5.- La Gira: Despedidas

Viktor pasa sus dedos, acariciando la desgastada tapa de un joyero de madera para armarse de valor y abrirlo, tomando uno a uno los objetos que contiene para examinarlos y dejarse llevar por la nostalgia: el medallón de plata con el que su padre le propuso matrimonio a su madre, la vieja pero bien conservada flauta que su madre le obsequió a su marido en su primer aniversario de casados, un trozo del encaje que ella usó en su velo de novia, unas diminutas figuritas de madera con las que acostumbraba jugar de pequeño... son sus posesiones más valiosas.

Su vieja casa desborda abandono puesto que ha estado sin habitar por unos cuantos años, y desde mucho antes dejó de sentirse como un hogar. Sin embargo, sigue pasándose cada cierto tiempo para revisarla y efectuar algunas reparaciones menores más que nada para honrar la memoria de sus padres, quienes pasaron tiempos muy felices ahí. Y por esa misma razón, es que ha evitado llevarse el joyero de su madre a su nueva mansión en la Villa de los Vencedores. Si lo hace, será la despedida definitiva y ya nada lo atará a su vieja casa.

Centra su atención en la flauta y la sacude para quitarle el polvo, perdiéndose en sus recuerdos. Su madre no sólo era una gran belleza, también poseía una voz preciosa; tanto, que hasta los sinsajos imitaban las melodías que ella cantaba. Su padre le contó en una ocasión que eso fue lo primero que le atrajo de Irina y que ella lo ignoraba, desconfiando de sus intenciones y sin dejarse encantar por su reputación de valiente e intrépido cazador, a diferencia de las otras chicas del distrito. Cómo último recurso, Alexander aprendió a tocar la flauta y para su sorpresa, tuvo éxito.

Viktor cierra los ojos y se deja llevar, interpretando una sencilla canción que resuena con claridad entre los viejos muros de la casa abandonada. Supone que así como Yuuri compartió sus pinturas con él, podría hacer lo mismo con la flauta.

"Aunque claro, tendría que ser después de la Gira..."

Sus propios pensamientos lo devuelven a la realidad. Resignado, guarda todo en el joyero, recoge la bolsa que contiene las presas que cazara más temprano ese mismo día y parte a cumplir con el último de sus encargos antes que el viaje comience. Lo siguiente, es pasar al orfanato.

A esa hora, el director estará fuera negociando con otros funcionarios para obtener fondos para su institución que en realidad usará en sus excesivas fiestas; Tarja, su mujer, estará visitando a familias en situaciones de riesgo y los niños el orfanato estarán en clases. En teoría, Bernard tendría que recibirlo, así que se sorprende cuando Tony, uno de los chicos mayores, es quien se presenta.

-¿Y la escuela?-cuestiona Viktor, y el chico se encoje de hombros.

-Si Tarja pregunta, sigo enfermo con gripe, pero la verdad... decidí no ir. Quería hablar contigo- mira a su alrededor para asegurarse que no hay nadie más-Necesito que me enseñes a cazar.

Antonio, "Tony", a sus catorce años es uno de los huérfanos de más edad. Viktor le guarda un profundo respeto. A pesar de ser tan joven, siente una gran responsabilidad hacia los más pequeños y actúa con orgullo como un hermano mayor para ellos. Sabe, por comentarios que Bernard le hace, que con frecuencia renuncia a sus raciones para que los otros no pasen hambre, que ha llegado a defender a Tarja de su esposo aún si eso le conlleva graves consecuencia y que también es muy protector con Lucina, otra de las chicas mayores.

-Por mí no hay problema-asiente Viktor, haciendo una pausa para organizar sus ideas- Pero no creo que a Tarja le haga mucha gracia.

-Ella no tiene porque enterarse-insiste, tratando de convencerlo-Tendré cuidado y seré discreto.

Viktor lo reconsidera. Ya estuvo en una situación parecida con Yuri, aunque al menos Tony tuvo la decencia de pedírselo "por favor" en lugar de tenderle una trampa y amenazarlo. El recuerdo le arranca una sonrisa que disimula carraspeando cuando el otro arquea una ceja en señal de curiosidad.

-Tendremos que inventar una excusa para que ni Tarja ni Bernard se enteren-concede Viktor y Tony deja escapar una corta exclamación de entusiasmo, celebrando su éxito-Por lo pronto, hablaré con Yuri y si está de acuerdo, te enseñará a usar el arco.

-¿Tu amigo, el rubiecito gritón?

Viktor no puede resistirlo más y suelta una carcajada. Supone que a Yurio deben estarle zumbando los oídos en ese mismo instante.

-Sí, él justamente.

El jovencito se muestra escéptico. Viktor es consciente que muchos cometen el gravísimo error de juzgar a Yuri Plisetsky exclusivamente por el físico y automáticamente lo catalogaban de débil y frágil, si bien dicha imagen se rompía en el instante que el rubio o abría la boca, o les pegaba el primer golpe.

-Tal vez no lo parezca, pero Yuri es muy hábil y sabe moverse en el bosque sin problemas-informa, lleno de convicción-Me ayudó en muchas ocasiones y me enseñó muchas cosas. Además, se comprometió a traerles carne, hasta que yo regrese.

