2.- A larga distancia
El elegante telón rojo se abre luego del anuncio inicial combinado con la alegre música de fondo, mostrando el escenario que aparenta ser la sala de una casa, aunque con una decoración y color exagerados. La cámara realiza unas cuantas tomas a los espectadores, hombres y mujeres siguiendo el mismo patrón llamativo y extravagante tanto en apariencia física como en vestimenta hasta el punto de resultar ridículos, para después centrarse en los conductores: un hombre con traje, peluca y accesorios azul marino, y una mujer de vestido, cabello y joyas rosa chillón (porque no podían ser más clichés) sentados en un sillón de un color amarillo horrendo. A su lado, se encuentra el invitado especial de la noche.
-¡Yuuri Katsuki! -exclama el hombre con demasiado entusiasmo-Es un gusto tenerte con nosotros esta noche.
-Al contrario, el gusto es mío.
Pese a estar viendo la transmisión desde el Distrito 12 y a la alegría de Yuuri, Viktor es plenamente consciente que en realidad se trata de un sentimiento superficial. No en vano pasó tantos años aparentando, ahora puede distinguir a la perfección cuando alguien más lo hace, y en el caso de Yuuri, le resulta especialmente doloroso de observar.
-¿Qué se siente estar en el Capitolio?-pregunta la mujer-¿No te has aburrido luego de tantas visitas?
-Es imposible aburrirme aquí- responde Yuuri y centra su atención en la audiencia-Siempre es un placer visitarlos.
El público lo aclama y lo llaman, evidenciando lo mucho que les agradó su respuesta.
-Nos morimos de ganas por saber... ¿Cómo van las cosas con Viktor?-inquiere la conductora.
-Van muy bien, van bastante bien-se apresura a agregar mientras juega con el borde de la manga de su traje, gesto que Viktor identifica como una muestra de nerviosismo.
-¿Qué opina de que tengas que pasar tanto tiempo aquí, en lugar de en su Distrito con él?-interviene el hombre-Espero que no les esté generando tensión en su relación...-se escuchan murmullos de parte de la audiencia, ansiosos por saber más al respecto.
-¡Oh, no!-niega Yuuri-Viktor es muy comprensivo, sabe que tengo un deber con el Capitolio y con ustedes, así que trata de apoyarme.
El aludido suelta una carcajada despectiva. No es como si tuviera otra opción.
La relativa calma de la que gozaron después del fin de los Juegos y que los reporteros se marcharan del Distrito 12, duró demasiado poco. Yuuri fue convocado de vuelta al Capitolio para aparecer en más entrevistas y filmar otros tantos anuncios siempre enfatizando lo agradecido que estaba por la benevolencia que le mostraron, lo maravillosa que era su vida ahora y que todo se lo debía a los Juegos del Hambre. Cada vez que Viktor lo veía pronunciando una de esas frases genéricas y bien ensayadas, acompañadas de una sonrisa falsa, se le encogía el corazón. Si bien no había mucho que ninguno de los dos pudieran hacer al respecto, dada la amenaza del presidente Feltsman de perjudicar a todos los seres queridos de Yuuri.
Por el poco tiempo que Yuuri pasaba en el Distrito 12, Viktor intuía que se trataba de una estrategia de "Dividir y conquistar". Si bien los altos mandos del Capitolio los necesitaban como una pareja feliz y enamorada, no necesariamente implicaba que debieran de estar juntos y sobre todo, sin vigilancia constante. Probablemente temían que si ambos permanecían en el Distrito, rebeldes u otra gente inconforme los contactaran más fácilmente y los convencieran de iniciar un levantamiento; de ahí que Yuuri estuviera en el Capitolio y Viktor no. Sin mencionar que habían convertido al primero en su vocero principal, cuyo rol al salir en todos aquellos anuncios, era persuadir a los disgustados habitantes de los demás distritos y calmar los ánimos, los que a juzgar por el número de apariciones en televisión de Yuuri, debían estar bastante irritados.
Lo siguiente en el programa es una dinámica en la que Yuuri se dedica a responder las preguntas del público, las cuales son proyectadas en una enorme pantalla. Viktor supone que no le será muy complicado puesto que prácticamente son las mismas que les han estado haciendo desde el final de los Juegos.
-¿Ya tienen fecha para la boda?-lee la mujer y Viktor rueda los ojos. Ya se la esperaba.
-Pensamos que es muy pronto. Por ahora, queremos tomarnos las cosas con calma, pero cuando lo hayamos hablado bien...
-...serán los primeros en saberlo-termina Viktor al mismo tiempo. Ya lo ha memorizado.
Insiste en aferrarse a la esperanza de que cuando las cosas se calmen lo suficiente, se aburrirán de ellos y los dejarán en paz. Entonces serán libres para actuar como lo deseen sin que cada cinco minutos los estén cuestionando si tal o cual comentario implica que se han distanciado, que tienen problemas en su relación, o si por el contrario han decidido dar el siguiente paso.
