional siempre ha sido Anne, la señora que cuida la casa. Desde la muerte de Jean he estado tan sola, tan vacía...
-Piensa que es por tu bien, el futuro de tu familia depende de ti. -Concluye mi amiga antes de colgar.
¿Que otra cosa podría decir?. Está criada practimente como yo.
A Margaret la conozco desde pequeña, siempre fue la niña más cercana a mi, con el paso del tiempo nos fuimos haciendo más unidas, pero nunca sentí que ella realmente me comprendiera o apoyara. Tenía un estilo de vida prácticamente igual al mío, pero la diferencia estaba en que ella si lo disfrutaba, ella amaba vivir así, yo solo soñaba con alejarme de esta vida tan vacía que llevo.
Tan solitaria, porque así me he sentido siempre, vacía por dentro y por fuera... Sin nadie que me comprendiera.
Y, con ese pensamiento, me quedé finalmente dormida.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top