-Ah, excelente-asiente Tony-A los niños les gusta jugar con él, y a muchas de las niñas... les agrada.

Por la vacilación y la mueca que hizo al pronunciar la última parte, Viktor intuye que Yuri también cuenta con leales admiradoras entre las chicas del orfanato y que entre ellas debe de estar la no- novia que Tony, Lucina. Yurio, al igual que Yuuri, desconoce el impacto que tiene en las personas. ¿Será un rasgo común, porque comparten el mismo nombre?

Un vistazo al cielo le indica a Viktor que se hace tarde, por lo que se despide y parte rumbo a su mansión. En unas cuantas horas más, un tropel de enviados del Capitolio irán a verlos a él y a Yuuri con motivo de la Gira. Agradece contar con un poco de tiempo para ultimar detalles. Requiere dar los toque finales a su colección, que marcará su debut como diseñador y repasar las notas con las normas básicas de etiqueta a emplear en cada distrito que Lilia le envió (y que estuvo evadiendo por meses) para no cometer ningún error. A pesar de la desidia, no ha olvidado que esta es la última oportunidad que el presidente Yakov Feltsman le ha dado para aplacar a los inconformes distritos y mantener a todos sus seres queridos y a los de Yuuri a salvo.

-¿Se puede saber en dónde demonios estabas?

Reacciona al escuchar a Yuri Plisetky y coloca su mejor expresión neutral, si bien el joven lo mira con desconfianza, evidenciando que no le cree del todo.

-Arreglando unos asuntos antes del gran viaje.

-El abuelo estaba preocupado, dijiste que volverías hace una hora.

-¿Y me ibas a buscar? ¡Ay, qué considerado eres!-exclama, lanzándosele encima para abrazarlo y Yurio lo esquiva a toda prisa.

-¡Lo que hagas no me importa!-le ladra, empujándolo por si decide intentar otra vez-Pero más te vale estar a tiempo. El circo de fenómenos viene a verte a ti, me niego a que se repita lo de la última vez.

-¿Ya no quieres dar entrevistas?-se burló, y fue su turno para evitar una patada de Yurio, lo que aprovechó para echar a correr hasta la casa.

Es Nikolai quien los recibe y les abre la puerta, sabiamente evitando inquirir acerca del mal humor de su nieto. Se limita a pedirles que se sacudan la nieve y se quiten los zapatos antes de entrar para no arruinar el trabajo de Isela, quien llevaba los últimos días trabajando arduamente para que todo esté perfecto para las cámaras. Aunque le insistieron que podía estar presente para despedir a Viktor si lo deseaba, ella rechazó la oferta, argumentando que no le interesaba formar parte del espectáculo. Sin embargo, Viktor conocía bien sus verdaderos motivos. Ella no quería arriesgarse y toparse a Feltsman de nuevo.

- Por favor, ten mucho cuidado -le dijo a Viktor, después de la visita del presidente- Lo veo en sus ojos, ese es un hombre peligroso.

Y vaya que tenía razón.

-Ah, por cierto...-habló Nikolai-Trajeron algo para ti, unas flores. Las dejé en la sa...

Viktor no espera a que termine cuando sale disparado a la sala. Tras de sí, escucha a Yuri gritándole, seguramente un "eres patético" o algo similar. Viktor sonríe, ya sabe quién las envío.

Admira el ramo de rosas azules y acaricia el pétalo de una que luego extrae del ramo, y cierra los ojos mientras inhala su perfume. Jamás había visto flores así en el Distrito 12. Entonces, se percata de la tarjeta en la mesa y la toma, esperando encontrar una nota de apoyo escrita por Yuuri.

Pronto averigua que se ha equivocado terriblemente. Escrita con una caligrafía perfecta, están dos simples palabras: "Buena suerte" y la firma son unas iniciales: Y. F.

Siente como si le hubiera caído encima un balde de agua helada y deja caer la rosa al suelo, como si estuviera en llamas y le quemara las manos. Presa de un arrebato de furia, arroja también el ramo y rompe la tarjeta en tantos trozos como le es posible.

-¿Es que no piensa dejarme tranquilo?-cuestiona en voz alta, y ya conoce la respuesta.

-¿Qué, ya te aburriste del cerdo?

Yuri Plisetsky lo observa recargado contra la pared, cruzado de brazos. Viktor se pasa una mano por el cabello en un vano esfuerzo por tranquilizarse. Yurio recoge unos de los restos de la tarjeta y frunce el ceño.

-Piensa que tu amigo el presidente va estar muy triste de que no te gustara su regalo.

-Él no es mi amigo-escupe con desprecio.

-Entonces su última visita no fue sólo de cortesía-aventura Yuri, en tono sombrío.

-Eso no te incumbe.

-Claro que me incumbe, y lo ha hecho desde mucho antes que tú lo supieras siquiera-rebate, alzando la voz-¿Crees que soy ciego o estúpido? Ese viejo asqueroso ya amenazó al cerdo antes y lo está volviendo a hacer contigo.

Viktor había olvidado lo astuto y perspicaz que puede ser Yuri Plisetsky, y está pagando las consecuencias. Tontamente confió en que si nunca lo cuestionó acerca de la visita del presidente, el rubio lo dejaría pasar. Es obvio que se equivocó, ya que logró deducirlo por su cuenta. No tiene caso negarlo.