-¿Por qué te tardaste tanto en hablar sobre Viktor?-lee el hombre- Y otra pregunta similar... ¿Por qué te referiste a él como un extraño en tu entrevista?
-Esa es una pregunta difícil...
Yuuri suelta una risita entrecortada y hace una pausa como para organizar sus ideas. Esos cuestionamientos son nuevos y aunque en teoría no debería, a Viktor le producen mucha curiosidad. Contiene la respiración.
-Yo estaba a punto de ir a la arena y trataba de no pensar en mis emociones porque sólo lo empeoraban todo. Como no estaba seguro si lo volvería a ver, pensé que... sería mejor para ambos mantener la distancia.
Viktor se plantea que tanto es cierto y qué tanto es lo que los espectadores esperan escuchar. Supone que pasará a formar parte de otro de los asuntos pendientes por aclarar con Yuuri.
-¿Pero por qué no reiniciaron su relación después de tu victoria?-quiere saber la mujer, y el resto de los presentes murmuran para manifestar lo interesados que están en la explicación.
Puesto que de ninguna manera puede contar la versión verdadera (que se alejó de todos sus seres queridos para salvarlos de la ira del presidente Feltsman, Viktor incluido), menciona la oficial que estableció junto con Viktor y Minako, en la que refiere que tras ganar los Juegos, Viktor sintió debía volverse digno de él antes de poder estar a su lado; lo que le permite también justificar su participación voluntaria en los Juegos del Hambre porque claro que librar a Yuri Plisetsky de exponerse en esa mortal competición, y acercarse a Yuuri y averiguar la causa de su angustia no eran motivos tan válidos.
La versión oficial deja profundamente enternecida a la audiencia, de modo que pueden pasar a la siguiente pregunta.
-¿Llegaste a involucrarte románticamente con Phichit Chulanont?
-¡Oh, no!-exclama, escandalizado.
En el fondo, Viktor comprende que la duda es válida puesto que también llegó a considerarlo el año anterior, en que invariablemente veía a Phichit acompañando a Yuuri en tanto que a él se rehusaba a dirigirle la palabra. Ya que conoce la verdad, ha dejado de pensar así y no puede sino agradecerle por todo su apoyo, sin embargo con el resto de la gente no necesariamente es el caso.
-Phichit es mi estilista y un gran amigo-retoma Yuuri, ya repuesto -Y además, es el nuevo asesor de Viktor.
El último comentario se relacionaba con el hecho de que cada vencedor debía tener un talento especial para lucirse, en vista de que ya no tenían que trabajar. En el caso de Yuuri, estaban su carrera como modelo exclusivo de Phichit y su habilidad en la pintura; resultado de pasar años ayudando a su familia en la panadería decorando pasteles y glaseando galletas. Con Viktor, por otro lado, era un poco más complicado.
Lilia se tomó como una obligación personal hacer que encontrara algo en lo que pudiera destacarse que no fueran ni la caza furtiva, ni irritar a los altos funcionarios del Capitolio con su impertinencia, lo que le causó muchos dolores de cabeza puesto que Viktor no se interesaba por ninguna de sus propuestas, con una excepción: música.
A parte de cazar y moverse en el bosque, su padre le enseñó a tocar la flauta, contándole que fue gracias a eso que logró conquistar a su madre. Así que, dada la emotiva historia y su importante conexión con sus padres, se negó rotundamente a usar su talento para entretener al Capitolio. Finalmente, antes de que Lilia tomara un tren directo al Distrito 12 para hacer entrar en razón al obstinado joven, harta de que ignorara sus llamadas, Phichit intervino. Aunque su propuesta inicial fue convertir a Viktor en su otro modelo, pronto se manifestó su interés por la ropa y el diseño y Phichit le sugirió que siguiera ese rumbo. Viktor terminó aceptando por tres motivos: para evitar la ira de Lilia y otros dos más personales relacionados con su madre, quien fuera una diestra costurera, y por su amigo, Christophe Giacometti, quien fuera originario del Distrito 8 en donde se concentraba la industria textil. Al menos así podía mantenerlos siempre en su memoria y sentirse más cercano a ellos. Y un beneficio adicional: en vista de que Phichit era su instructor y tenía que consultarlo con frecuencia, invariablemente tenía otro pretexto para conversar también con Yuuri, puesto que siempre estaban juntos. En las semanas pasadas, Phichit y Viktor se la habían pasado discutiendo sobre la posibilidad de que diseñara un atuendo exclusivo para Yuuri, lo que a éste último no le causaba mucho entusiasmo.
Hacen una pausa en la entrevista para que Yuuri se explaye elogiando a su amigo y estilista y para promocionar su nueva colección, sin olvidarse de mencionar que Viktor se encuentra trabajando en la suya y que desea hacer su debut como diseñador pronto.