-¿Él lo sabe?

Parpadea confundido, razonando que se refiere a Yuuri.

-No es necesario, ya ha sufrido bastante. Yo me encargaré de todo.

Yuri deja escapar una exclamación y alza los brazos, poniendo su frustración de manifiesto.

-¡Fue lo mismo que él dijo esa vez!-aprieta los puños con fuerza, hasta que sus nudillos se ponen blancos-Y obviamente, fue la decisión correcta, por eso estamos metidos en este problema.

-Sólo tendremos que hacer lo que hemos estado haciendo hasta ahora-insiste Viktor, comenzando a impacientarse-Asentir, sonreír y ser la feliz pareja que todos aman durante la gira.

-¿Y después qué?-inquiere Plisetsky, tomando desprevenido a Viktor-Además, tu magnífica estrategia podría fallar, ¿o no lo has pensado?

-Tengo un plan-informa, no dispuesto a darse por vencido-Si por alguna razón llegará a fallar... entonces le pediré a Yuuri que huya conmigo.

-¿Qué?-dice y hace una pausa, luego sacude la cabeza-¿Y se puede saber a dónde?

-Al bosque. Nos marcharemos sin mirar atrás y nunca regresaremos.

De todos los posibles escenarios, se esperaba que Yuri le echara en cara que se trataba de algo descabellado sino imposible, que lo tachara de ingenuo, que lo criticara... cualquier cosa, salvo el estruendoso ataque de risa que le dio. Peor era no se trataba de uno despectivo o irónico. Se siente muy confundido y enfadado.

-Hablo en serio- reitera, luchando por mantener la compostura. Yuri deja de reír poco a poco y procede a limpiarse una lágrima.

-Siento mucho decepcionarte, pero hay un error fatal con tu plan...-le cuenta cuando consigue recuperar el aliento.

-No crees que Yuuri aceptará.

-Sé que no lo hará, y no por las razones que piensas-Viktor abre la boca para seguir alegando y Yuri lo silencia con un ademán- Es algo tan obvio, que no te lo diré. Dejaré que te des cuenta tú solo.

El rubio da por terminada la conversación y se marcha, Viktor permanece callado, reflexionando acerca de lo sucedido sin otra compañía que las rosas en el suelo y su intenso aroma impregnando el ambiente.

***

El coro de voces y bocinazos de auto le indica que el momento tan temido ha llegado. Resignado, echa un último vistazo a las listas que Lilia le envió y que jamás leyó, y a la prenda a medio hacer frente a él. Tras el incidente de las rosas, fue incapaz de concentrarse en otra cosa.

Alcanza a escuchar algunas voces familiares y deja su habitación con reticencia para darles la bienvenida, preparando su mejor sonrisa ensayada para encontrarse con su equipo de preparación... y se topa con una escena por demás inusual.

Reconoce a Dulcio, quien sigue con el rostro pintado de blanco con la diferencia de que ha cambiado el maquillaje rojo por uno en tonos azul obscuro y una peluca a juego, charlando alegremente con Nikolai; y a Satine, la chica peliverde que luce orgullosa un gran broche con una "Y" y dos pequeñas alas, correteando a un espantado Yuri Plisetsky alrededor de una mesa.

-¡Por favor!-le pide ella-¡Sólo un autógrafo! ¡De lo contrario, mis amigas no me creerán que te vi!

-¡Aléjate de mí!

Como un acto desesperado, Yuri sube a la mesa y toma el impulso suficiente para arrojarse de un salto y esquivar a la sorprendida chica y un par de sillas, y aterrizar perfectamente de pie, como un gato. Satine aplaude, emocionada y Yuri aprovecha para huir. La chica se dispone a perseguirlo y alguien le cierra el paso.

-Titi, deja de jugar-ordena el miembro restante del equipo, Rufina, cuyos dos ojos son azules en lugar de bicolor como al terminar los Juegos, y ha agregado tatuajes en su rostro y cuello-Tenemos trabajo pendiente...- nota a Viktor y sin pronunciar media palabra, se le acerca y lo examina de arriba abajo, dejando escapar un suspiro de alivio-Al menos las ojeras son fáciles de ocultar.

-¿Y Phichit?-pregunta Viktor, echando en falta al estilista.

-Insistió en preparar personalmente a Yuuri-explica, frunciendo el ceño-Vendrá apenas termine, y por lo que vi, podría llevarle mucho tiempo.

-¿Tan malo es?- inquiere Dulcio, temeroso.

-Sus cejas son un completo desastre-se queja Rufina, como si se tratara de una grave falta- Y sus uñas...-sacude la cabeza y Satine suelta un gritito de pavor y se cubre la boca con las manos-Creo que está trabajando en los hornos otra vez, porque tiene algunas quemaduras en las manos, nada muy serio, por suerte.

Viktor intenta dilucidar como todo eso puede ser un problema, sin comprender la lógica del equipo de preparación. Desde su punto de vista, Yuuri está más relajado y en mejores condiciones que nunca. Sabe que está comiendo y durmiendo bien, así como pasando tiempo con su familia y amigos. Aunque naturalmente, la lista de prioridades es diferente para los originarios del Capitolio, de la misma forma en que para ellos la Gira representa un simple viaje y otra oportunidad para gozar de los reflectores, en tanto que para él...

-Bueno...-habla Viktor, llamando la atención del trío y esbozando su sonrisa más amplia-Estoy ansioso por empezar, manos a la obra.

Sí, porque entre más pronto empiecen, más pronto terminarán con todo aquello.

Lo siguiente es pasar por el minucioso proceso de preparación que involucra al menos diez tipos distintos de cremas y ungüentos, unos retoques con algo de maquillaje y lavarle el cabello. Viktor se pone en alerta cuando Dulcio se acerca con unas tijeras y un peine.

-Preferiría que omitiéramos el corte. Quiero dejarme crecer el pelo-el hombre luce muy decepcionado-Es que... pensé que a Yuuri le gustaría.

Dulcio y Satine se deshacen en suspiros, Rufina es más discreta, pero igualmente se nota conmovida.

-¡Oh, sí!-Dulcio deja las tijeras-Ustedes son una pareja encantadora. Estuve al pendiente de todas las entrevistas de Yuuri y siempre que hablaba de ti... ¡Se le iluminaba el rostro!

-Es amor de verdad-alaba Satine-Los promocionales con Yuuri fueron muy populares, pero todos esperamos que puedas aparecer con él, ¡se ven tan bien juntos!

-De cualquier forma los veremos a los dos en la gira-interviene Rufina, terminando de arreglar las uñas de Viktor-Y después, en el Vasallaje.

Viktor se tensa y reprima una mueca de desagrado. Esa palabra basta ponerle los pelos de punta. Su primer año como mentor y tendrá que ser justo en el aniversario de los Juegos del Hambre, lo que quiere decir que serán especialmente espléndidos para los espectadores del Capitolio y más desagradables de lo normal para los tributos. A veces, cuando visita el orfanato, no puede evitar ver a los niños y pensar que tendrá que entrenar a uno de ellos. Por el lado amable, que Yuuri y él estén disponibles como mentores supondrá una gran ventaja; dada su popularidad, quizás puedan asegurarle a su tributo buenos patrocinios y más posibilidades de supervivencia.

Pasado un rato, Phichit va a verlo. Cuando el equipo se retira, el estilista lo saluda con un fuerte abrazo y Viktor le corresponde sin dudar.

-Lamento no venir antes, estaba con Yuuri-se excusa, algo apenado-La preparación lo hace sentir muy incómodo, así que prefiero encargarme yo solo.

Viktor asiente y a diferencia de antes, su sonrisa es sincera. A pesar de ser del Capitolio, Phichit se ha ganado su confianza demostrando ser empático, muy considerado y que en serio le importa el bienestar de Yuuri.

-Descuida. Así que... ¿Qué me voy a poner esta vez?

Phichit indica un portatrajes que dejó colocado sobre una silla, pero se apresura a detenerlo.

-Primero lo primero... ¿tu colección esta lista?-como Viktor sigue sonriendo sin pronuncia palabra, Phichit intuye la respuesta-Sabes que Lilia está aquí y no le va hacer mucha gracia, ¿verdad?

-¿Hay algo que le haga gracia a esa mujer?-lo rebate y Phichit suelta una carcajada.

-En realidad no, pero ya está de muy mal humor. Dale las gracias a tu hermanito por eso-busca en sus bolsillos y saca un estuche de costura dorado-Bueno, llévame. Veré que puedo hacer mientras terminas de vestirte...- hace una pausa para revisar que no haya nadie más con ellos- ¿Hiciste alguna modificación?-pregunta con cautela.

Al ser su asesor, Viktor le envió sus diseños para que los revisara y no bien los vio, adivinó al instante su fuente de inspiración y le advirtió que si él lo notó, otros también lo harían y podría meterse en problemas.

-No. Los dejé tal cual-sentencia Viktor en tono firme.

Probablemente no era algo muy prudente, dada su precaria situación, sin embargo le fue imposible cambiarlos, ya que lo hubiera sentido como una falta de respeto a las personas para quienes su colección iba dedicada.

Phichit niega con la cabeza, aunque no lo reprende ni comenta nada más. Se limita a remendar algunas costuras y cortar hilos sueltos. Es rápido y eficiente, capaz de hallar los defectos más pequeños y corregirlos sin la menor dificultad. Viktor está impresionado.

-Para mí es normal. Creo que aprendí a usar una aguja e hilo desde antes de caminar-expresa divertido, devolviendo a Viktor a la realidad.

-¿Fui tan obvio?

-Bastante. Ahora ve a cambiarte, o ni siquiera yo podré salvarte de la ira de Lilia.

Y como si de una invocación se tratara, reconocen las voces de Lilia y Yuri, gritando. Minutos después, Satine hace su aparición y de inmediato va hacia Phichit.

-Estamos en un terrible dilema, es el pequeño Yuri. No podemos hacer que su vestuario funcione, ¡y se atrevió a alzarle a voz a Lilia!