El aludido busca un cuaderno a su lado, lo abre... y lo vuelve a cerrar. Phichit le aconsejó que eligiera un tema para usar como inspiración, lo que Viktor hizo con resultados más o menos buenos. Por un lado, tuvo éxito y consiguió hacer algunos diseños: un hermoso vestido blanco, un traje casual ligeramente revelador y otro más dramático. Por otro, está plenamente convencido de que promocionar su colección como "ropa inspirada en los tributos para que la usaran si siguieran con vida" no les hará mucha gracia a los funcionarios del Capitolio.
-¿Qué tal una última pregunta?-habla la mujer desde el televisor- ¿Cuál es tu verdadera opinión sobre el hermano menor adoptivo de Viktor Nikiforov?
Antes de que Yuuri pueda responder, el aparato se apaga y Viktor se gira para descubrir justamente de quien se referían con su expresión irritada de costumbre.
-Por si no lo notaste, estaba viendo eso-lo reprende y Yuri Plisetsky hace una mueca de desagrado.
-Quéjate con alguien al que le importe-le ladra, arrojándole el control remoto.
Aunque al final Yuri accedió mudarse a la Aldea de los Vencedores, Viktor sospecha que fue más por mejorar las condiciones de vida de su abuelo Nikolai, que porque en verdad deseara vivir rodeado de lujos, lo que le creaba dificultades para ajustarse al cambio tan drástico, causando que estuviera todavía más irritable de lo normal.
-¿No quieres saber si mencionan a tu club de fans?-cuestiona a propósito y Yuri se tensa, como un gato listo para huir en cualquier momento, anticipándose al peligro.
Otro de los daños colaterales que Viktor no previó, fue que gracias a sus declaraciones crecería el interés en Yuri. Los enviados del Capitolio fueron cautivados al instante por su apariencia angelical: piel blanca y tersa, ojos verdes y bonito cabello rubio; y si bien en teoría el encanto debería haberse roto luego del primer "déjenme en paz, maldita sea" que les dirigió el adolescente, su personalidad rebelde no hizo sino atraerlos más, lo que conllevó a que le dedicaran unos cuantos reportajes (con muchas de sus respuestas y comentarios tergiversados para mostrarlo como el tierno niño que no era) y otras tantas fotografías, ocasionando que se volviera en una celebridad en el Capitolio por derecho propio, según le contó Yuuri a Viktor. Hasta se hizo de su propio séquito de leales seguidoras y como era de esperarse, a Yuri no le agradó para nada cuando se enteró.
Yuri abre la boca con toda la intención de insultarlo, cuando alguien más hace su aparición.
-Yuratchka, por favor. Sin discusiones al menos hasta que sea hora de la comida.
El aludido se permitió fulminar a Viktor una última vez, antes de abandonar la sala a favor de recluirse en su habitación con un fuerte portazo que fue perfectamente audible a pesar de la distancia entre ambas habitaciones. Nikolai Plisetsky dejó escapar un suspiro.
-Lo reprenderé, Vitya. No está bien que sea tan irrespetuoso contigo.
-Déjalo. Sólo es Yuri siendo Yuri-se encogió de hombros-Esto no le resulta nada fácil y es preferible que grite y despotrique aquí, a que se meta en problemas.
La expresión del anciano le dijo todo lo que necesitaba saber.
-¿Volvió a pelearse en la escuela?
Nikolai se mantuvo en silencio mientras tomaba asiento en uno de los nuevos y elegantes sillones. A diferencia de Yuri, él se había acostumbrado a su nueva vida con relativa facilidad. Ya no debía reportarse a trabajar en las minas y era libre de pasar su tiempo libre en su actividad favorita: la carpintería. Luego de que Viktor le insistiera para que convirtiera una de las habitaciones en un taller, pasaba buena parte del día tallando figuras y juguetes de madera que solía obsequiar a los hijos de los mineros, y construyendo muebles que vendía para obtener un pequeño ingreso extra, sólo por si acaso. Además, en ocasiones visitaba a sus viejos conocidos de La Veta para ayudarlos a hacer reparaciones en sus hogares.
Durante los primeros días luego de la mudanza, trató de negociar con Viktor para que Yuri y él le pagaran alquiler a cambio de permitirles vivir en su casa. El joven rechazó la propuesta rotundamente, argumentando que si en su momento Nikolai le permitió quedarse con ellos gratuitamente, iba a seguir su ejemplo. Al final Viktor concedió que a partir de su dinero, Nikolai estableciera un presupuesto exacto para él y su nieto, pese a que Viktor le insistía constantemente que sus ganancias eran excesivas y que ambos eran libres de gastar a manos llenas en lo que desearan, lo que nunca ocurría.
-Lo provocaron-explicó el anciano, pasándose una mano por los encanecidos cabellos-No es justificación, pero lo comprendo.
-¿Qué fue esta vez?