Viktor se imagina la escena y lucha por no reír. Claro que se esperaba un choque entre Yuri y Lilia y lamenta no haber estado ahí para presenciarlo. Phichit le da unas rápidas instrucciones a la chica y le dirige una mirada apologética a Viktor, quien simplemente se encoje de hombros, indicándole que comprende. Tal vez, sólo tal vez, Lilia se distraerá lidiando con el rubio y canalizará todo su enojo ahí, en lugar de regañarlo por no haber estudiado apropiadamente el protocolo ni terminado su colección como le ordenó.

***

Viktor se equivoco.

-Únicamente te pedí que hicieras dos cosas...

Definitivamente, cometió un gran error, el cual fue subestimar el enojo de Lilia.

-Repasar las normas de etiqueta básicas de cada distrito y tener tus diseños listos y ordenados. ¿Era algo tan difícil de cumplir?

El joven se mantiene en silencio, hasta que cae en cuenta que Lilia aguarda por su respuesta. Traga grueso.

-Eso depende de qué quieras decir por difícil...

-¡Viktor Nikiforov! –exclama ella y el aludido considera escapar y como si Lilia le leyera la mente, se interpone entre él y la puerta-Te recuerdo que tenemos un horario al qué ceñirnos, y no me parece apropiado que malgastes el tiempo ajeno...

-A mi no me molesta-interviene un alegre Phichit, que opta por regresar a coser la camisa que sostiene cuando Lilia lo fulmina con la mirada.

-¿Quieres que te recuerde lo importante que es esta gira?-prosigue Lilia y por su tono, queda claro que no se refiere al itinerario. Seguro Minako le contó de la visita de Feltsman.

Al igual que con Phichit, Viktor nota que el interés de Lilia por ayudarlos es genuino, y no consigue explicarse el motivo. ¿Será porque al ser sus vencedores, son sus únicas herramientas para sobresalir? No, si fuera eso, Minako jamás le habría confiado información tan crucial como las amenazas del presidente, dado que al ser originaria del Capitolio, era más bien probable que Lilia terminara por traicionarlos.

"De hecho... no sé nada de Lilia" se percata Viktor. La mujer mientras tanto lanza órdenes a diestra y siniestra a un grupo de asistentes que se mueven por toda la sala, acomodando y colocando otras cosas "Creo que, esta gira podría ser mi oportunidad para averiguar más al respecto..."

-Iniciaremos la grabación de los atuendos diseñados por el vencedor-informa a nadie en particular y le pasa a Viktor una serie de tarjetas-Las leerás en voz alta fuera de cámaras y haremos unas cuantas tomas contigo, la entrevista la realizaremos en el tren. Así ahorraremos unos veinte minutos.

Viktor decide que lo mejor que puede hacer, es obedecer, de modo que se pasea por entre los trajes luciendo tan alegre como le es posible y efectuando breves comentarios y descripciones de los trajes, como: "el atuendo perfecto para una primera cita" (asumiendo que a la otra persona de verdad le gustes y no te esté usando), "algo casual para pasar un día tranquilo" (o práctico para trepar por una montaña), y "un vestido inspirado en un rayo de luz" (por si se tiene que atravesar un túnel obscuro). Lilia revisa las filmaciones e instruye a Viktor para que espere en el recibidor hasta que el equipo se desocupe, prohibiéndole terminantemente que se mueva de ahí aunque sea un centímetro y advirtiéndole que si la ignora, lo regresará a rastras ella misma.

Desganado, se recarga contra la pared y cierra los ojos. Todavía no comienza la gira propiamente y ya está agotado.

De pronto, Yuri Plisetsky hace su aparición. Viktor pierde el equilibrio y se deja caer en el suelo, debatiéndose entre la confusión o echarse a reír.

Por un lado, Yuri luce como si se hubiera peleado con unas tijeras y perdido. Usa unos pantalones azul celeste rasgados, una camisa blanca con cuello de marinero junto con una corbata roja a medio anudar y la chaqueta con el dibujo de un tigre que Yuuri le obsequió a su vuelta del Capitolio. El conjunto se complementa con unos lentes obscuros y lo peinaron con una cola de caballo baja de la que saltan mechones de pelo rubio desordenados. Pero definitivamente, lo que más le confunde, es ver a la chica peliverde, Satine a su lado sin que Yurio la aparte.

-De verdad, muchas gracias-dice ella, juntando las manos y contemplándolo con adoración-Todas mis amigas van a estar tan celosas cuando les cuente...

-Sí, sí, como sea...-la interrumpe el rubio- Entonces, ¿lo tienes o no?-la chica busca en sus bolsillos y le pasa algo.

Viktor se incorpora con sigilo, para ver mejor y finalmente, le resulta imposible soportarlo más y echa a reír.

-¿Te vendiste por una barra de chocolate?

Las mejillas de Yuri se pintan de rojo. Satine se despide agitando la mano y se aleja dando de saltitos, abrazando una hoja que seguro contiene el autógrafo de su ídolo.

-¡Por qué, maldita sea, siempre tienes que espiarme!

-En mi defensa, esta vez sí estaba aquí por casualidad cuando llegaste.

-¡No te creo una mierda!- bufa, erizándose como el gatito enojado que Viktor sabe en el fondo es.

-Allá tú-le resta importancia con un ademán-Lilia me mandó aquí, si no quieres topártela otra vez, te recomiendo que huyas.