Nikolai lo contempla sin pronunciar palabra, lo que le dice a Viktor mucho más que mil. Adivina que seguramente Yuri le pidió a su abuelo que no le contara al respecto y que muy probablemente algún pobre incauto osó insultar a Yuuri Katsuki.
A raíz de sus numerosas apariciones televisivas, de las cuales un buen número eran obligatorias de ver, muchos en el distrito en efecto se tragaron el cuento de que vivía un feliz romance con Viktor y que todo se lo debía al Capitolio. La parte mala, fue que no faltaron quienes lo criticaban, acusándolo de haberse vendido al gobierno o de cosas peores, llamándolo traidor, marioneta y muchos otros insultos, aprovechando que no estaba ahí para defenderse y aunque hubiera estado, Viktor suponía que Yuuri no los corregiría. Después de todo, era lo que se esperaba conseguir, que además de calmar los ánimos, a nadie se le ocurriera tomarlo como símbolo de una hipotética rebelión.
Ya que también era parte del espectáculo, Viktor tenía las manos atadas y no podía desmentirlos abiertamente. Aunque en varias ocasiones no fue capaz de contenerse y calló a aquellos ignorantes por medio de comentarios mordaces, dejándoles en claro que nadie iba a hablar mal de Yuuri Katsuki en su presencia. Por otro lado, a Yuri Plisetsky no lo limitaba nada, así que no dudaba para responder a base de golpes, lo que le causaba problemas especialmente en la escuela.
-Vitya...-la voz grave de Nikolai lo sacó de sus pensamientos-Estoy preocupado por él. Todo este proceso le ha resultado difícil de asimilar. Antes le encantaba acompañar a Katsuki y su familia en la panadería aunque no tuviera que trabajar, buscaba a Yuuko para que le prestara libros y le enseñara sobre plantas medicinales, o jugaba con los gatos callejeros de la Veta, pero ahora... -vuelve a suspirar-Yuratchka nunca ha tenido muchos amigos ni oportunidades de ser un joven normal-admitió con su voz cargada de arrepentimiento-Por eso, quisiera que aprovechara nuestra situación actual. Es injusto de mi parte pedírtelo, pero a ti te estima y te respeta. Si pudieras hablar con él...
-Está bien-asiente, esbozando una sonrisa para calmar al anciano-Considérelo hecho. Hablaré con Yuri.
Nikolai se relaja visiblemente y le da unas suaves palmaditas en el hombro antes de marcharse a su taller, dejando a Viktor por su cuenta para reflexionar.
Aunque claro es más fácil decirlo que hacerlo y en el fondo, sabe que sus palabras no arreglarán nada, puesto que además de convencerlos de mudarse con él, obligándolo a cambiar de ambiente y exhibirlo como un tierno e indefenso niñito, Yuri está enfadado con él por otra razón.
Días después de la partida de los reporteros, Viktor y Yuri tuvieron una fuerte discusión. Luego de enterarse que el rubio conocía los motivos tras la angustia de Yuuri, no pudo resistirlo más y lo confrontó al respecto.
-Sabías de mis sentimientos por él y aún así no me lo dijiste-lo acusó esa vez.
-Me hizo prometer que no te lo diría-se defendió-Y a diferencia de ti, yo siempre cumplo mis promesas.
Claramente, ninguno de los dos pensó en decir las cosas que dijeron, pero ya era muy tarde para retractarse. Por suerte, Nikolai intervino y logró calmarlos antes de que verdaderamente estallara una auténtica pelea. Si bien Viktor reconoció que fue injusto y se disculpó, Yuri continuaba resentido, motivo por el cual estaba seguro que sus palabras caerían en oídos sordos.
El teléfono sonó y se puso en alerta de inmediato. Pocas personas contaban con uno en el Distrito 12 y realmente a los únicos que consideraría llamar, serían a los Katsuki o a su huésped permanente, Minako; sin embargo, al ser sus vecinos prefería hablarles directamente ya fuera en su casa o en la panadería. Lo que dejaba a sus conocidos del Capitolio: Lilia, cuyas llamadas solía ignorar puesto que en su mayoría consistían en pedirle informes sobre su talento; Phichit, su autodenomidado asesor fashionista, por la razón anterior; y con Yuuri, con quien religiosamente conversaba cada noche. Estas últimas llamadas eran las que le causaban más emoción, ya que representaban su único contacto en medio de la distancia que los separaba y sus únicas oportunidades para llegar a conocerlo y averiguar cuánto pudiera de él.
Basándose en la hora, supuso que se trataría de alguno de los dos primeros, aunque mentalmente rezaba para que fuera el tercero.
-¿Viktor?
E increíblemente, sus súplicas fueron escuchadas.
-¡Yuuri!-exclamó más alto de lo debido y el sonido de algo cayendo, la bocina probablemente, le indicó que lo asustó sin querer. Esperó a que la recuperara antes de volver a hablar-Lo siento, es sólo que... no me esperaba que llamaras tan temprano. En serio me sorprendiste.