Sus palabras tienen un efecto inmediato. Yuri se tensa y se prepara para escapar... si bien al final se arrepiente. Viktor arquea una ceja.

-Quiero hablar contigo.

Su semblante serio lo preocupa. Se sienta en el suelo y le indica que se acerque, lo que un muy incómodo Yuri hace. Viktor adivina que debe tratarse de un asunto muy importante y teme que intente retomar la conversación sobre las rosas y su plan de escape. Yurio inhala hondo.

-Tengo un amigo...

Viktor tose para disimular una risita. ¿No podía ser más obvio? Yurio le da un codazo, por lo que se retracta y apenas musita un "lo siento" para que continúe.

-Tengo un amigo que tiene otro amigo- prosigue el adolescente, tratando de ocultar su nerviosismo lo mejor que puede- Ellos se conocen desde hace años y todo iba bien y normal hasta que...-mueve los labios, pronunciando algo en voz baja.

-¿Puedes repetirlo?-pide, colocando su mano en torno a su oído, y Yuri se muerde el labio pero obedece sin subir realmente el volumen, por lo que sigue sin escucharlo- ¿Otra vez, por favor?

-¡Me besó!

Los dos se contemplan en silencio por unos instantes. Bajo cualquier otra circunstancia, Viktor hubiera aprovechado para molestarlo ("¡Awww, Yuri! ¡Tu primer beso! ¡Felicidades!"), excepto que la expresión consternada en el rostro del rubio se lo impide. Debe sentirse muy angustiado.

-¿Cuándo pasó?

-Hace unos días-confiesa, ya sin molestarse en disimular que se trata de él-Y desde entonces me ha estado ignorando.

-¿Es Gale?-pregunta sin pensar y como las manos de Yuri se crispan en torno al borde de su camisa, Viktor se reprende por su falta de tacto, aunque asume que está en lo correcto.

-Estábamos hablando en la plaza, y de pronto... se me acercó y me besó-se pasa una mano por el cabello y más mechones le cubren el rostro-Dijo que tenía que hacerlo, al menos una vez... y se fue.

-Es obvio que le gustas, ¿pero a ti te gusta él?

-¡No todos somos como el cerdo y tú!-contraataca, con la cara completamente roja.

-No contestaste a mi pregunta-insiste-¿Te gusta?

Yuri abre la boca, luego la cierra, la vuelve a abrir, finalmente suspira y sacude la cabeza.

-No lo sé. Nunca había pensado en eso-susurra al fin-Toda mi vida, mi único interés fue que mi abuelo y yo pudiéramos sobrevivir. Lo demás, no importaba.

Una inmensa ola de empatía lo invade. Se siente más relacionado que nunca con Yuri Plisetsky, es como escucharse a sí mismo. Viktor le sonríe y le pone una mano en el hombro.

-Sé cómo es eso, créeme-admite, perdiéndose en sus pensamientos unos minutos, recordando cuando era más joven y buscaba ganarse el favor de chicos y chicas por igual a cambio de alimento, siempre jurándose que enamorarse no era una opción, asustado de terminar como su madre. Años después, eso ha cambiado-Si quieres mi opinión, él debe estar esperando a que tú le digas algo, o que tomes la iniciativa, pero tienes que pensarlo bien-se apresura a agregar, percatándose de la reticencia de Yuri-No te presiones y considéralo. Búscalo, sólo cuando tengas una respuesta. Si a él de verdad le gustas, esperará por ti.

El rubio luce poco convencido, aunque más tranquilo. Desea añadir algo más, pero la llegada de Lilia y los camarógrafos los interrumpen.

-Tienes toda la Gira para pensarlo-se apresura a decirle, consciente que ya no les queda tiempo-Si sigues sin estar seguro, lo retomaremos apenas vuelva.

Ya fuera porque Yuri también es consciente de su inminente partida, o por el momento de sinceramiento que acaban de tener, le da un par de palmaditas amistosas en el hombro y a Viktor casi se le salen las lágrimas de la emoción. Es el gesto más tierno que ha tenido alguna vez para con él.

***

Por lo general, la norma era centrarse exclusivamente en los vencedores antes de comenzar con el feliz viaje. Este año, por tratarse de promocionar a la pareja favorita de la nación, se tuvo que hacer un cambio.

Viktor permanece quieto, hasta que ve la señal de Lilia y empieza a avanzar; primero caminando a paso lento hasta que divisa a quien está frente a él, a pocos metros de distancia y entonces echa a correr como si no pudiera aguantarlo más. Yuuri lo imita, igualmente ansioso y cuando están por encontrarse, tropieza con la nieve. Viktor se apresura a sujetarlo con tan mala suerte, que ambos resbalan y terminan en el suelo. Lejos de molestarse, se abrazan y ríen de buena gana, contemplándose por unos segundos como si se tratara del primer reencuentro en mucho tiempo y finalmente, se besan.

-¡Corte!

Yuuri se apresura a separarse, visiblemente sonrojado y se pone de pie, extendiendo su mano para ayudar a Viktor a que se levante.

-¿Estás bien? ¿No te lastimaste?

-No, por suerte la nieve amortiguó la caída-lo tranquiliza, acomodándole la bufanda y aprovechando para acariciarle el rostro.

-¡Excelente!-aprueba el jefe de los camarógrafos-Lo logramos en la primera toma. Ahora, lo siguiente es...

Toda la alegría que ver a Yuuri le otorgó, se desvanece no bien Viktor escucha al hombre. El peso del futuro potencial, donde carecerán de privacidad y serán obligados a repetir escena tras escena hasta conseguir la toma perfecta que cautivará a la audiencia, lo abruma.

-No te preocupes-Yuuri le sonríe para confortarlo. Su inesperado optimismo sorprende a Viktor-Es un buen inicio, y Lilia lo ha organizado todo con mucho cuidado.

Puesto que Yuuri no posee la misma información que Viktor, debe pensar que como ha cumplido a cabalidad con las exigencias de Feltsman, el peligro está próximo a esfumarse. El joven de ojos azules experimenta una punzada de culpa que trata de ocultar bajo su determinación a protegerlo.

"Yo elegí no contarle y cargar con esto solo. Puedo hacerlo, sé que puedo. No tengo otra opción..."

Parten a la estación de tren. Yuuri se despide de su familia y de Vicchan. El perrito gime lastimosamente y se rehúsa a permanecer entre los brazos de Mari, queriendo acompañar a su dueño.

-Está bien, volveré pronto-insiste Yuuri, acariciándole la cabeza-Pórtate bien y obedece a Mari, ¿sí?

Hiroko y Toshiya se dirigen a los jóvenes y les entregan una bolsita a cada uno. El exquisito aroma le recuerda a Viktor que no ha comido nada en toda la mañana.

-Son galletas, tus favoritas-explica Hiroko, viéndolo fijamente.

-Un bocadillo, para que no vayan con el estómago vacío-completa Toshiya, y despeina afectuosamente a su hijo.

-Disfruten el viaje y obedezcan a Lilia-recomienda Nikolai, y aunque habla en plural, da la impresión de que se centra principalmente en Viktor.

-Sólo porque vayan sin supervisión no significa que puedan hacer lo que les dé la gana-recalca Mari, ocasionando que tanto su hermano como Viktor se sonrojen.

Resta el pequeño Yuri, quien ha decidido ceñirse al rol de hermanito menor, por lo que abraza a Viktor en medio de una lluvia de flashes.

-No lo eches a perder-le susurra antes de separarse.

Minako ya los está esperando dentro del tren. La mujer se ha quitado los zapatos y ha abierto una botella. Lilia la mira con desaprobación, pero ella no le da importancia.

-Posé, asentí, sonreí y no golpee a nadie-bebe directamente de la botella-Éste es mi premio, creo que lo merezco.

Lilia considera decir algo, y al final se mantiene en silencio, dándole la razón.

Ya sea porque el viaje apenas está comenzando, el ambiente es ligero y ameno, lo que en gran medida se debe a Phichit. El estilista los entretiene con anécdotas de su familia y de sus inicios en la boutique.

-Mi madre había diseñado un traje maravilloso que usaba utilería, una mochila con una maquinaria que despedía humo de colores-rememora con afecto-Así que, tontamente, quise hacer lo mismo y no me funcionó. Hubo una explosión, por suerte pequeña, y todo el sitio apestó a ahumado por un mes. En cuanto a mis cejas... pues, volvieron a crecer.

-¿Fue de ahí que tomaste la idea del fuego?-aventura Viktor.

-Esa es una historia para más adelante.

Les sirven una comida tan vasta como magnífica que Viktor se esfuerza por disfrutar, y es en ese punto que se da cuenta que olvidó contarle a Yuri de Tony.

"Supongo que se enterará cuando vaya a buscarlo para que le enseñe" se plantea tratando de no preocuparse, si bien reconoce que al rubio no le hará mucha gracia de pronto tener un estudiante propio "Bueno, ojo por ojo. Así sabrá cómo me sentí yo".

Pasado un rato, Yuuri se excusa y se retira a otro vagón. Phichit carraspea discretamente, lo que llama la atención de Viktor y el estilista indica con un movimiento de cabeza el puesto vacío, por lo que Viktor entiende que le está pidiendo que vaya tras él, y se apresura a obedecer.

Encuentra a Yuuri mirando por la ventana con expresión ausente, sosteniendo la bolsita de galletas que le dio su madre. Apenas nota a Viktor, se sobresalta.

-Lo siento, no quería asustarte-se disculpa, sentándose a su lado-Si no quieres que me quede, está bien. Sólo pensé que quizás querrías hablar.

Yuuri guarda silencio, como meditándolo. Viktor hace el intento de levantarse y su antiguo mentor lo retiene, sujetándolo por la muñeca.

-Es que... esto no es fácil, yo...

-Tranquilo, tú mismo lo dijiste-se mueve, para acercarse más a él y poder tomar su mano libre para infundirle confianza-Lilia se encargó de todo, simplemente tenemos que apegarnos al protocolo y...

-No me refería a la gira.

Viktor se interrumpe y parpadea unos instantes, confundido. Yuuri inhala hondo.

-La primera parada será en el Distrito Once.