-Terminamos con el trabajo antes y tuve algo de tiempo libre-le explica y Viktor lo visualiza sonriendo con timidez-Si te estoy interrumpiendo...
-En lo absoluto-niega rotundamente, evitando mirar el cuaderno con sus diseños-No hacía nada importante. Y por cierto... ¿cuál fue el café del día?-se apresura a preguntarle, cambiando de tema.
Yuuri suelta una risita corta pero genuina. La pregunta es en realidad una broma entre ellos. Cuando recién empezaban con la rutina de llamarse por teléfono, los silencios incómodos eran bastante frecuentes, puesto que ninguno estaba acostumbrado a algo así y además tenían problemas para encontrar tópicos de conversación que no se centraran en los Juegos del Hambre ni el peligro que corrían. Menos mal tenían a Phichit para guiarlos. El estilista les sugirió que simplemente hablaran de cuanta cosa se les cruzara por la mente, por más simple o ridícula que pareciera, y el consejo fue justo lo que necesitaban. Poco a poco, tomaron más confianza y los silencios se redujeron.
A Viktor le maravilló lo fácil que resultó charlar con Yuuri una vez que éste se sintió lo bastante cómodo y dejó de preocuparse por si sería prudente discutir tal o cual tema. Hacía unas semanas, tuvieron una plática muy interesante sobre todos los distintos tipos y las maneras de preparar café en el Capitolio que duró un par de horas, hasta que un muy fastidiado Yurio los mandó a callar.
-Café negro en la mañana, creo que era una mezcla con especias-responde Yuuri-Puedo llevar un poco si quieres probarlo. Lilia sabe dónde conseguirlo, dijo que era su favorito.
-¡Shh! No menciones su nombre en voz alta, podrías invocarla...
-Eres muy malo, Viktor-lo reprende Yuuri, a pesar de lo cual, ríe, para satisfacción de su antiguo pupilo-A ella en verdad le agradas.
-¿Y a quién no?-cuestiona engreído a propósito.
Aunque no es posible, casi podría jurar que escuchó a Yuuri rodando los ojos en respuesta a su comentario.
-Voy a asumir que tu debut como diseñador no será pronto.
-Al contrario. Voy muy bien, estupendamente bien de hecho.
-Eso dijiste hace dos semanas.
-Esta vez va en serio-busca el cuaderno y lo abre en la página con el vestido. Maniobra para detener el teléfono entre su oído y su hombro y abrir un cajón, de dónde saca un lápiz con el que comienza a garabatear sobre el diseño-Pensaba enviarle los bocetos a Phichit para que me diera su opinión.
Hay una pausa que supone Yuuri utiliza para evaluar si lo cumplirá o es una táctica para evitar que Lilia le haga una llamada "amistosa" para presionarlo.
-¿Cuándo vas a enseñarme tus pinturas?
Yuuri suelta un respingo mal disimulado y Viktor intuye que no debió preguntarlo. Pero es que la curiosidad era mucha y no pudo resistirse.
-Tan pronto regrese... si tu quieres-agrega vacilante-No te pierdes de nada, no son la gran cosa.
Resiste el impulso de mencionarle que escuchó a Yuuko comentando con Takeshi sobre lo talentoso que era y que prometieron ya no guardarse secretos. Al final logra contenerse sobre todo en la última parte ya que desde que volvieron al distrito, Yuuri se apegó a su palabra y siempre que se trataba de algún asunto importante, como una cena con altos mandatarios del Capitolio o hablar en su nombre en una entrevista, lo conversaba antes con él. En teoría, que se rehusara a enseñarle sus pinturas era un asunto muy trivial y no tendría que molestarle, pero Viktor odia sentir que lo dejan fuera, así que no es tan sencillo.
-¿Cómo está Yurio?
Viktor arqueó las cejas ante la súbita pregunta, la cual obviamente es un intento por cambiar el tema.
-Dame un minuto.
Le seguirá la corriente porque le interesa discutirlo con él, pero antes necesita prepararse. Toma el cuaderno con sus diseños y la bocina del teléfono y revisa a su alrededor antes de proceder a recluirse en una de las habitaciones vacías. Se trata de algo que deben hablar en privado. Una vez que juzga es seguro, le da un rápido resumen de las preocupaciones de Nikolai y la petición que acaba de hacerle, además de agregar sus propias inquietudes.
-Mucho me temo que nuestro Yurio podría estar frecuentando malas compañías.
A pesar de la distancia que los separa, Viktor visualiza claramente la expresión de desasosiego puro de Yuuri.
-¿Te refieres a...?-deja la pregunta al aire a propósito porque la implicación es clara: rebeldes.
Suena factible. Una rebelión serviría para encausar su enojo constante, sin mencionar que dada su relación con Viktor y Yuuri Katsuki, pudiera ser que algunos inconformes lo estuvieran utilizando para acercarse a ellos. Yurio ha dejado más que claro en muchas ocasiones que odia al Capitolio con todas sus fuerzas, menos mal sus comentarios los hace exclusivamente en casa cuando Viktor ve las apariciones de Yuuri por la televisión y no en público, si bien últimamente está tan furioso, que teme no falte mucho para lo haga abiertamente y si llega a pasar, van a tener un gran problema.
-No lo sé con certeza aún-admite, dudoso-Hace una semana, fui al mercado y lo vi por casualidad. Estaba conversando con un agente de la paz.
El silencio reina por unos minutos y Viktor piensa que se ha cortado la llamada. Finalmente, Yuuri habla.
-¿Lo estaría reprendiendo por algo?
-Yo creí lo mismo, hasta que me acerqué para ayudarlo y entonces lo vi sonreír.
La exclamación de sorpresa de Yuuri lo dice todo. El que Yuri Plisetsky, quien sólo se mostraba dócil y obediente frente a su abuelo le sonriera a un extraño, especialmente a un agente de la paz, a quienes despreciaba por lo que representaban y su asociación con el Capitolio, era impensable.
-Obviamente, quise de averiguar qué había ocurrido y obviamente, Yurio me dijo me metiera en mis propios asuntos y el asunto no volvió a tratarse.
-¿Se lo contaste a su abuelo?
-Lo consideré, pero no lo hice-responde en un suspiro, pasándose la mano libre por el cabello-Pensé que ya tenía bastantes preocupaciones acerca de su nieto como para agregar otra más.
Yuuri guarda silencio nuevamente y Viktor espera a que termine de asimilar toda la información. Aunque comprende, detesta que tengan que estar separados y ahora en especial desearía tenerlo a su lado.
-Podrías pedirle que te ayude con algunos de tus deberes.
-Con lo enfadado que está, me cerrará la puerta en la cara antes de que le diga nada.
-A Yurio le resulta muy difícil quedarse de brazos cruzados, lo ayudarías a que se sintiera útil y le darías la oportunidad de que se acerque a ti otra vez, como cuando empezaron a cazar juntos.
Lo reflexiona seriamente. Visto así suena muy lógico, excepto que Yuuri desconoce los detalles de la gran discusión que tuvo con Plisetsky puesto que Viktor evitó comentárselos a propósito, convencido de que se culparía y lo que menos necesitaba, era otra fuente de angustia. Intentará calmar a la fiera por su cuenta.
-Ya que lo mencionas, podría proponerle justamente eso-abre el cuaderno en una hoja en blanco y comienza a escribir-Nunca lo ha dicho abiertamente, pero sé que Yuri extraña el bosque.
Después del triunfo de Viktor en los Juegos del Hambre y dada su situación favorable actual, ni él ni los Plisetsky habían tenido que recurrir a la caza o la recolección para conseguir alimento. Tan sólo bastaba realizar un viaje a la carnicería, la verdulería u otra tienda de comestibles y todo resuelto. Y en ocasiones ni eso, porque mes con mes, una enorme despensa les era entregada directamente desde el Capitolio.
-¿Estás... seguro de que sería conveniente?-cuestiona y la inquietud es palpable en su voz.
-Si antes no nos metimos en problemas, ahora no será diferente-se encoge de hombros para restarle importancia-De todas formas, ya tenía pensado regresar y creo que será mejor si Yuri me acompaña...
"Y tú también podrías venir" dice mentalmente sin atreverse a externarlo, pese a que en verdad le gustaría.
-¿No están teniendo problemas con la comida... o sí?-insiste, prudente.
-Qué va. Tenemos mucho más que suficiente, es sólo que... tengo algunos asuntos pendientes-observa la lista de nombres que acaba de escribir-Te prometo que no se trata de nada peligroso.
Yuuri guarda silencio, claramente muy poco conforme. Por suerte, Viktor tiene sus argumentos listos.
-Es el momento apropiado, las nevadas empezarán pronto y cazar será más complicado. Además, no es como si estuviera muy ocupado en estos días-explica con desinterés, dibujando una estrella al lado de algunos de los nombres-Yo tampoco tengo mucho que hacer.
Su rutina diaria involucraba despertarse al amanecer por costumbre y dar vueltas en la cama hasta que podía volver a dormir, por lo general casi a las diez, desayunar mientras revisaba con el ama de llaves si hacían falta insumos en la casa, tras lo cual veía televisión hasta la hora de la comida. Por las tardes pasaba un rato con Nikolai en su taller, sacaba a pasear a Vicchan a la vez que cumplía con algunos encargos de Yuuri, realizaba algunas compras por su cuenta o acompañaba a Minako al Quemador. En las noches cenaba junto con los Plisetsky, a menos que los Katsuki los invitaran a su casa. Su rutina concluía con otra hora de televisión, siempre pendiente de las apariciones de Yuuri y de sus llamadas, dedicar una hora o dos a trabajar en su futura colección de ropa sin lograr nada muy relevante y finalmente, irse a dormir.