Eso es todo lo que necesita saber. Es el distrito de Minami, quien fuera aliado y amigo de Yuuri durante los Juegos y muriera tratando de protegerlo. Definitivamente, es una cicatriz que no ha sanado y que es poco probable llegue a hacerlo del todo. Es algo con lo que Viktor puede relacionarse a la perfección.

Recapitula la gira de Yuuri y lo que ocurrió en su visita a ese distrito. Yuuri repetía el discurso pre-elaborado repleto de frases clichés sobre como Kenjiro Minami fue un joven valiente cuyo sacrificio debía de ser honrado, cuando cometió un error. En lugar de nombrarlo como tributo o aliado, se refirió a él como su amigo. En ese entonces, Viktor no se detuvo a pensar en las implicaciones de su pequeño desliz, pero ahora es diferente. Seguro que esa simple palabra fue suficiente para recordarles a los habitantes del 11 que Minami fue un jovencito que tuvo una vida independiente de los Juegos del Hambre con amistades y familiares, gente que lo extrañaría por siempre y para quienes la noción de que "encarnó el ideal de coraje y entrega que se busca fomentar entre los jóvenes de la nación" no representaría ningún consuelo. Para otros, ese simple acto los hizo ser conscientes de que nadie estaba a salvo y los próximos en padecer podrían ser sus propios hijos, sus hermanos, sus amigos. ¿Y no querría la gente, naturalmente, impedirlo? ¿Qué pasaría si, al igual que hicieron esos chicos de los distritos 11 y 12, los habitantes de los otros tomaran su ejemplo y se unieran y pelearan?

Además, hubo otro detalle. La transmisión del discurso fue en extremo accidentada, llena de fallas técnicas y evitando mostrar tomas a la multitud, como solía ocurrir. Por lo que se intuía que la gente debió hacer algo para mostrar su descontento, como mínimo. Y fue una acción lo suficientemente reprobable como para que el Capitolio optara por censurarla. Tal vez, porque temían que pudiera incitar a la rebelión.

Viktor siente un escalofrío. Es justamente lo que se supone debe evitar a toda costa.

-Todo irá bien-insiste, intentando impregnar su voz con una seguridad que no tiene-Yo seré el centro de atención este año y sé cómo manejarme ante las cámaras. Tú no tienes de qué preocuparte.

Yuuri sonríe y niega con la cabeza.

-Se supone que el mentor soy yo, y mi trabajo es hacer que te sientas mejor, no al revés-expresa, y ambos se permiten unos instantes de diversión-En serio, sé que lo harás bien, tienes toda mi confianza...- Viktor siente como si acabaran de clavarle un afilado dardo de culpabilidad justo en el pecho-Lo que no quiero, es que crean que me he olvidado de Minami. Ya es bastante con que me tomen por marioneta del Capitolio...

-¡No!-exclama Viktor, interrumpiéndolo y atrapándolo en un abrazo-No eres nada de eso. ¿Qué derecho tienen de juzgarte? No tienes ninguna responsabilidad con esa gente...

-Pero sí la tengo-lo rebate Yuuri sin romper el abrazo-Por Minami. Él fue más que un aliado y amigo, fue mi ancla a la cordura. Apareció y me acompañó cuando más perdido y desesperado me sentía, cuando más lo necesitaba. Quiero que sepan que siempre lo recordaré.

Su voz se quiebra, impidiéndole seguir hablando. Viktor se separa apenas lo suficiente para besarlo en la frente y limpiarle una lágrima traidora.

-Ya pensaremos en algo, todavía tenemos tiempo.

La puerta se abre y Lilia entra. Al verlos abrazados, carraspea para que la noten y ambos se apresuran a tomar una distancia prudente del otro.

-El discurso y el protocolo-le extiende a Viktor una carpeta-Voy a asumir que no los memorizaste, así que te sugiero que los repases cuanto antes.

-Descuida, yo te ayudaré-le dice Yuuri para animarlo-Ya pasé por eso, y en el peor de los casos, podré señalarte cuando y a quienes saludar.

-Me temo que no será posible-informa Lilia y es casi como si sonara nerviosa.

-¿A qué te refieres?-cuestiona Yuuri, poniéndose de pie, visiblemente alarmado.

-Recibimos órdenes específicas y claras para la Gira de éste año-comienza a contarle con cierta vacilación-Todas las apariciones públicas en la primera parada, serán realizadas exclusivamente por Viktor. A ti no se te permitirá mostrarte en el Distrito Once.

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NOTAS FINALES:

Dun dun duuuun!!!!!! El primer cliffhanger del año, por cierto, espero que hayan tenido muy felices fiestas!!!! ¿Qué tal la pasaron? En cuanto a mí, hice mi lista con los 12 propósitos de año nuevo como escritora y ahora trato de cumplir con el principal que abarca muchos de los otros, ¿quieren saber cuál fue? : Dejar de distraerme tanto tal escribir. Me quedan un par de días de vacaciones y en ese tiempo quiero avanzarle a la historia lo más que se pueda, eso abarca a ésta tanto como a la de Yuuri (que está próxima a terminar) y al PoV de Phichit que acabo de iniciar, además de escribir finalmente el de Yurio.

Bueno, les deseo un feliz inicio de año y si leyeron hasta acá, muchas gracias!!!

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