Al principio, no tener que preocuparse de conseguir alimento representó un cambio muy agradable, hasta que la monotonía de su nueva vida se hizo presente. Y lo que era peor...
-Si estuvieras aquí, no me aburriría tanto.
Acaba de expresar en voz alta algo que sólo debía pensar, pero era cierto, de verdad lo extrañaba. Está seguro que Yuuri se ha sonrojado y Viktor esboza una sonrisa. Rememora aquella época en que las ardillas eran de sus presas favoritas porque le daban un pretexto para comerciar con los panaderos, ya que si tenía suerte, podía captar un vistazo de Yuuri.
-Trataré de regresar pronto-promete con timidez.
-Sé que lo harás.
En el fondo, ambos saben que no es tan sencillo. En ésta última semana, el regreso de Yuuri se ha visto postergado por compromisos de última hora: una invitación a la fiesta de cumpleaños de un importante funcionario del Capitolio o una nueva toma para un anuncio, entre otros. Viktor sospecha que dichos eventos son programados a propósito para retenerlo ahí el mayor tiempo posible. Sin embargo, eso no puede durar eternamente. Su gira de la Victoria se avecina y Yuuri, por ser su mentor y enamorado, tendrá que acompañarlo. Tendrán que exhibirse frente al público como una pareja feliz y Viktor deberá enfrentar a las familias de los otros tributos que no lograron sobrevivir y de los que, en algunos casos, fue responsable de sus muertes. Por supuesto, ese es un tema que ninguno se ha atrevido a tocar.
-¿Irás a cenar con Phichit?-se apresura a preguntar, notando el tinte melancólico que tomó la conversación, esperando cambiarlo.
-Ah... sí. Phichit dice que su hermanita tiene muchos deseos de verme. Él piensa llamarte esta noche, así que sería bueno que en serio tengas algo hecho.
-Así será. Disfruta la cena.
-Tú también.
Y la llamada llega a su fin. Viktor deja escapar un hondo suspiro. Hablar con Yuuri le resulta agridulce; por un lado, escucharlo le alegra inmensamente, por otro, quisiera que su contacto no se limitara al teléfono. Para bien o para mal, ahora cuenta con algo en qué distraerse: lidiar con Yuri Plisetsky.
__________________________________________________________
Nikolai con frecuencia solía mencionar que Yuri estaba de mejor humor con el estómago lleno. Por tal motivo, Viktor espera a después de comer para buscarlo.
El adolescente está en su habitación tumbado en la cama, jugando con un arco a disparar flechas en un blanco colgado en la pared. Viktor frunce el ceño.
-No deberías hacer eso dentro de la casa.
En respuesta, Yuri le arroja una flecha.
-¿Crees que soy estúpido? Son flechas sin punta, genio.
Viktor la examina y descubre que el extremo ha sido limado y marcado con pintura, de tal forma que aunque no se clave, de todas formas pueda corroborar en qué parte del blanco ha acertado. Tiene que darle crédito, eso es muy inteligente.
-¿Y tú qué demonios haces aquí?-lo increpa, realizando un nuevo disparo-¿No tienes que estar estudiando telas o paseando perros en lugar de molestarme?
-Por si ya se te olvidó, esta es mi casa.
-Y esta es mi habitación-toma otra flecha-Así que déjame en paz.
"Uno de estos días..." promete Viktor, pese a lo cual mantiene su mejor expresión afable.
-No lo creo-lo rechaza, sentándose en el borde de la cama-Solamente quería avisarte que mañana pensaba regresar al bosque.
El disparo de Yurio termina en el suelo, y éste contempla a Viktor por primera vez desde que inició la plática.
-¿Por qué?-cuestiona, tan suspicaz como siempre.
-Ya me aburrí de estar aquí-se encoge de hombros, restándole importancia y sin convencer al otro-Además, tengo unas cuantas deudas que pagar.
Lo ha mencionado con total intención, puesto que es consciente que Yuri se identificará con dicho sentimiento a la perfección. Y como lo ve reflexionando, cauteloso, sabe que tuvo éxito.
-Quisiera que me acompañaras- prosigue, luchando por no sonreír ante la expresión de sorpresa del rubio-Era mejor cuando íbamos los dos.
Y lo dice en serio. Aunque al inicio vio a Yuri Plisetsky más como una carga, no tardó mucho en impresionarse por su aplomo y su determinación. El entonces chiquillo escuálido y debilucho, fue capaz de sobreponerse al miedo que un sitio desconocido como el bosque y terminar con las vidas de las presas le ocasionaban. En él, Viktor halló no sólo compañía y alguien con quien compartir sus conocimientos, sino también una fuente para ampliarlos. Yuri le enseñó qué plantas eran comestibles y lo ayudó a corregir sus trampas (claro que Viktor no supo que fue Katsuki quien lo había instruido hasta mucho después). Si lo considera, en verdad Yuri Plisetsky era lo más cercano a un amigo que tenía en el Distrito 12. Salvo por Yuuri Katsuki, se trataba de la única persona frente a la cual podía mostrarse tal cual era, sin máscaras. Yurio fue el primero que descubrió sus sentimientos por Yuuri y lo motivó a hacer algo al respecto, sin mencionar todo el apoyo que le brindó cuando éste se encontraba en la arena.
Se toma unos instantes para contemplarlo en silencio y piensa en lo mal que debió pasarlo, viendo a sus seres queridos peleando en los Juegos del Hambre por dos años consecutivos, y en éstos tuvo que ser especialmente difícil ya que Viktor se ofreció por él. Sabe que Yuuko se mantuvo a su lado y que la familia de Yuuri acompañó a los Plisetsky hasta el desenlace de los Juegos. De acuerdo a Yuuko y Nikolai, al igual que ocurrió en los Juegos de Katsuki, Yuri jamás puso en duda ni las capacidades de Yuuri como guía, ni que Viktor triunfaría.
"Él es su mentor, de ninguna manera lo dejará perder" le contaron que dijo en una ocasión.
Nikolai le comentó que si bien nunca lo externó abiertamente, Yuri estuvo bastante preocupado y muy pendiente de todo lo que ocurría en la arena. Viktor lo compara y supone que debió pasarlo igual de mal que cuando Yuuri se ofreció en su lugar. Tal vez llegó a culparse cada vez que lo veía en peligro, pasando noches en vela y ahogándose en la rabia y la impotencia por ser incapaz de ayudarlo. Una vez más, medita que no contempló las consecuencias que el haberse ofrecido le conllevarían a Yuri. Y si a eso le sumaba el circo mediático del que lo hizo formar parte, sacarlo de su hogar de toda la vida para llevarlo a una casa desconocida y regañarlo por ocultarle lo que pasaba con Yuuri, algo de lo que realmente Plisetsky no era responsable puesto que simplemente cumplía una promesa... definitivamente tenía razones de sobra para estar enfadado.
-Pues no es como si tuviera algo mejor que hacer.
La respuesta toma a Viktor desprevenido. Yuri le dirige una mirada cargada de impaciencia.
-¿Qué estás sordo? Dije que iré, pero si te escucho quejándote de lo mucho que extrañas al cerdo...-le arroja una almohada que Viktor atrapa al vuelo-Y deja de sonreír así, te ves ridículo. No es la gran cosa-agrega, girándose a toda prisa para buscar una flecha y fingir ignorarlo.
Naturalmente, Viktor no lo dejará pasar.
-¡Ay, Yurio!-exclama, arrojándosele encima para atraparlo en un fuerte abrazo, ignorando la expresión consternada del joven- ¡No sabes qué gusto me da! Cuando hable con Yuuri para decirle lo mucho que lo extraño, se lo contaré. Y también le diré que esperas verlo pronto.
-¡No es cierto!-grita indignado, pero el rubor en sus mejillas pone sus verdaderos sentimientos de manifiesto-¡Y no me digas así!
Viktor permite que Yuri forcejee por unos segundos más antes de soltarlo y examinar el blanco en la pared.
-Tenemos que volver a practicar, te estás volviendo muy flojo, ¿cómo que de diez disparos sólo acertaste cinco?
-¡Fuera de aquí!-chilla, arrojándolo otro cojín que Viktor esquiva con excesiva facilidad.
-Sí, sí. Lo que tu digas...-comienza, acercándose a la puerta-Yurio...
Consigue cerrar la puerta antes de que una flecha se impacte contra él. Desde adentro del cuarto le llegan las protestas y gritos ofendidos de Yuri y Viktor suelta una carcajada, sintiéndose muy satisfecho consigo mismo. Ciertamente le contará a Yuuri lo que acaba de ocurrir, con énfasis especial en lo mucho que Yurio lo echa de menos y intentará que éste escuche la conversación. Será muy divertido.
Se recarga contra la puerta y cierra los ojos, relajado. Casi parece como si las cosas ahora sí estuvieran regresando a la normalidad y tomando su cauce natural.
Lo único que falta para que todo fuera perfecto, es tener a Yuuri a su lado.
________________________________________________________
NOTAS FINALES:
Otro capítulo tranquilo. Sentí que era necesario para mostrar en qué punto están Viktor y Yuuri y cómo se va desenvolviendo la relación de Viktor con Yurio que como ya se muestra, es un tanto complicada. Apuestas a quién le sonríe nuestro gatito? :P Sobre Viktor y Yuuri, imaginemos que es algo así como una relación a larga distancia dadas las circunstancias, también hay que tener en cuenta que los dos pasaron años admirando al otro desde lejos y hasta ahora recién comienzan a conocerse propiamente. Prometo que no falta mucho para empiece la tormenta... o el incendio, si seguimos con el tema del fic XD
Si leyeron hasta aquí, muchas gracias!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top